Comentario de mercado viernes 13 de Junio del 2025.

Vuelve la volatilidad hoy al mercado tras el ataque anoche de Israel a instalaciones nucleares y balísticas de Irán, que promete represalias contra Israel y Estados Unidos, aunque esta última afirma no estar involucrada y advierte a Irán sobre ataques a intereses americanos. El ataque de Israel fue justificado por el país como “necesidad operativa inmediata” ante la aceleración del programa atómico iraní y el anuncio de una nueva planta de enriquecimiento de uranio. Esta ofensiva israelí tuvo una respuesta contundente por parte de Irán, que habría enviado unos 100 drones a Israel a lo largo de la noche. Veremos si después de esto se mantiene la reunión programada para el domingo entre Estados Unidos Irán en la que se iba a negociar sobre el programa nuclear iraní. Esta escalada de tensiones en Oriente Medio provoca fuerte alzas en el precio del petróleo, el Brent sube un 8% hasta 75 dólares el barril, aunque ha llegado a superar los 78 dólares, y esta presión al alza sobre los costes energéticos podría complicar la evolución de la inflación y con ello las actuaciones de los bancos centrales.

Ayer, la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), una agencia de supervisión nuclear ligada a Naciones Unidas, aprobó una resolución en contra de Irán. El documento señala el hallazgo de restos de uranio enriquecido al 60%, cuando para uso civil basta con un 4%, y para uso militar se requiere un 90% en instalaciones no declaradas. Esta es la primera resolución de este tipo en dos décadas. Ante esta evidencia, el director del organismo, Rafael Grossi, ha declarado que no puede confirmar que el programa nuclear iraní tenga fines exclusivamente pacíficos.

Precio del barril de Brent últimos 12 meses:

Esta semana hemos tenido nuevas tensiones en el circo de Trump, tras la amenaza del presidente americano de enviar cartas a sus socios comerciales en las próximas semanas fijando aranceles de forma unilateral, antes de la fecha límite de las negociaciones del 9 de Julio. Este nuevo incremento de las tensiones comerciales, que entiendo que lo que pretende es acelerar el cierre de acuerdos, presionó a las Bolsas, a la vez que provocó subidas del precio del oro, y caídas del dólar. A la amenaza de Trump se sumaron las declaraciones de Lutnik, Secretario de Comercio americano, de que el acuerdo con la UE será de los últimos en firmarse, mostrando su frustración ante el limitado avance de las negociaciones. Todo ello después de que Estados Unidos y China llegasen este miércoles a un acuerdo sobre la forma de implementar la desescalada arancelaria decidida el mes pasado en Ginebra. Aún así, ambos presidentes, Trump y Xi, deben aún firmar el acuerdo, que implica confirmar un 10% de arancel a productos americanos y un 55% a productos chinos (10% base + 20% fentanilo + 25% de aranceles pre-existentes). Dentro del acuerdo, China permitirá la reanudación de exportaciones de minerales raros a Estados Unidos, aunque solo de forma temporal (durante 6 meses), con el fin de tener margen de negociación. El arancel medio efectivo de Estados Unidos se sitúa en torno al 15% (el más alto desde 1937), a la vez que quedan por concretar acuerdos con el resto de los socios comerciales.

Eurodólar últimos 5 años:

La Unión Europea cree que las negociaciones comerciales con Estados Unidos podrían extenderse más allá de la fecha límite del 9 de julio impuesta por el presidente Donald Trump, a pesar de que las conversaciones se han acelerado durante la última semana. La UE considera que alcanzar un acuerdo sobre los principios de un pacto para el 9 de julio es el mejor escenario posible, lo que permitiría nuevas conversaciones para resolver los detalles, según publicaba Bloomberg esta semana. Se espera que Estados Unidos responda a la última ronda de negociaciones en los próximos días y aclare los próximos pasos. Los aliados transatlánticos se quieren apresurar a cerrar un acuerdo antes de la fecha límite de julio, cuando Washington aplicará un arancel del 50 % a casi todas las exportaciones del bloque, lo que probablemente desencadenará represalias. La UE estima que los aranceles adoptados por Trump ahora cubren 380 000 millones de euros, o alrededor del 70 %, de sus exportaciones a Estados Unidos. Lagarde, en un discurso en el Banco Central de China, dijo que el aumento de las fricciones geopolíticas y comerciales actuales amenaza con erosionar el comercio global y las cadenas de suministro. Así, la Presidenta del BCE abogó por soluciones cooperativas y multilaterales, en lugar de políticas coercitivas, con el fin de evitar una fragmentación.

Al mismo tiempo, Estados Unidos y México están cerca de cerrar un acuerdo para reducir los aranceles al acero y limitar las importaciones. El tribunal de apelaciones de Estados Unidos dice que los aranceles de Trump pueden permanecer en vigor hasta, al menos, el 31 de julio de 2025, fecha en que se realizarán las audiencias definitivas.

La Bolsa británica ha alcanzado nuevos máximos históricos, superando los niveles que alcanzó en Marzo (antes del Día de la Liberación de Trump), y aunque es de los índices europeos que menos ha subido en el año (el FTSE 100 lleva un +8,51% en 2025) pero ha superado niveles históricos.

La guerra comercial emprendida por Donald Trump a su regreso a la Casa Blanca ha desencadenado una oleada de rebajas de las previsiones de crecimiento económico internacional que ha terminado por afectar a España, sujeta ya a un enfriamiento generalizado de las proyecciones de avance de PIB. A las recientes revisiones a la baja de las estimaciones económicas oficiales del Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), se les suman ahora las correcciones aplicadas por los analistas de los principales servicios de estudios del país.

