Comentario de mercado viernes 2 de Septiembre del 2022

Esta semana ha terminado el mes de Agosto con caídas en prácticamente todas las bolsas mundiales, con excepción de Brasil y Japón. El Ibex, pese a caer un -2,50% (-7,35% desde máximos del mes, que empezó con rebotes) resistió las caídas mejor que la mayor parte de índices europeos (EuroSTOXX 50 -5,1%, -7,3% desde máximos del mes) y en Estados Unidos el S&P 500 cayó un -4% y un -8,13% desde máximos del mes, con una inflación que sigue sin dar tregua, el miércoles se publicó el IPC de la Eurozona que marcó un nuevo máximo en agosto, 9,1% general, 4,3% subyacente, extendiéndose las presiones inflacionistasmás allá de energía y alimentos, y muchos analistas ya descuentan que el Banco Central Europeo vaya a subir tipos 75 puntos básicos la semana que viene (8 de Septiembre), lo que mete presión a las bolsas. En Estados Unidos el tipo del bono a 2 años marcó un nuevo récord esta semana desde 2007 en 3,51% y las TIRes a 10 años continúan al alza acercándose a sus máximos anuales, está actualmente en el 3,25% (Reino Unidos ya los ha tocado). Esta semana también hemos tenido malas noticias para crecimiento e inflación (impacto en cadenas de producción) desde China, que anuncia el confinamiento indefinido de Chengdu, 21 millones de habitantes, 1,7% del PIB chino, tras detectar 900 casos de Covid, es el confinamiento más grande desde el de Shangai en abril y mayo.

Este será un fin de semana largo ya que las Bolsas de Estados Unidos cierran el lunes por Labor Day y el mercado estará pendiente de si se reanuda mañana el Nordstream1 después de las labores de mantenimiento (próxima parada prevista para mediados de octubre).

La deuda corporativa vive ya el tercer peor año de su historia:

La guerra en Ucrania, la inflación galopante o la mayor subida de tipos del BCE en 22 años son motivos suficientes para que este 2022 pase a la historia. Pero hay más y uno muy concreto que afecta de lleno al mercado donde se financian las empresas del Viejo Continente.

Los bonos corporativos están teniendo el tercer peor año de la historia para ellos. Lo han conseguido solo con lo sucedido hasta principios de julio, así que les quedan casi seis meses para superar a los otros dos años que por ahora están por encima.

El primero es 2008, cuando estalló la crisis de las hipotecas subprime y Lehman Brothers se hizo añicos, y el segundo es 2011, cuando la tormenta financiera mundial se convirtió en la del euro.

Según un informe de Bank of America en 2022 ha habido 19 días en los que los diferenciales sobre el midswap de la deuda corporativa europea se han movido cinco puntos básicos o más, un movimiento muy raro de ver y que sólo se produce en momentos de intenso estrés. En 2008 y 2011 fueron 25.

Y eso solo en el crédito de mejor calidad (el que tiene el grado de inversión) y haciendo la media entre todos los niveles de ráting, porque las compañías que están en la zona más baja de ese territorio (BBB) han fluctuado mucho más y las primas de riesgo del high yield directamente se han disparado.

Junio es un buen ejemplo de ello. Los diferenciales del crédito corporativo europeo con grado de inversión han escalado 52 puntos básicos (el sexto peor mes de la historia), los de la zona BBB lo han hecho 62 puntos básicos, los del terreno de la B se han ido a 212 puntos básicos y los CCCse han ampliado 300 puntos básicos. Todo eso significa más coste de emisión y un encarecimiento de la financiación corporativa. Y es el resultado directo de la retirada del BCE del mercado después de una década de ayudas extraordinarias, según ese informe de Bank Of America.

En los últimos años el mercado de bonos corporativos en euros ha crecido más que ningún otro en relación con el PIB. A finales de 2009 había menos de 400 emisores de deuda no financiera, con 650.000 millones de euros de deuda emitidos. Ahora la cifra roza los dos billones, vendidos por cerca de 800 entidades. Era la respuesta a un mundo muy bancarizado, con necesidad de buscar vías alternativas de financiación ante el riesgo del sistema financiero. El problema es que le toca seguir funcionando con ese tamaño sin el BCE como comprador principal.

La consecuencia inmediata es un encarecimiento de la financiación para las empresas europeas de mejor calidad y la práctica desaparición de la posibilidad de emitir para las que no tienen tan buena solvencia. El empeño por evitar el sobrecoste o la incapacidad de encontrar compradores han hecho que 2022 sume 27 días de cero emisiones en la zona euro hasta el 25 de julio cuando ni siquiera se han contabilizado los datos de agosto, según los datos de Bloomberg. El año pasado al completo fueron 23.

Las apuestas bajistas de los inversores sobre el euro han alcanzado su nivel más alto desde que la pandemia golpeó Europa hace más de dos años mientras aumenta el riesgo de que los precios de la energía arrastren a la región a una recesión.

Las elevadas apuestas contra el euro también son reflejo de la fortaleza del dólar, debido a las advertencias de la Reserva Federal de que seguirá subiendo los tipos de interés para abordar la creciente inflación incluso en una ralentización de la economía.

                               Eurodólar desde Agosto del 2002.

Además de la amenaza de la recesión, Europa también se enfrenta a la profunda subida de los precios. En la reunión anual de banqueros centrales en Jackson Hole, Isabel Schnabel, miembro del consejo del Banco Central Europeo (BCE), advirtió de que la política monetaria tendrá que continuar siendo dura durante un largo periodo.

Los especuladores aumentaron sus posiciones netas cortas sobre el euro, apostando por su caída, en 44.100 contratos en la semana que finalizó el 23 de agosto, frente a los 42.800 de la semana anterior, según datos de CFTC (la comisión de contratación de futuros) del pasado viernes.

Supone la posición más bajista sobre el euro desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, cuando los inversores mantuvieron posiciones netas cortas de 86.700 contratos mientras la economía de la eurozona se desplomaba.

El euro ya ha caído un 15% y está por debajo del valor del dólar el año pasado. Tocó su nivel más bajo en 20 años ante la mayor subida de los precios mayoristas del gas y la electricidad en Europa por los temores a que Rusia estrangule el suministro de energía.

La subida del gas natural ha provocado que los inversores se replanteen cuánto tiempo seguirá siendo alta la inflación y cómo podría afectar a la economía de la eurozona mientras los productores de fertilizantes o de cristal advierten de que los altos precios del gas están constriñendo la producción. David Adams, jefe de divisas en Morgan Stanley, cree que las apuestas en contra del euro también reflejan el papel del dólar como “puerto seguro en la tormenta” así como el hecho de que Estados Unidos no esté expuesto a la crisis del gas. La debilidad del euro está impulsando la inflación y aumentando el precio de la energía. Los economistas creen que los precios al consumo en la eurozona reflejarán un alza récord del 9% en lo que va de año cuando se publiquen los datos mañana. Algunos ejecutivos del BCE han propuesto aumentar la velocidad a la que sube los tipos para controlar la inflación, afirmando que debería considerarse una subida de 0,75 puntos en su reunión del 8 de septiembre.

Uno de los riesgos de las apuestas de los inversores contra el euro es que la “fuga del dinero” de Europa para invertir en Estados Unidos y otras regiones podría revertirse en los próximos seis a doce meses si el BCE sube tipos, haciendo los bonos de la eurozona más atractivos.

El mercado le da una probabilidad del 60% a que el BCE suba los tipos en 75 puntos básicos en la reunión de la próxima semana, cotizando que alcancen el 2% en Diciembre de este año 2022 (0,5% actual) y el 2,5% en Diciembre del 2023. La consecuencia es la subida de la curva del Euribor (12M +13 puntos básicos hasta el 1,61%), el desplazamiento al alza de la curva alemana (+11 puntos tanto el bono a 2 años, hasta el 1,08%, como el bono a 10 años, hasta el 1,6%). Detrás de este movimiento está la sorpresa por el discurso de Isabel Schnabel, miembro alemán del BCE, que hemos comentado antes donde abogó por endurecer la política monetaria aún en un escenario de recisión. Palabras que han venido acompañadas por varias declaraciones de Gobernadores Nacionales del área euro reclamando contundencia en la subida de tipos.

Os adjunto un gráfico que me llega desde AXA IM y que me ha parecido muy interesante para poner en perspectiva la inflación en Alemania. Se acerca a los niveles post Segunda Guerra Mundial.

Country Garden, el mayor grupo inmobiliario de China, y antes el más seguro, ha comunicado una caída del beneficio del 96%. El beneficio neto cayó a 612 millones de yuanes (88 millones de euros) en el primer semestre, el mayor descenso desde que Country Garden salió a Bolsa en 2007. La suerte del grupo refleja la salud económica de China con más precisión que sus rivales. La compañía se especializa en casas para personas con ingresos bajos y medios, y evita los proyectos de alto riesgo.

La lectura para los rivales más pequeños y especulativos es que algunos de ellos presentarán cifras terribles en las próximas semanas. Ronshine China Holdings, Sino Ocean y Zhenro Properties son algunos de los grupos inmobiliarios que se espera que registren fuertes pérdidas netas. En el caso de Central China Real Estate, la cifra podría ascender a 6.000 millones de yuanes.

Los bancos se llevarán la peor parte. El Banco Industrial y Comercial de China, la mayor entidad de crédito del país, informó el martes de un fuerte aumento de los préstamos morosos en el primer semestre. La tasa de morosidad del sector inmobiliario superó en más de cuatro veces la media del banco. En el Banco de Ahorros Postales de China, la morosidad del sector inmobiliario a finales de junio se multiplicó por 80 en comparación con diciembre.

Los grupos inmobiliarios con un alto nivel de endeudamiento, como Evergrande, seguirán acaparando los titulares. Sin embargo, los inversores han considerado durante mucho tiempo que esta empresa era un caso excepcional. Las noticias moderadamente malas de Country Garden son un presagio más alarmante de la debilidad económica de China y de la amenaza que supone para la rentabilidad de las inversiones.

Esta semana en el mercado de divisas la rápida ascensión de los tipos de la Eurozona sigue favoreciendo la recuperación del Euro. Ayuda el que parezca que se están haciendo los deberes para afrontar la crisis energética, después de que Francia se haya abierto a analizar al proyecto del gasoducto Midcat y han corregido los precios del gas.

                                               Precio del Gas últimos 6 meses.    

Importante esta semana:

La Fed, en línea con lo establecido en la reunión de mayo, empezó ayer la segunda fase en su plan de retirada de estímulos, duplicando su límite máximo de ventas mensuales hasta los 95.000 millones de dólares, 60.000 millones del bono del tesoro y 35.000 millones de cédulas hipotecarias. Hasta el momento las ventas se han centrado en los bonos gubernamentales, con ventas acumuladas en estos tres meses de 68.000 millones (22.600 millones mensuales), lo que es una cifra por debajo de los límites mensuales de 30.000 millones marcado por la Fed. Por otra parte, en el tramo de cédulas hipotecarias los cambios han sido inapreciables debido a que el ritmo de amortizaciones anticipadas se ha reducido ante las subidas de tipos hipotecarios y la Fed ha retrasado el cierre de las ventas para evitar distorsiones en el mercado, por lo que empezaremos a ver reducciones materiales a partir de este mes.

Von der Leyen declaró el lunes que la Unión Europea planea una intervención de emergencia en el mercado de la energía con el fin de contrarrestar las subidas de precios y romper el vínculo entre el gas y la electricidad.

El G7 discute imponer un límite al precio del petróleo ruso. Los ministros de Finanzas del G7 mantendrán conversaciones a lo largo de esta semana para permitir compras de crudo ruso con un límite de precio, medida que aliviaría la tensión del mercado y desgastaría los ingresos rusos procedentes del petróleo. Según un documento de los técnicos de Bruselas, la CE estudia limitar lo que cobran las compañías por energías baratas inframarginales, para controlar el precio de la electricidad (con poco impacto presupuestario) y desaconseja extender la “excepción ibérica” (cap del precio del gas) a toda la UE porque se subsidiaría la generación con combustibles fósiles. A ello se uniría una “reducción coordinada de la demanda” de electricidad en empresas y consumidores privados. Los técnicos advierten de que limitar el precio de la electricidad de las energías inframarginales debería implicar acabar con los impuestos a los windfall profits adoptado o anunciado en algunos países como España. Además, para que las fuentes de generación limpias no pierdan atractivo, plantean crear “incentivos” a la inversión. En todo caso, todo sigue abierto para la reunión de los Ministros de Energía el 9 de septiembre y no es descartable que lo comentado no se acabe realizando ya que supone un riesgo para la transición energética. La opción de desvincular el precio del gas sigue abierta, esto también reduciría la rentabilidad de las energía inframarginales y, seguramente, llevaría a la creación de un déficit de tarifa para compensar a las gasistas. Por otro lado, España reducirá el IVA del gas del 21% al 5% a partir de Otoño, lo que tendrá un coste de 190 millones euros para el Estado.

En Francia, Borne insta al ahorro inmediato de energía para evitar «cortes de gas brutales».

En Reino Unido, el canciller Zahawi planea un paquete de ayuda adicional que se llevarán a cabo con el nuevo primer ministro, e irá dirigido a hogares y empresas con el fin de hacer frente al aumento de los precios de la energía. Por su parte, Liz Truss aprobará nuevas licencias de perforación de petróleo y gas en el Mar del Norte si es elegida Primer Ministro.

El economista jefe del Banco Central Europeo, Philip Lane, llamaba a la calma este martes a poco más de una semana de una nueva cumbre de política monetaria en Fráncfort. Después de que algunos miembros del Consejo de Gobierno de la institución señalaran públicamente la semana pasada que una subida de tipos de 75 puntos básicos estaba sobre la mesa e incluso podía llegar a ser ya conveniente, Lane abogó por un ritmo “firme” en la normalización monetaria. “Un ritmo firme en la normalización monetaria, que no sea ni muy lento ni muy rápido, es importante”, declaraciones que se entienden como una defensa de una subida de 50 puntos básicos, en línea con la que ya se llevó a cabo en julio. El economista jefe del BCE entiende que hay circunstancias en las que ir más rápido puede ser conveniente, pero explica que todavía no se han producido.

“El peor escenario posible sería que las expectativas de inflación a largo plazo dejaran de estar ancladas, lo que sería muy difícil de reparar”, indicó Lane, que señala que las numerosas encuestas e indicadores siguen apuntando a que los agentes económicos creen que la inflación regresará a la zona del 2%. Por lo tanto, en estas circunstancias y ante un contexto macroeconómico incierto, Lane aboga por ir paso a paso en las subidas de tipos. A su juicio, para llegar al mismo destino, es más apropiado ahora hacerlo con varias subidas en distintas reuniones que de golpe.

“La misma subida de tipos en un intervalo de tiempo es menos probable que genere nuevos riesgos para la estabilidad de precios si toma la forma series calibradas de múltiples subidas, más que un número menor de grandes alzas”, es mejor dejar que el sistema financiero “vaya absorbiendo los cambios en los tipos de interés de forma progresiva”.

El martes se publicó la inflación en Alemania que aumentó más de lo esperado y confirmó las elevadas presiones al alza de los precios al consumo. En concreto, el IPC germano preliminar relativo a agosto registró un ritmo de crecimiento de los precios del +7,9% interanual, un repunte de cuatro décimas que lleva a máximos de 40 años. Además, en términos armonizados con la Unión Europea el IPC de Alemania se situó en el +8,8% interanual, tres décimas por encima del mes anterior.

En la Eurozona ayer se publicó el PMI manufacturero se mantuvo en zona de contracción. Está disminuyendo la demanda, con la consiguiente reducción de la producción, puesta al día de los libros de órdenes, incremento de inventarios y ligera destrucción de puestos de trabajo, pero sin que las presiones inflacionistas bajen apenas. Mala perspectiva que se vio corroborara por unos pobres datos de ventas minoristas en Alemania.

En Estados Unidos, por el contrario, se publicó ayer el dato de ISM manufacturero  que mostró una elevada resistencia, con una demanda sostenida en un contexto en el que los cuellos de botella se reducen. De esta forma, aunque todavía elevada, la inflación del sector se reduce.

En China el jueves se publicó en PMI de Caixin que descendió en 0,9 puntos en Agosto hasta los 49,5 puntos, por debajo de las estimaciones de los analistas del mercado (50,00 estimaban).


Aguardan tiempos económicos duros. Martin Wolf. Financial Times.

Los bancos centrales están decididos a volver a controlar la inflación. Este fue el mensaje de Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, y de Isabel Schnabel, influyente miembro del consejo del Banco Central Europeo, en el simposio de Jackson Hole de la semana pasada. Entonces, ¿por qué los bancos centrales insistieron tanto en este mensaje? ¿Tienen razón? Y, sobre todo, ¿qué puede implicar para la política futura y la economía? 

“Es probable que reducir la inflación requiera un periodo sostenido de crecimiento por debajo de la tendencia… Aunque unos tipos de interés más altos, un crecimiento más lento y unas condiciones del mercado laboral más suaves reducirán la inflación, también supondrán cierto dolor para los hogares y las empresas. Estos son los desafortunados costes de reducir la inflación. Pero no restaurar la estabilidad de los precios significaría un dolor mucho mayor”. Fueron las palabras de Powell. De nuevo, Schnabel argumentó que los bancos centrales deben actuar con decisión, ya que las expectativas corren el riesgo de desanclarse, la inflación ha sido persistentemente demasiado alta y los costes de ponerla bajo control aumentarán cuanto más se retrase la acción. Existen riesgos de hacer demasiado y de hacer demasiado poco. Sin embargo, la “determinación” de actuar es mejor opción que la “cautela”. 

No es difícil entender por qué los banqueros centrales dicen lo que dicen. Tienen un claro mandato de controlar la inflación, que no han cumplido. No sólo la inflación general, sino la subyacente (excluyendo la energía y los alimentos no elaborados) se han mantenido por encima del objetivo durante un período prolongado. Por supuesto, este desafortunado resultado tiene mucho que ver con una serie de inesperados shocks de oferta, en el contexto del cambio pospandemia hacia el consumo de bienes, las restricciones en el suministro de energía y la guerra en Ucrania. Pero las tijeras tienen dos hojas: la de la demanda y la de la oferta. Los bancos centrales, en particular la Fed, persistieron durante demasiado tiempo con las políticas ultralaxas de la pandemia, aunque la política fiscal estadounidense también fue demasiado expansiva. 

Malas interpretaciones 

En un importante análisis, Ricardo Reis, de la London School of Economics, señala cuatro razones por las que esto ocurrió. En primer lugar, los bancos centrales interpretaron repetidamente los shocks de oferta como problemas temporales, no como golpes casi permanentes a la producción potencial. En segundo lugar, interpretaron mal las expectativas a corto plazo, centrándose demasiado en la media y no en el cambio hacia expectativas más altas en los extremos superiores de la distribución. En tercer lugar, tendieron a considerar la credibilidad como un pozo infinitamente profundo, en lugar de uno poco profundo que debe rellenarse rápidamente. Por tanto, no observaron que las distribuciones de las expectativas de inflación a largo plazo también se estaban desplazando en su contra. Por último, su creencia en un tipo de interés neutro bajo les llevó a preocuparse demasiado por la deflación y muy poco por el retorno de la inflación. Un factor central es que todos estos fueron errores intelectuales. También lo ha sido, en mi opinión, la falta de atención a los datos monetarios. 

En esencia, los bancos centrales están tratando de ponerse al día porque temen arriesgarse a perder credibilidad y, si lo hicieran, los costes de recuperarla serían mucho más altos que los de actuar ahora. Este temor se ve reforzado por los riesgos para la inflación salarial derivados de la combinación de una elevada inflación de precios con mercados laborales fuertes. El hecho de que el alza de los precios de la energía eleve el coste de prácticamente todo hace que el riesgo sea mayor. Esto podría iniciar una espiral precios-salarios. 

Tienen razón al emitir este juicio. El paso a una época de inflación elevada e inestable como la de los años 1970 sería una calamidad. Sin embargo, existe el riesgo de que la desaceleración de las economías causada por la combinación de la caída de los ingresos reales y el endurecimiento de las condiciones financieras provoque una desaceleración innecesariamente profunda. Una parte del problema es que calibrar el endurecimiento monetario es especialmente difícil hoy en día, porque implica subir los tipos a corto plazo y reducir los balances al mismo tiempo. Otra mayor es que los responsables políticos no se han enfrentado a algo así en cuatro décadas. 

En EEUU existe una visión especialmente optimista de la “desinflación inmaculada” promulgada por la Fed. El debate se centra en si es posible reducir la presión del mercado laboral disminuyendo las vacantes sin elevar el desempleo. Un importante documento de Olivier Blanchard, Alex Domash y Lawrence Summers sostiene que esto no tendría precedentes. La Fed ha respondido diciendo que nada de lo que ocurre ahora tiene precedentes, así que, ¿por qué no esto también? En respuesta, los autores del documento insisten en que no hay ningún buen motivo para creer que las cosas no tienen precedentes. Piénsenlo: ¿cómo se puede esperar que un ajuste monetario general sólo afecte a las empresas con vacantes? Seguramente también afectará a empresas que tendrían que despedir a sus trabajadores. 

Si es probable que el endurecimiento previsto de la política monetaria genere una recesión en EEUU, ¿qué podría ocurrir en Europa? La respuesta es que es probable que las recesiones en la zona euro sean profundas dado que el impacto del precio de la energía es muy grande. Tampoco en este caso el equilibrio entre el impacto en la oferta y la demanda está claro. Si el impacto de la subida de los precios de la energía en la oferta es mayor que en la demanda, también habrá que frenar ésta. 

La política monetaria desempeñará un papel en la historia europea. Pero el núcleo de la crisis actual es el shock energético. Los bancos centrales no pueden hacer nada directamente sobre estos trastornos económicos reales. Deben atenerse a su mandato de la estabilidad de precios. Pero hay que hacer un gran esfuerzo para proteger a los más vulnerables de la crisis. Además, entre éstos no sólo habrá personas, sino también países. Será necesario un alto nivel de cooperación fiscal en la zona euro. La comprensión política de la necesidad de solidaridad dentro de los países y entre ellos es una condición previa. 

Ha llegado una tormenta desde el Este de Europa. Hay que capearla. La mejor manera de hacerlo será objeto de futuros artículos.


Se acerca un mundo posdólar. R. Sharmaz. Presidente de Rockefeller International.

Este mes, cuando el dólar subió a niveles que no se veían desde hace casi 20 años, los analistas invocaron el viejo argumento de Tina (acrónimo en inglés de No hay alternativa) para predecir más ganancias para el poderoso dólar.

Lo que sucedió hace dos décadas sugiere que el dólar está más cerca de tocar techo que de repuntar más. Incluso cuando las acciones estadounidenses cayeron cuando estalló la burbuja de laspuntocom, el dólar siguió subiendo antes de entrar en una caída que comenzó en 2002 y duró seis años.

Un punto de inflexión similar puede estar cerca. Y esta vez, la caída de la moneda estadounidense podría durar aún más.

Ajustado o no a la inflación, el valor del dólar frente a otras divisas de referencia se encuentra ahora un 20% por encima de su tendencia a largo plazo y superan el máximo alcanzado en 2001. Este auge cumple el undécimo año. Además, los desequilibrios fundamentales son un mal augurio para el dólar.

Cuando un déficit por cuenta corriente se mantiene persistentemente por encima del 5% del producto interior bruto, es buena señal de que se avecinan problemas financieros. Eso es más cierto en los países desarrollados, donde estos episodios son raros y se concentran en naciones propensas a las crisis, como España, Portugal e Irlanda.

El déficit por cuenta corriente de EEUU está ahora cerca de ese umbral del 5%, que solo lo ha superado una vez desde 1960. Eso fue durante la caída del dólar después de 2001.

Las naciones ven cómo sus monedas se debilitan cuando el resto del mundo ya no confía en que pueden pagar sus cuentas. EEUU debe al mundo 18 billones de dólares netos, el 73% de su PIB, muy por encima del umbral del 50%, que en el pasado ha avanzado crisis monetarias.

Los inversores tienden a alejarse del dólar cuando la economía estadounidense se desacelera en relación con el resto del mundo. En los últimos años, EEUU ha estado creciendo significativamente más rápido que la media de otras economías desarrolladas, pero está a punto de crecer más lentamente que sus pares en los próximos años.

Si el dólar está cerca de entrar en una recesión, la pregunta es si ese período dura lo suficiente y es lo suficientemente profundo como para amenazar su estatus de moneda más confiable del mundo.

Fin del reinado

Desde el siglo XV, los últimos cinco imperios globales han emitido la moneda de reserva mundial, la más utilizada por otros países, durante un promedio de 94 años. El dólar ha tenido estatus de reserva durante más de 100 años, por lo que su reinado ya es más antiguo que el de la mayoría.

El dólar se ha visto reforzado por la debilidad de sus rivales. El euro ha estado socavado repetidamente por las crisis financieras, mientras que el yuan está muy controlado por un régimen autoritario. Las alternativas están ganando terreno.

Más allá de las cuatro monedas grandes (de EEUU, Europa, Japón y Reino Unido) se encuentra la categoría de “otras monedas”, que incluye al dólar canadiense y australiano, al franco suizo y al yuan. Ahora representan el 10% de las reservas mundiales, frente al 2% en 2001. Sus ganancias, que se aceleraron durante la pandemia, se han producido principalmente a expensas del dólar estadounidense. La participación del dólar en las reservas de divisas es ahora del 59%, la más baja desde 1995.

Las monedas digitales pueden verse maltratadas ahora, pero siguen siendo una alternativa a largo plazo.

Mientras tanto, el impacto de las sanciones de EEUU sobre Rusia demuestra su influencia sobre un mundo impulsado por el dólar, lo que inspira a muchos países a acelerar su búsqueda de opciones. Es posible que el próximo paso no sea hacia una única moneda de reserva, sino hacia bloques monetarios.

Las economías más grandes del Sudeste Asiático liquidan cada vez más los pagos entre sí directamente, evitando el dólar. Malasia y Singapur se encuentran entre los países que están haciendo arreglos similares con China, que también ofrece apoyo en yuanes a las naciones que tienen dificultades financieras. Bloques monetarios

Bloques monetarios

Los bancos centrales de Asia a Oriente Medio también están estableciendo líneas de intercambio de divisas bilaterales con la intención de reducir la dependencia del dólar.

Hoy, como en la era de las puntocom, el dólar parece estar beneficiándose de su papel de refugio seguro, con la mayoría de los mercados del mundo en liquidación. Pero los inversores no se apresuran a comprar activos estadounidenses. Están reduciendo su riesgo en todas partes y manteniendo el efectivo resultante en dólares.

Este no es un voto de confianza en la economía estadounidense, y vale la pena recordar que los analistas alcistas ofrecieron la misma razón para comprar acciones tecnológicas en sus valoraciones máximas recientes: no hay alternativa. Eso terminó mal. Tina nunca es una estrategia de inversión viable, especialmente cuando los fundamentos se están deteriorando.

Así que no se deje engañar por el dólar fuerte. El mundo posdólar está llegando.


El empobrecimiento inflacionista no cesa. José María Rotellar.

Una lectura rápida de los datos del indicador adelantado del IPC de agosto, quedándonos sólo con el dato anual del IPC general, podría confundirnos y creer que los precios bajan. Sin embargo, si profundizamos vemos que no es así: aunque la tasa interanual baja cuatro décimas, hasta el 10,4%, no sólo sigue siendo muy elevada, sino que simplemente es menor por el efecto estadístico que se produce al comparar con el mes de agosto de 2021, cuando la inflación ya había empezado a subir de manera más importante, pero no se frena, sino que los precios siguen escalando.

Eso lo podemos comprobar al analizar la tasa mensual, que crece una décima, hecho que muestra que los precios siguen subiendo, y con cierto brío, frente al dato de julio, ya que en dicho mes la tasa mensual descendió en tres décimas y en agosto, según el indicador adelantado, ha subido una. Por tanto, los precios en el mes de agosto se han comportado cuatro décimas al alza sobre la variación experimentada en julio. Es decir, los precios no ceden, sino que aumentan. De hecho, desde noviembre de 2020, cuando empezó a repuntar el IPC, la inflación ha subido un 13,7% hasta este mes de agosto.

Por otra parte, además de por el efecto estadístico, la bajada interanual se produce sólo por el descenso en el precio de los carburantes, que sigue siendo muy alto, pero con importante subida del resto de la energía, de los alimentos, de la restauración y del turismo, elementos, todos ellos, muy importantes en la cesta de productos y servicios del consumidor para su día a día.

Esto se ve muy claro si sacamos del índice los productos energéticos y los alimentos no elaborados, es decir, si analizamos la inflación subyacente, que es la que realmente importa de manera estructural. Pues bien, lo que podemos observar es que la subyacente crece tres décimas, hasta el 6,4%, impulsada por el incremento de los precios de los alimentos, que es uno de los elementos que más afecta a todos los ciudadanos, especialmente a las rentas bajas. Es la más alta desde enero de 1993, hace casi treinta años. El empobrecimiento inflacionista no cesa.

Es lógico –y, sobre todo, deseable– que la inflación interanual vaya descendiendo, porque si siguiese aumentando en su nivel querría decir que los incrementos interanuales superan a los aumentos interanuales del año anterior, y así sucesivamente, con lo que entonces nos introduciríamos en una situación hiperinflacionista y, gracias a Dios, no hemos llegado a eso –y esperemos que no lleguemos nunca–.

