Comentario de mercado viernes 26 de Septiembre del 2025.

Lo que más impacto ha tenido esta semana en los mercados ha sido el dato de PIB americano conocido ayer, que sorprendió al alza e hizo que las Bolsas cayeran, que el dólar se apreciase con fuerza y que el Bono americano a 10 años volviese a tocar el 4,20%… El Gobierno de Estados Unidos anunció ayer una revisión al alza del Producto Interno Bruto del segundo trimestre hasta el 3,8%, frente al 3,3% anterior. Según la tercera estimación difundida por la Oficina de Análisis Económico, Estados Unidos creció a ritmo anualizado medio punto más entre abril y junio de lo que se estimaba inicialmente, además de un 0,9% más respecto a los tres primeros meses del año. El ajuste refleja una corrección importante en el gasto de los consumidores, que se revisó desde un crecimiento del 1,6% hacia un 2,5% en términos anualizados. Además, las “ventas finales al sector privado nacional”, una métrica clave para medir la demanda subyacente, pues excluye comercio exterior, inventarios y gasto público, se elevó un 2,9%, frente al 1,9 % estimado anteriormente. Sin embargo, los analistas recuerdan que este resultado al alza debe interpretarse con cautela, ya que detrás de la aparente fortaleza estructural del consumo, se aprecia el efecto distorsionado de las cifras vinculadas al comercio internacional y la primera etapa de la entrada en vigor de algunos de los aranceles que entraron en vigor en el segundo trimestre del año. De hecho, la cifra publicada ahora choca también con los datos del primer trimestre, cuando la economía estadounidense registró una caída del 0,6% como resultado de un frenético adelantamiento de importaciones antes de que entraran en vigor los aranceles. Durante los siguientes tres meses, esa dinámica se revirtió, las importaciones se desplomaron un 30%, lo que, al restarse del cálculo del PIB, contribuyó artificialmente al crecimiento agregado. Aun así, el motor del ajuste al alza ha sido el gasto de los hogares, que mostró un desempeño más vigoroso del estimado en encuestas previas. En concreto, el repunte del gasto en servicios (transporte, seguros y servicios financieros) fue uno de los grandes protagonistas. Además, el alza en las ventas finales al sector privado sugiere que empresas y hogares destinaron más recursos a inversión y consumo del que se pensaba inicialmente, una señal que pone de manifiesto la fortaleza de la demanda interna, pese a las turbulencias del comercio internacional. Por el contrario, el gasto público figura entre las partidas que más se resintió, con una contracción del 0,1% (frente al 0,2% estimado anteriormente). Aun así, la inversión privada en algunos capítulos, como el residencial, aún muestra debilidad, a la espera de que los tipos de interés se moderen, algo que la Reserva Federal empezó a hacer este mes de septiembre, por lo que su efecto todavía no se aprecia en estas estadísticas. Precisamente, para la Fed este dato se convierte en un nuevo quebradero de cabeza, justo ahora que había retomado los recortes de tipos. Un alza tan fuerte en la revisión del PIB del segundo trimestre da argumentos a su presidente, Jerome Powell, para volver a frenar la desescalada en el precio del dinero, justo en contra de los deseos de la Casa Blanca. El riesgo geopolítico se mantiene alto, llevando al precio del petróleo Brent cerca de 70 dólares por barril (+4,5% en la semana) y al oro a nuevos máximos históricos, lleva una subida del 2% en la semana, y del 43% en 2025.

Precio del oro en el 2025:

Estas semanas está muy movido el mercado de deuda soberana, en Europa por la difícil situación de Inglaterra y Francia. En el caso británico, la última subasta de bonos a 30 años registró una demanda inferior a la esperada, marcando el nivel más bajo en los últimos dos años. La incertidumbre en torno a la renovación presupuestaria prevista para noviembre mantiene a los inversores con muchas dudas respecto a la deuda inglesa. Inesperados giros presupuestarios y un aumento en los costes financieros dejan un agujero en las cuentas públicas que solamente una nueva subida de impuestos podría solucionar. Todo ello en medio de una economía que no acaba de despegar (último dato del 2T25 +0,30%). Por su parte, en Francia, Marine Le Pen está intensificando la presión sobre el Gobierno de Emmanuel Macron para que convoque elecciones anticipadas, aprovechando la debilidad institucional tras la dimisión del ex primer ministro Bayrou. Aunque Le Pen ha manifestado tener una relación cordial con el nuevo primer ministro Lecornu, ha dejado claro que difícilmente respaldará una ley presupuestaria que siga la línea de la anterior Administración, lo que complica las negociaciones con el principal partido de la Asamblea Nacional de cara a la aprobación de los nuevos presupuestos. La situación política condiciona profundamente la agenda económica. La compleja tarea de equilibrar las cuentas públicas mediante medidas impopulares paraliza a los Gobiernos de ambas naciones, especialmente en Francia, donde el partido en el poder no cuenta con mayoría parlamentaria. Además, el elevado endeudamiento, que se extiende en buena parte de los Gobiernos occidentales, genera un efecto contagio en los mercados.

Rentabilidad del Bono a 10 años Francés (línea amarilla) y del Bono a 10 años británico (línea blanca) durante los últimos 5 años.

Esta semana también ha tenido un movimiento fuerte el dólar, que capitaliza tanto las mayores rentabilidades de su deuda, un dato fuerte del PIB que complica más bajadas de tipos, y el menor apetito por el riesgo derivado de la retórica militar en la Europa del Este, con lo que se ha apreciado contra todas las monedas del G-10.

Eurodólar último mes:

Esta semana Estados Unidos rebajaba los aranceles a los automóviles europeos al 15% con efectos retroactivos desde el 1 de Agosto, también se hacían efectivos unos menores aranceles en farma, metales y aeronaves a partir del 1 de Septiembre, pero ayer Trump anunció aranceles del 100% a productos farmacéuticos a partir del 1 de Octubre, a menos que la compañía esté construyendo una planta en Estados Unidos. Se estima que podría aumentar el arancel medio en un 3%, desde actual 18%, aunque buena parte se podría compensar con las exenciones. Los países más afectados serían Singapur y Suiza. En las próximas semanas podrían anunciarse aranceles a semiconductores y minerales críticos, aprovechando la Sección 232 (aranceles sectoriales) para compensar la potencial invalidación de los aranceles recíprocos, el Tribunal Supremo se pronunciará el próximo 5 de Noviembre.

En el mundo corporativo Nvidia sigue siendo noticia, tras anunciar la semana pasada la adquisición de 5.000 millones de dólares en Intel para formalizar una alianza entre ambas compañías, este lunes comunicó un acuerdo con OpenAI, en el que invertirá 100.000 millones de dólares destinados al desarrollo de nuevos centros de datos para el entrenamiento y evolución de modelos de próxima generación. Se prevé que el despliegue de estos centros requerirá una potencia eléctrica de 10 GW, equivalente al consumo de una ciudad de ocho millones de habitantes. La primera fase empezará el año que viene y servirá de estreno para su nuevo chip Rubin, que vendrá acompañado por una nueva arquitectura de servidores llamada Vera Rubin. La inversión será paulatina, reservándose el derecho de continuar si OpenAI no crece al ritmo esperado, y el despliegue total del proyecto llevará varios años. Además, parte del acuerdo incluye que la compañía fundada por Sam Altman compre chips de centros de datos de Nvidia y que esta obtenga una participación en OpenAI, aunque sin control mayoritario, por otro lado, OpenAI podrá seguir ganando capacidad computacional ante un negocio cuyos ingresos se están incrementando, aunque todavía resultan insuficientes para las ambiciones de la organización. Este nuevo proyecto permitirá reducir sus costes de capital, complementando la iniciativa Stargate respaldada por Softbank y Oracle, además del apoyo estratégico de Microsoft. Con este movimiento, Nvidia no solo aspira a mantenerse como el principal facilitador de la infraestructura de inteligencia artificial, sino que también busca involucrarse activamente en el despliegue tecnológico y en el desarrollo práctico de los modelos de IA. El CEO de Nvidia ha subrayado en varias ocasiones que la compañía pretende ser mucho más que un simple fabricante de semiconductores. Además, OpenAI planea invertir 400.000 millones de euros en la construcción de cinco nuevos centros de datos en Estados Unidos junto con Oracle y Softbank. El proyecto refleja la magnitud de la apuesta por la infraestructura necesaria para la inteligencia artificial generativa, y supone uno de los anuncios de inversión más ambiciosos en este sector, con implicaciones tanto tecnológicas como energéticas.

Acción Nvidia últimos 5 años:

En los últimos días se ha visto el mayor flujo comprador intradía en ETFs de Oro de los últimos 3 años, lo que podría explicar la subida del precio del oro de esta última semana.

Importante esta semana:

La Reserva Federal vive un intenso debate interno sobre la dirección de la política monetaria, el recientemente nombrado gobernador de la Fed y simultáneo consejero de la Administración de Trump, Stephen Miran, defiende bajadas de 50 puntos básicos en las dos reuniones restantes del año, mientras que el resto de los gobernadores abogan por un enfoque más prudente. Miran advirtió que la política actual es demasiado restrictiva y pidió bajar los tipos de interés de forma más agresiva para evitar un aumento del desempleo, argumentando que el tipo neutral ha caído por factores como los aranceles y los cambios fiscales. Considerando que el nivel actual de tipos se encuentra en el 4-4,25%, el gobernador estima la tasa neutral en aproximadamente el 2,5%, inferior a la mediana del 3% de la Fed. Por el contrario, el presidente de la Fed de Saint Louis apoyó el último recorte como medida preventiva, pero considera que hay poco margen para más bajadas debido a la persistencia de una inflación elevada, y sólo respaldaría nuevas reducciones si el mercado laboral muestra mayor debilidad y la inflación se mantiene controlada. La presidenta de la Fed de Cleveland señaló que deberían ser más prudentes, considerando que aún hay señales de robustez en el empleo, con despidos y tasa de desempleo bajos, pero la inflación podría permanecer por encima del objetivo del +2% durante los dos próximos años. Por su parte, el presidente de la Fed de Atlanta sólo prevé un recorte de tasas para este año, ya que persisten sus preocupaciones sobre la inflación. Según sus proyecciones, la inflación subyacente cerrará el año en +3,1% y el desempleo aumentará hasta el 4,5%, sin que la inflación regrese al objetivo de la Fed antes de 2028.

En una intervención esta semana del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reiteró los riesgos que enfrenta tanto el mercado laboral como la inflación, en línea con sus declaraciones anteriores. Durante la sesión de preguntas, minimizó el papel de la inteligencia artificial en la desaceleración de la contratación, atribuyéndola principalmente al impacto de los aranceles. Powell señaló que los importadores estadounidenses están absorbiendo la mayor parte de las tarifas, aunque considera que este efecto será transitorio, sin precisar un horizonte temporal claro. Sin implicaciones monetarias de gran calado, la rueda de prensa sirvió para estructurar la visión de Powell sobre los aranceles, basada en quién asume el coste del impacto tarifario, si lo hacen los consumidores, se incrementa la inflación, si lo hacen los importadores, se resiente el empleo. En ambos casos, se mantiene la perspectiva de que este shock será temporal.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, declaró que Washington está dispuesto a realizar una intervención “grande y contundente” para estabilizar los mercados argentinos.

Trump cambió nuevamente de postura esta semana afirmando que Ucrania estaría en condiciones de recuperar todo el territorio perdido frente a Rusia. Por otra parte, el Presidente rechazó reunirse con los demócratas para tratar de evitar el inminente cierre del gobierno.

Nagel, presidente del Bundesbank y miembro del Banco Central Europeo, señaló que no le preocupan las valoraciones actuales del euro. Añadió que la moneda necesita un papel global más fuerte, aunque admitió que no puede sustituir al dólar como divisa de reserva principal.

En Alemania, el Ministerio de Finanzas reconoce que la economía no mostrará un repunte significativo a corto plazo, reflejando la persistencia de un crecimiento débil. No obstante, según el boletín fiscal de agosto la recaudación tributaria registró un aumento del 2% interanual, lo que ofrece cierto alivio en las cuentas públicas pese a la falta de impulso económico

También en Alemania conocimos el miércoles una moderación en septiembre de todos los componentes de la confianza empresarial alemana IFO, tanto situación actual como expectativas frente a las expectativas de ligera mejora. Este empeoramiento se produce tras un PIB del segundo trimestre débil (-0,1%) ante la menor demanda de Estados Unidos tras la acumulación de inventarios en el primer trimestre (PIB +0,3%) para adelantarse a la implantación de aranceles. El menor optimismo, más allá del impacto de aranceles y un euro fuerte, podría achacarse a la falta de concreción de reformas necesarias para aumentar la competitividad y permitir que Alemania salga de 3 años de estancamiento. De hecho, los principales institutos económicos esperan un crecimiento del PIB para este 2025 del +0,2%, y no será hasta 2026-2027 cuando se produzca la aceleración a +1,3% y +1,4% respectivamente con el apoyo de mayores inversiones en infraestructuras, unos 500.000 millones de euros, siempre y cuando éstas se destinen a su objetivo y no a cubrir agujeros presupuestarios.

En Europa el martes se publicó el PMI composite de septiembre del conjunto de la Unión Europea que mejoró ligeramente respecto al mes anterior al pasar de 51 a 51,2, en línea con lo esperado por el consenso (51,1). La referencia afianza su posición por encima del nivel de neutralidad que marcan los 50 puntos que se viene observando desde principios de este año, lo que sigue siendo compatible con un escenario de crecimiento moderado de la actividad. Por sectores, se observa un retroceso del sector manufacturero que vuelve a situarse por debajo de los 50 puntos, al pasar de 50,7 a 49,5, con una producción aumentando, pero a un ritmo moderado, después de la fuerte expansión, máximo en casi tres años y medio registrada en agosto. Por su parte, los servicios mejoraron al pasar de 50,5 a 51,4 superando las estimaciones del consenso (51,4) y registrando un máximo de los últimos 9 meses. En cuanto a la composición del dato, los nuevos pedidos no registraron cambios en septiembre, después de señalar su primer aumento en quince meses en agosto. De esta forma, el empleo también se mantuvo estable en septiembre, poniendo fin a una secuencia de seis meses de creación de puestos de trabajo. Por su parte, las presiones inflacionistas se atenuaron y tanto los costes de los suministros como los precios cobrados aumentaron a ritmos más débiles al final del tercer trimestre que en meses anteriores. Por geografías Alemania fue el principal motor de crecimiento en el mes de septiembre, registrando un aumento desde 50,5 a 52,4 lo que supone el ritmo de crecimiento más rápido en lo que va de año. Por el contrario, en Francia, la actividad total se redujo por decimotercer mes consecutivo, al ritmo más intenso desde abril pasado, al pasar de 49,8 a 48,4.

La OCDE revisó este martes al alza su pronóstico de PIB mundial en 2025, hasta el 3,2%, 3 décimas más de lo que preveía en junio (2,9%), aunque una décima menos de lo que creció en 2024. Así lo recoge en su informe de Perspectivas Económicas Intermedias presentado esta semana, en el que justifica su ajuste al alza por la solidez mostrada por muchas economías, en especial las emergentes, gracias a que la industria y el comercio se anticiparon al golpe arancelario que se avecinaba. La OCDE admite que los “efectos completos” del mazazo arancelario “aún no se han sentido” porque las empresas los están absorbiendo inicialmente a costa de sus márgenes, pero advierte de que su influjo se hace cada vez más visible en las decisiones de gasto, en los mercados laborales, que se enfrían, y en los precios que paga el consumidor. En otras palabras, la revisión al alza obedece esencialmente a esa anticipación en las exportaciones, pero la OCDE ya alerta de que los aranceles, junto a la elevada incertidumbre política, irán frenando el comercio y la inversión, reduciendo el crecimiento al 2,9% en 2026.

La OCDE, que en junio rebajó al 2,4% su previsión para el PIB español ha vuelto ahora a revisarlo al alza, hasta el 2,6%, en línea con otros organismos como el Banco de España, ambos menos optimistas que el Gobierno de Pedro Sánchez, que la semana pasada mejoró su pronóstico al 2,7%. El club de los países industrializados también avisa de un gradual enfriamiento del crecimiento español, aunque de forma más moderada que el Banco de España. Así, pronostica un avance del PIB del 2% en 2026, frente al 1,8% que augura el supervisor español.

España crecerá más del doble que el conjunto de la zona euro (un 2,6% frente el 1,2% estimado para el bloque de la moneda única), casi nueve veces más que Alemania, que después de dos años consecutivos en recesión apenas crecerá un 0,3% este año, y más del cuádruple que Francia e Italia, que apenas lo harán un 0,6%, la primera sumida en una grave crisis política, y la segunda bajo la presión y el lastre de sus males endémicos, entre ellos un grueso endeudamiento y una productividad pobre y estancada. Este escenario se repetirá en 2026, cuando la zona euro frenará al 1%, la mitad de lo que crecerá España, aunque Alemania acortará distancias tras sacudirse la debilidad de los últimos años con un alza del 1,1% (aun así, una décima menos de lo que la OCDE estimaba en junio), y Francia repuntará hasta el 0,9%. Italia, por contra, repetirá en el 0,6%, una décima menos de lo augurado antes de verano.

En esta línea esta mañana en España se ha revisado al alza el PIB del Segundo Trimestre del año. La economía nacional se aceleró un +0,8% trimestral, lo que elevó el ritmo de crecimiento frente al año pasado hasta el +3,1%. La fortaleza de la demanda interna empuja al alza el crecimiento, con el consumo de los hogares creciendo un +3,4% interanual y la inversión (Formación Bruta Capital Fijo) un +5,4%. En conjunto la demanda interna crece a ritmos del +3,5%.

Hoy tendremos revisión del rating soberano de España por parte de Moody´s y de Fitch, después de que hace dos semanas S&P lo elevara a A+ con perspectiva estable, tras 6 años sin cambios. Teniendo en cuenta que los ratings de Moody´s y Fitch se sitúan por debajo del de S&P y ya tienen el rating de España en perspectiva positiva, podríamos ver mejora, utilizando argumentos similares, mayor crecimiento que la Eurozona y una razonable situación fiscal.

En Italia, según el Financial Times, Meloni estudia congelar la edad de jubilación en 67 años, eliminando el mecanismo por el cual dicha edad queda ligada a la evolución de la esperanza de vida y que hace que, si los italianos viven más, la edad mínima de jubilación suba automáticamente cada cierto periodo. En paralelo, el ministro de Finanzas Giorgetti señaló que es “absolutamente necesario” que los bancos aporten más ingresos al presupuesto.


La Fed se equivocó. Michael R. Strain. Project Syndicate. Director de Estudios de Política Económica, American Enterprise Institute.

Como muchos esperaban, la Reserva Federal de Estados Unidos bajó 25 puntos básicos (hasta 4%-4,25%) la tasa de referencia. Una ligera mayoría del Comité Federal de Mercado Abierto a cargo de la decisión prevé nuevos recortes en las reuniones de octubre y diciembre; y se prevé que la flexibilización monetaria continuará en 2026. Pero la Fed ha optado por una política demasiado laxa y corre riesgo de tener que volver a subir las tasas el año que viene.

El argumento a favor de iniciar un ciclo de flexibilización monetaria se basó en tres apreciaciones. En primer lugar, que el deterioro de la mejora en la creación de empleo (en los últimos tres meses, la economía estadounidense creó una media de sólo 29.000 puestos de trabajo netos al mes, y el empleo se contrajo en junio) es un fuerte indicio de debilitamiento del mercado laboral. En segundo lugar, que la inflación subyacente va camino de regresar a la meta de la Fed, aunque de forma gradual. Y, en tercer lugar, que hay una distancia considerable entre la tasa de referencia de la Fed y el tipo de interés en el cual ya no estaría frenando el crecimiento económico. Según la autoridad monetaria norteamericana, este tipo neutral se sitúa en el 3%.

Pero la Reserva Federal se equivoca en los tres ítems.

Las cifras de empleo son difíciles de interpretar, como resultado de cambios súbitos en las pautas de inmigración. Es probable que la creación neta de empleo necesaria para seguir el ritmo de crecimiento de la población sea de menos de 50.000 puestos al mes. Incluso es concebible que futuros cambios en los flujos migratorios netos lleven el nivel neutral de creación mensual de empleo a territorio negativo: puede ocurrir que para que el mercado laboral estadounidense se mantenga a la par de los cambios demográficos haya que reducir puestos de trabajo.

Rigidez laboral

La mejor medida de rigidez del mercado laboral suele ser la tasa de desempleo (un cociente que tiene en cuenta los cambios migratorios tanto en el numerador como en el denominador); y adquiere importancia adicional que esos cambios dificultan la interpretación de las estadísticas de empleo. La tasa de desempleo en agosto fue del 4,3%, una cifra bastante baja que sólo ha crecido diez puntos básicos en el último año.

Los salarios cuentan la misma historia que la tasa de desempleo: muestran un crecimiento firme, que se va enfriando lentamente, e indica que las estadísticas de empleo nos dicen más sobre la oferta de trabajadores que sobre la demanda por parte de las empresas.

Un deterioro notable del mercado laboral como el que insinúa la Fed sería muy difícil sin un aumento de la cantidad de despidos. Pero durante el último año la cifra se mantuvo estable (alrededor de 1,8 millones de despidos al mes, más o menos el mismo nivel que en 2019, con un mercado laboral caliente).

En cuanto a la inflación subyacente, estoy más preocupado de lo que parece estar la Fed. Aunque durante 2021 ésta demoró reconocer la amenaza inflacionaria, su decidida respuesta en 2022 llevó a que la inflación subyacente empezara a reducirse en la segunda mitad del año. La inflación núcleo, medida por el deflactor del gasto en consumo personal (GCP), se redujo tres puntos porcentuales entre la primera mitad de 2022 y la primera mitad de 2024.

Pero en el último año, la inflación núcleo de GCP no mejoró, ya que entre abril de 2024 y abril de 2025 cayó sólo 28 puntos básicos. Y lo más inquietante es que después de eso aumentó, llegando al 2,9% en julio, muy por encima del objetivo de la Fed, yendo en la dirección equivocada.

Puede que esta aceleración de la inflación subyacente obedezca a subidas de precios por única vez como resultado de los aranceles de Trump. Pero el gasto en consumo (principal motor de la demanda agregada) se mantiene firme. Los datos de ventas minoristas de agosto sorprendieron a los analistas (que esperaban cifras menores), con un fuerte incremento interanual del 5%.

Esta fortaleza se refleja en los pronósticos a muy corto plazo. Los economistas de Goldman Sachs están previendo un crecimiento anualizado de la economía del 2,5% este año, y los cálculos de la Reserva Federal de Atlanta apuntan a un 3,3% en el trimestre actual. Las dos estimaciones superan el potencial subyacente sostenible de la economía, lo que implica presión alcista sobre los precios.

Tipo neutral superior

A juzgar por el mercado laboral, la inflación de precios, el gasto en consumo y la actividad económica general, no parece que una tasa de referencia del 4,4% haya puesto un freno significativo a consumidores y empresas. El cálculo que hace la Fed del tipo neutral está equivocado. La tasa de referencia necesaria para que la Fed ponga freno a la demanda parece ser superior al 4%. Pero la Fed tiene intención de bajarla al 3,6% este año, y un recorte adicional en 2026. Es probable que esto genere escasez de mano de obra en un mercado laboral que ya está tenso, y puede provocar una aceleración de la inflación. En tal caso, la Fed habrá bajado los tipos este año sólo para tener que volver a subirlos en 2026.

Si a esto se le añaden las continuas amenazas del presidente Trump a la independencia política de la Fed, la situación se torna todavía más preocupante. Un miembro de la autoridad monetaria prevé cinco bajadas adicionales antes de final de año, lo que situaría la tasa de referencia por debajo de 3%. Si algunos de sus colegas tienen ideas similares, es posible que la presión inflacionaria crezca todavía más y aumente la probabilidad de que la Fed tenga que subir los tipos el año que viene.

A veces los generales pierden la guerra actual porque están peleando la guerra anterior. Y en el caso de la Fed, parece que está mirando dos guerras atrás, a la debilidad del mercado laboral que siguió a la crisis financiera de 2008 y el bajo tipo de interés neutral de aquellos años. Pero la economía actual es muy diferente, y la Fed todavía no ganó la guerra más reciente contra el regreso de la inflación.

Qué preocupa a Trump sobre la inflación. Alan Beattie. Financial Times.

Los expertos en comercio y macroeconomía del mundo tienen un nuevo y emocionante drama para analizar. ¿Cuándo se trasladarán los aranceles de Trump a los consumidores estadounidenses en forma de precios más altos? ¿Se asemejará la inflación de los aranceles a la descripción del poeta Richard Armour de agitar una botella de kétchup: “Al principio no sale nada, y luego llega todo de golpe”? ¿O será el Godot de Samuel Beckett, en el que siempre se espera, pero nunca llega? ¿Acaso la Corte Suprema, como grupo de vigilantes que luchan para contener la inflación, frenará las subidas de precios desmantelando los aranceles por inconstitucionales?

Dejando a un lado la economía, la inflación arancelaria podría no ser la mayor preocupación política de Trump. Actualmente, las subidas de precios más destacadas se concentran en un servicio de producción nacional: la energía eléctrica. Trump puede ser menos responsable de la inflación en los servicios que en los bienes importados, pero como Joe Biden podía decir sobre el precio de los huevos, no siempre es necesario que se demuestre la culpa para sufrir daños políticos.

Hasta ahora, según el análisis de los economistas Alberto Cavallo, Paola Llamas y Franco Vázquez, basado en un rastreador de precios arancelarios, las tarifas de Trump no han tenido un gran impacto inflacionario. En comparación con el año pasado, los precios al consumidor de los bienes importados son sólo una fracción más altos que los de producción nacional, mucho menores que el aumento de los ingresos arancelarios. Dado que los precios de los exportadores no han caído mucho, las empresas estadounidenses en la cadena de suministro nacional están absorbiendo la mayor parte del impacto arancelario.

Menos muñecas

Una reducción sostenida de las ganancias provocará daños, ya que las empresas se contraerán o cerrarán. Pero políticamente eso será menos relevante para los votantes que la inflación que hace que los niños estadounidenses, como el propio Trump predijo extrañamente, solo tengan acceso a dos muñecas cada uno.

Las perspectivas de repercusión siguen siendo inciertas. Trump amenazó con imponer la mayoría de los aranceles denominados “recíprocos” a principios de año, pero no se aplicaron hasta el mes de agosto. Es posible que los minoristas estén esperando a ver si los aranceles superan el desafío legal antes de subir los precios.

Ni siquiera es seguro que los consumidores vayan a asumir la mayor parte del coste. Las estimaciones sugieren que los impuestos del primer mandato de Trump se repartieron entre los hogares y las empresas, a través del aumento de los precios al consumidor y la reducción de los márgenes, respectivamente.

En aquel momento, Trump predijo erróneamente que las empresas extranjeras se verían afectadas al reducir los precios. Sin embargo, los académicos Mary Amiti, Stephen Redding y David Weinstein afirmaron en un estudio que tal resultado fue sorprendente. En el pasado, las empresas extranjeras, presumiblemente para preservar su participación de mercado norteamericano, han respondido a las fluctuaciones cambiarias recortando ligeramente los precios de exportación, lo que mitiga el impacto en los precios en Estados Unidos.

Sin embargo, gran parte de la acción puede estar en los servicios, a los que generalmente se les presta mucha menos atención de la que justifica su peso económico. Los bienes duraderos representan menos del 11 % de las ponderaciones utilizadas para elaborar el índice de gasto en consumo personal, mientras que los servicios, incluso excluyendo la vivienda, ascienden a alrededor del 50 %. La atención médica por sí sola representa el 17 %.

En lo que va de año, el aumento de la inflación de los precios de los bienes se ha visto compensado por una caída en los servicios. Esto enmascara al menos un aumento de precios de alto perfil: el de la electricidad. Las tarifas eléctricas para los hogares son un 7% más altas que en esta misma época el año pasado. Las causas son complejas. Una de ellas es el aumento de la demanda de los centros de datos relacionada con el boom de la inteligencia artificial. Pero otra se deriva de la retirada de los subsidios otorgados bajo la Ley de Reducción de la Inflación de Biden. Trump intentó hace poco cancelar un proyecto de energía eólica en Nueva Inglaterra que ya estaba completado en un 80%, aparentemente por simple despecho.

Los demócratas más perspicaces han aprovechado esto como argumento de ataque, lo cual sin duda es mejor que desear que los precios de los huevos se vuelvan a disparar. Rahm Emanuel, jefe de gabinete de Barack Obama, argumenta que los demócratas deberían criticar duramente a Trump por los precios de la energía con una estrategia que se base en dar “prioridad al contribuyente”, apoyando la generación de energía renovable como un bien económico en sí mismo, en lugar de solo para combatir el cambio climático.

Los demócratas ya han comenzado a criticar a Trump por la atención médica. Es probable que los precios de los seguros médicos suban drásticamente, en parte porque éste está cambiando los requisitos para acceder a la Ley de Asistencia Asequible.

Servicios vulnerables

Hay otros servicios vulnerables a la inflación cuyo encarecimiento podría atribuirse al presidente. Los precios de los seguros de hogar han aumentado drásticamente y, en ocasiones, la cobertura se ha retirado por completo en estados como Florida y California, propensos a fenómenos extremos como huracanes e incendios forestales. Los seguros están regulados a nivel estatal, no federal, pero los ciudadanos podrían llegar a la conclusión de que el gran problema es el cambio climático, que según Trump no existe.

Otro es el coste de la educación superior, donde Trump está aboliendo un programa de Biden para facilitar a los graduados la gestión de la deuda. Además, las causas del problema de Estados Unidos con la falta de vivienda asequible son muchas, pero junto al aumento del coste de los materiales de construcción importados está la vil campaña de Trump para expulsar a inmigrantes, incluidos trabajadores de la construcción.

Trump es experto en culpar a cualquiera de los problemas económicos. Para él, los precios de los seguros de hogar son culpa de los ambientalistas progresistas que no talan los bosques; la atención sanitaria refleja la especulación de las compañías farmacéuticas; los precios de la electricidad suben porque las energías renovables desplazan a los combustibles fósiles estadounidenses.

Pero nadie sabe si esas excusas servirán de algo. Sería extraño que las subidas de precios en el sector de los bienes, con el que Trump está tan obsesionado, le perjudicaran menos que los servicios que parecen importarle mucho menos. Podrían ser, por supuesto, ambas cosas.


Más allá de las megacaps estadounidenses: ¿dónde está el futuro del alfa tecnológico? Sumant Wahi, gestor de carteras del sector tecnológico en Man Group.

La prohibición de China a sus empresas tecnológicas de utilizar los chips de IA de NVIDIA no es solo otro golpe en la guerra comercial, es una prueba más del cambio fundamental que está transformando la forma en que los inversores deben empezar a pensar en la asignación incremental de tecnología.

Por ahora, el espectacular auge del sector tecnológico estadounidense sigue reportando excelentes beneficios, pero el excepcionalismo de Silicon Valley y el monopolio de California en la generación de beneficios extraordinarios podrían empezar a desvanecerse.

Con los aranceles estadounidenses como arma contra los chips y las patentes, el resto de países y regiones están construyendo ecosistemas paralelos de primera clase en sus áreas de especialización.

Gráfico 1. Valoraciones tecnológicas por región: Asia lidera en “growth” y “value”


Fuente: Bloomberg, a 22 de septiembre de 2025.

Se trata de un cambio global más importante que una “mera” guerra de chips entre China y Estados Unidos, y cambia radicalmente décadas de filosofía de inversión. Las carteras tecnológicas globales se centraban en un 80% en Estados Unidos porque el modelo era sencillo: la innovación se producía en Silicon Valley, la fabricación en Asia y las ventas en todo el mundo. El 20% restante apoyaba el ecosistema tecnológico estadounidense o replicaba los modelos estadounidenses en otros lugares.

Esta concentración tenía sentido. El “venture capital” y la capacidad de investigación de EE. UU. eran inigualables y la estabilidad normativa permitía a los inversores respaldar la innovación a largo plazo sin riesgo político. Cuando Intel, Microsoft o Apple realizaban cambios de diseño, los fabricantes de componentes chinos y las empresas europeas de semiconductores sentían los efectos de forma inmediata.

¿Por qué esta vez es diferente?

La China actual cuenta con los elementos necesarios para llevar a cabo su prohibición de NVIDIA. Más de la mitad de los científicos que investigan en IA en el mundo son ahora chinos, y es probable que esta cifra aumente, dado que China produce el doble de graduados de secundaria que Estados Unidos en la actualidad. Por cierto, la India produce cuatro veces más.

Si bien la utilización de los aranceles tecnológicos como arma, como los aranceles a China, Japón y Europa, o la propuesta de aumentar a 100 000 dólares la tasa del visado H1B, que afecta de manera desproporcionada a los servicios informáticos indios, fractura las relaciones anteriormente estables, el statu quo tecnológico y acelera el impulso hacia la soberanía tecnológica.

Implicaciones para la inversión

China ya está muy por delante del resto del mundo en tecnologías de energía limpia y vehículos eléctricos (VE) y ahora está redoblando sus esfuerzos en la fabricación y el diseño de semiconductores.

La India ha pasado de ser el centro mundial de externalización de IT a innovar en tecnología financiera, al tiempo que ha creado una saludable industria de comercio electrónico autóctona para servir a su economía impulsada por el consumo. Japón sigue consolidando su dominio en robótica. En biotecnología y tecnología “wearable”, como relojes o gafas inteligentes, el liderazgo de Europa se refleja en las asociaciones tecnológicas con EE. UU. y en los flujos de financiación de capital riesgo.

Dado que Europa mantiene una posición más neutral en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, puede beneficiarse de la demanda de sus herramientas de precisión y, al mismo tiempo, servir de mercado final para coches eléctricos, teléfonos inteligentes y robótica a precios competitivos y sin aranceles de ambas partes.

El sector tecnológico estadounidense ha gozado históricamente de valoraciones elevadas, en parte debido a su estable contexto macroeconómico. La elevada prima sin riesgo de Estados Unidos estaba respaldada por políticas comerciales, políticas y normativas predecibles, esenciales para la innovación tecnológica a largo plazo sin incertidumbre política. La reciente volatilidad política ha erosionado esta prima, mientras que otras regiones ofrecen ahora entornos políticos más predecibles.

Esto plantea la pregunta: ¿por qué debería Estados Unidos mantener su ventaja en cuanto a la prima libre de riesgo?

Para los inversores, esto invita a pasar de una asignación centrada en Estados Unidos a identificar a los líderes regionales. La cuestión no es si diversificar más allá de Silicon Valley, sino qué ventajas regionales se expandirán primero a nivel mundial.


Buen Fin de Semana!

Comentario de mercado viernes 19 de Septiembre del 2025.

La noticia del recorte de tipos por parte de la Fed estaba más que descontada por el mercado, los movimientos más significativos de las últimas sesiones se experimentaron en la renta fija de Estados Unidos con el bono a 10 años cotizando al 4% de rentabilidad, aunque se ha recuperado en estas dos últimas sesiones se la semana y cotiza a 4,13%. Esto se tradujo en que el bono a 10 años acumula ganancias por precio (subida del precio, bajada de rendimiento) alrededor de un 2,90% en los últimos 30 días y por encima del 4% en 2025, rompiendo con la racha bajista de los últimos años, el precio del papel llegó a perder casi un 17% en 2022.

Rentabilidad del Bono a 10 años de Estados Unidos último mes (-2,88%):

En Europa la decisión del presidente francés Emmanuel Macron de convocar elecciones parlamentarias anticipadas en 2024 ha sido calificada como un error, su partido centrista fue aplastado entre la izquierda socialista y la extrema derecha de Marine Le Pen. Desde entonces, ha nombrado tres primeros ministros, siendo el último su aliado desde hace tiempo, Sébastien Lecornu. Las decisiones de Macron han provocado un nivel de agitación política no visto desde la fundación de la Quinta República en 1958. Los números parlamentarios no han cambiado, por lo que aprobar un presupuesto creíble para 2026 que reduzca el déficit será complicado. La parálisis política no suele ser buena receta para la disciplina fiscal. Fitch ha rebajado la calificación soberana de Francia de AA- a A+, justificando su decisión por el deterioro de las perspectivas fiscales y del perfil de deuda del país. Los mercados están cotizando la deuda francesa e italiana como inversiones equivalentes en el tramo a 10 años, cotizando ambos bonos en torno al 3,49%, cuando hace un año el bono a 10 años francés estaba al 2,82%.

Bono a 10 años Italiano (línea verde) Bono a 10 años Francés (línea blanca) últimos 12 meses.

Mientras el S&P 500 y el Nasdaq 100 van de récord en récord, el índice Russell 2000 también ha marcado un máximo histórico, atravesando un periodo de casi mil días desde que marcara su anterior máximo, al final de 2021. Este índice bursátil, que agrupa a cotizadas estadounidenses de mediano y pequeño tamaño, alcanzó los 2.442 puntos el 8 de noviembre de 2021, y luego comenzó un declive ante el inicio de una etapa de subidas de tipos de interés. Pero ahora, precisamente ante la expectativa de que la Reserva Federal bajase el precio del dinero, el Russell 2000 ha repuntado ha superado esos niveles. Ayer cerró la jornada en 2.467,70 puntos. En el último mes, de manera sorprendente, han conseguido incluso batir a las grandes empresas, el Russell 2000 gana más del 8,5%, el doble que el S&P 500. Además, el Russel puede beneficiarse si se produce un auge de las fusiones y adquisiciones, que en el último mes se ha animado bastante. Más del 45% de la deuda de pequeña capitalización es a corto plazo o a tipo de interés flotante, con lo que los recortes de tipos les benefician mucho.

Russell 2000 último mes.

La política monetaria ha sido el centro de atención esta semana, la avalancha de reuniones de los bancos centrales del G10 comenzó el 11 de septiembre, con el BCE manteniendo su postura expectante. La estabilidad económica y algunos datos positivos no favorecen el cambio de la política monetaria desde una postura neutral a una abiertamente laxa. Julius Bäer publicó esta semana una nota en la que mantenía su proyección de un nuevo recorte de 25 puntos básicos en diciembre por parte del BCE, bajando el tipo de interés de depósito al 1,75%. Más allá de eso, la probabilidad de una mayor flexibilización de la política monetaria está disminuyendo. En Estados Unidos datos recientes, como el estancamiento del mercado laboral, han confirmado la desaceleración económica que equilibra la presión inflacionista derivada del aumento de aranceles. De hecho, los datos de inflación del 10 de septiembre mostraron una escasa repercusión de los aranceles en los precios al consumidor, mientras que el IPC subyacente subió ligeramente, como se esperaba, hasta el 3,1 % interanual. La Reserva Federal interpreta el aumento de la inflación como temporal y podrá pasar de una postura restrictiva a una más neutral. En Estados Unidos Julius Bäer prevé un total de cinco bajadas de tipos hasta finales del primer trimestre de 2026, lo que reducirá el rango del tipo oficial al 3% – 3,25%.

La renta variable sigue alcanzando nuevos máximos históricos, incluso mientras los inversores se preocupan por el crecimiento y la geopolítica. Sin embargo, el sentimiento de mercado es de todo menos eufórico. El indicador alcista-bajista ha vuelto a caer en territorio negativo, mientras que los inversores que lo hacen a través de mandatos discrecionales han pasado de una posición neutral a ligeramente infraponderada en renta variable. Este posicionamiento cauto indica que ante cualquier retroceso probablemente se encontrarán compradores. En este contexto, es natural que resurja la preocupación sobre las valoraciones. El S&P 500 cotiza a aproximadamente 21 veces beneficios del próximo año, un nivel que suena elevado e invita a una corrección. Sin embargo, la historia ofrece una conclusión más matizada. Los múltiplos precio-beneficio elevados, por sí solos, tienen poco poder predictivo de la rentabilidad a corto plazo. Lo que impulsa los mercados en horizontes cortos son el crecimiento de los beneficios y la trayectoria de la política monetaria. Las valoraciones elevadas no son un catalizador de una recesión inminente. Mientras los beneficios sigan creciendo y la política monetaria se vuelva más expansiva, las acciones pueden mantenerse arriba más tiempo. La cotización de Lyft, un operador de transporte urbano de pasajeros, llegó a subir el miércoles un 25% en el Nasdaq tras anunciar un acuerdo con Google para introducir taxis sin conductor en la localidad estadounidense de Nashville. Aunque la revalorización se moderó conforme avanzaba la sesión bursátil, esa subida vertical confirma el nivel de exuberancia que rodea a algunas acciones en Wall Street, y en general, a buena parte del mercado.

Así también lo refleja el indicador de euforia bursátil (EEI) creado por Barclays a partir de los datos de volatilidad y actividad en el mercado de opciones y futuros. Esta semana, los analistas de Barclays han actualizado esa referencia y su conclusión es que está a punto de entrar en un territorio que normalmente presagia una corrección. Así, un 11,9% de los 1.500 valores de la Bolsa estadounidense incluidos en el índice se encuentran en estado de euforia, estadísticamente, el EEI solo ha superado el 12% en un 5% del tiempo de la serie, coincidiendo con grandes eventos para el mercado como la burbuja puntocom, el auge de las acciones meme y el reciente boom de la inteligencia artificial (IA). Su nivel actual sitúa el mercado cerca de ese umbral crítico. Según Barclays el S&P 500 siempre ha bajado en el mes posterior a un EEI por encima del 12%.

AAII US Bulls Minus Bears Index desde 2015.

Este sentimiento más cauto en Bolsa también se vio esta semana en la última encuesta elaborada por Bank of America que tiene en cuenta la opinión de alrededor de un centenar de gestores europeos, con un patrimonio conjunto de 207.000 millones de dólares, que muestra, en todo caso que, los niveles de inversión en Bolsa europea todavía son elevados, impulsados por las perspectivas de buenos beneficios empresariales. Los grandes inversores comienzan a revisar su apuesta por Europa. Los gestores de fondos dudan ahora sobre el excepcionalismo de la Unión Europea, tras meses de mucho optimismo, y han empezado a rebajar su sobreponderación a la Bolsa europea en cartera. La brecha entre la sobreponderación de Europa y la infraponderación en renta variable estadounidense se ha estrechado al nivel más bajo desde febrero. En el conjunto del año, el índice americano S&P 500 sube alrededor de un 12%, mientras que el Euro Stoxx 50 avanza un 9,76%.

Los grandes fondos de inversión, que hasta ahora han mantenido una fuerte convicción en los sectores más cíclicos, están ahora preocupados por no tener suficiente exposición a activos defensivos ante un aumento de perspectivas de desaceleración del crecimiento económico. El sector financiero, que mantiene su rally en Bolsa, sigue siendo el favorito de los fondos de inversión, y es la apuesta favorita de los gestores desde hace diez meses de manera ininterrumpida, si bien tras la fuerte escalada de los grandes bancos europeos en los últimos años, los gestores comienzan a hablar de que los potenciales podrían estar llegando a su fin. Junto al sector financiero, el sector de la salud es el que mejores perspectivas de revalorización muestra. El 19% cree que será el mejor sector en Bolsa de los próximos doce meses, frente al 4% del mes pasado. Por otra parte, industria, utilities, valores ligados a la construcción y tecnología se encuentran entre los más sobreponderados en las carteras las últimas semanas. Mientras que, por el lado contrario, la energía y el sector de la automoción siguen estando entre los sectores que los gestores miran con recelo. La tecnología sigue teniendo un peso relevante en las carteras de los gestores europeos, según se desprende de la encuesta, pese a que los grandes inversores todavía ven a los grandes valores tecnológicos como las compañías más sobrevaloradas del mercado.

En cuanto a las posibles amenazas sobre la estabilidad de los mercados, los gestores siguen preocupados por el estado de salud del mercado laboral de Estados Unidos, mientras que miran de cerca los movimientos en materia de política monetaria y la inestabilidad geopolítica. En Europa, Francia centra el foco de los grandes inversores. Los fondos de inversión vigilan de cerca la crisis política que protagoniza el país, y Francia ha superado a Suiza en las últimas semanas como el mercado peor valorado por los gestores. Por el contrario, Alemania es el país preferido de los inversores institucionales.