Así lo refleja el Pulso Económico Trimestral de EY Insights en su edición de primavera de 2025 que da cuenta de las valoraciones de los responsables de una quincena de las principales casas de análisis del país, incluyendo los de Funcas, Fedea, el Círculo de Empresarios, la Empresa Familiar, CEOE, la banca (BBVA Research, Santander, CaixaBank o Singular Bank), firmas como Arcano, escuelas de negocio (Esade o el IE Business School), e instituciones como Orfin, CEPS o el Real Instituto Elcano. En concreto, EY destaca que la “principal conclusión de esta edición” es “el enfriamiento del optimismo sobre las previsiones de crecimiento, con un 56% de los expertos estimando ahora un crecimiento de hasta 2,5% anual, 24 puntos porcentuales menos que en la edición de invierno”. En este sentido, destaca EY, “la política arancelaria de la nueva Administración estadounidense irrumpe como el principal riesgo para la economía española, ya que se percibe únicamente de forma negativa” por el 100% de los encuestados, desbancando incluso a la fragmentación política nacional como principal amenaza para el crecimiento económico. Con todo, la inestabilidad parlamentaria nacional se mantiene como una fuente de grave preocupación para el 87% de los expertos consultados. En cualquier caso, el foco está puesto ahora en el impacto de los aranceles recíprocos anunciados por Trump, que ascienden al 20% en el caso de la Unión Europea (y que se negocia para rebajar antes de la fecha límite del 9 de julio), la tasa mínima global del 10% que ya opera, o los aranceles específicos del 25% sobre aluminio, acero o automóviles que también ha comenzado a aplicar Estados Unidos. Pese a la elevada incertidumbre que impera sobre los aranceles definitivos que acabarán aplicándose tras las negociaciones abiertas, o sobre su futuro ante la Justicia (el Tribunal de Comercio de Estados Unidos tumbó las tasas generales, pero Trump logró su reactivación en apelación), la convicción generalizada es que habrá un impacto costoso a medio plazo para el conjunto de la Unión Europea. Ocho de cada diez analistas consultados prevén un impacto negativo de las políticas comerciales de Estados Unidos en el PIB europeo, que siete de cada 10 sitúa en una rebaja de hasta un punto porcentual anual durante los próximos cinco años, lo que supone 10 puntos más que en la edición anterior del estudio. El Informe de EY “confirma que las tensiones comerciales y la política arancelaria de Estados Unidos son el mayor desafío para Europa” actualmente, aunque los datos del informe aún arrojan “una nota de optimismo” en cuanto a las previsiones de inversión y consumo. La creciente preocupación entre los analistas coincide en el tiempo con la que vienen demostrando los principales organismos supervisores del país. Esta misma semana, el Banco de España rebajaba en tres décimas su previsión de crecimiento económico para 2025, del 2,7% al 2,4%, y reducía en otra décima la de 2026, al 1,8%, fundamentalmente por el efecto de las políticas comerciales de Trump. De hecho, el BdE considera que la situación es susceptible de empeorar, y baraja un escenario alternativo que implica que, si la UE no logra rebajar los nuevos aranceles estadounidenses del 20% con el que amenaza la Casa Blanca, el avance del PIB español podría frenarse hasta el 2% este año y el 1,1% en 2026. La veda de las correcciones a la baja en las proyecciones económicas la abrió, sin embargo, la Autoridad Fiscal, que ya rebajó en mayo su previsión de crecimiento para 2025 del 2,5% al 2,3%, y la de 2026 del 2% al 1,7%, por el impacto de los aranceles estadounidenses.

Previsión de crecimiento del PIB español para el 2025:

Según el Banco Central Europeo, el oro ya es el activo con mayor peso en los Bancos Centrales después del dólar, sobrepasando el peso en el euro. La cantidad de oro en balance de los bancos centrales se está acercando a su nivel máximo histórico después de Bretton Woods. (https://www.ft.com/content/0d175cad-db7c-4dc2-83a8-90736f96f198).

Importante esta semana:

El dato más importante de la semana se publicó el miércoles, que fue el IPC americano del mes de Mayo, la inflación en Estados Unidos muestra señales de moderación en mayo, desafiando las previsiones de los analistas, que pronosticaban una fuerte presión al alza de los precios a consecuencia de la guerra arancelaria impulsada por el presidente, Donald Trump. El IPC interanual cerró el pasado mes en el 2,4%, solo una décima más que en abril. Si bien es cierto que se rompe así con la tendencia a la baja que se anotaba desde enero, se sitúa muy cerca del mínimo del año, que fue el registro del 2,3% del pasado mes de abril, cifra más baja también de los últimos cuatro ejercicios, según se desprende del último informe de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Y aunque las empresas norteamericanas llevan meses insistiendo en que trasladarán a los consumidores el coste adicional de la guerra comercial, la realidad es que en mayo algunos productos sometidos a tarifas desde hace dos meses, como los coches, incluso han visto disminuido el precio, al igual que otros artículos, como la ropa. Se espera un mayor impacto de cara a los próximos meses ya que, en mayo, sí subió algo más de un 1% el coste de los componentes de automoción, que a la larga impactará en el precio final de los coches, que el mes pasado bajaron un 0,5%. Por el contrario, ha subido más de un 4% los electrodomésticos, que se han apreciado tras el aumento del coste del acero, sobre el que Estados Unidos aplica un arancel del 50% a nivel global. El nuevo dato del IPC pone en duda las previsiones de muchos organismos, incluida la propia Reserva Federal, que alertaba ya de una mayor presión inflacionista de los aranceles a estas alturas. De hecho, una cifra más baja de lo esperada podría acelerar los recortes de tipos. El propio Trump apostó el miércoles por esta idea, al asegurar que “¡se trata de unos números fantásticos! La Fed debería bajar los tipos un punto entero”. Si bien una rebaja de este calibre no entra dentro de los planes del banco central, los analistas ya apuestan por una rebaja de tipos en la reunión de los gobernadores de la próxima semana.

Trump dijo el domingo pasado que pronto se anunciará el próximo presidente de la Fed. Además, según NBC, el Presidente dijo que su relación con Musk está terminada y advierte de «consecuencias» si decide respaldar a los demócratas. Según fuentes de Bloomberg, Bessent, actual secretario del Tesoro, aparece como posible sucesor de Powell.

El Secretario del Tesoro, Bessent dijo que la reunión con China «fue buena» mientras que el Secretario de Comercio, Lutnick califica las conversaciones de «fructíferas». Estados Unidos señaló su voluntad de eliminar las restricciones a algunas exportaciones de tecnología a cambio de que China relaje los límites que impone a la exportación de tierras raras.

Trump cree que el proyecto de ley presupuestario «One Big Beautiful Bill Act» que se está debatiendo actualmente en el Senado se aprobará «bastante rápido», aunque también admite que no sería un problema si toma un poco más de tiempo que el objetivo previsto. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) ha advertido que Estados Unidos podría alcanzar el techo de deuda entre mediados de agosto y finales de septiembre.

Las protestas por las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) en Los Ángeles han escalado hasta el punto de que el gobierno federal ha desplegado intervención militar, primero la Guardia Nacional y luego 700 marines, lo que ha desatado un grave enfrentamiento político y legal entre los gobiernos federal y estatal.

El Banco Mundial bajó sus previsiones de crecimiento mundial esta semana al 2,3% para este año como consecuencia de los mayores aranceles y la elevada incertidumbre. El 70% de los países sufrieron recortes de sus previsiones, incluidos Estados Unidos, China y la eurozona. El economista jefe del Banco Mundial, Indermit Gill, escribía en el prólogo del informe que la «discordia» que existe a nivel internacional, «en particular en torno al comercio» ha trastocado muchas de las certezas políticas «que ayudaron a reducir la pobreza extrema y a expandir la prosperidad tras la Segunda Guerra Mundial» y avisó de que, de no producirse un «cambio de rumbo rápido» el impacto sobre el nivel de vida de las personas «podría ser profundo». En el informe el Banco Mundial apunta a que el crecimiento de Estados Unidos y del mundo podría reducirse todavía más si los aranceles se incrementan todavía más desde los niveles que había a finales del mes de mayo, que es lo que podría suceder si se aplicasen los aumentos anunciados por Donald Trump el 2 de abril y luego pausados durante 90 días para establecer el periodo de gracia para las negociaciones bilaterales que todavía se están llevando a cabo. En este sentido, los economistas del Banco Mundial calculan que, si los aranceles creciesen otros 10 puntos porcentuales, el crecimiento económico mundial se frenaría hasta un tibio 1,8% este año y un 2% el próximo. Ante este escenario, advierten que una escalada en las barreras comerciales provocaría que el comercio global «se paralice» en la segunda mitad del año. Una parálisis, dicen, que vendría acompañado de «un colapso generalizado de la confianza, una creciente incertidumbre y turbulencias en los mercados financieros»

En Europa, las declaraciones de los diferentes miembros del Banco Central Europeo coinciden en que el ciclo de recortes de tipos está llegando a su fin. Así, Lagarde volvió a recalcar que el BCE ha «alcanzado una buena posición» en materia de tipos y está «bien posicionado para afrontar momentos que serán delicados y muy inciertos». Por su parte, Schnabel, Miembro del Consejo del BCE, dijo que no espera un «desacople sostenido» entre la Fed y el BCE, ya que la divergencia en la inflación es «cuantitativamente bastante pequeña», por otra parte, ve una «ventana de oportunidad» para aumentar el papel internacional del euro. Nagel, Gobernador del Banco Central Alemán y miembro del BCE, declaró que el BCE tiene la máxima flexibilidad en materia de tipos mientras que Vujčić, Gobernador del Banco Central de Croacia, dijo estar de acuerdo en que el BCE ha «casi acabado» y que no debería reaccionar de forma exagerada si la inflación cae por debajo del 2%. Por último, Escrivá, Gobernador del Banco de Espala, dijo ver un menor margen para una flexibilización de la política monetaria.