Inflación estructural

Ahora, los precios siguen subiendo y el elevado retraso que se ha producido en la reacción de los bancos centrales, especialmente el que rige nuestra política monetaria, el BCE, ha permitido que la inflación se haya enroscado en toda la cadena de valor, convirtiéndose ya, en muchos, casos, en estructural, con unas subidas de los precios de los alimentos entre el 15% y el 20% –y en algunos casos, más–, que merma la capacidad de compra de las familias. Al mantener durante más tiempo la liquidez abundante, no ha provocado ningún ajuste y, con las reglas fiscales suspendidas, el sector público sigue aumentando el gasto de manera exponencial, tremendamente irresponsable en el caso del Gobierno español, lo que tensa más los cuellos de botella y presiona al alza los precios.

Adicionalmente, dicho retraso en la aplicación de una política monetaria restrictiva hace que las medidas que se han de adoptar ahora sean más intensas y duras de lo que tendrían que haber sido si se hubiesen adoptado hace un año o, al menos, a comienzos de 2022, con lo que el impacto negativo en la economía será mayor, con un incremento superior al que entonces habría sido necesario en los tipos de interés, que encarece la financiación de todos los agentes económicos: limitará la capacidad de maniobra del sector público, que tendrá que reducir otros gastos esenciales para pagar el mayor coste de la deuda; las empresas podrán financiarse peor y más caro, elemento que estrangulará a las pymes; y las familias verán cómo, tras la pérdida de poder adquisitivo por la inflación, vuelven a perder renta disponible para el consumo y el ahorro por la subida de las cuotas hipotecarias al incrementarse los tipos de interés.

Por tanto, por una parte, los precios siguen en niveles muy elevados, tercer mes en doble dígito, con una subyacente que no para de escalar impulsada por los precios de los alimentos, que está asfixiando a los ciudadanos, mientras el Gobierno se niega a deflactar el IRPF y bajar impuestos y recauda más de 16.500 millones adicionales con el estrangulamiento de los ciudadanos por la inflación. Por otra, la situación económica no sólo no mejora, sino que empeora, con riesgo de enquistamiento ante un otoño que se presenta muy difícil.

Por eso, es más necesario que nunca seguir por la senda de la ortodoxia monetaria, así como recuperar la ortodoxia fiscal y presupuestaria, que acabe con el derroche de recursos públicos y con el terrible endeudamiento que padecemos, al tiempo que es urgente que se pongan en marcha reformas estructurales profundas que dinamicen la economía con flexibilidad.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 26 de Agosto 2022

Los miedos a una posible ralentización y recesión como consecuencia de la acción de la FED y del BCE siguen dominando el panorama de los mercados. Continúa el debate sobre si la Fed subirá 50 o 75 puntos básicos los tipos en su próxima reunión del 21 de Septiembre, tras la moderación de la inflación vista en julio, 8,5% frente al 9,1% anterior, con los analistas del mercado apostando por una subida de 75 puntos (probabilidad 90%), aunque el tono más cauto “hawkish” de las Actas de la Fed y de las declaraciones de varios miembros ha llevado al mercado a situar el techo de la subida de tipos en 3,75% en el primer trimestre del 2023 y a retrasar el inicio de bajadas a finales de 2023, presionando al alza las rentabilidades de los bonos soberanos en agosto (el bono a 10 años americano ha subido 40 puntos básicos hasta el 3,05%). La falta de tendencias e interpretaciones mantienen a la mayoría de los inversores a la espera y con poca actividad.

En Asia las acciones de otro gigante inmobiliario Logan Group Co. se desplomaron poniendo de nuevo de manifiesto la poca solidez de este sector y que en cierta manera está lastrando el desarrollo económico en China.

Precio acción de la compañía china Logan Group últimos 5 años.

Los precios europeos del gas aumentaron este lunes por la noche un 13%, hasta alcanzar nuevos niveles récord y habiendo duplicado su cotización en el último mes. El reciente anuncio de cierre, por tres días, del gasoducto Nordstream, reaviva los temores a un cierre definitivo y la entrada en recesión de la economía europea. En este contexto, el euro perdía la paridad con el dólar y cedió hasta el 0,9908, mínimo de los últimos 20 años. La libra esterlina, por su parte, se mantiene sin cambios en el cruce con el euro, en niveles de 0,845 euros por libra, pese a los análisis que apuntan a estudios que sitúan los niveles de inflación futuros en el entorno del 18% y facturas energéticas de 350 libras mensuales.

               Natural Gas Futures (HH) last 5 years.

Según BCA RESEACH, el dólar está un 30% sobrevalorado frente al PPP (Purchasing Power Parity). Desde 1985 no se veía el dólar tan caro. Cuando el dólar estaba a estos niveles en el año 1985 el eurodólar cotizaba a 0,66 y pasó a cotizar a 1,32 a finales de 1987.

En el universo de la deuda pública, crecen las apuestas bajistas contra la deuda italiana. Según cifras facilitadas por S&P Global Market Intelligence, en el mes de agosto se reforzaron las apuestas bajistas contra la deuda pública transalpina, totalizando más de 39.000millones de euros en el peor mes desde enero del año 2008. Estas apuestas reflejarían el incremento de los temores asociados al desenlace electoral del próximo mes, en donde la nacionalista Giorgia Meloni parte como favorita en las encuestas. Meloni es partidaria de revisar el plan de recuperación de la U.E., que había asignado al país mediterráneo 200.000 millones de euros.

Rentabilidad del bono a 10 años italiano últimos 5 años.

Agosto y Jackson Hole son sinónimos en política monetaria. Cada año, los inversores buscan en el gran simposio que celebra la Reserva Federal de Kansas nuevas pistas sobre la visión de los grandes bancos centrales del mundo.

Y este año no será menos, con la invasión de Ucrania, el shock energético, la inflación disparada y las autoridades monetarias subiendo los tipos de interés a toda velocidad. Precisamente, este último asunto será el que capte la atención de los mercados, que tratarán de descifrar el mensaje de los ponentes para adelantar los próximos movimientos. Porque la cita en Jackson Hole, que comienza hoy y se extiende hasta el sábado, llega en un punto de inflexión de la política monetaria.

En Estados Unidos, la inflación podría haber tocado techo y, aunque sigue extremadamente elevada, bajó en julio más de lo esperado, por lo que la Fed podría optar por levantar el pie del acelerador. Tras acometer dos subidas consecutivas de tipos de 75 puntos básicos, algunos analistas ya hablan de que podría reducir el ritmo en Septiembre a una subida de 50 puntos básicos. Aunque las declaraciones de los miembros de la Fed esta semana siguieron siendo hawkish. Así, Kashkari, presidente de la Fed de Minneapolis, declaró ayer que está «muy claro» que se necesita una política monetaria más restrictiva para controlar la inflación. En este mismo sentido, según las actas de la última reunión del FOMC se supo que tanto Bullard, presidente de la Fed de Saint Louis, como él apoyaron una subida de 100 puntos básicos en el mes de julio.

El discurso de Powell, que tendrá lugar hoy a las 16:00 será el plato fuerte del evento, que este año llevará por título Revisando las limitaciones de la economía y la política monetaria.

El simposio de Jackson Hole, además, será el primero con carácter presencial desde el celebrado en 2019, después de que la pandemia forzase a celebrarlo de forma telemática los últimos dos años.

Pero que la Fed pueda rebajar el ritmo de las subidas de tipos no es todo lo positivo que los mercados han anticipado en las últimas semanas. Con la inflación todavía por encima del 8%, más de cuatro veces por encima del objetivo de la institución, parece difícil que se vean recortes del precio del dinero en 2023. El presidente de la Fed podría telegrafiar hoy una postura menos agresiva, pero igualmente contractiva.

El mensaje de Jerome Powell, presidente de la Fed, hoy en la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole decantará, a corto plazo, el rumbo de las bolsas. Wall Street registró el miércoles la jornada con menor actividad del año.

Más allá del movimiento general de la renta variable, hay valores que se juegan más con los mensajes que salgan de Jackson Hole. En principio, serían los más sensibles a los tipos de interés, ya que lo que se dirime es el ritmo y la intensidad del encarecimiento monetario, la mayor preocupación ahora para los inversores.

Pero puesto que los banqueros centrales hablarán también del control de la inflación y los riesgos para el crecimiento, todas las cotizadas se verán implicadas. No obstante, que cabe prever distintas reacciones, en función del escenario que dibuje hoy la Fed.

  1. -Mensaje duro. Un mensaje duro de Powell empeoraría el escenario, pero no diferiría mucho de la afectación actual en la que apenas salvan el año los sectores relacionados con la energía petróleo y gas. Para el resto de sectores, sería perjudicial, ya sea por el aumento que supondría en los gastos de financiación, ya sea por el impacto que una situación recesiva a mayor escala supondría en todo lo relacionado con el consumo. El interés de los inversores se centraría en sectores defensivos, como telecomunicacionessalud y servicios públicos.
  2. Mensaje suave. Si Powell adopta una “línea más suave”, a lo que el mercado otorga menos posibilidades, subirían los sectores que se han quedado atrás en el año: tecnologíaconsumo cíclico y comercio minorista. Podría llevar a la Bolsa estadounidense, donde tienen gran peso las compañías tecnológicas, una recuperación importante, al menos en un primer momento, que serviría de apoyo para las europeas, o al menos para quitarles presión.

De hecho, el sector energético está dando señales de sobrecompra que suelen preceder a correcciones.

Importante esta semana:

En Estados Unidos los datos de actividad económica de la Fed de Chicago mejoran en julio. Tras dos meses con el indicador en negativo, que significa que el crecimiento en esos meses se encontraba por debajo de la tendencia, en el mes de julio vuelve a ser positivo indicando que la actividad económica se resintió menos el pasado mes. No obstante, de los 85 indicadores que agrega el índice 30 han mostrado peores resultados que el mes pasado y solamente 5 de ellos han mejorado.    

Los indicadores adelantados de actividad de Alemania (IFO) y confianza empresarial francesa publicados ambos ayer se mantuvieron en niveles bajos anticipando la contracción del PIB y con unas expectativas de recuperación muy reducidas. El principal problema es el riesgo de interrupción del suministro energético. De esta forma, las bajadas en las tasas de incremento de los precios industriales (España +40% interanual en julio vs +43% en junio y +47% en marzo) no genera confianza ante las recientes subidas de los precios del gas y la electricidad.

En la Eurozona, ayer se publicaron las Actas del BCE correspondientes a la reunión del 21 de julio sugirieron dos aspectos importantes, por un lado, que los miembros son proclives a subir tipos de interés en 50 puntos básicos en la próxima reunión de septiembre y por otro, que el uso de la herramienta antifragmentación aún requiere un acuerdo total para su despliegue en caso de estrés en las primas periféricas. Según las Actas, el BCE cree que la mitad de la depreciación del euro frente al dólar se atribuye a la divergencia de políticas monetarias.

El Banco Central Europeo reconocía ayer que las subidas de tipos pueden causar una crisis de deuda. Según Philip Lane, economista jefe del BCE, la normalización de la política monetaria podría detonar un episodio de fragmentación en el mercado de bonos, motivo por el cual el organismo anunció en julio una nueva herramienta para combatir este riesgo.

El martes se publicaron los PMIs de la eurozona, que se situaron en niveles de contracción económica, por debajo de 50.

La economía europea empieza a hacer agua y apunta a la temida contracción que de la que muchos economistas alertaban tras el estallido de la invasión de Ucrania, que ha intensificado la espiral inflacionista que a su vez ha provocado una subida de los tipos de interés. Los últimos datos del Índice de Gestores de Compras de la eurozona (PMI), que publicó el martes la agencia de ráting Standard & Poor’s “sugieren que la economía se está contrayendo en el tercer trimestre del año”, debido fundamentalmente a que la subida de precios lamina el poder adquisitivo de las familias, lo que ha provocado que dejen de entrar nuevos pedidos a las empresas y que estas aprovechen para dar salida a unas mercancías que se amontonan en los almacenes, lo que ya llevado a que muchas empresas ni se planteen seguir contratando en los próximos meses. Y esta parálisis laboral, a su vez, vuelve a golpear a la demanda interna en un círculo vicioso del que será muy difícil escapar, debido al taponamiento de la vía de escape que podría haber supuesto el sector exterior.

En concreto, el PMI compuesto de la eurozona cayó de 49,9 puntos en julio a 49,2 enteros en agosto, de acuerdo con el dato publicado ayer. Un dato por debajo de 50 apunta una contracción de la economía y, aunque la cifra actual está relativamente cerca de este umbral, la tendencia es muy negativa desde los cerca de 60 puntos registrados el año pasado. De hecho, este indicador no se situaba en terreno contractivo desde hace año y medio, coincidiendo con las fuertes restricciones sanitarias que tuvieron lugar en la tercera ola del coronavirus.

Hay varios elementos que están lastrando la actividad. Desde los cuellos de botella que se habían venido produciéndose en numerosos sectores desde hace tiempo, que han provocado un fuerte encarecimiento de los precios y la consiguiente evaporación de buena parte de la demanda hasta la pérdida de poder adquisitivo en general, que ha llevado al descenso del consumo de aquellos bienes y servicios de los que es más fácil de prescindir, además de aquellos sectores que implican una apuesta a largo plazo, como es el caso de la construcción, golpeada por la incertidumbre y la subida de los tipos de interés.

Todo ello, a su vez, está paralizando la creación de empleo, “puesto que las firmas están cada vez menos predispuestas a contratar personal adicional a causa de la reducción de los nuevos pedidos y del sentimiento empresarial relativamente débil”. De hecho, se antoja muy complicado que el empleo vuelva a crecer en un momento en el que la caída de los pedidos está llevando a que las empresas pongan más énfasis en dar salida a las existencias ya acabadas, que se han incrementado en los últimos meses, que en aumentar la capacidad productiva. La nota positiva, no obstante, es que la relajación de la demanda está reduciendo las presiones inflacionistas, lo que puede ayudar a ralentizar el avance de los precios en los próximos meses.

Por países, Alemania es el gran enfermo de la eurozona, con un dato de 47,6 puntos, medio punto menos que el mes de julio, mientras que Francia queda en una mejor situación, con 49,8 puntos, si bien puede ser que esta posición se deba al turismo, ya que la industria está muy tocada, en 44,4 puntos. Aunque los datos del resto de países no se publicarán hasta la semana que viene, estas cifras no auguran nada bueno, ya que Alemania es el motor de la actividad en la eurozona y el principal socio comercial de casi todos los países del euro.

En España este lunes la Airef publicaba un informe en el que anticipa un retroceso del PIB español en el tercer trimestre. El modelo en tiempo real de la Airef (MIPred) ya refleja un retroceso del PIB en el tercer trimestre del año del -0,2% tras los indicadores publicados la semana pasada, aunque aún faltan un 80% de los datos que usará el modelo durante este trimestre. De cumplirse esta predicción, la economía española se encontraría aún más de un 2% por debajo del PIB previo a la pandemia, nivel que no recuperaría hasta bien entrado el año 2023.

Una noticia positiva en cuanto al turismo en España fue el dato publicado el jueves de que las pernoctaciones en julio se situaron casi al nivel de julio 2019.  El número de visitantes en julio se situó casi (-2%) al nivel del mismo des de 2019, si bien los precios están muy por encima (+21%). Los datos mejoran muy significativamente frente a 2021 (+61%) y confirman la tendencia a recuperar los niveles de 2019 frente a los trimestres anteriores, 1T22 (-22%) y 2T22 (-6%). El turismo internacional se recupera a niveles precrisis, suponiendo dos tercios del total de las pernoctaciones (44% en 2021). Los principales países que aportan turismo fueron Reino Unido (17% del total y al mismo nivel de 2019), Alemania (11% del total y -8% vs 2019) y Francia (5% del total y por encima de 2019).


Arabia Saudí ha advertido de un potencial recorte de la producción de la OPEP+. El ministro de energía saudí ha avisado de que la extrema volatilidad y falta de liquidez están desconectando al mercado de futuros del crudo de sus fundamentales, requiriendo una posible intervención de la OPEP+ en su reunión de septiembre. Entretanto, los envíos de crudo de Rusia han subido durante la pasada semana, recuperando niveles previos al anuncio de sanciones europeas del mes de abril.

China ha planteado esta semana 29.000 millones de dólares en préstamos especiales a promotores. El gobierno chino podría estar preparando un nuevo programa de préstamos para soportar al sector inmobiliario, cuyo importe (200.000 millones de yuanes, equivalentes a 29.000 millones de dólares) supondría el mayor compromiso financiero de Beijing desde el comienzo de la crisis. En las últimas semanas, algunos promotores habían comenzado a boicotear los pagos de sus préstamos por no poder hacer frente, a su vez, a los impagos de Evergrande.

Occidente animaba el miércoles a Ucrania a recuperar Crimea al cumplirse seis meses de la invasión. El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, animó a seguir incrementando la presión internacional sobre el presidente Putin al igual que recordaba que Crimea debe ser parte del territorio ucraniano. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, por su parte recordaba que la alianza “estará todo el tiempo que sea necesario con Ucrania” con vistas a recuperar su integridad territorial.


La recesión se cierne sobre Europa. José María Rotellar.

La publicación este martes de los datos del índice PMI de agosto, tanto para la zona euro como para las dos principales economías de la UE, confirma que parece que la economía europea avanza inexorablemente hacia un entorno recesivo. Por una parte, la actividad total de la zona euro se reduce durante dos meses consecutivos, ya que el PMI compuesto baja 7 décimas, hasta los 49,2 puntos, el peor registro en año y medio, que apuntala la tendencia bajista y ahonda en la posición del índice por debajo de la barrera de los 50 puntos, que marca la diferencia entre la expansión de la economía y la contracción de la misma –más de 50 puntos y menos de 50 puntos, respectivamente–. Aunque se reduce una décima el PMI manufacturero y se sitúa en 48,7 puntos –el menor nivel en más de dos años–, la principal presión descendente este mes la ha aportado el PMI del sector servicios, que disminuye un punto, hasta los 50,2, al borde de la recesión en dicho sector, motor, no lo olvidemos, de las economías desarrolladas, como es el caso de la eurozona.

De esta manera, este dato de agosto apunta a una contracción de la zona euro en el tercer trimestre, donde el sector manufacturero no levanta cabeza, al tiempo que se disipa la recuperación del sector servicios tras el levantamiento de restricciones de la pandemia, ya que el incremento del nivel de precios y el empeoramiento de expectativas, así como el efecto que tendrá la subida de tipos de interés en la eurozona, no sólo han borrado dicha recuperación, sino que deja al sector servicios a las puertas de la contracción.

Esa caída que ya se ve en el sector manufacturero está provocando una acumulación indeseada de existencias, que llevará a que la producción se reduzca en los próximos meses para evitar costes de almacenamiento y de potencial deterioro de las mercancías, con lo que, a menor producción, menor actividad, y a menor actividad, menor nivel de empleo. Si cae el nivel de empleo, disminuirá la renta disponible de los agentes económicos, que hará descender más el consumo; esta nueva caída del consumo hará que la producción caiga de nuevo, y vuelta a empezar.

Todo ello acompañado de un incremento del gasto público por mayores prestaciones de desempleo y caída de la recaudación por menor actividad –aunque la compense, en parte y durante un tiempo, el incremento de la misma derivado de la inflación–, con lo que la presión sobre el déficit y la deuda se intensificará.

Esa caída de la economía de la zona euro viene impulsada por el deterioro de sus dos principales economías –Alemania y Francia–. De esa manera, en Alemania el PMI compuesto baja en agosto hasta los 47,6 puntos; es decir, se reduce en medio punto desde julio, con una pérdida de 1,5 puntos en el PMI del sector servicios, hasta los 48,2 puntos, el peor dato en año y medio. Esta bajada del PMI del sector servicios es tan importante que no puede ser compensada por la ligera mejoría del PMI manufacturero –medio punto, pero manteniéndose en contracción, al situarse en 49,8 puntos–. Todo indica que en la segunda mitad del tercer trimestre el deterioro de la economía alemana, tras este mal dato de agosto, puede acelerarse.

Por su parte, el PMI compuesto de Francia se contrae y baja hasta los 49,8 puntos, con una disminución de casi dos puntos, también el peor dato en año y medio. Esta bajada también se ve impulsada por el descenso de más de dos puntos en el PMI del sector servicios, con un retroceso del PMI manufacturero de medio punto, hasta los 49 puntos.

Estos datos dibujan un panorama que incrementa su dificultad de cara al otoño para el conjunto de la economía internacional, pero especialmente para la economía europea, mucho más dependiente energéticamente, con una inflación muy elevada –donde la liquidez abundante combinada con una suspensión de las reglas fiscales han presionado los precios artificialmente al alza– y con una actual subida de tipos de interés que, al haberse producido con mayor retraso respecto a la decisión de la Reserva Federal, es probable que tenga que ser más intensa en un espacio de tiempo más breve, elemento que acelerará en el corto plazo la contracción económica.

Para España no se han publicado datos del PMI de agosto –a principios de septiembre está prevista dicha publicación–, pero los datos de julio, pese a que el PMI del sector servicios se comportó mejor de lo esperado (aun descendiendo ligeramente sobre el dato de junio), muestran que el PMI manufacturero español cayó por debajo de 50, hasta los 48,7 puntos, lo que llevó al PMI compuesto hasta los 52,7, de manera que aunque el PMI de servicios de agosto pueda resistir por efecto estacional, todo apunta a que el descenso del índice compuesto puede ser importante.

Adicionalmente, el precio de la energía en España, pese a no tener tanto problema de suministro como en otros países de la UE, impacta de manera muy importante en el coste de familias y empresas, transmitiéndose dicho incremento de precios a toda la cadena de valor, con lo que disminuye considerablemente el poder adquisitivo de las familias y la competitividad de las empresas, dado que España es la economía con mayor inflación de entre las cuatro grandes economías de la eurozona.

Ese incremento está deteriorando profundamente la balanza comercial por el encarecimiento de las importaciones, cuyo contravalor en dólares –que se aprecia– y la inelasticidad de la demanda por el alto componente energético de las mismas hacen que se vuelva negativa, con lo que, de seguir así, provocará una balanza financiera positiva, que implicará una posición deudora neta de España respecto del resto del mundo en un momento complejo. Esto se recrudecerá en el caso de que se confirme el retroceso de las economías alemana y francesa, ya que el descenso del consumo en ellas nos afectará vía unas menores importaciones en dichos países, que tiene su espejo en una reducción de nuestras exportaciones hacia ellos.

Múltiples desequilibrios

Todo hace que el entorno económico español sea el que más pueda deteriorarse debido a los múltiples desequilibrios acumulados e intensificados en los últimos años, como la ausencia completa de reformas estructurales que dinamicen la economía, un gasto estructural acrecentado, un déficit que se cronifica de manera permanente en los niveles del 5% de la actividad económica y una deuda del 115% del PIB, junto con una inseguridad jurídica creciente, originada, entre otras cuestiones, por los últimos impuestos creados, que puede dar lugar a una doble imposición, además de empeorar la actividad económica.

No es de extrañar que, con este panorama, la AIReF, en su Modelo Integrado de Predicción a corto plazo de la economía española (modelo MIPred), prevea una caída de la economía nacional para el tercer trimestre del 0,2% con los datos disponibles de julio. Habrá que esperar a contar con más datos del trimestre, pero si en julio apunta a un deterioro, no parece que el trimestre pueda mejorar mucho. De confirmarse dicha caída en el tercer trimestre, abriría la puerta a que la economía española entrase en recesión en el cuarto, antes de lo previsto. Por ello, urge un cambio en política económica que impulse reformas –una energética racional, sobre todo–, disminuya el gasto, no suba impuestos y acelere el retorno a la senda de estabilidad presupuestaria, que, al mismo tiempo, ayudará en el corto plazo a la política monetaria a reducir los precios.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado Viernes 22 de Julio del 2022.

El euro se ha apreciado esta semana ligeramente después de llegar a hacer un mínimo de 0,995 dólares por euro el pasado 14 de Julio, ayer llegó a cotizar en niveles de 1,0278 tras la decisión del Banco Central Europeo de subir los tipos 50 puntos básicos, pero las dudas sobre Italia impidieron una mayor subida y ha vuelto a situarse por debajo del nivel del 1,02 eurusd actualmente está en 1,0182.

                              Gráfico Eurodólar últimas 10 sesiones.

Importante esta semana:

Lo más importante de la semana fue la reunión del Banco Central Europeo en el que se tomó la decisión histórica de subir los tipos de interés 50 puntos básicos, primera subida desde 2011. Como digo, el Consejo del BCE finalmente anunció una subida de tipos de 50 pb este mes de julio, con el objetivo de cumplir con su mandato de mantener la estabilidad de precios, a pesar de que, hasta ahora, la Autoridad Monetaria había defendido un movimiento de 25 puntos básicos. De esta forma, dadas las crecientes presiones inflacionistas, el Consejo consideró adecuado dar un primer paso en su senda de normalización más significativo de lo planteado hasta ahora y salir de forma rápida de los tipos negativos. Así, la referencia de las operaciones principales de financiación, la facilidad marginal de crédito y la de depósito se situarán en el 0,50%, 0,75% y 0,00%, respectivamente.

De cara a la futura senda de subidas, el Consejo no quiso especificar un Forward Guidance concreto para plantear que cada movimiento dependerá de los datos macro que se vayan conociendo. Por lo tanto, las decisiones se irán tomando reunión a reunión, siempre con el objetivo de devolver la inflación a niveles entorno al 2% y considerando que estamos en un proceso de normalización de tipos.

El mercado sigue manteniendo como nivel de llegada el entorno del 1,50% a principios de 2023, aunque el proceso de subidas planteado actualmente es algo más agresivo que el existente hasta la reunión del Consejo de ayer. De hecho, el mercado descuenta subidas de 50pbs en la reunión de septiembre y otorga una elevada probabilidad de ver un movimiento de esta misma cuantía también en octubre, para posteriormente seguir realizando subidas de 25pbs hasta situarse en niveles más o menos compatibles con el 1,50% en el primer trimestre de 2023.

Además de la subida de tipos, el BCE comunicó la aprobación de una nueva herramienta, el TPI (Transmission Protection Instrument). Se trata de una herramienta que busca redirigir dinámicas injustificadas y desordenadas del mercado que representen una grave amenaza para la transmisión de la política monetaria en toda la Zonaeuro. En este sentido, el TPI permitirá al BCE cumplir más eficazmente con su mandato de estabilidad de precios. Los detalles que se han dado a conocer sobre la herramienta son bastante escasos. El BCE comunicó que dicho instrumento se utilizará en aquellos casos en los que se observe un deterioro de las condiciones de financiación no justificado por los fundamentales específicos de cada país. En dicho momento, el BCE podrá realizar compras en el mercado secundario de los títulos emitidos en la jurisdicción que presente dichos comportamientos, con el fin de contrarrestar los riesgos para el mecanismo de transmisión de su política monetaria. El tamaño del TPI no está limitado ex ante, pero si muy condicionado. Para contar con la elegibilidad los Estados deberán cumplir con los objetivos fiscales de la UE, ausencia de desequilibrios macro, sostenibilidad fiscal y una política sólidas y creíbles de recuperación ligadas a recibir los fondos NGEU. Por último, el BCE recordó que cuenta con la flexibilidad de las reinversionesde los programas de compra (PEPP) como primera línea para controlar las distorsiones del mercado de deuda.

La semana pasada se abrió un nuevo frente de riesgo en Europa con una nueva crisis política en Italia. Tras la dimisión de Draghi, el presidente de la república, Mattarella, disolvió el Parlamento y convocó elecciones para el próximo 25 de Septiembre, que desembocarán, muy probablemente, en la formación de un gobierno de coalición de los partidos de extrema derecha y derecha con sesgo nacionalista y antieuropeísta que chocará con las directrices de la Unión Europea. El momento no podía ser menos adecuado, con una crisis energética, dependencia de Italia del gas ruso, con reformas pendientes para desbloquear los siguientes pagos de los fondos Next Generation de la UE, de los cuales Italia es el principal beneficiario, y con el recrudecimiento de la presión sobre la prima de riesgo italiana tras el fin del QE del BCE. En este contexto toma aún más relevancia el mecanismo antifragmentación que está diseñando el BCE, pero al mismo tiempo la utilización agresiva del mismo es más cuestionable en este contexto (aliviar la presión financiera sobre Italia le otorgaría un mayor margen de maniobra al nuevo gobierno para ignorar las directrices de la UE).

Rusia reabrió el Nord Stream tras 10 días de parón por mantenimiento. Finalmente el gas ha vuelto a fluir a través del gasoducto Nordstream 1 al 30% de capacidad, frente al 40% antes de las labores de mantenimiento, y con Putin avisando de que podría caer al 20% la próxima semana si hay nuevas labores de mantenimiento. Aunque se evita el peor escenario, que era la no reanudación del suministro de gas, la oferta de gas sigue estando muy tensionada y la incertidumbre sobre los flujos futuros de gas sigue siendo elevada de cara a la temporada de invierno en Europa, con las implicaciones negativas que esto tiene sobre inflación y crecimiento. De hecho, Alemania ha elevado sus objetivos de recomposición de reservas hasta el 95% para el 1 de noviembre frente al 90% anterior, ante el creciente temor a suministro insuficiente. Los objetivos intermedios, 75% para el 1 de septiembre y 85% para el 1 de octubre. El llenado actual de las reservas alemanas es del 65%.

Nuevo récord de inflación en Reino Unido, que sube hasta el 9,4%, tres décimas más que el mes anterior. La inflación alcanza su nivel más alto desde 1982, gracias en parte a la contribución de la gasolina durante este mes. Con todo, la caída en los precios de las materias primas, especialmente las energéticas, debería reducir la presión inflacionaria durante el verano.

En la eurozona, la confianza del consumidor cayó hasta el -27, el valor más bajo desde que la serie comenzase en 1985. La incertidumbre energética con los cortes de gas de Rusia y la política del BCE han mermado la confianza del consumir hasta mínimos históricos.