En cuanto a los mercados emergentes, el índice MSCI de Mercados Emergentes lleva un +23% en lo que va de año, superando el nivel de 1.300 puntos por primera vez en cuatro años. Sin embargo, el repunte está muy concentrado, con un puñado de empresas asiáticas relacionadas con la tecnología y la IA explicando casi la mitad de la rentabilidad. Diez empresas de las casi 1.200 del universo de los mercados emergentes, explican el 48,4% de la subida de este mercado. Las estimaciones del beneficio por acción de los mercados emergentes en general han disminuido desde el verano, sin embargo, las revisiones de las empresas tecnológicas asiáticas se mantienen en positivo. Cabe destacar que Taiwán y Corea del Sur se han convertido en los principales beneficiarios de la demanda impulsada por la IA, mientras que China se beneficia de forma más selectiva y otras regiones siguen rezagadas.

Esta semana llegaba desde Kepler Chevreux un estudio muy interesante analizando las tendencias de uso de ChatGPT. A julio del 2025 ChatGPT había sido usado semanalmente por más de 700 millones de usuarios, los cuales enviaron más de 2,5 billones de mensajes al día (29.000 mensajes por segundo). El 70% de las cuestiones no estaban relacionadas con temas laborales, y aunque las preguntas o cuestiones relacionadas con temas laborales se han ido incrementando las que tienen que ver con temas no-laborales se han incrementado más rápido. Las tres conversaciones más comunes con ChatGPT tenían como temas búsquedas, cuestiones de escritura o guías prácticas, siendo el 78% de los mensajes (https://www.nber.org/papers/w34255).

Importante esta semana:

Lo más importante de esta semana han sido las reuniones de varios Bancos Centrales, tras la del BCE la semana pasada:

Empezando en Estados Unidos, tras más de 270 días, la Reserva Federal se movió. La autoridad monetaria estadounidense anunció este miércoles un recorte de los tipos de interés de 25 puntos básicos, un ajuste que lleva el precio del dinero al 4,25%. Es el primer descenso de tasas que anuncia la institución con sede en Washington desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El ajuste, según ha reconocido en numerosas ocasiones el presidente de la Fed, Jerome Powell, hubiera llegado antes de no haber sido por la guerra arancelaria desatada por el país y que auguraba fuertes presiones inflacionistas que congelaron los movimientos del banco central. Finalmente, el rebote en los precios no ha hecho acto de presencia. Estados Unidos ha sido capaz de encajar la incertidumbre comercial sin sufrir un nuevo repunte de la inflación y esto, unido al enfriamiento de su mercado laboral, ha acabado por convencer a la Fed. “En vista del cambio en el equilibrio de riesgos, el Comité decidió reducir el rango objetivo para la tasa de los fondos federales en un cuarto de punto porcentual”, señaló Powell. A diferencia de otros, como el Banco Central Europeo, la Fed tiene un mandato dual que le fuerza a preservar la estabilidad de precios, una inflación que se sitúe en el 2% a medio plazo, y también el pleno empleo. Los datos laborales recientes en Estados Unidos mostraron en agosto una desaceleración general, con una tasa de desempleo que subió al 4,3%, su nivel más alto desde finales de 2021. Además, el crecimiento de las nóminas se ralentizó, creando la menor cantidad de empleos desde la pandemia. “Aunque el desempleo sigue siendo bajo, ha rebotado y se han materializado algunos riesgos. Al mismo tiempo, la inflación ha subido recientemente y permanece en niveles algo elevados”, detalló Powell, que aseguró que “esta es una situación inusual” porque habitualmente cuando el empleo se debilita la inflación cae. Al tomar los dos objetivos de la Fed direcciones diferentes, el presidente señaló que “lamentablemente no habrá un camino sin riesgo”, pues la inflación podría rebotar si afloja los tipos de interés para sostener el mercado laboral y, al contrario, si decide mantener alto el precio del dinero. En cualquier caso, el cambio de ciclo llega en un momento en el que Trump ha redoblado la presión sobre la Fed para que inicie un gran descenso del precio del dinero, por lo que existe cierto temor a que se puedan ver los recortes de tipos como una cesión. De hecho, la mano del presidente de Estados Unidos ya se dejó notar en esta cumbre. El nuevo miembro de la Fed, Stephen I. Miran, se desmarcó del consenso a pesar de llevar apenas un día en el cargo. Según revela el comunicado de la institución estadounidense, el representante avalado por Trump (y muy afín a los tipos de interés bajos) hubiera preferido acometer un recorte de 50 puntos básicos que habría dejado el precio del dinero en el 4%. En septiembre la Fed acostumbra a arrojar nueva información sobre los movimientos previstos por el banco central a través del famoso dot plot, un instrumento que revela de forma anónima el nivel en el que cada miembro cree que finalizarán los tipos de interés en cada año. En la nueva actualización se aprecia un claro ajuste del consenso, que pasa a anticipar dos recortes de las tasas ya en 2025. Esto, presumiblemente, anticiparía otro movimiento en las citas de finales de octubre o principios de diciembre. Este dot plot, sin embargo, apunta a una importante división en el órgano de decisión de la Fed, con hasta seis miembros considerando que los tipos de interés deberían permanecer en el 4,25% actual. A largo plazo, la Fed no espera embarcarse en un agresivo proceso de recortes del precio del dinero y apunta a que las tasas descenderán hasta, como mucho, la zona del 3% a lo largo de los próximos tres ejercicios. Pese a todo, un representante se desmarcó completamente del resto al considerar que el precio del dinero podría acabar el año en el 3%, lo que implicaría asumir recortes de más de 50 puntos básicos en al menos una de las dos cumbres que quedan en el ejercicio. Aunque estos datos son completamente ciegos y no se suelen exponer los votos de los representantes monetarios, todo apunta a que ese pronóstico tan poco común cuenta con el sello de Miran. Las proyecciones macroeconómicas, también actualizadas una vez cada trimestre, no apoyan una revolución de tal calibre. Según las estimaciones realizadas por la plantilla de la Fed, el crecimiento será más elevado de lo esperado al revisarse hasta el 1,6% para este año, frente al 1,4% anticipado en junio. La economía estadounidense eleva su fortaleza también para los ejercicios siguientes y, si se cumplen las proyecciones de la Fed, el PIB avanzará un 1,8% en 2026 y un 1,9% en 2027, dos y una décima más que en junio. En cuanto a los elementos que más afectan a la toma de decisiones de la institución dirigida por Jerome Powell, la inflación y el desempleo, ambos se mantuvieron sin cambios en esta actualización. La Fed anticipa que el paro se quedará en un saludable 4,5% este año y que el crecimiento de los precios seguirá en el 3%. Esta última variable, que todavía sigue un punto porcentual por encima del objetivo de estabilidad de precios de la Fed, el 2%, debería impedir que la autoridad monetaria sea muy agresiva con sus recortes de tipos. De hecho, las proyecciones muestran que no se espera alcanzar la meta hasta 2027.

Siguiendo con las reuniones de los bancos centrales, el Banco de Japón ha mantenido tipos (0,5%) en línea con lo esperado, pero anuncia que empezará a vender sus tenencias de ETFs y J-REITs a un ritmo anual ETFs de 620.000 millones de yenes. El Banco de Japón se convirtió en 2020 en el mayor tenedor de bolsa japonesa tras la implementación de su política monetaria ultraexpansiva. En julio finalizó las ventas de las acciones adquiridas a la banca en problemas durante la crisis de los 2000, tardado 18 años en completar dicha venta, desde su inicio en Octubre del 2007. Se calcula que el valor de mercado de sus ETFs sería de 75 billones de yenes, valorado a Marzo del 2025, y mayor desde entonces, ya que el Nikkei ha seguido avanzando. En cuanto a las expectativas de tipos de intervención, tras el IPC de agosto (+2,7% frente al +3,1% anterior), y con un aumento de la presión dentro del Banco de Japón para seguir subiendo tipos (2 votos de 9 a favor), el mercado aumenta la probabilidad de que la próxima subida sea este mismo año, en octubre o diciembre, una vez se haya resuelto la incertidumbre sobre el futuro electoral del país.

Por su parte, el Banco de Inglaterra cumplió ayer también con lo previsto al mantener tipos sin cambios por 7 a 2 votos en el 4%, tras la bajada de tipos de 25 puntos básicos del pasado 7 de agosto y ante una inflación alta (general 3,8%, aunque esperando pico 4% en septiembre, subyacente 3,6% y servicios 4,7%). El Banco de Inglaterra reiteró su prudencia respecto a futuros movimientos de tipos. Asimismo, y tal y como se esperaba, el BoE ralentiza el ritmo de su QT desde los 100.000 millones de libras anuales de los últimos tres años hasta 70.000 millones de libras tras la reciente volatilidad vista en los mercados de bonos. Los movimientos futuros de política monetaria dependerán del comportamiento del mercado laboral, así como del próximo presupuesto, el consenso de analistas no descuenta bajadas adicionales hasta 2026.

En cuanto al Banco de Noruega recortó los tipos de interés en 25 puntos básicos a 4%, aunque fue un recorte agresivo con el que no parecen sentirse cómodos dado que se produce en un contexto de sólido crecimiento económico e inflación que supera su objetivo. El Banco central noruego revisó el crecimiento del PIB esperado hasta +2% (por encima de potencial) a la vez que la inflación subyacente se mantiene alta, 3,5% frente al objetivo del 3,1%.

A nivel comercial, Trump y Xi Jinping hablarán hoy después de alcanzarse un acuerdo para que TikTok siga funcionando en Estados Unidos, además el martes entró en vigor el arancel del 15% impuesto por Estados Unidos a los automóviles japoneses, lo que supone un golpe a la competitividad de Toyota, Honda y otros fabricantes en el mercado estadounidense.

Siguiendo en Estados Unidos el Senado confirmó a Miran para cubrir de forma temporal el puesto en la Junta de la Reserva Federal que dejó vacante Adriana Kugler tras su salida. Al mismo tiempo, un tribunal de apelaciones bloqueó provisionalmente el intento de Trump de destituir a Lisa Cook, manteniéndola en su cargo. Además, el ex presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard, reveló que ha mantenido conversaciones con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, sobre la posibilidad de ser candidato a la presidencia de la Fed en el futuro.

El viernes pasado la revisión a la baja del rating de Francia por parte de Fitch (de AA- hasta A+, con perspectiva estable), ya esperada ante el deterioro de las finanzas públicas (mayor déficit público de la Eurozona, 5,4% esperado en 2025 frente al objetivo de 3% en 2029, que Fitch ve improbable de cumplir, estimando que siga superando el 5% en 2026-2027) y la inestabilidad política que complica la necesaria consolidación fiscal. La prima de riesgo se mantiene en torno a 80 puntos básicos, a la espera que el nuevo primer ministro Sebastien Lecornu sea capaz de sumar apoyos para sacar adelante los PGE 2026 (que pretenden recortar el déficit público al 4,6% del PIB) y evite nuevas elecciones anticipadas que piden tanto la derecha como la izquierda, si bien la tarea se anticipa complicada ante un parlamento altamente fragmentado (desde las últimas elecciones anticipadas, a mediados de 2024, Francia ha tenido 3 gobiernos distintos).

España, por el contrario, vio el viernes de la semana pasada cómo la agencia S&P revisaba al alza su rating por primera vez desde 2019, de A a A+, alegando que la economía española seguirá creciendo claramente por encima de la Eurozona (+2,6% esperado en 2025, el triple que la media de la Eurozona, apoyada por una sólida demanda interna, inversión privada y los fondos europeos Next Generation, así como por un mercado laboral apoyado por migración) y apenas sufrirá por los aranceles de Estados Unidos, las exportaciones de bienes a Estados Unidos suponen menos del 5%, a la vez que se beneficia de un notable desapalancamiento del sector privado en la última década. En negativo valora el hecho de que no haya presupuestos, el gasto indexado a la inflación y las tensiones dentro de la coalición gobernante, que limitan una consolidación fiscal más ambiciosa.

Esta semana hemos conocido numerosos datos de agosto en China, que se han situado en todos los casos por debajo de lo esperado, con un sector manufacturero debilitándose ante el entorno arancelario y un consumo privado que empeora, con la crisis inmobiliaria de fondo. Las ventas al por menor subieron un +3,4% frente al +3,8% esperado y +3,7% anterior, la producción industrial +5,2% por debajo del +5,6% esperado y +5,7% anterior e inversión en propiedades -12,9% lo que supone una caída mayor que el -12,5% esperado y -12% anterior, con precios de la vivienda nueva -0,30% frente al -0,31% anterior y usada -0,58% frente al -0,55% anterior. Tras los malos datos de julio, el empeoramiento adicional en agosto muestra una creciente debilidad de la economía china que precisará de nuevos estímulos si quiere cumplir con el objetivo de crecimiento del PIB (+5%).

En Alemania, las elecciones municipales de Renania del Norte-Westfalia, volvieron a dar como vencedor a la CDU que siguió siendo partido más votado (34.2%), seguido por el SPD (22.6%). Los Verdes fueron los grandes perdedores mientras que el partido ultraderechista AfD triplicó sus votos respecto a la anterior cita local hace 5 años.

En Europa conocimos esta semana que el superávit comercial de la zona euro repuntó en julio, pero sigue en niveles bajos acusando el deterioro de las relaciones comerciales con Estados Unidos. En concreto, en julio el saldo positivo de comercio de bienes exterior de la región se situó en 5.300 millones de euros, un dato por encima del mes previo (3.700 millones) pero muy inferior a lo esperado (12.000). Por destino de las exportaciones, destacó el fuerte retroceso de las ventas a Estados Unidos que cayeron un -4,4% interanual pero también llamó la atención que las ventas a China bajaron en mayor cantidad (-6,6%). Por el lado de las importaciones, crecieron las provenientes de esas dos grandes regiones, las compras a Estados Unidos se aceleraron un +10,7% interanual y un +3,9% en el caso de China. Con ello, el superávit comercial con la economía estadounidense se redujo hasta los 13.000 millones de euros frente a los 18.000 millones del año pasado, mientras que con China siguió incrementándose el déficit hasta -30.700 millones de euros frente a los -27.600 millones del año pasado.

En España esta semana ha habido revisiones de perspectivas del crecimiento de PIB por parte del Gobierno y del Banco de España. El Gobierno se adentró esta semana en el terreno del optimismo económico al elevar sus previsiones de crecimiento por encima de las de la mayoría de analistas privados y organismos nacionales e internacionales. El Consejo de Ministros aprobó así un nuevo cuadro de previsiones macroeconómicas que eleva en una décima el avance del PIB previsto para este año, hasta el 2,7%, como marco que sustentará el proyecto presupuestario para el próximo ejercicio. El informe de situación económica impulsado por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, sustenta fundamentalmente esta mejora en “el dinamismo del empleo, la positiva evolución del consumo de las familias y un comportamiento mejor de lo esperado tanto de la inversión como del sector exterior”. Los datos en tiempo real recopilados por Economía le llevan a concluir que el crecimiento del tercer trimestre fue del 0,7%, replicando el del segundo, y superando el 0,6% del primero. A partir de ahí, el Ministerio estima un incremento de 1,4 puntos de la inversión empresarial, hasta el 5,7% este año y el 5,1% el próximo, un avance del consumo privado del 3,1% en 2025 y el 2,4% en 2026, apoyado en la creación de empleo y el aumento de los salarios. En este sentido, el Gobierno cuenta con la creación de unos 480.000 empleos anuales, hasta rozar los 23 millones de ocupados en 2026, permitiendo que la tasa de paro caiga este año al 10,3%, baje al 9,6% el próximo ejercicio y culmine 2028 en el 8,7%, en niveles inéditos desde el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Lo cierto es, sin embargo, que la mejora del PIB aprobada este martes resitúa las proyecciones oficiales del Gobierno por encima de las previsiones de la mayoría de analistas. De hecho, el cuadro macro supera la estimación de crecimiento publicada también este martes mismo por el Banco de España, que elevaba el avance esperado del PIB en 2025 del 2,4% al 2,6%, en línea con el panel de expertos de Funcas, que refleja el consenso de los principales analistas del país.

Se trata, en todo caso, de un marco que ampara el techo de gasto expansivo para las cuentas de 2026 que Hacienda aspira a aprobar para finales de mes en paralelo a la senda fiscal.

Por su parte el Banco de España ha subido sus previsiones de crecimiento del PIB de 2025, pero avisa de un gradual enfriamiento. Aún en plena reorganización de su servicio de estudios, a la espera de que David López Salido, procedente de la Fed de Estados Unidos, asuma el próximo 1 de octubre su cargo como nuevo director general de Economía, el Banco de España presentó también este martes sus nuevas proyecciones macro, que muestran una economía sólida en un contexto internacional difícil, con luces a corto plazo pero también con importantes sombras a medio. El BdE elevó al 2,6% su pronóstico de PIB para este año, dos décimas más que en junio, cuando lo había recortado en tres décimas por la incertidumbre comercial. Ahora, el acuerdo sellado entre Estados Unidos y la UE si bien no ha despejado todas las dudas, al menos sí parece haber conjurado “los escenarios más extremos de incremento de aranceles y de represalias comerciales entre las economías implicadas”. Lo que no quita que, con ese pacto, España se enfrente a unos aranceles efectivos superiores al 15%. El Banco de España justificó la revisión al alza de su previsión para este año por “la fortaleza que muestran los indicadores coyunturales más recientes”, que apuntan a “un crecimiento robusto” de entre el 0,6% y el 0,7% en el tercer trimestre. Sin embargo, junto a esos destellos luminosos aparecen zonas de penumbra, entre las que sobresalen los mayores precios de la energía y los tipos de cambio que, según la institución, frenarán parcialmente la actividad. El resultado final es una revisión al alza de dos décimas y un crecimiento notable del PIB este año, en línea con el 2,6% que vaticina el panel de Funcas, publicado la víspera, pero un pronóstico menos optimista que el del Gobierno.

En este escenario y pese a la revisión al alza, el Banco de España alerta de que su pronóstico para los próximos trimestres “contempla una desaceleración gradual de los ritmos de avance del PIB hacia tasas compatibles con el crecimiento potencial de la economía española, estimado ligeramente por debajo del 2% al final del horizonte de proyección”. Esa zona de penumbra en el horizonte se deja notar con claridad en el medio plazo, donde la economía española dibuja una parábola descendente en 2026 y 2027, con crecimientos del 1,8% y 1,7%, respectivamente, esto es, inferiores en 8 y 9 décimas al previsto para 2025, que a su vez estará claramente por debajo del 3,2% registrado el año pasado. De hecho, el Banco de España admite que su pronóstico para el año que viene “enmascara una ligera revisión al alza por el efecto arrastre del mayor crecimiento proyectado para 2025”, en un contexto en el que augura “un empeoramiento en el entorno exterior” por los mayores precios de la energía, la apreciación del tipo de cambio del euro frente al dólar y las dudas sobre los mercados de exportación, de los que anticipa “una desaceleración significativa” para España en 2026.

Todo ello sin olvidar, ni descartar, posibles shocks en el futuro y aderezado por la baja productividad de la economía en un contexto de continuado incremento de los costes laborales (acumulan 18 trimestres al alza, según el INE), tendencia que, de mantenerse, “podría afectar negativamente a la competitividad externa de la economía española y dificultar el proceso de desinflación”. Para el Banco de España, estos factores constituyen una de “las principales fuentes de riesgo de origen interno”, a los que se añade la persistencia de “dudas relevantes sobre el desarrollo de la guerra comercial”, alertando de que “es posible que la incertidumbre llegue a tener un impacto más acusado sobre la economía española que el experimentado hasta el momento”.

A más corto plazo, serán el consumo privado y la inversión los que tirarán del carro del crecimiento este año, gracias en buena medida al abaratamiento de la financiación. Según el supervisor, el gasto de los hogares aumentará un 3,1% en 2025, aunque perderá fuelle en 2026 y 2027, mientras que el consumo público contribuirá en mucha menor medida que en 2024 (crecerá un 1,9% este año frente al 4,1% del pasado) y también irá a menos. Pero aún más relevante será la contribución de la inversión, que este año se disparará un 5% (frente al 1,9% de 2024) gracias al “despliegue” de los fondos europeos, a “unas condiciones de financiación propicias” y al “dinamismo de la inversión residencial”, que, no obstante, se desacelerará en los próximos meses. Esto es, será la demanda nacional la que impulsará la llama del crecimiento, ya que la aportación del sector exterior será negativa tanto este año como el que viene, con una contracción del 0,5% y el 0,2%, respectivamente.


La muerte del dólar ha sido predicha muchas veces. César Pérez. Director global de inversiones en Pictet WM.

La muerte del dólar ha sido predicha muchas veces. Sin embargo, ni el fin del patrón oro en 1973, ni la gran crisis financiera mundial han acabado con su dominio.

Históricamente la moneda de reserva ha servido de unidad de cuenta, medio de pago y depósito de valor, reflejo de fuerza militar y política, la mayoría en patrón metálico, típicamente oro. Unas pocas han sido fiduciarias, como las de ciudades-estado italianas y el florín holandés en los siglos XIV y XVII. El dólar es el único ejemplo moderno de moneda fiduciaria internacional cuyo estatus depende completamente de la credibilidad y autoridad de su Estado emisor.

El caso es que el papel dominante del dólar en el sistema financiero mundial ha sido cuestionado repetidamente, especialmente por el yen japonés en la década de 1980 y el euro de 2000. Pero la burbuja económica de Japón estalló en los años 1990 en un doloroso y largo período de desapalancamiento deflacionario de bajo crecimiento. Además, la crisis de deuda 2009-2012 puso de manifiesto que la zona euro carece de integración económica y fiscal para hacer frente a sus grandes desequilibrios internos. Su mercado de bonos sigue fragmentado, con divergente riesgo crediticio.

De manera que Estados Unidos logró restaurar su liderazgo económico tras la gran crisis financiera mundial, recapitalizando su sistema bancario. Su liderazgo en renta per cápita y tecnológico se ha ampliado desde entonces. El 96% del comercio en América Latina es en dólares, el 74% en Asia-Pacífico y el 79% en el resto del mundo. Los préstamos bancarios en dólares representan el 51% del total en moneda extranjera, la moneda más negociada. La Reserva Federal estimaba en más de un billón de dólares los billetes en manos de extranjeros a finales de 2022, aproximadamente la mitad del total. El dólar lidera el mercado global de bonos soberanos, 14 billones de dólares, mientras el de la zona es de 7,2 billones de dólares y el de Japón 6,4 billones. De 12 billones de dólares en reservas mundiales alrededor del 60% se mantiene en dólares –aproximadamente la mitad entre aliados de Estados Unidos y regímenes menos amigables con superávit por cuenta corriente como China, Rusia y Arabia Saudita–.

Las principales razones del dominio del dólar están en la profundidad, amplitud y liquidez de los mercados de capitales de Estados Unidos y la protección que su ley y tribunales brinda a los tenedores extranjeros, aunque el país ha utilizado sanciones contra países extranjeros para sus objetivos geopolíticos.

La alternativa china

Con el surgimiento del Sur Global y la invasión rusa de Ucrania, los bancos centrales han trasladado reservas a otras monedas y oro. China promueve pagos comerciales en renminbi. La errática política de la Administración Trump ha hecho mella en la confianza en el dólar. El desarrollo de monedas digitales, patrocinadas oficial o privadamente, implica más alternativas. De manera que la proporción de reservas en dólares en poder de los bancos centrales ha disminuido del 75% en 1999 al 57%, lo que ha beneficiado a la libra y el euro, además del franco suizo, entre otras.

Esta diversificación no refleja falta de utilidad del dólar como medio de intercambio, sino más bien renuencia de ciertos países a la influencia política de Estados Unidos. La imposición de sanciones tras la invasión rusa de Crimea en 2014 llevó a Rusia a cambiar reservas de dólares por euros, renminbi y oro, creando el sistema alternativo de pagos Mir, aceptado por países “amigos” de América Latina, el Cáucaso y Asia Central. Rusia lanzó el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros, a la que están conectados 20 países según su banco central. Sin embargo, está lejos de ser un competidor del sistema Swift de 11.000 bancos corresponsales en 200 países. Por su parte, el renminbi de China carece de ventajas. Su tipo de cambio no es de mercado y China mantiene controles de capital. En 2015 estableció el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos en renminbi con participantes en 119 países. Pero estas transacciones representan sólo el 3% del global. Aunque hay planes para la creación de una moneda compartida por países BRIC (Brasil, Rusia, India y China), ninguno está adoptando el renminbi. Una alternativa puede ser la Central Bank Digital Currencies si las monedas de los participantes estuvieran conectadas a un sistema de pagos centralizado directamente en monedas digitales. Pero es probable que la plena interoperabilidad, marcos de gobernanza y mecanismos de adjudicación tarden en desarrollarse.

En el período de posguerra Estados Unidos ha proporcionado paz y protección militar para Europa y partes de Asia, al tiempo que brindado prosperidad económica a cambio de influencia política, con una red de aliados que ayuda a contener a adversarios ideológicos. Pero Estados Unidos es el país con mayor déficit por cuenta corriente del mundo, una brecha anual de un billón de dólares, el 4% de su PIB, como destino de exportación clave para países con superávit, para los que reducir sus reservas de dólares implica reducir flujos comerciales e incluso un ajuste doloroso de su demanda interna.

Los bancos centrales han aumentado sus compras de oro hasta llegar al 20% del total de activos extranjeros, nivel del patrón oro de 1973, con una subida de precio del 227% del metal amarillo, sin riesgo crediticio ni geopolítico, en la última década. Además, el público lo utiliza como cobertura contra la inflación e inestabilidad financiera. Pero es probable que haya un límite a la cantidad de oro en reservas de los bancos centrales. Puede superarse si se tokenizara y liberara de control físico, con titulares anónimos.


Trump, como un capo de la mafia. Rafael Pampillón Olmedo. Catedrático en la Universidad CEU San Pablo y en el IE Business School.

La política estadounidense ha conocido presidentes polémicos, presidentes imprevisibles y presidentes impopulares. Pero pocos han generado un consenso negativo tan amplio en la academia, la diplomacia y el mundo de los negocios como Donald Trump. Su estilo no se parece al de un estadista, sino al de un capo de la mafia. La diferencia es que, en lugar de negociar en callejones oscuros de Queens o clubes privados en Sicilia, Trump despliega su poder desde la Casa Blanca. Y transforma la primera potencia mundial en un espacio en el que las reglas del juego cambian al antojo de un solo hombre.

Instituciones: la clave del progreso

Los economistas Daron Acemoglu y James Robinson sostienen en su influyente obra ¿Por qué fracasan los países? que la prosperidad no depende únicamente de los recursos naturales, la geografía o el talento de la población. Lo decisivo son las instituciones. Que deben crear incentivos para la innovación, la inversión y la competencia. Cuando esas instituciones son inclusivas (pluralistas, transparentes, sujetas a controles y equilibrios), las naciones prosperan. Cuando, en cambio, se convierten en extractivas (capturadas por élites que utilizan el poder para enriquecerse y perpetuarse), las naciones terminan en el estancamiento. Y, a la larga, en la decadencia.

Trump representa una deriva hacia esas instituciones extractivas. Su estilo de gobierno se asemeja al del capo que reparte favores y castiga a quienes no se pliegan a su voluntad. En este esquema, la lealtad personal importa más que la productividad, y el miedo sustituye a la certeza.

Capitalismo de Estado con rostro mafioso

Estados Unidos ha presumido siempre de ser el bastión del libre mercado frente a modelos intervencionistas como China o Rusia. Sin embargo, con Trump, esa narrativa se resquebraja. Sus decisiones en política comercial no se orientan por criterios de eficiencia o de seguridad nacional, sino por la lógica del chantaje.

Los aranceles a productos europeos o chinos se utilizan no como herramientas técnicas, sino como instrumentos de negociación. Trump ha persuadido también a las grandes corporaciones tecnológicas. El pacto con Silicon Valley se basa en amenazas, contratos públicos y promesas de grandes beneficios. El mensaje no puede ser más claro: quien rinde pleitesía obtiene protección; quien no lo hace paga un precio elevado. Estamos ante un sistema de extorsión en el que las empresas y los países deben comprar seguridad política, del mismo modo que un comerciante paga a la mafia para evitar que su negocio arda en llamas.

La corrupción, en este contexto, deja de ser un fenómeno moral o anecdótico para convertirse en un problema estrictamente económico. Cuando el acceso a los mercados o a la protección del Estado depende de favores personales, la productividad pierde peso frente a la cercanía al poder.

Si las empresas saben que su supervivencia depende más de una cena con Trump que de invertir en tecnología, la innovación se frena. Los costes de transacción aumentan, la competencia se distorsiona y los proyectos a largo plazo pierden atractivo.

Estados Unidos, que durante décadas ofreció un marco de seguridad jurídica y de reglas estables, comienza a parecerse a un país en el que las decisiones se toman en función de los caprichos personales de su Presidente. Y, en un entorno de incertidumbre, el capital busca refugios más predecibles.

Democracia a prueba

El estilo mafioso de Trump no se limita a la economía. También amenaza los cimientos institucionales. Los ataques a la Reserva Federal, la presión sobre los jueces, las destituciones de funcionarios y los embates contra los medios de comunicación forman parte de un patrón: debilitar los contrapesos para concentrar más poder.

En Europa lo hemos experimentado: firmamos acuerdos comerciales bajo presión, confiando en asegurarnos su apoyo en la guerra de Ucrania. Pero pronto descubrimos que las promesas de Trump eran volátiles, lo que reforzó la percepción de que negociar con él equivale a aceptar un trato que no se sabe si luego se va a cumplir.

El legado económico del capo

El impacto de esta dinámica se percibe en dos niveles. A corto plazo, las medidas de Trump le permiten presentarse como defensor del pueblo frente a las élites y los extranjeros. Esa retórica nacionalista le da réditos políticos inmediatos.

Pero, a medio y largo plazo, los daños son significativos:

– Incertidumbre crónica: ni gobiernos aliados ni empresas saben qué exigirá Trump al día siguiente.

– Debilitamiento de la confianza internacional: la percepción de que Estados Unidos incumple compromisos erosiona su papel como socio comercial fiable.

– Fragilidad interna: los déficits públicos en ascenso y una inflación persistente, avivada por los aranceles, continúan presionando a la economía sin dar tregua. La mafia tradicional ofrecía al menos un mínimo de previsibilidad: protección a cambio de obediencia. Con Trump, ni siquiera eso está garantizado.

La teoría de Acemoglu y Robinson encuentra múltiples ejemplos históricos: desde el Zaire de Mobutu hasta la Unión Soviética. En todos los casos, las élites utilizaron el poder político para saquear recursos, bloquear la innovación y sofocar la competencia. El resultado fue siempre el mismo: decadencia económica y pérdida de poder internacional.

Donald Trump, al llevar la lógica mafiosa al corazón del Estado, se arriesga a reproducir esos patrones en Estados Unidos. La potencia que en el siglo XX fue un ejemplo de instituciones inclusivas empieza a parecerse a aquellos sistemas en el que el botín se reparte en el entorno del poder, mientras se destruye el tejido productivo.

Conclusión

Donald Trump no inventó el capitalismo de Estado ni la corrupción política. Pero sí ha transformado la presidencia en un escenario en el que las reglas cambian constantemente. Y las instituciones, en lugar de ser un freno al poder personal, se convierten en herramientas de extorsión.

La metáfora del capo de la mafia responde a esa lógica: favores a cambio de lealtad, amenazas contra quien se resiste, promesas que a veces no se cumplen. La diferencia es que aquí no se juega en Queens, sino con la estabilidad de la primera economía mundial.

El precio de esta deriva lo pagan, los ciudadanos estadounidenses, sus empresas, sus aliados. En última instancia, el propio sistema democrático. Y si algo nos enseña la historia de las instituciones extractivas es que, tarde o temprano, ese precio resulta demasiado alto.


La batalla por la Fed va más allá de los tipos. Gillian Tett. Financial Times.

Cuando Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, quiere enviar un mensaje a los mercados, suele recurrir a un programa de televisión de negocios o a un foro mediático amistoso. De ahí su aparición en Fox TV el miércoles pasado, pidiendo a la Reserva Federal que baje los tipos en su reunión de esta semana.

Esta vez Bessent también se ha adentrado en un terreno inesperadamente complejo: hace dos semanas una publicación especializada llamada International Economy publicó un extenso ensayo que escribió esta primavera, en el que describe su crítica a la Fed.

Esto resulta sorprendente dado que, antes de la reunión de la Fed, el presidente Donald Trump ha exigido no sólo recortes de tipos, sino también la expulsión de Lisa Cook, miembro de la junta directiva, por presunto fraude. Y más aún si tenemos en cuenta que Jerome Powell, presidente de la Fed, lucha por proteger la independencia de la institución y un tribunal ha frenado los esfuerzos para destituir a Cook.

Pero lo más notable de la diatriba intelectual de Bessent es que no se centra en absoluto en los tipos de interés. En su lugar, critica a la Fed por supuestamente enturbiar su misión, al politizarse en su forma de participar en la regulación financiera y de aplicar la relajación cuantitativa.

Bessent es muy mordaz con la relajación cuantitativa, que considera que tiene “fundamentos teóricos inciertos y consecuencias económicas problemáticas”, ya que distorsiona los mercados y aumenta la desigualdad de ingresos (al inflar los activos de los ricos). Por lo tanto, quiere que la Fed adopte un “mandato limitado”, sin compras de activos, para “ofrecer mejores resultados económicos y salvaguardar la independencia del banco central”. Y subraya que dicha independencia “es fundamental para el éxito económico de Estados Unidos”. Sí, en serio.

Bessent no es el único que opina así. Kevin Warsh, uno de los principales candidatos a la Presidencia de la Fed, transmitió un mensaje similar en un contundente discurso a finales del mes de abril. Lo mismo hizo Stephen Miran, asesor de la Casa Blanca que (de forma controvertida) se incorpora a la junta directiva de la Fed, en un ensayo del que es coautor. Kevin Hassett, otro asesor de Trump y principal candidato a suceder a Powell, también manifestó su oposición a la relajación cuantitatica en una carta abierta hace muchos años.

La camarilla de Trump

En suma, existe una camarilla en torno a Trump que quiere que la Fed limite su misión. En otras palabras, la interminable palabrería sobre la bajada de los tipos de interés es sólo una parte de la historia.

¿Qué deberíamos concluir? La verdad es que simpatizo con algunas de las críticas. Si bien la relajación cuantitativa tuvo sentido durante la crisis financiera de 2008 (y a principios de 2020, con la pandemia), su posterior uso excesivo distorsionó los mercados financieros y tuvo un impacto económico desigual. Además, pedir una revisión de la regulación financiera y del papel de la Fed en ella no es una locura, dado que el marco actual está extremadamente fragmentado.

Pero detesto la idea de que la Casa Blanca intente controlar la regulación financiera, aborrezco los ataques vengativos de Trump a Powell y temo que el ataque del presidente a la independencia de la Fed pueda destruir la credibilidad monetaria.

Hay otras objeciones a Bessent. Por ejemplo, el economista Paul Krugman, partidario de la relajación cuantitativa, detesta que el secretario del Tesoro utilice la llamada analogía de “ganancia de función” del Covid para fundamentar sus argumentos, ya que esto está vinculado a las teorías de la conspiración que fascinan a muchos en la base MAGA (Make America Great Again).

Interrogantes en el mercado

En cualquier caso, a medida que se intensifica la difamación monetaria los inversores se plantean al menos cuatro preguntas. Una: si la supuesta creencia de Bessent, Hassett, Warsh y Miran en la independencia de la Fed puede sobrevivir a los ataques despreocupados de Trump.

La segunda es si Bessent realmente puede detener o reducir las compras de activos, dado que la Fed ha sido un gran comprador de bonos del Tesoro, y que se necesitarán más compradores en el futuro. Cuanto más crezca el déficit estadounidense, mayor será la presión para el dominio fiscal (gestionar la política monetaria para gestionar la deuda). De hecho, es algo que ya está pasando: Trump justificó recientemente su petición de una bajada de tres puntos porcentuales de los tipos de interés señalando que esto “nos ahorraría un billón de dólares al año” en pagos de intereses.

Una tercera pregunta es cómo podrían encajar las opiniones de Bessent sobre la compra de activos con los tipos. Si Warsh, por ejemplo, sucede a Powell, ¿podría rebajar ligeramente los tipos para complacer a Trump, pero al mismo tiempo reducir el balance para satisfacer sus propios instintos de línea dura? Parece bastante probable.

Una cuarta y última pregunta se refiere al impacto para otros bancos centrales. La Fed no es la única que se enfrenta a preguntas sobre el supuesto desvío de la misión y el balance hinchado: por ejemplo, un drama alarmante se está gestando actualmente en el banco central de Nueva Zelanda.

Sin embargo, no esperen que estos cuatro temas salgan a la luz en la reunión de esta semana. Estará dominada por el debate sobre los tipos. Y mi propia apuesta es que la Fed aplicará un ligero recorte, pero luego no actuará durante un tiempo, para observar si los aranceles afectan (o no) a la inflación, sobre todo teniendo en cuenta las noticias sobre la subida de los precios.

La clave es que estos dramas sobre los tipos de interés no son lo único en juego; la batalla por el balance general y la misión de la Fed también importa. Y si la deuda sigue aumentando, la lucha se intensificará aún más. Prepárense: la gran batalla en torno a la Fed apenas ha comenzado.


El día en el que Sánchez se puso al frente de los violentos en Madrid. Javier Ayuso. Expansión 16 de Septiembre.

De tanto doblar el espinazo ante los golpistas catalanes y los herederos de ETA, Pedro Sánchez ha debido llegar a la conclusión de que la violencia es una herramienta eficaz en política. Este domingo, emulando a los defensores del procés cuando jaleaban los disturbios callejeros (“apreteu”, que decía Quim Torra), o a EH Bildu y sus homenajes a los asesinos, el presidente del Gobierno decidió ponerse al frente de las manifestaciones violentas propalestinas para boicotear La Vuelta ciclista a España en Madrid. El resultado fue el caos en la capital, grave peligro para los ciclistas, 22 policías heridos y un descrédito para nuestro país.

Después de veinte etapas en las que han intentado frenar la competición ciclista por la participación de un equipo de Israel, los manifestantes recibieron el apoyo implícito del líder socialista en un mitin en Málaga. “Mi admiración a los que están protestando”, afirmó; “España brilla como ejemplo en el mundo”. Era un mensaje claro: apretad, que la policía os va a dejar reventar la última etapa. Y así fue.

El ministro del Interior, Fernando Grande Grande-Marlasca, que ya había demostrado su desprecio a la ley al dejar escapar a Carles Puigdemont en su última incursión a Barcelona, desistió de controlar los disturbios públicos en la capital de España y dejó que sus policías fueran heridos por los manifestantes. El delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, llegó a celebrar públicamente el fracaso operativo de seguridad en La Vuelta y afirmó que la ciudad “ha sido ejemplo de dignidad”, por unas protestas que a su juicio no han causado “incidentes graves”.

Ese es el relato que han querido contar desde La Moncloa y desde Ferraz, con la colaboración de innumerables ministros, dirigentes socialistas y periodistas con la bufanda del PSOE. Probablemente, cuestionados por la presión de los políticos de Podemos, que llevan varias semanas liderando lo que consideran “desobediencia civil”, los socialistas han dado un paso más hacia la izquierda radical y han jaleado a esa minoría violenta dispuesta a todo. Sánchez fue este domingo un pirómano que dejó vendidos a los deportistas y a las fuerzas y cuerpos de seguridad.

No pongo en tela de juicio el derecho a los ciudadanos a manifestarse públicamente contra la masacre que está cometiendo el Estado de Israel contra la población palestina en Gaza y en otros territorios ocupados. Ya muy pocos dudan de que la respuesta de Benjamin Netanyahu ante el terrorismo de Hamás está siendo absolutamente desproporcionada y que la palabra genocidio es aplicable a la matanza de más de 60.000 personas, 20.000 de ellos niños, en la franja. Hay que combatirlo, por supuesto, pero no de esa forma.

De qué sirve lanzar a los violentos contra unos deportistas que se limitan a cumplir su trabajo, mientras se sigue comerciando con armas con Israel. Por mucho que lo nieguen, la realidad es que España compra y vende armamento al Estado israelí y mantiene las relaciones diplomáticas y comerciales. Defender el reconocimiento del Estado palestino es un paso importante (que, por cierto, está cundiendo entre nuestros socios europeos), pero si Sánchez quiere que nuestro país sea “un ejemplo de dignidad”, no hay que jalear a los violentos, sino actuar diplomáticamente con lo que consideran un Gobierno genocida.

Pero no nos equivoquemos. El movimiento de los socialistas este fin de semana va mucho más allá de la protesta contra Israel. Se trata de un plan estratégico para ocupar el espacio a su izquierda, en un momento en el que la lucha entre Sumar y Podemos divide a sus votantes. El presidente ha iniciado su larga marcha hacia la radicalidad, con vistas hacia las próximas citas electorales. Andalucía y Castilla León irán a las urnas de 2026 y no hay que descartar, cada vez menos, unas elecciones generales anticipadas.

Lo preocupante de este movimiento estratégico no es la posición ideológica que quiera ocupar Pedro Sánchez. Lo grave es cómo pretende hacerlo. No hay que descartar que tengamos un otoño caliente en las calles, promovido por los socialistas en contra de los que consideran la “extrema derecha y la derecha extrema”. La polarización y el frentismo le ha dado buenos resultados en el pasado y seguro que lo volverán a hacer. De hecho, ya lo están haciendo.

Una operación en la que ayuda mucho el radicalismo de Vox y la falta de respuesta por parte del PP. Este fin de semana, Santiago Abascal ha movilizado a miles de seguidores y a algunos de los más importantes líderes mundiales de la ultraderecha para el inicio de una campaña populista y xenófoba contra la inmigración ilegal. Un apoyo inestimable a la política que ha puesto en marcha el PSOE.

En su día, Mariano Rajoy pensó que fomentar el crecimiento de Podemos le ayudaría en su batalla contra el PSOE. Y el resultado fue que entre la formación morada y los socialistas, con la ayuda de los independentistas, le sacaron del poder con una moción de censura. Ahora desde Ferraz ayudan a crecer a Vox, incluso a través de las pseudoencuestas del CIS de Tezanos, con la esperanza de restar votos a Alberto Núñez Feijóo.

El curso político ha comenzado más polarizado que nunca, en un mundo lleno de odio y de violencia. Si los líderes españoles, de un lado y de otro, siguen alentando esos movimientos violentos nos va a quedar un país irreconocible. En esta lucha a bastonazos, Feijóo debería aprovechar para ocupar ese espacio de centro y de centro derecha que le están dejando libre Sánchez y Abascal.

 

Buen Fin de Semana!

Comentario de mercado viernes 12 de Septiembre del 2025.

A nivel geopolítico, esta semana la atención se centró en el ataque de Israel en solitario a líderes de Hamas en Qatar, aumentando el temor a un recrudecimiento del conflicto en Oriente Medio. En lo que respecta al plano comercial, Trump anunció que está preparado para imponer aranceles secundarios a China e India, a la que ya se los duplicó hasta el 50% este verano, por seguir comprando crudo ruso, siempre y cuando la Unión Europea también lo haga, y como forma de presión para que Rusia acabe con la guerra de Ucrania, una vez que ha finalizado el plazo que Trump dio a Putin para sentarse a negociar con Zelensky. Asimismo, esta semana Polonia (OTAN) ha derribado tres drones lanzados por Rusia hacia Ucrania, declarándolo “acto de agresión” y obligando al cierre temporal de parte del espacio aéreo polaco, posteriormente restablecido.

El dólar cae esta semana frente al euro pese al embrollo político que se vive en Francia tras la moción de confianza a Bayrou. Las expectativas de recortes de tipos oficiales en Estados Unidos siguen pesando con fuerza sobre el billete verde.

Eurodólar últimos 6 meses:

A medida que el precio del oro sigue subiendo los rendimientos de los bonos soberanos han caído tras los datos económicos débiles de Estados Unidos y las discusiones en curso sobre la independencia de la Reserva Federal. El oro sigue alcanzando máximos históricos en términos de precio. Aunque tradicionalmente se considera una cobertura contra la inflación, realmente lo que consideran la mayoría de analistas es que en la última década la compra de oro por parte de los bancos centrales globales ha sido impulsada por tensiones geopolíticas. El historiador de Princeton Harold James sostiene que el papel del oro va más allá de lo meramente monetario, señala que, a medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial, la razón para mantener reservas de oro se volvió cada vez más importante para Polonia y otras naciones fronterizas con la Alemania nazi. No era solo una base de la moneda nacional, sino un medio para defender tanto el presente como el futuro del Estado nación. En 2018, el banco central de Polonia tomó la decisión estratégica de duplicar sus reservas de oro comprando 126 toneladas, tras la invasión rusa de Ucrania, el gobernador del banco central polaco explicó que unas reservas de oro grandes y en crecimiento hacían de Polonia un país más creíble. Los bancos centrales de Hungría y República Checa también han realizado importantes aumentos en sus reservas de oro, ya que la sombra rusa en Europa del Este se ha vuelto más amenazante.