En España este lunes el Banco de España presentó el Informe Anual 2024 en plena controversia por la dimisión del todavía director general de Economía del Banco de España, Ángel Gavilán (su marcha es con efectos de este próximo jueves día 12), y entre conjeturas sobre una posible dilución del peso de la Dirección General de Economía en la estructura del Banco. En un contexto que el Gobernador del BdE definió de máxima incertidumbre y “extraordinariamente complejo” avanzó que el Banco de España ha revisado significativamente a la baja su pronóstico para el PIB español en 2025, hasta el 2,4%, tres décimas menos que en el informe de marzo, y en una décima el de 2026, que ahora se sitúa en el 1,8%. El propio gobernador ya había anticipado el 9 de abril que “tendremos que revisar a la baja las previsiones de crecimiento” por el órdago arancelario lanzado por Trump. El supervisor sigue así la estela de organismos como la OCDE, que el pasado 3 de junio recortó también al 2,4% su previsión de crecimiento para España, o la Airef, que, algo más pesimista, la rebajó al 2,3%. Así, las previsiones se sitúan ya varias décimas por debajo del 2,6% que todavía sostiene el Gobierno para 2025. El tijeretazo del Banco de España se produce después de que el dato de PIB del primer trimestre avanzado por el INE corroborase la desaceleración del ritmo de crecimiento, con un avance trimestral del 0,6% entre enero y marzo, frente al 0,7% de los dos trimestres anteriores. Un enfriamiento que estaría teniendo continuidad en el segundo trimestre por efecto esencialmente de “la menor contribución del sector exterior”, que ha provocado que el ritmo de crecimiento se haya desacelerado desde tasas superiores al 3% a una “tasa cercana al 2,5% en el primer semestre”, señaló el Gobernador del BdE, Escrivá. Esto es, aunque la exposición comercial directa de España a Estados Unidos es acotada, los efectos indirectos pueden ser notables por la vía del castigo que la guerra arancelaria de Trump puede infligir a sus socios comerciales, a lo que se añade el posible impacto combinado de la elevada incertidumbre y de un posible contagio y amplificación de los daños a través del canal financiero. De hecho, el recorteaplicado por el Banco de España a sus proyecciones macro se refieren al escenario central, ya que la situación podría ir a peor en caso de una escalada arancelaria prolongada con tarifas elevadas, en la que se produzcan represalias cruzadas y la incertidumbre comercial se prolongue.

En el supuesto de ese escenario más adverso, el Banco de España advierte de que el crecimiento de España este año podría menguar hasta el 2%, mientras que el impacto sería aún mayor en 2026, cuando el avance del PIB podría hundirse hasta el 1,1%, siete décimas menos de lo contemplado en el escenario central (esto es, con aranceles del 10% y sin represalias). Todo ello en un contexto en el que por primera vez los activos estadounidenses han dejado de ser un activo refugio en una crisis.

Pese a este horizonte turbulento y del zarpazo al crecimiento que sufrirá la economía española por la contienda comercial, el supervisor mantiene la mayoría de sus previsiones en materia de empleo, inflación, déficit y deuda, aunque todo envuelto en una densa niebla de incertidumbre. Así, aunque Escrivá reconoció que “no estamos nada seguros de lo que va a pasar con la inflación”, que podría subir si se producen disrupciones en las cadenas de suministros pero que también podría bajar si se encoge la demanda, el Banco de España prevé un IPC medio del 2,4% este año, una décima menos que en marzo, y del 1,7% en 2025. Aunque alerta de que la inflación subyacente, que es la que mira con lupa el BCE de cara a sus ajustes de política monetaria, podría auparse este año hasta el 2,6%, cuatro décimas más de lo augurado tres meses atrás.

Las amenazas externas tampoco han alterado sustancialmente su pronóstico sobre la tasa de paro, que mantiene en el 10,5% para 2025 pero la empeora en dos décimas para el año que viene, al 10,2%, mientras que su previsión de déficit se mantiene inalterada en el 2,8% este año y en el 2,6% el que viene. Y otro tanto sucede con el endeudamiento, que prevé adelgace tibiamente este año, hasta el 101,4% del PIB, apenas cuatro décimas menos que en 2024, ratio en la que se estancaría en 2026. En este punto, Escrivá admitió ayer de que España sigue teniendo una de las ratios de deuda más abultadas de la eurozona, lo que restringe su margen de respuesta ante nuevos shocks, volviendo a reclamar, como ya hizo en el Informe Anual, una estrategia de consolidación fiscal creíble a medio plazo.

Sobre el desajuste entre oferta demanda en el mercado de la vivienda, el gobernador del Banco de España avisó de que la escasez de stock de inmuebles para afrontar el alto ritmo de creación de hogares puede convertirse en un lastre y un cuello de botella para la economía.

En Japón, el gobernador del banco central, Ueda, provocó esta semana una caída del Yen al afirmar que el objetivo de inflación subyacente aún no está cercano, lo que apunta a que la próxima subida de tipos podría tardar algo en llegar (el mercado la descuenta para finales de año), moderando el riesgo de repatriación de capitales del resto del mundo.

Pedro (Ed) Wood. Víctor M. Sunkel (Expansión de hoy).

Les iba a hablar de “Uno de los nuestros” (Estados Unidos, 1990) y de su aparente y sorprendente semejanza con lo descrito en el informe de la UCO dado a conocer ayer.

Porque la UCO atribuye al hasta ayer secretario de organización del Partido Socialista, Santos Cerdán, el papel de Paulie Cicero; es decir, el de quien favoreció la introducción de Koldo en el círculo del Ministerio de Transportes. Porque se dice que Koldo franqueó la puerta a Cerdán, quien se convirtió en apariencia en el “conseguidor” de la trama, transmutando en botín los contratos de emergencia conseguidos durante la pandemia. Y porque la UCO ha cercado de tal forma la corrupción (digan lo que digan algunos) que lo único que le queda a Henry Hill (alias Cerdán, Koldo, Ábalos, o quien sea) es tirar de la manta y aguardar que las reglas de la ley del silencio no se le apliquen jamás, y, por tanto, que todos nosotros conozcamos la verdad.

Pero no; no vengo a hablarles de esa película que, por otro lado, resulta parecer demasiado simple de ser bien traída a estas líneas. La verdad es que, si hay que echar mano de un paralelismo cinematográfico, lo de ayer merecería ser titulado como cualquiera de los filmes rodados por el controvertido director norteamericano Ed Wood (1924-1978).