En Estados Unidos, las ventas de vivienda de segunda mano cayeron en junio por quinto mes consecutivo hasta los 5,12 millones, en mínimos de dos años. Tras la publicación de las ventas de vivienda nueva y permisos de edificación, este dato continúa confirmando el frenazo del sector, afectado por el incremento de los costes de materiales y de la financiación.

Hoy se ha publicado el PMI de la Unión Europea del mes de Julio, que descendió desde 52 a 49,4, lo que supone un resultado peor de lo esperado por el consenso de mercado (51,00), y el mínimo de los últimos 17 meses, perdiendo el nivel de los 50 puntos que marca una referencia de contracción económica. El PMI descendió tanto en el sector manufacturero (desde 52,1 hasta 49,6) como en el de servicios (desde 53,0 hasta los 50,6). En cuanto a países tanto Alemania como Francia registraron una caída mayor de lo esperado por el consenso. El PMI alemán descendió más de 3 puntos perdiendo ese nivel de los 50 puntos hasta el 49,2. Estos datos aumentan notablemente la probabilidad de recesión en la eurozona, y es que los elevados datos de inflación están debilitando la demanda en gran medida, por lo que es probable que las empresas necesiten reducir su producción para adaptarse a este entorno.

En Estados Unidos, la caída del índice manufacturero anticipa una menor actividad en el sector. El índice manufacturero de la Fed de Filadelfia cayó hasta el -12,3 en julio (frente al -3,3% en junio), situándose en su peor nivel desde junio de 2020. Por otra parte, las peticiones iniciales de desempleo subieron en 9.000 hasta las 251.000, en máximos desde noviembre del año pasado, aunque todavía en niveles contenidos

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 15 de Julio del 2022

En el primer semestre del año de 38 subclases de activos sólo 4 han obtenido retornos positivos, una cifra menor incluso que la observada en el 2008. El S&P 500 ha registrado su mayor caída semestral en 60 años, y en Europa las Bolsas han registrado la mayor caída desde 2008. En renta fija, el bono del Tesoro americano con vencimiento a 10 años ha cerrado su peor primer semestre desde 1788!!

Poniendo estas caídas en un contexto histórico, y centrándonos en la caída de la Bolsa americana, la caída de este primer semestre ha sido la segunda mayor de la historia, después de la caída de 1932 del -36,90%. Según un informe de Adviser Investments, desde 1957 el S&P 500 ha tenido 13 caídas de más de un 20%, una vez cada 5 años, y de acuerdo con Ned Davis Research después de años en los que la primera mitad ha tenido fuertes caídas la segunda mitad del año ha rebotado con fuerza, con una media de subida del 18,7%:

Las caídas de las Bolsas han propiciado una importante contracción de múltiplos. En los últimos 6 meses, el PER a 12 meses del S&P 500 ha cedido un 25% corrigiendo hasta 15,8x Beneficios (un 5,30% por debajo de su media histórica), mientras que la bolsa europea cotiza a 11,7x Beneficios, un 18% por debajo de su media histórica (14,2x).

El 22 de julio hay que marcarlo en el calendario, ya que será el día en el que Rusia debería reabrir el gaseoducto Nordstream 1, después de los 10 días de mantenimiento anual que comenzaron este lunes 11 de Julio y una vez que Canadá el pasado fin de semana concediese una exención para la entrega de la turbina a Rusia, o si por el contrario Rusia decidirá cerrarlo de manera definitiva para presionar a Europa. El ministro de finanzas francés calificaba el cierre total  como escenario más probable. El caso es que analizando la dependencia por país europeo al gas importado, España, Alemania e Italia están en situación complicada, además la capacidad de producción y almacenamiento por país también es muy limitada para estos tres países. Es importante recordar que Rusia no tiene alternativa para el gas que manda a Europa y que un parón de producción podría dañar su infraestructura en el largo plazo y que, pese a todo el ruido, el almacenamiento en Europa ha vuelto a la normalidad. Muchos analistas creen que Europa podría aguantar un cierre de los flujos, gracias en gran parte a la mayor disponibilidad de Gas Natural Licuado y a la normalización de la actividad nuclear francesa. El riesgo está en que coincida con un invierno inusualmente frío o que se produzcan disrupciones adicionales, si bien reestableciendo la producción Holandesa se podrían compensar estos problemas.

En un escenario extremo donde haya un cierre completo del suministro de Gas, el impacto en el PIB de Alemania por ejemplo se estima en 6% y para la zona euro en el 4.5%. El impacto en el eurodólar se supone que por cada 1% de PIB corresponde con 3 figuras la cotización del par de divisas, lo que nos llevaría hasta 0,90.

El miércoles tras el dato de inflación americana del miércoles el euro llegó a perder la paridad por un momento tocando el nivel del 0,9998 dólares por euro, y anoche el euro volvió a perder la paridad tocando un mínimo de 0,9952 dólares por euro.

La amenaza de una crisis energética es la espada de Damocles que cuelga sobre los tipos del cambio del euro, y es lo que está presionando sin ninguna duda, y antes de que finalicen las tareas de mantenimiento, la situación no va a mejorar.

Pese a la acumulación de titulares negativos y a lo deprimido del sentimiento inversor, los datos de empleo estadounidense apuntan a una economía que sigue recuperándose después de 2 años de restricciones. La creación de empleo de junio (372.000) sorprendió al alza y mantiene la tasa de desempleo en mínimos (3.6%). El ritmo de creación de empleo está empezando a reducirse, el número de vacantes y de renuncias ha hecho máximos y las peticiones semanales de desempleo están aumentando desde mínimos. Este rebalanceo gradual incrementa la confianza de los analistas en que el mercado laboral no se sumará a la desaceleración de la economía. El próximo dato de inflación seguirá elevado y llevará a la Fed a subir 0.75% en julio, si bien después reducirá el ritmo de subidas.

Un nuevo brote de Covid en China mantiene alta la incertidumbre sobre la economía china, mientras que por otro lado surgían esperanzas sobre una posible ampliación de la capacidad de endeudamiento de los gobiernos locales en 220.000 millones de dólares para financiar proyectos de infraestructuras. Dado el aumento de gastos por el Covid y los menores ingresos fiscales, los analistas temen que una parte de esos fondos tendrán que usarse para proyectos ya aprobados en lugar de proyectos nuevos.

Desde un punto de vista de análisis técnico el euro una vez roto el nivel del 1,03 podría llevar a testear los mínimos históricos del 0,823, aunque desde el punto de vista fundamental el consenso de analistas de Bloomberg siguen viendo el euro a 1,14 dólares en 12 meses, la caída por debajo del 1,03 pone fin a una larga consolidación después de los máximos de 2007 y abre la puerta a que volvamos a ver los mínimos históricos de octubre de 2000 (0,8230).    

Importante esta semana:

En el frente corporativo ayer empezó la presentación de resultados del segundo trimestre del año, publicaron cifras JP Morgan y Morgan Stanley, el CEO de JPMorgan apuntó a una debilidad en la economía global, lo que provocó que uno de los mayores bancos globales aumente las provisiones por impago y ponga en pausa su programa de recompra de acciones. Hoy continuará la temporada de resultados con empresas del sector financiero como Bank of New York, Wells Fargo, State Street, Citi y Blackrock además de una importante referencia del sector salud como United Health.      

Ayer el índice bursátil italiano cayó un 3,40% después de que Mario Draghi anunciase su dimisión aunque el presidente de la república, Matarella, no la aceptó. Una nueva crisis política sacude Italia tras la retirada del apoyo del Movimiento Cinco Estrellas al gobierno. El M5S se negó a apoyar el paquete de crisis de 33.000 millones propuesto por Draghi, provocando que el primer ministro presente su dimisión. No obstante, Matarella, Presidente de la República, no ha aceptado la dimisión de Draghi, invitando que se presente al Parlamento para explicar su decisión

Hoy se ha publicado el dato del PIB Chino del 2T22, peor de lo esperado, 2,6% trimestral frente al -2% que esperaba el mercado y +0,4% anual frente al +1,20% que esperaba el mercado, por confinamientos Covid, pero con sustancial mejora en consumo y producción industrial de junio una vez levantadas las restricciones.

El miércoles se publicó el dato de IPC estadounidense de Junio que se saldó con una subida del 9,10% interanual, 3 décimas por encima de lo esperado por el mercado (8,8%) y supone un nuevo máximo de los últimos 40 años. La referencia subyacente se desaceleró en una décima hasta el 5,9% interanual, lo que supone también un dato más alto del esperado (5,70% esperado). La práctica totalidad de las partidas del IPC subieron, con excepción exclusivamente de las tarifas áreas, que descendieron un 1,8% mensual después de tres incrementos consecutivos por encima del 10%. Por su parte, las partidas que más subieron fueron la energía (+7,50% mensual), los alimentos (+1% mensual) y el alquiler (Owner’s Equivalent Rent) que subió un 5,5% interanual. El dato vino a reflejar que las presiones inflacionistas en Estados Unidos siguen sin alcanzar un pico, lo que justifica que la Fed lleva a cabo un proceso de subidas de tipos rápido y contundente. El mercado descuenta una subida de 0,75% de los tipos para este mes de Julio.

IPC interanual Estados Unidos desde 1980.

Fuente: Renta 4 Banco.

El Fondo Monetario Internacional recortó sus  proyecciones de crecimiento para la economía estadounidense este año y el próximo, y elevó sus estimaciones de la tasa de desempleo hasta 2025, advirtiendo que un aumento generalizado de la inflación plantea “riesgos sistémicos” tanto para el país como para la economía mundial. El producto interno bruto de la mayor economía del mundo subirá un 2,3% este año, según el FMI. La cifra es inferior al 2,9% que proyectó el mes pasado. Asimismo, el FMI ahora prevé una tasa de desempleo del 3,7% para este año, lo que se compara con el pronóstico anterior de los analistas del 3,2%, y espera que la cifra supere el 5% tanto en 2024 como en 2025.

También la Comisión Europea, en su informe de previsiones de cara a 2022 y 2023, ha rebajado las previsiones de crecimiento para la eurozona al 2,6% en 2022 y el de España para el 2023. La Comisión Europea no ha corregido sus previsiones con respecto a mayo para este 2022, el crecimiento permanece en el 4%, cerca de la previsión realizada por el Gobierno en abril, del 4,3%. El golpe llega en 2023, con una de las mayores revisiones a la baja de toda Europa, de 1,3 puntos porcentuales, un crecimiento del 2,1% después de que la propia Comisión estimara meses atrás que sería del 3,4%. Para este periodo, el Gobierno había estimado hace tres meses un crecimiento del 3,5%. El enfriamiento económico va en línea de lo que ocurre en toda Europa, ya que en ningún país las previsiones mejoran. En concreto, la economía de la zona euro crecerá un 2,6% en 2022 y un 1,4% en 2023.

En una línea similar van las previsiones de BBVA Research, hechas públicas ayer, y que apuntan a un avance del 4,1% del PIB español para este año y una mayor moderación para 2023, del 1,8%. Pese a ello, el último trimestre de 2022 y el primero de 2023 podrían encadenar caídas en el PIB, con lo que España entraría en una corta recesión técnica para salir un trimestre después.

La contracción económica, aunque a nivel de la zona euro, también la contempla la Comisión Europea, como su “escenario más severo, que se ha convertido ya en algo más que algo hipotético. Una tormenta es posible, pero no estamos en ese punto todavía”.

Los motivos de esta preocupación se resumen en que se han cumplido algunas de las señales de alerta del informe anterior de la Comisión Europea: los “shocks de una impredecible evolución de los mercados energéticos” por la invasión de Ucrania, las “condiciones de financiación más duras, “una deceleración aguda en Estados Unidos”, “una actividad económica en China más baja de lo esperado”… “Todo esos riesgos se ha materializado”, afirmó el comisario europeo de Economía.

“En España la actividad económica de este año se sustentará en el retorno del turismo a niveles prepandemia y en una más rápida implementación de las inversiones bajo el Plan de Recuperación y Resiliencia. Hacia el final del año y en 2023, se prevé que la actividad económica frene, como consecuencia de que los hogares ajusten sus decisiones de consumo a la incertidumbre económica y la subida de precios”.

La subida de precios mencionada por Gentiloni es otra de las malas noticias para España. La nueva revisión de la Comisión Europea vaticina una inflación media hasta finales de año del 8,1% y no será hasta 2023 cuando los precios se estabilicen un poco más, con una inflación media del 3,4%. En la zona euro alcanzará el 7,6% y el 4% en 2022 y 2023, pero además, se prevé que el tercer trimestre del año marque un nuevo récord histórico, del 8,4%.

En Europa el martes se publicó la encuesta de expectativas económicas entre inversores alemanes ZEW que cayó a su menor nivel desde la crisis de la deuda europea de 2011-2012, con el creciente riesgo de un corte de suministro energético desde Rusia como principal razón, pero que se suman a la alta inflación y el menor dinamismo exportador por la Covid en China.

En España en el debate sobre el Estado de la Nación el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que pretende crear impuestos excepcionales a las grandes empresas energéticas y a los bancos, a los grandes, según prensa, que, en principio, estará en vigor en 2023 y 2024. Para las energéticas, como ya se ha venido discutiendo estos meses, el impuesto sería por los beneficios extraordinarios por la subida del precio del gas y se buscar recaudar 2.000 millones de euros al año aplicando la tasa sobre los beneficios obtenidos durante los años 2022 y 2023. En los bancos se actuaría por los “beneficios derivados de la subida de tipos de interés” que están acometiendo los bancos centrales para contener la inflación, pero no está claro el período, desde cuando aplica el impuesto y contra que años, aunque el objetivo es recaudar 1.500 millones de euros al año.

Para el sector eléctrico, los 2.000 millones de euros que pretende recaudar el Gobierno anualmente, asumiendo que pagan las grandes empresas cotizadas energéticas (Iberdrola, Naturgy, Endesa, Repsol y Acciona) asignando la misma distribución del peso de beneficios generados en España en 2021 a lo que se quiere recaudar en 2022 y 2023 (2.000 millones de euros anual) dejaría como impactos en los dos años, según análisis de Banco Sabadell, Iberdrola (24% de lo recaudado, 973 millones de euros o 1,5% capitalización), Endesa (27% de lo recaudado, 1.083 millones de euros o 5,7% capitalización), Naturgy (9% de lo recaudado, o 359 millones y 1,3% capitalización), Acciona (5% de lo recaudado, 189 millones o 1,8% de capitalización) y Repsol (35% de lo recaudado, 1.397 millones de euros o 7,8% capitalización).

Para el sector bancario, también se trata de una noticia negativa. Según los analistas de Banco Sabadell difícilmente la medida pueda salir adelante, teniendo en cuenta además que los bancos ya están pagando en “costes regulatorios” (tasa a los depósitos, aportaciones al FUR y FGD) una cuantía relevante, además de lo pagado por el impuesto de sociedades (con un tipo del 30% vs 25% de tipo general en España). Hay que recordar que no es la primera vez que surgen este tipo de iniciativas que finalmente no han prosperado. Conceptualmente hablando parece difícil de justificar que una subida de los tipos de interés o del Euribor dé lugar a un beneficio extraordinario ya que forma parte del propio negocio de las entidades, que por su parte también asumen el riesgo (y lo cubren) del posible deterioro económico asociado. Por otro lado, la Comisión Europea ha pedido cautela a España y al resto de países que están desarrollando nuevos impuestos e impondrá severas limitaciones.

También en España el INE confirmó el miércoles por la mañana la cifra del 10,2% de inflación de junio, el peor dato en 37 años.

La OPEP, en su último informe mensual, rebajó las estimaciones de crecimiento de la demanda de petróleo para 2023, desde los 3,36 millones de barriles diarios hasta los 2,7. A pesar de ello, sigue esperando que el aumento de la oferta (1,7 millones de barriles diarios) sea insuficiente para cubrir la demanda.

La economía británica creció inesperadamente un 0,5% en mayo, frente a una previsión del -0,1% y desde una caída en abril del -0,2%. La producción de servicios creció un 0,4%, impulsado por la salud y el turismo, mientras el sector de la construcción se expandió un 1,5%.

China registra el mayor superávit comercial en al menos tres décadas. El superávit de junio alcanzó los 98.000 millones de dólares, impulsado por unas exportaciones récord tras el fin de las restricciones por covid.


Unas previsiones que irán a menos. Jose María Rotellar.

Este jueves, la Comisión Europea ha publicado sus previsiones de verano sobre la economía de la Unión Europea, de la zona euro y de los países que la conforman. En ellas, se constata una importante revisión a la baja del crecimiento y una importantísima revisión al alza de la inflación.

Así, destaca que el rápido incremento en los precios de energía y en los de los alimentos está impulsando con fuerza la inflación y, con ello, la pérdida de poder adquisitivo de los hogares, que lleva a un endurecimiento y aceleración de las medidas de política monetaria contractiva, hechos que mermarán el crecimiento. De la misma manera, señala que la desaceleración del PIB en Estados Unidos y la política de COVID cero en China tienen un impacto negativo en el crecimiento europeo.

Ahora, es en la energía donde pone más énfasis en el plano europeo, al ser Europa sumamente sensible a los incrementos en los precios de energía, derivado de su gran dependencia del gas y petróleo ruso, fruto de una dependencia que se ha creado por la política energética equivocada seguida por la UE, que ahora está corrigiendo al aceptar como verdes a la energía nuclear y al gas, pero que, de momento, mantiene a Europa más débil en este aspecto tan esencial para la economía. Constata la Comisión que esa presión sobre el coste energético se está trasladando, vía incremento de precios, a los bienes y servicios, de manera que la inflación se está instalando en toda la cadena de valor.

Todo ello eleva la inflación, que hace que se aceleren las contracciones en política monetaria, de manera que espera que el BCE aumente en septiembre los tipos de manera más intensa a como lo ha anunciado en julio, es decir, espera que en septiembre los aumente en más de 25 puntos básicos, debido al fuerte incremento de la inflación.

En este contexto, la confianza del consumidor en la eurozona se ha deteriorado en marzo, debido al empeoramiento de expectativas, que ha llevado a que el ahorro de los consumidores haya aumentado.

Con todo ello, pese a que el primer trimestre creció más que lo previsto en las previsiones de primavera, el impacto negativo de todas las perturbaciones comentadas hace que se reduzca la previsión de crecimiento de la eurozona y aumente la de la inflación respecto de las previsiones de primavera.

De esa manera, rebaja una décima el crecimiento de la eurozona para 2022, del 2,7% en las previsiones de primavera al 2,6% en las actuales, pero la mayor revisión a la baja se produce para 2023: pasa de un 2,3% a un 1,4%, casi un punto.

Por otra parte, incrementa las previsiones de inflación, que aumenta en un punto y medio para 2022, del 6,1% en primavera al 7,6% ahora. Para 2023, la incrementa del 2,7% previsto en primavera al 4% ahora, de manera que aunque el dato se suavice por efecto estadístico, se mantiene un incremento importante sobre la fuerte subida de este año, con lo que los precios se mantendrán muy elevados en 2023. Moderación del dato de inflación que se debe también a que esperan que se modere el aumento de precios energéticos, basado en la reducción del precio de los futuros sobre la energía.

En cuanto a los distintos países, quien mejor se comporta es Irlanda, con un impacto importante a la baja para Alemania e Italia. En cuanto al crecimiento del PIB, este se rebaja de manera importante: Alemania: del 1,6% al 1,4% en 2022, y del 2,4% al 1,3% en 2023; Irlanda es quien mejor resiste: del 5,4% al 5,3% en 2022, y del 4,4% al 4% en 2023; Francia, del 3,1% al 2,4% en 2022, y del 1,8% al 1,4% en 2023; Italia, por su parte, mejora en 2022, del 2,4% al 2,9%, pero se resiente mucho en 2023, del 1,9% al 0,9%.

En cuanto a la inflación, se aumenta la previsión de la misma de manera notable: Alemania: del 6,5% al 7,9% en 2022, y del 3,1% al 4,8% en 2023; Irlanda es quien más rápidamente la moderará para 2023: del 6,1% al 7,3% en 2022, y del 3,1% al 3,3% en 2023; Francia, del 4,9% al 5,9% en 2022, y del 3,1% al 4,1% en 2023; e Italia, del 5,9% al 7,4%, y, en 2023, del 2,3% al 3,4%.

¿Y España? Mantiene en el 4% el crecimiento de 2022, pero reduce muchísimo, del 3,4% al 2,1% para 2023 (es una rebaja de la previsión de crecimiento español para 2023 de un 38,24%). De hecho, se produce esa importante bajada para 2023 siendo el país que peor se ha recuperado y que no ha vuelto todavía a los niveles previos a la pandemia, con lo que la rebaja le afecta más, al ser sobre un nivel más bajo, retrasando todavía más su recuperación. De ese modo, España recuperará algo de crecimiento en el segundo y tercer trimestres, con crecimientos trimestrales de 0,4% y 0,5%, respectivamente, por efecto estacional del turismo, pero se aplanará de nuevo en el último trimestre, aunque prevé que aumente de nuevo en 2023, pero mucho menos de lo previsto en las previsiones anteriores, de ahí la importante rebaja del crecimiento previsto anual para 2023.

Igualmente, la Comisión prevé para España uno de los mayores incrementos de inflación de la eurozona: del 6,3% al 8,1% para 2022 y del 1,8% al 3,4% para 2023.

Por tanto, la Comisión rebaja de manera importante el crecimiento económico español para 2023, que da muestras de la profundidad que la desaceleración tendrá en nuestro país, mitigada por la temporada de verano en la parte central de 2022, pero eso no debe hacer perder el horizonte del otoño, que se vuelve muy difícil, ya que en ese momento pueden concurrir todas estas circunstancias incluso de un modo más intenso. De hecho, los supuestos que ha empleado la Comisión Europea para realizar sus estimaciones, que son correctos, pueden verse, no obstante, como algo optimistas: el precio del barril de petróleo (108,2 USD para 2022 y 95,6 USD para 2023); subida del Euribor (incrementos del 0,3% para 2022 y del 2,2% para 2023 del Euribor a 3 meses); incremento del coste de financiación de la deuda a diez años (1,2% para 2022 y 1,8% para 2023); y tipo de cambio euro-dólar (mantenimiento en 1.06 USD/1EUR para 2022 y de 1,05 USD/1EUR para 2023. Es muy probable que el devenir de los acontecimientos haga que esas estimaciones para realizar las previsiones se deterioren.

En esa misma línea va BBVA Research en su revisión de previsiones para España, que mantiene para 2022 y reduce aún más fuertemente que la Comisión Europea para 2023. Ahora bien, son estimaciones que están amenazadas por diversos factores externos que, como la guerra de Ucrania y sus efectos o la inflación, podrían durar aún más de lo que han estimado.

Es más, el efecto que puede tener la pérdida de poder adquisitivo por el encarecimiento de productos y servicios, la disminución de inversiones por pérdida de competitividad y la merma de actividad económica por intensificación necesaria de la política monetaria puede hacer que la economía crezca por debajo de estas previsiones, especialmente en una economía como la española, que aunque mitigue la desaceleración por la estación veraniega, muy ligada al turismo, la inflación la golpea más, de forma que el efecto empobrecimiento de familias y empresas será mayor, en el que el aumento del coste de financiación dificultará más la evolución económica. Ojalá no suceda, pero todo apunta a que serán previsiones que pueden tener que ser revisadas a la baja de nuevo, especialmente para 2023 y a partir de otoño, donde hay indicios que muestran que puede haber un importante aumento de ERE’s y procesos concursales ante la complicación de la coyuntura, en un contexto en el que, además, las empresas tendrán que devolver los préstamos ICO.


Rusia corta el gas: el reparto de la escasez. Gilles Moëc. Economista jefe de AXA Investment Managers (12 de Julio).

Cuando analizamos nuestras previsiones por última vez, los escenarios de “inflación persistente” eran aquellos en los que las recesiones completas asolaban tanto a EEUU como a la eurozona en 2023. Sin embargo, el origen de esta persistencia difería. En el caso de EEUU provenía de una falta de sensibilidad de los salarios al deterioro de la actividad económica. En Europa, se derivaría de una nueva subida de los precios del gas provocada por una decisión rusa de recortar el suministro. Desgraciadamente, la probabilidad de que esto último se materialice va en aumento. El flujo de gas de Rusia a Alemania a través del gasoducto Nord Stream se detuvo ayer y durante 10 días por mantenimiento. El flujo ya se había recortado en un factor de 2,5 entre mayo y junio. Alemania está ahora en alerta máxima por si éste no se reanuda el 22 de julio. Ya se están aplicando medidas de racionamiento, a veces visibles a propósito, para captar la atención de los ciudadanos y empujarlos a preservar la energía, como bajar la temperatura de las piscinas municipales.

El viernes pasado, Citi publicó una interesante nota en la que utilizaba los datos sobre el almacenamiento de gas y los patrones históricos de consumo para estimar cuándo podrían quedarse sin reservas Alemania e Italia, las dos grandes economías de la UE más sensibles al gas ruso. Según sus cálculos, y a pesar de que los porcentajes de almacenamiento ya han superado el 60%, la “hora de la verdad” llegaría en enero/febrero de 2023 si Rusia cerrara totalmente el grifo. Otras grandes economías están en una situación mucho mejor. Por ejemplo, sólo el 17% del gas francés procede de Rusia. Este país se vería afectado por el aumento de precios que provocaría un embargo ruso, pero debería poder abastecer el consumo local durante el próximo invierno, salvo que se produzca un episodio climático extremo.

Sin embargo, una cuestión persistente es si Alemania e Italia –junto con los países más pequeños del este de la UE– desencadenarán la solidaridad europea para que se pongan en común los recursos de toda la UE (lo que obligaría a un cierto racionamiento incluso en los países sin presión directa sobre el gas). Desde 2016 y en una primera alerta sobre el suministro de gas, la UE se ha dotado de ese principio de solidaridad, con prioridad hacia los servicios clave y los hogares, lo que significa que las industrias que hacen un uso intensivo del gas se enfrentarían a la peor parte de cualquier racionamiento. No obstante, no se ha establecido un sistema global. En su lugar, el marco se basa en una serie de acuerdos bilaterales entre países vecinos. El primero se firmó entre Alemania y Dinamarca en diciembre de 2020. Desde entonces se han alcanzado otros cinco acuerdos (Alemania y Austria, Estonia y Letonia, Lituania y Letonia, Italia y Eslovenia, Finlandia y Estonia).

En la práctica

Esta red, en su forma actual, probablemente haría poco en la práctica para mitigar el choque. Podríamos imaginarnos fácilmente una complicada negociación de “toma y daca” para conseguir un sistema integral, con Francia y los países periféricos argumentando que el “complemento” natural de dicha solidaridad en el ámbito del suministro energético que beneficia a Alemania sería otro impulso hacia la mutualización de la deuda, la segunda etapa del NGEU que hasta ahora ha sido esquiva. Pero esta no sería una discusión fácil y podrían aparecer tensiones significativas entre los Estados miembros, lo que probablemente sería un motivo clave para que Moscú realizara esa “parada repentina” de las exportaciones de gas a Europa.

Sin embargo, sigue siendo un cálculo delicado para Rusia. De hecho, un cese total del suministro de gas a la UE supondría una dolorosa pérdida de acceso a divisas críticas (el sistema de gasoductos no permite enviar a China gran parte del gas que normalmente se envía a Europa). El mejor escenario para Moscú puede ser maximizar sus ingresos y la presión política sobre Occidente reduciendo su suministro, pero manteniéndolo en positivo, de modo que los precios suban notablemente –aumentando el repunte de la inflación y perjudicando a los consumidores europeos– pero con el mantenimiento de los ingresos de gas para Rusia. Aunque Putin puede esperar que un embargo total acabe por hacer que la opinión pública europea se oponga al apoyo de sus gobiernos a Ucrania, no puede descartar por completo la reacción contraria: que se potencie el apoyo militar en forma de armamento más pesado para “castigar a Rusia”.

En cualquier caso, mantener a “Occidente en vilo” en la cuestión del gas puede estar empezando a tener algunos beneficios políticos positivos para Rusia. El domingo, el gobierno canadiense anunció que concedía una excepción al régimen de sanciones a Rusia para permitir que las turbinas de Nord Stream –que habían sido enviadas a Montreal para ser reparadas– volvieran a Alemania, mencionando explícitamente los riesgos económicos para Alemania de un embargo de gas ruso. Esto provocó las críticas inmediatas de Ucrania. Sin embargo, esto puede empujar a Moscú a la opción de “reducir, no cortar”. El mismo cálculo de Citi sugeriría que Alemania e Italia podrían pasar el invierno sin recurrir al racionamiento si Rusia recortara su suministro en otro 50%, suponiendo de nuevo que no se produjera ningún fenómeno meteorológico extremo este invierno. Esto minimizaría el impacto en el suministro europeo –las industrias no tendrían que dejar de producir–, pero la nueva subida de los precios de la energía seguiría reduciendo el crecimiento europeo.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 8 de Julio del 2022

Esta semana el movimiento más llamativo ha sido el del eurodólar, el euro está tocando hoy su nivel mínimo de 20 años en 1,0072 frente al dólar, ante lo que parece un escenario preocupado por el mercado de energía. La ruptura del mínimo de 2017 1,0341 hizo que se vendiera todo con virulencia, por lo que a partir de ahora ese mismo nivel actuará de resistencia.

                                               Eurodólar últimas 3 sesiones rozando la paridad (mínimo 1,0072).

                                                                              Eurodólar desde el 2002.