El Banco Central Europeo anunció ayer que los tipos de interés se mantienen en el 2%, el BCE considera que se encuentra en un buen punto para navegar las incertidumbres y dejó sin cambios el precio del dinero por segunda cumbre consecutiva. Se trata de algo que no pasaba desde mayo de 2024, justo antes de iniciar el periodo de recortes de los tipos, y que confirma el cambio de ciclo iniciado por el BCE. Ya quedan atrás los agresivos movimientos, tanto al alza como a la baja, que experimentaron sus tipos de interés en estos últimos años. “Seguimos en una buena posición. La inflación está donde queremos que esté”, aseguró Christine Lagarde, presidenta del banco central. Con la inflación en el 2%, el BCE disfruta del objetivo conquistado de la estabilidad de precios tras años de lucha. Aunque vigila de cerca los riesgos a los que se enfrenta la zona euro, puede permitirse el lujo de tomarse más tiempo para fundamentar con datos sus decisiones monetarias. Las amenazas, además, son ahora menores. La firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos en unos términos ligeramente peores a los recogidos en el escenario base, pero mucho más positivos que los contemplados en el adverso, retira elementos de incertidumbre económica. Algunos miembros del Consejo de Gobierno llegaban a la nueva cumbre abiertos a la opción de acometer un nuevo recorte de los tipos de interés, pero finalmente el consenso fue total respecto a que la mejor opción para esta cita era no hacer cambios. “Fue una decisión unánime”, se limitó a confirmar Lagarde. La gran novedad de la cumbre estuvo en las perspectivas sobre los futuros movimientos. Sin comprometerse a adoptar un camino predeterminado, Lagarde sí que alejó las posibilidades de un nuevo recorte de los tipos de interés al señalar que “el proceso desinflacionario se ha acabado”. Con ello Lagarde parece indicar que, más que una pausa en el nivel actual, el 2% puede ser el final de la senda de bajadas. Pese a ello, por cautela, evitó referirse a ello en esos términos. La tesis de que no habrá más bajadas de tipos también se vio reforzada por la lectura que hizo Lagarde de las nuevas proyecciones macroeconómicas. La presidenta del BCE desdeñó el hecho de que en 2026 y en 2027 la inflación se situará por debajo del objetivo del 2% al señalar que “nuestra nueva estrategia nos permite obviar pequeñas desviaciones”. Realmente, los nuevos cálculos ofrecen una de cal y otra de arena. La inflación esperada para 2026 escala al 1,7% dejando atrás ese 1,6% que tanto preocupaba a los banqueros centrales más cautos. Sin embargo, para el año siguiente también se queda por debajo del objetivo, dando síntomas de una debilidad algo persistente. En esa revisión mixta, el hecho de que Lagarde, en nombre de la mayoría del Consejo de Gobierno, recalque la visión que reforzaría no bajar más los tipos se percibe en el mercado como toda una declaración de intenciones. El crecimiento económico, además, se ha revisado al alza para este año del 0,9% al 1,2% pese a que el acuerdo comercial firmado entre Estados Unidos y la Unión Europea es menos benigno que el recogido en el escenario base. El avance del PIB se frena después al 1% el próximo año, dejando el avance en niveles muy similares a los contemplados en la cumbre de junio y muy lejos de cualquier riesgo de una potencial crisis, lo que elimina urgencias.

Cuando los bancos centrales suben con fuerza los tipos de interés, como lo hizo el BCE entre 2022 y 2023, suelen acabar rompiendo algo en la economía y provocando algún tipo de crisis para contener la inflación, sin embargo, el BCE ha conseguido cerrar el círculo de un periodo de enorme volatilidad en el precio del dinero, 450 puntos básicos de subida y 250 puntos básicos de bajada, manteniendo la estabilidad financiera y un crecimiento frágil, pero positivo, en todo momento pese a las amenazas. Es el famoso aterrizaje suave de la economía, un objetivo que todas las autoridades persiguen, pero que muy pocas logran.

En cuanto a los índices de sentimiento de mercado, aunque el S&P500 cotiza en máximos históricos el sentimiento es bastante cauto y la euforia no está presente en los inversores, el índice miedo/euforia de la CNN (Fear&Greed Index) está en 53 frente al 75 que estaba al inicio de Julio, el índice alcistas menos bajistas (AAII Bulls Minus Bears) vuelven a ver más bajistas que alcistas, más de 10 puntos de diferencia. Y en la encuesta NAAIM los gestores bajan en la semana 10 puntos de exposición a la renta variable.

Importante esta semana:

El dato más importante de la semana fue el de inflación de Estados Unidos publicado ayer que no deparó sorpresas, el IPC estadounidense del mes de agosto se saldó con una aceleración de la referencia general de dos décimas hasta el 2,9%, en línea con lo esperado. Por su parte, el dato subyacente se mantuvo sin cambios en el 3,1% también en línea con las estimaciones del consenso. En términos mensuales el dato general se aceleró en dos décimas hasta el 0,4% frente al 0,3% estimado, mientras que el subyacente se mantuvo sin cambios en el 0,3%, en línea con lo manejado por el consenso. Esta última referencia, más relevante para valorar la inflación de fondo, confirma que la aceleración de precios está vinculada en parte a productos importados que siguen encareciéndose, si bien es cierto que todavía de forma moderada, reflejando cada vez más el impacto de los aranceles. Todo apunta a que en la reunión de la Reserva Federal de la próxima semana se anunciará un recorte de tipos de 25 puntos básicos, en un contexto en el que la Autoridad Monetaria está priorizando la evolución del mercado laboral, y su impacto en materia de actividad. 

En Estados Unidos según Wall Street Journal, la Casa Blanca estaría preparando un informe sobre las estadísticas laborales publicadas por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), lo que apunta a una posible disputa política en torno a la fiabilidad de los datos de empleo.

También en Estados Unidos este martes un juez dictaminó que Lisa Cook puede continuar en su puesto como gobernadora de la Fed mientras avanza el proceso legal que cuestionaba su nombramiento, así que continuará en su puesto por el momento. Por otra parte, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, criticó que los tipos de interés actuales están “ahogando el crecimiento” y pidió una recalibración tras la revisión a la baja de las cifras de empleo.

Polonia informó este miércoles que sus fuerzas armadas derribaron drones rusos que violaron el espacio aéreo polaco, lo que incrementa la tensión en la frontera oriental de la OTAN.

Las expectativas de inflación de los consumidores americanos siguen subiendo y según la encuesta de la Fed de Nueva York en agosto se elevaron hasta el +3,2% a 12 meses vista, un repunte desde el nivel del +3,1% anterior y vuelven a su mayor nivel desde mayo tras el anuncio de la subida de aranceles del Día de la Liberación. Por otro lado, aumenta la concesión de crédito para el consumo y en julio el flujo de incremento de crédito alcanzó los 16.010 millones de dólares frente a los 9.613 millones del mes anterior y un ritmo de crecimiento interanual del +3,8%.

En cuanto a los datos macroeconómicos americanos, que guiarán a la Fed en las próximas decisiones de tipos de interés destacan los datos de empleo, este martes conocimos una fuerte revisión a la baja de las cifras de creación de empleo en Estados Unidos, que mostrarían ahora un menor dinamismo del mercado laboral que lo publicado anteriormente. En la revisión preliminar de los datos históricos de creación de empleo para el periodo comprendido entre abril 2024 y marzo 2025, se rebajaron en términos acumulados en 911 mil personas, una media de 76 mil empleados menos al mes frente al dato publicado previamente. Estas cifras serán revisadas nuevamente a comienzo del próximo año y solamente ahí pasarán a formar parte de la serie histórica. Este es el segundo año consecutivo donde las estadísticas de empleo sufren fuertes revisiones, siendo esta la mayor en al menos los últimos 25 años y refleja, entre otras cosas, la menor tasa de respuesta que está teniendo el Bureau of Labour Statistics en sus encuestas, que son la base para la confección del dato de creación de empleo. Habitualmente, en años anteriores, la revisión final ha sido algo menos negativa que la preliminar, publicada este martes. Por ejemplo, el año pasado pasó de -811 mil empleos hasta -598 mil. También conocimos esta semana una mejora de la confianza de las pymes estadounidenses, que en agosto se elevó a su mayor nivel desde enero y apunta a una reactivación de la actividad interna. En concreto, el índice realizado por el NFIB subió cinco décimas hasta 100,8 y superó las expectativas. Esta mejora vino impulsada por un aumento de las expectativas de ventas en los próximos meses, un 12% de los empresarios espera este mes un incremento de sus ventas futuras, el doble de lo visto en julio. Sin embargo, menos positivo es el hecho de que continúa reduciéndose las intenciones de inversión de las pymes, un 21% frente a la media del 26% de los últimos 25 años, una muestra de que la incertidumbre sobre la política económica está pesando en el ánimo de los empresarios.

El déficit presupuestario estadounidense alcanzó un récord de 345.000 millones de dólares en agosto, ligeramente por encima de lo esperado (340.000 millones), a pesar de los ingresos récord por aranceles, que sumaron 30.000 millones.

En Europa según fuentes de Bloomberg y Reuters, el BCE considera que no se necesitan más recortes de tipos para alcanzar el objetivo del 2% en materia de inflación, aunque sus nuevas proyecciones muestren una leve desviación a la baja. En este sentido, Lagarde minimizó la relevancia de la ligera revisión a la baja de la inflación prevista para 2027 (1,9% IPC general y 1,8% IPC subyacente), argumentando que se trata de una desviación técnica vinculada a la apreciación del euro.

En Francia la moción de confianza en Francia se saldó este lunes con la caída del gobierno de Bayrouen línea con lo esperado, y supondrá el tercer cambio de gobierno en poco más de un año, una señal de la elevada fragmentación política y dificultad de acuerdos. La búsqueda de apoyo a sus medidas de reducción del déficit público, en 44.000 millones de euros en 2026 hasta 4,6% esperado en 2026 frente al 5,4% en 2025, sin estas medidas, el déficit público se elevaría a 6,1%, recibió 364 votos en contra frente a 194 a favor. Bayrou presentó el lunes formalmente su dimisión al presidente Macron, que nombrará un nuevo primer ministro para evitar la convocatoria de nuevas elecciones. Un primer ministro que podría salir de los partidos de centro y buscando acuerdos con los Socialistas, en la medida en que la derecha ha rechazado la posibilidad de un gobierno dirigido por los socialistas. No hay un plazo definido para el nombramiento del nuevo primer ministro, Macron tardó algo más de una semana en nombrar a Bayrou y dos meses en hacerlo con Barnier, que sólo duró 90 días en el cargo, aunque la necesidad de aprobar los Presupuestos Generales del Estado 2026 apremia. El Presidente Macron nombra a Sébastien Lecornu, fiel macronista y actual ministro de Defensa, como nuevo primer ministro. La elección sorprende a la izquierda ya que Lecornu es un viejo miembro de Los Republicanos, por lo que el nombramiento es interpretado como un giro a la derecha a la hora de buscar pactos parlamentarios.

El IPC chino cayó un -0,4% interanual en agosto, por debajo de lo esperado (-0.2% interanual), mientras que los precios de producción se mantuvieron en 2,9%, en línea con las previsiones. Los datos confirman la debilidad de la demanda interna y los riesgos deflacionistas, lo que podría presionar a Pekín a intensificar medidas de estímulo económico en los próximos meses.

Según la NBC, un grupo de políticos estadounidenses de ambos partidos viajará a China este mes, en lo que será la primera visita oficial de este tipo desde 2019.


Esperanza en las OPV de EEUU. Lex Column. Financial Times.

La gran oleada de ofertas públicas de venta de 2025 –esa que nunca se materializó, a pesar de la gran expectación– ha vuelto. Varios nombres de alto perfil saldrán al mercado en los próximos días. Algunos intentaron, sin éxito, debutar antes del anuncio de aranceles del presidente Donald Trump en abril.

Entre ellos se encuentran Klarna, la empresa sueca especializada en la compra al instante y el pago posterior, que fijó el precio de su OPV en una valoración de 15.000 millones de dólares (12.800 millones de euros), y la plataforma de compraventa de entradas StubHub. Entre los debutantes figura Gemini Space Station, la plataforma de negociación de criptomonedas. Juntas, las tres firmas representan más de 25.000 millones de dólares de capitalización de mercado en el extremo superior de sus rangos de precios indicados.

La opinión generalizada es que, una vez que algunas emisiones se desarrollen sin contratiempos, la llamada ventana de OPV permanecerá abierta durante un tiempo. Esto facilitaría el regreso a los niveles anteriores: según LSEG, este año solamente se han recaudado 22.000 millones de dólares mediante OPV en EEUU, un 9% menos que en el mismo período de 2024, y muy por debajo del récord de 151.000 millones de 2021.

Las condiciones son bastante atractivas. Las bolsas están en máximos históricos o cerca de ellos, y el mercado cuenta con una alta probabilidad de que la semana que viene se rebajen los tipos de interés. Inversores y empresas parecen haberse resignado a que la volatilidad relacionada con los aranceles de Trump sea la nueva normalidad. Renaissance Capital estima que entre 40 y 60 OPV en EEUU podrían recaudar aproximadamente 10.000 millones de dólares entre septiembre y finales de año.

En el caso de Klarna, una valoración razonable debería ser beneficiosa. En 40 dólares, el precio de la acción se fijó por encima de su rango objetivo, pero un 66% por debajo de su valoración máxima de 2021, cercana a los 46.000 millones de dólares. También parece barata en comparación con su rival estadounidense, Affirm. Suponiendo que Klarna siga creciendo al ritmo actual, estaría valorada en 4,5 veces los ingresos del próximo año. Affirm, con una valoración de mercado de casi 29.000 millones de dólares, cotiza a un múltiplo de más de siete veces.

Los defensores del mercado estadounidense de OPV apuntarán al índice de OPV de Renaissance, que rastrea la evolución de las emisiones durante los dos años siguientes a su debut en Bolsa. El índice ha subido un 17% en lo que va de año, superando el alza del 11% del S&P 500, lo que sugiere un fuerte interés por los nuevos valores.

Pero gran parte de esa cifra se debe a los sólidos debuts en Bolsa de empresas de sectores en auge, como Circle Internet Group, emisor de la stablecoin USDC, el operador de centros de datos de inteligencia artificial CoreWeave, y el fabricante de software Figma.

Klarna y StubHub pondrán a prueba el interés del mercado por valores que, a pesar de su matiz tecnológico, están expuestos a la economía en general –préstamos al consumo en el caso de Klarna y gasto en entretenimiento en el de StubHub–, así como por aquellos que aprovechan el auge de la IA y las criptomonedas. Un mercado de OPV con mucha actividad es una cosa; uno sano y diverso es aún mejor.


El asesinato de Charlie Kirk y la “violencia despreciable” de la política de EEUU. James Politi y Lauren Fedor. Financial Times.

Parecía el tipo de evento que llevó al joven influencer Charlie Kirk a lo más alto de la política y lo convirtió en una figura clave para la reelección de Donald Trump el año pasado. Una carpa, un micrófono en mano y un grupo de estudiantes deseosos de hablar sobre política bajo el sol con una estrella del movimiento Maga de Trump. Esta fue la primera parada de Kirk en una nueva gira para convencer a los jóvenes de la visión del presidente de Estados Unidos. Duró solo unos minutos. Una bala impactó a Kirk en el cuello, acabando con su vida, provocando un gran desconsuelo entre los votantes conservadores y otro impactante acto de violencia política en Estados Unidos.

Spencer Cox, gobernador republicano de Utah, calificó el asesinato de Kirk de “asesinato político”. “Nuestra nación está rota… nada de lo que diga puede unirnos como país”, declaró Cox en una emotiva declaración en una rueda de prensa el miércoles. La sangrienta brutalidad se volvió aún más extrema por el contexto, un evento para estudiantes que acudieron a un acto a participar en un discurso político civil.

En la Casa Blanca, el duelo se mezcló con una sensación de rabia. Al anunciar su muerte en Truth Social, Trump calificó a Kirk de “grande e incluso legendario”, y añadió que “nadie comprendía ni tenía el corazón de la juventud de Estados Unidos mejor que Charlie”. El presidente canceló una cena en el Jardín de las Rosas prevista para el miércoles y ordenó que las banderas estadounidenses ondearan a media asta hasta el atardecer del domingo.

Horas después, Trump publicó un vídeo en Truth Social culpando a la “izquierda radical” de la muerte de Kirk y señalando que su administración estaba decidida a erradicar la violencia política contra sus correligionarios conservadores. “Mi administración encontrará a todos los que contribuyeron a esta atrocidad y a otros actos de violencia política, incluyendo a las organizaciones que la financian y apoyan, así como a quienes persiguen a nuestros jueces, fuerzas del orden, funcionarios y a todos los que mantienen el orden en nuestro país”, declaró Trump en el vídeo grabado en el Despacho Oval.

Añadió que “la violencia política de la izquierda radical ha herido a demasiadas personas inocentes y se ha cobrado demasiadas vidas”.

Horas antes, los principales demócratas se habían unido para condenar el asesinato del hombre de 31 años, padre de dos hijos, que era un ferviente crítico de la política progresista.

“Todavía no sabemos qué motivó a la persona que disparó y mató a Charlie Kirk, pero este tipo de violencia despreciable no tiene cabida en nuestra democracia”, escribió el expresidente Barack Obama en X.

Gavin Newsom, el gobernador demócrata de California, que elogió a Kirk en su podcast a principios de este año, calificó el ataque de “repugnante y vil”. Por su parte, el expresidente republicano George W. Bush declaró que “la violencia debe ser erradicada de la esfera pública. Los miembros de otros partidos políticos no son nuestros enemigos; son nuestros conciudadanos”. Pero la indignación y la enorme polarización política del país no tardaron en hacer acto de presencia, no solo en el Despacho Oval. En la Cámara de Representantes, la tensión se desató después de que el presidente Mike Johnson presidiera un minuto de silencio en memoria de Kirk, y Lauren Boebert, republicana de Colorado, pidiera una oración. Ante la protesta de los demócratas, la polémica derivó en una discusión a gritos en la Cámara. Anna Paulina Luna, republicana de Florida, exclamó: “¡Ustedes han provocado esto!”.

Nancy Mace, republicana de Carolina del Sur, declaró a la prensa que “los demócratas son responsables de lo ocurrido hoy”, incluso antes de que se identificara a un sospechoso. Fuera de Washington, Elon Musk aseguró que “la izquierda es el partido del asesinato”. Katie Miller, esposa de Stephen Miller, asesor cercano de Trump, escribió que los liberales tenían “sangre en sus manos”.

Los asesinatos selectivos han formado parte de la vida política estadounidense durante generaciones, desde el de Abraham Lincoln en 1865 hasta los asesinatos de John F. Kennedy, su hermano Robert F. Kennedy y el líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr. en la década de 1960. Ronald Reagan también sufrió un intento de asesinato en 1981.

Violencia creciente

Pero en los últimos años la violencia política ha ido a más en Estados Unidos, junto con la creciente polarización del país y la laxa legislación sobre armas. Gabrielle Giffords, entonces legisladora demócrata por Arizona, recibió un disparo durante un mitin con sus electores en 2011. Steve Scalise, miembro republicano de la Cámara de Representantes por Luisiana, recibió un disparo en un partido de béisbol del Congreso en 2017. Una serie de ataques más recientes han conmocionado a la nación. Esto incluye el violento asalto al Capitolio por parte de seguidores de Trump en 2021 y los dos intentos de asesinato contra él durante la campaña electoral del año pasado. Uno de ellos hirió a Trump y mató a un espectador en un mitin en Butler, Pensilvania.

En abril, Josh Shapiro, gobernador demócrata de Pensilvania, fue blanco de un incendio provocado en su residencia en plena noche. El pasado junio, Melissa Hortman, representante demócrata de Minnesota, fue asesinada en su domicilio junto con su esposo en un asesinato con motivos políticos. El temor ahora es que, en un país demasiado acostumbrado a episodios violentos que desgarran la vida política, el asesinato de Kirk provoque una reacción más violenta en lugar de un ejercicio de introspección o una desescalada de la retórica política que ha dominado el país en los últimos años.

Algunos líderes electos afirmaron que se necesitaba un cambio en la cultura política. “Debemos apelar a un sentimiento común de humanidad y aceptar nuestras diferencias. Eso es lo que significa vivir en una sociedad pluralista”, sentenció David Holt, alcalde republicano de Oklahoma City, escenario del peor acto de terrorismo interno en la historia de Estados Unidos, cuando una bomba destruyó un edificio del gobierno federal, acabando con la vida de 168 personas.


Buen Fin de Semana!

Comentario de mercado viernes 5 de Septiembre del 2025.

Esta semana las Bolsas americanas han vuelto a marcar nuevos máximos históricos ante la perspectiva de que la Reserva Federal empezará a bajar tipos tan pronto como este mismo mes de septiembre, unos peores datos del mercado laboral americano cimentan esta idea…

S&P 500 desde 1926:

Este mes de Agosto no se ha producido la corrección de mercado que muchos analistas anticipaban y que suele producirse todos los años, como resumen del mes tuvimos fuertes avances de las compañías de pequeña capitalización americanas, el oro volvió a ser uno de los mejores activos, y en cuanto a índices el Nikkei japonés y el Ibex fueron los mejores entre los países desarrollados, mientras que China y Brasil tuvieron un agosto muy positivo entre los emergentes. Por sectores, los cíclicos ex financieros lo hicieron mejor en Europa, tras un final de julio muy malo, y muchos de los sectores más penalizados rebotaron en Agosto dentro del STOXX 600, como por ejemplo Autos, Recursos Básicos, Bienes de consumo y Químicas.

Índices Russell 2000 (engloba las 2.000 compañías más pequeñas del Russell 3000 americano) en Agosto (+9,21%):

IBEX 35 durante del mes de agosto (+3,75%):

Nikkei 225 japonés Agosto:

La subida del precio del oro de los últimos tres años tiene una característica especial que sorprende a algunos analistas. La continua subida del precio de la onza en este periodo ha roto su tradicional correlación negativa con el nivel de los tipos de interés. Históricamente, las subidas de tipos deprimían el precio del oro, al aumentar el coste de oportunidad de tener lingotes, que no dan intereses a diferencia de la renta fija. Pero en los últimos años, el precio del dinero subió, y también lo ha hecho el del oro. Como explicación alternativa, los analistas explican la fuerte revalorización por dos factores principales. Por un lado, las intensas compras de oro por parte de bancos centrales, especialmente de países emergentes, que tras las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania buscan reservas alternativas al dólar. El segundo elemento es la búsqueda de refugio por los inversores, que cubren sus posiciones en Bolsa y bonos con oro, inmune normalmente a las correcciones. Gracias a ello, la onza ha pasado de unos 1.600 dólares al inicio de 2022 a los 3.600 dólares actuales. Hay analistas que le siguen viendo recorrido a esta subida, Goldman Sachs maneja los 4.000 dólares como escenario central para 2026, sobre todo por la expectativa de que los inversores tomen el relevo a los bancos centrales como grandes compradores de oro, Goldman ve posible una subida hasta casi los 5.000 dólares, para lo que bastaría que un 1% del mercado de bonos estadounidenses se pasara al metal. Ese escenario podría producirse, según Goldman, en caso de “daños a la independencia de la Fed”. ya que llevaría a “una inflación más alta, tipos de interés a largo más altos (precios de los bonos a la baja), acciones a la baja y una erosión del estatus de reserva del dólar”.

Precio del oro en máximos históricos (3.561 dólares la onza):

El aumento del coste de la deuda a 30 años en Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Francia empieza a poner nerviosos a los inversores y a trasladarse a otros activos como pasó esta semana con la caída de las bolsas de comienzo de semana. Los inversores están pidiendo más rentabilidad a los países con mucha deuda pública y con fuerte inestabilidad política por el avance de tendencias populistas. En Estados Unidos con Donald Trump, el actual Ejecutivo francés está a punto de caer, la coalición japonesa acaba de perder su mayoría en el Senado y en Reino Unido un partido de extrema derecha lidera las encuestas. Como está demostrando Trump con su presión a la Fed, una de las estrategias de este tipo de políticos es presionar a los bancos centrales para que bajen los tipos de interés. Esto puede estimular el crecimiento inicialmente, pero a largo plazo puede llevar a más inflación y obligar a fuertes subidas de tipos de ahí el repunte del coste de la deuda a 30 años. Esta semana un informe de los analistas de Deutsche Bank alertaba que estamos viendo un círculo vicioso en cámara lenta, la mayor preocupación por la deuda eleva las rentabilidades, y a su vez empeora la dinámica fiscal, lo que hace subir más el coste. Société Générale, decía el martes en un informe que “la independencia de la política monetaria afronta un gran desafío, no solo en Estados Unidos, por el populismo político y la creciente presión fiscal”. También en Europa, señala el banco francés, ya que podría ponerse en cuestión el objetivo de inflación del 2% del BCE. Incluso la deuda alemana a 30 años se está encareciendo. El problema para la Bolsa, especialmente en Estados Unidos y sus tecnológicas, es que las elevadas valoraciones necesitan unas bajas tasas de descuento. Por tanto, si no se calman los tipos a largo plazo, puede agudizarse la corrección bursátil.

“Hay varios factores que influyen, desde los habituales, como la inflación y las preocupaciones fiscales, dados los elevados niveles de deuda de algunas economías importantes, hasta la inquietud por la independencia de la Reserva Federal y el repunte de la emisión de deuda tras las vacaciones de verano“, explicaba esta semana en un informe de análisis de renta fija de Julius Baer.

– Las tensiones en Estados Unidos. En Estados Unidos, la política arancelaria de Donald Trump generará inflación en el largo plazo, lo que ha llevado a los inversores a exigir mayores retornos en los bonos de largo vencimiento, como a 30 años. Además, esta misma semana, la justicia de Estados Unidos ha declarado ilegales la mayoría de los aranceles impuestos, lo que podría truncar los planes de reducir el elevado déficit fiscal del país. A todo ello, se suman algunos datos macroeconómicos que están comenzando a mostrar cierta debilidad (como el mercado laboral), así como el empeño de Trump de controlar la Fed.

Francia y Reino Unido, bajo la lupa. El 8 de septiembre, el primer ministro francés, François Bayrou, se someterá a una cuestión de confianza, ante la fuerte oposición a los presupuestos para 2026. Unos obstáculos políticos que están dificultando la urgente consolidación fiscal del país, que posee una de las deudas más altas de la UE (de casi el 114% del PIB). En Reino Unido, el mercado está en alerta ante los presupuestos de otoño y la deuda a 30 años ha tocado niveles de 1998 ante las dudas sobre las medidas fiscales.

Japón también inquieta. El mercado de bonos también se ha tensado tras la escasa demanda de las últimas subastas del Banco de Japón, a lo que se suma la incertidumbre política sobre la continuidad del primer ministro y su potencial sustituto, que podría aumentar el gasto fiscal.

Principales afectados. Las carteras de bonos de bancos y aseguradoras y los fondos de renta fija son los principales afectados por el repunte de las rentabilidades, que dejan caídas en el precio. También los valores muy endeudados que ven una amenaza en los tipos más altos.

Los riesgos. La continuidad de altas rentabilidades de la deuda a largo plazo podría activar los temores de crisis. Si los rendimientos de los bonos a largo plazo se mantienen altos durante más tiempo, esto afectará gradualmente al coste que supone para un gobierno pedir dinero prestado. Eso, junto con cualquier deterioro de las economías, podría significar un círculo vicioso en el que los niveles de deuda aumenten aún más.

Las recomendaciones de los analistas. La mayoría de analistas recomiendan bonos de vencimiento intermedio ya que se benefician de curvas más pronunciadas, tienen suficiente duración para aprovechar los rendimientos más bajos y tienen carry para amortiguar los movimientos adversos de los tipos.

Rentabilidad del Bono del Tesoro americano a 30 años desde el 2020:

Desde Columbia Threadneedle llegaba esta semana una referencia a un estudio de Paul Temperton, de la consultora económica TIER, que ha elaborado un gráfico muy interesante que muestra una historia de 5.000 años de los tipos de interés, comenzando en la época babilónica. Durante los últimos más de 300 años, el proxy del G7 está representado por el tipo del Banco de Inglaterra. El gráfico destaca que el período de tipos de interés extraordinarios fue el de tipos cero, o cercanos a cero, que se mantuvieron entre la crisis financiera global (2008) y la fase de recuperación posterior al Covid (2022). La tasa media del Banco de Inglaterra desde 1694 es del 4,5%, lo que significa que la tasa actual del 4% podría considerarse históricamente acomodada.

Tipos de interés desde la época babilónica:

El mes de septiembre comienza cargado de publicaciones macroeconómicas relevantes, en Estados Unidos destacan las referencias del mercado laboral con el negativo precedente de la cuantiosa revisión a la baja de la creación de empleo en los dos meses previos que conocimos con el dato de julio, -258.000, y que ha sido el que ha provocado el giro de Powell a un tono más acomodaticio en cuanto a política monetaria. Se espera relativa estabilidad en la tasa de paro (4,3% esperado por los analistas frente al 4,2% del mes anterior) y en salarios (+3,7% esperado frente al +3,9% previo). Hoy tendremos datos de payrrolls y la tasa de Paro.

El mercado está muy pendiente de la situación política en Francia, donde esta semana el primer ministro Bayrou se ha reunido con los partidos de la oposición para intentar salvar la moción de confianza que se celebrará el 8 de Septiembre, algo que parece improbable.

En el terreno comercial las últimas noticias son que la Unión Europea sigue sin estar dispuesta a ceder en la tasa a servicios digitales tal y como demanda Trump, a la vez que amenaza con nuevos aranceles. Asimismo, la administración americana tiene la intención de ampliar en los próximos meses la lista de productos sujetos a aranceles sectoriales (sección 232) con el fin de compensar el posible bloqueo legal de los aranceles recíprocos. Se podrían ampliar así los importes afectados en acero y aluminio, a la vez que anunciar aranceles a otros sectores como semiconductores, productos farmacéuticos, minerales críticos, etc. Todo esto se añade a las recientes amenazas de aranceles del 200% a China si no facilita la exportación de imanes de minerales raros y del 50% a India (incrementado desde 25%) por continuar comprando crudo ruso.

En su informe de estrategia de comienzo de curso Julius Bäer espera que la Fed bajará los tipos un 0,25% 3 veces de aquí a final de año, ya que los tipos de interés se encuentran en territorio muy restrictivo teniendo en cuenta la pérdida de dinamismo de la economía estadounidense. Aunque los analistas de Julius Bäer dudan que esa sea la solución a todos los problemas, tal y como demostró el ciclo de subidas la economía estadounidense se ha vuelto relativamente inmune a los tipos de interés. El bajo endeudamientos del sector privado (empresas y familias), refinanciado además a tipos mínimos en el Covid, hizo posible que la economía no entrase en recesión ante la mayor y más rápida subida de tipos de interés por parte de la Fed (2022). De manera análoga, no debería ser el mayor de los estímulos cuando lleguen las bajadas. Los menores tipos de interés son muy necesarios para que el gobierno estadounidense pueda refinanciarse a tipos más favorables. De ahí la presión sobre la Fed para que empiece con las deseadas bajadas. La Fed se resiste, pues aún no tiene suficiente visibilidad sobre el impacto que los aranceles puedan tener sobre una inflación que no baja del 3%. Unos precios industriales altos y mayores de lo esperado (+3,7%, sin energía ni alimentos) no apuntan a nada bueno cuando las empresas empiecen a trasladar costes al consumidor y, por tanto, se refleje en la inflación. El indicador clave no son los tipos a corto plazo, consigo o no consiga la presión política hacer que la Fed los baje, sino los tipos a largo plazo. El tipo a 30 años americano es al que se referencian las hipotecas y este si podría tener un impacto importante a la hora de darle un respiro al consumidor. Sin embargo, precisamente por las dudas sobre la inflación provocadas por la propia política comercial de Trump, no parecen bajar del 4,90%.

En cuanto a flujos de los inversores en el informe mensual de Kepler Chevreux de Agosto lo más destacado son los fuertes flujos de compra en Renta Fija, especialmente crédito Investment Grade y deuda soberana de países emergentes. El flujo comprador en Renta Fija por primera supera los 60 billones de dólares mensuales. También destaca en Agosto el flujo comprador de ETFs de oro y plata y el flujo vendedor en ETFs de tecnología.

Importante esta semana:

Xi Jinping, en un desfile militar junto a Putin y Kim Jong Una, presentó a China como una potencia “imparable”. Trump, en paralelo, acusó a Xi de conspirar junto con Rusia y Corea del Norte en contra Estados Unidos, aunque restó importancia a esa alianza.

En Estados Unidos, Daly, presidente de la Reserva Federal de San Francisco, señaló que “pronto será el momento de recalibrar la política monetaria”, lo que apoya la idea de que la Reserva Federal podría empezar a bajar tipos en septiembre, también destacó que el impacto inflacionista derivado de los aranceles probablemente será transitorio, restando importancia al riesgo de que estos impulsen un repunte duradero de precios.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo que espera que el Tribunal Supremo confirme la legalidad de los aranceles impuestos por Trump, aunque aseguró tener un plan alternativo en caso contrario. Recalcó que el presidente tiene “un respecto increíble por la Fed” y restó importancia al impacto en los mercados de deuda tras el intento de destituir a la gobernadora Cook. Por otra parte, adelantó que el Gobierno abordará la escalada de precios de la vivienda y podría declarar una emergencia nacional de vivienda este otoño.

Los modelos de previsión de la Fed muestran una mejora notable en las expectativas de crecimiento del PIB para el tercer trimestre. Así, el indicador de la Fed de Nueva York subió al 2,2% (desde 2,0%), mientras que el de la Fed de Atlanta sorprendió al aumentar hasta el 3,47% (desde 2,18%).

Un tribunal federal de apelaciones confirmó la semana pasada que los aranceles globales de Trump se emitieron de manera ilegal bajo la ley de emergencias, respaldando una decisión previa de la Corte de Comercio Internacional. Esto supone un revés legal para la administración Trump y abre interrogantes sobre la validez de ciertas medidas comerciales en vigor. A partir de aquí los aranceles se mantendrán hasta el 14 de octubre para permitir que la Administración Trump presente una apelación ante el Tribunal Supremo que decidirá si deben detenerse de forma permanente y, en caso afirmativo, si el gobierno debe reembolsar lo recaudado.

Tras la compra de una participación del 10% de Intel por parte del gobierno americano, Estados Unidos anunció esta semana que revocará la autorización a Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC) para enviar tecnología de chips a China a partir de finales de año. El Gobierno estadounidense ha decidido retirar el estatus de “usuario final validado” (VEU) a TSMC, una designación que permitía a la empresa taiwanesa exportar con agilidad equipos y tecnologías controladas por Estados Unidos a su planta en Nanjing, China. La pérdida de este estatus obligará a TSMC a solicitar licencias individuales para cada envío, lo que aumentará la carga burocrática y generará mayor incertidumbre operativa. Aunque la planta de Nanjing representó solo el 2,4 % de los ingresos totales de TSMC en 2024, la medida se enmarca en una política más amplia que también afecta a otras compañías con mayor presencia en China, como Samsung y SK Hynix.

En Francia, de cara a la moción de confianza del próximo lunes, el primer ministro Bayrou advirtió que el verdadero tema en juego no es su cargo, sino “el destino de Francia”. En entrevistas televisivas reconoció que el acuerdo “es algo bonito”, pero dudó de que sea posible ante la falta de disposición de la oposición, cuyas declaraciones del fin de semana pasado refuerzan la expectativa de que no le darán apoyo. El partido de Marine Le Pen (Agrupación Nacional) se prepara para unas elecciones anticipadas, convencido de que los intentos del primer ministro Bayrou de reunir apoyos esta semana fracasarán. Sin embargo, según prensa, Les Républicains se muestran divididos ante la moción de confianza, con varios diputados que podrían optar por la abstención, lo que podría hacer que la moción de confianza no consiga la mayoría absoluta necesaria para que salga adelante, por lo que Bayrou seguiría en pie.

Este martes conocimos el dato de inflación de la eurozona de Agosto, que vuelve a repuntar por encima de la cota del 2%, después de tres meses contenida en el umbral fijado por el Banco Central Europeo o por debajo de él. El Índice de Precios de Consumo en la unión monetario repuntó una décima en agosto, hasta el 2,1% anual. Con ello, eleva la presión a Fráncfort para que retrase o evite nuevas rebajas de tipos, algo de lo que el BCE ya está bastante convencido debido al muy probable efecto inflacionario de la guerra arancelaria desatada por Estados Unidos contra sus socios comerciales. Este repunte se debió fundamentalmente a los precios de la energía, que cayeron un 1,9% anual, seis décimas menos que el mes pasado, además de a los alimentos frescos, que se encarecieron un 5,5% respecto a agosto del año pasado, una décima por encima del dato del mes anterior. En cambio, los bienes industriales mantuvieron un ritmo estable, con un alza interanual del 0,8%, los alimentos procesados se moderaron una décima, al 2,6%, y los servicios hicieron lo propio, hasta el 3,1%. Con ello, la tasa subyacente (la que excluye del cálculo los alimentos y la energía, por tratarse de elementos muy volátiles, se mantiene en el 2,3% anual.

Por países hay grandes diferencias. Así, Estonia lidera las subidas de precios, con 6,2% anual, seguida de Croacia (4,6%), Eslovaquia (4,4%), Austria, Letonia, (4,1% en ambos casos), Lituania (3,6%), Grecia (3,1%), Eslovenia (3%), Luxemburgo (2,8%), España (2,7%), Bélgica, Malta (2,6%), Portugal (2,5%), Países Bajos (2,4%), Finlandia (2,2%) y Alemania (2,1%), con lo que 16 de los 20 países de la eurozona quedan por encima del objetivo del BCE. En cambio, los precios bajaron un 0,1% en Chipre y se elevaron más moderadamente en Francia (0,8%), Italia (1,7%) e Irlanda (1,8%).

S&P mejoró la calificación de Portugal desde A/positivo a A+/estable, destacando la sólida trayectoria fiscal que está permitiendo reducir la deuda pública. Además, S&P reafirmó la nota AAA de Sajonia, aunque con perspectiva negativa.

En la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, Xi Jinping advirtió que la situación internacional es cada vez más “caótica e interconectada” y pidió avanzar “de la mano hacia la modernización”.

En España esta semana hemos conocido que el mercado laboral cerró agosto con la pérdida de 199.300 afiliados a la Seguridad Social, hasta los 21.666.203 trabajadores, de acuerdo con los datos que publicó este martes el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Este retroceso estuvo marcado por la habitual destrucción de empleo durante la temporada estival, especialmente intensa en educación, pero también por un mucho más inusual frenazo en la hostelería, que avanza este verano a su menor ritmo en esta época del año desde 2013. Al mismo tiempo, el número de desempleados se ha incrementado en 21.905 personas, hasta los 2.426.511 desempleados, según las cifras del Ministerio de Trabajo y Economía Social. En el mes de agosto se perdieron 199.300 puestos de trabajo respecto al mes anterior. Una cifra algo superior a la media de los diez últimos años (155.498 personas). Si bien es cierto que en agosto habitualmente se produce un fuerte retroceso del empleo, y que este se concentra en ciertos sectores, como la educación (que pierde 77.636 afiliados), las actividades administrativas (19.283 afiliados, fundamentalmente los dedicados a las actividades de recursos humanos), la industria (17.571), la agricultura (16.916), las actividades recreativas (16.381) o la construcción (16.085), también lo es que la hostelería experimenta un ligero retroceso de 979 ocupados en plena temporada estival, lo que muestra que el turismo está teniendo un empuje mucho menor que en años precedentes. De hecho, la hostelería apenas ha creado 36.842 puestos de trabajo este último año, la menor cifra durante la época de verano desde el año 2013, con la excepción de los meses más duros de la pandemia del coronavirus. Con ello, la hostelería, incluyendo tanto restauración como alojamiento, ha crecido en este último ejercicio menos de la mitad del promedio de los diez últimos años, cuando sumaba más de 82.000 puestos de trabajo cada ejercicio. Este frenazo se debe a la dificultad para contratar a determinados profesionales, a la fuerte ralentización de la llegada de turistas, al acortamiento de las visitas, al descenso de las pernoctaciones por parte de los propios españoles y a la moderación del gasto por parte de los turistas, ante las fuertes subidas de precio en el sector. De hecho, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) advirtió la semana pasada de que, a falta de que concluya la temporada estival, “todo parece indicar que la bonanza, o el maná, se está moderando y no lentamente”.

Por otro lado, agosto se saldó con la llegada de 21.905 personas a las listas del paro, hasta los 2.426.511 desempleados registrados en los servicios públicos. Con ello, el paro se reduce en 145.610 personas respecto al mismo mes del año pasado y se sitúa su nivel más bajo en este mes desde 2007. Sin embargo, estas cifras también apuntan a una cierta debilidad del mercado laboral, ya que hace falta crear tres nuevos puestos de trabajo para sacar a un solo desempleado de las listas del paro, lo que indica que hay un cierto desajuste entre las ofertas laborales y la capacitación de los parados, además de que la creación de empleo tiene un gran atractivo para los inmigrantes, lo que dificulta el ajuste del paro estructural.


Intel y el nuevo intervencionismo norteamericano. Jordi Canals. IESE Center for Corporate Governance.

La reciente decisión del Gobierno norteamericano de adquirir un 10% de las acciones de Intel es un punto de inflexión. A diferencia de la política industrial europea, muy intervencionista hasta los años 1990, el gobierno norteamericano ha evitado participar en el capital de las empresas por diversos motivos. En primer lugar, las razones ideológicas en un país que defiende la libre iniciativa empresarial y la propiedad privada. En segundo, evitar el posible abuso de la libre competencia que surge cuando una empresa de un sector recibe subsidios directos o capital por parte del gobierno. El tercero, respetar el papel de los órganos de gobierno y la responsabilidad de los accionistas de una empresa privada.

Después de varias semanas de intensos rumores, la Administración Trump anunció a finales de agosto que invertiría 8,9 billones de dólares en el capital de Intel. Esta cifra coincide con el volumen de ayudas que la Administración Biden prometió a Intel en el marco de la CHIPS Act de 2022, un programa de política industrial cuestionado por Trump, que ha amenazado con cancelarlo. Trump sigue las pautas de Joe Biden, y su decisión marca un retorno a la participación del sector público en el capital de las empresas en el mundo occidental.

La entrada del Gobierno en el capital de Intel tiene varias dimensiones. La más importante es el papel crecientemente relevante de la industria de semiconductores (chips) ante la digitalización acelerada y la explosión de la inteligencia artificial. A pesar de que la industria de chips se creó y desarrolló en Estados Unidos, durante los años 1990 y 2000 las empresas norteamericanas se deshicieron de la capacidad de fabricación, que subcontrataron a empresas asiáticas, como TSMC (Taiwán) y Samsung (Corea del Sur), para convertirse en empresas fabless, sin fábricas. De un sector con empresas verticalmente integradas se pasó a un sector con empresas especializadas, con la capacidad de fabricación en manos de empresas asiáticas como TSMC. Esta es una empresa manufacturera, una foundry, con una enorme sofisticación tecnológica, que se ha convertido en el subcontratista principal de las empresas norteamericanas para fabricar los chips más avanzados.

En el otro extremo de la cadena de valor del sector de chips se encuentran Nvidia y AMD, dos empresas norteamericanas especializadas en el diseño de los chips más sofisticados, pero sin capacidad de fabricación. Su liderazgo tecnológico les ha permitido aprovechar la explosión de la IA para acelerar el desarrollo de chips con una capacidad de computación mayor. Son empresas que han llevado la globalización al extremo: diseño de chips en Estados Unidos y fabricación subcontratada principalmente a TSMC en Asia para servir de nuevo a Estados Unidos, el mercado con una mayor demanda. Sin embargo, las crecientes disrupciones políticas, el futuro de la relación entre Taiwán y China, y el enfrentamiento entre Estados Unidos y China son riesgos importantes que planean sobre esas empresas líderes.