El director de marras (catalogado como el peor de la historia) se caracterizó por producir, editar, hacer los guiones y dirigir sus propias películas de clase B, que no cosecharon éxito alguno en las salas de cine hasta que, en 1994, el famoso director Tim Burton decidió rodar una cinta sobre su vida.

Con el contenido del informe 96/2025, sobre presuntas irregularidades en contratación pública, de 5 de junio de 2025 emitido por la UCO en funciones de policía judicial, queda claro, de momento y por supuesto en apariencia, que la dirección de este país ha estado al mando de un Ed Wood cualquiera, incapaz de reparar en que la edición, producción y guión del filme que está intentando hacernos pasar por bueno no es más que un bodrio incomestible que, quizás y solo quizás, alguien tenga el valor de narrar en el futuro en clave de humor, al estilo de Tim Burton.

De momento, sabemos que el dimitido Santos Cerdán pudo ser el responsable, entre otros comportamientos, de gestionar pagos de más de 620.000 euros provenientes, según la UCO, de adjudicaciones públicas, o del amaño en las primarias del PSOE del año 2014.

Podríamos hablar de delitos de cohecho, de organización criminal, de corrupción entre particulares, de falsedad documental, y otros, pero eso sería entrar en lo específico; en lo particular.

Porque, en general, el Derecho Penal, y las penas que comporta, tiene como una de sus bases primordiales la de la prevención general; esto es, enviar a la sociedad el mensaje, simple y claro (y de manera coloquial), de “¡el que la hace la paga!”. Y, además, que el Estado de Derecho, al que le hemos cedido una parte importantísima de nuestra libertad individual, garantizará nuestros derechos, personales y patrimoniales, a través de una administración de Justicia ágil, con recursos y, sobre todo, que sea independiente.

Mensajes al pueblo

Desgraciadamente, y ya hace algún tiempo, el Ejecutivo sólo envía mensajes al pueblo español completamente contradictorios con lo anterior, pues, de una parte –con los indultos y con la amnistía–, nos escupe a la cara a los ciudadanos recordándonos que no todos somos iguales ante la Ley (pues basta una necesidad política para que los pecados judiciales sentenciados por todo un Tribunal Supremo se eliminen por parte del Tribunal Constitucional). Y, de otra, que el sistema judicial, aunque no sea cierto, está al servicio del lawfare (cuando de causas judiciales contra el Gobierno se trata) o de la ultraderecha franquista judicial (si el proceso afecta personalmente al presidente del Gobierno).

Y no hablemos si el Tribunal Supremo entiende que debe juzgarse al fiscal general del Estado por el grave delito de revelación de secretos. Entonces resulta que toda la carrera judicial está podrida y, por ello, hay que modificar a conveniencia del que ahora gobierna todo el sistema de elección de jueces y de la instrucción de las causas criminales.

Ed Wood aspiraba a hacerse famoso; a ser recordado por siempre como unos de los mejores directores de la historia. Desconozco cuáles son las aspiraciones históricas de este Gobierno. Pero si pudiera hacer una crítica cinematográfica a Ed Wood le diría, sin duda, que el desprestigio al que está sometiendo a nuestras instituciones, en particular al Poder Judicial (al que atacan sus ministros ferozmente día tras día), es demasiado chusco. Que aquellos que aún creemos en la Administración de Justicia y en la independencia judicial (y los méritos que supone llegar a administrarla) no llegaremos jamás a hacer una crítica mínimamente positiva al dantesco espectáculo al que nos están obligando a asistir.

Los tipos de interés son normales, el mundo no. Martin Wolf. Financial Times.

El tipo de interés, real y nominal, de los activos seguros a largo plazo es quizás el precio más importante en una economía capitalista. Indica la confianza en los gobiernos y la economía. En los últimos años, estos precios se han normalizado. La era de tipos de interés ultrabajos que comenzó en 2007-2009, con las crisis financieras, parece haber terminado. Parecía que regresaba una era de normalidad. ¡Viva! Pero el mundo no parece muy “normal”. ¿Deberíamos esperar nuevas y grandes crisis?

El gobierno del Reino Unido ha estado emitiendo bonos del Estado indexados desde la década de 1980. La trayectoria de sus rendimientos nos da tres grandes historias de la evolución de las tasas de interés reales durante cuatro décadas. La primera es la de un enorme declive secular. En la década de 1980, los rendimientos a vencimiento de los bonos del Estado indexados a 10 años rondaban el 4%. Durante la pandemia y ante sus consecuencias inmediatas, los tipos cayeron al -3%.

La oscilación total entonces fue de 7 puntos porcentuales. La segunda historia es la de cómo la recesión económica posterior a la crisis financiera condujo a un período extraordinariamente largo de tasas de interés reales bajo cero. La tercera es la de un rápido aumento de estos rendimientos a la zona del 1,5% desde principios de 2022.

El largo período de caída de las tasas de interés reales que culminó en esas tasas reales negativas ahora parece haber terminado. Estamos en un mundo nuevo y mucho menos extraño. Los datos sobre los rendimientos de los títulos del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación a 10 años (Tips) ofrecen una imagen similar, pero estas estadísticas solo están disponibles desde principios de la década de 2000.

Desde 2013, las dos series han divergido, con rendimientos generalmente más altos en la versión estadounidense. La diferencia puede deberse en parte a la regulación de las pensiones en el Reino Unido, que en la práctica impuso fuertes límites a los planes de pensiones de beneficios definidos. Los tipos de interés reales de los Tips también aumentaron drásticamente desde el mínimo alcanzado durante la pandemia, pero no tanto como los de los bonos del Estado indexados. Como resultado, estos tipos convergieron. Por lo tanto, los rendimientos de los Tips han rondado recientemente el 2% y los de los bonos del Estado indexados cerca del 1,5%. Estos niveles también se acercan a los previos a la crisis financiera. En estos términos, hemos vuelto a la normalidad. Pero si nos remontamos aún más al pasado, observamos que incluso hoy en día los rendimientos indexados del Reino Unido son bastante bajos: en la década de 1980, los tipos eran más de 2 puntos porcentuales superiores a los actuales. Estas cifras no revelan ninguna crisis. Los mercados de activos seguros no están anunciando que se acerca el impago. Ni, en realidad, están anunciando que se acerca la hiperinflación (o una inflación alta). La forma más sencilla de analizar esto último es en términos de las tasas de inflación de equilibrio: la diferencia entre los rendimientos de la deuda indexada y la deuda convencional con el mismo vencimiento.