El precio del gas natural en Europa subía a su nivel más alto en casi cuatro meses. El motivo no es otro que las huelgas que se estaban planificando en Noruega que amenazaban con endurecer aún más el mercado ya tambaleado por los cortes de suministro en Rusia (por el parón en el suministro del gasoducto Nord Stream 1). Los futuros de referencia subían más de 10% el martes, las exportaciones de Noruega se están volviendo cada vez más importantes para Europa a medida que las de Rusia caen a mínimos, y deja claro que si Rusia corta por completo el suministro, Europa necesitará reducir la demanda para evitar una falta total de suministro.  El miércoles tras la intervención del gobierno noruego, la huelga se canceló. Si empezamos a ver una crisis de energía o no, es un tema de tiempo, pero hay que recordar cómo ha empezado esta situación, Rusia envía una turbina del gasoducto de Nord Stream  hace un tiempo a Canadá para su mantenimiento y ha estado allí atrapado desde entonces, porque devolverla sería una violación de las sanciones occidentales. Los rusos utilizan ese argumento para reducir el flujo de gas a través del gasoducto en cuestión, y justifica que sería un proveedor de fiar si las sanciones no le impidieran realizar entregas totales. Además esta semana también ha sido noticia el posible rescate de la gasista alemana Uniper, por parte del gobierno alemán, por 9.000 millones de euros (dos veces su valoración de mercado), para evitar la que sería la primera quiebra importante a nivel empresarial, por la crisis energética y la nacionalización de la francesa EDF (Electricite De France), por parte del estado francés, anunciada el miércoles, el mismo día que la Unión Europea declaraba la energía nuclear como energía verde.

Es el próximo 11 de julio cuando está previsto que Rusia corte el suministro de gas a Alemania durante 10 días por tareas de mantenimiento del gasoducto Nord Stream 1. El riesgo es que Rusia, buscando entorpecer la acumulación de reservas de gas en Europa, siga interrumpiendo o reduciendo el suministro en los próximos meses. En principio Alemania (55% dependencia del gas ruso, frente a Italia 46%, Francia 24% y Unión Europea 45%) tendría gas hasta el próximo verano sólo con que Rusia mantuviera el 25% del suministro, a 0% sólo llegaría a finales de año. Aun así es previsible que introduzca de forma progresiva medidas de racionamiento energético que afectarían sobre todo a su industria y al crecimiento, incrementando las dudas de una recesión en la Unión Europea desde finales de este mismo año.

Durante el mes de Junio hemos conocido como los PMIs y los ISM manufactureros de la Eurozona y de Estados Unidos confirmaron la caída de la demanda y un menor ritmo de creación de empleo. La producción, no obstante, todavía se mantuvo en positivo gracias a la puesta al día de los libros de órdenes, pero en un contexto en el que la presión sobre los tiempos de entrega y los insumos se reduce, al igual que la disminuye la presión alcista de los precios. La excepción a este panorama fue el PMI chino, que tras el fin de los grandes confinamientos Covid, volvió a zona de expansión, aunque con limitada fuerza. Por otro lado, el dato de IPC de la Eurozona confirmó un nuevo máximo histórico (8,6%) impulsada por la energía y los alimentos.

Si durante el 2020 y gran parte del 2021 las subidas de los datos de inflación eran buena señal y suponían un impulso para las Bolsas, esta relación positiva se ha roto este 2022, en el que la presión inflacionista tiene una lectura negativa, en un claro cambio de régimen:

El mercado ya ha puesto en precio una desaceleración considerable de la economía, pero no una recesión. Sería necesario que viéramos golpes adicionales para hacer descarrilar a una economía liderada por el consumidor y donde se van curando los problemas de cuellos de botella. El mercado aún se está decidiendo y su próxima referencia son los resultados empresariales del segundo trimestre, donde la diferencia entre un crecimiento esperado de las ventas del 10% y un crecimiento esperado de beneficios inferior al 5% nos anuncian que toda la atención se centrará en los márgenes empresariales y el poder de fijación de precios de las compañías. El sentimiento inversor sigue en mínimos, en una encuesta realizada por Deutsche Bank, parece que alrededor del 90% de los encuestados esperan una recesión en los próximos 18 meses. Deutsche Bank en su último informe CIO Insights titulado «Mantenerse firmes. Actualización de las perspectivas económicas y de inversión», que las perspectivas macroeconómicas para 2022 se han deteriorado desde principios de año debido a la creciente inflación, las interrupciones en la cadena de suministro, y, sobre todo, el fuerte endurecimiento de las condiciones monetarias llevado a cabo por los bancos centrales. Así, Deutsche Bank prevé que Estados Unidos sufra una recesión técnica (encadenar dos trimestres en negativo) en el primer semestre de 2023 y prevé que en los próximos días que se empiezan a publicar los resultados empresariales del segundo trimestre haya un alto riesgo de revisiones a la baja de cara a final de año, lo que añadirá volatilidad.

Deutsche Bank prevé un crecimiento para la economía española del 4,5% en 2022 y del 2, 8% para 2023, según la actualización macroeconómica de la entidad para el segundo semestre del año. No obstante, también ven riesgos de recesión en Europa, aunque no es su escenario base, dado que la mayor demanda deprimida tras el covid, un contexto fiscal más favorable gracias a los fondos Next Generation y la fortaleza laboral permitirían compensar en parte los efectos negativos de las subidas de los tipos de interés previstas por parte del BCE.

Según Deutsche Bank existen cuatro riesgos para la economía a los que tendremos que estar atentos en los próximos meses. En primer lugar, el conflicto entre Rusia y Ucrania, ante la posibilidad de que haya más sanciones de los países occidentales y represalias, lo que intensificaría aún más las presiones inflacionistas, con el precio del gas como el mayor riesgo. En segundo lugar, la inflación y la posible recesión, que puede contribuir considerablemente a la volatilidad del mercado. Por otra parte, las elecciones estadounidenses de mediados de legislatura, dado que a los demócratas les está costando adoptar sus políticas previstas y un revés electoral reduciría aún más el margen de maniobra del gobierno de Biden. Por último, la entidad señala que habrá que vigilar la evolución de la economía china, puesto que la producción económica de gigante asiático es crucial para el crecimiento mundial. En este sentido, una reapertura podría impulsar la demanda de energía y estimular la economía, acelerando así la recuperación económica mundial.

Son muchos los factores externos que pesan sobre la economía estadounidense, como el alza del precio de la energía y los alimentos a consecuencia tanto de la guerra en Ucrania como del desajuste en las cadenas de suministro a nivel global. A su favor, el mercado laboral sigue siendo fuerte, con una tasa de paro en el 3,6% se sitúa casi en mínimos históricos y en niveles prepandemia.

Al mismo tiempo, se trata de un arma de doble filo. Empresas como las aerolíneas se enfrentan nuevamente a pérdidas millonarias tras un verano caótico por falta de personal, que está obligando a cancelar miles de vuelos cada día, mientras que los salarios para completar plantillas se han disparado, impulsando de igual manera los precios en todos los sectores.

La apreciación del dólar (casi en paridad con el euro hoy) reduce los beneficios de las multinacionales estadounidenses al repatriar sus ganancias en divisas extranjeras debilitadas, al tiempo que influye negativamente en la balanza comercial del país.

Bloomberg también ha realizado su propia estadística incluyendo variables relacionadas con la vivienda, el consumo o los rendimientos de los bonos del Tesoro. Su conclusión es que la probabilidad de estrenar 2023 con una crisis en Estados Unidos es del 38%, cuando hace sólo unos meses esta cuestión ni siquiera estaba sobre la mesa. Las previsiones de Fitch Ratings para el PIB estadounidense el próximo año se sitúan en el lado positivo, pero sólo del 0,1% por trimestre, lo que, en sus palabras, significa estar “peligrosamente cerca del riesgo de recesión técnica”.

Dada la ausencia de desequilibrios considerables en la economía que podamos observar y unas subidas de tipos de interés acumuladas que serían moderadas en términos históricos, los economistas de Julius Baer estimaban esta semana la probabilidad de recesión en un 15%-25% para la economía estadounidense en los próximos 12 meses. En caso de ocurrir el dólar estadounidense y el oro serían los grandes beneficiados.

La Renta Fija ha tenido el peor primer semestre de la historia. El abrupto final al programa de compras de la Reserva Federal (Fed) y las subidas de tipos de interés se han traducido en caídas del -12% en el bono a 10 años estadounidense y del -15.2% en los bonos BBB. Los tipos de interés y los diferenciales de crédito se han movido en la misma dirección, en contra de su comportamiento histórico. En caso de que la economía entrase en recesión los tipos de interés empezarían a reducirse (beneficiando a los bonos).

Las posiciones cortas sobre el S&P 500 está en máximos de los últimos 2 años.

El sentimiento de los inversores es extremadamente negativo con niveles de sobreventa de las acciones de Estados Unidos muy elevados, sólo el 13% de las acciones están por encima de su media de 200 días.

Y con el indicador Bulls minus Bears sigue cerca de zona de mínimos. Ultimo -23.9.

Los spreads de High Yield están ya en el 6% en Estados Unidos y en el 7% en Europa:

US HY spreads

Europa HY spreads

Importante esta semana:

Las Actas de la Fed del 15 de junio publicadas esta semana en las que se subieron los tipos 75 puntos básicos, mantuvieron un tono hawkish, al considerar posible una política monetaria aún más restrictiva y apuntar a una subida de 50 a 75 puntos básicos en la reunión de julio (el mercado otorga una probabilidad del 94% a que sea de 75) al no poder confirmar aún el techo de inflación (la próxima semana se espera que el IPC de junio se anote un nuevo máximo, +8,8% esperado por los analistas frente al +8,6% de mayo). Este contexto seguirá presionando las expectativa de crecimiento.

La Balanza Comercial de Alemania está por primera vez en negativo (déficit comercial) desde 1991, la principal causa es la subida de las importaciones (+2% intermensual), especialmente las ligadas a la energía por la espiran de precios, pero también un débil comportamiento de la maquinaría exportadora (-0,5% mensual). Dato negativo que alienta los signos de recesión que se vieron aumentaros ante un negativo Sentix Investor Confidence, tanto en su lectura de la situación actual como futura, especialmente ante un dato de precios industriales en la Eurozona que sigue subiendo con fuerza (+36,3% interanual frente al +37,2% anterior).

Parece ser que Estados Unidos pudiera levantar ciertas sanciones e impuestos a China para luchar contra la inflación. Algunos analistas estiman que el anuncio de estas medidas pudiera ser esta misma semana, y tanto Janet Yellen, como el Viceprimer Ministro Chino, mantuvieron varias videoconferencias para discutir temas impositivos y de cadenas de suministro.

El martes en Europa se publicaron los datos finales de PMIs de junio compuesto y de servicios que confirmaron el deterioro que mostraron los datos preliminares. En la Eurozona, compuesto 52 (frente a 51,9 esperado por el consenso de analistas y preliminar y 54,8 anterior) y servicios 53 (52,8 esperado y preliminar, y 56,1 anterior), ambos superando el preliminar pero mostrando la bajada en el mes de junio. En Alemania compuesto 51,3 (51,3 esperado y preliminar y 53,7 anterior) y servicios 52,4 (52,4 esperado y preliminar, y 55 anterior).

El Banco Central Europeo estudia obligar a la banca a devolver los TLTRO para evitar los «windfall profits». Las rápidas subidas de tipos esperadas en la segunda parte del año podrían proveer un margen de beneficio extra a la banca con los TLTRO, cuyo tipo se calcula en base a la media de los 3 años de vida del préstamo. El BCE está estudiando formas de que los bancos dejen de beneficiarse del programa mientras incrementan las condiciones de financiación a familias y empresas, algo que para el BCE resultaría inaceptable, una opción podría ser la devolución automática de los préstamos.

Ryanair publicó el lunes los datos de tráfico de junio muestran su mejor mes de junio de la historia. La aerolínea transportó a 15,9 millones de pasajeros, desde 8,14 millones en junio 2021, y +26% frente a las cifras de junio 2019. Por su parte, el factor de ocupación se situó en el 95%, muy cerca del 96% de junio del 2019 y 72% en junio del 2021. La mejora en los datos de pasajeros es también significativa en el segundo trimestre. En 2022 Ryanair transportó a 45,54 millones de pasajeros, desde 8,14 millones en 2T21 y +22% frente a los datos del 2T19. El factor de ocupación se situó en torno al 93% desde el 73% en el 2T21 y frente al 96% del 2T19, niveles muy próximos a sus máximos históricos.


Por qué EEUU entrará en ‘técnica recesión técnica’. Ignacio de la Torre. Economista Jefe – Arcano Partners Profesor, IE Business School.

El gran economista sueco Knut Wicksell expuso en 1898: “Los cambios en los niveles de precios siempre suscitan gran interés. Oscuros en su origen, generan una influencia profunda y duradera en el conjunto de la sociedad y la economía de un país”. La economía de EEUU es la más grande del mundo, con unos 23 billones de dólares de producción, seguida por China, con unos 18, y de la zona euro, con cerca de 14. La primera y la tercera están hoy en día atenazadas por niveles de inflación no observados en los últimos 40 años. La segunda, amenazada por una intensa crisis inmobiliaria.

Como a menudo los ciclos económicos y financieros globales, tanto ascendentes como descendentes, se gestan en EEUU, es relevante analizar si dicha economía entrará en recesión. En mi opinión, la respuesta es sí. Expongamos primero qué es una recesión, y luego contemplemos los motivos por los que EEUU se adentrará en ella, para al final matizar también el concepto de técnica recesión técnica.

En mercados se suele denominar “recesión” a una concatenación de dos trimestres en los que una economía se contrae. En realidad, la definición de recesión puede ser más compleja. En el caso concreto de EEUU la definición de recesión recae en la National Bureau of Economic Research (NBER), que certifica si la economía ha entrado o no en recesión analizando la caída de producción, su intensidad y otras variables adicionales, especialmente el desempleo. Es decir, que una caída de producción durante seis meses no tiene por qué coincidir con la clasificación que la NBER realice a posteriori. A su vez, el Fondo Monetario Internacional (FMI) define como recesión a una caída del PIB per cápita a nivel mundial. Así, por ejemplo, si el PIB mundial sube, pero menos que la población, entonces se considera una recesión mundial. Para simplificar, en este artículo utilizaremos el primer concepto de recesión (dos trimestres de crecimientos negativos).

Los motivos por los que EEUU entrará en una recesión así definida son los siguientes:

Primero: contracción económica durante el primer semestre. Durante el primer trimestre el PIB norteamericano se contrajo un 1,6% anualizado, y como es muy posible que la economía también experimente una contracción el segundo trimestre (los indicadores econométricos en tiempo real apuntan a una contracción anualizada cercana al 2,1% durante dicho trimestre), algo que conoceremos a final de julio, tendremos servida una recesión.

Segundo (y relacionado): la inflación se sitúa por encima de las subidas salariales, con lo que se resiente el consumo en términos reales. La inflación del consumidor de EEUU se sitúa en niveles superiores al 8% y los sueldos a su vez suben entre un 5% y un 6% en función de qué indicador se maneje. La consecuencia es que la demanda real (neta de inflación) de bienes y servicios tiende a reducirse. Como el consumo es con diferencia la parte más relevante del PIB (el gasto en consumo final representa cerca de dos tercios del PIB), si el consumo entra en negativo suele arrastrar al indicador de PIB hacia el rojo. Hasta ahora, los hogares habían capeado el temporal de la inflación reduciendo su tasa de ahorro, o tirando de ahorro acumulado durante la pandemia. Sin embargo, ya se dispone de datos que muestran cómo el consumo ha entrado en negativo durante el mes de mayo frente a los niveles de abril.

Tercero: caída de inventarios. La economía de los EEUU observa vaivenes en función de la acumulación o desacumulación de inventarios por parte de las empresas. Desde que el consumo comenzó a recuperarse de la crisis del Covid la demanda se ha concentrado en bienes (como comprar una bicicleta estática) frente a servicios (como pagar por un gimnasio). Este hecho explica una parte importante del problema de inflación en los EEUU y de las tensiones en las cadenas de suministro. Las empresas reaccionaron a esta coyuntura con importantes acumulaciones de inventario, lo que generó una demanda incremental de PIB hasta finales de 2021. Sin embargo, a medida que la situación sanitaria se estabiliza, los consumidores vuelven a demandar más servicios y menos bienes. La consecuencia es que las empresas se ven forzadas a liquidar los excesos de inventarios de bienes, factor que explicó la caída de PIB del primer trimestre y que también se observará durante el segundo. Paradójicamente, esta vuelta a la normalidad de la demanda de servicios frente a bienes provocará que los datos de inflación comiencen a remitir lentamente desde el segundo semestre mediante el menor crecimiento del precio de los bienes.

Cuarto: ralentización del sector inmobiliario. A medida que la FED ha señalado subidas de tipos intensas durante este año que podrían acabar con los tipos por encima del 3%, el tipo de referencia para hipotecas se ha acercado al 6%. La obvia consecuencia ha sido una menor demanda de casas. Así, las ventas de hogares caen en mayo un 9% interanual, y la iniciación de viviendas un 14% frente al mes anterior. Con todo, el sector inmobiliario no entrará en crisis debido a que la oferta sigue siendo limitada (se han construido 2 millones menos de casas de las necesarias para afrontar la demanda, y como consecuencias las casas suben un 19% interanual).

¿Por qué hablo de “técnica recesión técnica”? Porque casi todas las recesiones suelen concatenar caídas de PIB y subidas de desempleo. Sin embargo, si EEUU entra en recesión durante el primer semestre por caída de PIB no habrá observado subidas de desempleo (el nivel de desempleo estaba al 4% en diciembre y se sitúa actualmente en el 3,6%). El motivo estriba en la escasez de mano de obra, algo que se manifiesta en el hecho de que existen más de 11 millones de ofertas de empleo vacantes (casi dos por cada desempleado). Por eso, es factible que el mercado y prensa hable de “recesión” y la NBER no. En 2001 se produjo el fenómeno contrario: el PIB no cayó durante 6 meses pero la subida de desempleo hizo que la NBER declarara una recesión. Por eso hablo de “técnica recesión”: lo es para el mercado, posiblemente no para la NBER.

Además, es importante discernir entre una recesión como la vivida durante la gran crisis financiera y una recesión técnica. En una gran recesión suele estallar una burbuja inmobiliaria, algo que afecta a la banca y a su capacidad de prestar, lo que genera una caída de PIB aguda y una fuerte subida de desempleo. Una recesión técnica es algo mucho más leve, cae la producción, sube el desempleo más ligeramente, y los bancos siguen prestando. Esta vez será una recesión técnica (el sector privado de los EEUU está mucho más saneado, y la banca, mejor capitalizada). En los últimos 70 años solo ha habido una gran recesión, frente a 11 recesiones técnicas.

Por otro lado, es posible que la subida de tipos de la FED, que opera con efectos retardados, genere otra recesión técnica durante los próximos trimestres. Esa situación llevará a la FED a volver a bajar los tipos a principios de 2024, algo que ya comienzan a descontar las curvas de tipos. A modo indicativo, en las referidas 12 recesiones vividas por EEUU desde 1945 de media la economía se contrajo a un ritmo anualizado del 2,5%, el desempleo subió un 4% y la recesión duró algo menos de 10 meses. Esta vez es posible que la subida de desempleo sea sensiblemente inferior, pero provocará una reacción de la FED.

En Arcano Economic Research hemos escrito informes sobre las consecuencias detalladas de una recesión técnica en la principal economía del mundo. A nivel político, es posible que los votantes norteamericanos se decanten en 2024 por un candidato republicano, como así han hecho cuando han vivido episodios de inflación elevados o crisis económica. Si Trump no resulta procesado por los eventos del Capitolio, es posible que sea reelegido presidente. Además, la debilidad del consumo norteamericano de bienes supondrá malas noticias adicionales para la renqueante economía china. A su vez, Europa crecerá por debajo de tendencia, eso en el caso de que Rusia no corte el 100% del gas.

Wicksell, el referido economista sueco, también ideó el concepto de “tipo de interés natural”. Lo definió como aquél que determinaría un mercado de ahorradores e inversores de forma natural, sin la intervención de un banco central. A medio plazo los tipos de interés que fijan los bancos se acaban adaptando a dicha naturalidad (hoy en día se denominan tipos neutrales). Si Wicksell está en lo cierto, a medio plazo los tipos volverán a ser bajos, y se iniciará una prometedora fase expansiva de la economía en 2024.


La economía europea se deteriora. Rafael Pampillón.

Nos encontramos en una encrucijada histórica. Tras los elevados niveles de gasto público alcanzados durante la pandemia, toca ahora ir retirando progresivamente los estímulos fiscales. También porque son inflacionarios: aumentan la demanda y, con ello, los precios. Dicho de otro modo, para corregir los elevados niveles de inflación, hay que reducir la demanda agregada. Y si los gobiernos no hacen su parte (reduciendo el gasto público, los déficits y la deuda), los bancos centrales tendrán una posición complicada, ya que deberán aplicar políticas monetarias restrictivas para reducir la inflación. El resultado será una desaceleración en el crecimiento económico, aumento en el desempleo y reducción del bienestar de los ciudadanos. Europa se enfrenta a una crisis marcada por la subida de los precios de las materias primas (sobre todo alimentos y energía), el desabastecimiento de semiconductores y la ralentización de las cadenas de suministros provocada, en parte, por la falta de barcos y contenedores. El origen de esta crisis no sólo está en la invasión rusa a Ucrania, con sus consecuencias políticas y económicas, sino que también se debe al incremento desorbitado de la masa monetaria por parte de los bancos centrales durante la pandemia y al continuo cierre de fábricas en China. Un conjunto de problemas que ha generado una espiral inflacionaria en todo el mundo, y que en la zona euro alcanzó en junio el 8,6% interanual, la más alta de su historia. Con el objetivo de frenar la inflación, el BCE ya ha comenzado a movilizarse. Ha dejado de comprar deuda pública y ha anunciado un incremento del tipo de interés de intervención desde el 0% al 0,25% en este mes de julio, y otro aumento en septiembre, que puede llegar al 0,5%. Una senda de subidas que podría alcanzar el 2% en 2023.

Christine Lagarde, la presidenta del BCE, ha señalado que “irá tan lejos como sea preciso” para combatir la inflación y estabilizarla en el 2%. Esto causará una ralentización de la economía de la zona euro, con un aumento del desempleo que por ahora es muy bajo, en torno al 6,6% de la población activa. Precisamente la curva de Phillips tradicional muestra una relación inversamente proporcional entre la tasa de desempleo y la inflación. Si ahora el objetivo es reducir la inflación, la curva refleja que el nivel de desempleo aumentará.

Como consecuencia de la crisis que se avecina, también está bajando la Confianza Económica en la eurozona. La encuesta de la Comisión Europea mostró que este indicador se redujo desde 105 puntos en mayo a 104 en junio, su nivel más bajo en 15 meses. Un dato que refleja el deterioro de la moral de los consumidores.

Durante la pandemia los gobiernos de la eurozona y el BCE optaron por aplicar políticas keynesianas, en concreto políticas fiscales y monetarias expansivas. Esto se tradujo en un incremento del gasto y de la cantidad de dinero para impulsar la demanda, con el fin de dinamizar la economía. Los frutos de esas políticas los estamos recogiendo ahora: una inflación desbocada. Además, esa política fiscal expansiva ha traído consigo un empeoramiento de las finanzas del Estado.

Al igual que en Europa, en España se precisa un mayor equilibrio de las cuentas públicas. La creación de empleo y la estabilidad de precios sólo son posibles a través de políticas monetarias y fiscales menos expansivas y de reformas estructurales que mejoren la competitividad. De ahí que la Comisión esté pidiendo a España que el gasto público corriente no siga aumentando. Eso quiere decir que, a la hora de elaborar los Presupuestos de 2023, el Gobierno deberá seguir las recomendaciones de la Comisión y reducir drásticamente el déficit público.

Sin embargo, en España, desde que llegó Pedro Sánchez a la Moncloa en 2018, el número de empleados públicos no ha dejado de crecer. En tan solo cuatro años, la cifra ha crecido en 363.000 personas alcanzando los 3,5 millones. A lo que hay que sumar las 44.788 plazas de empleo público aprobadas en junio, la mayor de la historia. Este repunte en la plantilla de las Administraciones genera un incremento desorbitado del gasto público. Si éste no se frenara, Bruselas nos impondría unos recortes tales que obligarían a hacer un drástico ajuste laboral en el sector público. ¿Se ha valorado este riesgo al aprobar una oferta de empleo pública de ese calibre?

Unos presupuestos que vendrán lastrados también por haber indexado las pensiones con el IPC. Ello supondrá un aumento en 2023 del gasto en pensiones de 13.000 millones de euros. Hay que ir al fondo del problema y vincular las pensiones (y también la edad de jubilación) a la esperanza de vida, la evolución de las cotizaciones y la de la población ocupada. Está en juego la viabilidad del sistema de pensiones y el futuro del bienestar de los jubilados.

Controlar la inflación es muy importante para el crecimiento, pues refuerza la competitividad de las empresas y aumenta el crecimiento, así como el empleo a través de las exportaciones. Desgraciadamente, desde abril del año pasado, la inflación española está siendo superior a la media de la eurozona, con una pérdida continua de competitividad. En consecuencia, este diferencial de inflación ha venido acompañado de fuertes saldos negativos en la balanza comercial.

De ahí que en España se están revisando a la baja las proyecciones, lo que puede anunciar una nueva crisis. Indicadores recientemente publicados parecen confirmar que la economía española sigue debilitándose. El Índice del Comercio Minorista de mayo con respecto a abril se quedó estancado. También la industria sigue mostrando un elevado nivel de estancamiento. El índice de gestores de compra del sector manufacturero descendió desde 53,8 en de mayo a 52,6 puntos en junio. Ayer se publicó el Índice de Producción Industrial. La industria se contrajo un -0,2% en el mes de mayo con respecto a abril.

También las caídas de Bolsas y mercados de deuda parecen estar anticipando una reducción del crecimiento de la actividad con más paro y más inflación de lo previsto. Para salir de esta situación de crisis que se avecina, lo que España y Europa necesitan son reformas estructurales: políticas de oferta que intensifiquen los esfuerzos para elevar la productividad a través de buenas prácticas, como la extensión de las tecnologías de la información, la inversión en I+D+i y en capital humano, la mejora del funcionamiento de los mercados de productos y servicios y el redimensionamiento del sector público para reducir el gasto corriente innecesario. Ello debería conducir a aumentar la inversión pública y privada para impulsar el empleo y el crecimiento económico. Todavía estamos a tiempo de introducir correcciones. Si nos retrasamos las consecuencias serán más dolorosas.


Cuánto tiene que bajar la inflación para que la Fed afloje con las subidas de los tipos. The Wall Street Journal. Justin Lahart.

Los responsables de la política de la Reserva Federal han pasado gran parte de la pandemia enfrentándose a niveles de inflación superiores a lo esperado, pero los niveles podrían ser más bajos en lo que queda de año. Sin embargo, esto podría no ser suficiente para disuadirles de subir los tipos de forma agresiva.

El Departamento de Comercio informó el jueves de que su índice de precios al consumo, el indicador de inflación preferido por la Reserva Federal, aumentó un 0,6% en mayo con respecto a abril, situándose un 6,3% por encima del nivel de hace un año. Los precios subyacentes, que excluyen los alimentos y la energía con el fin de realizar un seguimiento más exacto de la tendencia subyacente de la inflación, subieron un 0,3% respecto al mes anterior, lo que supone un aumento interanual del 4,7%. Ambas medidas se situaron por debajo de las previsiones de los economistas y sugirieron que, aunque la inflación no se esté enfriando aún, podría estar empezando a ser un poco menos caliente. En términos interanuales, los precios básicos registraron su menor aumento desde octubre.

Las últimas proyecciones de los responsables de la Fed atribuyen una subida interanual del 5,2% a los precios globales en el cuarto trimestre de 2022, y un 4,3% al alza para los precios básicos. Existe la posibilidad de que la inflación subyacente, en particular, sea menor que la prevista. La disminución del apetito por los productos ligados a la permanencia en el hogar y el alivio de muchos de los problemas de la cadena de suministro han provocado un enfriamiento de muchos de los precios que habían estado impulsando la inflación. El informe del jueves mostró que los precios de los muebles y el equipamiento doméstico duradero, categoría que incluye muebles y electrodomésticos, bajaron en mayo con respecto a abril. Es probable que se produzcan más recortes de precios: los minoristas, como Target y Walmart, tienen altos niveles de inventario, y los expertos del sector esperan que la fiesta del 4 de julio desencadene una ola de descuentos.

La trayectoria de la inflación general en los próximos meses dependerá de lo que ocurra con los precios de los alimentos y la energía, que se fijan en gran medida a nivel mundial, y que se han enfrentado a turbulencias generadas por la invasión de Rusia en Ucrania. Su trayectoria futura está lejos de ser segura, pero los precios del petróleo y de las materias primas agrícolas han bajado en el último mes.

Incluso la perspectiva de una subida de precios algo más fría probablemente no impedirá que los responsables de la política monetaria eleven otro 0,75% más su rango objetivo de tipos a un día cuando se reúnan el mes que viene, aunque solo sea porque querrán tener más datos a mano antes de creerse que la amenaza de la inflación realmente esté remitiendo. Y en los meses siguientes, incluso si llegan datos más favorables, podrían estar dispuestos a seguir subiendo los tipos hasta finales de año.

Una de las razones es que a la Reserva Federal le preocupa que la inflación elevada esté arraigada en las expectativas de los consumidores, a pesar de que la Universidad de Michigan despreció en una revisión la semana pasada lo que parecía un gran salto en las expectativas de inflación a largo plazo. Una razón relacionada es que, en gran parte porque pone un mayor peso en los costes de las viviendas, el índice de precios al consumo del Departamento de Trabajo podría seguir siendo mucho más alto que la medida de la inflación del Departamento de Comercio. El IPC tiene muchos seguidores y, a pesar de las preferencias de la Fed, para mucha gente sigue siendo EL informe sobre la inflación. Sería más difícil reducir los aumentos de los tipos mientras el IPC sigue siendo elevado.

Puede que la ola de calor haya terminado, pero la Reserva Federal aún suda la gota gorda.