Integrada verticalmente

A diferencia de las anteriores, Intel es una empresa verticalmente integrada, que diseña y fabrica semiconductores que vende a clientes finales, como los fabricantes de PC. También fabrica chips subcontratados por otros fabricantes. Intel se sitúa entre TSMC (que es un fabricante) y Nvidia (que solamente diseña chips). La integración vertical y las fábricas que posee en Estados Unidos deberían suponer una combinación ganadora para Intel. Sin embargo, desde hace años, no es excelente en ninguna de las dos actividades. A pesar de su tradición innovadora y su gran expansión con el crecimiento de la industria del PC en los años 1990 y 2000, Intel perdió la batalla del diseño de chips para los smartphones y, más recientemente, se ha comprobado que no está preparada para diseñar los chips necesarios en IA.

En la fabricación de semiconductores tampoco es excelente y genera pérdidas. Su anterior CEO, Pat Gelsinger, apostó por la renovación de la capacidad de fabricación de chips, con escaso éxito. Lip-Bu Tan, el nuevo CEO, ha asumido una tarea que parece imposible: combinar el diseño de chips de última generación como Nvidia y desarrollar las capacidades de fabricación únicas que tiene TSMC.

Ante la relevancia máxima de los chips en el desarrollo de la AI, y sus aplicaciones a la industria de la defensa y otros sectores relevantes, el Gobierno norteamericano ha impulsado la inversión de capacidad de fabricación de chips por parte de TSMC en Estados Unidos. Quiere asegurar que Intel no dejará de fabricar chips en su país, aunque esta actividad genere pérdidas cuantiosas. La lógica de esta decisión no está en razones económicas, sino políticas. Esta es una lección importante para las empresas: los riesgos geopolíticos no deben ser evaluados solamente por su coste económico, sino comprendiendo los criterios políticos de los gobiernos. En otras palabras, estamos en una época de ideologías fuertes que utilizan el poder ejecutivo para tomar decisiones consideradas estratégicas, muchas veces con escaso debate, y dejando de lado la razonabilidad de los argumentos.

¿Será eficaz esta decisión para salvar Intel? En un sector muy competitivo como el de semiconductores, la inyección de capital público en una empresa puede suponer una ayuda temporal para acelerar ciertas inversiones y enviar una señal a los mercados de que cuenta con el apoyo del gobierno. Sin embargo, estas ayudas no son críticas. Lo que resulta decisivo es que Intel sea capaz de diseñar los semiconductores más avanzados y competir con Nvidia y AMS; y que tenga la capacidad de fabricar los chips con la misma eficacia TSMC. Para ello debe desarrollar capacidades que hoy no tiene. La experiencia muestra que la ayuda pública en un sector con ganadores claros puede ser irrelevante.

Más allá del dudoso éxito de la intervención del Gobierno para transformar Intel en un campeón nacional, esta decisión plantea algunos retos de gobierno corporativo importantes. Primero, el papel del consejo de administración. El Gobierno ha anunciado que renuncia a estar presente en el consejo de Intel, pero se ha convertido en su accionista de referencia y cualquier decisión que tome tendrá un impacto decisivo en la opinión del consejo. El papel de los consejeros independientes en este caso queda en entredicho. El segundo es el conflicto entre los intereses del gobierno norteamericano y los de los accionistas actuales de Intel. Si finalmente su consejo llegara a la conclusión de que, para la supervivencia de la empresa, la actividad de fabricación no debería continuar, el conflicto potencial entre el Gobierno y la empresa es enorme. Intel entra en una era de mayor turbulencia.

Más allá de la racionalidad de la decisión para el futuro de Intel, los gobiernos no deberían olvidar que vivimos en un época de recursos públicos limitados y con altos niveles de deuda pública, que ponen en riesgo la estabilidad financiera. Además, la experiencia de las últimas décadas –en particular, en Europa– muestra que los riesgos geopolíticos no se resuelven con empresas intervenidas y narcotizadas con recursos públicos. Se afrontan con empresas dinámicas, una mayor inversión privada y pública en educación e innovación, y unas instituciones y reglas de juego estables y predictibles.


La quita ‘erga omnes’ dañará la credibilidad fiscal de España. Manuel Sanchis i Marco.

La quita erga omnes a las comunidades autónomas anunciada por el presidente Sánchez no es un mero apunte contable de 83.252 millones de euros, tampoco una simple reasignación de pasivos entre regiones y gobierno central. Supone una media de condonación del 19,33% para las comunidades de régimen común, que entrañará un quebranto para el gobierno central al reducir de forma sustancial su capacidad recaudatoria. La situación se agravará cuando los pactos de investidura de Sánchez (PSOE-ERC y PSOE-Junts) e Illa (PSC-ERC) relativos a la financiación singular se traduzcan en textos legales. Estipulan la cesión del 100% de los tributos (PSOE-Junts) y la asunción del 20% de la deuda catalana con el Estado (PSOE-ERC), hoy valorada en 17.104 millones, sin olvidar otros 1.550 millones en ahorro de intereses.

El pacto PSC-ERC cede a Cataluña la plena soberanía fiscal en capacidad normativa, de gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos generados en Cataluña. Asimismo, establece que las inversiones públicas del Estado en esa comunidad autónoma se ajusten al peso de su economía en el PIB nominal español, un 19% en la actualidad. Dado que la UE negocia con los Estados, y no con las regiones, es legítimo preguntarse si será Cataluña quien ingrese al Presupuesto de la UE la cuota-parte del 0,3% del IVA generado en Cataluña que hasta ahora realizaba España.

A lo anterior cabe añadir el principio de ordinalidad que contiene el pacto PSC-ERC, cuyo coste para las autonomías perjudicadas ha estimado Fedea en 4.800-6.100 millones. Reza así: ordenadas las comunidades en sus contribuciones fiscales, en escala de mayor a menor, deben mantener invariable ese mismo orden tanto en la escala de lo que contribuyen como en la de lo que reciben. Es decir que, en cuanto receptoras, no pueden recibir menos de lo que reciba aquella comunidad que se encuentre inmediatamente después en la escala de comunidades autónomas contribuidoras.

Aunque es políticamente legítimo, como principio económico despide un aroma reaccionario al establecer que quien más contribuye, normalmente las comunidades más ricas, no pueda recibir menos que la siguiente en el orden de comunidades contribuidoras. Estamos ante un utilitarismo atrincherado, una especie de thatcherismo solapado del tipo I want my money back. Thatcherismo que el argumento de las balanzas fiscales es incapaz de justificar porque éstas sólo recogen una parte, y no la más importante, de las transferencias financieras, económicas y de rentas interregionales. La UE nunca ha aplicado este principio en la distribución de fondos estructurales entre Estados miembros.

Por otra parte, la aportación a la solidaridad de la Generalitat con las demás comunidades está condicionada a que éstas realicen un esfuerzo fiscal similar al realizado por aquélla, lo que contradice el soberanismo fiscal que instituye el pacto PSC-ERC. Es incomprensible que la Generalitat lo propugne para sí pero lo rechace para las demás autonomías al convertirlo en imperialismo fiscal entrometiéndose en las competencias fiscales de las demás comunidades.

La juridificación de lo referido en los párrafos anteriores dañará la credibilidad fiscal del gobierno y la calificación crediticia de riesgo país para España a medio plazo, con el consiguiente coste asimétrico entre distintas comunidades autónomas.

Daño a la deuda soberana

Como es sabido, éstas se financian mediante transferencias del gobierno central, impuestos privativos, y emisiones de deuda subsoberana. Cuando no tienen acceso a los mercados, o corren riesgo de impago –como el que se evitó in extremis en plena vorágine independentista, gracias a la reunión de emergencia entre Junqueras y De Guindos en el aeropuerto de El Prat–, se pueden financiar con créditos del Fondo de Liquidez Autonómica y del Fondo de Facilidad Financiera. El gobierno central, mediante emisiones de deuda soberana, allega recursos para dotar dichos fondos. Si la quita erga omnes prospera, estos créditos y deudas desaparecerán como pasivos para las comunidades, pero pasarán de ser activos contingentes a pasivos del gobierno central, lo que dañará la calidad de la deuda soberana en esa magnitud.

En cuanto a la condonación de intereses, supondrá un lucro cesante para el gobierno central, cuyo coste fiscal y financiero se redistribuirá de forma asimétrica entre todas las autonomías. En el ámbito fiscal, el gobierno central tendrá que corregir ese lucro cesante bien mediante una mayor presión fiscal, bien mediante menores inversiones públicas, bien con emisiones adicionales de deuda. Aunque habría que analizarlo caso por caso, el coste de estas medidas debería recaer en mayor proporción sobre las autonomías que hayan gestionado mejor sus finanzas, y afronten menores pagos por intereses; mientras que aquellas con mayor stock de deuda subsoberana (Andalucía, Cataluña, Valencia, Madrid) deberían salir más beneficiadas. Además, esta asimetría fiscal entre autonomías se exacerbará, a favor de Cataluña, porque los pactos de investidura PSOE-Junts y PSC-ERC ceden soberanía fiscal plena a Cataluña e impiden que la inversión pública en Cataluña sea inferior al peso de su economía en el PIB nacional.

En su vertiente financiera, la condonación de deuda autonómica y sus intereses consiguientes no afectará a la ratio de deuda soberana, puesto que la deuda condonada forma parte del stock de deuda viva de las Administraciones Públicas. Pero su aplicación reflejará el fracaso del Estado en su gestión y cambiará su papel como garante latente de la deuda subsoberana convirtiéndolo en garante explícito. El azar moral que introducirá esta quita erga omnes no sólo aumentará el coste de tomar prestado para España sino que creará incentivos para que, en el futuro, las autonomías se comporten de forma imprudente en materia fiscal y financiera.

Asimismo, tendrá un impacto financiero negativo y asimétrico porque al comprimir el riesgo intrínseco –el de cada comunidad valorada de forma autónoma– mejorará artificialmente el balance de aquellas en peor situación; mientras que deteriorará el riesgo sistémico del soberano, que afecta a todas las autonomías por igual. A corto plazo, el impacto negativo sobre el rating soberano se verá mitigado por factores de contexto económico como el actual crecimiento robusto, la mejora relativa en la consolidación fiscal, etc. A medio plazo, sin embargo, una quita erga omnes reducirá la credibilidad fiscal del Gobierno y repercutirá negativamente en la capacidad de financiación del Estado.

Durante la eurocrisis, las agencias de rating lo rebajaron substancialmente para España; después todos los países de la zona euro recuperaron la calificación crediticia menos Portugal y España, que presentan curvas de evolución temporal del rating con pendientes ligeramente positivas o casi planas; España, en particular, debido al lastre de los riesgos políticos asociados al secesionismo. La relajación cuantitativa del BCE ha contribuido a reducir sustancialmente los costes de financiación, pero la incertidumbre que planea sobre la posibilidad de que los pactos de investidura PSOE-Junts, PSOE-ERC, y PSC-ERC tenga fuerza de ley pesa como una losa sobre el rating.

La calificación crediticia de Moody’s para España, como las de S&P y Fitch, apenas ha mejorado durante el gobierno de Sánchez (Baa1 estable, 2018; Baa1 positivo, 2024); pero lo más grave es que Moody’s asigne hoy una mejor calificación a países que estaban por detrás como Eslovenia (2017) y Portugal (2023). La normalización monetaria del BCE ha llegado, pero la normalización política y financiera de España ni está ni se la espera en tanto continue enquistada la cuestión separatista y el aire de corrupción que circunda a Sánchez le haga barbear las tablas.


Sobre la corrección de las tecnológicas ligada a las inversiones en IA. Ignacio de la Torre. Economista jefe, Arcano Partners.

DeepMind anunció recientemente que su IA había conseguido el oro en la Olimpiada Internacional de Matemáticas. En un mundo en el que se realizan quinielas sobre qué profesiones van a desaparecer a consecuencia de la IA y cuáles van a permanecer, un reciente informe de Microsoft realiza escalofriantes cálculos al respecto. Entre las cuarenta profesiones más amenazadas en EEUU figuran, en los primeros puestos, intérpretes y traductores, historiadores, vendedores, escritores y autores (un ejemplo llamativo: una de las bandas más escuchadas en Spotify este verano, The Velvet Sundown, en realidad no existe, sino que fue creada artificialmente), servicios de atención al cliente, programadores, operadores telefónicos, agentes de viaje, DJs, periodistas, matemáticos y profesores de economía. Tras el anuncio de DeepMind, los matemáticos se sintieron algo menos seguros. A pesar de esta proeza, el sector tecnológico experimentó una relevante corrección durante el mes de agosto. ¿Qué está ocurriendo?

Durante los últimos años, las grandes tecnológicas han incurrido en un frenético ritmo inversor en infraestructura ligada al procesamiento de datos para alimentar modelos más avanzados de IA. Este año se invertirán unos 400.000 millones de dólares en dicha infraestructura, cantidad que podría alcanzar los siete billones de dólares acumulados hasta 2030, en base a estimaciones de McKinsey. Casi la mitad del crecimiento económico de Estados Unidos en el segundo trimestre provino de las inversiones en procesamiento de información. En este contexto, las grandes tecnológicas han pasado de ser empresas asset light a ser más intensivas en balance. Además, si en el pasado las tecnológicas financiaban sus ingentes inversiones mediante su también ingente nivel de flujo de caja operativo libre, en la actualidad esas inversiones exceden su flujo de caja, por lo que han tenido que acudir a diversas fórmulas de apalancamiento (en especial, al crédito privado) para cubrir el diferencial. Esta situación lleva a los inversores a vigilar de cerca si el retorno obtenido será suficiente para compensar el creciente capital asignado.

A medida que los modelos avanzan, cada nuevo progreso resulta más costoso y el ritmo de mejora es cada vez menos evidente. La decepción que supuso el lanzamiento de Chat GPT 5 este verano, con errores como cometer faltas ortográficas al deletrear los estados de Estados Unidos en un mapa, puso a los inversores sobre aviso. El volumen de datos disponibles para entrenar los modelos se va reduciendo, y la creciente capacidad de computación, sostenida sobre los chips más avanzados (y caros) de Nvidia, como Blackwell, parece estar sometida también a la ley de rendimientos marginales decrecientes.

A su vez, las inversiones en infraestructura de las grandes tecnológicas dependen de que las inversiones en IA acometidas por las empresas “normales” acaben generando retornos en forma de productividad, retornos que se traducirán en más y más demanda de infraestructura de IA proporcionada por las tecnológicas, configurando así un círculo virtuoso. En este contexto, durante el verano, el centro Nanda del MIT emitió un informe en el que se acentuaba que el 95% de las inversiones en inteligencia artificial realizadas por las empresas (unos 30.000 a 40.000 millones de dólares este año en Estados Unidos) fracasaban en obtener retornos con impacto en la cuenta de pérdidas y ganancias. La difusión de dicho titular provocó una la corrección entre los “siete magníficos”, tecnológicos.

Ciclo de inversión tecnológica

Aunque pueda haber ruido de fondo, conviene entender si el catalizador es suficientemente fundamental. Un informe de Arcano Technology Research señala las limitaciones del estudio de Nanda. Entre otras, destaca que mide el retorno en un horizonte de sólo seis meses, periodo ostensiblemente insuficiente para analizar un ciclo de inversión tecnológica. Además, la metodología está basada en 52 entrevistas y en 153 encuestas, una base limitada, en especial si tenemos en cuenta que las empresas que han adoptado la IA y han reportado aumentos de productividad en una publicación científica muestran mejoras de doble dígito.

En cualquier caso, el informe subraya que el éxito de las inversiones está muy ligado a la capacidad de muchas empresas para integrar la IA y desarrollarla dentro de su marco estratégico. Por el contrario, los proyectos que suelen fracasar son aquellas experiencias piloto adoptadas sin coherencia con el plan estratégico ni con la formación humana pertinente.

La realidad es que está afectando cada vez más al mundo laboral, como señalaban los investigadores de Microsoft. El porcentaje de universitarios en paro en Estados Unidos alcanza ya su mayor nivel en diez años, síntoma de que la inteligencia artificial está poco a poco desplazando el trabajo de los profesionales con menos experiencia.

Montaigne escribió que “el mayor enemigo de la verdad no es la mentira, sino la ilusión de saber la verdad”. Ya veremos si a medio plazo tienen más razón Microsoft y DeepMind que el centro Nanda.


Buen Fin de Semana!

Comentario de mercado. Feliz Verano!!

Hoy es 1 de Agosto, la fecha que fijó Trump para la imposición de sus nuevos aranceles, y anoche el presidente de los Estados Unidos anunció que los países sin acuerdo tendrán aranceles del 30% desde hoy

Ayer Trump firmó una directiva que establece un arancel base universal del 10% para las importaciones a partir del 7 de agosto, con aranceles más elevados, que partirán del 15%, para aquellos países que mantengan superávits comerciales con Estados Unidos, de esta forma, Canadá se enfrenta a un 35%, aunque los bienes amparados por el USMCA quedan exentos, Suiza tendrá un arancel especialmente elevado (39%) y Taiwán ha calificado el arancel del 20% que se le plantea como «temporal».

Empezamos la semana con el anuncio sorpresa por parte de Trump, a solo cinco días de la fecha límite de hoy, de un acuerdo con la Unión Europea que plantea un arancel del 15% sobre las exportaciones europeas, incluidos los automóviles y posiblemente productos farmacéuticos, aunque se seguirán aplicando aranceles del 50% al acero y aluminio. El pacto, anunciado por Trump y Ursula von der Leyen en Escocia, llegaba después de 3 meses de negociaciones y evita la aplicación de tarifas aún más severas que amenazaban con perjudicar de forma importante el comercio transatlántico. La UE abre su mercado a Estados Unidos, con aranceles 0% a todos los productos estadounidenses, a la vez que se compromete a invertir 750.000 millones de dólares en energía, 600.000 millones de dólares en inversiones adicionales en Estados Unidos y compras de equipo militar. Acero y aluminio mantienen arancel del 50%, con un sistema de cuotas, mientras los aranceles a las compañías farmacéuticas serán del 15%. Quedan por definir los aranceles a semiconductores, vino y bebidas alcohólicas. Aerospacial se mantiene en el 0% a la espera del resultado de la investigación (Sección 232). Europa consigue evitar una guerra comercial y Estados Unidos logra acceso al mercado europeo sin aranceles e inversiones en su país. La UE y Estados Unidos emitirán una declaración conjunta el 1 de agosto, que detallará los principales elementos del acuerdo. Este miércoles el Secretario del Tesoro americano, Scott Bessent, advirtió que los 600.000 millones de dólares en inversiones comprometidos por parte de la Unión serán vigiladas de cerca, insinuando que podría haber represalias arancelarias si los compromisos no se cumplen y ayer la Secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que las inversiones prometidas por la UE llegarán «antes de que termine 2028» y que las relaciones con China están «avanzando en la dirección correcta». Por su parte, el Secretario de Comercio, Howard Lutnick, anunció que México ha accedido a eliminar barreras comerciales no arancelarias. Trump se desdice una vez más y ahora declara que el reconocimiento de Palestina por parte de Canadá “no es un obstáculo” para seguir negociando acuerdos comerciales. Por último, Japón presiona a Estados Unidos para que reduzca rápidamente los aranceles sobre automóviles al 15% tal y como se había acordado.

Donald Trump calificó este miércoles los aranceles de India como «excesivos», y anunció acuerdos con Corea del Sur (arancel del 15%), Tailandia y Camboya, además pospuso una semana la entrada en vigor del arancel del 50% sobre Brasil. También declaró esperar un acuerdo «muy justo» con China tras finalizar las negociaciones de esta semana. Sin embargo, afirmó que la posición de Canadá sobre Palestina dificulta un pacto comercial. Trump ha cerrado ya siete acuerdos comerciales, con la Unión Europea, China, Japón, Reino Unido, Filipinas, Indonesia y Vietnam, que en conjunto aglutinan el 44% de las importaciones estadounidenses totales, con lo que, los peores escenarios observados en el Liberation Day comienzan a quedar atrás a medida que la incertidumbre sigue disipándose.

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Inflación y precios de producción en Estados Unidos

El acuerdo entre Estados Unidos y la UE pone en riesgo una parte de las ventas y los planes de expansión de las empresas españolas. Aunque todavía es complicado hacer un balance exacto del alcance de los aranceles, los cálculos de la Cámara de Comercio de España apuntan a que los gravámenes del 15% impuestos a las exportaciones comunitarias podrían eliminar de golpe hasta el 13,1% de las ventas de las empresas españolas en Estados Unidos, lo que supondría alrededor de 2.375 millones de euros anuales, si bien en este cálculo se incluyen las exportaciones de productos químicos, que finalmente no estarán sujetas a los impuestos de entrada. En el mejor de los casos, Cámara de Comercio de España cifra en el 7,2% la caída de las ventas de las empresas en EEUU tras la entrada en vigor de los aranceles, lo que supondría alrededor de 1.307 millones de euros. Tras el acuerdo firmado el pasado domingo entre Donald Trump y Ursula von der Leyen, el Banco de España publicó este lunes una radiografía sobre el comercio de España con Estados Unidos, uno de los primeros balances de la nueva situación. La principal conclusión del informe es que “los aranceles tendrán un cierto impacto negativo sobre la economía española, aunque más reducido que en la eurozona, pues tenemos menos exposición comercial con Estados Unidos y nuestro comercio bilateral está más orientado a los servicios que el de la zona euro”. Prueba de ello es que las exportaciones de servicios a Estados Unidos representaron en 2024 el 1,2% del PIB, frente al 1% que supusieron las ventas de bienes, según los datos del supervisor. Respecto al resto de países de la eurozona, el Banco de España considera que el país se encuentra en una posición relativamente cómoda. Mientras que el comercio con Estados Unidos en el bloque comunitario, importaciones y exportaciones, ascendió al 10,1% del PIB el año pasado, en España representó menos de la mitad, un 4,4%. Asimismo, el mercado norteamericano representa el 6% del conjunto de las ventas exteriores de España, mientras que en el resto de la eurozona alcanzan el 10%. A tenor de estos datos, concluye el Banco de España que, a pesar de que los aranceles se aplican al conjunto de la UE, “la caída del PIB prevista en el conjunto del área es cuatro veces mayor que en España, el aumento estimado de la inflación es muy reducido en ambos casos y también menor en España. No obstante, estos efectos negativos palidecen con los estimados para la economía de Estados Unidos”. A pesar de ello, el BdE advierte de riesgos en las cadenas globales de valor, a través de los socios de España en la UE. Por ejemplo, en áreas como los componentes de automóviles “que exportamos a la eurozona para formar parte de sus productos exportados a Estados Unidos”.

El impacto de los aranceles en las exportaciones españolas será más acusado en algunos sectores y territorios. Según las estimaciones de la Cámara de Comercio de España, el sector más damnificado por el gravamen del 15% será el de máquinas, aparatos mecánicos, aparatos y material eléctrico, que podría perder hasta el 22,7% de las ventas en Estados Unidos, mientras que los productos farmacéuticospodrían perder hasta el 11,2% de las ventas. En la categoría de productos alimenticios y tabaco, las exportaciones al país norteamericano podrían reducirse alrededor de un 2,6%. Un impacto moderado debido a que “ya enfrentaban un arancel medio del 7,45%”, explican desde la Cámara, si bien pueden existir algunos productos específicos que experimenten un impacto mayor, como el aceite de oliva o el vino. Además de estas categorías, los últimos datos de la Secretaría de Estado de Comercio, correspondientes a mayo, ya muestran la caída de las ventas antes del acuerdo entre Estados Unidos y el bloque comunitario. En concreto, las ventas españolas de productos energéticos cayeron un 60% interanual en el quinto mes del año, mientras que las del sector del automóvil o las manufacturas de consumo, que representan en su conjunto alrededor del 10% del total de las exportaciones a Estados Unidos, descendieron alrededor de un 18,5%. Atendiendo al reparto por comunidades autónomas, los datos muestran una situación peculiar. A pesar de que Cataluña o la Comunidad Valenciana se encuentran entre las regiones que más exportan a Estados Unidos, las ventas se han resentido más en otros territorios. Una cuestión importante, teniendo en cuenta que el plan de apoyo a las empresas afectadas por la guerra arancelaria anunciado por el Gobierno incluye una disposición forzada por Junts para que el reparto de las ayudas tenga en cuenta la distribución territorial del total de las ventas en Estados Unidos. En mayo, las comunidades peor paradas por la guerra arancelaria fueron Galicia, con una caída de las ventas hacia Estados Unidos del 52%, Andalucía, que registró un descenso del 40,9%, Cantabria (-39,6%), y Asturias (-35,6%), algo directamente relacionado con el tipo de productos que exportan estas regiones. Por el contrario, en Cataluña sólo se redujeron un 3,3% y en la Comunidad Valenciana incluso crecieron una décima respecto a la cifra registrada en el mismo mes de 2024.

A raíz del acuerdo de Estados Unidos y la Unión Europea el dólar recuperaba terreno y tuvo este lunes su mejor jornada desde mayo frente al euro. La incertidumbre que viene pesando sobre el dólar comenzó a ceder esta semana, permitiendo que el cruce eurodólar corrija esta semana un -2% y se sitúe en el nivel actual de 1,14.

Eurodólar últimos 6 meses:

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También ha subido esta semana el precio del petróleo impulsado por las nuevas amenazas de Trump sobre Rusia. En esta ocasión, el mandatario estadounidense dio un ultimátum al Kremlin para alcanzar una tregua con Ucrania y le concede sólo 10 días, hasta el 8 de agosto, frente a la fecha original del 2 de septiembre, para pactar una tregua con Ucrania, bajo la amenaza de sanciones económicas a Moscú, gravámenes secundarios del 100% a países que compran productos rusos, especialmente crudo, siendo China e India los principales afectados. Putin no parece dispuesto a ceder, mientras que Trump no muestra preocupación por el potencial impacto en el mercado del petróleo, el Brent subió un 6% en dos días, la mayor subida en 6 semanas, hasta los 73 dólares por barril, al considerar que la producción estadounidense podría aumentarse para contrarrestar el efecto de un menor crudo ruso.

Precio del petróleo Brent últimos 6 meses:

Gráfico, Histograma

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En el frente empresarial la publicación de resultados del Segundo Trimestre del 2025 avanza a buen ritmo, dejando en conjunto positivas sensaciones. Esta semana ha destacado la gran tecnología, con las publicaciones de Microsoft, Meta y Apple ayer después del cierre de mercado, que batían de largo las previsiones de mercado. Las sorpresas positivas en resultados, frente a las estimaciones de consenso están en máximos, sobre todo en Estados Unidos. En Europa han publicado resultados el 44% de las compañías del STOXX 600, y el 53% han batido las expectativas de mercado, en línea con su media histórica, aunque ligeramente por debajo de los resultados del primer trimestre. En Estados Unidos los resultados están siendo muy buenos, con uno 84% de las compañías del S&P 500 superando las expectativas del mercado, por encima de su media histórica del 76%. Los sectores financieros y el tecnológico fueron los que presentaron mejores números comparado con las expectativas de los analistas, tanto en Europa como en Estados Unidos.

Importante esta semana:

La Reserva Federal mantuvo este miércoles los tipos de interés en la franja comprendida entre el 4,25% y el 4,5%, tramo en el que quedaron fijados en diciembre, cuando el banco central hizo su última rebaja en el precio del dinero, justo antes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, jurara el cargo. Desde entonces, la Fed ha mantenido una estrategia de “esperar y ver”, convencida de que la guerra comercial es la responsable de que “la inflación siga alta” y quiere conocer el impacto real de los aranceles sobre la economía del país antes de retomar la desescalada en los tipos. En la rueda de prensa Powell tuvo un duro discurso sobre futuros recortes. Lo cierto es que la economía del país dio muestras de una mayor resistencia de lo esperado, con un avance del PIB del 3% en el segundo trimestre del año, frente a una contracción del 0,5% entre enero y marzo. Powell definió ayer esta evolución como “irregular”. El cambio tan drástico se debe a la guerra comercial, que ha distorsionado las estadísticas de crecimiento. Powell celebró que Estados Unidos esté ultimando acuerdos por todo el planeta, incluyendo el tratado con la Unión Europea, que “mantiene el tipo efectivo (de los aranceles) sin muchos cambios”; pero al mismo tiempo, reconoció que “todavía sigue habiendo mucha incertidumbre”. Luces y sombras en los datos que ponen a la Fed en una situación casi imposible. Por un lado, la inflación volvió a repuntar en junio, hasta el 2,7%. Lo hizo al ritmo más rápido de los últimos doce meses, respaldando las tesis más pesimistas del banco central. Y el PIB disparado en el 3%, lo que demuestra que la economía está lejos de enfriarse, escenario que justificaría una rebaja de tipos. Por el contrario, las últimas cifras también hablan de un parón en el mercado de la vivienda a consecuencia de los altos tipos de interés y un desplome en el último trimestre de la inversión empresarial, tanto por el alto coste del dinero como por la incertidumbre comercial. Los índices de paro todavía no preocupan y se consideran bajos, pero lo cierto es que la tasa de desempleo ya se ha afianzado por encima del 4% y crece mes a mes, situándose en su nivel más alto desde 2021, en plena crisis pospandemia.

Aunque la Reserva Federal no ha dado pistas de cuál será su hoja de ruta para después del verano, los analistas creen que en septiembre se producirá el primer recorte de tipos de este año, aunque Powell insistió ayer en que “no hemos tomado una decisión todavía sobre qué ocurrirá en septiembre”. Lo que sí dejó claro es que serán los datos y no la política los que guíen sus pasos: “Asegurar un banco central independiente es un pacto institucional que ha servido bien a los ciudadanos hasta ahora; nos tenemos que guiar por los datos, no por aspectos políticos”. La cita de septiembre será especialmente importante, ya que también está previsto que los gobernadores actualicen entonces sus previsiones de cara a los próximos meses.

La reunión de la Fed de esta semana fue la primera vez en tres décadas que el comité de política monetaria de la Reserva Federal toma una decisión con más de un gobernador en contra. Que haya una voz discordante no es raro, pero que haya más de una es algo que no ocurría desde 1993. En general, el mandato de Jerome Powell ha destacado por tomar las decisiones sobre política monetaria por unanimidad. Cierto es que, en las últimas, Christopher J. Waller ya se venía desmarcando a favor de adelantar un recorte de un cuarto punto. No es de extrañar que él sea, precisamente, uno de los candidatos en la lista corta de Donald Trump para sustituir a Powell. Otro nombre en la agenda del presidente de Estados Unidos es Michelle W. Bowman, que este miércoles también votó en contra de la opinión mayoritaria de los otros nueve gobernadores de la Fed, incluyendo al propio Powell, faltó a la reunión Adriana Kugler, que decidieron mantener los tipos sin cambios. La disidencia en el seno de la institución es una muestra del efecto que está teniendo la campaña orquestada por la Casa Blanca contra el presidente de la Reserva Federal, con ataques constantes liderados por el propio Trump. A pesar de la incertidumbre que rodea a Powell y los rumores sobre su posible destitución o dimisión, los analistas apuestan a que resistirá en el cargo hasta que venza su mandato en mayo del próximo año.

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Continuando en Estados Unidos, este miércoles se publicó el dato de PIB del segundo trimestre del año. La economía estadounidense vuelve a crecer con fuerza entre abril y junio al registrar una expansión del 0,7% respecto al primer trimestre y del 3% en tasa anualizada, situándose muy por encima de las previsiones que manejaban los analistas, que esperaban alrededor de un 2,3%. La mejora del PIB estadounidense se debe, en buena parte, a la evolución del comercio exterior, aunque persisten signos de debilidad estructural, especialmente en lo que se refiere a inversión empresarial, según se desprende de los datos publicados esta semana por el Departamento de Comercio. El crecimiento anualizado del segundo trimestre contrasta con la contracción del 0,5% registrada entre enero y marzo. Esta montaña rusa en las estadísticas tiene su origen en la guerra comercial impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump. La amenaza arancelaria disparó las importaciones en el primer trimestre para aumentar los inventarios antes de la entrada en vigor de las tarifas. Ese fenómeno, unido a la aplicación de aranceles globales del 10%, hundió las importaciones de Estados Unidos entre abril y junio cerca de un 30%, impulsando así el PIB con un dinamismo inusual. En el conjunto del primer semestre de 2025, el crecimiento económico acumulado fue del 1,2% anualizado, una cifra considerablemente inferior al ritmo del 2,5% registrado en 2024. Este enfriamiento refleja la incertidumbre provocada por las políticas comerciales del Gobierno, que ha disparado la volatilidad en la confianza del consumidor, además de las repercusiones derivadas de las deportaciones de trabajadores ilegales. El consumo, principal motor de la economía estadounidense, creció un 1,4% en el segundo trimestre. Las familias mantuvieron su capacidad de gasto, apuntalada por un desempleo bajo, aunque algunas señales sugieren ya que los hogares empiezan a mostrar síntomas de contención de cara a la segunda mitad del año, con la inflación escalando de nuevo. Lo que más preocupa a los analistas es que la inversión empresarial retrocedió en el segundo trimestre, lastrada por una menor inversión en equipos y construcción, a la espera de que se concreten los aranceles finales que Estados Unidos empezará a aplicar a partir de mañana. Este clima de incertidumbre se refleja en un indicador clave para medir la salud de la demanda interna, que excluye componentes volátiles como el comercio exterior, las reservas de inventario y el gasto público. Se trata de las ventas finales a compradores privados nacionales, que apenas avanzaron un 1,2% en el segundo trimestre, frente al 1,9% registrado entre enero y marzo. El miércoles, Trump celebró el dato del 3% y aprovechó para presionar nuevamente a la Fed a través de un mensaje en sus redes sociales: “¡Sin inflación! ¡Dejen que la gente compre y refinancie sus casas!”, escribió, en referencia a su insistente demanda de que se reduzcan los tipos de interés. Sin embargo, el dato del PIB, lejos de apoyar sus intereses, reafirma la postura de la Fed de “ver y esperar” hasta después del verano, porque lo que menos le interesa al Banco Central es recortar tipos en medio de una economía con una fuerte expansión y el IPC en ascenso, por mucho que el presidente norteamericano se empeñe en negar que en junio la inflación no solo subió, sino que además lo hizo al ritmo más alto de los últimos doce meses.

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También se publicó el PIB de la zonaeuro, la guerra arancelaria iniciada el 2 de abril por Donald Trump ha asestado un duro golpe al crecimiento de la economía de la eurozona. El PIB de la zona euro apenas creció un 0,1% entre abril y junio respecto al trimestre anterior, en plena crisis para el comercio mundial tras el llamado Día de la Liberación. Los datos provisionales publicados este miércoles por Eurostat muestran una ralentización del crecimiento en prácticamente todos los países de la zona euro, que creció un 1,4% en términos interanuales durante el segundo trimestre del año. Grandes economías europeas como Alemania o Italia incluso facturaron menos que entre enero y marzo, registrando caídas del 0,1%. El dato es especialmente relevante para la economía española, que a pesar de liderar el crecimiento de la eurozona en el segundo trimestre (con un crecimiento del PIB del 0,7%), podría experimentar una caída en la demanda de componentes y bienes que exporta a Alemania. Sobre todo, los relacionados con la industria del automóvil. A tenor de estos datos, desde la firma de análisis Oxford Economics valoran que, “si bien la desaceleración es en gran medida consecuencia de una cifra engañosamente saludable en el primer trimestre, la debilidad generalizada en los datos nacionales indica que la economía carece de impulso y que sólo un puñado de países están impulsando su crecimiento.” El PIB de la eurozona podría incluso haber caído en el segundo trimestre, de no ser por el crecimiento de la demanda interna, que “ha mantenido a flote la economía, mientras que el comercio internacional ha sido un lastre”, explican. Prueba de ello son los datos de PIB publicados por la Oficina Federal de Estadística alemana, Destatis, que muestran que las inversiones en equipamiento y construcciones cayeron en el país respecto al trimestre anterior, mientras que los gastos de consumo públicos y privados aumentaron. Ante estos datos, la ministra de Economía y Energía, Katherina Reiche, reconoció que los datos del primer trimestre “eran un efecto del adelanto de exportaciones antes de la entrada en vigor de los aranceles”. La tendencia podría persistir tras el acuerdo arancelario alcanzado el domingo entre la Unión Europea y Estados Unidos. El análisis de la evolución del PIB de la eurozona, no obstante, debe tener en cuenta que muchas empresas anticiparon operaciones en el primer trimestre ante la aplicación de los aranceles, impulsando exportaciones para evitar los gravámenes que Donald Trump llevaba anunciando desde su toma de posesión en la Casa Blanca el pasado enero. España y Portugal lideraron el crecimiento del PIB de la zona euro en el segundo trimestre del año, con ascensos del 0,7% y del 0,6% respecto a los tres meses anteriores, respectivamente. En el lado opuesto, Irlanda, con una caída del 1% intertrimestral, superó la contracción de las economías de Alemania e Italia, que registraron una caída del 0,1%. En el resto del mapa de la eurozona, y sin llegar a cifras negativas, destaca la ralentización del crecimiento en grandes economías como Países Bajos, donde el PIB creció un 0,1% en el segundo trimestre o Francia, que creció tres décimas.

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Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China concluyeron en Estocolmo sin un acuerdo formal, pero con un tono constructivo. China anunció prematuramente una extensión de la tregua arancelaria, aunque el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, aclaró que la decisión final está pendiente de aprobación por parte del presidente Trump. El posible acuerdo extendería la suspensión de aranceles por 90 días más, con el objetivo de celebrar una cumbre entre Trump y Xi Jinping a finales de octubre.

El FMI revisó esta semana al alza sus previsiones de crecimiento para la economía mundial. El organismo presidido por Kristalina Georgieva revisó ayer al alza en dos décimas, hasta el +3%, su previsión de crecimiento de la economía global en 2025 frente a las estimaciones de abril. Esta revisión, ligada a la prórroga impulsada por Estados Unidos en la guerra comercial, se basa en un arancel global “mínimo” del 10% aplicado hasta ahora, por lo que los anuncios de acuerdos comerciales a tipos más elevados podrían suponer “un crecimiento menor” a partir del mes de agosto. De cara a 2026, las previsiones apuntan a un ligero repunte del PIB esperado, hasta el +3,1%, y en cualquier caso por debajo del crecimiento promedio histórico prepandemia del +3,7% y del +3,3% registrado el año pasado. 

El ministro de Comercio de Japón, Kenji Muto, ha instado a Estados Unidos a implementar cuanto antes el acuerdo alcanzado del 15% además de avanzar hacia una reducción más profunda de esos aranceles en el futuro. Por su parte, el ministro de Finanzas, Shunichi Kato, ha sugerido que Japón debería conseguir una orden ejecutiva estadounidense que respalde formalmente el pacto alcanzado actualmente.

Donald Trump ha dicho que solo visitará China si recibe una invitación oficial del presidente Xi Jinping, descartando por ahora una cumbre. Por otra parte, según el Financial Times, Estados Unidos habría congelado las nuevas restricciones a las exportaciones tecnológicas hacia China con el fin de facilitar el cierre de un acuerdo comercial. Howard Lutnick, secretario de Comercio, adelantó que Trump podría anunciar nuevas medidas comerciales esta semana y que es probable una prórroga de 90 días en la actual tregua comercial con China.

Estados Unidos y la India están negociando contrarreloj, aunque la posibilidad de cerrar un acuerdo antes del 1 de agosto parece diluirse. El representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, reconoció que se requerirán “más negociaciones” para evitar la entrada en vigor de los aranceles del 26% en los próximos días, destacando la histórica postura proteccionista del país asiático. En este sentido, las barreras en sectores como la agricultura y los productos lácteos continúan siendo líneas rojas para la India.

En Alemania ayer conocimos datos de IPC, donde la inflación general se mantuvo estable en el 2,0% interanual en el mes de julio, al igual que la referencia subyacente que se situó en el 2,7%. De esta, forma no hubo grandes sorpresas más allá del repunte en términos mensuales del dato general que aumentó un 0,3% respecto al mes anterior (0.2% estimado). Un análisis algo más en detalle pone de manifiesto que la presión sobre los precios en el sector servicios sigue reduciéndose debido, probablemente, a un menor crecimiento de los costes salariales y a que las empresas están encontrando más dificultades para trasladar sus mayores costes a los consumidores. Sin embargo, a pesar de todo, la inflación subyacente sigue siendo superior al 2% objetivo.

En España el Instituto Nacional de Estadística publicó el dato de crecimiento del PIB del segundo trimestre, que subió un 0,7%, debido al tirón de la inversión y el consumo entre abril y junio. En términos interanuales, el PIB creció un 2,8% en el segundo trimestre, lo que supone mantener el ritmo de crecimiento de la economía española registrado entre enero y marzo. No obstante, se trata de cinco décimas por debajo de la tasa de variación interanual registrada en el mismo periodo del año pasado, lo que confirma la ralentización del crecimiento. A tenor de estos datos, desde la Cámara de España mantienen sus previsiones de crecimiento en el 2,4% del PIB para este año, y del 1,9% para 2026, si bien los aranceles del 15% para las exportaciones a Estados Unidos, que tendrán efectos más allá de sobre las propias ventas en el país, “podría restar alguna décima al crecimiento esperado.” Apunta la Cámara de España que, en aras de garantizar un crecimiento sostenible en el medio y largo plazo, la economía española debe ser capaz de “mitigar parcialmente el efecto de la convulsa situación internacional”. Para ello, destacan la urgencia de mejorar la productividad, después de encadenar dos trimestres consecutivos de descensos interanuales en la productividad del factor trabajo. “Sin incrementos de productividad, el crecimiento económico será insuficiente para generar los ingresos necesarios sin recurrir a mayores niveles de endeudamiento o incremento de impuestos”, advierten. Por su parte, desde BBVA Research atribuyen el buen dato de PIB del segundo trimestre al repunte de la demanda privada interna, frente a la reducción de la demanda externa, que cae seis décimas en términos interanuales. En este sentido, las exportaciones crecieron un 1,1% respecto al primer trimestre, un dato llamativo en plena guerra comercial y que supera de forma considerable las previsiones de la entidad, que apuntaban a un incremento del 0,3%. Y, “en sintonía con las sorpresas en la demanda final, el crecimiento de las importaciones (1,7% intertrimestral) fue superior a lo proyectado” por BBVA Research. El crecimiento del PIB en el segundo trimestre se debe, en gran medida, al incremento de la demanda interna, que aporta 0,9 puntos, frente a la caída del 0,1% en la demanda externa. El consumo de los hogares creció un 0,8%, dos décimas menos de lo registrado en el trimestre anterior, lo que podría indicar cierto estancamiento en este apartado. Por su parte, la inversión se incrementó un 2,1% en el segundo trimestre, mientras que “la formación bruta de capital fijo creció un 5,6% interanual, acelerándose un punto porcentual respecto al dato precedente”, destacan desde Cámara de España. Por sectores de actividad, destaca el crecimiento de la inversión en bienes de equipo y maquinaria, que ya asciende al 11% interanual, y la inversión en bienes de equipo, que se aceleró tres décimas en el segundo trimestre, hasta el 2,1%, mientras que la inversión en construcción moderó sus crecimiento hasta el 1,6%, frente al 2,4% del trimestre anterior.

En paralelo a los datos de PIB, el INE publicó el martes las cifras de comercio minorista correspondientes a junio, donde se aprecia un buen comportamiento del consumo de los hogares durante el sexto mes del año. Las ventas minoristas se incrementaron un 6,2% respecto al mismo mes del año pasado, lo que supone el mayor incremento desde noviembre de 2021 y el duodécimo mes al alza, coincidiendo con el comienzo de las rebajas de verano y el arranque de la temporada alta del turismo, que sigue presentando cifras récord. Respecto al mes anterior, los datos publicados ayer por el INE muestran que las ventas del comercio minorista crecieron en junio un 1,1%, ocho décimas más que en mayo.

En Francia también se publicó el PIB del segundo trimestre del año, que creció un 0,3%, superando las expectativas del consenso, que anticipaban solo un 0,1%.


Las razones para la cautela frente al triunfal ascenso del mercado estadounidense. Mohamed El-Erian, Presidente de Queens’ College, Cambridge, y asesor de Allianz y Gramercy. Financial Times.