En EEUU, este diferencial ronda el 2,3%, apenas por encima del promedio del 2,1% desde enero de 2003. En el Reino Unido, es del 3,3%, apenas por encima del promedio del 3% posterior al año 2000. Dado el shock inflacionario de los últimos años y, por consiguiente, la mayor relevancia del riesgo inflacionario, el aumento de esta diferencia es mínimo. Los mercados parecen sorprendentemente confiados en que se alcanzarán los objetivos de inflación en un período de 10 años. La historia de los rendimientos de los bonos convencionales en otros países de altos ingresos es consistente con el patrón de EEUU y Reino Unido y, en su mayoría, mejor. Entre el 1 de enero de 2021 y el 28 de mayo de 2025, el rendimiento de los bonos nominales a 10 años aumentó 4,5 puntos porcentuales, hasta el 4,7 %, en el Reino Unido, 3,6 puntos porcentuales, hasta el 3,2 %, en Francia, 3,6 puntos porcentuales, al 4,5 % en EEUU. En Alemania 3,1 puntos porcentuales, hasta el 2,5 %, 3 puntos porcentuales, hasta el 3,6%, en Italia y 1,5 puntos porcentuales, hasta el 1,5 %, en Japón. Estos niveles son modestos para los estándares anteriores a 2008. Dado esto, una reversión brusca parece improbable sin otro gran shock negativo para la producción. En este momento, al menos el mundo de tasas de interés ultrabajas de 2008-21 parece haber terminado. ¿Es concebible otra gran conmoción? Sí. La extraordinariamente caótica formulación de políticas de la administración Trump podría generar un shock para el espíritu ‘animal’ y, por lo tanto, en la inversión. De hecho, es sorprendente la rapidez con la que las Previsiones de Consenso han ido disminuyendo para el crecimiento de EEUU en 2025.

Tal vez, la humillación induzca a Donald Trump a refutar lo que Robert Armstrong ha llamado el comercio del Taco (Trump Siempre se Acobarda).

Una vez más, los niveles generales de endeudamiento son altos según los estándares históricos, con ratios de deuda del sector público sobre PIB en los países de altos ingresos cercanos a los niveles de 1945. EEUU también se está embarcando en la desregulación financiera en un momento de alto apalancamiento y asunción de riesgos financieros. Además, continúa con altos déficits fiscales mientras ataca a sus acreedores mediante la política comercial y fiscal. Incluso una normalización de los tipos de interés tras un período tan prolongado de tipos ultrabajos podría resultar excesiva. Un punto obvio aquí se refiere a la prima de riesgo de la renta variable. Una forma de medirla es mediante la diferencia entre la rentabilidad ajustada cíclicamente de las acciones estadounidenses (la inversa del PER –precio/beneficio– ajustada cíclicamente ) y el tipo de interés real. La última vez que la diferencia (que indica el exceso de rentabilidad a largo plazo esperado de las acciones sobre los bonos del Tesoro) fue tan baja como ahora fue en junio de 2007. No es una idea muy alentadora.

No menos importante, como señala Paul Krugman, es la frivolidad del proceso político en los Estados Unidos contemporáneos. En algún momento, figuras relevantes podrían decidir que Estados Unidos ya no es de fiar.

Flujo de capitales

Entre esas personas, podrían estar los estadounidenses. Entonces podríamos sufrir una gran crisis, esta vez con capitales que se alejan de Estados Unidos, no que se dirigen hacia él. Dada toda esta fragilidad, es concebible que se produzcan shocks recesivos o inflacionarios, o incluso ambos a la vez.

Los rendimientos de los instrumentos financieros más importantes se han normalizado. Pero los tiempos son anormales en muchos aspectos. La realidad podría confirmar estos precios o, por desgracia, hacerlos estallar. En cualquier caso, la realidad o estos rendimientos deben ajustarse.

De la periferia a la centralidad de Europa. Rafael Pampillón Olmedo. IE Business School y Universidad CEU San Pablo (Expansión 12 de Junio).

Hoy se cumplen cuarenta años desde la firma del tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas. Desde entonces, el país ha recorrido un proceso de transformación económica e institucional sin precedentes. La entrada formal en la actual Unión Europea (UE), el 1 de enero de 1986, marcó el inicio de una etapa histórica en la que España experimentó una modernización acelerada, la consolidación de la democracia y la convergencia con algunos estándares europeos.

La adopción del euro, por ejemplo, ha contribuido a la estabilidad monetaria y ha elevado la credibilidad internacional del país. Además, formar parte de la UE ha facilitado el poder participar activamente en decisiones económicas de alcance mundial. Finalmente, ha propiciado avances significativos, especialmente en infraestructuras y en el acceso a los mercados internacionales de bienes y servicios y financieros.

– La divergencia con Europa. Hoy en día tras esos cuarenta años, España debería desempeñar un papel central en el liderazgo del proyecto europeo. Sin embargo, su evolución reciente muestra una trayectoria divergente en términos de renta per cápita, productividad e innovación, que le restan credibilidad. Durante las dos primeras décadas tras su adhesión al club europeo el país experimentó un notable proceso de convergencia económica. Entre 1986 y 2005, el PIB per cápita español pasó de representar el 75% al 91% del promedio de la UE.

No obstante, desde entonces esta tendencia se ha revertido. En 2024, según datos del Fondo Monetario Internacional, el PIB per cápita de la Unión Europea ascendía a 43.206 euros, mientras que el de España se situaba en 32.638 euros. Esto equivale al 75,6% de la media comunitaria. Si se ajustan estas cifras según el nivel de precios de cada país, mediante la paridad de poder adquisitivo (PPA), el PIB per cápita español alcanzaba en 2024 un 92% de la media de la UE (datos de Eurostat).

España sigue manteniendo una distancia considerable respecto al promedio europeo, tanto en términos nominales como ajustados por PPA. Hay factores estructurales que continúan limitando el proceso de convergencia y que deben ser abordados con políticas sostenidas y eficaces. Nos referimos a cuestiones como la baja productividad, las rigideces del mercado laboral, la reducida Formación Bruta de Capital Fijo y la insuficiente inversión en innovación. En el caso de la inversión en investigación y desarrollo (I+D), representa el 1,5% del PIB, lejos del objetivo del 3% establecido por la UE.

– Los Fondos Europeos. La evidencia empírica, acumulada a lo largo de estas décadas, confirma que la integración de España en la Unión Europea ha sido decisiva para su desarrollo económico y social. El país ha pasado de ser una economía periférica, con notables déficits estructurales, a ocupar una posición central en el entramado económico continental. Este progreso está estrechamente vinculado a la recepción sostenida de los Fondos Europeos (Estructurales, de Cohesión y, más recientemente, los asociados al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia). Entre 1986 y 2025, han entrado a España, por esta vía, más de 460.000 millones de euros.

Estos recursos han permitido reducir desigualdades regionales, modernizar infraestructuras clave y transformar el tejido productivo nacional. Las inversiones en redes de transporte, energía y tecnología siguen siendo pilares de la competitividad territorial. A ello se suma el impacto de la Política Agraria Común, que ha contribuido a la estabilidad y modernización del sector primario.

El Plan de Recuperación y Resiliencia dotó a España con 163.000 millones de euros, de los que hasta ahora la Comisión Europea solo ha desembolsado 48.000.

– La mejora de las instituciones. Los recursos del NextGenerationEU han tenido un impacto positivo, aunque su ejecución ha sido más lenta que la de los Fondos Estructurales tradicionales. Pese a estar correctamente orientados hacia la doble transición –digital y ecológica– la complejidad administrativa y la limitada capacidad de absorción han dificultado su despliegue.

En este sentido, en España se deben solventar los problemas relacionados con la eficiencia administrativa, la transparencia y la independencia de las instituciones regulatorias. Tenemos un exceso de normativa, lo que supone un impacto económico, con un coste estimado de 60.000 millones de euros al año. Se ha llegado a un punto en el que el entorno regulatorio y también el fiscal resulta asfixiante: trámites innecesarios, duplicidades legales, retrasos administrativos y barreras a la producción de bienes y servicios. Y a ello se suma el intervencionismo del Gobierno en la vida económica y en las decisiones empresariales, que no favorece la confianza de los inversores en nuestro país.