El grifo de los ‘bonos basura’ se cierra para las adquisiciones de mayor riesgo. Roberto Casado.

El 28 de junio, el mercado vivió un regreso al futuro, al asistir a una situación que retrotrajo a muchos hasta la gran crisis financiera de 2008. Ese día, el grupo estadounidense Wal- greens comunicó la paralización del proceso de venta de su cadena británica de farmacias Boots, citando como motivo los problemas de financiación de los candidatos a la adquisición.

“Desde que se lanzó el proceso, los mercados financieros globales han sufrido un cambio dramático e inesperado. Como resultado del impacto en la capacidad de financiación que ha tenido la inestabilidad del mercado, nadie ha podido hacer una oferta que refleje el alto valor potencial de Boots”, explicó la compañía.

El principal interesado en realizar la compra era un consorcio de la gestora de capital riesgo Apollo Global Management y el grupo indio Ambani Reliance Industries. Boots se valora en unos 5.500 millones de euros.

Como en la crisis financiera, el fiasco llega por la aversión al riesgo de los inversores, provocada ahora por la guerra en Ucrania y sus consecuencias.

Además, Boots ya tuvo cierto protagonismo en 2007, justo antes de que estallaran los problemas en el mercado. Un consorcio liderado por KKR ganó una batalla de ofertas públicas de adquisición (opas) y se hizo con Alliance Boots –matriz entonces de la cadena de farmacias– por más de 11.000 millones de libras. Los bancos que financiaron la compra con 9.000 millones de libras no pudieron repartir los préstamos o emitir bonos durante varios años, teniendo que asumir todo el riesgo en sus balances.

Aprendida esa lección, entidades e inversores en el mercado de deuda no quieren vivir experiencias similares, por lo que rechazan prestar dinero para compras o exigen intereses cada vez más elevados. No solo ha habido problemas en la compra de Boots. Según un banquero de inversión, el mercado de “financiaciones apalancadas [para compras con mucha deuda] está completamente cerrado en Europa, y abierto de manera muy selectiva en Estados Unidos”. Esto complica ejecutar operaciones a las firmas de capital riesgo, principalmente.

El propio Elon Musk, fundador de Tesla, ha tenido que modificar la estructura de financiación de su opa sobre Twitter, ampliando la porción que él mismo pone de capital para reducir así el crédito de los bancos. En España, los procesos de venta de Garnica y Natra han sufrido por los problemas de financiación de los interesados.

Los datos son elocuentes sobre los problemas para financiar opas de alto riesgo. El valor de las emisiones de títulos con baja calidad crediticia (bonos basura) en Europa en la primera mitad de 2022 se ha situado en unos 20.000 millones de euros, un tercio respecto a los datos de 2021 e incluso por debajo de 2020, en plena pandemia del Covid. Además, la mayor parte corresponde a refinanciación por parte de empresas ya conocidas en el mercado, con pocas salidas de nuevas compañías.

En cuanto a la concesión de préstamos apalancados, entre enero y junio se aprobaron operaciones de este tipo en Europa por 23.400 millones de euros, frente a los casi 70.000 millones en el mismo periodo de 2021.

Según cálculos de Dealogic, los ingresos para los bancos de inversión que intermedian las financiaciones apalancadas se situaron en 800 millones de dólares en el primer semestre, con un descenso del 65% respecto al año precedente. Un 84% de esas comisiones llegaron de los fondos de capital riesgo.

Goldman Sachs, JPMorgan y Deutsche Bank fueron las entidades más activas en el sector.

Además, el coste de las operaciones que sí consiguen salir adelante ha aumentado de forma dramática, para reflejar las expectativas de subidas de tipos de interés y la exigencia de los inversores de una mayor prima de riesgo. En lo que va de año, estima Société Générale, el coste de los bonos basura en Europa ha aumentado de media en 366 puntos básicos.

Hay sectores donde todavía es posible obtener financiación para operaciones corporativas, como en infraestructuras y telecomunicaciones, aunque con estructuras de pasivo menos agresivas.

La fusión de Orange España y MásMóvil, por ejemplo, contempla la obtención de más de 6.000 millones de euros de deuda. Lo más probable es que los bancos concedan inicialmente ese dinero en dos tramos, y aguarden a una mejora de las condiciones del mercado para refinanciar al menos una parte de ello mediante emisiones de bonos; o bien para trocear y vender los créditos a inversores institucionales.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 1 de Julio del 2022

Este lunes se publicó una encuesta entre analistas de Wall Street publicada por Bloomberg que sorprendía porque en una escala de intención de compra/venta del 1 al 5 entre empresas del S&P 500, en la que 1 era venta y 5 compra, el resultado promedio de la encuesta era de un 4, la lectura más alta desde 2002.

La medida GFK de la confianza del consumidor del Reino Unido cayó a su nivel más bajo desde que comenzaron los datos (ver el gráfico de la semana). Esto refleja los efectos del aumento de los precios de los alimentos y los combustibles en el asediado consumidor. El país se enfrentó a un cierre en el transporte público, mientras que British Airways parece estar enfrentando una huelga de personal, lo que refleja el descontento laboral ante el fuerte aumento del coste de vida. Por último, los precios del gas en euros volvieron a subir, amenazando la producción industrial alemana.

Terminamos un semestre histórico con los bonos del gobierno americano experimentando su peor comienzo de año desde 1788 (caída cercana al -15%) y otros activos superando esas caídas, los bonos emergentes pierden un -20%, las acciones de Europa emergente un -80% y los activos digitales han perdido dos tercios de su valor. Por otro lado, todo lo relacionado con la energía y las materias primas lo ha hecho especialmente bien, con las acciones de compañías de petróleo y gas subiendo un 20% y algunos índices de materias primas energéticas subiendo un 70%. Al revés de lo ocurrido en ciclos pasados, el dólar estadounidense se ha apreciado a la vez que lo hacían las materias primas. Lo que ha generado todos estos movimientos han sido una Reserva Federal políticamente presionada para bajar los precios como sea, la guerra en Ucrania y las dudas sobre el crecimiento chino tras los último confinamientos.

En Estados Unidos una política monetaria restrictiva suele meter a la economía en recesión cuando supera subidas acumuladas de 3%-3.5%. La pandemia ha complicado mucho las comparaciones históricas, pero dado que se esperan subidas de tipos del 3.25% en total en estos dos años (2022-2023), es posible evitar la recesión. El consenso de analistas asigna una probabilidad del 35% a una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses.

Albert Edwards, el veterano analista de Société Générale que suele destacar por su pesimismo, insistió esta semana en que “una recesión en Estados Unidos parece inminente” y duda que las bolsas hayan descontado este escenario, pese a las caídas de los últimos meses.

En el mismo banco, Manish Kabra estima que el S&P 500 podría caer a 3.200 puntos en una recesión “clásica” (ahora está en 3.770 puntos), pero se desplomaría a 2.525 puntos en una crisis de estanflación al estilo de los años setenta.

Cálculos similares han hecho otros bancos. Según Berenberg, “para que las valoraciones bajen a lo habitual en las recesiones en Estados Unidos desde 1990, debería haber otro descenso del 23%; y del 39% si se va a los múltiplos medios de las crisis desde 1973”. En el caso de Europa, las caídas en esos dos escenarios tendrían que ser del 19% y 30%, respectivamente.

UBS, por su parte, ha revisado 17 recesiones sufridas en Estados Unidos durante los últimos 100 años, para comprobar el comportamiento de las cotizadas en esos periodos y compararlos con la trayectoria actual. La conclusión del banco suizo es que “el declive del mercado hasta ahora ha estado provocado sobre todo por el endurecimiento de la liquidez [por los cambios en la política monetaria], no por miedo a una contracción económica”.

Sus cálculos son que, en una recesión suave, el mercado estadounidense podría caer un 11% (siguiendo los precedentes históricos), pero el desplome sería del 34% si hay una grave crisis. En Europa, con menos datos históricos, UBS apunta que las correcciones son del 19,5% cuando el frenazo no es muy serio, y del 57% cuando hay un fuerte bajón de la economía (este dato está dominado por la crisis financiera). UBS concluye que “es probable que se produzca un respiro en las ventas y un rebote táctico. Pero esto no quita para pensar que los problemas de liquidez son un obstáculo serio para la rentabilidad de Bolsa y que la recesión no está descontada del todo”.

Los indicadores adelantados PMI (Purchasing Manager Index, que se basan en encuestas periódicas a los directores de compras) apuntan a un menor crecimiento de la economía en la segunda mitad del año, con unas manufacturas que siguen moderándose y un sector servicios que ha experimentado una caída muy significativa a medida que el entusiasmo de la reapertura desaparece y el impacto de la inflación en el bolsillo del consumidor se deja notar. Tanto en Europa, como en Estados Unidos., el nivel del índice se sitúa en 52, cerca del nivel de 50 que marca la frontera entre recesión y expansión.

Los analistas han rebajado sus expectativas sobre el crecimiento de beneficios en el segundo trimestre al 4.6% frente al 5.9% que se esperaba para el S&P 500 cuando empezó el trimestre. Julius Bäer espera revisiones negativas de los sectores más cíclicos, mientras que parece difícil que se puedan mantener los márgenes de beneficios que esperan los analistas (12.4% frente al 12.3% del primer trimestre).

Desde el punto de vista de análisis técnico la semana pasada el S&P 500 alcanzó niveles extremos de sobreventa, con tan sólo 2% de las compañías del índice cotizando por encima de su media móvil de 50 día (en los últimos 30 años, sólo ha estado más sobrevendido en 27 ocasiones). La duda es si podemos ver una recuperación o “rally” de verano, pero para ellos es necesario que veamos compras generalizadas para que podamos ver una subida del 10%-15%.

La Fed no descarta que la inflación tarde dos años en llegar al 2%. Los riesgos de recesión están aumentando y la inflación tardará “un par de años” en volver al objetivo de la Fed de Estados Unidos del 2%, según Loretta Mester, presidenta de la Fed de Cleveland. “Los riesgos de recesión están aumentando, en parte porque la política monetaria podría haber girado un poco antes de lo que lo hizo. Lo estamos haciendo ahora elevando los tipos de interés pero”, declaró a la CBS . Mester explicó que la política monetaria puede desinflar la demanda excesiva en la economía, pero tomará tiempo lograr un mejor equilibrio. “Llevara un par de años que la inflación se sitúe en el 2%”.

La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, admitió el domingo que la economía se desaceleraría, y que una recesión no era “inevitable”. El presidente de la Fed, Jay Powell, dice que su objetivo es reducir la inflación y mantener un mercado laboral sólido. Lo que según Yellen “requerirá habilidad y suerte”.

Esta semana un informe estratégico de Goldman Sachs incrementaba sus probabilidades de que Estados Unidos entrara en recesión en los próximos 12 meses hasta el 30% y al 25% las probabilidades de que entre en recesión al año siguiente si se ha evitado la recesión ese primer año. Dichas previsiones le dan un 48% de probabilidades de que Estados Unidos entre en recesión en un horizonte temporal de 24 meses. Rebajan una décima sus previsiones de crecimiento del PIB de Estados Unidos, del 2,50% al 2,40% y en dos décimas el del 2023, del 1,60% al 1,40%.

Hay buenas noticias dentro de todo este entorno de caídas de mercados de Renta Fija, con las rentabilidades subiendo. Para los inversores que buscan rentabilidad, las yields en todas las clases de activos empiezan a ponerse interesantes. El High Yield vuelve a ser alto y rentable, mientras que otras áreas del mercado ofrecen una propuesta de ingresos igualmente más interesante:

También es probable que la inflación caiga en los próximos trimestres. Aparte de los efectos de base obvios, numerosas fuerzas seculares, que marcaron el comienzo de la era de la desinflación, están en gran parte intactas (aparte quizás de la globalización), mientras que los bancos centrales tienen un arsenal lleno de municiones para destruir a sus enemigos, tal como lo hizo el Volker hace tantos años. Esperemos que sea el primero y no el último resultado desde una perspectiva de mercado.

Importante esta semana:

La inflación vuelve a elevarse con fuerza en España. Los datos conocidos el miércoles por la mañana muestran que las presiones inflacionistas siguen incrementándose y según el indicador adelantado del IPC, el ritmo de crecimiento de los precios se disparó hasta un aumento del +10,2% en junio, un punto y medio por encima de la registrada en mayo. De confirmarse estos datos, la inflación se situaría en su mayor nivel desde abril de 1985. Esta evolución es debida, principalmente, a la subida de los precios de los carburantes, mayor este mes que en junio de 2021, y de los alimentos y bebidas no alcohólicas, frente a la estabilidad registrada el año anterior. También influye el incremento de los precios de los hoteles, cafés y restaurantes, superior al del pasado año. Por su parte, la tasa anual del indicador adelantado de la inflación subyacente aumenta seis décimas, hasta el +5,5%. Esta tasa de inflación subyacente sería la más elevada desde agosto de 1993.

Todavía relativo a España esta semana hemos conocido cifras de consumo que siguen mostrando dinamismo, aunque el crecimiento se modera. En concreto, las ventas al por menor avanzaron en mayo un +1,4% interanual, cifra que muestra una moderación del crecimiento frente al mes anterior pero que se sitúa cuatro décimas por debajo de las previsiones.

En Estados Unidos cifras negativas de consumo. El índice de confianza de los consumidores de la Conference Board decepcionó al caer en junio hasta niveles de 98,7 desde el 103,2 anterior (dato que se revisó a la baja). Con este deterioro la confianza de los consumidores se sitúa en su menor nivel de los últimos 16 meses. Además, señalar que el mayor retroceso vino por el lado de las expectativas al caer el sub-índice hasta niveles de 66,4 desde el 73,7 previo y retrocediendo hasta su peor nivel desde 2013. Todo ello apunta a una pérdida de dinamismo del consumo tras el verano.

Siguiendo con datos de la economía de Estados Unidos, se publicaron los datos de precios de la vivienda que en las principales ciudades siguen repuntando a ritmos elevados. Según el índice S&P Case Shiller, los precios se incrementaron un +1,8% mensual en abril lo que elevó el ritmo de crecimiento hasta niveles del +21,2% interanual, ligeramente por encima del mes previo.

Rusia ha quedado marginada. Está aislada. Estas sanciones económicas tardarán mucho tiempo en ser retiradas. Cuando se inicien las conversaciones de paz, si se inician, el resarcimiento de las sanciones va a ser una parte importante de cualquier futuro acuerdo, y es ahí donde Occidente y Ucrania tienen ventaja sobre Rusia.

¿Qué quiere Putin? ¿Cuáles son sus objetivos bélicos? ¿Y qué va a hacer si se ven frustrados? Estas preguntas todavía no tienen respuesta. Cabe imaginar que podría tomar las provincias del este de Ucrania, gran parte de la costa del sur, imponer un bloqueo y, a continuación, limitarse a quedarse allí. Ni declararía la victoria, ni anunciaría su retirada. ¿Qué haría Ucrania en tal caso? Creo que seguiría luchando. Ambos bandos creen que necesitan luchar para ganar terreno, de lo contrario parecerán perdedores. En todo caso, existe el peligro de que los ucranianos se confíen demasiado, teniendo en cuenta sus resultados en las primeras 11 semanas de guerra, más o menos.

Los mercados financieros cometerían un grave error si no reconocieran que este conflicto se está intensificando poco a poco. Nuevos países están llegando con una mayor sofisticación en el suministro de armas a Kiev. Y luego, en el otro lado, está Rusia. Tuvo una fase inicial muy mala, pero aún no ha desplegado algunas de sus armas más sofisticadas y existe el peligro de que el conflicto se extienda (más allá de Ucrania) si Rusia intenta atacar algunas de las líneas de suministro que Occidente está organizando a través de países fronterizos como Polonia. No estoy sugiriendo que vaya a extenderse, pero existe ese riesgo. No creo que esto se convierta en un conflicto nuclear, pero es muy posible que se utilicen armas químicas.

Este es uno de esos momentos que yo describiría como “la hora de Europa”. Este conflicto ha sido una enorme llamada de atención para Alemania y es fascinante observar el cambio radical experimentado por la opinión alemana en lo que a militarización se refiere. Ahora, Alemania tendrá que tomarse su defensa mucho más en serio. El legado de (la excanciller) Angela Merkel parece ahora mucho más tenso, más cuestionable. Su política de envolver a Rusia en una red de lazos económicos y, de este modo, crear teóricamente un mejor comportamiento, no ha funcionado. Además, existen grandes interrogantes sobre la dependencia de Alemania de la energía rusa –que también es legado de Merkel porque renunció a la energía nuclear y cerró plantas. Una coalición entre los socialdemócratas, los verdes y los liberales se consideraba inviable pero, de hecho, pese a uno o dos tropiezos, el conjunto de Alemania se ha movido. El país se está rearmando, está aumentando su gasto en defensa y acaba de pactar el envío de armamento pesado a Ucrania. Alemania es una nación muy diferente a la que era en la época de Merkel.

En Francia, Emmanuel Macron ganó (las elecciones presidenciales) de forma contundente y eso es sumamente importante para el mantenimiento de la estabilidad en Europa. Creo que una relación franco-alemana estrecha seguirá siendo la base de la Unión Europea. Pero con una condición más. El nuevo gran protagonista de la escena europea es (el primer ministro italiano) Mario Draghi. Ha empujado a Italia a una posición de liderazgo en materia de sanciones y acaba de pedir, por ejemplo, más votaciones por mayoría en el Consejo Europeo.

La gran novedad es que Suecia y Finlandia están solicitando su ingreso en la OTAN. De repente, el flanco oriental de la OTAN se ha reforzado enormemente. No creo que Putin incluyera esto en sus cálculos.

Aún queda margen para imponer más sanciones. La UE ha propuesto imponer un embargo al petróleo, pero aún no hay indicios de una prohibición de las exportaciones de gas de Rusia, que es donde está el verdadero dinero. En lo que a sacrificios respecta, fue interesante que Draghi comentara que tendremos que elegir entre libertad para Ucrania o más aire acondicionado este verano. Es una declaración muy audaz para el líder de un país que depende casi totalmente de la energía rusa, salvo por cierta parte de la eólica y solar. Creo que si se produjera una prohibición total, sin duda presenciaríamos una recesión en el continente europeo en el 4.º trimestre.

Este no es el fin de las ambiciones de cero emisiones netas de Europa, pero el proceso se va a alargar. No se van a materializar los beneficios inmediatos que se anunciaron en (la Cumbre del Clima de) Glasgow. El conflicto de Ucrania ha alterado radicalmente las percepciones, sobre todo en Europa, de la dependencia energética de Rusia. Europa va a reducir su dependencia del petróleo y del gas, sobre todo del petróleo. Es posible que reaparezcan áreas que se habían dado por perdidas con demasiada facilidad, como el petróleo del Mar del Norte. Asistiremos a un debate mucho más a fondo sobre la dependencia y diversificación energéticas. 

China se aprovecha de la debilidad. Pekín sin duda sacará provecho de la debilidad rusa. Es posible que, tras la guerra, se produzcan inversiones chinas en empresas energéticas rusas. El estatus secundario de Rusia frente a China en el siglo XXI quedaría enfatizado y confirmado.

Putin y el presidente chino, Xi Jinping, declararon una colaboración sin límites (antes de la guerra). Ese fue un gran compromiso retórico. No obstante, si nos fijamos en cómo se ha comportado China hasta ahora, no ha enviado armamento pesado a Rusia y las empresas chinas han sido muy cuidadosas debido a su inquietud por la importación de las sanciones. Podría llegar un momento en que China decida aumentar su ayuda a Rusia, pero Xi tiene un congreso del partido muy importante a finales de este año, en el que todo depende de su deseo de asegurarse un tercer mandato y también de cuántos acólitos pueda conseguir en el politburó. Además, en China hay división de opiniones sobre hasta qué punto debe bascular China hacia Rusia u Occidente. Cualquiera en el lugar de Xi probablemente esperaría a ver cómo evoluciona todo. 

La prueba interesante será ver qué conclusiones sacará China de la declaración de determinación occidental sobre Ucrania y si durará. Si esta guerra continúa, ¿qué pasará en invierno cuando posiblemente presenciemos una recesión si estas sanciones realmente hacen daño y se intensifican?


Tres predicciones sobre el futuro. Ignacio de la Torre. Head Economist at Arcano Partners.

Virgilio escribió que “aquellos que cruzan el mar cambian de cielo, pero no de alma”.  Muchas veces analizamos cómo evolucionará nuestro país o nuestro mundo en variables críticas que afectan a nuestras decisiones, tales como el futuro de la inflación, de los tipos de interés, del crecimiento económico, el desempleo…  Sin embargo, esta obsesión con el corto plazo a veces elude la reflexión sobre los cambios más estructurales: aquellos que tienen lugar durante un periodo de tiempo mucho más largo, y que como tal son obviados, aunque a la postre acaban siendo mucho más relevantes para nuestras vidas.  Escribo en el número 3.000 de Actualidad Económica, que son casi 57 años.  Efeméride por lo tanto relevante para dilucidar la estructura sobre la coyuntura.

Primera: la desigualdad tenderá a bajar.  La desigualdad puede dividirse entre desigualdad de ingresos, de riqueza, o geográfica (esta última hace referencia a la concentración de actividad económica en pocas mega urbes).  La primera se mitigará algo a medida que el envejecimiento poblacional se traduce en un menor número de trabajadores, lo que les permitirá reganar parcialmente el poder de negociación perdido desde los años 70.  Como consecuencia, la participación de salarios en el PIB subirá, y los márgenes empresariales corregirán algo a la baja, aunque en ningún caso volveremos a las cifras de hace 50 años.  A su vez, la progresiva normalización de tipos de interés con llevará un menor valor de los activos, lo que propiciará también, junto con la reducción de márgenes, una menor desigualdad de riqueza.  Por último, una vez que nuestras sociedades hayan aprehendido las nocivas causas detrás de la desigualdad geográfica, implementarán políticas para paliarla.  No se eliminará, pero se mitigará algo.

Segunda: la población mundial comenzará a reducirse desde mediados de siglo.  Se tratará la primera reducción de la población mundial no generada por guerras ni por epidemias, y este fenómeno como hemos visto está muy relacionado con los puntos defendidos en el párrafo anterior.  Existen dos fuerzas que reducen cada vez más la fertilidad humana: a) la urbanización (es más fácil tener niños en un pequeño pueblo que en una gran ciudad) y b) los años de educación.  Ambas prosiguen imparables, especialmente en los países emergentes.  Los países desarrollados y China presentan tasas de fertilidad inferiores a 2,1 hijos por mujer (por lo tanto, en vías de reducir su población) (figura 1); muchos países emergentes (entre otros la mayoría de Iberoamérica) han pasado de niveles superiores a 5 hace 30 años a niveles inferiores a los de reemplazo, con la India acercándose rápidamente.  La consecuencia será un menor crecimiento económico y una enorme presión sobre las finanzas públicas.  De perpetuarse esta tendencia la otra formidable consecuencia sería nuestra pacífica (o quizás no tan pacífica) desaparición como especie.

Tercera: el crecimiento de productividad sorprenderá al alza.  La productividad “no lo es todo, pero a largo plazo, lo es casi todo” decía el Nobel Solow.  El crecimiento de la productividad está detrás de nuestros exorbitantes (desde una perspectiva histórica) niveles de vida.  Por ejemplo, la renta de un español, cercana a 30.000 dólares, contrasta con los alrededor de 300 que teníamos antes de la revolución industrial.  La productividad comenzó a crecer mucho menos a partir de la década de los setenta, lo que limita el crecimiento económico y aumenta exponencialmente el número de años que la siguiente generación necesita para duplicar los estándares de vida de sus padres.  Con todo, a pesar de tan decepcionantes datos, desde precisamente la ominosa década de los 70 se viene gestando la cuarta revolución industrial, revolución que en parte está detrás de los cambios apuntados en los párrafos anteriores.  ¿Cómo es posible que ante una revolución que comprende tecnologías tan disruptivas como la inteligencia artificial, la robótica o la nanotecnología la productividad no se haya disparado? La respuesta estriba en que se necesitan muchos años para que las innovaciones comiencen a generar crecimientos relevantes de productividad.  Así, la máquina de vapor moderna se inventa en 1776, pero la productividad del Reino Unido solo comienza a dispararse a partir de 1800.  Pues bien, la epidemia covid ha supuesto en muchas empresas un salto “cámbrico” en su estrategia de transformación digital.  Si tenemos esto en cuenta, y los años que llevamos ya madurando estas nuevas tecnologías, es factible el que la productividad nos sorprenda al alza durante las próximas décadas.

Nuestro mundo cambiará de cielo, pero mantendrá su alma, un alma que muta solo con los cambios estructurales más que los coyunturales.  Como decía Lucrecio en “la naturaleza de las  cosas”: Este terror del ánimo y esas tinieblas necesario es / que las disipen, no los rayos del sol ni los lúcidos dardos del día / sino la contemplación de la naturaleza y de la razón”.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 17 de Junio del 2022

La significativa corrección de las bolsas internacionales en 2022 (Nasdaq -32%, S&P 500 -23,% Euro Stoxx 50 -20%, IBEX 35 -7,50%) no ha tenido de momento un reflejo equivalente en las expectativas de beneficios de las cotizadas que publican los analistas.

Según estimaciones de Bernstein Research, la bolsa americana ha bajado un 20% en los últimos seis meses, pero las previsiones de beneficios para el próximo año han subido un 7%. En Europa, el castigo fue en ese periodo del 14%, pese a una mejora de las futuras ganancias también del 7%. No se veía esta divergencia entre mercados y analistas en el viejo continente desde hace veinte años.

BENEFICIO POR ACCIÓN S&P 500 esperado: 236,82 a 12 meses (+18,40%) 249,16 a 24 meses (+5,21%) 271,80 para el 2024 (+9,09%).

La primera consecuencia de ello es que el múltiplo medio de PER ha vuelto a niveles cercanos a su media histórica, tras varios años en máximos, sobre todo en Wall Street. La segunda cuestión, apunta Bernstein es si está dislocación se produce porque los analistas están detrás de la curva y se avecina una ola de rebajas de previsiones o si el mercado se ha pasado en la corrección. Bernstein se inclina por la primera opción. Según Bernstein los analistas parecen resistirse a recortar previsiones pese al deterioro del escenario macro, quizá porque en la pandemia fueron demasiado conservadores. La posibilidad de una recesión ha subido ante la acción de la Fed contra los tipos, por lo que parece razonable que los beneficios sean ajustados. Sin embargo, es posible que el mercado haya sobreestimado el alcance.

Interesante unos gráficos que publicaba Kepler, mirando el S&P 500 y el STOXX 600, el porcentaje de valores cotizando por encima de la media de las últimas 200 y 50 sesiones se acerca a la parte baja del rango. Llama especialmente la atención el sector Tecnológico europeo (Stoxx 600 Technology) donde el indicador está en el 0% (200 MDA). En Nasdaq Composite el indicador está en el 13% sin embargo, en SOX en el 0%.

SOX % stocks above 200 Day moving average

El miércoles en Estados Unidos la Fed decidió subir los tipos de interés en 75 puntos básicos hasta el rango 1,5%-1,75% y deja la puerta abierta a subir nuevamente 75 puntos en Julio, aunque advirtió que no será lo habitual. La institución espera llevar ahora el tipo a cerca del 3,4% en 2022, 3,8% en 2023 para bajarlo al 3,4% en 2024 mientras que revisó sensiblemente el crecimiento a la baja para 2022-2023 y la inflación al alza en 2022. La Fed con este movimiento demuestra un claro compromiso en la lucha contra la inflación (8,6% vs 2% objetivo) que determinará un escenario de menor crecimiento. La Fed baja sus previsiones de crecimiento del PIB para 2022 al +1,7%, desde el +2,8% anterior, y sube sus perspectivas de inflación para el 2022 al +5,2% frente al +4,3% anterior, moderando a 2023 al +2,6% y 2024 al+2,2%.

La última vez que la Fed subió tipos 75 puntos básicos fue en Noviembre de 1994 y los recortó siete meses más tarde.

Esta semana las rentabilidades de los bonos soberanos han vuelto a subir con fuerza, y se ha vuelto a invertir la pendiente de los bonos 2-10 años en Estados Unidos, contra lo que intenta combatir la Fed. El Bono a 10 años americano ha cotizado esta semana la mayor rentabilidad de los últimos 11 años, aunque anoche hubo un movimiento muy agresivo en los bonos americanos, el 10 años se fue del 3,50% al 3,20% en unas pocas horas y el bono a 30 años vio su rentabilidad caer drásticamente.:

                               Bono a 10 años americano desde el 2009.

                               Movimiento del bono 10 años anoche.

                Diferencial Bono 2 años– 10 años en Estados Unidos apuntan a un escenario de recesión.

Las primas de riesgo de los países periféricos vuelven a ser noticia… Las últimas notas enviadas por los analistas a los inversores parecen de hace diez años. “El renacimiento del riesgo soberano en la zona euro”, titula Goldman Sachs un informe. Berenberg Bank habla de que “el foco vuelve a la periferia europea”; “el riesgo soberano, otra vez en el centro del debate sobre la periferia”, según Citi; Capital Economics opina que “las primas seguirán ampliándose hasta que el BCE actúe”; y Barclays avisa al BCE: “la fragmentación debe evitarse”. Pese a estos titulares, no parece que la situación sea como la de 2011-2012, cuando el mercado descontaba la posibilidad de que algún país dejara el euro, hasta que Mario Draghi acabó con esa especulación. Pero la perspectiva de subidas de tipos en Europa y la retirada de estímulos por el BCE han tensionado las primas de riesgo.