El mercado bursátil estadounidense ha experimentado un ascenso extraordinario, impulsado por la confianza de los inversores en los sólidos balances corporativos, el aumento de las ganancias y la visión de futuros incrementos de la productividad.

Esta exuberancia se ha visto respaldada por una economía que ha demostrado una notable resistencia frente a la inusual volatilidad inducida por las políticas. Sin embargo, con la mayoría de los indicadores de valoración tradicionales parpadeando en ámbar, el camino a seguir depende de una delicada interacción de influencias económicas y financieras.

Esta semana, el S&P 500 ha marcado otro máximo histórico, el decimoquinto del año, en una escalada que ha registrado la recuperación más rápida de una corrección del mercado de más del 15%, según Goldman Sachs. Si bien una parte importante de esta ganancia se ha atribuido a un puñado de empresas tecnológicas conocidas, el mercado en general también ha registrado rentabilidades respetables.

Gran parte del capital que fluye hacia la renta variable estadounidense refleja una renovada apuesta por el excepcionalismo económico estadounidense, aunque con un enfoque más centrado en favorecer a las empresas estadounidenses, alejándose de la deuda soberana. Muchos analistas del mercado podrían dudar de la sostenibilidad de dicha separación, pero ha permitido que el mercado bursátil prospere incluso cuando el oro, un indicador tradicional de la aversión al riesgo, ha alcanzado repetidamente nuevos máximos históricos.

Los inversores se sienten cómodos con la idea de que una tríada excepcional (ganancias sólidas, fácil acceso a la financiación e innovaciones muy prometedoras), para las empresas tecnológicas en especial, protegerá las valoraciones de fuerzas más negativas. Estas últimas incluyen la instrumentalización de los aranceles. Con ello, las valoraciones del mercado han alcanzado niveles que normalmente justificarían la cautela.

Por supuesto, ninguna métrica de valoración por sí sola ofrece una imagen fiable. Sin embargo, el entorno actual se caracteriza por la amplitud de indicadores que señalan cautela. La ratio Cape de Shiller ajustada al ciclo del S&P 500 se sitúa actualmente justo por debajo de 40, más del doble de su media a largo plazo y cerca al pico de 44 de la burbuja tecnológica. La ratio precio-expectativas de beneficio se sitúa en 22, notablemente por encima de su media a largo plazo, al igual que la ratio precio-ventas. El indicador favorito de Warren Buffett, la capitalización total del mercado respecto del PIB, está en un máximo histórico y la rentabilidad por dividendo en EEUU ha caído a casi el 1%.

Quienes descartan estas señales de advertencia suelen apoyarse en dos argumentos. El primero se resume en el dicho del mercado de que “la tendencia es tu amiga”. Sus defensores argumentan que los inversores deberían seguir adoptando un enfoque de “alto riesgo” hasta que haya pruebas contundentes de que la tendencia se está rompiendo. El segundo argumento es más profundo, anclado en el optimismo tecnológico, o lo que Nouriel Roubini denominó “la tecnología lo supera todo”: las empresas tecnológicas dinámicas y bien financiadas impulsarán legítimamente los mercados hacia valoraciones cada vez más altas.

Todo esto contrasta con la economía en general, donde prevalece una actitud más de “esperar y ver”. Datos recientes sugieren cierta reversión a las tendencias de dispersión evidentes en años anteriores: una economía en forma de K, donde los ricos acumulan más mientras que los hogares con ingresos más bajos pasan apuros; crecimiento de los servicios frente a la presión sobre la manufactura; y perspectivas de financiación significativamente más favorables para las grandes empresas en comparación con las pequeñas.

Estos contrastes subrayan por qué los inversores en renta variable deben mantenerse alerta, vigilando de cerca el equilibrio de fuerzas que probablemente tardará meses, si no trimestres, en definirse. El factor más potente capaz de impulsar las valoraciones es la difusión rápida y generalizada de las innovaciones en toda la economía. Significativamente, no se trata de una nueva ola de descubrimientos aún más emocionantes, aunque estos son muy probables, especialmente en inteligencia artificial, ciencias de la vida, robótica y, eventualmente, computación cuántica. Se trata, más bien, de ganancias en productividad y crecimiento derivadas de la amplia difusión de la tecnología ya introducida.

Como contrapartida, existen factores negativos. El primero es la creciente preocupación por el exceso de deuda pública en muchas economías avanzadas, incluido EEUU. Esto corre el riesgo de dar pie a tipos de interés notablemente más altos y a un aumento más pronunciado de los rendimientos de los bonos, desde la deuda a corto plazo a los títulos con vencimiento más largo. Tal escenario reduciría la rentabilidad corporativa, tensaría los presupuestos familiares y complicaría las finanzas públicas. El segundo factor negativo potencial es el riesgo de que el emergente régimen arancelario global se desintegre en una guerra comercial en lugar de estabilizarse tras los recientes acuerdos. Esto podría implicar medidas de represalia generalizadas que sofoquen la actividad económica y afecten aún más las cadenas de suministro globales.

Como muchos, espero que la difusión amplia e inclusiva de las innovaciones prevalezca, con un auge de la IA que beneficie a todos los ciudadanos. Sin embargo, esto dista de ser una apuesta segura ante una volatilidad tan inusual inducida por las políticas.


Europa suaviza el golpe económico, pero sale geopolíticamente tocada. Federico Steinberg. Catedrático Príncipe de Asturias en la Universidad de Georgetown e Investigador del Real Instituto Elcano.

Cada vez quedan menos certezas en la economía global. Pero una de ellas es que Trump ha decidido dinamitar el sistema multilateral de comercio y está decidido a situar el arancel medio estadounidense alrededor (o por encima) del 15%.

Aunque algunos sectores puedan beneficiarse, esto va a ser malo a nivel agregado para Estados Unidos porque, tarde o temprano, los aranceles generarán inflación (hay amplia evidencia de la primera Administración Trump de que los importadores terminaron trasladando el coste de los aranceles al consumidor final). También va a ser malo para los exportadores europeos (y de otros países) que venden a Estados Unidos porque los mayores precios harán que caiga la demanda de sus productos. Por último, los aranceles pueden ayudar un poco a financiar –de forma muy ineficiente y regresiva– la enorme y creciente deuda pública estadounidense, que tras la aprobación de la One Big Beautiful Bill de Trump, aumentará la friolera de más de 5 billones de dólares durante la próxima década.

La pregunta a la que se han tenido que enfrentar todos los países con los que ha negociado Estados Unidos en los últimos meses, incluida la Unión Europea, es qué hacer ante esta desagradable nueva situación, en la que el resultado de la negociación es necesariamente peor para todas las partes. Y es en ese contexto en el que se ha cerrado un acuerdo entre Bruselas y Washington, que además ha tenido una puesta en escena humillante para Europa al haberse firmado en un club de golf propiedad de Trump en Escocia, al que se ha tenido que trasladar la presidenta de la Comisión Europea.

La Unión Europea ha aceptado que Estados Unidos imponga a las exportaciones europeas aranceles del 15% (unos diez puntos más de lo que pagaban hasta ahora, y hasta el 50% para el acero y el aluminio). También ha acordado que los productos estadounidenses entren en el mercado europeo sin pagar aranceles (hasta ahora pagaban una media de menos del 3%). Y lo ha hecho sin establecer medidas compensatorias: no ha activado el paquete de más de 90.000 millones de euros en gravámenes sobre las importaciones estadounidenses que tenía preparado y tampoco ha optado por activar su mecanismo anticoacción, considerado como el bazuca comercial de la Unión, que le hubiera permitido establecer impuestos sobre las empresas estadounidenses o tomar otro tipo de medidas de retorsión. Además, la Unión Europea se ha comprometido a que sus empresas inviertan 600.000 millones de dólares en Estados Unidos, a comprar 750.000 millones de dólares en gas natural norteamericano en tres años y a adquirir grandes cantidades de armamento a empresas americanas. Sin embargo, la UE mantiene los impuestos con los que algunos de sus estados miembros gravan a las grandes empresas tecnológicas (en su mayoría estadounidenses) y, como era evidente, no ha eliminado el IVA de los productos estadounidenses como pedía Washington. Finalmente, y como también era de esperar, no hay tratamiento especial para los productos españoles a pesar de la negativa del Gobierno a elevar el gasto en defensa hasta el 5% del PIB.

Dos lógicas

A la hora de evaluar el acuerdo, pueden utilizarse dos lógicas diferentes: la geopolítica y la económica. Y no coinciden. La UE sale mal parada en términos geopolíticos porque se ha mostrado débil y no ha sido capaz de liderar una coalición internacional de países afines para plantar cara de forma conjunta a los abusos de Trump. Esto es especialmente negativo dado que la Unión es el principal bloque comercial y que China, el otro gran gigante, sí plantó cara a Trump, aunque pudo hacerlo con mayor confianza porque puede amenazar a EEUU con dejar de venderle algunos minerales críticos clave para la producción de automóviles o de la industria tecnológica.

Además, si la UE piensa que con este acuerdo se ha acabado la incertidumbre, probablemente se equivoque. Cuando un abusón de patio de colegio consigue algo sin que se le ofrezca resistencia, suele volver a por más. Seguramente, en otoño, la Administración Trump argumente que, por motivos de seguridad nacional, los aranceles al sector farmacéutico (de gran importancia en España) tengan que subir todavía más. Y cuando Trump vuelva a sentirse agraviado por algo, se saltará su propio acuerdo y amenazará con subir más los aranceles. Por último, no responder al elevadísimo arancel al acero y al aluminio ahonda en la percepción de que Europa es un vasallo de EEUU, idea que ya cristalizó en la cumbre de la OTAN del mes de junio en la que los europeos aceptaron aumentar su gasto en defensa hasta un 5% del PIB cuando a Estados Unidos le basta con gastar el 3,38% para ser la gran superpotencia militar global.

Pero desde el punto de vista económico, y dejando claro que este acuerdo es negativo porque destruye comercio y hará daño a algunos sectores exportadores europeos (sobre todo alemanes, italianos y de otros países del centro y el norte de Europa, aunque también españoles), la Unión Europea ha hecho lo que dicen los manuales de economía que hay que hacer: no responder con aranceles ante la imposición de aranceles estadounidenses; es decir, no pegarse un tiro en el pie simplemente porque al otro lado del Atlántico no hayan entendido la teoría de la ventaja comparativa del comercio internacional.

En esta decisión también ha pesado el interés de la industria alemana, mucho más expuesta al mercado estadounidense que la de otros países, y cuyas empresas veían con terror la posibilidad de una guerra comercial. De hecho, los coches europeos, entre los que destacan los alemanes, entrarán al mercado estadounidense con un arancel del 15% cuando en los últimos meses habían estado gravados al 25%, y todos los productos europeos tendrán aranceles iguales o más bajos que los de los demás países del mundo, salvo los de Reino Unido que logró un acuerdo algo mejor hace unos meses. Como una vez más la Unión Europea ha hecho un esfuerzo de solidaridad con Alemania, ya va siendo hora de que los alemanes arrimen el hombro cuando sea necesario, por ejemplo, con emisiones conjuntas de eurobonos para financiar los necesarios bienes públicos europeos.

En todo caso, hay que recordar que la no respuesta europea, aunque inadecuada bajo la lógica de la geopolítica, evitará que los precios suban en Europa. Esto permitirá que el BCE mantenga bajos los tipos de interés, de forma que parte del arancel pueda compensarse con cierta depreciación del euro.

Por último, los compromisos de compra europea de gas, inversiones y gasto en defensa no son concesiones importantes y, además, podrían quedar en papel mojado. Ni la Comisión Europea ni los Estados miembros pueden dictarle a sus empresas dónde invertir, la UE ya está comprando cada vez más gas estadounidense y Europa necesita comprar armamento a Estados Unidos para seguir apoyando a Ucrania. Pero como ha quedado claro que Estados Unidos ya no es un aliado fiable, sería importante que la Unión aumentaran rápidamente sus capacidades militares. Esto debería combinarse con nuevos acuerdos de libre comercio y con un compromiso firme de aumentar las inversiones y reducir las trabas al mercado interior.

En síntesis, en la negociación comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos, Bruselas ha tenido que elegir entre lo malo y lo peor. Este acuerdo dará un respiro transitorio a la tensión comercial que las capitales europeas deberían aprovechar para dar pasos decididos hacia una autonomía estratégica real, sobre todo en el campo de la defensa. Sólo así se podrá alejar el temible fantasma del vasallaje.

¿Qué han acordado EEUU y la UE en materia comercial?. Alice Hancock, Paola Tamma, Aime Williams y Emily Herbert. Financial Times.

La Unión Europea y EEUU han cerrado un acuerdo comercial que aplicará un arancel del 15% a la mayoría de las importaciones europeas y exigirá al bloque invertir cientos de miles de millones de euros en productos energéticos y armas estadounidenses para evitar una guerra comercial con la Administración Trump. El acuerdo significa que la UE ha evitado el arancel del 30% con el que amenazó el presidente Donald Trump si no se llegaba a un pacto antes del 1 de agosto. “Tengo plena confianza y estoy 100% seguro de que este acuerdo es mejor que una guerra comercial total”, afirmó ayer el comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic. Sin embargo, el acuerdo sigue situando los aranceles estadounidenses en su nivel más alto en décadas.

¿Qué abarcarán los aranceles?

El arancel del 15% cubrirá aproximadamente el 70% de las exportaciones de la UE, incluidos los productos farmacéuticos y los semiconductores, que antes no estaban sujetos a gravámenes, aunque Trump había iniciado investigaciones sobre ambos sectores. El arancel del 15% también se aplica a los automóviles, que estaban sujetos a un arancel del 27,5% antes del acuerdo. Según la Comisión Europea, esto representa un total de aproximadamente 780.000 millones de euros de actividad comercial. Las importaciones estadounidenses a la UE no se enfrentarán a cambio a aranceles más altos.

Alemania, que presionó específicamente para conseguir aranceles bajos para automóviles y productos farmacéuticos, calificó el acuerdo de “aceptable” en circunstancias de negociación difíciles, según un funcionario. La ministra de Economía alemana, Katherina Reiche, afirmó que el pacto representaba un “desafío para nuestra economía”, pero que era “importante que algunos sectores hayan sido excluidos”. “Hemos trabajado mucho para lograrlo”, añadió.

En Francia, el mayor productor agrícola de la UE, las reacciones han sido menos positivas a medida que los funcionarios asimilan el impacto de la apertura del mercado a más productos agrícolas estadounidenses. El primer ministro François Bayrou calificó el acuerdo de capitulación, afirmando que era un “día negro” para el bloque.

¿Qué sucederá con el acero y el aluminio?

Una de las mayores incógnitas es la relativa a las exportaciones de acero y otros metales de la UE a EEUU. Trump afirmó el domingo que EEUU mantendría un arancel del 50% sobre las importaciones de acero y aluminio. Funcionarios de la UE declararon el lunes que ambas partes habían acordado un cupo basado en los niveles históricos de importación, por encima del cual se aplicaría el tipo del 50%. Sin embargo, funcionarios estadounidenses señalaron que, si bien se estaba negociando un cupo arancelario más bajo, aún no se había acordado nada. “Intentaron incluir el acero, y el presidente dijo que no, que no estaba dispuesto a incluirlo en este acuerdo. Y lo aceptaron”, declaró un funcionario. “Aún hay diversidad de cosas que se pueden añadir al acuerdo con el tiempo”, afirmó.

¿Qué sectores tendrán arancel ‘cero’?

Ambas partes acordaron, sin embargo, reducir a cero ciertos aranceles, que abarcarían unos 70.000 millones de euros de actividad comercial. Esto incluía “todas las aeronaves y sus componentes, ciertos productos químicos, ciertos genéricos, equipos de semiconductores, ciertos productos agrícolas, recursos naturales y materias primas críticas”, explicó la presidenta de la comisión, Ursula von der Leyen. Los parámetros exactos de los aranceles cero por cero aún no se han determinado. Ayer lunes, aún no estaba claro si el vino y las bebidas espirituosas se incluirían en la parte libre de aranceles del acuerdo, ya que las negociaciones seguían en curso.

Expertos en comercio advierten que el trato preferencial sin aranceles para EEUU podría contravenir las normas de la Organización Mundial del Comercio.

“Todos estos métodos son claramente incompatibles con la OMC, pero no sería el primer caso”, afirma Ignacio García Bercero, exfuncionario de comercio de la UE experto en las normas de la OMC.

¿Qué ha prometido comprar la UE?

Como parte del acuerdo, la UE se ha comprometido a comprar productos energéticos estadounidenses por valor de 750.000 millones de dólares (650.000 millones de euros), incluyendo gas, petróleo y combustible nuclear, según explicaron funcionarios de la UE.

Esto equivaldría a 250.000 millones de dólares anuales durante el resto del mandato presidencial de Trump, según indicó Von der Leyen, lo que supone un aumento significativo de las importaciones de energía de EEUU por parte del bloque.

En 2024, la UE importó productos energéticos por valor de 375.900 millones de euros de todo el mundo. Las exportaciones totales de energía de EEUU a la UE ascendieron a unos 75.000 millones de euros el año pasado, según Eurostat. La Comisión Europea también se ha comprometido a invertir 600.000 millones de dólares en la economía estadounidense, así como a comprar armamento por un importe indefinido.

Sin embargo, la UE no tiene la capacidad legal para realizar estas promesas, por lo que “no se trata de compromisos legales”, declaró un funcionario de la UE.

“Podemos identificarnos con la reindustrialización de la economía estadounidense, ya que nosotros perseguimos el mismo objetivo”, afirmó Sefcovic.

¿Qué sucederá a continuación?

La UE y EEUU emitirán una declaración conjunta el 1 de agosto, que detallará los principales elementos del acuerdo. Los funcionarios de la UE esperan que Trump firme una orden ejecutiva que implemente el arancel del 15% ese mismo día. Bruselas tendrá que convertir la declaración conjunta en términos legalmente vinculantes, lo que requerirá el respaldo de una mayoría de los países de la Unión Europea.

Si el acuerdo fracasa, algo que los diplomáticos han dicho que es improbable, la UE aún podría tomar represalias. Von der Leyen afirmó que esperaba que el acuerdo se mantuviera vigente durante el resto de la presidencia de Trump.

Sefcovic declaró ayer lunes que esperaba que el acuerdo fuera un “paso hacia un acuerdo de inversión comercial más amplio entre la UE y EEUU en el futuro”.

En qué se equivocó el mundo con respecto a los aranceles. Ruchir Sharma. Financial Times.

A principios de año, el mundo coincidía de forma llamativa en un punto: si Donald Trump seguía adelante con los aranceles, el dólar se fortalecería y provocaría una estanflación. Consejeros delegados, inversores y comentaristas, todos coincidieron. Los economistas estimaron que cada punto porcentual de aumento en la tasa arancelaria restaría un 0,1% al crecimiento de EEUU y añadiría un 0,1% a la inflación. Pero hasta ahora, las consecuencias han sido mucho menos disruptivas de lo que casi todos esperaban.

Algunos analistas aún creen que esto se debe a que las amenazas de Trump han sido principalmente postureo. Pero el tipo arancelario efectivo de EEUU ya ha aumentado del 2,5% al 15%. Los ingresos por aranceles ascienden a una tasa anual superior a los 300.000 millones de dólares (257.500 millones de euros), aproximadamente cuatro veces el nivel del año pasado por estas fechas.

Muchos economistas habían asumido que, al reducir las importaciones, los aranceles fortalecerían el dólar casi automáticamente, como identidad contable. En cambio, sufrió su peor caída en el primer semestre de un año desde principios de la década de 1970.

Este giro inesperado se atribuye ahora a que el dólar comenzó el año históricamente sobrevalorado. Muchos extranjeros estaban muy expuestos a activos en dólares. Últimamente, han cubierto esos riesgos e invertido más fuera de EEUU. Muchos países son lugares cada vez más atractivos para invertir, en parte porque las amenazas arancelarias los empujaron a impulsar reformas económicas y cerrar acuerdos comerciales con socios no estadounidenses.

El mayor misterio es por qué el impacto estanflacionario de los aranceles aún no se ha materializado en los datos agregados. ¿Disfruta realmente EEUU de barra libre, recibiendo 300.000 millones de dólares al año en ingresos arancelarios sin ninguna de las repercusiones negativas esperadas? Según algunas estimaciones, los exportadores extranjeros están absorbiendo el 20% de los costes, un porcentaje mucho mayor que la que recibieron en respuesta a los aranceles durante el primer mandato de Trump. Sin embargo, el 80% restante se sigue cobrando en proporciones prácticamente iguales de las empresas y los consumidores estadounidenses.

La respuesta probable es que el efecto económico negativo de los aranceles está siendo contrarrestado por otras fuerzas, como la obsesión por la inteligencia artificial y un mayor estímulo gubernamental. Desde enero, las estimaciones de lo que las grandes empresas tecnológicas invertirán este año en el desarrollo de la infraestructura de IA han aumentado de 60.000 a 350.000 millones de dólares. Las empresas más pequeñas también se esfuerzan por sumarse a la tendencia, impulsando aún más el crecimiento. Y todo este entusiasmo neutraliza el temor de que la incertidumbre sobre la política comercial ahogue los instintos animales y congele las nuevas inversiones de capital.

El optimismo motivado por la IA también está impulsando el crecimiento al mantener unas condiciones financieras flexibles, incluso con tipos de interés más altos. Según un nuevo índice de la Reserva Federal, estas condiciones serían neutrales, no flexibles, de no ser por el mercado bursátil, que ha seguido subiendo este año debido principalmente a los valores de IA.

Mientras tanto, la promesa de desgravación fiscal facilita que las empresas estadounidenses absorban una proporción mayor de la prevista de los costes arancelarios, en lugar de repercutírselos íntegramente a los consumidores. Se espera que la “gran y hermosa ley” de Trump ahorre a las empresas estadounidenses alrededor de 100.000 millones de dólares este año y más de esa suma en 2026, principalmente en exenciones fiscales.

Esto no significa que los aranceles no tengan un efecto económico negativo. De hecho, los costes están empezando a reflejarse en un aumento de los precios de los grandes electrodomésticos, los artículos deportivos y los juguetes.

Sin embargo, la tasa de inflación general se ha mantenido bajo control gracias a la caída de los alquileres y los precios de otros tipos de bienes, como los automóviles de segunda mano y la energía. Y esos precios están bajando por razones no relacionadas con los aranceles: los precios de los automóviles de segunda mano siguen retrocediendo desde los máximos a los que dieron lugar los problemas de suministro durante la pandemia.

Así que los economistas no se equivocaron del todo con respecto a los aranceles. Y la estanflación aún podría materializarse, sobre todo si la tasa efectiva promedio continúa escalando. Pero hasta ahora, ni siquiera una tasa mucho más alta ha sido suficiente para superar las fuerzas que sustentan el crecimiento y contienen la inflación.

En cierto modo, lo que estamos viendo es una repetición de 2023. Ese año también, muchos esperaban un gran shock (por entonces, principalmente por las subidas de tipos de la Fed) que ralentizaría drásticamente el crecimiento estadounidense, sólo para ver cómo el impacto se veía contrarrestado por el auge del gasto en IA y la capacidad aparentemente ilimitada del Gobierno estadounidense para seguir distribuyendo apoyo fiscal.

La equivocación que cometió el mundo, entonces y ahora, nace de sus marcos mentales. El error recurrente de emplear modelos simples, en los que una variable A que ocupa los titulares conduce directamente al resultado B, se ha visto enormemente magnificada por la obsesión global con Trump. Él es la única variable que cualquiera se interesa en analizar ya. Pero las economías complejas rara vez están condicionadas por un solo factor, ni siquiera por un shock tan grande como los aranceles de Trump.


Feliz Verano!!

Comentario de mercado viernes 11 de Julio del 2025.

Ayer el S&P 500, el Nasdaq y el Bitcoin cerraron en nuevos máximos históricos, esta mañana hemos amanecido con el anuncio de Trump de imponer un arancel a las importaciones provenientes de Canadá del 35% a partir del 1 de agosto, según una fuente oficial aplica a productos que no están bajo el amparo del USMCA ni productos energéticos cuya tasa es del 10%, desde el 25% actual y adicionales a las específicas a sectores como acero y aluminio. La crisis del fentanilo y unos aranceles de hasta el 400% que impone Canadá a los productos lácteos estadounidenses han sido los principales factores que han provocado la decisión. Estas tarifas son revisables si Canadá coopera en la disminución del flujo de fentanilo a Estados Unidos. Además, Trump anunció que la Unión Europea recibirá su carta, con el anuncio de las condiciones comerciales entre ambos bloques tan pronto como hoy o mañana. Los titulares del día de ayer también apuntaban a que la idea del mandatario estadounidense es de aumentar los aranceles universales, ahora situados en el 10% hasta el 15-20%.

Bitcoin-Dólar últimos 5 años:

Esta semana se ha dado el hito de la primera empresa que alcanza una capitalización bursátil de 4 billones de dólares (4 trillones americanos), Nvidia capitalizaba ayer al cierre 4,004 billones de dólares. Más impresionante que su capitalización total son sus múltiplos de valoración. En el ejercicio concluido en enero de 2025, la empresa generó un beneficio neto por acción de 2,9 dólares, por lo que su cotización de 162 dólares implica un PER de casi 56 veces. Si se toman las ganancias esperadas para el año en curso, esa referencia desciende a 37 veces. La misma ratio para el conjunto del S&P 500 está por debajo de las 30 veces. Pero quizá lo más llamativo es que el rally de Nvidia se produce después de la corrección sufrida por el lanzamiento de la aplicación china de inteligencia artificial DeepSeek y de los planes arancelarios de Donald Trump. Desde el 4 de abril, fecha de los mínimos tras el Día de la Liberación, la cotización de Nvidia sube un 68%, muy por encima del resto de los 7 Magníficos de la Bolsa. Meta avanza un 45%, Microsoft un 40%, Amazon un 29%, Tesla un 27%, Alphabet un 19% y Apple un 13%. Según los analistas, el liderazgo de Nvidia sobre ese pelotón de valores se explica porque la batalla por dominar las aplicaciones de la IA se produce entre el resto de los magníficos y la propia DeepSeek (en áreas como las búsquedas o la creación de contenidos), y todo ello redunda en una mayor demanda de los chips de Nvidia. Según los analistas de Citi, la cotización de Nvidia puede subir otro 17%, hasta 190 dólares, ya que la demanda de semiconductores para centros de datos de IA disparará sus ventas hasta los 293.611 millones de dólares en 2027, más del doble que en 2025. Su beneficio por acción llegará a 6,37 dólares, haciendo su PER más razonable. El principal riesgo, dice Citi, es que el proteccionismo de Trump siga cerrando otros países a Nvidia, además del bloqueo en China.

Cotización Nvidia desde su salida a Bolsa en Enero de 1999:

Este miércoles, 9 de Julio, venció la prórroga de 90 de días para llegar a acuerdos comerciales con Estados Unidos, pero que tal y como dio a conocer el gobierno americano en los últimos días se ha postpuesto al 1 de agosto, día que Trump anunció, al contrario de lo que afirmará tan solo un día antes, será definitivo para la entrada en vigor de los aranceles impuestos el pasado 2 de abril en el caso de no llegar a nuevos acuerdos que fijen otras condiciones. Las noticias sobre las futuras relaciones comerciales de Estados Unidos con el resto de países siguen marcando la agenda económica y la evolución de los mercados. Trump ya ha enviado cartas a unos 14 países, la mayoría de ellos asiáticos y africanos, en el que se detallan los aranceles que el gobierno americano impondrá a la importación de sus productos a partir del 1 de agosto a no ser de plegarse a sus condiciones antes de esa fecha. Los mercados son optimistas con la posibilidad de alcanzar acuerdos antes de la fecha del 1 de agosto. Este pasado martes la administración de Trump anunció la posible implementación de aranceles de hasta el 50% a la importación de cobre, lo que provocó una subida de cerca de 100 dólares en el precio del metal, también amenazó con un arancel del 20% a los productos farmacéuticos, eso sí dando un plazo de gracia de 18 meses para poder adaptar la producción interna, así como aranceles a los semiconductores y otro arancel adicional a los BRICS, de los que afirma, conspiran para destruir el dólar.

Precio del Cobre últimos 12 meses:

El impacto de la noticia del arancel al cobre se ve minimizado si tenemos en cuenta que supone sólo el 0,5% de la cifra total de importaciones para Estados Unidos, pero sería muy gravosa para países como Chile, cuyo metal supone el 45% del total de sus exportaciones de bienes.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, aseguró que los países que no firmen pactos comerciales para el 1 de agosto verán reactivados en esa fecha los aranceles anunciados en abril y consideró que está presión ayudará a que se alcancen “muchos acuerdos rápidamente”. Bessent recordó que el presidente Donald Trump ha firmado cartas que se han comenzado a enviar a una docena de países esta semana y que incluyen dicha amenaza y detallan los niveles arancelarios que se implementarán, algunos de hasta el 70% según dijo el mandatario. “Estamos cerca de varios acuerdos. Como siempre, hay mucha lentitud por parte de la otra parte”.

En Estados Unidos los ingresos derivados de los aranceles en Estados Unidos se cuadruplicaron respecto al año anterior, alcanzando la cifra récord de 24.200 millones de dólares en mayo, el primer mes completo en el que estuvo en vigor el arancel global del 10% del presidente Trump. La cifra representó un incremento de más del 25% con respecto al mes anterior, mientras que el valor total de las importaciones de productos estadounidenses se mantuvo prácticamente sin cambios desde abril. De estos datos se desprende que la guerra comercial del presidente podría dar un impulso muy necesario a las arcas públicas de Estados Unidos, mientras los congresistas republicanos aprobaron la reforma fiscal. Se prevé que el proyecto de ley, que amplía los recortes fiscales de la primera administración de Trump, pero introduce fuertes recortes a la atención médica pública para los estadounidenses de bajos ingresos, añadirá 3,4 billones de dólares al déficit público durante la próxima década. Pero los datos también subrayaron el potencial de sus agresivos aumentos arancelarios para distorsionar los flujos comerciales globales. Las importaciones a Estados Unidos desde China cayeron a 19.300 millones de dólares, un descenso del 21% con respecto al mes anterior y del 43% en comparación con el mismo mes de 2024. Trump ha insistido en que los ingresos generados por los aranceles pueden reducir la dependencia del impuesto sobre la renta. Sin embargo, a pesar del aumento en las sumas recaudadas, los ingresos representaron solo alrededor del 7,7% del déficit federal de mayo, de 316.000 millones de dólares. Hay que tener en cuenta que la cifra del déficit fluctúa de un mes a otro. La suma recaudada en mayo equivalió a aproximadamente el 14,5% del déficit típico de 166.000 millones de dólares entre el gasto y los ingresos federales del último año.

El euro se ha apreciado casi un +15% frente al dólar en 2025, y un +6% frente al conjunto de divisas de los principales socios comerciales. De cara a los resultados de las compañías europeas del segundo trimestre que están a punto de empezar a publicarse el euro se ha apreciado de media un 5% frente al dólar comparado con el segundo trimestre de 2024, esto contrasta con la depreciación interanual del -3% que vimos en el primer trimestre de este año. La fortaleza del euro y la evolución del tipo de interés real de largo plazo son los principales factores que han tensionado las condiciones monetarias y financieras en la eurozona. El EuroSTOXX 50 lleva una subida del +10% en el año frente al +6,78% del americano S&P 500. Históricamente el índice europeo ha mostrado una elevada correlación (negativa) con la cotización del euro, la Bolsa baja con un euro revalorizándose, incluso superior a la correlación positiva que manifiesta con el precio de los metales industriales) lo que explica en parte su peor evolución en las últimas semanas. Mientras, el beneficio estimado para 2025 del Euro STOXX 50 se ha revisado un -5,3% a la baja en los últimos seis meses, y un -4,1% en los últimos tres, debido a su exposición a las ventas en Estados Unidos, que suponen un 21% del total. En cuanto a la exposición a ventas en Estados Unidos de los sectores del STOXX 600 (índice bursátil europeo que engloba a más compañías, también de Reino Unido y Suiza) se puede observar que hay una relación directa entre su mayor exposición a dólar y la revisión a la baja de beneficios que han sufrido este año. Esta se vuelve bastante más notoria y lineal al excluir los casos “especiales” de Energía y Recursos Básicos (que esta vez se han visto penalizados por la caída del crudo y de los metales aparte de la depreciación del dólar) y Autos (afectados además por aranceles y competencia china). Teniendo en cuenta que la debilidad macro en Estados Unidos va a continuar durante unos meses será difícil ver una apreciación del dólar de forma sostenida (incluso aunque deberíamos estar cerca de un suelo) lo que todavía podría llevar a nuevas revisiones de beneficios la baja. Del análisis sectorial se deprende que existe riesgo de peor evolución en sectores como alimentación, químicas e industria teniendo en cuenta su exposición a dólar, su evolución en Bolsa en 2025 y las rebajas de beneficios que ya se han visto hasta la fecha. Por el lado positivo podríamos encontrar a Viajes y Ocio, donde sobre todo las aerolíneas se benefician de la situación actual de precio del petróleo y dólar más barato. Por compañías en el EuroSTOXX 50 las 10 compañías que presentan mayores ventas en dólares (por encima del 25% del total) serían Ahold, Deutsche Telekom, Essilor, SAP, Air Liquide y Nokia. De estas, las que presentan mayor riesgo de peor evolución a corto plazo teniendo en cuenta la subida que llevan acumulada en 2025 y las revisiones de beneficios vistas hasta la fecha son Ahold, Deutsche Telekom, SAP, Air Liquide y AB-Inveb. Por su parte, a pesar de tener una exposición en ventas en Estados Unidos superior al 20%, compañías como LVMH, Pernod Ricard, Sanofi o Schneider parecen tener todo lo malo descontado. Por último, en España las 10 compañías con mayor exposición a Estados Unidos, con ventas allí que representan más de un 25% del total, serían Acerinox, ACS, Grifols, Fluidra, Ferrovial, Ebro Foods, OHLA, Cie Automotive, Viscofan o Arcelor Mittal.

El presidente Trump promulgó la ley «One Big Beautiful Bill Act» (OBBBA) el 4 de julio, Día de la Independencia, que convierte en permanentes los recortes fiscales temporales de 2017 e introduce otros nuevos, como la exención de impuestos para las horas extras y las propinas. Aproximadamente un tercio de las disposiciones fiscales se compensará con recortes del gasto en programas como Medicaid. Es probable que los ingresos arancelarios mitiguen, al menos parcialmente, el déficit de ingresos públicos. En términos económicos, la ley no impulsará significativamente el crecimiento, sino que ayudará a evitar el colapso fiscal, ya que se prevé que el déficit fiscal se mantenga en torno al 6% durante los próximos años. Las preocupaciones fiscales no desaparecerán pronto, dados los continuos y elevados déficits y la sustancial carga de intereses que conlleva el volumen de deuda y los tipos más altos. La mayoría de analistas de Renta Fija creen que el mercado de bonos ya ha descontado una trayectoria menos favorable, como se refleja en mayores rentabilidades exigidas y mayor prima por plazo.

La temporada de resultados del segundo trimestre está a punto de comenzar, con los grandes bancos estadounidenses publicando la semana que viene. Las expectativas de consenso han disminuido significativamente desde el anuncio de aranceles a principios de abril, lo que se refleja en previsiones más cautas. El crecimiento de los beneficios del índice S&P 500 se prevé ahora en un 5,9%, frente a casi el 10% de hace tres meses, mientras que, en Europa, las estimaciones para el índice Stoxx 600 han caído desde alrededor del 8% a tan solo el 1,2%. Los sectores responsables de estas revisiones a la baja son los relacionados con las materias primas, en particular el petróleo y el gas y los materiales, así como los más cíclicos, como los de consumo y los industriales, que están particularmente expuestos a los aranceles. La revisión a la baja de las expectativas aumenta el margen para sorpresas positivas, especialmente en sectores con mayor capacidad de fijación de precios o control de costes. Una vez más, la mayor parte del crecimiento previsto de los beneficios se concentra en el sector tecnológico, especialmente en las grandes tecnológicas.

De cara a las próximas publicaciones de resultados, la atención de los inversores se centrará en las previsiones y en la capacidad de las empresas para gestionar el incremento de costes relacionados con los aranceles. Según una encuesta reciente de la Reserva Federal, las empresas prevén absorber aproximadamente la mitad de la carga arancelaria, mientras que Goldman Sachs espera que solo absorban el 30%, y que el resto se traslade a los consumidores. Muchas empresas parecen haber acumulado inventarios antes de la implementación de los aranceles, lo que podría servir como colchón para los márgenes a corto plazo. En definitiva, esta temporada de resultados proporcionará información sobre cómo se desenvuelven las empresas en un entorno político cada vez más complejo.

Las Actas de la reunión del Banco Central Europeo de junio destacaron el riesgo de un euro fuerte, mientras que varios altos funcionarios llamaron la atención sobre el riesgo de no alcanzar el objetivo de inflación, mientras el precio del oro y la plata siguen muy fuerte, ambos han subido más del 25% en lo que va de año:

La inflación anual de la zona euro subió al 2% en junio, el objetivo del BCE, desde el 1,9% en mayo, de acuerdo con una estimación preliminar oficial, esta primera subida desde enero reflejó las presiones persistentes y subyacentes sobre los precios, especialmente en el sector servicios, en el que la inflación aumentó del 3,2% al 3,3%. La inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos, la energía, el alcohol y el tabaco se mantuvo sin cambios en el 2,3%. En el Foro sobre Bancos Centrales del Banco Central Europeo en Sintra, celebrado la semana pasada, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, afirmó que los responsables políticos seguirán «atentos» y seguirán tomando decisiones sobre política monetaria reunión a reunión.

Desde Kepler Chevreux llegaba esta semana una reflexión bastante interesante, sobre cómo se ha producido una fuerte desconexión entre las expectativas de mercado sobre los tipos de la Fed y la fuerte rotación sectorial en la bolsa americana hacía compañías cíclicas frente a defensivas, sobre todo en el último mes.

Importante esta semana:

Las Actas de la Fed mostraron una mayoría de miembros predispuestos a bajar tipos en 2025 pero no en la reunión de julio. A pesar de lo anterior, algunos miembros advirtieron sobre la posibilidad de un impacto más persiste de los aranceles sobre la inflación lo que puede terminar desanclando las expectativas, pero en general se lanza un mensaje de elevada incertidumbre respecto al impacto final en los precios. Por otro lado, los miembros en general coincidieron en que los riesgos sobre un crecimiento a la baja persisten, pero que se han reducido.

Trump ha amenazado con imponer un arancel del 50% a Brasil, presionando al país para que abandone los cargos judiciales contra Bolsonaro, su aliado ideológico. Además, ha anunciado nuevos aranceles a países como Filipinas e Irak, cuyas exportaciones conjuntas a Estados Unidos fueron relativamente pequeñas (menos de 30.000 millones de dólares en 2024), lo que pone de manifiesto una política de confrontación que no atiende a razones puramente comerciales sino más bien geopolíticas, que podrían generar tensión diplomática.

Trump promete una «declaración importante» sobre Rusia el próximo lunes. Además, ha declarado que Estados Unidos enviará armas a Ucrania, pero que será la OTAN quien pague «el 100%» de ese apoyo. Esta postura busca reducir la carga financiera americana en el conflicto, en línea con su discurso de que los aliados europeos deben asumir más responsabilidad en defensa.

Un estudio de la Fed de Dallas advierte que las restricciones migratorias impuestas por Trump restarán un punto porcentual al crecimiento económico de Estados Unidos este año, reflejando el impacto negativo de la menor oferta laboral.

Trump mantiene la presión sobre Powell, instándolo a bajar tipos y a dimitir “inmediatamente” si se confirman las acusaciones de haber engañado al Congreso. En este sentido, según WSJ, Kevin Hassett, Director del Consejo Económico Nacional, se ha reunido con el presidente al menos dos veces el mes pasado sobre el puesto en la Fed, mientras que Trump ha elogiado públicamente a Bessent como posible candidato.

China ha impuesto nuevas medidas que limitan el acceso de empresas europeas al mercado chino de dispositivos médicos. Esta decisión llega en medio de una escalada de tensiones comerciales, donde Pekín y Bruselas se acusan mutuamente de prácticas desleales. El ministro francés de Finanzas, Bruno Lombard, ha pedido una defensa más contundente del tejido industrial europeo y un uso más amplio de mecanismos de protección comercial contra las importaciones chinas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acusó al gigante asiático de inundar los mercados globales con productos subvencionados para eliminar la competencia y de limitar el acceso de empresas europeas a licitaciones públicas. Según Von der Leyen, los bienes y servicios fabricados en China automáticamente obtienen una ventaja del 20% en precio en las licitaciones públicas. En cuanto a sectores estratégicos cuyas empresas son subvencionadas por el Gobierno chino, la UE impuso el año pasado aranceles de hasta el 45% a vehículos eléctricos fabricados en China. A todo ello se añade que, en los últimos meses, Pekín ha impuesto controles a la exportación de tierras raras, afectando a las empresas europeas. Como muestra de las crecientes tensiones, el Gobierno chino decidió reducir de dos a un solo día la cumbre prevista con los líderes de la Unión Europea este mes.


Los mercados no creen a Trump sobre los aranceles. Robert Armstrong. Financial Times.

La fecha límite para los aranceles, para sorpresa de nadie, no era una fecha límite en absoluto. Se suponía que los países debían negociar un acuerdo comercial con Estados Unidos antes de hoy 9 de julio, o se enfrentarían a los aranceles recíprocos detallados en el famoso cartel de abril. La gran fecha se ha pospuesto al 1 de agosto. O podría ser otra [aunque Trump dijo ayer que no habrá nuevas prórrogas]: el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, cuya principal función es convertir los pronunciamientos en políticas, a menudo menciona la fecha del 1 de septiembre. Al igual que el propio presidente, las fechas límite de la Administración norteamericana deben tomarse en serio, pero no de manera literal. “En serio”, porque si Trump decidiera cumplir una fecha límite, el impacto podría ser devastador. “No literalmente”, porque probablemente no lo haga.

¿Cómo serán las próximas tres semanas y media (y probablemente más)? Tuvimos un anticipo este lunes cuando el presidente de Estados Unidos anunció que Japón y Corea del Sur enfrentarían aranceles del 25% a partir de primeros de mes, sujetos a cambios “dependiendo de nuestra relación con su país”. Esto suena aterrador. Ambos son los mayores socios comerciales del país después de Canadá, México y la UE. Representaron casi el 9% de las importaciones y el 7% de las exportaciones estadounidenses en 2024.

Pero el mercado, en lugar de entrar en pánico, prácticamente reaccionó encogiéndose de hombros. El S&P 500, que ya mantenía una tendencia bajista cuando se hizo ese anuncio, cayó otro 0,5%. El dólar se fortaleció un 0,7% frente al won coreano y un 1% frente al yen. En Tokio y Seúl, las acciones abrieron al alza: el índice Kospi coreano subió más del 1,4% en las primeras dos horas de negociación, mientras que la ganancia del índice Nikkei 225 japonés fue más moderada, del 0,4%. Estos modestos movimientos son perfectamente racionales. Para empezar, los nuevos aranceles no aumentarían mucho el arancel efectivo de ninguno de los dos países. Paul Ashworth, de Capital Economics, explica en una nota a sus clientes que las nuevas tasas “no se aplican a los bienes sujetos a los aranceles específicos de Trump, como los automóviles, que representan el 34% de las importaciones de ambos países y ya están sujetos a un impuesto del 25% que Trump ha amenazado en más de una ocasión con elevar al 50%. Si a esto le sumamos que los productos electrónicos y farmacéuticos están exentos… si cumple Trump su amenaza, el arancel efectivo general sobre las importaciones estadounidenses aumentaría del 15,5% al 16,6%”.

Futuras negociaciones

¿Y por qué habrían de entrar en pánico los mercados ante cualquier pronunciamiento de la Administración en este momento? Incluso los acuerdos ya alcanzados parecen estar completamente abiertos a futuras negociaciones. Como explica Liz Ann Sonders, de Charles Schwab, en su mayoría “son marcos, no acuerdos comerciales”. Históricamente, los acuerdos comerciales han tardado 18 meses en firmarse bilateralmente, y otros 40 ó 45 meses en implementarse. El “acuerdo” sobre las exportaciones de tierras raras con China fue, en realidad, sólo una desescalada: la Administración Trump no ha publicado ningún detalle del pacto, y China sigue reteniendo las exportaciones a empresas estadounidenses, según Wall Street Journal.