Las recomendaciones más recientes de Bruselas apelan a una segunda modernización, para acometer retos tales como la sostenibilidad fiscal, la cohesión territorial y la mejora de la productividad.

– Una potencia media con aspiraciones globales. España es la cuarta economía de la eurozona y de la UE. Su potencial económico, diplomático y geopolítico le otorgan un margen de actuación que debe aprovechar. Aunque no cuenta aún con el peso político de Francia, Italia o Alemania, su capacidad de influencia puede incrementarse si fortalece su economía y su gobernanza.

Uno de sus activos distintivos es la conexión privilegiada con América Latina, que posiciona a España como puente natural entre continentes. En un mundo cada vez más multipolar, esta relación puede generar valor añadido para toda la UE en comercio, seguridad, cultura e innovación.

Para desempeñar ese papel protagonista, España debería abordar con urgencia sus debilidades estructurales. La baja productividad sigue siendo el gran freno al crecimiento de los salarios y la competitividad. Pero tenemos más problemas:

a) La tasa de paro sigue siendo la más alta de Europa, con un paro efectivo (personas registradas en el SEPE y que no están ocupadas) que se situó en abril de 2025 en 3,7 millones de personas, mientras que en diciembre de 2019 era de 3,5 millones de personas.

b) El envejecimiento demográfico tensiona el sistema de pensiones; la proporción de personas mayores de 65 años aumentará del 20,5% en 2024 al 30% en 2050, mientras que la población en edad de trabajar disminuirá del 65% al 57% en el mismo período. Aunque la inmigración ha contribuido a mitigar algunos efectos, se requieren políticas adicionales.

c) Más del 50% de la recaudación fiscal se concentra en impuestos sobre el trabajo, muy por encima de la media europea. Mientras que la tributación sobre el consumo está muy por debajo de la media europea. De ahí que la Comisión Europea venga insistiendo en la necesidad de reequilibrar la carga fiscal. No se trata solo de recaudar más, sino de recaudar mejor.

d) El acceso a la vivienda se ha convertido en un factor crítico de cohesión social, con un déficit en la oferta estimado de 600.000 viviendas. La vivienda se ha convertido en un privilegio. España supera la media europea en esfuerzo económico de los inquilinos, lo que limita la movilidad y aumenta las brechas sociales. El diagnóstico europeo es claro: garantizar vivienda digna es condición necesaria para cualquier proyecto de desarrollo humano.

– El futuro de Europa, también en español. La integración de España en la UE ha traído consigo importantes beneficios, incluyendo mejoras en infraestructuras, acceso a mercados y estabilidad macroeconómica. Sin embargo, la convergencia real con los países más avanzados de la UE se enfrenta a obstáculos significativos como productividad, innovación y calidad institucional.

Los cuarenta años de integración europea no marcan un final, sino un punto de inflexión. España ha sabido modernizarse, ahora debe asumir un papel más ambicioso en la construcción de una Europa fuerte, justa y unida.

Porque el futuro de Europa, en gran medida, también debería escribirse en español.

Una economía mundial cada vez más arriesgada. Martin Wolf. Financial Times.

Estamos viviendo las primeras etapas de una revolución: el intento de convertir la república estadounidense en una dictadura arbitraria. Todavía no está claro si Donald Trump tendrá éxito en ese intento. Pero lo que quiere hacer parece evidente. Su forma de gobernar –sin ley, impredecible, antiintelectual, nacionalista– tendrá su mayor impacto en Estados Unidos. Pero, inevitablemente, también tendrá un enorme impacto en el resto del mundo, dado su papel hegemónico desde la Segunda Guerra Mundial. Ningún otro país o grupo de países puede, o quiere, ocupar su lugar. Esta revolución amenaza con el caos global.

Es aún demasiado pronto para saber cuáles serán sus consecuencias. Pero no para hacer conjeturas informadas sobre algunos aspectos, en particular la imprevisibilidad y la consiguiente pérdida de confianza que está creando la guerra arancelaria de Trump. Sin políticas predecibles, una economía de mercado no puede funcionar bien. Si la incertidumbre proviene de la potencia hegemónica, la economía mundial en su conjunto tampoco funcionará bien.

En sus últimas Perspectivas Económicas, el Banco Mundial ha analizado precisamente esto. Sus conclusiones son inevitablemente provisionales, pero la dirección de la marcha debe ser correcta. Parte del supuesto de que los aranceles vigentes a finales de mayo se mantendrán a lo largo de su horizonte de previsión. Esto podría ser demasiado optimista o demasiado pesimista. Nadie, quizá ni siquiera Trump, lo sabe. “En este contexto”, juzga, “se prevé que el crecimiento mundial se ralentice notablemente hasta el 2,3% en 2025 [0,4 puntos porcentuales por debajo de la previsión de enero], el ritmo más lento desde 2008, aparte de los dos años de clara recesión mundial en 2009 y 2020. En 2026-2027 se espera que un repunte de la demanda interna eleve el crecimiento mundial a un todavía débil 2,5%, muy por debajo de la media del 3,1% de la década previa a la pandemia”.

Riesgos a la baja

Todo esto ya es suficientemente malo. Pero los riesgos parecen abrumadoramente a la baja. Así, la incertidumbre creada por la guerra comercial de Trump podría provocar caídas del comercio y la inversión mucho mayores de lo previsto. Ciertamente, será difícil confiar en cualquier supuesto “acuerdo” ahora anunciado. Una vez más, un menor crecimiento aumentará la fragilidad social, política y fiscal, elevando así la percepción de riesgo en los mercados. Esto podría crear un círculo vicioso, en el que los mayores costes de financiación aumenten el riesgo y reduzcan el crecimiento. Los prestatarios débiles, privados y públicos, podrían verse abocados al impago. Las crisis provocadas por catástrofes naturales o conflictos serían entonces aún más perjudiciales desde el punto de vista económico.

Es posible imaginar ventajas. Podrían alcanzarse nuevos acuerdos comerciales, en los que muchos podrían, valientemente, confiar. El polvo mágico de la IA podría provocar un aumento de la productividad y la inversión mundiales. También podría calmarse todo. Algo que dificulta esto es que el shock de Trump actual llega después de casi dos décadas de shocks: crisis financieras globales y de la zona euro; pandemia; inflación pospandemia; y la guerra Ucrania-Rusia. Los instintos animales deben haberse visto afectados.

Por desgracia, como acentúa en su prólogo Indermit Gill, economista jefe del Banco Mundial, “los países más pobres serán los que más sufran”. “En 2027, el PIB per cápita de las economías de altos ingresos estará más o menos donde se esperaba que estuviera antes de la pandemia del Covid-19”. Pero las economías en desarrollo saldrán peor paradas, con niveles de PIB per cápita un 6% más bajos”. Salvo China, estos países podrían tardar dos décadas en recuperar sus pérdidas de la década actual.

Esto no es sólo resultado de los recientes shocks. “El crecimiento de las economías en desarrollo ha seguido una senda descendente durante tres décadas consecutivas: de una media del 5,9% en la década de 2000, al 5,1% en la de 2010, y al 3,7% en la de 2020”. Esto replica la disminución del crecimiento del comercio global, que ha pasado de una media del 5,1% en la década de 2000 al 4,6% en la de 2010 y al 2,6% en la de 2020. Mientras, la deuda aumenta. A largo, tampoco ayudará que Trump insista en que el cambio climático es un mito.