“La noticia más importante de la reunión del BCE del pasado jueves fue que no se dijo nada sobre algún plan para prevenir que los diferenciales de los bonos soberanos se amplíen excesivamente”, explica Jack Allen-Reynolds, de Capital Economics. En su opinión, la prima de Italia (extracoste de sus bonos a diez años respecto a los alemanes) podría subir hasta 350 puntos básicos antes de que el banco central reaccione. Ahora está en 242 puntos, tras repuntar desde 190 puntos en menos de un mes. La de España se sitúa en 135 puntos.

El impacto de esta renovada tensión en la renta fija se percibe en otros mercados. Desde el encuentro del BCE de la semana pasada, Goldman destaca que “los activos europeos expuestos al riesgo soberano han figurado entre los de peor comportamiento”. Desde la semana pasada han sido castigados los bancos españoles e italianos, el MIB italiano, el Ibex y el euro.

Según una encuesta del Financial Times de esta semana Estados Unidos entrará en recesión el año que viene:

La economía estadounidense entrará en recesión el año que viene, según cerca del 70% de los principales economistas académicos encuestados por Financial Times. La última encuesta, realizada en colaboración con la Iniciativa sobre Mercados Globales de la Booth School of Business de la Universidad de Chicago, sugiere que la mayor economía del mundo afronta crecientes vientos en contra tras registrar uno de los repuntes más rápidos de la historia, mientras la Reserva Federal intensifica sus esfuerzos para contener la mayor inflación de los últimos 40 años.

Casi el 40% de los 49 encuestados prevé que la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), el árbitro que establece cuándo empiezan y terminan las recesiones, declarare una en el primer o segundo trimestre de 2023. Un tercio cree que esa declaración se retrasará hasta el segundo semestre del próximo año. La NBER define una recesión como un “descenso significativo de la actividad económica que se extiende por toda la economía y dura más de unos pocos meses”.

Sólo un economista prevé que se producirá una recesión en 2022, mientras que la mayoría vaticina que el crecimiento mensual del empleo se situará en una media de entre 200.000 y 300.000 puestos de trabajo el resto del año. La tasa de desempleo se mantendrá en el 3,7%, según la estimación media de diciembre.

Los resultados de la encuesta, recopilados entre el 6 y el 9 de junio, contradicen la postura de la Fed de que puede frenar la demanda sin causar un dolor económico sustancial. El banco central predice que, a medida que suba los tipos de interés, los empresarios del boyante mercado laboral estadounidense optarán por reducir los puestos vacantes, que están en niveles históricamente elevados, en lugar de despedir personal, lo que a su vez enfriará el crecimiento de los salarios.

Jay Powell, el presidente de la Fed, ha admitido que los esfuerzos del Banco Central por moderar la inflación pueden causar “cierto dolor”, lo que llevaría a un aterrizaje “más suave” en el que la tasa de desempleo aumentaría “unos pocos puntos”.

Pero a muchos de los economistas encuestados les preocupa que se produzca un resultado más adverso, dada la gravedad de la situación de la inflación y el hecho de que habrá que hacer unos ajustes mucho más estrictos en la política monetaria en poco tiempo para hacerle frente.

“Esto no es como aterrizar un avión en una pista de aterrizaje normal. Esto es como aterrizar un avión en una cuerda floja, con el viento soplando”, advierte Tara Sinclair, economista de la Universidad George Washington. “La idea de que vamos a reducir los ingresos lo suficiente y el gasto lo suficiente como para que los precios vuelvan al objetivo del 2% de la Fed es poco realista”.

En comparación con la encuesta de febrero, ahora hay más economistas que opinan que la inflación subyacente, medida por el índice de precios del gasto en consumo personal, superará el 3% a finales de 2023. De los encuestados en junio, el 12% pensaba que ese resultado era “muy probable”, frente a sólo el 4% a principios de este año. El porcentaje de economistas encuestados que consideraba “improbable” ese nivel en el mismo periodo de tiempo se ha reducido casi a la mitad.

Las tensiones geopolíticas, y el aumento de los costes de la energía que probablemente las acompañe, se citaron de forma abrumadora como el factor que podría mantener la presión al alza sobre la inflación durante los próximos 12 meses, seguido de los prolongados problemas de la cadena de suministro. Para finales de año, la estimación media para la inflación subyacente es del 4,3%.

Jonathan Wright, un economista de la Universidad Johns Hopkins que ayudó a diseñar la encuesta, afirma que el notable pesimismo sobre la inflación y el crecimiento tiene matices de estanflación, aunque señala que las circunstancias son muy diferentes a las de la década de 1970, cuando el término encarnaba una “mezcla mucho más desagradable de alta inflación y recesión”.

Casi el 40% de los economistas advirtió que la Fed no lograría controlar la inflación si sólo subía el tipo de los fondos federales al 2,8% a finales de año. Esto exigiría subidas de tipos de medio punto en cada una de las tres próximas reuniones del banco central en junio, julio y septiembre, antes de bajar a su cadencia más típica de un cuarto de punto en las dos últimas reuniones de 2022. Pocos encuestados esperan que la Fed recurra a subidas de 0,75 puntos porcentuales.

También es probable que se produzcan nuevas subidas de tipos hasta bien entrado el próximo año, según Christiane Baumeister, profesora de la Universidad de Notre Dame, que cree que la Fed podría elevar su tipo de interés de referencia hasta el 4% en 2023. Esta cifra está justo por encima del nivel en el que la mayoría de los economistas encuestados piensan que se situará el pico de este ciclo de ajuste.

Dean Croushore, que fue economista de la sucursal de la Fed en Filadelfia durante 14 años, advierte que el Banco Central podría tener que elevar eventualmente los tipos hasta aproximadamente el 5% para contener un problema que, en su opinión, se debe en gran medida a que ha esperado “demasiado tiempo” para tomar medidas.

Desgraciadamente, la tasa de acierto que la Fed ha conseguido en el pasado, subiendo tipos para asfixiar la inflación, no es muy exitosa. En los 12 ciclos de subidas de tipos de interés desde 1954, tan sólo consiguieron un aterrizaje suave de la economía en 3 ocasiones, en 1965, en 1984 y en 1994. En el resto de procesos el impacto sobre el crecimiento económico terminó causando una recesión. De todos modos, las recesiones que se produjeron en los otros 9 casos son muy diferentes, nada que ver tiene la recesión de 1970, que supuso una caída del PIB de hasta el 1% durante 4 trimestres, con la del 2008, que durante año y medio supuso una contracción acumulada del PIB de hasta el 4%.

De todos modos hay que tener en cuenta que las recesiones, la mayoría de las veces, se producen cuando culminan las subidas de tipos, y no cuando, como ahora, se inicia el periodo de subidas en Estados Unidos, en Europa las subidas comenzarán en Julio, como anunció Lagarde. Históricamente, desde que finalizan las subidas de tipos de interés, suele pasar un periodo de 11 meses hasta que se produce la contracción del PIB.

Esta semana en su informe trimestral Banca March ha rebajado sus perspectivas de crecimiento global hasta el 2,9% para el PIB Global en 2022, reflejando así el deterioro del ciclo y cómo la economía mundial se continúa alejando de su senda de recuperación.

La Bolsa americana está teniendo uno de los peores inicios de su historia. El S&P 500 lleva una caída en el año de más del 20%, en estos primeros 100 días de cotización, es el tercer peor año de su historia sólo superado por el inicio de 1932 (-43,70%) y el de 1940 (-25%), en 1970 el S&P 500 cayó un 17,20% en sus primeros 100 días de cotización.

Con las caídas de los últimos días, Europa cotiza a múltiplos históricamente muy baratos a 11x PER, y ya está descontando un escenario recesivo de contracción de los beneficios del entorno del 20%.

VALORACIÓN ACTUAL ’22e  
 PRECIO ACTUALBPA ’22ePER 22e
 IBEX 35                                    8.143                                          729,7  11,2x
EUROSTOXX 50                                    3.487                                          315,0  11,1x
STOXX 600                                        409                                            34,3  11,9x
DAX                                  13.354                                      1.206,3  11,1x
S&P 500                                    3.750                                          228,5  16,4x
NASDAQ 100                                  11.288                                          558,3  20,2x

Fuente: Renta 4 Banco.

En las crisis bursátiles del 2018 y del 2020, las valoraciones actuales marcaron suelo de los mercados. Solo en la crisis soberana del 2011 (9x PER) y la crisis financiera del 2008 (8x PER), las bolsas europeas cotizaron a niveles inferiores de valoración en término de PER y de EV/EBITDA como se ve en el siguiente gráfico.

Del 10 de Junio me gustó mucho una nota de Franklin Templeton, con la que estoy bastante de acuerdo, en la que comentaban que ven valor en las medianas y pequeñas compañías donde hay oportunidades para el medio y largo plazo, sobre todo hay muchas compañías que no tienen demasiado seguimiento de analistas o inversores por ser demasiado pequeñas y en las que hay mucho valor.

https://www.franklintempleton.com/articles/equity/mid-sized-stocks-offer-big-opportunities

Importante esta semana:

Lo más importante de la semana fue la reunión de la Fed, con una subida histórica de tipos de 75 puntos básicos, como decía antes. La Fed confirmó las expectativas del mercado, aunque algunos analistas esperaban que subiese 100 puntos básicos, y subió +75 puntos, en la que ha sido su cuarta subida del año, hasta 1,50%-1,75%, con el fin de frenar una inflación claramente por encima del objetivo, el IPC de mayo marcó un nuevo máximo en 8,6%, y efectos de segunda ronda, mercado laboral en pleno empleo. El consenso de analistas de mercado descuenta una subida de otros 50 o incluso 75 puntos básicos en la reunión de julio, en línea con lo apuntado por Powell, y otros 50-75 puntos  en septiembrepara luego moderar a una subida de 50 puntos en noviembre y 25 en diciembre, lo que llevaría los tipos a cerrar el año en niveles del 3,6%, muy por encima del nivel neutral del 2,5%. La Fed revisó su “dot plot” claramente al alza frente a marzo, 3,4% para Diciembre del 2022, frente al 1,9% que esperaba en marzo, 3,75% para Diciembre del 2023, 3,4% en 2024 y 2,5% a largo plazo. En cuanto a la reducción del balance iniciada este mes, sin novedades, con un ritmo inicial de reducción de 27.500 millones de dólares para llegar a una velocidad de crucero de 95.000 millones en septiembre. 

El miércoles el Banco Central Europeo anunció por sorpresa a última de la mañana que celebraría una reunión extraordinaria a las 11 de la mañana, reunión que sirvió para poco, de hecho el euro volvió a mínimos frente al dólar después del anuncio del consejo de gobierno del BCE, que decidió aplicar la flexibilidad en la reinversión de los reembolsos vencidos en la cartera de PEPP (Programa extraordinario de compra de activos activado con la pandemia), con el fin de preservar el funcionamiento del mecanismo de transmisión de política monetaria, condición previa para que el BCE pueda cumplir con su mandato de estabilidad de precios. Además decidió encomendar a los comités pertinentes que aceleren la finalización del diseño de un nuevo instrumento anti-fragmentación para su examen por el consejo de gobierno, es decir anunció un plan para hacer un plan. No dieron detalles sobre instrumento anti-fragmentación que espera el mercado.

Lagarde señaló que el Banco Central Europeo no se rendirá ante la dominancia fiscal. De Guindos, por su parte, planteó la determinación de luchar contra la fragmentación y señaló que la subida de Julio debería ser de 25 puntos básicos. Panetta, miembro del Banco Central Europeo, dijo que la acción contra la fragmentación es una medida necesaria para llevar de nuevo la inflación al 2%.

Ayer el Banco de Inglaterra decretó una cuarta subida de tipos de interés consecutiva, en esta ocasión de 25 puntos básicos hasta el 1,25%. El mercado continúa descontando progresivas subidas de tipos para finalizar el presente ejercicio en torno a 2,8%, y llegar en 2023 a niveles del 3,5% en un escenario en el que la inflación se mantiene persistentemente alta, si bien la desaceleración económica (impacto en consumo de pérdida de poder adquisitivo) y a pesar de los nuevos estímulos fiscales anunciados, que podrían frenar en cierta medida el esperado tensionamiento monetario.

El Banco de Japón ha cumplido con las expectativas al mantener su política monetaria ultra-expansiva (tipo repo -0,1%, objetivo TIR 10 años 0%) en un contexto de debilidad económica y precios contenidos, y aún a pesar de que el Yen se sitúa en mínimos de 24 años de 135 Yen por dólar, situación que llevó al Banco Central Japonés y al gobierno a emitir un comunicado conjunto a principios de semana, mostrando su preocupación por la rápida depreciación del Yen y su compromiso con una respuesta adecuada en caso necesario (evitar mayor impacto inflacionista).

                                                              Yen/dólar desde Enero del 2000.

En Estados Unidos esta semana se han publicado datos macro decepcionantes, las cifras de consumo quedaron por debajo de las expectativas al retroceder las ventas al por menor un -0,3% mensual en mayo y además se revisaron a la baja los datos del mes anterior. A pesar de este retroceso cabe señalar que en términos interanuales el consumo se mantuvo fuerte al registrar un crecimiento del +8,1% interanual. Por otro lado, también se publicó la confianza de los constructores que bajó más de lo esperado en junio al retroceder hasta 67 desde el 69 anterior y un punto por debajo de las expectativas, dato que apunta a un mayor enfriamiento de la actividad del sector en los próximos meses. En el sector industrial se publicó el miércoles el índice de confianza Empire de Nueva York que en junio se mantuvo en terreno negativo al situarse en niveles de -1,2 desde el -11,6 previo.


Bajar la inflación controlando las primas de riesgo. Federico Steinberg y Álvaro Sanmartín. Federico Steinberg es investigador del Instituto Elcano y Álvaro Sanmartín es economista jefe de MCH Investment Strategies.

Hay que parar la inflación. De lo contrario, corremos el riesgo de que se vuelva permanente y tenga devastadores efectos sobre el crecimiento económico y la estabilidad política. Los Bancos Centrales, aturdidos por décadas de precios bajos, no han sabido reaccionar a tiempo ante una inflación que combina elementos de demanda (enormes estímulos por la pandemia y mejor situación relativa de consumidores y empresas) y de oferta (subidas del precio de la energía y atascos en las cadenas de suministro).

Ahora hay que subir los tipos de interés rápido y con decisión. La FED, en Estados Unidos, subió el 15 de junio los tipos un 0.75% (cuando las subidas suelen hacerse de 25 en 25 puntos básicos). El BCE, por su parte, ha tenido que adelantar el final de su programa de compras y prevé comenzar a subir los tipos de interés en julio.

Pero en la zona euro tenemos un problema: las primas de riesgo. En Estados Unidos o Reino Unido, subir los tipos de interés no genera un aumento asimétrico de los costes de financiación de los bonos emitidos por sus respectivas regiones porque son uniones políticas, fiscales y bancarias y lo relevante es el coste de financiación del soberano. ¿Acaso se ha fijado alguna vez usted en el coste de financiación de Colorado o Gales? Los países de la zona euro, sin embargo, hemos decidido embarcarnos en una unión monetaria sin reemplazar las deudas nacionales por deuda europea (los eurobonos llegarán, pero de momento no los tenemos), por lo que los mercados, ante subidas de tipos de interés, discriminan entre países de los que se fían más y de los que se fían menos. En términos técnicos, a esto se le llama fragmentación financiera. Y, en román paladino, aumento de las primas de riesgo que podría desembocar en una crisis financiera como la de 2012, cuando Mario Draghi, entonces gobernador del BCE, tuvo que decir aquello de “haré lo que sea necesario para salvar el euro”, y los mercados se lo creyeron.

El problema es que el BCE tiene dos objetivos: controlar la inflación y mantener la estabilidad financiera. Ambos son bienes públicos europeos igualmente importantes. Mientras hubo riesgo de deflación, con el mismo instrumento –el tipo de interés– se podía lograr ambos (sólo había que mantener los tipos bajos). Pero ahora que los tipos tienen que subir, hace falta un nuevo instrumento para controlar las primas de riesgo y evitar la inestabilidad financiera (el diferencial de la deuda italiana frente a la alemana, por ejemplo, se ha llegado a aproximar a los 250 puntos básicos en los últimos días).

Lamentablemente, los instrumentos que diseñamos en la anterior crisis, no nos sirve. El programa OMT (Outright Monetary Transactions), asociado a las palabras mágicas de Draghi de 2012 y que nunca se ha utilizado, exige que el país que lo necesite pida al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) un programa de rescate con condicionalidad a cambio de las compras de su deuda por parte del BCE. Pero tienen asociado un estigma político que hace que ningún país lo vaya a solicitar a no ser que se encuentre en una situación de enorme dificultad (recuerden que, en 2020, en lo peor de la pandemia, ningún país quiso acudir al MEDE para financiarse barato, aunque se aprobó una línea de financiación sin condicionalidad).

Como el BCE sabe que los préstamos del MEDE son tóxicos, explicó en una reunión de emergencia el 15 de junio que, además de reinvertir las compras de activos del llamado programa pandémico con flexibilidad (lo que equivale a decir que esas reinversiones se concentrarán en deuda periférica si es preciso), va a diseñar un instrumento nuevo. Pero no aclaró cómo será. Lo esencial es crear un mecanismo creíble de compra de deuda específicamente diseñado para luchar contra la fragmentación financiera que permita garantizar los mecanismos de transmisión de la política monetaria como sucede, por ejemplo, en Estados Unidos. Ese mecanismo quedaría “en la guantera” hasta que el BCE decidiera activarlo. Pero su mera existencia tendría un efecto disuasorio sobre aquellos operadores de mercado dispuestos a intentar aprovechar el actual escenario de tipos al alza para “atacar” a las deudas de los países periféricos.

Este planteamiento no es especialmente original. De hecho, existe un amplio consenso dentro del BCE a favor de un mecanismo de este tipo. La cuestión relevante es qué condicionalidad se impone a los países beneficiarios para garantizar la disciplina fiscal y cómo se legitima políticamente dado que la unión monetaria no es una unión política. En nuestra opinión, el diseño del instrumento debería ser lo más sencillo posible y basarse en dos pilares. El primero, una constatación por parte de la Comisión Europea de que la deuda del país beneficiario es sostenible y que este cumple con las reglas fiscales que sean de aplicación en cada momento. El segundo, un refrendo político del análisis técnico de la Comisión con una decisión por mayoría (y no por unanimidad) a nivel del Consejo.

Una solución como esta daría una señal clara al mercado y, de hecho, permitiría al BCE no sólo no perder credibilidad sino contar con mucho más margen para poder elevar los tipos de interés todo lo que estime oportuno para garantizar un retorno de la inflación a tasas más compatibles con los objetivos de estabilidad de precios.


Los problemas de olvidar la ortodoxia fiscal y monetaria. José María Rotellar.

Llevamos una década con la aplicación de políticas monetarias heterodoxas, que han mantenido en cero el precio oficial del dinero y en negativo los intereses de la facilidad marginal de depósito, con rentabilidades negativas en la deuda de algunos soberanos, especialmente a corto plazo, durante un período largo. La práctica totalidad de bancos centrales siguió esa estrategia de programas casi ilimitados de liquidez debido a la profundidad de la anterior crisis, en momentos en los que, además, la inflación se quedaba muy por debajo del objetivo de precios. Así, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, que tienen también como objetivo el crecimiento económico, aplicaron políticas monetarias muy expansivas, a las que se unió el Banco Central Europeo en unos momentos en los que la zona euro se encontraba en riesgo a raíz de las inestabilidades generadas por el endeudamiento e incumplimientos de Grecia, con el riesgo de que pudiese haber cierto contagio en los mercados hacia Italia y España. Recordemos la rueda de prensa de Draghi de julio de 2012, con su famoso “whatever it takes”, pero deberíamos recordar también que dijo que él sostendría el euro con esa política monetaria heterodoxa, pero que era imprescindible que los gobiernos llevasen a cabo reformas estructurales, ya que, de lo contrario, de poco serviría esa inundación de liquidez por parte del BCE.

¿Qué ha sucedido? En primer lugar, que aquellos problemas del euro en 2012 venían de un endeudamiento excesivo por parte de los diferentes países, derivado de la ausencia de ajustes de gasto imprescindibles para cumplir con los objetivos de estabilidad. Es lo que hizo Grecia y puso contra las cuerdas al euro. En España, el presidente Rodríguez Zapatero dejó las finanzas con un déficit casi crónico de más del 10% del PIB y una deuda que dobló en cuatro años, del 35% al 70% del PIB. Por tanto, es cierto que la crisis de 2007 a 2014 fue fortísima en Europa, pero no se afrontó como se debería y eso casi hace colapsar a la eurozona; de hecho, varios países, entre ellos nuestro vecino, Portugal, fueron intervenidos.

En segundo lugar, una vez superado el año 2012, donde financiarse en los mercados era toda una hazaña, los gobiernos se olvidaron en gran medida de las reformas y conforme se avanzaba en el tiempo se volvió a incrementar el gasto público, con el agravante de que no se habían conseguido grandes reducciones en la deuda sobre el PIB y ninguna reducción en valores absolutos de deuda, puesto que siguió habiendo déficit en la mayoría de países. Eso impidió adecuar la economía para el futuro y cuando sobrevino la pandemia nos encontramos con unos niveles de endeudamiento elevadísimos, que dejaban poco margen de maniobra. Sin embargo, las decisiones tomadas para combatir la pandemia y el gasto asociado a ello incrementó el desequilibrio.

Entonces, la Comisión Europea suspendió las reglas fiscales –todavía siguen suspendidas y pretenden que también permanezcan así en 2023– y eso alimentó el gasto. Sin entrar a valorar si las decisiones tomadas para combatir la pandemia fueron las más acertadas, una vez aplicadas, el gasto debería haber sido coyuntural, pero la falta de control ha llevado a que gran parte de ese gasto haya pasado a ser estructural, con el gran quebranto que provocará cuando caigan los ingresos, sostenidos ahora mismo por la anestesia en la actividad económica que permite el ingente gasto público y por el efecto de la inflación.

En ese contexto, nos encontramos con una nueva turbulencia: los problemas de suministro y de producción de ciertos componentes y el encarecimiento energético. Lo primero, derivado de una escasez de recursos para la demanda creciente, además de ser afectado también por lo segundo, un aumento tremendo de los precios de la energía por haber aplicado una absurda política energética que ha prescindido de fuentes de energía sin contar con una alternativa eficiente, abundante y barata o no querer emplear la nuclear o el fracking. Todo ha provocado una importante tensión en los precios en el corto plazo debido a que el mercado está inundado de liquidez. Es decir, los precios pueden subir en el corto plazo por el lado de la oferta o demanda de bienes, pero se ajustarán en el medio plazo si la cantidad de dinero es la adecuada para conseguir el objetivo de precios marcado. El problema llega cuando la expansión monetaria ha sido casi ilimitada, porque eso hace que lo que podría ser una inflación transitoria se pueda enroscar en toda la cadena de valor y se convierta en estructural. Para evitarlo, la autoridad monetaria tendría que haber reaccionado mucho antes y haber drenado liquidez; como se dejó pasar el tiempo, ahora las medidas tienen que ser más intensas, en cuanto a la profundidad de subidas de tipos y, por tanto, mayor el impacto contractivo en la economía, pero hay que hacerlo, con prudencia, para que no colapse la economía, pero sin dudar, porque si la inflación se asienta, los efectos económicos serán mucho peores.

¿Qué sucede? Que como los gobiernos no han sido responsables, no han realizado reformas ni vigilado la estabilidad fiscal; el endeudamiento es muy elevado en algunos países, que ven ahora cómo su prima de riesgo se eleva muchísimo, porque el mercado descuenta ese mayor riesgo por su elevado endeudamiento, con el problema adicional que supone la subida de las rentabilidades del bono alemán, con lo que la rentabilidad final de esos países más endeudados, como Italia y España, se incrementa.

Ante ello, mientras la Fed ha proseguido este miércoles con su subida de tipos (0,75 puntos, el mayor incremento desde 1994), el BCE –que debería tener presente que la estabilidad de precios es su único objetivo– se ha reunido de urgencia para analizar las turbulencias en los mercados y aplicar algunas herramientas para mitigar el incremento de las primas de riesgo, pero no debe olvidar que nada de ello servirá si no se retorna a la ortodoxia, en su caso, monetaria, de manera paulatina y prudente, y si los gobiernos no realizan políticas estructurales, vuelven a la ortodoxia fiscal y comienzan a reducir deuda, porque, si no, el problema se agrandará y cuando estalle será mucho peor –una vez más hay que recordar que los criterios de convergencia no eran un capricho, sino que buscaban evitar que las decisiones conjuntas de política monetaria perjudicasen a los países que se desviasen de la convergencia, por lo que imponía esta última–. Puede que se tarde más en conseguir frenar los precios, al venir una parte del problema de la tensión inflacionista por el lado de la oferta productiva, pero ya no queda más que adecuar la demanda a la oferta, provocando que dicha demanda disminuya a través de los efectos de los tipos de interés en la financiación de dicha demanda.

Es el problema que tiene abandonar la ortodoxia, con liquidez ilimitada por el lado monetario, y con gasto, déficit y deuda exponenciales –que también presionan los precios en el corto plazo–, por el lado fiscal, sin ninguna reforma. Eso sólo genera graves desequilibrios, como los que vemos ahora. Que lo que está sucediendo sirva de reflexión para volver a la ortodoxia y no abandonarla nunca más, pero no sé si podemos ser muy optimistas al respecto, especialmente por el lado del gasto de los gobiernos. Como dijo Thatcher, “la medicina es amarga, pero el paciente la necesita”.


Un inmenso balance para contener las primas de riesgo. Roberto Scholtes. Director de Estrategia de UBS en España

Entre los múltiples efectos colaterales de las previsibles subidas de los tipos de los bancos centrales, quizás el más preocupante esté siendo el aumento de las primas de riesgo de la periferia de la zona euro, que reaviva el fantasma de una fragmentación del sistema financiero que agravaría la crisis en ciertos países y restaría eficacia a los estímulos monetarios y fiscales lanzados en los últimos años. En el último mes, los mercados han comenzado a cotizar de nuevo que Italia (en mucha mayor medida que España o Portugal) entra en una dinámica de insostenibilidad fiscal que se realimenta conforme sube el diferencial soberano.

En su reunión extraordinaria de ayer (miércoles 15 de Junio), el BCE lanzó el mensaje que todos esperábamos para revertir esta espiral, y que tiene visos de poder calmar los ánimos a la espera de más visibilidad económica y geopolítica. Se dispone a actuar por dos vías, una inmediata (la reinversión flexible del PEPP, el Programa de Compras en la Emergencia Pandémica) y un nuevo mecanismo que podría concretar en su cita del 6 de julio, y que idealmente nunca le hará falta poner en marcha (como el OMT tras el histórico discurso de Draghi en 2012).

El PEPP adquirió 1,7 billones de deuda pública, y el BCE se ha comprometido a reinvertir íntegramente sus vencimientos y cupones hasta al menos finales de 2024. Para reducir las primas de riesgo puede utilizar esa flexibilidad tanto en plazos como por países. Los 279.000 millones de deuda italiana que posee tienen un vencimiento medio de 7,1 años, que serían fácilmente alargados reinvirtiendo en bonos más largos, lo que bajaría su rentabilidad. Más limitadamente, a riesgo de reabrir debates políticos y judiciales, también puede redirigir parte de su cartera en los países centrales hacia la periferia.

La reacción de los mercados ha sido inmediata. Los diferenciales de Italia y España se han comprimido 30 y 20 puntos básicos respectivamente, y las bolsas han rebotado tras varias sesiones de desplome. Pero parece pronto para cantar victoria, y la estrategia del BCE será puesta a prueba hasta que se demuestre que no se verá obligado a desatar una recesión para contener la inflación.

En el escenario favorable, de forma tortuosa, cabe esperar que la prima de riesgo de Italia vuelva debajo de los 200p untos básicos (y la de España cerca de 100 puntos básicos), lo que sería recibido positivamente por las bolsas, en especial por el sector financiero.

La relativa rapidez (y esperemos que eficacia) del anuncio del BCE demuestra el potencial que le proporciona su balance de casi 9 billones de euros, y otra prueba de la preminencia que han asumido las políticas monetarias en la resolución de las crisis.

Una vez más, los mercados parecen haber subestimado la voluntad y capacidad del banco central para evitar una fragmentación de la zona euro. A la que se suma, no lo olvidemos, el otro mecanismo de mutualización de la deuda que suponen las emisiones conjuntas de deuda para financiar el Next Generation EU (NGEU).


El BCE inicia el regreso a la normalización monetaria. Salvador Arancibia.

El consejo del Banco Central Europeo (BCE) ha dado un paso al frente en el camino de la normalización de su política monetaria (controlar el crecimiento de su balance y colocar el precio oficial del dinero en terreno positivo), al confirmar su presidenta, Christine Lagarde, que la institución que dirige inicia la senda que desandará la recorrida en los últimos años de desarrollar una política monetaria no convencional.

Este mes finalizará el proceso de compras netas de activos por parte del BCE y en julio se llevará a cabo la primera subida de los tipos de interés después de varios años en el que el precio oficial del dinero ha estado en terreno negativo.

La elevada tasa de inflación, que inició su escalada antes de la invasión rusa de Ucrania y surgió como consecuencia de los desajustes que la pandemia provocó en la economía mundial por el confinamiento decretado por los gobiernos para tratar de contenerla hasta que llegaran las vacunas, es la causante última de este cambio de actuación por parte del BCE.

El movimiento se concreta en la finalización de las compras netas de activos (durante un tiempo no preestablecido, pero prolongado, se seguirá reinvirtiendo todo lo que venza de operaciones de compra anteriores) desde este mismo mes. Posteriormente, ya en julio, en el inicio de la subida del precio oficial del dinero, que en la actualidad está en el -0,5% y se quiere que “abandone el terreno negativo” antes de llegar al mes de octubre, pudiendo incluso superar claramente el cero si las expectativas de inflación así lo aconsejaran.