Es cierto que las negociaciones con China son un caso especial. Los acuerdos con Reino Unido y Vietnam podrían revelarnos más sobre lo que pueden esperar otros países. Pero, una vez más, el acuerdo entre Estados Unidos y Reino Unido fue sólo un marco. Rebajó los gravámenes a los fabricantes de automóviles británicos y eximió de los aranceles a los productos aeroespaciales, a cambio de un aumento de las importaciones de carne de vacuno, etanol y productos industriales.

Alan Beattie lo explicó de la siguiente manera: “Desde el punto de vista político, es comprensible que una economía relativamente pequeña y abierta con dependencia militar y de seguridad de Estados Unidos se arriesgue con un acuerdo legalmente no vinculante, y sacrifique algunas cuotas más bien pequeñas de carne de vacuno y bioetanol a cambio de proteger a sus exportadores de automóviles y acero, que tienen una presencia de nicho pero son políticamente relevantes”.

Sin embargo, el acuerdo transmite una señal. Estados Unidos tuvo un superávit comercial con Reino Unido el año pasado, y aun así, el acuerdo no eliminó el arancel universal del 10%. Así que otros países deberían esperar que el nivel mínimo no baje del nivel de un 10%.

El reciente acuerdo con Vietnam es lo más cercano que tenemos a un acuerdo “real”: un arancel directo del 20% a las exportaciones vietnamitas, cero impuestos a las exportaciones estadounidenses, y una tasa del 40% a las mercancías transbordadas, dirigida a China. La salvedad es que la economía vietnamita es muy diferente a las de Corea del Sur y Japón. Es más pequeña y más pobre, y sólo importó 13.000 millones de dólares (11.120 millones de euros) en productos estadounidenses el año pasado. En cambio, Corea del Sur y Japón son más ricos y representaron una mayor proporción de las exportaciones estadounidenses; la suma de cada país por sí sola es más de cinco veces la de Vietnam. Esto, y las importantes alianzas militares de Estados Unidos con cada país, les otorga una posición negociadora más sólida.

El juego arancelario, en resumen, todavía está, de alguna manera, en una fase preliminar. Comienza en serio sólo cuando se alcanzan acuerdos con grandes socios comerciales que el mercado cree que persistirán; el mercado responde a esos acuerdos; y el presidente responde a la respuesta del mercado. Nuestra tesis ha sido durante mucho tiempo que Trump se retractará de cualquier arancel que genere una respuesta negativa sostenida de los mercados. Sólo cuando los mercados estén convencidos de que un acuerdo determinado va a mantenerse, le someterán a presión. Aún estamos muy lejos de ello.

Los mercados de acciones y bonos estadounidenses parecen haber llegado a la conclusión de que unos aranceles moderados –del 10% para todos los socios comerciales, y un poco más para China y algunos sectores específicos– no tendrán mucha repercusión en el crecimiento económico ni en las ganancias, o se suavizarán si la tienen. Y simplemente han ignorado las constantes amenazas de Trump de imponer aranceles más severos. La gran pregunta, entonces, es si los inversores se han preparado para una gran decepción cuando Trump, envalentonado por la indiferencia de los mercados y la resistencia de la economía, de repente muestre determinación.

Sonders, de Charles Schwab, se pregunta si, además del Trump put, podría haber también un Trump call: “Con un mercado que se ha comportado tan bien desde el 9 de abril, con datos económicos y de inflación que quizás aún no muestran el pleno efecto de los aranceles, pero que no ha implosionado en absoluto… ¿Es ese el contexto para la disposición de la Administración a seguir presionando desde la perspectiva arancelaria?” Creemos que es algo de lo que merece la pena preocuparse.

¿Puede realmente el euro desafiar el dominio del dólar en los mercados mundiales? Kristina Hooper, Estratega Jefe de Mercado, Man Group.

Esta semana en Views from the Floor, analizamos dos desarrollos clave que están dando forma a los mercados globales. Primero, examinamos las ambiciosas declaraciones de Christine Lagarde sobre el potencial del euro para desafiar el dominio del dólar como moneda de reserva mundial, evaluando tanto las fortalezas como las significativas debilidades que Europa debe superar para hacer realidad esta visión. Segundo, revisamos cómo el sólido informe de empleo estadounidense de junio ha prácticamente cerrado la puerta a cualquier recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal en julio, con implicaciones importantes para la política monetaria en los próximos meses.

La declaración de la Presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en el Financial Times el 17 de junio sobre el momento del «euro global» en Europa marcó un ambicioso discurso sobre el futuro del euro como moneda de reserva global.


El dominio del dólar puede haber mostrado grietas, ya que la inflación persistente, la inestabilidad monetaria y la militarización del dólar mediante sanciones han llevado a algunos países a explorar alternativas. Pero la desdolarización es un proceso lento. El billete verde ha seguido beneficiándose de la profundidad de los mercados financieros, de su rentabilidad y de su condición de valor refugio mundial. Para que el euro aproveche estas grietas, Europa debe abordar primero sus propias deficiencias.

Los puntos fuertes

La ambición del BCE se asienta sobre tres pilares: geopolítico, económico y jurídico.

  • Desde el punto de vista geopolítico, Europa ha acelerado los acuerdos comerciales con Canadá, la ASEAN y Mercosur para integrar el euro en el comercio mundial. La ampliación de la OTAN, las iniciativas de unión militar y los acuerdos sobre seguridad de las materias primas pretenden convertir a Europa en un actor geopolítico de confianza, requisito clave para ser moneda de reserva.
  • Económicamente, la UE impulsa una mayor integración a través de la Unión de Mercados de Capitales y aspira a canalizar hasta 10 billones de euros en depósitos bancarios hacia inversiones estratégicas muy necesarias.
  • Desde el punto de vista jurídico, la independencia institucional de Europa y sus sólidos procesos de toma de decisiones proporcionan estabilidad y observancia del Estado de Derecho, aunque con lentitud.

Los puntos débiles

Pero las debilidades de la región siguen siendo evidentes. La falta de una unión fiscal, activos seguros comunes y un sistema bancario unificado limita su capacidad para competir con el dólar. Los motores económicos tradicionales del bloque – Alemania, Francia e Italia – están lidiando con el estancamiento, el envejecimiento de la población y las cargas de deuda. La fragmentación política y el creciente nacionalismo en los países miembros complican aún más la integración. Mientras tanto, las vulnerabilidades geopolíticas de Europa, desde los países bálticos hasta los Balcanes, exponen grietas en su estructura de seguridad.

Desde la perspectiva de los mercados de capitales, la liquidez en los mercados denominados en euros es un obstáculo importante. Los mercados de capitales han permanecido fragmentados por líneas nacionales, con actividad paneuropea limitada. Por ejemplo, para los principales índices bursátiles de Europa Occidental como el CAC 40 o el DAX 40, entre el 56% y 68% de las operaciones aún tienen lugar en bolsas nacionales, mientras que solo el 3% o menos ocurre en otras bolsas, según un informe del BCE. Esta fragmentación ha reducido la liquidez, especialmente en las bolsas más pequeñas, y disminuye el atractivo de los mercados de la UE para emisores e inversores. La Tabla 1 muestra cómo los volúmenes promedio diarios de negociación para acciones de gran y mediana capitalización en la UE van significativamente por detrás de Estados Unidos.

Cuadro 1: Estadísticas sobre profundidad y liquidez de los mercados de valores de la UE y EE.UU.


Precios de las materias primas


Las materias primas plantean otro obstáculo. Sin una cuota de mercado significativa en la producción nacional, incluidas las energías renovables y el reciclaje, creemos que es improbable que el euro se convierta en una referencia sólida para la fijación de precios de las materias primas. Algunos acuerdos comerciales acelerados con países ricos en recursos como Canadá, México, Chile e Indonesia pretenden integrar el euro en los flujos comerciales. Aunque prometedores, estos acuerdos no llegan a cuestionar el dominio del dólar en los mercados mundiales de materias primas.


Las lecciones de la historia subrayan estos riesgos. Las ambiciones del euro antes de la crisis de la eurozona de 2010-2012 estaban respaldadas por un crecimiento económico más fuerte y menos fracturas políticas. Pero la crisis puso de manifiesto debilidades críticas -desde problemas fiscales hasta mercados de capitales fragmentados- que siguen sin resolverse. En la actualidad, la apuesta por el euro se enfrenta a retos aún mayores, con la intensificación de la competencia mundial de China y Estados Unidos.


Europa puede estar haciendo progresos, pero el tiempo no está de su lado. El entorno geopolítico es volátil, el crecimiento económico escaso y el liderazgo político carece de la aprobación pública. Incluso la probable adhesión de Bulgaria a la eurozona -una señal positiva en general- conlleva riesgos, dados sus problemas de corrupción y Estado de Derecho.


La apuesta de Lagarde por un «euro global» es ambiciosa, aunque los datos actuales muestran que los inversores prefieren el oro a las perspectivas de una ampliación del papel internacional del euro.

El sólido informe de empleo sugiere que es poco probable que la Fed recorte los tipos en julio

En nuestra opinión, el informe de empleo de EE.UU. de la semana pasada cerró efectivamente la puerta a un recorte de tipos en julio. Existían algunas débiles esperanzas de que si las cifras eran lo suficientemente débiles, la Reserva Federal (Fed) podría ceder.

En junio se crearon 147.000 puestos de trabajo, cifra muy superior a la estimación de 106.000 del consenso de Bloomberg. El desempleo se mantuvo prácticamente sin cambios. La creación de empleo en los dos meses anteriores se revisó al alza en 16.000 puestos netos.

Aunque los titulares parecen positivos, hay algunas áreas de verdadera debilidad en el informe. En primer lugar, sólo 74.000 de los 147.000 empleos creados proceden del sector privado. La mitad de los puestos de trabajo creados en junio, 73.000, eran empleos públicos (más concretamente, empleos estatales y locales, ya que el gobierno federal sigue recortando puestos de trabajo). Y de los empleos del sector privado, el sector sanitario fue responsable de la creación de 39.000 puestos de trabajo. El aumento del empleo se produjo en hospitales (16.000) y residencias (14.000). Es importante tener esto en cuenta, dadas las previsiones de que la nueva legislación presupuestaria (OBBBA) ejercerá una enorme presión fiscal sobre los hospitales rurales y las residencias de ancianos.


Es importante señalar que en la conferencia de prensa de junio, el presidente de la Fed, Jerome Powell, reiteró que un amplio conjunto de indicadores sugiere que el mercado laboral está en equilibrio. Volvió a señalar que la creación de empleo es baja, pero también lo son los despidos. Pero si vemos un repunte de los despidos, eso podría ser problemático, ya que la creación de empleo es baja; probablemente se reflejaría en un aumento de los parados de larga duración. Por lo tanto, habrá que seguir de cerca este indicador.


En el gráfico de puntos de junio, la Reserva Federal sólo aumentó ligeramente las expectativas de desempleo para 2025. Esto parece apropiado por ahora, pero no me sorprendería ver un deterioro significativo del mercado laboral a medida que avance el año.


El crecimiento de los ingresos medios por hora cayó a un muy discreto 0,2% intermensual y un 3,7% interanual. Se trata de una buena noticia, ya que el motor más potente de un aumento sostenido de la inflación suele ser el elevado coste de la mano de obra, y eso no es lo que estamos viendo ahora.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 4 de Julio del 2025.

Récords históricos del S&P 500 y del Nasdaq 100 (hoy los mercados americanos estarán cerrados por la festividad del 4 de Julio), en una semana de mucha volatilidad por dudas sobre la aprobación de la Ley fiscal de Trump y las nuevas negociaciones comerciales de cara al próximo 9 de Julio. EL Dow Jones también está cerca de sus máximos. Las Bolsas americanas se vieron ayer impulsadas por la publicación del informe mensual de empleo, mejor de lo esperado, dando muestras de una economía sólida y de paso ofreciendo argumentos a la Fed para no recortar tipos en julio.

S&P 500 desde 1999:

Nasdaq Composite desde 1999:

A los analistas (aunque no parece a los inversores) les preocupa la nueva política fiscal americana que ha aprobado por poco esta semana la administración Trump, ayer la Ley Big Beatiful Bill se aprobó en la Cámara de Representantes por 4 votos (218 a favor 214 en contra), y se firmará hoy 4 de Julio, Día de la Independencia, por el presidente de los Estados Unidos, dicha ley fiscal podría llevar el déficit público a niveles difíciles de controlar, ya que supone un paquete fiscal de 3,4 billones de dólares (11,6% del PIB), que incluye extensión de recorte de impuestos y reducción de gastos y permite elevar el techo de deuda, más otros 700.000 millones (2,4% del PIB) en intereses. Esta nueva Ley Fiscal extiende las disposiciones de la reforma fiscal del anterior mandato de Trump (TCJA 2017) que iban a expirar este año, e incluye aumentos en el gasto destinado a defensa y control de la inmigración ilegal. No obstante, la ley no incorpora una de las principales promesas de campaña de Trump como era la reducción del tipo impositivo máximo para sociedades del 21% al 15%. Irónicamente, el texto final es aún más deficitario que el borrador anterior, elevando la deuda del gobierno americano para 2034 en un 10%, hasta un 127%, frente al 7% anterior.

Déficit de Estados Unidos desde 1969 (Actual 6,66% de déficit del Tesoro Americano sobre el PIB):

En el frente comercial, ayer Trump anunció que desde hoy hasta el 9 de Julio irá enviando cartas a los socios comerciales fijando unilateralmente los aranceles a cobrar a partir del 1 de Agosto, que estarán entre el 10% y el 70%, en una clara presión para alcanzar acuerdos antes de la fecha límite del próximo miércoles, cuando se cumplen los 90 días de tregua durante los cuales el arancel se ha limitado al 10%. La presión esta semana recaía sobre Japón, Trump ha amenazado con imponer aranceles del 30% o incluso del 35% sobre productos japoneses, superando el 24% establecido en la tabla del Liberation Day. El primer ministro japonés advirtió que prefiere no alcanzar un acuerdo antes que aceptar uno desfavorable, y fijó como línea roja la eliminación o reducción de los aranceles del 25% sobre los automóviles, una demanda que no parece estar contemplada en la agenda negociadora americana. Además, el presidente estadounidense reiteró que no habrá prórroga para la moratoria, como se había especulado semanas atrásPor su parte, la Unión Europea parece cada vez más cerca de alcanzar un acuerdo marco con Estados Unidos, que posiblemente impondrá un arancel del 10 % sobre todos los bienes, aunque se negocia excluir de ese porcentaje a sectores como el farmacéutico, alcohol, semiconductores y aeronáutico. El miércoles Trump anunció un acuerdo comercial con Vietnam que impone un arancel del 20% a sus exportaciones hacia Estados Unidos, mientras que los productos estadounidenses quedan exentos de aranceles por parte de Vietnam, eso beneficia a compañías como Nike, Lululemon y otras empresas que fabrican parte de sus productos en Vietnam, estos aranceles finales comparan con el 46% del Día de la Liberación y el 10% de arancel universal que se baraja en las negociaciones con otros socios comerciales. Este acuerdo, que se une al ya alcanzado con Reino Unido y China, supone un paso más antes de que concluya la moratoria del 9 de julio. No obstante, este nuevo pacto tampoco debe sobreestimarse ya que Vietnam no tiene la importancia de grandes bloques como la UE, Canadá, México o Japón, con los que prosiguen las negociaciones a golpe de amenazas. En cualquier caso, conviene considerar que la fecha del 9 de julio es autoimpuesta y podría variar si Estados Unidos lo decide, aunque la presión es real y Trump necesita acuerdos cerrados con los que seguir alimentando su narrativa.

Esta semana ha sido también noticia el mercado inglés, el Parlamento británico rechazó el plan de recortes sociales del Ministerio de Finanzas, poniendo en cuestión el proceso de consolidación presupuestaria del país. Como consecuencia subieron con fuerza las rentabilidades de su deuda y se depreció la libra.

Rentabilidad del Bono a 10 años británico:

El mercado seguirá pendiente de varias referencias de interés, primero del cumplimiento del alto el fuego entre Israel e Irán, segundo del desarrollo de los acuerdos comerciales que vaya firmando Estados Unidos a la espera del 9 de julio, fecha límite para todos los países en general, y 12 de agosto para China, además esta semana se celebró la reunión de banqueros centrales en Sintra (Portugal), donde el Banco Central Europeo ha asumido la llegada de tiempos de extrema incertidumbre y se compromete a actuar sobre los grandes shocks inflacionarios de forma “especialmente contundente o persistente” para evitar que el crecimiento de los precios se descontrole. Este mensaje se traducirá en subidas de tipos de interés más rápidas y potentes ante situaciones en las que la inflación se eleve de forma considerable y amenace con volverse persistente. Este enfoque se adoptará independientemente de cuál sea el origen de la inflación. Tradicionalmente, el banco central optaba por no elevar sus tasas en situaciones de incrementos de la inflación temporal por cuestiones exógenas, como una guerra comercial o una crisis energética. Esa hipótesis se basaba en que se trataba de episodios temporales y que actuar implicaba llegar tarde y generar una volatilidad adicional, pues la política monetaria suele calar en la economía con un retraso de algo más de año. Sin embargo, ahora la situación ha cambiado y la nueva estrategia monetaria le servirá al BCE para modificar cómo afronta estas situaciones. “La posibilidad de que grandes desviaciones de la inflación respecto de la meta se consoliden y desestabilicen las expectativas de inflación a largo plazo es un factor clave que limita el argumento a favor de no actuar sobre los shocks, explicó esta semana Lagarde. El banco central considera que “puede ser necesario tomar medidas preventivas para evitar que las expectativas de inflación se desanclen del objetivo del 2% porque es muy costoso contrarrestar esa situación una vez que se ha producido”. La tesis que maneja el BCE para adoptar su nueva estrategia de política monetaria se basa en los grandes shocks sobre la inflación dejan huella en los consumidores y las empresas, lo que supone que responden de forma amplificada cuando se enfrentan a nuevos episodios de este tipo. Esto, a su vez, puede derivar en una inflación más persistente y debilita las razones para que la política monetaria lo pase por alto. “Vemos cada vez más evidencia de que las interrupciones más regulares del suministro están llevando a las empresas a ajustar los precios con mayor frecuencia, lo que contribuye a una mayor volatilidad de la inflación”, aseguró Lagarde en su discurso de la inauguración de la duodécima edición del Foro de Bancos Centrales que se celebra cada año en Sintra, Portugal. El BCE toma nota de lo sucedido desde 2021, fecha de la última actualización de su estrategia monetaria, para adaptarse a las nuevas corrientes. Para Lagarde, “el tema central de nuestro trabajo ha sido actualizar el marco para que la política monetaria pueda seguir brindando estabilidad de precios ante los nuevos tipos de shocks que estamos enfrentando”. “Si bien las expectativas de inflación a largo plazo en la eurozona no se desanclaron durante el aumento de la inflación [de 2022 hasta ahora], el análisis de la plantilla sugiere que habrían surgido riesgos significativos en ausencia del enérgico ajuste de la política monetaria”, analiza el BCE. Lagarde considera que había un 30% de probabilidades de que se perdiera la confianza en la capacidad de la autoridad monetaria de controlar la inflación, algo intolerable. Considerando todos los cambios introducidos en la revisión de la estrategia monetaria, el resultado es un banco central aparentemente mucho más duro que el que salió del último ejercicio similar presentado en 2021, cuando la inflación era mínima. “Nuestra estrategia de política monetaria también se encuentra en una buena posición: fortalecida por la experiencia y mejor preparada para los desafíos del futuro”, aseguró la presidenta. Teniendo en cuenta los grandes cambios estructurales que afronta la economía, como el envejecimiento de la población, la digitalización y el cambio climático, el BCE se compromete a revisar nuevamente su estrategia en 2030.

En Sintra Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, ha deslizado que podría retomar las bajadas de los tipos de interés en la segunda mitad de año desde el 4,5% actual. “Una mayoría de los miembros de la Fed consideramos que será apropiado volver a bajar los tipos en algún momento de lo que queda de año”, indicó el banquero central estadounidense en su intervención en el panel monetario del Foro de Bancos Centrales que organiza cada año el Banco Central Europeo (BCE) en Sintra, Portugal.  La Fed recortó los tipos de interés desde el pico del 5,5%, pero ha optado por mantener sus tasas inalteradas desde el pasado diciembre, coincidiendo con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, ante las dudas sobre el impacto económico que podría causar la guerra comercial con el resto del mundo. Ahora, sin embargo, con la fecha para cerrar acuerdos comerciales ya a la vuelta de la esquina y sin nuevas tensiones aparentes en la inflación, la situación comienza a cambiar y el banco central toma nota de ello y se prepara para volver a moverse. Todo dependerá de los datos que vayan llegando y de que los acuerdos se materialicen de forma que el impacto inflacionario de los aranceles sea mínimo, pero con esos condicionantes, la cita de la Fed en septiembre se coloca en posición ventajosa para llevar a cabo el primer recorte de las tasas tras el parón. Pese a esa aparente preferencia, Powell no cerró la puerta a afrontar la bajada de tipos de interés incluso antes, en la cumbre que celebrará el 30 de julio. “Va a depender de los datos. Decidimos reunión a reunión y no querría poner o quitar el foco de ninguna específicamente”. Powell, sin embargo, no parece anticipar un camino muy largo de descensos de los tipos de interés. Según señaló, la política monetaria en Estados Unidos se encuentra ahora en terreno “moderadamente restrictivo”, pero no de forma exagerada como muestra el hecho de que “el crecimiento se mantiene sólido y el mercado laboral está fuerte”. Con ese diagnóstico, y teniendo en cuenta que Estados Unidos no tiene necesidad de adoptar estímulos monetarios de momento, se puede anticipar que la Fed no llegará a acercarse al nivel neutral manejado por el BCE y que se sitúa alrededor del 2%. En su caso, después de los episodios de alta inflación, los tipos podrían alcanzar su suelo en algún punto entre el 3% y el 4%, lo que garantizaría entre dos y cinco bajadas de los tipos de interés como máximo si no se producen nuevos shocks. El presidente de la Fed, urgido por Donald Trump hasta la extenuación para que recorte las tasas, considera que la postura adoptada de esperar a ver cómo los efectos de la guerra comercial a la inflación ha sido la correcta. Powell defiende que la economía estadounidense está en una muy buena situación, con una inflación del 2,3% y una tasa de desempleo del 4,2%, algo que le permite mantener el compás de espera. Powell, de hecho, trasladó a Trump la culpa de que la Fed no haya podido seguir bajando los tipos de interés en sintonía con el resto de bancos centrales al indicar que decidieron pausar en el momento en el que conocieron el tamaño de los aranceles.

El índice del dólar, que mide la fortaleza de la moneda frente a una canasta de otras seis, entre ellas la libra, el euro y el yen, se ha desplomado más de un 10% en lo que va de 2025, el peor comienzo de año desde el fin del sistema de patrón oro de Bretton Woods, en 1973, cuando cayó un 15%. Las políticas comerciales de Trump impulsan a los inversores globales a repensar su exposición a la moneda. “El dólar se ha convertido en el chivo expiatorio de las políticas erráticas de Trump 2.0”, decía esta semana un informe de estrategia de ING, que decía que la guerra arancelaria intermitente, las enormes necesidades de endeudamiento de Estados Unidos y las preocupaciones sobre la independencia de la Fed han socavado el atractivo del dólar como refugio. Se espera que esta histórica legislación añada 3,2 billones de dólares a la deuda de Estados Unidos en la próxima década y ello alimenta las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda del país, provocando un éxodo del mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos, la rentabilidad vive la mejor racha alcista en cinco años. En cambio, el euro, que varios analistas predecían que caería a la paridad con el dólar en 2025, ha subido un 13,5% por encima de los 1,18 dólares, al descontar los riesgos de crecimiento en Estados Unidos, mientras que ha aumentado la demanda de otros activos seguros, como el bono alemán. El euro avanza el 13,5% en el año frente al dólar, lo que supondría a estas alturas su mejor balance del año contra la divisa estadounidense desde que en 2017 se revalorizase un 14%. La arbitrariedad de las políticas de Donald Trump, con la guerra comercial como epicentro, y sus intentos de injerencia en las decisiones de política monetaria del banco central estadounidense, la Reserva Federal, unido a los ataques a su presidente, Jerome Powell, refuerzan al euro. La mayoría de analistas estiman que, si la guerra comercial se recrudece, la economía estadounidense se debilita más y la Reserva Federal acelera las bajadas de los tipos de interés el euro tiene mimbres para alcanzar los 1,2 dólares al cierre de año. El mercado comienza a especular, incluso, con la posibilidad de que la moneda única gane posiciones como divisa referencia de reserva, una característica que solo tiene el dólar y que le ha servido tradicionalmente para actuar como refugio ante las incertidumbres. Este hecho no ha sucedido este año por las estrategias de Trump. Según fuentes del Financial Times, varios funcionarios del BCE están empezando a cuestionarse si la reciente fortaleza del euro podría estar yendo demasiado lejos. Un euro más fuerte encarece las exportaciones del bloque y podría obstaculizar el crecimiento, especialmente en un entorno global más proteccionista bajo la administración Trump, que puede añadir presión sobre la política monetaria del BCE.

La caída del índice del dólar es uno de los mayores de la última década, y el DXY se acerca a niveles de sobreventa en RSI. En estos niveles debería estabilizarse y el flujo vendedor de dólares debería parar, en nuestra opinión es una presión vendedora de cara al deadline del 9 de Julio, que luego debería aflojar.

DXY Drawdowns

DXY RSI

Índice dólar últimos 5 años (-12% en el 2025).

En cuanto al sentimiento de mercado empieza a verse un optimismo inversor, con el índice Alcistas menos Bajistas (Bulls minus Bears) repuntando.

AAII Bulls – Bears

Importante esta semana:

Ayer se publicó el dato de empleo en Estados Unidos, la economía estadounidense creó 147.000 puestos de trabajo en el mes de junio, lo que supuso un dato considerablemente por encima del esperado por el consenso (106.000). Además, las referencias de los dos meses anteriores fueron revisadas al alza en 16.000 puestos de trabajo, lo que incrementa el sesgo positivo del dato. Por sectores, destacó el sector público que creó 73.000 puestos de trabajo, lo que contrasta con los 7.000 del mes anterior. Así, el sector privado tan sólo creó 74.000 empleos frente a los 137.000 en mayo, centrado especialmente en el sector sanitario. La tasa de paro se desaceleró en una décima hasta el 4,1%, lo que supone un dato mejor al de las estimaciones del consenso que esperaban un deterioro de la referencia hasta el 4,3%. En materia de precios las ganancias medias por hora se desaceleraron en términos interanuales un 3,7%, una décima por debajo de lo esperado por el consenso, siendo la variación mensual del 0,2%, también una décima por debajo de lo esperado, lo que sugiere presiones salariales contenidas.

Ayer la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer, por un estrecho margen de 218 a 214, la polémica ley fiscal “Big Beautiful Bill”, después de que el Senado también la aprobase el martes», en una todavía más ajustada votación de 51-50, donde tres republicanos votaron en contra. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, criticó el hecho de que el Senado modificase el proyecto “más de lo deseado”. De esta forma, la Cámara votó el miércoles el texto definitivo. Aunque el miércoles, a pesar de su mayoría republicana, la Cámara de Representantes bloqueó temporalmente el avance del nuevo paquete fiscal impulsado por la Casa Blanca, después de que cinco republicanos rompieran filas y votaran en contra. Este revés muestra las fracturas internas dentro del propio partido de Trump y plantea dudas sobre la viabilidad de su agenda económica, especialmente en temas sensibles como recortes fiscales o incentivos a la inversión.

El Presidente de la Fed de Atlanta y miembro de la Reserva Federal, Raphael Bostic, advirtió que el impacto inflacionista de los aranceles será lento pero persistente, manifestando que las empresas están trasladando paulatinamente los costes, y que es sólo cuestión de tiempo hasta que se refleje totalmente en los precios.

Trump envió este lunes una nota manuscrita a Powell donde le acusa de ser “demasiado tardío” y de causar enormes pérdidas al país, afirmando que “debería avergonzarse”, al igual que toda la Junta, por no bajar tipos.

Además, Trump se mostró «muy decepcionado» con su reciente conversación con Putin, al considerar que el presidente ruso no tiene intención de poner fin a la guerra en Ucrania. Por su parte, Zelenski mantendrá una llamada con Trump para discutir la paralización de entregas de armas estadounidenses.

En materia comercial, Trump dijo que no espera extender la fecha límite del 9 de julio. Por su parte, Bessent dijo que sí podría haber algunas extensiones para cerrar los principales pactos antes del festivo del Día del Trabajo (Labor Day) en septiembre. Por su parte, Canadá retiró este lunes su impuesto a los servicios digitales, que afectaba a grandes tecnológicas estadounidenses como Meta y Alphabet, con el fin de relanzar las negociaciones comerciales con Estados Unidos.

En Europa la inflación general en la zona euro se aceleró en una décima hasta el 2,0% en junio, en línea con el objetivo del Banco Central Europeo, impulsada por un repunte temporal en los precios del petróleo a mediados de mes debido a las tensiones geopolíticas entre Israel e Irán. Sin embargo, dada la posterior caída del petróleo, se espera que la referencia pueda volver a situarse por debajo del 2% en los próximos meses. Por su parte, la inflación subyacente se mantuvo estable en el 2,3%, reflejando cierta resistencia, con los servicios acelerándose en una décima hasta el 3,3%, 0,7% en términos mensuales, si bien es cierto que manteniéndose mucho más contenidos que en meses anteriores. De esta forma, la expectativa de un crecimiento salarial más moderado y el desvío de bienes chinos hacia Europa como consecuencia de los aranceles de Estados Unidos podrían empujar la referencia core hacia el objetivo del BCE.

El canciller alemán Friedrich Merz advirtió, el fin de semana pasado, a los líderes de la UE sobre el creciente riesgo de una nueva crisis financiera, provocado por el aumento simultáneo de la deuda pública y privada en Europa. Aunque reconoció que no existe un peligro inminente, dejó claro que se trata de una tendencia preocupante.

En China, el PMI manufacturero privado elaborado por Caixin dejaba señales positivas en junio. En números, el indicador escaló hasta 50,4, muy por encima del 49,3 estimado y del 48,3 anterior.

En Reino Unido ha sido una semana turbulenta políticamente hablando, aunque al final el primer ministro británico Keir Starmer reafirmó públicamente que Rachel Reeves seguirá como Ministra de Finanzas «durante muchos años», con el objetivo de calmar a los mercados tras una jornada de fuerte volatilidad provocada por rumores sobre su posible salida.

En España, el empleo mantiene un visible dinamismo en junio. El número de afiliados a la seguridad social aumentó en junio en 76.720 personas, un aumento mayor que el mismo mes en 2024 y 2023, permitiendo que la cifra total de afiliados ascienda hasta niveles de 21.861.095. Asimismo, en el mes de junio, crece especialmente el empleo entre los menores de 30 años y los mayores de 55 (+27,9% y +24% respectivamente), muy por encima de la media (+12,1%). Por sectores, la mayoría ganan afiliados, con especial intensidad en la agricultura (+2,8%) por razones estacionales. Pasando al desempleo registrado, se reduce en junio en 48.920 personas hasta un total de 2.405.963 personas, la cifra más baja desde junio de 2008. En el acumulado de los últimos 12 meses, el número de parados cede en 155.104 personas (-6,1% interanual).


Triple factura de la gran reforma fiscal de Trump.

“EEUU perdió la triple A, pero ahora tiene la triple B. ¿Quién necesita solvencia cuando puedes imprimir deuda?” En Wall Street, empiezan a abundar los chistes fáciles que ironizan sobre la rebaja en la calificación crediticia de la deuda soberana de la mayor economía del planeta mientras el presidente del país, Donald Trump, consigue sacar adelante su titánico plan presupuestario, bautizado como ‘Big, beautiful bill act’, o BBB. Con muchos detractores, incluso entre las propias filas conservadoras, el plan no solo hipoteca las finanzas del país, sino también la identidad política del Partido Republicano en EEUU. Otro chiste: “Perder la calificación AAA es una tragedia, pero mira el lado bueno. Ahora tenemos la BBB: ¡Por fin un downgrade que viene con recortes fiscales para los ricos!Trump ha logrado sacar adelante el proyecto tras una intensa semana de duras y largas negociaciones en la colina del Capitolio, donde ha tenido que recurrir a amenazas y chantajes para que los suyos votaran a favor del proyecto que aglutina, aunque descafeinadas, gran parte de sus grandes promesas electorales. El Gran y bonito proyecto legal viene acompañado de un triple coste: político, porque amenaza con fracturar la base electoral republicana; económico, porque incrementa la desigualdad y la deuda del país; y social, porque sacrifica programas vitales que protegen a los sectores más vulnerables, con un recorte sin precedentes en sanidad pública y en ayudas a programas de alimentos y atención asistencial.

Los analistas no tienen duda. Hay consenso a la hora de señalar que, a corto plazo, Trump puede capitalizar el apoyo de las élites económicas y reforzar la narrativa del “milagro fiscal”. Es más, las rentas altas son las grandes beneficiadas de ‘la triple B’. Sin embargo, a medio y largo plazo, pone en riesgo la sostenibilidad fiscal y la cohesión social del país, y puede convertirse en un boomerang electoral para el Partido Republicano en 2026, cuando se celebren los comicios a mitad de mandato para renovar el Congreso. Ese ha sido el gran problema que ha tenido el plan presupuestario y fiscal de Trump para salir adelante y que ha obligado al presidente a intervenir en persona para lograr los apoyos necesarios. Incluso con amenazas e insultos públicos. Victoria por la mínima, porque varios congresistas republicanos se han negado a apoyar la iniciativa, conscientes del coste político en algunos estados, donde la población depende en mayor medida de los fondos federales para acceder, por ejemplo, al sistema sanitario. Los recortes del borrador inicial ya suponían dejar sin cobertura sanitaria a cerca de 9 millones de estadounidenses, además de reducir los beneficios para quienes no cuentan con seguro privado -alrededor del 8% de la población-. Tras las enmiendas introducidas a lo largo de su tramitación parlamentaria, el presupuesto para sanidad pública se ha rebajado aún más, disparando la cifra de afectados hasta cerca de 18 millones, que podrían perder la protección de Medicaid, según los cálculos de la Oficina Presupuestaria del Congreso.

Hay muchos otros recortes, por ejemplo, en incentivos a renovables, aunque ese no ha sido un punto de fricción entre los congresistas, como tampoco lo han sido las exenciones fiscales a las propinas, las horas extras o las pensiones de la Seguridad Social. Es el regalo de Trump a los contribuyentes y fue también uno de sus reclamos electorales más populares, aunque hay letra pequeña, ya que se establen por tramos y no son deducciones universales. Aumentan también las desgravaciones por hijos. Sin embargo, ni tipo de Sociedades al 15% para pymes (se mantiene en el 21%) ni grandes rebajas fiscales a las clases bajas como también prometió en campaña. De hecho, según los expertos, el plan de Trump prioriza los recortes de impuestos al 10% de los contribuyentes más ricos, así como a las grandes multinacionales (que además ya están exoneradas de tributar al 15% mínimo, tal y como preveía el acuerdo de la OCDE que EEUU rubricó en su día, pero del que Trump se ha desmarcado).

Las estimaciones iniciales hablan de que para los hogares más pobres supondrá un aumento de la factura fiscal promedio de 1.600 dólares anuales, mientras que para los más ricos sumará un ahorro de 12.000 dólares al año. Aun así, el mayor golpe se lo llevarán las cuentas públicas. Según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, el plan supondrá un aumento de la deuda para el Tesoro estadounidense de 4,1 billones de dólares hasta 2034, una vez descontadas ya las últimas enmiendas introducidas antes de su aprobación final. La cifra podría ascender hasta los 5,5 billones si las reformas se hacen permanentes. El efecto sobre el déficit crónico de las finanzas estadounidenses no solo está relacionado con la caída de los ingresos tributarios, que además Trump espera compensar en parte con su guerra arancelaria, sino también por el disparado gasto que contempla. Llama la atención, por ejemplo, los más de 150.000 millones de dólares para construir un escudo antimisiles que cubra todo el territorio nacional. O una partida de casi 70.000 millones para aumentar el control migratorio en las fronteras. Entre los detractores de tanto gasto, nada menos que el hombre más rico del mundo, Elon Musk, que ha pasado de ser el escudero y mano derecha de Trump, a ser su mayor crítico. Incluso después de firmar la paz tras un agrio enfrentamiento en redes sociales que selló su divorcio en el poder, han vuelto a enfrentarse públicamente estos últimos días.

Trump sigue aplaudiendo su gran proyecto, con el que confía que pasará a la historia como el mejor presidente de EEUU. De ahí el empeño en tenerlo listo para el 4 de julio, Día de la Independencia. Sin embargo, su nivel de aceptación entre los votantes es mínimo. Según las últimas encuestas, solo 3 de cada diez estadounidenses aprueban la BBB, un nivel inusitadamente bajo para una ley estrella. Precisamente por eso, ni siquiera gusta entre las filas republicanas, donde se teme que se vuelva en su contra y se repita lo que vivió George W. Bush tras su intento fallido de privatizar la Seguridad Social en 2005, o incluso algo que ya sufrió el propio Trump, cuando en 2017 se planteó derogar el Obamacare. Ahora, aunque no acaba con el sistema de salud pública en sentido estricto, en la práctica lo deja tiritando. Paradójicamente, los principales damnificados son los propios votantes de Trump: desde 2009, el Partido Republicano ha pasado a controlar más de la mitad de los distritos más pobres y más dependientes de Medicaid.


La maldición de Tutankamón. Ignacio de la Torre. Economista Jefe – Arcano Partners.

Hace unos días, un periódico escribió acerca de las misteriosas muertes de los arqueólogos que abrieron la tumba de Tutankamón en noviembre de 1922, provocadas supuestamente por un “hongo misterioso”. Yo también recuerdo haber escuchado de niño esa historia, edulcorada por supuestos avisos que, en jeroglífico, figuraban en la tumba del faraón: “No me toquéis”. Al no respetar los avisos, los “hongos” acabaron con la vida de los científicos, cumpliéndose así la “maldición”.

En realidad, se trata de una patraña. Ninguno de los arqueólogos que abrió la celebérrima tumba murió de ninguna infección asociada a la momia ni similar. El financiador de la expedición, Lord Carnarvon, falleció a los cinco meses al picarle un mosquito, y afeitarse posteriormente la herida con una navaja, lo que le generó una infección mortal en una época en la que no se disponía de antisépticos. El arqueólogo principal, Howard Carter, murió de un linfoma 16 años después de haberse enfrentado a la momia, y el resto de los arqueólogos tuvieron vidas longevas. En total, accedieron a la tumba 25 personas en 1925, y según analizó más tarde el British Medical Journal, su longevidad fue acorde con la esperanza de vida de entonces. En palabras de Ceram, autor del famoso libro Dioses, tumbas y sabios: “La leyenda se convirtió en un sensacionalismo mediático, particularmente después de la muerte de Lord Carnarvon. A pesar de la superstición generalizada, Carter refutó estas afirmaciones, enfatizando una perspectiva racional sobre los eventos y desacreditando la narrativa de maldiciones dentro de la cultura egipcia antigua”.

La maldición de Tutankamón se reduce a rumores desatados por la prensa amarilla, rumores que, mantenidos durante décadas a pesar de la evidencia, han creado una posverdad hasta el punto de que la patraña se sigue repitiendo 103 años después.

Cuando analizamos cómo esta maldición afecta a la toma de decisiones políticas nos encontramos con múltiples ejemplos:

Si se debate sobre la energía nuclear, muchos políticos apelan a su “falta de seguridad” esgrimiendo ejemplos como el accidente de Fukushima, ejemplos que mucha gente asocia a un elevado número de víctimas mortales, cuando la realidad es que no se registraron fallecimientos en dicho evento (según la información disponible, tan solo siete personas han muerto en accidentes nucleares en todo Occidente desde 1961). El debate se lleva hacia la “energía verde”, que presenta sus limitaciones de inercia, como demostró el apagón del pasado 28 de abril, y obvia el hecho de que la nuclear no emite dióxido de carbono.

Si se discuten políticas para solucionar la carestía de vivienda, surgen ideas mágicas como “limitar precios”, ideas que la experiencia y el mundo académico han demostrado que no funcionan. Por el contrario, tienden a reducir la oferta disponible y posteriormente, a encarecerla y a expulsar del mercado a las familias más humildes, ya que la oferta restante de casas se canaliza hacia personas con menos riesgo de impago, que son los de mayor renta. Al menos desde el Imperio romano, los políticos han buscado la “limitación de precios” como forma de solucionar el problema de la inflación. Del hecho de que estas regulaciones se hayan repetido a lo largo de la historia se muestra su total fracaso. Los precios altos se solucionan con más oferta, da igual que se trate de casas o de café.

Si la decisión sin debate establece duplicar el gasto militar para cumplir con las obligaciones de la alianza a la que un país pertenece, suele afirmarse que dicho aumento se realizará “sin recortar ni un céntimo el gasto social”. En otras palabras: se financia a través de un aumento de la deuda pública, que será pagada por nuestros hijos, quienes hoy no pueden votar ni expresar su posición ante esa decisión, como tampoco ha podido pronunciarse formalmente el Parlamento a través del marco presupuestario, que hoy parece objeto de reliquia democrática y constitucional. Si se defiende la opción de no aumentar aún más el gasto militar con lo comprometido con el resto de los aliados bajo el argumento de que un país es “soberano”, entonces la decisión lógica debería ser la soberana retirada de la alianza para no pagar.

Se puede ser socio de una piscina y pagar, no pretender seguir disfrutándola sin pagar la cuota acordada por el resto de los socios.

Hace tiempo, el Gobierno británico, quizás escaldado por el Brexit (otro lamentable ejemplo de la maldición), propuso una iniciativa, conocida como evidence-based policy, para crear políticas basadas en evidencia, no en falsos hongos asesinos. Esta iniciativa devino en el repositorio What Works Network, sencillamente, para evaluar qué funciona y qué no funciona para, sobre ello, hacer política. Datos frente a hongos. Creo que emular esta idea haría mucho bien.

Heródoto, en el siglo V antes de Cristo, afirmó que la nobleza persa educaba a sus hijos en dos máximas: la primera es no mentir, la segunda, no incurrir en deudas, porque el que incurre en deudas, acaba mintiendo. Por desgracia, la maldición de Tutankamón engarza deudas y mentiras 2.500 años después.


¿Huyendo del dólar? Rafael Pampillón Olmedo. IE Business School y Universidad CEU San Pablo.

Recuerdo bien la primera vez que alguien me explicó por qué los bonos del Tesoro de Estados Unidos eran el activo más seguro del mundo. Fue durante una clase de la asignatura Organización Económica Internacional. Con ese tono casi reverencial que se reserva para hablar de cosas incuestionables: la gravedad, el sol saliendo por el este y los bonos americanos como el refugio universal para los ahorradores en épocas de crisis económicas. Desde entonces, esa idea se me quedó grabada: en un mundo lleno de incertidumbres, Estados Unidos siempre era el ancla.

En consecuencia, la relación del euro con el dólar es uno de los indicadores más observados de la economía global. No solo refleja la confianza relativa en las economías de la Eurozona y Estados Unidos, sino que también influye directamente sobre el comercio internacional, el crecimiento económico y la competitividad internacional. Ayer, el tipo de cambio se situó en torno a 1,18 dólares por euro, consolidando una tendencia de apreciación del euro frente al dólar. Algo que se observa desde comienzos de año, cuando estaba a 1,02 dólares por euro: una depreciación del dólar de más de un 15% frente al euro.

No es un refugio seguro

Algo está cambiando. Los inversores están abandonando los bonos estadounidenses a largo plazo. Y no es un movimiento puntual es algo mucho más profundo: la desconfianza en la capacidad del gobierno americano para mantener el timón firme en medio de una tormenta provocada por políticas fiscales, laborales y arancelarias equivocadas.

Porque una cosa es emitir deuda cuando tu credibilidad resulta incuestionable y otra muy distinta es hacerlo cuando tus inversores empiezan a desconfiar. Estados Unidos cruzará este año la barrera del 125% de deuda pública sobre el PIB, y su déficit presupuestario superará el 6%. Se trata de niveles que no se veían fuera de contextos de guerra o recesiones profundas. Entre otros motivos porque la política fiscal sigue desbocada.