Entonces, ¿qué se debe hacer? En primer lugar, liberalizar el comercio. Aunque los países en desarrollo se han liberalizado sustancialmente en los últimos años, la mayoría de ellos siguen teniendo aranceles mucho más elevados que las economías de renta alta. La promoción selectiva de industrias en sus primeras fases de desarrollo puede funcionar. Pero si un país tiene poca influencia internacional, la mejor política sigue siendo la del libre comercio, unida a las mejores políticas posibles para atraer inversiones, mejorar el capital humano y preservar la estabilidad económica. En un entorno desfavorable, como el actual, esto es aún más importante que en uno benigno.

Desequilibrios macro

Las opciones para las grandes potencias –China, la UE, Japón, India, Reino Unido y otras– son más complejas. También necesitan mejorar sus propias políticas en la mayor medida posible. Necesitan, además, cooperar para intentar mantener las normas mundiales entre ellas, sobre todo en materia de comercio. Algunas potencias tienen que reconocer que los desequilibrios mundiales son, en efecto, un problema importante, aunque no se refieran a la política comercial, sino a los desequilibrios macroeconómicos mundiales.

Esto no es ni mucho menos todo. Mientras Estados Unidos abandona su papel histórico, a otros se les impone la grandeza. De estas potencias depende que se siga avanzando para afrontar los retos del cambio climático y el desarrollo económico. Hace falta una mejor manera de resolver el endeudamiento excesivo. Es necesario ir en contra de la tendencia actual a sospechar cada vez más los unos de los otros.

Es posible, incluso probable, que estemos presenciando el debilitamiento de un gran esfuerzo para promover un mundo más próspero y cooperativo. Algunos dirán que tal final señalaría un “realismo” saludable. Pero sería un sinsentido: compartimos un planeta; y, por lo tanto, nuestros destinos están ligados. La tecnología moderna ha hecho esto inevitable. Nos encontramos en un punto de inflexión: tenemos que escoger sabiamente.

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 6 de Junio del 2025.

Empezamos la semana con volatilidad tras recrudecerse los aranceles, ya que Trump elevó el fin de semana pasado del 25% al 50% los aranceles a aluminio y acero, y tras ensombrecerse las negociaciones con China, el fin de semana pasada hubo acusaciones mutuas de violar la tregua arancelaria. En redes sociales Trump acusó a China de violar el reciente acuerdo de Ginebra que había reducido los aranceles y traído algo de alivio a los mercados, y es que parece que China ha seguido restringiendo exportaciones de tierras raras a Estados Unidos y, por lo tanto, incumpliendo el mencionado acuerdo desencadenando así nuevas tensiones. Aunque ayer se produjo una “llamada productiva” con avances “muy positivos” entre Trump y Xi Jinping. Según el presidente norteamericano, él hizo hincapié en desbloquear las exportaciones de tierras raras de China hacia Estados Unidos. “Eso no debería volver a ser un problema”, señaló de manera genérica. Por otra parte, Trump también aseguró que Xi Jinping le ha invitado tanto a él como a la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, a visitar China. Gesto que el mandatario estadounidense también tuvo con su homólogo chino, trasladándole una invitación a la Casa Blanca. De hecho, no descarta una reunión en persona en el futuro si las negociaciones avanzan por buen camino. Sin embargo, el Gobierno chino transmitió una visión menos entusiasta de la conversación. La agencia oficial Xinhua anunció ayer que Xi pidió a Trump la eliminación completa de todas las “medidas negativas” que, en su opinión, han perturbado el comercio bilateral. El comunicado chino no hizo mención directa a las tierras raras, lo que plantea el interrogante sobre qué acuerdos se han alcanzado realmente. Lo único en lo que ambas partes coinciden es en que los dos líderes han acordado que sus respectivos equipos retomarán pronto las negociaciones comerciales. Al frente de la delegación china está el viceprimer ministro, He Lifeng, mientras que Estados Unidos enviará al secretario del Tesoro, Scott Bessent, al de Comercio, Howard Lutnick y al representante comercial, Jamieson Greer, este último se encarga también de las negociaciones con el resto de países, incluida la UE.

Finalmente, el martes Trump firmó la orden ejecutiva que duplica los aranceles sobre el acero y el aluminio hasta el 50%, con una exención para el Reino Unido con la que ya había alcanzado un acuerdo comercial. Elon Musk, calificó este miércoles el nuevo paquete fiscal impulsado por el presidente Trump, como “una abominación repugnante”, y fue el primer capítulo de la nueva guerra surrealista entre Trump y Musk, que provocó que Tesla cayese ayer un 14% (lleva una caída del 29,50% en el año). Además, cuatro senadores estadounidenses también han expresado su preocupación por el proyecto de ley y han exigido que se realicen cambios antes de que sea aprobado. De esta forma, se pone de manifiesto la división dentro del propio Senado lo que puede dificultar su aprobación o impulsar cambios significativos en la propuesta para que pueda ser aprobada.

El Gobierno Americano ha fijado una fecha límite exacta para concluir las negociaciones comerciales, el 9 de Julio. Quedan 30 días por tanto para negociar. Recordamos que ya se firmó un acuerdo con Reino Unido y que habría conversaciones avanzadas con la Unión Europea, volverán a reunirse los negociadores de la UE y de Estados Unidos la próxima semana, India y Japón. Como trasfondo, la UE afirma estar preparada para imponer nuevas sanciones contra Trump por el aumento de aranceles del 25% al 50% al acero y al aluminio desde el pasado 4 de Junio. Por otra parte, y a pesar del incremento de tensiones entre Estados Unidos y China, la Casa Blanca afirma que probablemente haya una conversación directa Trump-Xi estos días.

Para rizar el rizo ayer la Casa Blanca anunció que prohibía completamente la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de 12 países, entre los que se encuentran Afganistán o Irán, alegando preocupaciones de seguridad nacional y deficiencias en los procesos de verificación de antecedentes. Además, Trump firmó una orden ejecutiva que prohíbe la entrada de estudiantes extranjeros a Harvard. Además Trump dijo que cree que debería eliminarse el límite del techo de deuda, es decir, que el Gobierno pueda endeudarse según lo que apruebe el Congreso cada año. Por su parte, la CBO (Oficina de Presupuesto del Congreso) dijo que la “Big Beautiful Bill” de Trump añadirá 2,4 billones de dólares a la deuda de Estados Unidos de cara a 2034, mientras que los aranceles reducirían el déficit en 2,8 billones de dólares en los próximos 10 años. Sin embargo, también podría tener efectos negativos en la economía, como mayor inflación y menor crecimiento.

El dólar ha seguido sufriendo esta semana por la posibilidad de que Estados Unidos ponga un impuesto a los inversores internacionales (Sección 899 en la “Big Beautiful Bill”), que podría ser de hasta el 20% sobre los residentes, tanto públicos como privados, de cualquier país que utilice impuestos discriminatorios contra Estados Unidos. Entre estos podría estar el Impuesto a los Servicios Digitales, que actualmente se aplica en varios países europeos, así como en India o Taiwan. El impuesto se aplicaría sobre intereses, dividendos y royalties a partir de 2026 si el proyecto fiscal se aprueba en el Congreso. De llevarse a efecto, este impuesto podría ejercer presión adicional sobre los activos de Estados Unidos.