Esta relativa ambigüedad a la hora de concretar hasta dónde llegaría dicho abandono del terreno negativo permite a los analistas, y a los mercados, mantener una opinión discrepante sobre el alcance de los movimientos al alza de los tipos que decida el organismo. A ellos y a los miembros del consejo del BCE.

Posturas

Hay quien considera que deben subir un cuarto de punto en cada ocasión, para terminar temporalmente en el cero, y quien piensa que los movimientos deben ser más fuertes, en torno a medio punto en septiembre, para dejar muy claro que la institución quiere hacer todo lo necesario para reducir la evolución de los precios lo antes posible.

El mantenimiento de unas previsiones de inflación, la general y la subyacente, por encima del 2% tanto para este año como para 2023 e incluso 2024 ha hecho que lo que no se discuta ya de ninguna manera en el seno del BCE es la oportunidad de iniciar ese camino, algo que algunos economistas cuestionan porque consideran que una subida, aunque sea pequeña, lo que va a provocar es una aceleración en la caída del crecimiento económico sin que necesariamente ayude a remitir la subida de los precios.

Quienes piensan así señalan que la subida de los precios registrada desde la última parte del año pasado se debe, sobre todo, a factores de una oferta que se mostró incapaz de satisfacer un aumento de la demanda derivado del final del confinamiento de las personas, pero que chocó con la interrupción de la cadena de valor por cuestiones productivas y logísticas.

Problemas de oferta que se han visto aumentados, en el terreno de las materias primas, como consecuencia de la invasión de Ucrania y que se han materializado en los elevados precios de los combustibles fósiles y de los productos agrarios.

La cuestión es que las discrepancias, sean sobre la intensidad del movimiento al alza sean sobre la oportunidad de que ésta se produzca, no dejan de ser algo teórico, porque la realidad es que los mercados ya habían asumido que tendrán lugar y los tipos que se cruzan allí hace tiempo que abandonaron el terreno negativo prácticamente en todos los plazos (en España sólo se mantiene para las letras del Tesoro a más corto plazo), provocando un encarecimiento de la deuda pública y privada y un cierto distanciamiento, no grave por ahora, de las primas de riesgo de los países del sur de Europa en relación con la de Alemania.

Sin tensiones

Tanto José Antonio Álvarez, consejero delegado de Grupo Santander, como Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, señalaron en sus intervenciones en el III FORO Internacional EXPANSIÓN celebrado estos días, que la previsión de tipos a medio plazo (el 1,5%) no debería generar tensiones excesivas en las economías europeas porque, de hacerlo, significaría que la situación sería mucho más grave de lo que se piensa actualmente. No negaron que provoque efectos negativos, pero que no llegará la sangre al río.

En esta línea, el responsable del servicio de estudios de BBVA, Rafael Doménech, señaló en otro encuentro que, naturalmente, la subida de los tipos de interés tendrá consecuencias sobre el crecimiento y el empleo. Negativas, por supuesto.

Lo cierto es que, en todo caso, por ejemplo, todos aquellos que tienen una hipoteca a tipo variable, que siguen siendo una mayoría a pesar del fuerte crecimiento que han registrado las hipotecas a tipo fijo en los últimos años, están viendo, o lo harán en los próximos meses, cómo se encarecen sus cuotas de amortización, cuando en los últimos seis años estaban acostumbrados precisamente a lo contrario: cada vez que se revisaba su cuota, ésta descendía de manera considerable, aunque algo más lentamente en el último año.

La otra incógnita que habrá que ver cómo evoluciona es el coste de la deuda pública y de la prima de riesgo. Esta última ha subido en las últimas semanas hasta superar ligeramente los 126 puntos. Está por ver si éste es el nivel del nuevo equilibrio (hasta ahora había estado en 60 puntos) o si se mueve hacia arriba.

En parte dependerá de la evolución de la economía y de si realmente ésta evoluciona mejor que la del resto de países, como se prevé, y en parte de cómo instrumenta el BCE la flexibilidad que anuncia va a tener a la hora de reinvertir los recursos procedentes de la amortización de los activos que vayan venciendo y que se refiere a no respetar necesariamente los porcentajes de compra en función del peso de cada país.


Buen fin de semana.

ECB Statement Is Short on Detail

(Bloomberg) — After what seemed like an eternal wait, we
now have the ECB statement.

“Based on this assessment, the Governing Council decided
that it will apply flexibility in reinvesting redemptions coming
due in the PEPP portfolio, with a view to preserving the
functioning of the monetary policy transmission mechanism, a
precondition for the ECB to be able to deliver on its price
stability mandate. In addition, the Governing Council decided to
mandate the relevant Eurosystem Committees together with the ECB
services to accelerate the completion of the design of a new
anti-fragmentation instrument for consideration by the Governing
Council.”

On a quick first read, it seems long on words and short on
action. This may re-kindle the earlier dour mood on peripheral
securities.

Comentario de mercado viernes 10 de Junio

Lo más importante de esta semana ha sido la reunión del Banco Central Europeo y la posterior comparecencia de ayer de Christine Lagarde, en la que anunció que en Julio el Banco Central Europeo subirá 25 puntos básicos los tipos de interés, además afirmó que este no es solo un paso en la normalización monetaria, sino que es el inicio de un viaje, mas abajo comentaré la reunión con más detalle. Los comentarios de Lagarde provocaron ventas en los bonos soberanos, ante el fin de los programas de compras del banco central, el Bund (Bono a 10 años alemán) está en máximos de los últimos 8 años, y los diferenciales con los bonos periféricos se han vuelto a disparar.

                                Rentabilidad Bono a 10 años alemán (Bund) desde el 2012.

Prima de riesgo española (Diferencial entre el bono a 10 años español y el Bund) en 123 puntos.

El euro por su parte se deprecia desde la comparecencia de Lagarde, cayendo hasta los niveles actuales de 1,0586 dólares por euro, ante el temor de que podamos volver a sufrir un problema de deuda periférica en los próximos meses en la zona Euro, especialmente por la fuerte ampliación que estaba sufriendo la deuda italiana.

Euro/dólar último mes.

Prima de riesgo italiana (222 puntos)

La inflación de la eurozona se sitúa en el 8,1% interanual. Este es un récord histórico. El dato anual, según conocimos la semana pasada, aumentó desde 7,4% en abril y estuvo muy por encima de las expectativas. La inflación energética ronda el 40 % interanual, mientras que los alimentos, el alcohol y el tabaco aumentaron un 7,5 %. Las ventas minoristas alemanas se hundieron un 5,4 % mensual en abril y las ventas de alimentos fueron especialmente débiles.

Me ha gustado mucho el comentario de esta semana del economista jefe de Andbank, Alex Fusté, sobre el impacto de los precios de la energía sobre los mercados:

Todo depende del precio de la energía. ¿Cómo acertar ahí? Alex Fusté.

Todo lo que ocurra en los mercados financieros pasa necesariamente por lo que acontezca en los precios energéticos. Si estos suben, destinaremos más dólares a pagar la factura energética, habrá escasez de liquidez y de dólares (que aumentará en precio), los países venderán sus activos depositados en la Fed (aumentará la TIR de esos activos), y el mercado de equity sufrirá por ese aumento en el coste del capital. Entonces, se hace necesario entender, y aclarar, que va a ocurrir con el precio de la energía en general, y del petróleo en particular.

En ese ejercicio complejo, uno se siente tentado a tirar una moneda al aire y apostar según el azar. Otros, más obstinados, prefieren mirar al cielo y comprobar si la constelación del sol está en oposición a Neptuno, o Venus en oposición a Saturno, y en función del caso, apostar por un alza o baja en el precio del crudo. En nuestro caso, obreros de los mercados, preferimos listar los innumerables drivers para el crudo, acomodarlos cuidadosamente en cada platillo de la balanza, y someter el resultado al arte de la lógica, que no es poco. ¿Vamos a ello?

Drivers que seguirán empujando el precio del crudo al alza  

  1. Reapertura en China
  2. Estrechamiento de los stocks globales
  3. La promesa de la OPEC+ de aumentar la oferta suena (hoy) poco alentadora. Este grupo produce hoy 2.6 mill bpd por debajo del target fijado por ellos mismos.
  4. Prohibición parcial de la UE a importar crudo ruso (según la AIE esto puede provocar una caída de la producción rusa del 18% en 2023)
  5. A pesar del aumento en el precio del crudo saudí destinado a la exportación a Asia, estos países acumulan peticiones de importación con volúmenes cada vez mayores (sólo los países con contratos de largo plazo logran obtener los volúmenes demandados)

Drivers que debieran rebajar el precio del crudo

  1. Incertidumbre sobre la recuperación en China
  2. El slowdown macroeconómico global en 2022 debiera suponer un techo importante para el crudo
  3. Aumento de oferta de países como Irán, Venezuela, Irak y A. Saudí (parece que, en algunos casos, las palabras se han convertido ya en acciones, con el visto bueno de USA para que Venezuela envíe crudo a Europa)
  4. La Asociación Internacional de la Energía ha fijado el precio previsto para el crudo en 2022 en 104,47$ para el West Texas, y 107$ para el Brent. De cara al 2023, sus estimaciones de precios son de 93$ para el WTI.
  5. Rusia está aumentando un 20% sus exportaciones desde el puerto oriental de Kozmino para cubrir demanda asiática. Las salidas desde ese puerto han pasado de 750k bpd a 900k bpd. El puerto tiene capacidad para sacar 1.1 millones, lo que significa que hay capacidad para volver a aumentar un 22%, lo que debiera aligerar presión sobre otras graduaciones.

¿Qué ocurrirá entonces con el precio del crudo? Para mí, todos los factores mencionados tienen una relevancia considerable. Tener el mismo número de drivers en cada lado de la balanza me permite pensar, al menos, en una estabilización del precio en estos niveles. Que no es poco. Si fuera así, en nueve meses la inflación energética será del 0%. Si, por el contrario, los factores inferiores predominan (especialmente las previsiones de la AIE en cuanto al precio del crudo), dejaremos de tener inflación energética mucho antes de esos nueve meses mencionados. En tal caso, dejaría de haber squeeze de liquidez, el USD debería relajarse, y los mercados también.

Varios inversores están tomando actitudes más negativas, rebajando sus exposiciones a Bolsa, rebajando sus estimaciones de ingresos corporativos, o incluso esperando un escenario macroeconómico muy negativo, como Bridgewater.

El índice Bulls minus Bears sigue en la parte baja del rango lo que sigue presionando a las Bolsas a la baja, el Nasdaq lleva una caída en el año del 25%, el S&P 500 del 16%, el Euro Stoxx 50 del 15% y el IBEX del 2,50%.

El mayor Hedge Funds del mundo, Bridgewater, apuesta a que se producirá una venta de bonos corporativos este año, y adopta una visión pesimista sobre la trayectoria de la economía mundial. La apuesta contra la deuda corporativa estadounidense y europea pone de relieve la valoración que hace el mayor hedge fund del mundo de que la reciente debilidad de los principales mercados financieros no será efímera.

“Estamos en un mundo radicalmente diferente”, asegura Greg Jensen, uno de los directores de inversión de Bridgewater. “Nos aproximamos a una desaceleración”.

Jensen, responsable de las decisiones de inversión junto con el codirector financiero Bob Prince, advierte de que la inflación será mucho más dura de lo que los economistas y el mercado prevén ahora, lo que podría presionar a la Reserva Federal de EEUU Unidos, el banco central más influyente del mundo, para subir los tipos de interés más de lo esperado por muchos en Wall Street.

El ejecutivo añade que si los responsables de la política monetaria de la Fed se comprometiesen a rebajar la inflación hasta su objetivo del 2%, “podrían aplicar un endurecimiento muy fuerte, lo que dañaría la economía y probablemente a las [empresas] más débiles de la economía”. Y señala: “Creemos que el crecimiento nominal se mantendrá. La economía real estará débil, pero no será una debilidad que se refuerce a sí misma”.

Bridgewater ya se había posicionado para una venta sostenida en el mercado de bonos públicos de EEUU, cuyo tamaño es de 23 billones de dólares (21,4 billones de euros), y también ha apostado por la caída de los precios de las acciones de Wall Street, incluso después de que el valor conjunto haya caído ya 9 billones de dólares este año. Los bonos corporativos estadounidenses de alta calidad han bajado un 12% este año en términos de rentabilidad total, mientras que los europeos lo han hecho un 10% en términos de la moneda local, según los índices de ICE Data Services.

La subida de tipos de interés ha provocado un aumento de los tipos hipotecarios y un incremento de los costes de financiación para las empresas que contraen deuda nueva. Si estas no consiguen financiación nueva, podrían sufrir dificultades financieras o enfrentarse a la bancarrota, y Jensen señala que la posición bajista sobre los bonos corporativos refleja la creencia de Bridgewater de que “va a empezar a resultar mucho más caro financiarse”.

Las autoridades de la Fed han señalado su intención de ralentizar la expansión económica mientras intentan frenar la mayor inflación registrada desde la década de 1980. Para ello, han comenzado a subir agresivamente los tipos de interés desde sus mínimos históricos, y este mes empezarán a reducir el tamaño del balance de la Fed, de casi 9 billones de dólares.

Jensen señala que la decisión de la Fed, sumada a las políticas más estrictas de un conjunto de bancos centrales en todo el mundo, drenaría la liquidez del sistema financiero. Al hacerlo, los precios de muchos activos que subieron el año pasado se verían presionados. “Es conveniente estar al otro lado de ese agujero de liquidez, fuera de los activos que requieren liquidez y en los que no la requieren”, explica.

La gestora de fondos Pictet Asset Management, que gestiona 241 billones de francos suizos, ha rebajado la renta variable a infraponderar y ha elevado la liquidez a sobreponderar, y esperan a que se confirme que la inflación y los rendimientos de los bonos hayan tocado techo antes de tomar posiciones en renta fija.

Fuente: Pictet AM.

Según Pictet aunque los múltiplos de valoración de la renta variable se han contraído significativamente (una caída del 30% desde septiembre de 2020 en términos de PER) aún no son lo suficientemente atractivos como para compensar los riesgos. Por ejemplo, las proyecciones del mercado sobre los beneficios empresariales no han tenido suficientemente en cuenta la perspectiva de una recesión. Paralelamente, según Pictet, los márgenes de beneficio se están contrayendo debido al incremento de los costes de los insumos. En cuanto a la renta fija, es probable que su rentabilidad se atenga a las expectativas de inflación y las perspectivas de crecimiento nacionales. 

Aunque los riesgos apuntan a la baja, los indicadores del ciclo económico de Pictet apenas consiguen mantenerse neutrales, aunque hay señales de advertencia de estanflación en todas las regiones principales. Han revisado a la baja sus expectativas de crecimiento global para 2022, desde el 3,4% del mes pasado al 2,9%, y revisado al alza la inflación, del 6,8% al 7,3%. 

Importante esta semana:

En línea con estas visiones tan negativas el Banco de España acaba de publicar un informe en el que rebaja de nuevo su previsión de PIB y avisa de una inflación «más intensa». Segunda rebaja de sus previsiones del Banco de España en apenas dos meses y la tercera desde diciembre.

El Banco de España ha actualizado hoy sus previsiones macroeconómicas, y ha puesto de manifiesto que la crisis se agudiza, que la economía española sigue acumulando problemas y retrasos en su vuelta al nivel de Producto Interior Bruto (PIB). Eso no se conseguirá, ha apuntado el director general de Economía y Estadística, Ángel Gavilán, hasta el tercer trimestre de 2023. Mucho más tarde, obviamente, que el cierre de 2021 en el que llegó a ubicar el Gobierno ese punto.

Entrando en las cifras concretas, el repunte del PIB en 2022 será del 4,1%, por debajo del 4,5% que apuntó en abril y muy lejos del 5,4% que estimó en diciembre. El dato también es inferior al 4,3% que estima el Ejecutivo, y además se rebaja el repunte estimado para 2023.

La razón principal que ofrece el BdE es que durante la primer trimestre del año la desaceleración fue «más acusada que la prevista» por el impacto de la variante ómicron, la huelga del transporte y el inicio de la invasión de Ucrania. El organismo, eso sí, remarca que en el segundo trimestre la actividad de está acelerando «en parte por el mayor dinamismo de las ramas que requieren un mayor grado de interacción social una vez relajadas la práctica totalidad de las restricciones»

https://e00-elmundo.uecdn.es/elmundo/2022/graficos/jun/s2/previsiones-banco-espana-470.jpg

La reunión del Banco Central Europeo de ayer era una de las principales referencias de la semana para el mercado. Como se esperaba ayer el Banco Central Europeo anunció una subida de tipos de 25 puntos básicos en la próxima reunión de julio y el final del programa de compras soberano APP (Programa de compra de Activos por la pandemia). También dejó la puerta abierta a subidas de 50 puntos básicos en la reunión de septiembre y diciembre si la inflación no baja como se espera. En este sentido la presidenta del BCE, Christine Lagarde, advirtió que los riesgos sobre la inflación son al alza mientras que los de crecimiento son a la baja. Por otro lado, la Presidenta del BCE anunció que se evitará cualquier signo de fragmentación en el mercado (de deuda soberana) con los instrumentos actuales disponibles o nuevos pero sin hacer una mención específica. En este sentido, el BCE mantendrá la reinversión de los vencimientos del programa APP hasta bien iniciada las subidas de tipos mientas que la inversión de los vencimientos del PEPP se mantendrán al menos hasta finales de 2024.

El Consejo del BCE recalcó en su comunicado oficial que el control de la inflación es el principal reto al que hacer frente. Así, afirmó que las presiones inflacionistas se han ampliado e intensificado en las últimas semanas, con un fuerte aumento de los precios de muchos bienes y servicios, estando la energía y

los alimentos a la cabeza de los incrementos. En este sentido, la invasión rusa de Ucrania, junto con los cierres por Covid en China, han sido los principales elementos que han alimentado dichas subidas. Así, en la revisión de las previsiones elaboradas por el staff técnico del Banco, las estimaciones de IPC

sufrieron un fuerte incremento, siendo especialmente relevante la corrección al alza de cara al ejercicio 2023.  Así el BCE prevé una inflación anual del 6,8% en 2022, para posteriormente experimentar cierta moderación hasta el 3,5 % en 2023 y al 2,1 % en 2024. De la misma forma, la referencia macro subyacente también experimentó una fuerte revisión al alza hasta el 3,3% en 2022, 2,8% en 2023 y 2,3% en 2024, lo que supone situarse bastante por encima del objetivo del 2% en todo el horizonte temporal analizado.

En materia de actividad, las previsiones sufrieron una importante corrección a la baja para este año y el que viene (2.8% y 2.1 % respectivamente) y una mejora de cara al 2024 (2.1 %). En este sentido, el BCE apuntó a la guerra de Ucrania y a los cierres en China como los principales factores que estaban impactando negativamente en materia de crecimiento en la Zona Euro, existiendo en el lado contrario otros elementos que sentaban las bases para que el crecimiento volviese a aumentar, como son un sólido mercado laboral, la reapertura de la economía post-Covid y la acumulación de ahorro durante la pandemia. En este sentido, las previsiones de paro publicadas por la Autoridad para los próximos años, mejoró respecto a las estimaciones de marzo. Teniendo en cuenta estos datos, el Consejo del BCE decidió tomar nuevas medidas para normalizar su política monetaria, si bien es cierto que recalcó que mantendrá la opcionalidad, la dependencia de datos, la gradualidad y la flexibilidad de cara a sucesivas actuaciones en este sentido.

El PIB de la eurozona creció un 0,6% en el primer trimestre del año, el doble del dato provisional. Irlanda e Italia han sido los países que más han contribuido a este aumento; en el caso de España, el crecimiento permanece sin cambios en el 0,3%.

El Banco Mundial volvió a recortar su previsión de expansión mundial para 2022, advirtiendo de varios años de inflación superior a la media y de crecimiento menor de lo esperado. Algunas opiniones apuntan a que los bancos centrales de todo el mundo tendrán que recortar los tipos de interés en 2024, previendo que un período de estanflación limite las economías de los países.

El retailer americano Target volvió a realizar una revisión a la baja de sus previsiones de beneficios por un menor consumo.

En Estados Unidos, tras admitir su error sobre las expectativas que tenía sobre la inflación el año pasado, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha pedido al Congreso nuevas medidas para ayudar a contener el alza de precios y aliviar los costes que las familias cargan. Yellen ha sugerido aumentar la inversión en educación o en el cuidado de los mayores para lograr un crecimiento fuerte, sostenible y estable.

El miércoles en Japón el PIB se revisó al alza, pero confirmó la contracción de la actividad en el primer trimestre del año, el PIB cayó en los tres primeros meses del año un -0,5% trimestral anualizado frente al -1% publicado en la anterior estimación. Por componentes mejoró el gasto del consumidor mientras que el sector exterior continuó siendo el componente más negativo.

En Estados Unidos, mejora la balanza comercial al tiempo que se frena el crédito al consumo. Los datos de balanza comercial publicados esta semana fueron positivos al registrarse la mayor mejora del saldo exterior de la economía estadounidense en más de nueve años. En concreto, el déficit se redujo en un -19,1% hasta los 87.100 millones de dólares, el mayor descenso desde diciembre de 2012. Por componentes, las importaciones cayeron un -3,4% hasta los 339.700 millones, tras varios meses de fuerte crecimiento de las importaciones a medida que las empresas reponían sus inventarios, en abril esta tendencia se frenó. Por el lado de las exportaciones las cifras fueron muy positivas, al registrarse un crecimiento del +3,5%, hasta un record de 252.600 millones de dólares. Este aumento de las exportaciones estuvo liderado por las ventas de productos energéticos (gas natural y derivados del petróleo). En cuanto al crédito al consumo en abril se moderó hasta los 38.070 millones frente a los 47.300 millones de dólares previo.

La OCDE rebajó el miércoles al 4,1% el crecimiento de España y elevó sus perspectivas de inflación al 8,1%.

Nuevo aldabonazo a las perspectivas económicas para España, moderadas en los últimos meses por organismos tanto nacionales como internacionales, testigos de que la guerra en Ucrania, la subida de precios y otros indicadores económicos no dan ningún tipo de tregua. A estas revisiones a la baja se sumó esta semana la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En su último informe, las previsiones económicas mundiales, en sintonía con las realizadas por otros organismos, abandonan a pasos agigantados el optimismo, en concreto, para España contempla un crecimiento del PIB del 4,1%, lo que supone rebajar en 1,4 puntos porcentuales las previsiones realizadas en diciembre del pasado año, cuando aún no había empezado la invasión de Ucrania pero los precios sí habían empezado a escalar de forma considerable.

Y seguirán escalado con fuerza, a tenor de lo publicado por la OCDE, que proyecta una inflación media del 8,1% para España en 2022. La inflación subyacente, que no tiene en cuenta la volatilidad de los precios de la energía y los alimentos frescos, también lo hará, para situarse en un 4,5%, un salto considerable desde el 0,6% de 2021.

Las economías de Europa Central, así como Francia, reciben una mayor moderación por el conflicto iniciado por Rusia en Ucrania. Tanto es así que en la previsión hay muy pocos países con mayores crecimientos económicos. No obstante, se suponía que 2022 iba a ser un año clave para que España pudiera afrontar una recuperación económica que la situara en los niveles previos a la pandemia por coronavirus, ya que es de los países desarrollados más rezagados en esta recuperación. Los cambios en las previsiones de crecimiento avanzan en la línea de que en 2022 no se volverá todavía a los niveles prepandemia, sino que será a finales de 2023. Para el año que viene, la OCDE proyecta para España un crecimiento económico del 2,2% y una inflación del 4,8%, eso sí, con una inflación subyacente todavía en el 4,5%.

“Las expectativas de crecimiento en España se deben a la elevada incertidumbre, la alta inflación y una demanda externa ralentizada. El ahorro de los hogares acumulado durante la pandemia, el paquete fiscal para mitigar los efectos de la guerra, la recuperación continuada del empleo y los fondos europeos soportarán la demanda interna. La recuperación del turismo también soportará el crecimiento. La inflación se moderará en 2023, pero permanecerá alta”, señala la OCDE en su informe.

Otras previsiones que realiza la OCDE sobre la economía española para final de año son la reducción de deuda pública respecto al PIB al 115,6%, un crecimiento interanual de la balanza comercial al 2,3% y una tasa de desempleo al 13,6%, que repuntará al 13,9% en 2023.

En la introducción del informe, la OCDE señala que “el mundo va a pagar un fuerte precio por la guerra de Rusia contra Ucrania”. De ahí que sus previsiones para la economía mundial también hayan sufrido una revisión a la baja, del 4,4 al 3%. Atendiendo a las grandes potencias mundiales, destaca el caso de Alemania, que ha pasado de una proyección de crecimiento del 4% al 1,9%. Destaca también la moderación de Francia, de casi dos puntos porcentuales (hasta el 2,4%), o la de Estados Unidos, que pasaría de un crecimiento del 3,7 al 2,5%. También es curioso el caso de Argentina, que pasará de un crecimiento del 2,4 al 3,6% y marca el único caso, entre los países analizados, en los que el crecimiento proyectado es mucho mayor que el que se había calculado antes de la guerra en Ucrania. En cuanto a la inflación, las economías más castigadas serán Turquía y Argentina, con una hiperinflación del 72 y el 60%, respectivamente, mientras que Reino Unido se anotará un 8,8%, Alemania un 7,2%, Italia un 6,3% y Francia un 5,2%.

Rentabilidad del bono a 10 años americano en máximos de 5 años.


Christine Lagarde ofrece a los inversores un ‘whatever it takes’ descafeinado. Andrés Stumpf. Financial Times.

Ámsterdam. El Banco Central Europeo (BCE) cierra el círculo de los estímulos extraordinarios en la capital de Países Bajos. Allí fue, en 2014, donde Mario Draghi, entonces presidente de la institución, detalló sus planes para una “política monetaria para tiempos turbulentos”, un discurso en el que sentó las bases de la llegada del programa de compras de deuda y de las inyecciones de liquidez a la banca. Ocho años más tarde, la misma ciudad ha asistido a cómo Christine Lagarde, la actual presidenta, ha anunciado la retirada de todas esas medidas y el inicio de las subidas de tipos para combatir la elevada inflación.

Pero Ámsterdam fue testigo de algo más tras la reunión ayer del Consejo de Gobierno del BCE. En plena subida de los intereses de los bonos soberanos, y especialmente de los de los países periféricos, Lagarde indicó que el organismo europeo está “comprometido, comprometido” a evitar una subida desordenada de las primas de riesgo que derive en una fragmentación del mercado de deuda de la región. La repetición de la palabra no es causal. La presidenta, Christine Lagarde, insistió en ello por activa y por pasiva sabedora de que el peligro es real, pero los bonistas optaron por no darse por aludidos.

Faltan detalles

En el mercado de deuda, que sufre una severa corrección desde principios de año, el tiempo de las promesas parece haber pasado. Hace ya tres meses que los inversores rumian el compromiso del BCE de intervenir si las primas de riesgo derivan en un episodio de fragmentación y, por más que se exprese de forma más o menos contundente, el problema es que todavía no se conoce ningún detalle de cómo llevará a cabo esa tarea.

Por eso, aunque Lagarde esgrimió su propio whatever it takes [referencia al discurso de Draghi de 2012 en Londres en el que prometió hacer lo necesario para acabar con la crisis de deuda soberana], los bonistas reaccionaron con ventas de títulos en lugar de dar señales de tranquilidad. Cuando Draghi prometió hacer lo que fuera necesario, los inversores sabían que hablaba de un programa de compras de deuda que, además, ya funcionaba a pleno pulmón en Estados Unidos. Ahora esperaban alguna pista que materializase ese compromiso de Lagarde, pero se fueron con las manos vacías. Un whatever it takes descafeinado.

Complejidad

La presidenta parece confiada en que, si llega el momento, el BCE tiene capacidad de sobra para “lanzar nuevas herramientas o ajustar las que tenemos”. Sin embargo, la misión de combatir la subida de las primas de riesgo tiene una gran complejidad, pues supondría lanzar un estímulo selectivo –con las complicaciones legales que eso conlleva si no lleva aparejada cierta condicionalidad– y en un momento en el que el rumbo pasa por el endurecimiento monetario. Ante la difícil tarea, es natural que surjan las dudas y el nerviosismo por la inactividad del banco central.

La prima de riesgo española repuntó ayer hasta los 119 puntos básicos y la italiana, quizá la que más está en el punto de mira, se elevó hasta los 217 puntos básicos.

Para el BCE, aparentemente, no hay motivo todavía para la alarma. A estos niveles, aún lejos de las cotas de tensión, la autoridad monetaria no quiere gastar su bala de plata y esperará a futuras reuniones para concretar sus planes.

Pero los mercados se mueven muy rápido, como ya se demostró en el estallido de la pandemia, y al BCE le quedan aún seis semanas antes de su próxima cita. Cabe la posibilidad de que los inversores refuercen la presión y pongan a prueba el verdadero compromiso de la autoridad monetaria antes de tiempo.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 3 de Junio del 2022

Terminamos el mes de Mayo en el quelas presiones inflacionistas derivadas del incremento del precio del petróleo de las últimas semanas, agravado esta semana por la aprobación de las restricciones a las importaciones de crudo ruso por parte de Europa, fueron suficientes para que el pesimismo vuelva a las bolsas, lo que causó que el mes de mayo termine finalmente con una caída del 0,13% para el índice bursátil global. A pesar de estar alejados momentáneamente de cruzar el umbral del mercado bajista, gracias a un rebote desde mínimos del 6%, los riesgos a nivel global siguen presentes y cabe recordar que este miércoles se inició la reducción de balance de la Fed, con una primera fase que durará 3 meses donde se dejarán vencer hasta 30.000 millones de bonos del tesoro y 17.500 millones de cédulas hipotecarias para después doblar el ritmo en septiembre.