La propuesta fiscal de Trump, presentada con el entusiasmo grandilocuente que le caracteriza, promete recortes de impuestos que se financiarían, en gran parte, con aranceles y con más deuda. La Casa Blanca defiende que el crecimiento económico compensará el agujero fiscal. Pero ésa es una apuesta arriesgada, sobre todo cuando los mercados ya están empezando a mostrar signos de nerviosismo.

Ese nerviosismo se traduce en elevadas ventas de bonos a largo plazo, que hasta hace poco eran el termómetro de la confianza internacional en EEUU. Ya no lo son. Ahora, paradójicamente, el mercado los percibe como unos activos de riesgo. El mensaje es claro: si quieres que te prestemos a largo plazo, tendrás que compensarnos más. En el fondo, lo que se está poniendo en duda no es la solvencia inmediata de Estados Unidos, sino su fiabilidad futura.

Esta situación ha llevado a una reducción en la calificación crediticia del país, la más reciente por parte de Moody’s, que retiró la última calificación AAA que Estados Unidos aún conservaba entre las principales agencias calificadoras.

Malas instituciones

La correlación tradicional entre el dólar y los rendimientos de los bonos también se ha roto. Antes, cuando los tipos subían, el dólar se fortalecía. Actualmente, en cambio, los rendimientos suben y el dólar se deprecia. ¿La lectura? Los inversores están empezando a percibir un riesgo sistémico: se paga más por la deuda debido al deterioro institucional, fiscal y geopolítico de la primera potencia mundial. Pero, sobre todo, porque el dólar ha dejado de ser, por momentos, lo que era: un refugio. ¿Por qué? Porque el respaldo institucional que garantizaba su valor ya no parece tan sólido

Sé que ésta no es la primera vez que se cuestiona el liderazgo del dólar. Ya ocurrió en los años 70, y luego en la gran crisis financiera. Pero hay algo distinto esta vez. La erosión no viene solo por el lado económico, sino también por el institucional. La Reserva Federal está bajo presión política. Las decisiones fiscales parecen guiadas más por objetivos electorales que por la sostenibilidad de las finanzas públicas. Incluso se empieza a jugar con la idea de devaluar el dólar como herramienta comercial. Trump y sus asesores económicos, como Peter Navarro, han acusado a otros países, sobre todo a China, de manipular el tipo de cambio. Y han pedido públicamente que el dólar fuera más débil para reducir el déficit comercial.

Y no nos engañemos. Un mundo sin una moneda de reserva fuerte, segura y estable genera incertidumbre. El yuan carece de convertibilidad plena. El oro es volátil. Las criptomonedas, aún más. Quizá el euro sea la única moneda que pueda tomar el relevo.

En el fondo, la pregunta que flota en el aire es ésta: ¿puede una economía seguir siendo el eje del sistema financiero global cuando no cuida su propia estabilidad? Hasta ahora, la respuesta había sido sí, pues EEUU tenía crédito político, institucional, económico. Hoy, ese crédito empieza a reducirse.

No se trata de una rebelión abierta, aún no. Pero sí de un murmullo creciente. Y en los mercados, los murmullos a menudo anuncian terremotos.

Trump abre otro frente contra la economía global. Financial Times.

Era solo cuestión de tiempo antes de que la guerra de Donald Trump contra lo que solíamos conocer como la economía global se extendiera del comercio a otras áreas. Aunque su guerra comercial está programada para entrar en una nueva fase la próxima semana –cuando se supone que entrará en vigor el programa arancelario del Día de la Liberación del presidente de EEUU–, acabamos de presenciar la primera escaramuza en el segundo frente, el de los impuestos.

En 2021, los países liderados por el G7 y la OCDE alcanzaron un acuerdo sobre cómo reformar las normas fiscales para las empresas internacionales. La falta de actualización de una antigua serie de tratados fiscales bilaterales destinados a evitar la doble imposición había conducido, con demasiada frecuencia, a una situación de doble no imposición, con lagunas legales que permitían con demasiada facilidad a las empresas simular que sus beneficios se obtuvieron en jurisdicciones con impuestos bajos o nulos. Al final, los esfuerzos de “erosión de la base imponible y traslado de beneficios” dieron como resultado, en gran parte gracias al primer secretario del Tesoro de Trump, Steven Mnuchin, nuevas normas que permiten a los países gravar a las empresas que operan en sus jurisdicciones si estas reciben una tributación inadecuada en otros lugares. Pero conceder a otros países el derecho a gravar las ganancias de las empresas estadounidenses nunca fue del agrado del presidente. La insistencia en la soberanía fiscal de Estados Unidos y la oposición a la extraterritorialidad por parte de otros países son un asunto bipartidista en Washington. Dado el pugilismo de Trump, era inevitable que se produjera un conflicto. La pregunta es cómo responderán otros países.

El sábado, otros países del G7 aceptaron la exigencia de EEUU de que sus empresas queden exentas de dos normas que considera especialmente injustificables. A cambio, Washington ha gestionado la eliminación del artículo 899 del “grande y hermoso” plan fiscal. Este artículo, que podría haberse insertado precisamente para generar influencia y forzar este resultado, habría impuesto nuevos impuestos estadounidenses a las empresas de países que se considera que discriminan a las empresas estadounidenses. La OCDE ha acogido con satisfacción el acuerdo. Es probable que ceder ante Estados Unidos no haya sido la decisión más inteligente. Después de todo, ha demostrado que el chantaje puede funcionar. Al mismo tiempo, la administración Trump nunca tiene claro qué compromisos mantendrá. En este caso, el primer secretario del Tesoro estadounidense ha asegurado a sus homólogos que está comprometido a abordar cualquier riesgo “sustancial” de traslado de beneficios dentro de su sistema nacional, siguiendo el plan internacional al que otros se han adherido en su totalidad. Sin embargo, no queda claro cómo se dará seguimiento y se hará cumplir este compromiso.

Sin embargo, los demás países del G7 podrían haber llegado a la conclusión de que, entre muchas batallas, esta no era la mejor. Esto fue especialmente cierto en el caso de Canadá, que se rindió en otra batalla fiscal. Retiró rápidamente un impuesto a los servicios digitales después de que Trump cancelara las negociaciones comerciales y amenazara con aranceles más altos a los productos canadienses. Los impuestos especiales de venta (DST) también podrían generar fricciones con los países europeos: Reino Unido, Francia, España e Italia tienen sus propias versiones de este impuesto. Aunque el DST británico sobrevivió a los primeros anuncios comerciales con EEUU, podría seguir en la mira de Washington. A los países de la UE, protegidos por el tamaño de su gran bloque comercial, debería resultarles más fácil resistir. Mientras buscan una solución a las negociaciones comerciales con Trump, deberían resistir cualquier presión para comprometer la soberanía fiscal a cambio de un acuerdo rápido.

Lo que está claro es que las empresas no salen beneficiadas de este tipo de conflictos. En lugar de un acuerdo difícilmente alcanzado, algunas multinacionales tendrán que enfrentarse ahora a un sistema dual más complejo que seguramente recaude un nivel de impuestos equivalente. El hecho mismo de que las normas fiscales se hayan convertido en objetivos legítimos de coerción económica añade más incertidumbre política. Con independencia de que sea o no intención de Trump, el precio de hacer negocios transfronterizos ha aumentado aún más.

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 27 de Junio del 2025.

Tras el alto el fuego entre Israel e Irán, y con los mercados en modo complaciente, el Nasdaq y Nvidia han marcado esta semana nuevos máximos históricos, la atención de los mercados gira hacia varias citas clave, primero serán las fechas límite de las negociaciones comerciales, 9 de Julio en general y 12 de Agosto para China, aunque anoche hubo novedades en estas últimas, además la Casa Blanca espera que próximamente se firmen acuerdos con JapónCorea del Sur y Vietnam, veremos si hay acuerdos, fijación de aranceles de forma unilateral por Estados Unidos, o nuevas prórrogas… El segundo hito del que estará pendiente el mercado en el corto plazo es la aprobación de la “Big Beautiful Bill Act” de Trump, el 4 de Julio es la fecha autoimpuesta para su aprobación en el Congreso, previa votación en el Senado, probablemente hoy viernes, y que según el economista jefe de la Casa Blanca, Miran, contribuirá a reducir el déficit público entre 8,5 y 11 billones de dólares en la próxima década (calcula una reducción de 3-5 billones por mayor crecimiento ante recorte de impuestos y desregulación, y otros 3 billones en recaudación por aranceles), lo que contrasta con las estimaciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso de incremento de déficit en 2,8 billones de dólares, y el tercer catalizador de mercado serán los datos macro especialmente importantes por sus implicaciones en las decisiones de tipos de la Fed, el informe de empleo que se publica el 3 de Julio y el de IPC el 15 de Julio, además el 15 de Julio da inicio la temporada de resultados del segundo trimestre del año, comienza a presentar sus números la banca de inversión americana.

Las tensiones en Oriente Medio parecen llegar a una pausa con el alto el fuego entre Irán e Israel, anunciado en la madrugada del lunes, según el Wall Street Journal, los mediadores de Israel y Hamás podrían reunirse pronto en Egipto, además Trump dice que Estados Unidos hablará con Irán la próxima semana y podría firmar un acuerdo nuclear. Esta semana se ha celebrado una importante cumbre de la OTAN, en la que se exigió a los países miembros destinar un 5% del PIB a gasto en defensa. España, por su parte, ha declarado que dedicará solo un 2,1%, mientras que Mark Rutte, secretario general de la OTAN, afirma que España alcanzará el 3,5%…

Lo más destacado de la semana ha sido la depreciación del dólar, que perdió ayer niveles de 1,17 dólares por euro, niveles no vistos desde Septiembre del 2021. La novedad reside en que el mercado apuesta ahora por recortes de tipos en Estados Unidos antes de lo esperado, tras las declaraciones de Trump que apuntan a que estaría ya buscando reemplazo para Jerome Powell al frente de la Fed, el WSJ estaría barajando como candidatos a Kevin Warsh (ex miembro de la Fed) y Kevin Hasset (actual director del consejo económico nacional). El cambio, según prensa estadounidense, podría llegar en septiembre u octubre de este mismo año pese a que el mandato de Powell deberá concluir en mayo de 2026. El miércoles Powell volvía a comparecer, esta vez ante el Senado, en donde comentó a sus miembros que “es muy difícil predecir” los efectos de la inflación, lo que justificaría en su opinión el “esperar y ver” puesto en marcha y que asegura tipos oficiales estables durante el verano. La voz discordante dentro de la Fed llegó con las declaraciones de los gobernadores Waller y Bowman, ambos dispuestos a recortar tipos incluso en julio si los datos de inflación siguen mostrando contención. El dólar se ha depreciado contra todas las monedas del G-10 y la mayoría de las emergentes ante los peores datos macro y la caída de rentabilidades de su deuda.

La predicción de los analistas de la divisa norteamericana para los próximos meses es que continúe débil a costa del caos comercial provocado por la Casa Blanca y los riesgos geopolíticos internacionales. Y, aunque tanta incertidumbre pesa sobre el billete verde a corto y medio plazo, al mismo tiempo este escenario blinda su futuro como moneda de referencia mundial. Todo, gracias al efecto conocido como sonrisa del dólar. El padre de esta teoría es Stephen Jen, execonomista de Morgan Stanley, que defiende que el dólar tiende a fortalecerse en dos escenarios extremos, de ahí la forma que dibuja el gráfico, similar a una sonrisa. Ahora la divisa se encuentra en algún punto del valle de la gráfica, pero nadie duda de su remontada, posiblemente después del verano. Julio será un momento determinante para conocer el futuro de la guerra arancelaria, mientras que las tensiones geopolíticas, sobre todo en Oriente Medio, mantienen a los inversores en alerta. Aunque el escenario de debilidad es predominante en estos momentos, el efecto sonrisa del dólar “está lejos de haber muerto”, según Goldman Sachs Asset Management, a corto plazo, Goldman Sachs espera que “el dólar se siga debilitando”, pero al mismo tiempo apuntó a que gran parte de la presión sobre la divisa ha desaparecido. Su predicción es que continuará el ajuste de “las ratios de cobertura en las carteras”, pero para ver un nuevo descenso pronunciado será necesario que la Reserva Federal retome la desescalada en el precio del dinero, posiblemente ya en septiembre. Además, de cara al futuro también juega a favor del dólar que, junto a los bonos del Tesoro de Estados Unidos, sigue manteniendo su rol de activo refugio tradicional, a pesar de los desafíos que plantean hoy en día tanto la economía como la política estadounidense, según los analistas de Goldman. Ahora bien, eso no quita para que el escenario actual presione contra el dólar, a favor de otras divisas y, sobre todo, de otros mercados. Un billete verde más débil reduce la prima de la renta variable estadounidense frente a otras bolsas más atractivas, como Europa o Japón, que son los grandes beneficiados de la situación actual. Desde Goldman reconocen que en los últimos meses los inversores han diversificado geográficamente mucho más su cartera, en particular alejándose de la renta variable de Estados Unidos, los bonos del Tesoro y, también, del dólar.

También ha sido una semana volátil para el precio del petróleo, el martes, tras decir Trump que Israel e Irán habían acordado un alto al fuego, todo ello después de que Irán atacase el lunes por la tarde bases americanas en Qatar, con preaviso a Estados Unidos, ataque simbólico, dejando un “tablero empatado” que lleva a Trump a afirmar que “es tiempo para la paz”. Las bolsas acogieron los últimos acontecimientos con subidas ante la probabilidad de una pausa duradera en el conflicto de Oriente Medio. Esta nueva situación provocó una fuerte caída en el precio del petróleo, el precio del Brent llegó a caer un 15% desde máximo del lunes, hasta 69 dólares por barril, niveles previos al ataque de Israel a instalaciones nucleares iraníes el 12 de Junio. Ya antes del alto al fuego el petróleo se había mostrado tranquilo al intuirse que no había una intención clara por parte de Irán de cerrar el Estrecho de Ormuz, con los problemas que esto hubiese acarreado sobre la oferta del crudo, la inflación y las bajadas de tipos. La atención se centra en el estrecho de Ormuz, un punto neurálgico para el comercio energético global, por el que transita el 30% del comercio mundial de petróleo y el 20% del gas natural licuado (GNL). Asia es el principal destino del GNL que cruza el estrecho, absorbiendo el 80% del volumen total, mientras que Europa recibe el 20% restante. En cuanto al petróleo, en el primer trimestre de 2025 Asia también lidera con un 90% del total, siendo China el mayor receptor, con un 38%. Aunque el Parlamento iraní ha aprobado el cierre del estrecho, la medida aún requiere del visto bueno del Consejo Nacional de Seguridad y del líder supremo, Alí Jamenei. Dado que China, aliado estratégico de Irán, sería el país más perjudicado por un eventual cierre, surgen dudas sobre si Teherán se atreverá a dar ese paso. Aunque el cierre del Estrecho parece bajo, ya que Irán depende de esta ruta para exportar su propio petróleo. Cerrarlo distanciaría a todos los compradores de petróleo, incluido China, y probablemente desencadenaría una reacción militar feroz y devastadora, no solo por parte de Estados Unidos.

Precio del petróleo Brent último mes (de 64$ a comienzo de Junio a 79,15$ el 23 de Junio y 68$ actual):

De los más de ochenta acontecimientos de carácter geopolítico (guerras, ataques terroristas y crisis políticas y económicas) ocurridos desde 1930, la media de rentabilidad del S&P 500 fueron caídas del 8% al 10% en el primer mes desde que se originaron, aunque a 3, 6 y 12 meses después de la fecha del inicio del evento, la rentabilidad media fue del 2%, 5% y 10% respectivamente. La rentabilidad anualizada del S&P 500 desde 1930 es superior al 8%.

La moderada reacción del mercado ante una nueva escalada del conflicto en Oriente Medio demuestra que los inversores han comprado el concepto de, lo que llaman algunos analistas, un “mundo multipolar”, esto significa que los conflictos armados se consideran más comunes, pero menos disruptivos, en comparación con la época de la Guerra Fría, por ahora los mercados están atentos al flujo de noticias en el ámbito geopolítico antes de reasignar fondos. Europa podría ser la primera beneficiaria de una vuelta a la normalidad. Por el momento la reacción del mercado ha sido moderada, con el petróleo como único activo repuntando con fuerza. Los analistas de Julius Bäer prevén que los precios puedan subir en el corto plazo hasta por encima de los 80 dólares el barril, sin embargo, la tendencia a largo plazo se mantiene intacta. El mercado petrolero sigue una senda hacia la abundancia, lo que debería presionar los precios hacia los 60 dólares el barril, según los analistas de Julius Bäer, siendo la geopolítica solo una distracción en este camino.

Tanto la Reserva Federal como el Banco de Japón esperan mayor claridad sobre el impacto del shock comercial causado por el fuerte aumento de los aranceles en el crecimiento y la inflación. Los riesgos inflacionarios impiden que la Reserva Federal reanude los recortes de tipos, mientras que los riesgos de crecimiento impiden que el Banco de Japón los suba. Las proyecciones actualizadas del FOMC pronostican mayor inflación y menor crecimiento. Si bien muchos de los partícipes del mercado coinciden en que en 2025 serán necesarios recortes de tipos de hasta 50 puntos básicos, un número creciente de miembros del FOMC considera que mantener sin cambios el tipo de referencia es la estrategia monetaria adecuada para en este momento.

El Banco Central Europeo expresó su preocupación por el mercado del oro, en relación con la negociación de derivados y las dislocaciones físicas. En cuanto a la negociación de derivados, el BCE advierte que el valor nominal negociado en mercado de los futuros del oro supera la cantidad disponible de oro físico. En cuanto a las dislocaciones físicas, el BCE cita la reciente divergencia en el mercado del oro debido a la expectativa de que Estados Unidos también impusiera aranceles a su importación. Si bien conceptualmente es correcto, muchos analistas creen que el BCE exagera los riesgos considerando el alto grado adaptabilidad del mercado del oro a las condiciones cambiantes del mercado.

La gran rotación de Estados Unidos a Europa, como resultado de la esperada huida de los inversores de las políticas de Donald Trump, ha entrado en barrena. En el último mes, el S&P 500 avanza un 2,7%, mientras que el Euro Stoxx 600 pierde un 1,7%. Un motivo de esa recuperación de los índices americanos, que en los primeros meses de año fueron muy castigados, es el denominado Taco Tradelos inversores asumen que Trump nunca va a llegar a cumplir sus peores amenazas económicas en asuntos como los aranceles, el castigo fiscal a la inversión extranjera o la presión a la Reserva Federal de Estados Unidos. Pero existe un motivo adicional, según comentaban dos informes publicados esta semana por UBS y Goldman Sachs. Los grandes fondos y patrimonios estadounidenses muestran un apetito muy limitado o nulo por mover sus carteras desde Estados Unidos a Europa. Los analistas de UBS no ocultan su decepción en una nota tras su Tesis por Europa, informe en el que aboga por una gran revalorización de los parqués del Viejo Continente por la llegada de 1,2 billones de dólares de nuevo dinero. “En el márketing reciente hay diversos grados de acuerdo (en su mayor parte escepticismo) con esta tesis, incluso en Europa. Fuera de Europa hay menos entendimiento sobre los factores detrás del optimismo, más allá del estímulo alemán y el mayor gasto en Defensa, y nos quedamos con la impresión de que la mayoría están mirando a Europa con el rabillo del ojo y con cautela”. Los analistas de Goldman Sachs, explica que “los inversores son escépticos con Europa por dos razones. Primero, por la aparente ausencia de catalizadores que impulsen la trayectoria de la Bolsa a corto plazo. Y en segundo lugar, la falta de crecimiento”. En el primer aspecto, Goldman considera que el próximo final del plazo otorgado por Trump para negociar acuerdos comerciales (vence el 9 de julio) frena en parte la llegada de nuevos flujos inversores a la Bolsa europea. Otro factor negativo es el miedo a que caiga el Gobierno francés y haya nuevas elecciones al Parlamento galo. En cuanto a las perspectivas de crecimiento, Goldman prevé un incremento nulo de las ganancias de las cotizadas en el Euro Stoxx en 2025, y del 4% en 2026. “La fortaleza de las divisas, un débil crecimiento económico y unos bajos precios del petróleo (hasta el último repunte) son rémoras para los beneficios europeos”. Dicho esto, hay sectores que sí atraen dinero americano. Según UBS, “los hedge fund estadounidenses han sido activos desde el final del año pasado al comprar acciones europeas de defensa, industria y banca”. Por el contrario, “en casi ninguna reunión, con inversores americanos, apareció interés proactivo por el sector del lujo o por ASML, que tradicionalmente eran activos de interés para los inversores internacionales”. En el mundo de las divisas, de acuerdo con esas conversaciones, los inversores americanos sí anticipan una mayor apreciación del euro frente al dólar. Este factor tampoco es muy positivo para la Bolsa europea, al tener muchos grandes exportadores. En un alarde de optimismo, UBS hace al final una lectura positiva de ese muro de pasividad americana. “Los inversores a largo plazo no han movido sus carteras. Esto refuerza la posibilidad de que, si las cosas siguen bien en Europa en 2026, podrían llegar flujos significativos. Primero, los inversores deberían posicionarse para un euro a 1,2 dólares”.

EuroStoxx 50 Vs S&P 500 en 2025:

Los mercados se han movido del MAGA al TACO en los últimos meses. Las estrategias del presidente de Estados Unidos marcan el ritmo de los mercados financieros, según los expertos de WisdomTree, que explican que la Bolsa americana ha pasado del optimismo que generó el MAGA de Make America Great Again al giro satírico de MAGA como Make America Go Away y de MEGA, Make Europe Great Again. Y más recientemente TACO, Trump Always Chickens Out. Esta visión satírica resume el comportamiento de los flujos de inversión este año, que han preferido los activos europeos, en detrimento de los americanos, según los analistas de WisdomTree. TACO describe el patrón del presidente Trump de hacer anuncios políticos audaces, como imponer aranceles o amenazar a la Reserva Federal de Estados Unidos, para luego retractarse y suavizar las medidas. Esto se ha traducido en una importante volatilidad en el mercado. Para los inversores del índice americano Nasdaq 100, TACO ha supuesto una montaña rusa, con cotizaciones que han sufrido sacudidas a golpe de anuncio. Durante una serie de días notables en los que el presidente Trump hizo anuncios de línea dura la reacción típica del Nasdaq 100 ha sido negativa, y en los que posteriormente se retractó de esas posiciones, es positiva. WisdomTree repasa en un informe las oscilaciones del Nasdaq 100 en 2025 en torno al comercio TACO y señala que la trayectoria puede dar idea de lo que podría deparar el futuro. Con este patrón, comprar tras los anuncios y vender una vez que se suavizan ofrecería una estrategia rentable. No obstante, el efecto TACO puede haber perdido brío porque los mercados se han vuelto inmunes a nuevos y atrevidos anuncios del presidente Trump. Los inversores saben que Trump amenaza y luego retrocede o al menos atenúa el mensaje. Si los mercados anticipan esta pauta, los nuevos anuncios arancelarios dejan de tener efecto de choque. Si finalmente el foco de atención se desvía de los aranceles, WisdomTree contempla que vuelvan al primer plano los beneficios y los datos económicos. Quizá entonces vuelvan a estar de actualidad los acrónimos clásicos, como FOMO, (Fear of Missing Out), TINA (There Is No Alternative) y RINO, (Recession in Name Only).

Con todos estos movimientos esta semana el Nasdaq 100 y Nvidia han alcanzado nuevos máximos históricos. El sector tecnológico vuelve a máximos principalmente por las fuertes revisiones de sus rentabilidades esperadas por parte de los analistas frente al resto de sectores. Con un 28% de ROE estimado para el sector para los próximos años no hay señales de reversión a la media.

Informacion Technology US Index.

Nasdad últimos 5 años:

Precio acción Nvidia desde su salida a Bolsa (1998):

Importante esta semana:

Ayer el secretario de Comercio americano, Lutnick, ha confirmado la firma del acuerdo alcanzado el mes pasado en Ginebra con China para reactivar los envíos de tierras raras a Estados Unidos. Una vez se cumpla este compromiso, Estados Unidos levantará sus contramedidas comerciales. Por otra parte, se está a punto de cerrar un acuerdo comercial con India que, según Lutnick, está “cerca de cruzar la línea de meta” y se suma a otros diez pactos comerciales que estarían “inminentes”. Respecto al plazo del 9 de julio, Leavitt lo calificó como “no crítico”, argumentando que Trump podría ofrecer acuerdos directamente si esos países no cumplen el calendario. Paralelamente, Bessent solicita al Congreso eliminar la controvertida sección 899 del proyecto fiscal, conocida como “impuesto de venganza”, que otorgaba poderes para gravar a inversores extranjeros hasta un 20% si se considera que discriminan fiscalmente a empresas estadounidenses.

Powell mantiene la cautela y declara que no tiene prisa por recortar tipos, mientras la economía se mantenga sólida. El Presidente de la Fed señaló esta semana que esperan observar los efectos completos de los recientes aranceles, que podrían aumentar la inflación este verano, antes de decidir sobre ajustes monetarios, sin embargo, si la inflación se mantiene contenida, los recortes llegarán “más pronto que tarde”. En esta línea, Powell también destacó que el dólar sigue siendo la principal moneda refugio y mencionó que cambios en los coeficientes de apalancamiento podrían beneficiar los mercados de Treasury.

Un informe de inteligencia revela que los bombardeos estadounidenses sobre las instalaciones nucleares iraníes probablemente solo retrasaron el programa atómico de Irán por unos pocos meses, en lugar de destruirlo por completo. Por su parte, el enviado especial Steve Witkoff calificó de “completamente ridículo” que se diga que Estados Unidos no cumplió sus objetivos, y defendió que la operación fue un éxito rotundo.

La Unión Europea advierte de aranceles de represalia si Estados Unidos insiste en un acuerdo desigual e incluso si se mantiene el arancel base del 10% sobre las importaciones europeas.

En cuanto a la cumbre de la OTAN, Tusk se mostró «un poco frustrado porque no todo el mundo estaba entusiasmado» con el compromiso del 5%. En este sentido, según fuentes de Bloomberg, había una sensación general en la cumbre de que España no estaba haciendo el esfuerzo necesario en defensa.

En la zona euro, el lunes conocimos las cifras de confianza empresarial de Junio que decepcionaron ligeramente, el PMI compuesto repitió los niveles de mayo al situarse en 50,2, apenas por debajo del 50,4 previsto. Por componentes, mientras que los servicios escalaron hasta niveles de 50 frente al 49,7 previo, las manufacturas repitieron el dato de mayo de 49,4, tres décimas por debajo de lo estimado.

En Estados Unidos, las cifras preliminares de confianza empresarial de junio dejaban señales mixtas. En concreto, el indicador compuesto se situó en 52,8, por encima del 52,2 previsto, aunque dos décimas por debajo del dato de mayo. A nivel componentes, las manufacturas repitieron el número de mayo de 52, un punto por encima del consenso, mientras que los servicios se posicionaron en 53,1, muy por debajo del 53,7 del mes previo.

También en Estados Unidos, la confianza de los consumidores se deteriora en junio, con la guerra arancelaria como protagonista y unos acuerdos que no acaban de cerrarse. En concreto, el índice elaborado por la Conference Board cayó hasta niveles de 93 muy por debajo del 98,4 registrado el mes previo. Este peor comportamiento vino explicado tanto por el componente de situación actual (129,1 vs. 135,5 en mayo) como el de expectativas (69 vs. 73,6). En conjunto, se trata de unas cifras que destacan la inquietud del consumidor norteamericano frente a la incertidumbre generada por la guerra tarifaria.

En Alemania la confianza empresarial (IFO) mejoró en junio y por encima de lo esperado, tanto en la valoración de la situación actual como especialmente, en la valoración de la situación económica a medio plazo.

En España el dato final del primer trimestre del PIB cumplió las estimaciones tanto en tasa trimestral, con un crecimiento del 0,6% en línea con lo esperado y con el dato preliminar (+0,6%), frente al +0,7% anterior, como en interanual +2,8% frente al +2,8% esperado y preliminar y +3,3% anterior.

El sector exportador español ha vuelto a dar muestras de preocupación después de que Trump haya señalado directamente a España por el rechazo de Sánchez a cumplir el compromiso de invertir un 5% del PIB en Defensa que él mismo rubricó en la cumbre de la OTAN. “Vamos a negociar un acuerdo comercial con España; les vamos a hacer pagar el doble”, afirmó el miércoles el presidente norteamericano, que ha convertido la amenaza en su principal estrategia negociadora, sino la única. Sus palabras, con independencia de que en los próximos días (u horas) puedan ser matizadas, para mejor o para peor, han disparado la tensión y la incertidumbre entre las empresas exportadoras españolas, que se juegan unas ventas anuales a Estados Unidos próximas a los 18.200 millones de euros (en 2024) si Trump impone aranceles específicos adicionales a productos españoles. Entre los sectores españoles más expuestos y, por ende, más preocupados por esta nueva escalada en la guerra comercial, figuran los fabricantes de bienes de equipo y, en concreto, los de máquinas y aparatos mecánicos, así como dispositivos y material eléctrico (motores eléctricos agrícolas, componentes eléctricos para renovables, máquinas herramienta de precisión…), que en conjunto exportaron 4.013 millones de euros a Estados Unidos en 2024, aunque con una caída del orden del 8% sobre 2023. A continuación, se sitúan productos agroalimentarios como el aceite de oliva y grasas vegetales como la soja o la margarina, que por sí solos vendieron más de 1.246 millones al otro lado del océano, aunque el grueso (1.013 millones) correspondió al aceite de oliva. En conjunto, el sector agroalimentario español exportó a Estados Unidos bienes por 3.609 millones en 2024, un 21,4% más que el año anterior. El vino es otro de los productos amenazados expresamente por Trump. Sus ventas al mercado estadounidense (incluidos vino y mosto) ascendieron a 334,8 millones en 2024, un 2,8% menos, aunque las de legumbres y hortalizas en conserva se dispararon un 23,7%, hasta los 247 millones. Otros de los sectores más expuestos al eventual arancel extra de Trump son los combustibles y aceites minerales (España importa petróleo crudo y luego lo exporta refinado), que el año pasado sumaron 1.218 millones tras caer un 51%, y el de los productos farmacéuticos, con unas ventas españolas a Estados Unidos de 1.095 millones, casi el doble que el año anterior. Aunque el Gobierno se apresuró a recordar que la UE es un territorio aduanero único y que el marco de la negociación comercial es entre Bruselas y Estados Unidos, no es la primera vez que la Administración estadounidense impone aranceles a productos y países específicos, puede que Trump no pueda teóricamente gravar todos los productos españoles, pero sí una amplia lista de bienes (en 2021, por la tasa Google, fueron más de una treintena) que dañen a diferentes sectores productivos nacionales y acaben dejando fuera de aquel mercado a muchos de sus productos.


Problema doble: Ahora con EEUU y en 2029 con la OTAN. Carlos Segovia.

Con la presentación política para consumo interno que ha hecho Pedro Sánchez de sus compromisos con la OTAN desata un doble problema económico: uno, inmediato con la primera potencia mundial que es Estados Unidos; y otro, con la Alianza Atlántica en 2029 «a más tardar». Todo arranca de lo mismo, que Sánchez ha querido exhibir la flexibilidad que otorga la OTAN a todos en su comunicado como si fuera algo exclusivo de España y ha desatado con ello el enfado de importantes socios, particularmente el del presidente de EEUU, Donald Trump, pese a que él mismo también tiene intención de aprovechar esa manga ancha del acuerdo. 

El tono pistolero de Trump, insólito entre aliados, puede traducirse no en aranceles específicos para España, sino en que su Administración intente que los productos españoles resulten particularmente castigados en una eventual guerra comercial con la Unión Europea. Y, sobre todo, Trump señala a España como a un socio no fiable con lo que eso puede suponer de efecto arrastre en multinacionales estadounidenses que puedan elegir otros países europeos como Italia para inversiones en la UE o para contratos del Pentágono. La primera potencia económica mundial tiene instrumentos para ejecutar la tremenda frase que lanzó Trump, tan propia de una novela de Mario Puzo: «La economía española está muy bien y podría venirse abajo de golpe si algo malo sucediera, ya saben».

Todo porque Sánchez presume de que sólo va a gastar el 2,1% en Defensa en la próxima década, cuando puede ser más. Y ahí viene el segundo problema, pero en este caso para el que esté en Moncloa en 2029. En ese año, según recordó el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, se hará una evaluación a fondo de si los gobiernos aliados están alcanzando los objetivos de capacidades militares prometidos con el gasto que hacen. Sánchez está convencido de que con el 2,1%, España llegará a ese año con los deberes de compra de armamento y equipamiento hechos, pero si, como sospecha Rutte, se queda corto, 2029 será el momento en que la Alianza exija que España eleve su esfuerzo para cumplir su promesa. Si Rutte acierta, el que gobierne ese año ya no tendrá que destinar unos 33.000 millones al año en Defensa, sino unos 56.000 con varapalo de déficit y deuda. 

Trump no entra en estas sutilezas, pero sí el canciller alemán, Friedrich Merz. Pasó más inadvertido, pero, al terminar la cumbre, dijo. «A más tardar en 2029 se producirá una revisión y se verá si España puede cumplir su compromiso con menos esfuerzo de financiación». El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, aseguró en Radio Nacional que, si fuera el caso de que hay que poner más dinero, «España estará a la altura». Alude así al último intercambio de cartas con Rutte en el que Sánchez ata a sus sucesores comprometiéndose a que España se dotará de las capacidades acordadas, aunque superen el 2,1%. 

Por todo esto no se ve ni rastro de una supuesta cláusula de escape española en el punto tres de la declaración final aliada. Con el sí del actual Gobierno español de coalición, lo que allí figura es un salto histórico de la Alianza en gasto militar. Del 2 % del PIB nacional hasta la fecha se pasa a un «al menos el 3,5% del PIB, basado en la definición acordada de gasto de Defensa de la OTAN para 2035, a la financiación de las necesidades básicas de Defensa y al cumplimiento de los Objetivos de Capacidad de la OTAN». Sin hacer el ruido de Sánchez, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, dijo: «Estoy convencida de que los nuevos objetivos son sostenibles, hay total flexibilidad». Eso por ahora, pero Sánchez también aceptó esto: «La trayectoria y el equilibrio del gasto de este plan se revisarán en 2029». ¿Lo habría firmado si estuviera convencido de que seguirá él ese año?


La geopolítica llega para quedarse. Miguel Jiménez González-Anleo, David Sarasa-Flores y Alfonso Ugarte Ruiz. BBVA Research.

El impacto de los riesgos geopolíticos en los fenómenos económicos es indudable, y la demanda de análisis es cada vez mayor por parte de gobiernos, reguladores, sector privado e instituciones multilaterales. Basta pensar en los aumentos de los extremismos y populismos en las últimas dos décadas, las guerras recientes en Ucrania y Oriente Medio, la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, o la tendencia a incrementar el gasto militar, para imaginar escenarios de riesgo geopolítico que empresas e instituciones tienen que anticipar para desarrollar sus estrategias a largo plazo. Incluso la amenaza, ya casi realidad, del proteccionismo desde Estados Unidos, se puede ver desde el prisma de la geopolítica.

Sin embargo, medir los riesgos geopolíticos no es fácil. En los últimos años se ha hecho principalmente mediante indicadores de datos masivos que captan el sentimiento en los medios sobre determinados fenómenos de raíz geopolítica. Muchos bancos centrales y organismos internacionales utilizan, por ejemplo, un índice elaborado por dos investigadores de la Fed (Caldara y Iacoviello, 2022), que recoge bien dichos fenómenos desde los años 1900. Pero son indicadores volátiles, que fluctúan rápidamente, revirtiendo a una media estable, reflejando así la atención transitoria de los medios a eventos específicos, y necesitan ser complementados por otros más estructurales, que muestren bien las tendencias a largo plazo.

Hay una larga tradición de indicadores de este tipo (del Banco Mundial o del World Economic Forum, por ejemplo) que comparan distintos países midiendo fenómenos como el nivel de democracia, la calidad de las instituciones, la polarización política, la desigualdad, etc. También existen medidas de gasto militar, que aproximan directamente el riesgo geopolítico. Todas ellas se pueden combinar para elaborar diferentes rankings.

Hemos intentado ir más allá, utilizando ese tipo de indicadores no solamente para un país dado, sino añadiendo un componente externo que mide el riesgo que ejercen sobre él todos los demás países del mundo, ponderado por distintas medidas de distancia física o ideológica (medida en este caso con la coincidencia o no en las múltiples votaciones de las ONU). Por ejemplo, el tener vecinos con un gasto militar elevado, o con “rivales ideológicos” con una calidad democrática deficiente, supondría tener un mayor riesgo geopolítico que si se tuviese otros, poco armados y más democráticos.

Así, podemos dibujar un mapa de riesgo geopolítico que evoluciona desde los años 1960 para países, regiones y globalmente, y utilizarlos para afinar el análisis de tendencias y elaborar escenarios.

Evolución de los riesgos

Una primera observación de este análisis es que el riesgo global descendió a partir de los años 1980 (final de la Guerra Fría), tocó suelo alrededor de la crisis financiera, y ha vuelto a aumentar desde principios de la década pasada, coincidiendo con el fin de la globalización. Otro hecho interesante es que el componente interno del indicador (el que corresponde a situación política y gasto militar de los propios países) empezó a deteriorarse antes que el externo (el de los “rivales” geoestratégicos), lo que podría apuntar a una difusión desde la expansión de populismos y autoritarismos hacia mayores tensiones externas.

Otros resultados confirman la evolución regional de estos indicadores que cabría esperar. Las zonas de Asia Occidental (que incluyen Oriente Medio) han sufrido un estrés geopolítico muy elevado prácticamente en todo el período, mientras que en Europa del Este fue alto durante la Guerra Fría, cayó en los años 1990 y ha vuelto a aquellos niveles recientemente. Quizás menos recordado es que en los países del sur y centro de África el riesgo geopolítico ha caído fuertemente en las últimas dos décadas, pero no en el norte, donde continúa siendo relativamente elevado. En Sudamérica hay poco riesgo geopolítico, pero sí en Norteamérica, donde ha aumentado en la última década por la rivalidad creciente con China, aunque no está en los niveles de la Guerra Fría (el indicador no recoge aún datos del gobierno Trump).

Parece que la creciente preocupación geopolítica en medios e instituciones va a estar presente en muchos análisis económicos y estratégicos de cara al futuro, por razones obvias derivadas de los conflictos armados recientes y por la constatación de que estamos en un mundo cada vez más transaccional y menos basado en reglas multilaterales.

 

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 20 de Junio del 2025.

Los mercados hoy están más tranquilos tras la noticia de que Trump decidirá en las próximas dos semanas sobre qué hacer con Irán, suavizando los temores a una respuesta inmediata y abriendo la opción de una solución diplomática. En el conflicto entre Israel e Irán será especialmente relevante la reunión de hoy de los ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) que aborda, entre otros temas, la lenta ejecución del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, cuyos desembolsos están por debajo de lo previsto debido a retrasos en los proyectos y a la cercanía del plazo límite de 2026. Ante este panorama, la Comisión Europea plantea permitir a los Estados miembros redirigir los fondos no utilizados del plan Next Generation EU hacia el nuevo fondo de apoyo a la industria de defensa europea (EDIP), en un momento clave antes de las próximas cumbres de la OTAN y la UE. Sin embargo, existe el riesgo de que la financiación total de la UE en la segunda mitad del año sea menor a lo previsto inicialmente, lo que podría generar tensiones en los diferenciales de deuda entre los países del bloque.

Estamos a mitad de año y, sin embargo, da la impresión de que no hemos avanzado mucho desde enero. La Reserva Federal ha mantenido los tipos sin cambios por cuarta reunión consecutiva, en el rango de 4,25%–4,50%, y Jerome Powell ha vuelto a ofrecer un discurso prudente y poco claro. Se siguen proyectando dos bajadas de tipos en 2025, pero sin mucha convicción, de hecho, los miembros del comité están profundamente divididos, la mayoría prevé, como mucho, una sola bajada, o ninguna. El propio Powell reconoció que nadie en la Fed tiene mucha confianza en estas previsiones. Al mismo tiempo, las tensiones geopolíticas y las políticas comerciales de Trump continúan alimentando la incertidumbre. El riesgo de una especie de estanflación suave va tomando forma, con una inflación subyacente (PCE) ahora estimada en 3,1% para finales de 2025 y un crecimiento del PIB revisado a la baja, al 1,4%. También se prevé un aumento del desempleo hasta el 4,5%.

Como digo, la guerra entre Israel e Irán acapara los titulares y alimenta los temores de los inversores. Ante la creciente tensión geopolítica, el petróleo reaccionó en consecuencia con un aumento de precio. El mercado de petróleo se mantiene relativamente estable, y hasta el momento los precios no han superado los 80$ el barril. Se necesitarían interrupciones significativas en el suministro para que cambiara la dinámica y los precios alcanzase los niveles que alcanzó el año pasado. El almacenamiento es suficiente, tanto en occidente como en China. Los países productores de petróleo, en particular Arabia Saudí, cuentan con abundante capacidad disponible y la están incorporando al mercado. La tendencia fundamental a largo plazo se mantiene sin cambios, y el mercado petrolero continúa en un camino tortuoso hacia la sobreoferta, con precios en torno a los 60 dólares por barril según la mayoría de analistas. Una de las mayores crisis de los mercados en la historia reciente fue la que desató el embargo petrolero de octubre de 1973, consecuencia del castigo árabe a los países occidentales por su apoyo a Israel en la Guerra del Yom Kipur. Ese bloqueo disparó el precio del crudo y desató una espiral inflacionista, dando lugar a una severa corrección bursátil, según recuerda Deutsche Bank en un informe de esta semana, las bolsas cayeron un 17% en apenas 27 sesiones, y no se recuperaron hasta 1.475 jornadas después. Con este precedente, los analistas siempre miran de cerca cualquier escenario de tensión en Oriente Próximo, como el que se está produciendo ahora. Sin embargo, tras el repunte inicial del precio del barril la semana pasada, los mercados parecen estabilizados. El Brent ronda los 75 dólares, un nivel en el que teóricamente no debería dispararse la inflación ni los costes de las empresas consumidoras de energía. Según los analistas de Citi, “el estudio de acontecimientos similares refleja que una subida del crudo de ese calibre tiene un impacto mínimo en los mercados macro. De 20 casos pasados, subidas del 10% del petróleo en tres días llevaron luego a una estabilización”. Goldman Sachs, al repasar sus previsiones para el petróleo, introduce una pequeña “prima de riesgo geopolítica” para este verano, situando su expectativa de precio para el tercer trimestre en los 63 dólares (frente a los 61 dólares anteriores). Pero de cara a 2026, Goldman contempla una caída del barril a los 56 dólares, conforme aumente la producción doméstica en Estados Unidos. Todos estos cálculos se basan en que la escalada bélica en Oriente Próximo será contenida, y no afectará al bombeo y exportación de hidrocarburos iraníes. Pero los propios analistas de Goldman ven dos escenarios más peligrosos. En el primero, el petróleo se dispara hasta los 90 dólares, en caso de que la guerra afecte a instalaciones iraníes y su producción caiga a 1,75 millones de barriles diarios, la mitad que ahora, durante 6 meses. Buena parte de esta menor oferta, según el banco, sería cubierta con un aumento del bombeo en Arabia Saudí y Abu Dabi. Un segundo escenario, más peligroso, es que las hostilidades se extiendan y acabe produciéndose el cierre del estrecho de Ormuz, por donde circula una quinta parte de la producción global de petróleo. Goldman cree que, si se llega a este extremo, el crudo superaría los 100 dólares por barril. Los analistas de Deutsche Bank manejan sus propias hipótesis. En principio, consideran que una disminución de las exportaciones desde Irán puede ser manejable para el mercado energético. De hecho, estiman que el precio actual de en torno a los 75 dólares ya estaría descontando una interrupción de la mitad del suministro de ese país. Pero nuevamente, Deutsche también destaca el peligro de un bloqueo de Ormuz. “Un cierre deliberado del estrecho por parte de Irán, utilizando una combinación de minas, patrulleras, aviones, misiles de crucero y submarinos diésel podría llevar a una distorsión de 21 millones de barriles diarios por dos meses”, apunta Deutsche. El crudo se dispararía a 124 dólares por barril. A este nivel, todos los mercados sufrirían ya que el efecto inflacionista no solo elevaría los costes para empresas y consumidores, sino que además afectaría a la política de tipos de interés de los bancos centrales. Nadie parece pensar en lo sucedido en 1973.

A primera vista, parece razonable suponer que el aumento de los precios del petróleo supondrá un duro golpe para el crecimiento mundial. Si bien Irán sólo produce unos 3,3 millones de barriles al día, según S&P, alrededor del 3% del total mundial, la verdadera amenaza radica en que, si un nuevo conflicto cierra el Estrecho de Ormuz , se verá afectado el transporte marítimo. De hecho, ING Barings prevé que, en el peor de los casos, un bloqueo prolongado del estrecho, los precios del petróleo podrían duplicarse hasta alcanzar un récord de 150 dólares a finales de este año. La historia del siglo XX ha demostrado lo perjudiciales que pueden ser las subidas repentinas del precio del petróleo. Y dado que el Banco Mundial acaba de recortar su previsión de crecimiento global en casi medio punto porcentual, hasta el 2,3 %, el nivel más bajo desde 2008, este es mal momento para otra crisis.

Precio del petróleo últimos 12 meses:

Los gestores de fondos infraponderan el dólar estadounidense como nunca en los últimos 20 años, según se la última encuesta mensual de Bank of America a inversores profesionales de todo el mundo. La decisión de los inversores de evitar tomar posiciones en la divisa estadounidense se produce pese a que su optimismo respecto a los mercados ha vuelto al nivel previo al día calificado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como el Día de la Liberación, el 2 de abril, cuando declaró la guerra comercial al resto del mundo. BofA matiza que la mejora del sentimiento inversor no es “preocupantemente alcista”. La encuesta se realizó después de conocerse las negociaciones y acuerdos arancelarios entre Estados Unidos y China, por lo que la preocupación de los inversores por la guerra comercial se ha reducido considerablemente y el temor a una recesión se ha desplomado.

El mayor optimismo ha provocado que los gestores roten sus carteras desde las posiciones más defensivas, como los servicios públicos, los productos básicos o la atención médica, hacia los mercados emergentes, la energía, los bancos y los valores industriales. La menor aversión al riesgo y la mayor claridad sobre la guerra comercial no se traduce en una mayor predilección de los inversores profesionales por la Bolsa estadounidense. La mayoría de los gestores cree que las acciones de fuera de Estados Unidos serán las que mejor se comporten los próximos cinco años, seguidas por los valores estadounidenses.

Luego se sitúan el oro y los bonos, después de que la expectativa de mayores rendimientos de los bonos, que se comportan de forma inversa al precio, alcance el mayor nivel desde agosto de 2020, según recoge la encuesta de BofA. Destaca el hecho de que el porcentaje de inversores que piden a las compañías que devuelvan el efectivo a los accionistas (a través de recompras, pago de dividendos, fusiones y adquisiciones financiadas con efectivo o deuda) alcanza el porcentaje más alto desde julio de 2013, el 35%. Con todo, la mayoría de los inversores profesionales están sobreponderados en Bolsa europea, en niveles próximos a un máximo de hace cuatro años, e infraponderados en la estadounidense, cerca del máximo de hace dos años. La encuesta especifica a los gestores de fondos europeos, y refleja, un mes más, que confían sin fisuras en la renta variable del continente, mientras se diluye el pesimismo, a pesar de los riesgos arancelarios. El 75% de los encuestados, mismo porcentaje récord que en la edición de febrero, espera que las acciones europeas suban durante los próximos 12 meses. El 61% cree además que el beneficio por acción se elevará, el 38% más que en el estudio del mes pasado. Un 43% considera que reducir demasiado la exposición a la renta variable y, por tanto, perderse un posible aumento adicional de la renta variable es el mayor riesgo al tomar decisiones sobre la cartera en estos momentos. Por países, Alemania continúa siendo el favorito de los inversores al calor de su plan de estímulo. Le sigue Italia. España se coloca como la tercera geografía donde los gestores creen que la Bolsa subirá más durante los próximo 12 meses. En la encuesta anterior infraponderaban a España. La banca es el sector más sobreponderado, seguido por los servicios públicos y seguros. En cambio, automóviles, productos químicos y comercio minorista son los más infraponderados. El estudio, realizado entre el 6 y el 12 de junio, no recoge el aumento del riesgo geopolítico en Oriente Medio iniciado por los ataques de Israel a Irán.

Importante esta semana:

Este miércoles se dio la cuarta pausa consecutiva. La Reserva Federal ignoró las amenazas de Donald Trump y dejó los tipos sin cambios en la franja comprendida entre el 4,25% y el 4,5% desde finales del año pasado. Para el banco central norteamericano todavía hay muchas dudas sobre el impacto real de la política arancelaria de la Casa Blanca. Tantas, que también han empeorado de forma significativa las previsiones que maneja de cara al resto del año. Si bien es cierto que todavía hay un mayor número de gobernadores que confía en que este año pueda haber dos recortes, se dispara el número de quienes creen que es posible que el ejercicio termine sin ningún recorte o, en el mejor de los casos, solo uno. Si bien la puerta a dos recortes sigue abierta, la percepción es que se va cerrando. No solo se trata de las dudas arancelarias. Ahora se suma también la presión de la agresiva política migratoria de Trump, con las primeras alertas del coste para la economía de los programas de deportaciones ante la escasez de mano de obra en muchos sectores, como el agrícola. Las tensiones en Oriente Medio también aumentan la presión inflacionista ante la amenaza de un aumento del precio del petróleo. La inflación, principal indicador que maneja la Fed para definir su hoja de ruta, ya se encuentra en los niveles que buscaba el banco central. Sin embargo, tampoco consolida una tendencia clara a la baja. Es más, en abril repuntó ligeramente hasta el 2,4%. Fue solo una décima más, pero aun así ha servido para poner en guardia a los gobernadores del banco central. Powell alertó de que “la presión inflacionista podría ser más persistente de lo esperado, de ahí la necesidad de actuar con cautela”. Para Trump, sin embargo, no hay dudas: “La Fed debería bajar los tipos un punto entero”, tal y como aseguró hace unos días, cuando se publicó el último dato del IPC. Después, incluso amenazó con la posibilidad de intervenir el banco central, aunque sin entrar en detalles.

En juego, entre 600.000 millones y 800.000 millones de dólares de coste extra en los próximos vencimientos de deuda pública de Estados Unidos. Tras la decisión de esta semana, es de esperar que Trump no solo vuelva a insultar al presidente del banco central, al que se ha referido en varias ocasiones como “loco”, “estúpido” o “perdedor”, sino que plantee algún tipo de medida para forzar una rebaja de tipos en la próxima reunión. Precisamente, es ahí donde los analistas no se ponen de acuerdo. Hasta este miércoles, una gran parte se inclinaba por un primer recorte de tipos este año en julio, pero tras la publicación de las nuevas previsiones ganan peso las voces de quienes apuestan a que habrá que esperar hasta septiembre, en la medida en que sea necesaria una mayor claridad sobre el efecto de los aranceles. Aunque muchos han entrado ya en vigor, los constantes giros de guion de Trump en este ámbito han retrasado su puesta en marcha y, a día de hoy, se mantienen abiertas las negociaciones con cerca de medio centenar de países, con el calendario para firmar la mayoría de los acuerdos en las dos primeras semanas de julio, aunque no se descartan prórrogas hasta después del verano. Powell apuntó que, “en términos globales, la economía se está enfriando muy poco a poco”, por lo que hay margen. Aun así, aseguró que están pendientes de la evolución de las cifras “en tiempo real y listos para actuar cuando sea necesario”.

En la actualización de su cuadro macro, la Fed revisó a la baja del crecimiento del PIB para este 2025 hasta +1,4% desde el +1,7% anterior, y revisó al alza en la inflación del 2025 hasta el +3% frente al +2,8% previo. Su “dot plot” mantiene la previsión de recorte de tipos de 50 puntos básicos en 2025, hasta 3,9%, en línea con las previsiones de marzo, con cierto tono más “hawkish” en la medida en que ya son 7 los que no ven ningún recorte en 2025 mientras que sólo 4 tenían esa visión en marzo, a lo que se suma que ahora esperan menos recortes de tipos para 2026, solo 1 hasta 3,6% frente a 2 esperados en marzo, y 2027 mantiene 1 recorte, pero hasta un nivel más alto, 3,4%, sin cambios en el largo plazo (3%). Las bajadas de tipos, a pesar de la revisión al alza de la inflación, se justifican por la expectativa de que el repunte de precios sea temporal, con moderación prevista en 2026 (2,4%) y 2027 (2,1%), y por cierto repunte esperado en la tasa de paro (4,5% a fin de año frente 4,4% en marzo). A la vez, el crecimiento esperado es relativamente sólido a pesar de las revisiones a la baja en 2025 y 2026 (-2 décimas a +1,8%), sin cambios para 2027 y largo plazo (+1,8%). El mercado sigue descontando 2 recortes de 25 puntos básicos después del verano. 

Trump se retiró anticipadamente de la cumbre del G7 debido a la intensificación del conflicto entre Israel e Irán. Antes de marcharse, respaldó el comunicado conjunto del G7 que califica a Irán como “fuente principal de inestabilidad” regional, reafirma el derecho de Israel a defenderse y hace un llamado a la desescalada, incluyendo un alto el fuego en Gaza. Además, los líderes del G7 acordaron una estrategia conjunta para asegurar el suministro de minerales críticos, esenciales en el contexto de la transición energética y tecnológica. Paralelamente, Trump insinuó que ya no impondrá nuevas sanciones a Rusia, argumentando que las sanciones han sido costosas para Estados Unidos y cuestionando la efectividad de excluir a Rusia de la alianza.

El martes se publicaron las Ventas al por menor de mayo en Estados Unidos que se saldaron con un descenso del -0,9%, lo que supuso un resultado tres décimas por debajo de lo esperado, cuyo dato fue además revisado a la baja en dos décimas hasta el -0,10%. Esto suponen dos meses consecutivos de contracción. El informe de ventas al por menor indica que los consumidores, tras adelantar compras en marzo por temor a los aranceles impulsados por Trump, están ahora moderando sus gatos. De hecho, el consumo en restaurantes y bares, único sector de servicios cubierto por este informe experimentó descensos (-0,9%), después de dos meses consecutivos al alza, lo que apoya la percepción de cautela por parte de los consumidores que se puede desprender del agregado del dato.

En materia comercial, Trump y el primer ministro británico Keir Starmer firmaron durante el G7 un acuerdo comercial bilateral que reduce los aranceles a la importación de automóviles (del 27,5% al 10% hasta 100.000 unidades anuales) y elimina los gravámenes sobre productos aeroespaciales, aunque todavía no se concretan las cuotas para acero y aluminio. Trump enfatizó que el Reino Unido está “muy bien protegido” contra futuros aranceles “porque me caen bien”. Por su parte, el primer ministro japonés Ishiba no logró cerrar un acuerdo con Trump sobre la eliminación de aranceles al automóvil (25%) y otros productos, aunque se comprometieron a continuar negociando, con nuevas rondas previstas para el próximo mes en la cumbre de la OTAN en La Haya. Además, el primer ministro canadiense Mark Carney anunció que conversó con Trump sobre un posible tratado económico y de seguridad entre Canadá y Estados Unidos, con la intención de concretarlo en los próximos 30 días, aunque aún persisten discrepancias. En paralelo, Trump discutió sobre aranceles con Macron, aunque los detalles no se han divulgado.

En Europa, Dombrovskis, Comisario Europeo de Comercio, afirmó que las negociaciones comerciales con Estados Unidos “están avanzando”, el periodo de 90 días que Trump concedió para negociar acuerdos comerciales expira el próximo 9 de julio, si bien es cierto que la Administración Trump podría extender esos plazos para países que estén negociando “de buena fe”.

La presidenta del Banco Central Europeo, Lagarde, declaró que el BCE está muy cerca del objetivo de inflación del 2%, y que la incertidumbre por los aranceles de Estados Unidos está frenando las inversiones mundiales. La Presidenta dijo textualmente: «es una situación en la que todos pierden«. Lagarde declaró que la actual reconfiguración del orden económico global representa una oportunidad estratégica para que Europa impulse el papel del euro como moneda internacional. Sin embargo, ese protagonismo debe ser ganado activamente. Para ello, Europa debe fortalecer tres pilares fundamentales, credibilidad geopolítica, resiliencia económica e integridad institucional. Esto implica completar el mercado único, crear una verdadera unión de mercados de capitales, emitir más activos seguros y reformar las estructuras de decisión de la UE para ganar eficacia y unidad. De Guindos dijo que el riesgo de no alcanzar el objetivo de inflación es muy limitado, y que los riesgos para la inflación están equilibrados. Una encuesta de Bloomberg a economistas plantea un recorte final por el BCE de tipos de 25 puntos básicos en septiembre.

En China esta semana hemos conocido importantes datos de mayo que muestran mejora en el consumo privado, pero debilidad en manufacturas y sector inmobiliario, las ventas al por menor subieron un 6,4% frente al +4,9% esperado y +5,1% anterior, las producción industrial subió un +5,8% por debajo del +6,0% esperado y +6,1% anterior, y la inversión en propiedades cayó un -10,7% algo más que el -10,5% esperado por el mercado y -10,3% anterior, mientras que los precios de viviendas aceleraron su caída, tanto nuevas como usadas. Sin embargo, el avance en consumo podría deberse a factores no sostenibles, como el adelanto de festival de compra y las subvenciones al consumo, por lo que habrá que esperar a próximos datos para confirmar esta mejora.

Siguiendo con China en un importante foro financiero celebrado en Shanghái, el Banco Central de China, anunció que van a probar nuevas herramientas para ayudar a la economía sin tener que bajar tipos. Este plan piloto se centrará en Shanghái y busca impulsar el crecimiento, modernizar el sistema financiero chino y abrirlo más al exterior. Las dos medidas principales son, impulsar el yuan digital con el fin de que el yuan tenga más peso a nivel global y depender menos del dólar. Para ello se creará un centro internacional para gestionar su moneda digital oficial (el e-CNY) desde Shanghái, y la segunda medida sería emitir bonos chinos negociados libremente en el exterior para lo que se lanzarán nuevos bonos llamados “offshore bonds”, que estarán denominados en yuanes y se podrán comprar y vender libremente fuera del sistema financiero chino tradicional favoreciendo que las empresas chinas consigan financiación más barata desde el extranjero.

Esta semana hemos tenido reuniones de varios Bancos Centrales, además de la Fed:

El Banco de Inglaterra mantuvo los tipos de interés en el 4,25% a la espera de que la moderación en el crecimiento salarial se traduzca en una menor presión inflacionaria. La autoridad monetaria continúa defendiendo una estrategia de recortes graduales y prudentes. Por su parte, los mercados descuentan dos recortes adicionales de 25 puntos básicos en lo que resta del año. El Banco de Inglaterra trata de equilibrar un mercado laboral menos dinámico, un crecimiento económico débil y una inflación elevada. Sus previsiones adelantan una tasa de inflación para la segunda mitad del año en torno al +3,5% y un crecimiento del PIB de solo el +0,25%. El análisis del Comité adoptó un tono menos pesimista en lo referente al potencial impacto de los aranceles estadounidenses. Sin embargo, la subgobernadora expresó preocupación por el conflicto en Oriente Medio y el mayor coste energético, expresando que su evolución será monitoreada de manera minuciosa. 

El Banco Nacional Suizo (SNB) recortó su tasa de interés al 0% en un intento por frenar la apreciación del franco suizo, que ha ganado fuerza como refugio ante la incertidumbre global. Esta es la sexta reducción consecutiva del banco suizo, que además dejó la puerta abierta a nuevos recortes si fuera necesario, incluso hacia tasas negativas. El presidente Martin Schlegel justificó la medida por la baja presión inflacionaria y reafirmó la disposición del banco a intervenir en el mercado de divisas si es preciso. La tasa de inflación de mayo (-0,1%) fue negativa por primera vez en cuatro años. A pesar del recorte, el SNB mantuvo su previsión de crecimiento económico entre el +1% y el +1,5% para 2025, aunque revisó a la baja sus proyecciones de inflación, anticipando un promedio de solo +0,2% este año.

El Banco de Japón deja los tipos sin cambios, como se esperaba, y anuncia que a partir del año fiscal 2026 reducirá más lentamente sus compras de JGBs, pasando de recortes trimestrales de 400.000 millones ¥ a 200.000 millones ¥. Para el tercer trimestre de este año fiscal (julio-septiembre de 2025), el BoJ continuará reduciendo sus compras principalmente en bonos de corto y medio plazo (1-10 años), mientras que mantendrá sin cambios las compras de bonos a más de 10 años.


Shocks geopolíticos. Ignacio De La Torre. Economista Jefe de Arcano Partners y profesor del IE Business School.

En el siglo V a.C., el filósofo militar chino Sun Tzu escribió en su Arte de la Guerra la siguiente máxima: «El arte supremo de la guerra consiste en dominar a tu enemigo sin necesidad de luchar». Observando la situación tan traumática que se está viviendo actualmente en Oriente Próximo, todo parece indicar que la aplicación de esta máxima se sitúa en las antípodas de la realidad. Con todo, aunque la inestabilidad geopolítica a todos nos preocupa, creo que conviene reflexionar sobre los mecanismos de transmisión entre los shocks geopolíticos, los mercados financieros y la economía mundial.

El apetito de riesgo es un indicador crucial que debemos seguir en los mercados. En general, nos indica si están abiertos para financiar a empresas, ya sea a través del mercado de bonos o de acciones. Está también muy correlacionado con los volúmenes de fusiones y adquisiciones, la financiación bancaria y la voluntad de invertir orgánicamente en las empresas. Este último factor está, a su vez, concatenado con la creación de empleo y, por ende, con el consumo. Por eso, resulta tan fundamental seguir de cerca la evolución del apetito de riesgo. En términos generales, los mercados utilizan como proxy el llamado «índice del miedo»: la volatilidad de la bolsa de EEUU. Cuanto mayor es la volatilidad, mayor es el miedo, y viceversa. El miedo y la valentía son fenómenos globales, «espíritus animales» y cuando uno u otro sube o baja, se traslada automáticamente a los mercados. Pues bien, si la volatilidad histórica anual se sitúa en torno a un 20% podemos comparar cómo otros shocks han afectado a tan importante indicador.

El jueves negro de octubre de 1929, en la antesala de la Gran Depresión, llevó la volatilidad a niveles cercanos al 90%. La conquista de Francia por la Wehrmacht de Hitler en mayo de 1940, al 40%. El lunes negro de la bolsa en 1987 hizo que se disparara hasta el 91%. La invasión de Kuwait por Irak en 1991, hasta el 35%. La caída de Lehman Brothers en 2008 la situó en niveles cercanos al 89%. La crisis Covid, en marzo de 2020, al 85%. La invasión rusa de Ucrania, en 2022, al 32%.

¿Qué nos indican estos datos? Que los shocks geopolíticos afectan menos al apetito de riesgo que los económico-financieros. De aquí se deduce que para entender cómo un evento geopolítico puede afectar a la economía y a los mercados mundiales tenemos que entender cómo funcionan los mecanismos de transmisión. Estos pueden ser directos o indirectos. Un mecanismo de transmisión directo sería por ejemplo el hecho de que una subida del barril de petróleo de unos 10 dólares drena el crecimiento económico de EEUU en un 0,4% y aumenta su inflación en un 0,3%, generando un espectro de «estanflación». Un mecanismo indirecto sería el riesgo de que el temor a nuevas subidas del crudo afecte negativamente a decisiones de inversión, contratación y consumo, dañando al conjunto de la economía.

Por ejemplo, la invasión rusa de Ucrania provocó que el precio del gas europeo (TTF) aumentara desde los 25 euros por megavatio hora hasta los 325 euros en el verano de 2022. Como consecuencia, los precios de la electricidad mayorista en Alemania pasaron de unos 40 euros por megavatio hora a una media de 400 durante el tercer trimestre de 2022. Rusia eligió el momento de la invasión coincidiendo con niveles de almacenamiento de gas europeos bajos, con el objetivo de intentar amilanar a la población europea, y a través de ésta, a sus dirigentes. No es de extrañar que la confianza del consumidor se hundiera en Europa ese año a niveles inferiores a los registrados durante el Covid: los europeos no solo contemplaban una guerra en el Este de Europa, sino una inflación superior a la subida de sueldos, casas bajando y tipos de interés subiendo. La consecuencia fue un consumo deprimido que se ha mantenido hasta hace poco. Es el mecanismo de transmisión de una guerra. Por suerte, los inviernos de 2022 y 2023 fueron cálidos, Europa pudo reemplazar el gas ruso por gas licuado, se aminoró el precio de la electricidad, la inflación se controló y la situación se enderezó, pero estuvo en el filo de la navaja durante un tiempo.

Israel ha elegido un momento determinante para atacar a Irán: los inventarios de petróleo se situaban en niveles más altos de los normales, y existía capacidad ociosa de importantes países productores que podían reaccionar al shock aumentando su producción, para estabilizar el precio del crudo. Así, a pesar del ataque, el barril de petróleo solo subió seis dólares, limitando los efectos directos. Sobre los indirectos, el ataque aéreo israelí ha llevado la volatilidad a un nivel del 22%, frente a un 17% observado hace una semana, mitigando la repercusión.

Sun Tzu afirmó también aquello de «conócete a ti mismo, conoce a tu enemigo y tendrás en cien batallas cien victorias». A pesar de que Oriente Próximo arda en llamas, parece que el arte del conocimiento ha jugado un papel importante a la hora de limitar los mecanismos de transmisión de un daño geopolítico hacia un daño económico global.


¿Podrían los ataques a Irán provocar un desastre nuclear? Michael Peel. Financial Times.

Los ataques aéreos israelíes contra el programa nuclear de Irán han suscitado el temor a que se produzca contaminación por radiación y sustancias químicas tóxicas. El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el regulador mundial, ha calificado de “profundamente preocupante” el ataque contra la infraestructura nuclear. La escalada militar “aumenta las posibilidades de una fuga radiológica con graves consecuencias para las personas y el medio ambiente”, declaró el martes Rafael Grossi. Los ataques a instalaciones nucleares plantean riesgos evidentes para la seguridad, pero los llevados a cabo por Israel parecen haber evitado los objetivos más peligrosos, como las centrales eléctricas, afirman los científicos. Esto es lo que sabemos hasta ahora.

¿Han provocado los ataques aéreos contaminación nuclear?

El ataque a las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Natanz ha provocado radiactividad localizada, según las autoridades nucleares iraníes e internacionales, pero no parece grave. El OIEA ha explicado en dos evaluaciones realizadas esta semana que los ataques de Israel han dañado tanto las salas de enriquecimiento subterráneas de Natanz como instalaciones en superficie, incluida una planta piloto de enriquecimiento de combustible. Grossi explicó que estos daños habían provocado cierta contaminación.

Pero los niveles de radiación fuera del complejo de Natanz se mantuvieron sin cambios y en niveles normales, lo que indica que no se ha producido “ningún impacto radiológico externo para la población o el medio ambiente”, afirmó Grossi el lunes. La contaminación radiactiva en la instalación se compone principalmente de partículas alfa, que según Grossi pueden “gestionarse eficazmente” con la protección adecuada, como dispositivos respiratorios.

La radiación alfa puede causar graves daños en los tejidos vivos internos si la fuente se inhala o penetra en el cuerpo a través de una herida. Pero los efectos de las partículas alfa son de muy corto alcance, por lo que si permanecen fuera del cuerpo suelen ser bloqueadas por la piel humana. Los niveles de radiación fuera del emplazamiento tampoco variaron en la central nuclear de Isfahán tras el ataque del viernes, según Grossi. No se ha informado de daños en la planta de enriquecimiento de combustible de Fordow ni en el reactor de agua pesada en construcción en Khondab, añadió.

¿Podría producirse una contaminación por radiación más grave, especialmente si continúan los ataques aéreos?

El uranio en sí es poco radiactivo. Es mucho más peligroso cuando sufre una reacción de fisión, como en un reactor nuclear o una bomba, que libera grandes cantidades de energía y otras sustancias químicas radiactivas. El lunes, la OIEA explicó que ni la central nuclear de Bushehr ni el reactor de investigación situado en Teherán habían sido blancos de los ataques israelíes. Fuera de las condiciones que se dan en los reactores nucleares o en las instalaciones de reprocesamiento de residuos, haría falta mucho uranio enriquecido para producir problemas de radiactividad significativos, según los expertos. “La contaminación radiactiva muy grave suele estar asociada a otros elementos, como el yodo radiactivo o el radiocaesio, que son los productos de la fisión nuclear”, afirma Jim Smith, profesor de la Facultad de Medio Ambiente y Ciencias de la Vida de la Universidad de Portsmouth. Estos productos de fisión son especialmente peligrosos porque se infiltran en la cadena alimentaria y se acumulan en el organismo de los animales, incluidos los humanos. Los productos de fisión fueron los responsables de gran parte de las devastadoras secuelas de la explosión de 1986 en la central nuclear de Chernóbil en Ucrania, entonces bajo dominio soviético.

¿Existen otros riesgos a tener en cuenta en relación con Natanz u otras instalaciones?

Otra razón por la que complejos como Natanz y Fordow pueden plantear riesgos de radiación externa relativamente bajos es que sus núcleos están enterrados bajo tierra. Esto significa que para destruirlos se necesitaría una potencia de fuego de una intensidad quizá superior incluso a la de las armas más potentes de Israel. Según Simon Bennett, director de la unidad de seguridad civil de la Universidad de Leicester, incluso las municiones más potentes tendrían que asestar varios impactos para “penetrar completamente un búnker subterráneo reforzado” como el de Natanz.

“Es improbable que se produzca una contaminación significativa más allá de los confines del emplazamiento, por la sencilla razón de que la instalación de enriquecimiento o el reactor estarían enterrados en toneladas de tierra y hormigón”, afirma Bennett. “Además, quienes dirigen el emplazamiento habrían recibido formación en técnicas de control y mitigación de la radiación”.

Un ataque contra los almacenes de uranio altamente enriquecido que se cree que se encuentran en Isfahán podría crear un riesgo de contaminación medioambiental, según los expertos. Los daños en Isfahán afectaron al laboratorio químico central, una planta de conversión de uranio, una planta de fabricación de combustible para reactores y una instalación de procesamiento de metales en construcción, según el OIEA.

¿Podría la campaña de ataques aéreos crear otros problemas de seguridad?

La contaminación química puede ser el principal problema provocado por los ataques que se han producido hasta la fecha y los que están por venir, advierten los científicos. “La principal preocupación es química, y en menor medida radiológica”, afirma Kenneth Petersen, presidente en 2023-24 de la Sociedad Nuclear Americana, organización sin ánimo de lucro que representa a los especialistas en la materia. Uno de los peligros es la posible liberación de hexafluoruro de uranio utilizado en el enriquecimiento de combustible y presente en instalaciones como Natanz y el almacén de Isfahán.

El hexafluoruro de uranio presenta un riesgo limitado si se manipula con cuidado a temperaturas ambientales normales. Pero en contacto con el agua, incluso el presente en el aire, puede liberar fluoruro de hidrógeno tóxico. Éste puede propagarse en forma de gas y es potencialmente letal si se inhala, ya que forma ácido fluorhídrico altamente corrosivo al entrar en contacto con el agua en el organismo. Es posible que el hexafluoruro de uranio, el fluoruro de uranilo y el fluoruro de hidrógeno se hayan dispersado en el interior de las instalaciones de Natanz, según informó el lunes el OIEA. En 1986, una explosión accidental en una planta de conversión de uranio en Oklahoma mató a un trabajador y liberó hexafluoruro de uranio, contaminando el suelo y el agua en varios kilómetros a la redonda.

¿Existen normas internacionales sobre los ataques a instalaciones nucleares?

El OIEA ha condenado en el pasado los ataques armados y las amenazas contra instalaciones nucleares dedicadas a fines pacíficos. La conferencia general de los 180 Estados miembros del organismo, entre los que se encuentran Israel e Irán, ha afirmado que esas acciones infringen sus propias normas, los principios de la Carta de la ONU y el derecho internacional. Israel sostiene que Irán intenta construir un arma atómica, lo que Teherán niega. La Junta de Gobernadores del OIEA declaró el jueves que Irán había incumplido sus obligaciones de no proliferación nuclear por primera vez en dos décadas. En 2022, Rusia atacó y luego ocupó la central nuclear ucraniana de Zaporiyia como parte de su invasión total del país. El OIEA advirtió que el incidente suponía “la primera vez que se produce un conflicto militar en las instalaciones de un gran programa de energía nuclear establecido”.


¿Por qué no sube el precio del petróleo? Robert Armstrong y Aiden Reiter. Financial Times.

El ataque de Israel contra las instalaciones nucleares iraníes se ha intensificado con intercambios de lanzamientos que continúan mientras escribimos. Hay mucho en juego. Los mercados, como siempre, se centran en lo que pueden cuantificar más fácilmente: el precio del petróleo. El consenso, que nos parece sensato, es que, aunque los precios podrían subir a partir de este punto, la posibilidad de una gran espiral alcista es bastante baja. “Lo que veo en mis canales no es que el precio más alto se haya alcanzado ya, sino que la mayoría de la gente está vendiendo los grandes máximos, los riesgos del estilo del cierre del Estrecho de Ormuz”, afirma Rory Johnston, fundador de Commodity Context.

Las razones para creer que se mantendrá la contención en el conflicto están bien ensayadas: Irán se encuentra en una posición débil, Israel cuenta con el apoyo tácito de EEUU, etcétera. La historia reciente del precio del petróleo ofrece un contexto útil. Con la excepción de la invasión rusa de Ucrania, las grandes oscilaciones sostenidas del precio del petróleo desde el cambio de milenio han estado impulsadas por tendencias geoeconómicas más amplias, no geopolíticas.

¿Por qué este conflicto no es como la guerra de Ucrania? Porque Rusia es un productor de petróleo y gas mucho mayor que Irán, y porque la dependencia concentrada de Europa del suministro ruso exigía una gran reorganización de las cadenas de suministro. Además, la economía mundial estaba cogiendo impulso en aquel momento, lo que se traducía en una mayor demanda de petróleo; actualmente, se prevé que la economía mundial se ralentice.

Dicho esto, los acontecimientos geopolíticos suelen provocar alteraciones a corto plazo en el precio del petróleo, aunque a veces la dirección del cambio puede ser contraria a lo que dicta el sentido común. Como nos recuerda Hunter Kornfeind, de Rapidan Energy, la invasión estadounidense de Irak hizo bajar momentáneamente el precio del petróleo en marzo de 2003, en lugar de impulsarlo al alza, aunque después volvió a subir.

Pero, por lo general, los acontecimientos inestables en Oriente Próximo, sobre todo los que afectan directamente a la producción o exportación de petróleo, hacen subir el precio del crudo. Uno de los mayores movimientos intradía de la historia reciente se produjo en 2019, cuando los ataques con drones iraníes alcanzaron yacimientos petrolíferos y enormes instalaciones de procesamiento de petróleo en Arabia Saudí, dejándolos fuera de servicio durante varios días y haciendo mella en el suministro mundial.

En 2023, cuando Hamás atacó el sur de Israel, el precio se disparó, ya que la gente temía una escalada regional total. Pero no se produjo.

Desde entonces, el mercado ha aprendido a ignorar el aumento de las tensiones en la región. Cuando Irán e Israel entraron en conflicto en abril de 2024 y octubre de 2024, los movimientos diarios fueron más bien moderados.

Pero los acontecimientos de esta semana son claramente diferentes y, aunque parece probable que se contengan las subidas de precios, no hay que ignorar las consecuencias de baja probabilidad y alto impacto, los riesgos de cola. Johnston destaca una posibilidad: que Israel, provocado por los ataques a sus ciudades, ataque las principales instalaciones de exportación de petróleo de Irán en la isla de Kharg (hasta ahora, los ataques de Israel sólo han tenido como objetivo la economía petrolera nacional de Irán). Una vez que su capacidad de exportación se vea comprometida, Irán tendrá menos que perder minando el Estrecho de Ormuz, y podría empezar a atacar las instalaciones petrolíferas regionales de otros países, en una repetición de los ataques de 2019. Podría desencadenarse una guerra más amplia. “Una vez que la situación escala, todos los riesgos de cola entran en juego a la vez”, afirma. “No son riesgos independientes. Así que incluso un aumento del 1-2% en la probabilidad de que se produzca un escenario así podría mover el precio del petróleo dramáticamente”.


Los costes de la corrupción para la economía española. Rafael Pampillón Olmedo. IE Business School y Universidad CEU San Pablo.

Si algo nos enseñan las grandes obras de la ciencia económica, como ¿Por qué fracasan los países?, de Daron Acemoglu y James Robinson (premios Nobel de Economía en 2024), es que el progreso de una nación se construye, fundamentalmente, sobre la calidad de sus instituciones. Y no cualquier tipo de instituciones, sino aquellas que garantizan el pluralismo político, la independencia de los jueces, la alternancia en el poder, la seguridad jurídica, el Estado de derecho, el respeto a la ley y la igualdad de oportunidades.

Cuando esas estructuras se pervierten y dan paso a instituciones extractivas (como la corrupción), el país empieza a deslizarse por una pendiente que siempre desemboca en el mismo lugar: la decadencia.

El escándalo de corrupción en el seno del PSOE que ha salido a la luz en España la semana pasada no es un hecho aislado ni un accidente. Se trata según se desprende del informe de la UCO de una red organizada durante por parte de quienes formaban parte del núcleo duro del aparato socialista, presuntamente dedicada a cobrar comisiones por adjudicaciones públicas, e implicando a figuras como José Luis Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán, este último hasta la semana pasada secretario de organización del PSOE y número tres del partido.

¿Se ha hecho una mínima autocrítica sobre la estrategia de descrédito contra la Guardia Civil (UCO), los jueces, los periodistas y todo aquel que se atreviera a contar la verdad? Ésa es la verdadera señal de alarma: hablamos de un poder que ha capturado las instituciones y que ha convertido al Estado en una herramienta de autoprotección.

No caigamos en la trampa de pensar que la degradación institucional es un fenómeno que afecta únicamente a la vida política. Nada más lejos de la realidad. El deterioro institucional tiene implicaciones muy directas en la actividad económica de un país. Cuando las instituciones dejan de funcionar correctamente –cuando pierden su neutralidad, su capacidad de hacer cumplir las reglas y su vocación de servicio público–, la economía entera se resiente. Veamos cómo:

1. La inversión extranjera se retrae. La llegada de capital foráneo no es un acto de fe, sino una decisión racional basada en la previsibilidad, la seguridad jurídica y la estabilidad normativa. Cuando un país muestra signos de debilidad institucional –cuando los contratos dependen de la cercanía al poder político, y cuando los organismos reguladores actúan no con criterios técnicos, sino según las conveniencias de quienes gobiernan–, se envía una señal a los inversores internacionales. Éste no es un terreno seguro. En consecuencia, las inversiones se reducen y se desvían hacia países más dignos de confianza.

2. La innovación se ahoga. La innovación florece en entornos donde hay certidumbre y protección legal. Cuando las reglas son opacas o cambiantes, y cuando el éxito de un proyecto depende más de las relaciones con el poder político que de su viabilidad técnica o económica, los emprendedores pierden el incentivo para arriesgar. En resumen, el país pierde dinamismo y se condena a reproducir modelos económicos caducos.

3. La productividad se estanca. Una economía que premia a las empresas por su lealtad política por encima de la eficiencia y la competencia está destinada a funcionar por debajo de su potencial. Cuando las adjudicaciones públicas se hacen favoreciendo a los amigos del poder o a quienes mejor se acomodan al discurso oficial, los que ofrecen mejores soluciones se quedan fuera del sistema. Esto genera un círculo vicioso donde la calidad de los bienes y servicios se deteriora, los costes aumentan por una mala asignación de los recursos productivos. No es una economía meritocrática, sino un mercado de favores, donde la eficiencia deja de importar.

4. El gasto público se despilfarra. La corrupción institucionalizada no es solo una cuestión ética, sino una verdadera catástrofe económica. Cuando los contratos públicos se inflan para beneficiar a ciertos actores, o cuando se emprenden obras innecesarias únicamente por motivos clientelares o electoralistas, o cuando se compran apoyos políticos con el presupuesto del Estado, los recursos públicos se desvían de sus fines esenciales.

En resumen, si España no consigue aumentar su renta per cápita ni mejorar su productividad al mismo ritmo que los países de su entorno, no es porque carezca de talento, ni porque le falten recursos materiales o humanos, ni mucho menos por razones geográficas. Es porque estamos erosionando, de forma imperceptible, pero constante, las bases institucionales que permiten que una economía crezca de forma sostenida y que el bienestar de los ciudadanos se incremente.

Esto no es un análisis pesimista. Es una alerta. No importa si se es votante de izquierda o de derecha. Lo que debería preocupar al ciudadano es que el sistema podría dejar de funcionar para la mayoría y pase a funcionar para unos pocos.

Cuando el poder ya no respeta los límites morales y cuando los organismos que deberían fiscalizarlo se pliegan ante él, cuando se produce un deterioro tan grave de las instituciones la economía deja de ser libre y se convierte en una red clientelar de distribución de rentas, favores y silencios.

España no necesita más líderes carismáticos. Necesita instituciones fuertes, con credibilidad, independientes y al servicio de todos.

La regeneración institucional no es una cuestión estética, ni una moda democrática. Es la única vía para mejorar el bienestar económico de la ciudadanía, recuperar la confianza en las instituciones y construir un país donde el esfuerzo cuente más que la cercanía al poder.

Como advirtió Daron Acemoglu: “El desarrollo no es una cuestión de geografía, de cultura o de política. Es una cuestión de instituciones.” Y, para terminar, una referencia literaria, escuchando los audios de Cerdán, Ábalos y Koldo, no puedo evitar que me venga a la cabeza el artículo de Mariano José de Larra, “¿Entre qué gente estamos?”.


¿Para quién gobierna Trump? Martin Wolf. Financial Times.

¿A los intereses de quién sirve Trump? Como ha señalado Ivan Krastev, sirve a sus propios intereses de forma grotesca. Pero, ¿qué pasa con los demás? Por el brutal cierre de USAID sabemos que los pobres en el extranjero no le importan nada. ¿Pero muestra preocupación por los estadounidenses de a pie que votaron por él? La gran y hermosa ley que se abre paso en el Congreso demuestra que la respuesta es “no”. Es un claro ejemplo de plutopopulismo (“populismo plutocrático”), como lo llamé por primera vez en 2006. Los ricos se llevan la mayor parte de los beneficios; los pobres se empobrecen aún más; y el déficit fiscal sigue siendo enorme.

Los aranceles son un impuesto a las ventas de bienes importados, que también tenderá a aumentar los precios de los sustitutos nacionales. En general, las personas más pobres gastan una mayor proporción de sus ingresos en bienes en comparación con los más ricos, que gastan una mayor proporción en servicios o ahorran gran parte de sus ingresos. Por tanto, los aranceles son regresivos, como argumentan Kimberly Clausing y Mary Lovely, del Instituto Peterson de Economía Internacional. Esto podría explicar en parte por qué le encantan a Trump. Mientras tanto, sus rebajas fiscales benefician sobre todo a los ricos.

El Laboratorio de Presupuesto de Yale ha calculado el impacto de los aranceles implementados a partir del 1 de junio de 2025 y la ley fiscal, aprobada por la Cámara de Representantes. Es probable que esta última cambie. Pero el simple hecho de que la Cámara de Representantes la haya aprobado es sorprendente. En resumen, la combinación de aumentos arancelarios con la ley “reduciría, de media, los ingresos después de impuestos y transferencias del 80% más pobre de los hogares estadounidenses. El 10% más pobre de los hogares experimentaría una reducción media de más del 6,5% en sus ingresos, mientras que los más ricos experimentarían un aumento de casi el 1,5%”.

Además, según Yale, según la evaluación convencional, la ley fiscal cuesta 2,4 billones de dólares en su forma actual (que ascendería a cuatro billones de dólares si las disposiciones temporales se vuelven permanentes). Los aranceles implementados a partir del 1 de junio recaudarían 2,4 billones de dólares. Si esta evaluación fuera incoherente (sospecho que los aranceles no recaudarán tanto dinero), la conclusión de Clausing y Lovely de que “como política fiscal, la agenda de Trump se reduce a rebajas de impuestos regresivas, solo parcialmente financiadas por aumentos de impuestos regresivos”, sería correcta.

En su Substack, Paul Krugman concluye que tiene “una visión bastante cínica de las intenciones [republicanas]. Pero este proyecto de ley es tan regresivo que me impactó incluso a mí”. En mi opinión, también tiene grandes dosis de cinismo.

Según una carta de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), una entidad independiente, el número de personas sin seguro médico podría aumentar en 16 millones para 2034, como resultado de los cambios propuestos. También se prevén recortes al programa de cupones de alimentos. No es incorrecto afirmar que muchos morirán para poder permitirse grandes rebajas fiscales para los multimillonarios.

Efecto en el crecimiento

Si asumimos que los Trumponomics prácticamente no tendrán ningún efecto en el crecimiento económico de EEUU, el efecto neto en la posición fiscal de los aranceles más la ley fiscal parece ser una continuación de las tendencias fiscales anteriores. Por lo tanto, los déficits fiscales se mantendrán elevados y la deuda aumentará en relación al PIB. En la Perspectiva Presupuestaria a Largo Plazo 2025-55, la CBO calculó que la proporción de deuda federal pública con respecto al PIB aumentaría del 100% este año al 118% en 2035.

En su libro, Ray Dalio, de Bridgewater, argumenta que la reducción del déficit debe ser del 3%–4% del PIB para estabilizar la ratio de deuda. ¿Es necesario este tipo de ajuste ahora mismo? La respuesta honesta es que nadie lo sabe. Estados Unidos es la economía más grande y dinámica del mundo y emite la moneda de reserva mundial. Esto le otorga un amplio margen de maniobra. Pero nada es eterno. Si la gente pierde la confianza en EEUU, podría verse obligado a refinanciar la deuda en condiciones cada vez más desfavorables. En última instancia, gran parte de esta podría volverse a corto plazo y, por lo tanto, a tipos de interés fijados por la Reserva Federal.

La Fed se vería entonces presionada para mantener bajos los tipos de interés. El impacto de dicha monetización de la deuda, sumada a la represión financiera, podría ser altamente desestabilizador. Como dijo una vez Rudiger Dornbusch, del MIT: “En economía, las cosas se mueven a un ritmo más lento de lo que se cree, y luego ocurren más rápido de lo que uno imagina”.

Decisión sensata

Por lo tanto, la decisión sensata es cambiar de rumbo antes de que sea demasiado tarde. Esto cobra aún más sentido si se ha decidido librar una amarga guerra comercial contra casi todos los acreedores: la dura experiencia de la presidencia de Trump seguramente transformará la percepción mundial de EEUU.

En general, el populismo debería definirse como una forma de política que enfrenta al pueblo contra las élites. Los populistas pueden ser de izquierda o de derecha. El populismo de Trump es evidentemente de derecha, ya que hace hincapié en la cultura, la etnicidad y la nacionalidad. Esto ofrece una excelente excusa para políticas que benefician a la élite plutocrática por encima de casi todos los demás. Pero en un excelente artículo de 2023, Líderes populistas y la economía, Manuel Funke, Moritz Schularick y Christoph Trebesch llegan a dos conclusiones que se pueden aplicar tanto a los populistas de derecha como a los de izquierda: primero, ambos tienden a infligir un daño duradero a la propia democracia; y, segundo, su imprudencia, nacionalismo y ataques a las instituciones tienden a imponer grandes costes económicos.

En Estados Unidos, los dos grandes partidos coinciden en la poca importancia de la prudencia fiscal. Sin duda, los demócratas ya no le ven muchos beneficios, ya que con frecuencia ha propiciado recortes fiscales regresivos.

Por lo tanto, es lógico suponer que el endeudamiento estadounidense seguirá aumentando. Las advertencias de Dalio son, por lo tanto, proféticas. Como dijo el difunto Herbert Stein: “Si algo no puede durar eternamente, se detendrá”. La pregunta es cuándo y a qué precio.


Buen fin de semana.