Best and worst performing assets in May and YTD.

Rothschild suele agrupar las expectativas del consenso de analistas de mercado un par de veces al año, y en la actualización que ha hecho ahora a mitad de año se ve muy claramente cómo han cambiado las expectativas del mercado respecto a crecimiento, inflación y tipos de interés:

Esta semana estamos viendo precios del petróleo en máximos, niveles que no se veían desde el 2008, después de que los líderes europeos consiguieran sacar adelante su iniciativa de restringir parcialmente la importación de petróleo ruso. La iniciativa se centra principalmente en las importaciones a través de mar, que representa cerca de dos tercios del petróleo ruso que llega a Europa y representará una pérdida de 10.000 millones de euros anuales en exportaciones para el país eslavo. Los líderes europeos lograban convencer al líder húngaro, principal detractor de esta medida, permitiéndole seguir recibiendo petróleo ruso a través de oleoducto y en caso de cortarse, por represalias rusas, le han garantizado suministro alternativo. Aunque los detalles técnicos están aún por cerrarse, la medida entraría en vigor seis meses después de su adopción e incluirá también una prohibición a la importación de productos refinados ocho meses después de su aprobación.

De cara a una posición estratégica para los próximos meses, la inflación cada vez más generalizada, exacerbada por la crisis energética y distorsiones en los suministros, está obligando a un rápido endurecimiento monetario y deterioro del crecimiento. Las tensiones inflacionistas en Estados Unidos están obligando a la Fed a subir tipos y a reducir su balance. Europa cuenta con costes laborales contenidos y las divergencias con la Fed presionan al euro (inflación importada).

El endurecimiento monetario relativo Fed frente al BCE y el mayor impacto en Europa de las sanciones a Rusia y del Covid en China presiona y retrasa la recuperación del euro, pero ya muchos analistas e inversores están esperando una reversión la segunda parte del 2022 (mucho negativo descontado).

Fuente: Dunas Capital.

Como digo, el precio del barril de petróleo esta semana ha batido nuevos récords y su cotización ronda en estos momentos los 120$ (118$ ahora el BRENT) que convertido a Euros es uno de los niveles más altos de su historia. La razón parece ser la falta de acuerdo en el paquete de sanciones a Rusia.


En China las megalópolis de Shanghái y Pekín parecen por el momento frenar el avance de infecciones de COVID. Muchos analistas ponderan si el ciclo ha llegado ya a su fin o no tras el mal comportamiento de las bolsas, la posibilidad de que los bancos centrales subestimen una posible recesión, la inflación imparable que afecta ya no solo a materias primas, sino a los alimentos, y los posibles confinamientos en China. Es un mercado bajista y de eso no parece haber duda, la cuestión es valorar si hemos tocado fondo o no.

El ratio PER a 12 meses del S&P 500 está a 18,8x por debajo de la media de sus últimos 5 años (23,1x) y 10 años (20,2x). El PER Forward estimado para los próximos 12 meses está a 17,1x frente a las medias de 18,6x de los últimos 5 años y de 16,9x de los últimos 10 años.

En cuanto a flujos de inversores, en ETF la semana pasada hemos visto una cierta recuperación en los productos expuestos a renta variable estadounidense, con una entrada neta de 21.000 millones de dólares y en el caso de la renta variable europea, los flujos continúan siendo negativos aunque en la semana pasada fueron casi planos con salidas que apenas alcanzan los 350 millones de dólares, mientras los indicadores de sentimiento inversor (como el Bulls minus Bears) sigue en mínimos, lo que suele indicar un suelo de mercado.

AAII Bulls minus Bears

Los datos de confianza del consumidor también están dando señales de suelo de mercado:

Importante esta semana:

La OPEP+ aprobó anoche acelerar el incremento de producción para julio y agosto hasta 648.000 barriles al día, un 50% más de lo previsto (432.000), ante la creciente presión de Estados Unidos para frenar el ascenso de precios del crudo, petróleo Brent +50% en 2022, aunque el mercado lo sigue considerando insuficiente, ya que no compensa la menor producción de Rusia y el crecimiento de la demanda por parte de China una vez finalizados los confinamientos.

En Europa Lane habla de dos subidas de cuarto de punto en julio y septiembre como «escenario base». El economista jefe del Banco Central Europeo ha reafirmado la postura de Lagarde tras declaraciones durante la semana pasada de tres miembros del Consejo en favor de subidas de 50 puntos básicos. Según Lane, el escenario base se sitúa en subidas de 25 puntos básicos en julio y septiembre, asegurando que deberá haber razones de peso para discutir un ritmo de normalización mayor y que, actualmente, la inflación a medio plazo está en línea con el objetivo del 2%.

Se publicó el martes el IPC preliminar de Mayo de la Eurozona que fue de un 8,10%, por encima del 7,80% que esperaba el consenso de analistas y más de medio punto por encima del dato de Abril (7,50%) con la subyacente en el 3,80% (Esperado 3,60%). El componente de energía ha vuelto a liderar la lectura del índice agregado, aumentando un 39,2% en términos interanuales. También tiene gran relevancia el aumento de precios en alimentación y bebidas, que registran una variación interanual del 7,5% tras acelerarse más de 1 punto porcentual.

En España se publicó el lunes el dato de inflación que empeoró al 8,7% en mayo con la subyacente en su tasa más alta en 27 años. El dato avanzado de mayo ha mostrado de nuevo un empeoramiento de la fiebre inflacionaria que ni siquiera el efecto escalón ni la moderación de los precios eléctricos (que aun así continúan en zona de máximos históricos) han logrado contener. El IPC se aupó en mayo hasta el 8,7%, según el dato publicado por el INE, cuatro décimas más que en abril y una cifra sin parangón desde octubre de 1986, espoleado por el precio de los alimentos y los carburantes. En tasa mensual, los precios subieron un 0,8% tras haber retrocedido un 0,2% en abril.

La tasa de inflación general sigue por debajo del 9,8% registrado en marzo, dato inédito desde mayo de 1985, pero la tendencia es cada vez más preocupante por el fuerte nivel de penetración de la espiral alcista en los precios de consumo. Una peligrosa deriva que se plasma en el inexorable avance de la inflación subyacente, aquella que no incluye los alimentos frescos ni los precios energéticos (los más volátiles), que en mayo se ha catapultado hasta el 4,9%, cinco décimas más que en abril y su tasa más alta desde octubre de 1995.

Hace un año, el IPC subyacente apenas era del 0,2%, lo que da idea de la magnitud del desafío al que se enfrenta la economía española, con el fantasma de la estanflación llamando a la puerta cada vez con más insistencia y los temidos efectos de segunda ronda impregnando el conjunto de la cesta de la compra, porque, tal como señalaba Funcas recientemente, “el alza de la subyacente apunta a una traslación intensa de los mayores costes de producción a los elementos menos volátiles del índice”.

Con una inflación media prevista para este año del 6,9%, según el último panel de Funcas, porcentaje que varios panelistas elevan por encima del 7% (Cámara de Comercio de España, 7,6%; BBVA Research, 7%…), la pérdida de poder adquisitivo de las familias está prácticamente garantizada ante unos sueldos que suben pero más lentamente. De hecho, el alza salarial media pactada en convenio hasta abril se situó en el 2,4%, aunque cada vez son más los convenios que acuerdan mejoras próximas e incluso superiores al 5%, y los que incorporan cláusulas de revisión salarial.

Ayer se publicó el dato de paro en España y el número de parados cayó por debajo de los 3 millones de personas por primera vez en 13 años, aunque lo cierto es que 1 de cada 3 empleos creados en el último mes es empleo público.

Según el Banco de España, la hipotética interrupción de las importaciones de gas y petróleo con Rusia provocaría un impacto en el PIB de España de entre el 0,8% y el 1,4% durante el primer año, siendo mayor para el conjunto de la UE (entre un 2,5% y un 4,2%). En el caso que la interrupción del comercio sea total, el impacto sería de hasta un 2,4% para el PIB español y de hasta el 6% para la Unión Europea.

El Euribor 12 meses cerró Mayo en el 0,287% después de subir 27 puntos básicos en Mayo y 76 puntos básicos en el último año desde el -0,481% de Mayo del 2021.


La inflación de 2022 y las experiencias del pasado. Francisco Cabrillo. Catedrático de Economía en la Universidad Complutense. Fundación Civismo.

¿Hemos aprendido algo de la historia económica reciente que pueda resultarnos útil a la hora de diseñar la política monetaria que necesitamos para corregir los actuales desequilibrios macroeconómicos? La cuestión es compleja porque cabe presentar argumentos a favor y en contra de una respuesta afirmativa. Tendríamos que contestar que sí, si pensamos que tanto los banqueros centrales como los economistas somos hoy conscientes del peligro que supone dejar caer la oferta monetaria en un momento de crisis económica. Como afirmó Ben Bernanke en su conocido discurso con motivo del 90 cumpleaños de Milton Friedman, al hacer referencia al torpe comportamiento de la Reserva Federal en los años de la Gran Depresión, que dio pie a una reducción sustancial de la cantidad de dinero con efectos desastrosos sobre la economía: “Gracias a usted, no lo volveremos a hacer”. Y, afortunadamente, no lo hemos hecho.

Pero me temo que los banqueros centrales –y buena parte de los economistas– no han sido plenamente conscientes –o se han olvidado– del peligro que supone financiar un programa extraordinario de gasto público mediante la compra masiva de deuda pública por los bancos centrales. Hace sólo unos días asistí a un seminario organizado por el Institute of International Monetary Research, cuyo objetivo era analizar la inflación actual a la luz de la experiencia por la que pasaron diversos países occidentales en la década de 1970, el último gran período de inflación en el mundo occidental. El ponente era Bill Robinson, un conocido experto británico en política monetaria, quien apuntó algunas ideas interesantes sobre el tema; la más provocativa de las cuales fue, seguramente, su afirmación de que una de las razones que explican la mala gestión llevada a cabo por los bancos centrales de EEUU y Europa a lo largo de los dos últimos años es el hecho de que quienes están hoy a cargo de estas políticas no eran economistas en activo en la década de 1970 o, incluso no había tenido siquiera sus primeros contactos con el análisis económico en aquella época. A muchos no les gustará esta idea. Pero sería un error dejar a un lado este comentario y considerarlo como el lamento de un viejo economista a quien las nuevas generaciones hacen poco caso.

Yo nunca había planteado el tema en la forma en la que lo hizo Robinson; pero creo que su observación coincide con una idea que, de otra manera, he expuesto en público en diversas ocasiones: ¿por qué nos hemos olvidado de lo que aprendimos hace cuarenta o cincuenta años y repetimos equivocaciones que parecía que habían pasado al baúl de la historia hace ya bastante tiempo? Con el agravante, además, de que, en su día, la conciencia del problema había hecho que se introdujeran reformas importantes en la regulación de los bancos centrales y en la forma de llevar a cabo la política monetaria. El diseño de la Unión Monetaria Europea y el Estatuto del BCE son buenos ejemplos de ello; pero no son los únicos, ciertamente. Es decir, sabíamos que el peligro de emitir dinero para financiar el gasto público existía. Y habíamos procurado conjurarlo creando unas instituciones más sólidas y fiables… hasta que unas circunstancias especialmente duras nos llevaron a equivocarnos otra vez.

Medidas antiinflacionarias

Parece que hoy los bancos centrales reconocen, por fin, que la inflación actual no es un fenómeno “temporal”, como afirmaban hace sólo algunos meses; que la situación se les ha ido de las manos y que tienen que adoptar medidas para frenar el crecimiento del nivel de precios; y la cuestión relevante ha pasado a ser cómo y cuándo aplicar tales medidas. Y no es una decisión fácil. Las medidas antiinflacionarias pueden cortar el crecimiento de las economías que aún están recuperándose de la recesión de 2020, lo que preocupa –con razón– tanto a políticos como a banqueros. Pero posponer la política de estabilización y permitir que los precios sigan subiendo puede tener como efecto que el ajuste posterior deba ser más duro.

Existen, por tanto, dudas razonables sobre aspectos concretos de la aplicación de la estrategia antiinflacionaria. Pero una cosa que quienes gestionan la política económica deberían asumir y dejar clara a la opinión pública desde el primer momento es que el ajuste tendrá costes. Cuando se han cometido errores en política económica, rara vez se pueden corregir sin pagar un precio. Y no cabe duda de que ese precio será mayor para las economías más débiles y endeudadas. También, a la hora de asumir estos efectos, puede ser útil estudiar la experiencia de los años 1970 y primeros 1980. Sabemos cómo Paul Volcker resolvió el problema de la inflación de aquellos años en Estados Unidos y sentó las bases para un periodo posterior de estabilidad y crecimiento. Pero su política monetaria contractiva, con fuertes subidas de los tipos de interés, tuvo a corto plazo costes elevados en términos de actividad económica y empleo. Y en una situación similar –aunque de menor gravedad– nos encontramos hoy. Reflexionando sobre su actuación como presidente de la Reserva Federal, escribió: “Mi filosofía se basa en la idea de que no tenemos otra opción que enfrentarnos a la inflación, porque con el paso del tiempo la inflación y el paro siguen caminos paralelos… ¿No es ésta la lección que nos enseñan los años 1970?” Suscribo sus palabras.


En línea con el artículo de Francisco Cabrillo el martes Renta 4 Análisis publicaba un análisis sobre cómo se asemeja la situación del embargo de petróleo de los años 70 con la actualidad:

Oil embargo 1973- actualidad ¿qué provocó entonces un cambio de discurso en la Fed? Eduardo Faus. Renta 4 Banco.

Antecedentes del embargo de petróleo de 1973:

La crisis del año 1973 comenzó a gestarse tras la creación del Estado de Israel en 1948, momento en el que varios países árabes se aliaron para evitar que este nuevo estado se constituyese sobre territorio palestino. Tras sucesivas guerras, Israel ocupó algunos de estos territorios, hasta que en 1973 Egipto y Siria se aliaban atacando algunos de los territorios ocupados, lo que provocó una respuesta de Israel, apoyada por la ayuda armamentística de Estados Unidos, consiguiendo así repeler los ataques. A consecuencia de ello, los países árabes decidieron usar el petróleo como arma para conseguir sus objetivos y aumentaron de forma notablemente su precio, al tiempo que decretaban recortes en la producción y un embargo a Estados Unidos y a los Países Bajos. El embargo tuvo un fortísimo impacto en la economía americana, que dependía más del 40% del consumo energético, lo que condujo a que Israel firmara un armisticio y devolviera algunos de los territorios ocupados, a lo que los países árabes respondieron levantando el embargo en marzo de 1974.

Mediante los siguientes gráficos veremos cómo se encontraba la economía americana antes del embargo, y cómo éste afectó a la misma en los meses posteriores. Finalmente podremos concluir que aquella situación guarda algunas similitudes con la actual.

Impacto del embargo de 1973 en el PETRÓLEO:

Durante los meses del embargo de petróleo (octubre 1973- marzo 1974) el precio del petróleo se disparó, pero lo más llamativo es que tres años después de esta subida, los precios se mantuvieron estabilizados en cotas elevadas, situación que derivó en otra oleada de fuertes alzas de los precios hasta el año 1979 provocadas por la revolución en Irán:

Impacto del embargo de 1973 en la INFLACIÓN americana:

Las fuertes subidas del petróleo provocaron que la tasa de inflación en USA doblara en 1973 y sobrepasara el 10% durante 1974, obligando a la Fed a acelerar su política de subidas de tipos, como veremos.

Impacto del embargo de 1973 en los TIPOS DE INTERÉS:

El gráfico inferior nos muestra ciertas similitudes de aquel año con la situación actual. El embargo de petróleo del año 1973 provocó un fuerte incremento del precio del petróleo y de la inflación, lo que desencadenó la más agresiva respuesta de subidas de tipos de interés hasta entonces. Nótese que en los años previos al embargo los tipos de interés también venían bajando, iniciando con éste una meteórica subida hasta finales de 1974.

Impacto del embargo de 1973 en los TASA DE DESEMPLEO americana:

Por lo que respecta al desempleo, como habíamos comentado, la economía americana presentaba una dependencia del 40% del consumo de energía, por lo que el embargo causó un cambio de tendencia respecto a los años previos donde el desempleo descendía. Tras una subida inicial del desempleo durante la etapa del embargo, los meses posteriores marcaron una subida del desempleo a niveles históricos en el 9% hasta mediados de 1975, rompiendo así los registros máximos de años como 1949.

Impacto del embargo de 1973 en el MERCADO DE LA VIVIENDA americano:

El mercado de la vivienda americano vivía en 1973 una etapa gloriosa, con la tasa de viviendas iniciadas más alta de los últimos veinte años, hasta que el embargo de petróleo desencadenó un cambio de tendencia en forma de fuertes caídas hasta primeros de 1975, alcanzando lecturas de mínimos similares a las registradas en 1966.

Impacto del embargo de 1973 en el DOW JONES INDUSTRIALES:

El gráfico del índice DOW JONES INDUSTRIALES, entonces el más importante de la economía americana, es también esclarecedor. Al igual que en la tasa de desempleo, el tiempo que duró el embargo de petróleo no tuvo un efecto devastador en la bolsa, más allá de caídas del 20% que pudieron sostenerse unos meses. El principal efecto negativo en las bolsas se vivió a partir de la finalización del embargo, experimentando a partir de entonces fuertes caídas del 36% que duraron hasta finales de 1974.

Consideraciones y conclusiones:

  • La crisis del petróleo provocada por el embargo de 1973 generó un descenso en la actividad industrial y aumento del desempleo acompañada por una subida en los precios, lo que popularizó el termino estanflación, acuñado en 1965 por el ministro de finanzas británico Ian McLeod.
  • Las fuertes subidas de tipos de interés de entonces no tuvieron un impacto en la caída de los precios del petróleo ni en la inflación, que en el año 1975 se mantenía en zona de máximos en el 9%, sino que provocaron una subida del desempleo y descenso generalizado de la actividad económica que derivó en una importante recesión.
  • Lo que finalmente provocó un cambio de discurso en la Fed a mediados de 1974, cuando empezó a bajar los tipos de interés, fue el importante aumento del desempleo durante ese año desde niveles del 5% al 9%.
  • La bolsa americana marcó un importante suelo, desde el que un año más tarde se revalorizó casi un 80% a finales del año 1974, cuando la Fed comenzó a bajar los tipos de interés.

¿Causará la inflación la recesión de EEUU? Michael R. Strain.

La veloz inflación en Estados Unidos oculta señales de una desaceleración económica que podría amenazar la extensión del crecimiento actual. Aunque el gasto personal de consumo nominal creció el 3,4% entre octubre de 2021 y marzo de 2022 (el último mes para el que contamos al elaborar esta información), teniendo en cuenta la subida de precios, el gasto personal de consumo no varió en términos agregados. Y las ventas minoristas ajustadas por inflación pintan aún peor: siguen igual desde marzo de 2021.

Esta desaceleración también se percibe en los datos sobre las opiniones de la gente. Una encuesta del mes pasado llevada a cabo por CNBC-Momentivehalló que la mitad de los estadounidenses comieron menos fuera de casa y más de un tercio de ellos usaron menos sus automóviles o cancelaron una suscripción mensual. La gravedad de esas reducciones del gasto puede aumentar: el 40% de los encuestados dijo que, de mantenerse los altos precios, consideran cancelar sus vacaciones; y el 76% expresó su preocupación porque el alza de precios los obligará a reconsiderar sus decisiones financieras.

El índice de la Universidad de Michigan sobre el ánimo de los consumidores refuerza estos hallazgos: cayó a su punto más bajo en una década (es menor incluso que en la primavera de 2020, cuando la pandemia del Covid-19 causó un salto abrupto del desempleo y una grave contracción económica).

El estancamiento del gasto y la reducción de los planes de gasto futuro no debieran sorprendernos, si consideramos que la inflación redujo los salarios reales de la mayoría de los trabajadores. Hasta el momento los consumidores mantuvieron en gran medida su gasto actual, a pesar del impacto de los mayores precios en los presupuestos de los hogares, pero eso no puede durar indefinidamente y tal vez ni siquiera llegue al segundo semestre de este año.

El gasto de los consumidores representa la parte del león de la economía estadounidense, pero es posible que las empresas previsoras también estén planificando una contracción. El mes pasado, una encuesta del Banco de Filadelfia de la Reserva Federal de EEUU mostró que las empresas manufactureras tienen las menores expectativas netas de aumento de la actividad futura desde diciembre de 2008, cuando transitábamos las profundidades de la Gran Recesión. Más del 85% de las empresas afirmó que los precios de sus insumos aumentaron.

De manera similar, en una encuesta a pequeñas empresas llevada a cabo en abril por la Federación Nacional de Empresas Independientes (National Federation of Independent Business), solo el 4% de ellas afirmó que los próximos tres meses serán un buen momento para una expansión (una reducción de más de la mitad en seis meses). En el otoño pasado era más frecuente que las empresas esperaron mayores ventas en el siguiente trimestre; ahora un 12% más de empresas espera que sus ventas se reduzcan en vez de crecer en ese plazo.

Más pesimismo

Ciertamente, muchos otros indicadores sugieren que la recuperación sigue en curso, pero estos datos son preocupantes porque señalan la posibilidad de que los consumidores se estén estancando, y que los hogares y las empresas se estén volviendo cada vez más pesimistas. De acuerdo con esto, la Reserva Federal de EEUU debe adecuar sus planes —y su retórica— a todos estos datos. Aunque el presidente de la Fed, Jerome Powell, habla de un aumento expeditivo de las tasas de interés a un nivel en que la política monetaria ya no estimule la demanda, los halcones del Comité de Políticas del Banco Central insisten en acciones aún más agresivas. Por ejemplo, James Bullard, presidente del Banco de St. Louis de la Reserva Federal, desea que la tasa de referencia de la Fed llegue al 3,25-3,5% para finales de este año.

Es posible que eso resulte necesario en última instancia, pero dadas las señales de alerta —incluida la desaceleración del crecimiento del salario nominal promedio en abril— la Fed debe cuidarse de no quedar atrapada en un curso de acción específico por condicionar la expectativa del mercado imprudentemente con una retórica dura. Después de todo, es posible que los halcones de la Fed estén sobreestimando la dificultad de enfriar la economía. Habitualmente la Fed tiene que inducir despidos para desacelerar la economía, pero el mercado de trabajo actualmente carece de margen debido al exceso de vacantes, no a niveles elevados de desempleo. Reducir las vacantes puede resultar más fácil que inducir despidos.

Además, las condiciones financieras ya están respondiendo rápida —y previsoramente— a las posibles restricciones monetarias. El rendimiento de los bonos del Tesoro está aumentando y las tasas fijas de las hipotecas a 30 años se dispararon de cerca del 3% a principios del año a más del 5% este mes. Además de esas cuestiones, la guerra de Rusia en Ucrania y la desaceleración económica en China enfriarán en alguna medida la economía estadounidense, reduciendo aún más la carga de la Fed.

A eso se suma que las expectativas inflacionarias a largo plazo son razonablemente estables, por lo que debiera ser más fácil para la Fed restablecer la inflación a corto plazo ahora que en las décadas de 1970 y 1980, cuando hubo que recomponer completamente las expectativas a largo plazo.

La Fed se retrasó dolorosamente durante 2021. Incapaz de percibir el grado en que se acumulaban las presiones inflacionarias, agregó combustible a una economía ya recalentada. Si las condiciones económicas pierden velocidad más abruptamente de lo que prevé, tendrá que aplacar en 2022 más ágilmente de lo que fortaleció en 2021.

La posibilidad de que EEUU sufra una recesión el próximo año tal vez penda de un hilo.


No apuesten a un aterrizaje suave. Nouriel Roubini. Profesor emérito de Economía en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, es economista jefe de Atlas Capital Team.

En 2021, el gran debate sobre las perspectivas para la economía global se centraba en si la creciente inflación en Estados Unidos y otras economías avanzadas era transitoria o persistente. Los principales bancos centrales y la mayoría de los investigadores de Wall Street se alistaban en el Equipo Transitorio. Atribuían el problema a efectos de base y a cuellos de botella temporales en la oferta, lo que implicaba que la alta tasa de inflación rápidamente se retrotraería al rango de meta del 2% de los bancos centrales.

Mientras tanto, el Equipo Persistenteliderado por Lawrence H. Summers de la Universidad de Harvard, Mohamed A. El-Erian del Queens College de la Universidad de Cambridge, y otros economistas, sostenía que la inflación se mantendría alta, porque la economía se estaba recalentando como consecuencia de una demanda agregada excesiva. Esa demanda estaba impulsada por tres fuerzas: políticas monetarias persistentemente laxas, políticas fiscales excesivamente estimuladoras y una rápida acumulación de ahorros de los hogares durante la pandemia, lo que condujo a una demanda acumulada una vez que las economías se reabrieron.

Yo también estaba en el Equipo PersistentePero sostenía que, además de una demanda agregada excesiva, varios shocksde oferta agregada negativos contribuían a la creciente inflación –de hecho, a una estanflación (un crecimiento reducido sumado a una inflación más alta)–.

La respuesta inicial al Covid-19 había conducido a confinamientos, que causaron importantes alteraciones en las cadenas de suministro globales y redujeron la oferta de trabajadores (creando un mercado laboral muy reducido en Estados Unidos). Luego se produjeron dos shocksde oferta adicionales este año: la brutal invasión de Ucrania por parte de Rusia, que ha hecho subir los precios de las materias primas (energía, metales industriales, alimentos, fertilizantes) y la respuesta de Covid cero de China ante la variante Ómicron, que ha derivado en otra ronda de cuellos de botella en las cadenas de suministro.

Ganó el ‘Equipo persistente’

Ahora sabemos que el Equipo Persistenteganó el debate de la inflación en 2021. La inflación que se aproxima a los dos dígitos hizo que la Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales hayan tenido que admitir que el problema no es transitorio y que se lo debe tratar con urgencia mediante un ajuste de la política monetaria.

Eso ha desatado otro gran debate: si los responsables de las políticas económicas pueden o no pergeñar un “aterrizaje suave” para la economía global. La Fed y otros bancos centrales sostienen que podrán aumentar tipos lo suficiente como para hacer bajar la tasa de inflación a su meta del 2% sin causar una recesión. Pero yo y otros muchos economistas dudamos de que este escenario Ricitos de Oro –una economía que no está ni demasiado caliente ni demasiado fría– se pueda lograr. El grado de ajuste de la política monetaria que hace falta inevitablemente provocará un aterrizaje forzoso, traducido en una recesión y un paro más alto.

Como los shocks estanflacionarios reducen el crecimiento y aumentan la inflación a la vez, confrontan a los bancos centrales con un dilema. Si su mayor prioridad es combatir la inflación e impedir que se desanclen peligrosamente las expectativas de inflación (una espiral de salarios y precios), deben eliminar gradualmente sus políticas expansionistas poco convencionales y aumentar los tipos de interés a un ritmo que probablemente causaría un aterrizaje forzoso. Pero si su principal prioridad es sustentar el crecimiento y el empleo, necesitarían normalizar la política más lentamente y correr el riesgo de que se desaten las expectativas de inflación, preparando el escenario para una inflación persistente por encima del objetivo.

Un escenario de aterrizaje suave por lo tanto se asemeja a una expresión de deseo. Por ahora, el aumento de la inflación es lo suficientemente persistente para que sólo un ajuste importante de las políticas pueda retrotraerla al objetivo. Si tomamos como referencia los episodios de alta inflación previos, coloco la probabilidad de un aterrizaje forzoso en el lapso de dos años en más del 60%.

Pero hay un tercer escenario posible. Los responsables de las políticas monetarias hablan mucho hoy sobre combatir la inflación para evitar el riesgo de que se desmadre. Pero eso no significa que llegado el caso no den un paso atrás y permitan que la tasa de inflación aumente por encima del objetivo. Considerando que alcanzar el objetivo muy probablemente exija un aterrizaje forzoso, podrían terminar aumentando los tipos y luego echarse atrás una vez que ese escenario se vuelva más factible. Asimismo, como hay tanta deuda privada y pública en el sistema (348% del PIB a nivel global), las alzas de las tasas de interés podrían desatar una fuerte caída adicional en los mercados de bonos, acciones y crédito, dándoles a los bancos centrales una razón más para dar marcha atrás.

Fuerzas opuestas

En pocas palabras, el esfuerzo de combatir la inflación fácilmente podría hacer colapsar la economía, los mercados o ambos. Una dosis modesta de ajuste de los bancos centrales ya ha sacudido a los mercados financieros: índices bursátiles clave se acercaron a territorio bajista (una caída del 20% con respecto a picos recientes), los rendimientos de los bonos subieron y los diferenciales de crédito se ampliaron. Sin embargo, si los bancos centrales ahora se acobardan, el desenlace se asemejará a los años 1970 estanflacionarios, cuando una recesión estuvo acompañada de una alta inflación y de expectativas inflacionarias desancladas.

¿Qué escenario es más probable? Todo depende de una combinación de factores inciertos, que incluyen la persistencia de la espiral de precios y salarios, el nivel al que deben aumentar los tipos para controlar la inflación (creando holgura en los mercados de bienes y de trabajo) y la voluntad de los bancos centrales de infligir un dolor a corto plazo para alcanzar sus metas de inflación. Asimismo, todavía está por verse qué curso tomará la guerra en Ucrania y qué efecto tendrá en los precios de las materias primas. Lo mismo es válido para la política de Covid cero de China, con su efecto en las cadenas de suministro, y para la corrección actual de los mercados financieros.

La evidencia histórica demuestra que un aterrizaje suave es altamente improbable. Eso deja la posibilidad de un aterrizaje forzoso y un retorno a una inflación más baja, o de un escenario estanflacionario. Como sea, una recesión en los próximos dos años es probable.


Buen fin de semana.