Eurodólar últimos 5 años:

Tres noticias me han llamado la atención esta semana y que me parecen muy representativas del momento actual que estamos viviendo:

  1. China está considerando realizar un pedido de cientos de aviones Airbus tan pronto como el próximo mes, con deliberaciones en curso con aerolíneas chinas sobre el tamaño del pedido potencial. El acuerdo podría involucrar alrededor de 300 aviones, incluyendo modelos de fuselaje estrecho y fuselaje ancho, con la posibilidad de que el pedido varíe entre 200 y 500 aviones. El pedido sería una victoria significativa para Airbus, que ha ganado ventaja en el mercado chino debido a las tensiones comerciales y los problemas que afectan a su competidor Boeing.
  1. Los bancos centrales están comprando oro a un ritmo récord, acumulando alrededor de 80 toneladas métricas por mes, lo que equivale a unos 8.500 millones de dólares a los precios actuales. También está habiendo un flujo importante de compras en plata. La verdadera magnitud de sus compras es desconocida, pero está impulsada por preocupaciones sobre la dominancia del dólar estadounidense y las tensiones geopolíticas, con China y otros compradores no identificados realizando compras significativas. Se espera que esta oleada de compras continúe, ya que muchos bancos centrales planean aumentar sus reservas de oro, lo que podría hacer que los precios del oro suban a 3,700 dólares la onza o incluso 6,000 dólares la onza para 2029 según las previsiones de muchos analistas. Además el precio de la plata ha alcanzado máximos de los últimos 13 años.

Precio del oro últimos 5 años

Precio de la plata desde Enero del 2012

  1. Según un informe publicado esta semana casi 50 millones de americanos tienen Bitcoin. Estados Unidos tiene una cuota de mercado enorme en cualquier segmento de población sobre el Bitcoin: https://river.com/learn/files/river-america-report-2025.pdf?ref=blog.river.com

En Mayo se vio el mayor flujo comprador (inflow) mensual histórico en el ETF de iShares sobre el Bitcoin, 6,35 billones de dólares de flujo comprador del ETF subiendo su patrimonio bajo gestión a 71 billones de dólares.

El mes de mayo que ha terminado esta semana ha sido muy positivo para los activos de riesgo en general, y con las subidas de Mayo el mercado ha borrado en menos de dos meses todas las caídas provocadas por los aranceles anunciados el 2 de abril (“Liberation Day”) en lo que ha dado en llamarse “TACO Trade” (“Trump Always Chickens Out”, es decir, Trump siempre termina echándose para atrás). El propio Trump ha hecho algún comentario al respecto de este fenómeno, sin que pareciera hacerle mucha gracia, reconociendo que es parte de su estrategia negociadora, pedir la luna e ir rebajando después.

 Índice S&P 500 últimos 6 meses. Caída desde el Liberation Day -12%, rebote desde entonces (TACO Trade) +19%.

El mercado si está reflejando esa incertidumbre aumentada, con una volatilidad del S&P 500 media por el índice Vix que se mantiene en niveles cercanos al 20% después de la subida y que ha estado en una media de 25% los 3 últimos meses frente a 15% el año anterior. Visto así, el retorno acumulado por el S&P 500 en el año (+0,92%) parece una pobre recompensa para el riesgo que ha habido que sumir.

Índice VIX (Volatilidad del S&P 500) últimos 5 años (19% actual):

Según el último informe de estrategia de Julius Bäer, desde un punto de vista de sentimiento y comportamiento del inversor, el “TACO trade” no se corresponde con lo que suele ocurrir cuando un mercado hace suelo. Tras caídas tan potentes como las que hemos visto, el S&P 500 cayó de máximo a mínimo un -19% en dólares, -25% en euros, el mercado tiende a hacer suelo cuando las noticias son especialmente malas y los inversores, sobre todo minoristas, han capitulado. En esta ocasión, en cambio, las subidas se han producido de la mano de posibles noticias positivas (esperanza sobre acuerdos comerciales que aún no se han producido) y con los inversores minorista liderando las compras en todo momento, mientras que los institucionales se habrían perdido gran parte de la subida, por supuesto, la historia nunca se repite de manera idéntica y bien podría haber sido el suelo de merado, pero para los analistas de Julius Bäer esta situación es compleja y genera incertidumbre.

En renta fija, en cambio, hay una parte del mercado que parece seguir muy preocupada por la situación. Los bonos del gobierno estadounidense en plazos largos se mantienen cerca de niveles históricamente altos, el bono a 10 años en 4,5%, el bono a 30 años en el 5%, reflejando dudas sobre el efecto que los aranceles puedan tener sobre la inflación y sobre una senda de déficit que no parece enderezarse, el borrador de presupuesto aprobado por la cámara de representantes y que ahora se discutirá en el senado aumentará del endeudamiento entre 3 y 4 trillones en los próximos 10 años. Los diferenciales de crédito, por su parte, si se han normalizado considerablemente después del susto, pero no han vuelto a mínimos.

El dólar estadounidense tampoco se ha subido al “TACO trade”, reflejando quizá un menor apetito inversor por activos estadounidenses. La depreciación de la divisa añade riesgos inflacionarios a la economía y, en caso de deberse efectivamente a una menor demanda de activos, puede suponer un problema a medio plazo, el mejor comportamiento de las bolsas del mundo frente a las bolsas americanas, respaldaría también este argumento, el MSCI World ex US acumula un +14%en el año frente al +4% del MSCI World normal, donde Estados Unidos pesa un 70%.

DXY Index (Índice dólar frente al resto de divisas) últimos 5 años:

En cuanto a los flujos inversores del mes de Mayo en el informe de Kepler Chevreux destaca que pese a las subidas de las Bolsas (MSCI Wold +5,74% en el mes de Mayo) el flujo comprador (inflow) en Renta Variable fue de 46,3 billones de dólares, el menor flujo de los últimos 12 meses. En Renta Fija sin embargo y que el flujo comprador es muy fuerte, con 57,8 billones de dólares de compras, cerca de los máximos históricos. En Renta Variable sí hubo bastante dinero en Europa (+8,2 billones de dólares), en Estados Unidos hubo en le nos flujo comprador del último año (22,1 billones de dólares), en Japón se produjo la mayor salida de dinero de la historia (-9,2 billones de dólares).

Parte del rebote del sector tecnológico en la bolsa americana se explica por los buenos resultados de los 7 Magníficos, a 31 de Marzo el consenso de analistas esperaba que el Beneficio por Acción de las 7 Magníficas tuviese un crecimiento del +16% en el Primer Trimestre del año, finalmente publicaron un crecimiento del BPA del 1T25 del 27,7%, muy por encima del resto del índice S&P 500, lo que impulsó las acciones de las 7 compañías.

Índice Bloomberg Magnificent 7 Total Return Index durante el 2025 +28% desde el Día de la Liberación:

Importante esta semana:

Ayer finalmente se produjo la llamada telefónica entre los mandatarios de Estados Unidos y China. La conversación telefónica duró hora y media y, según Trump, se centró exclusivamente en temas comerciales, tras la tregua de 90 días acordada el 12 de mayo en Ginebra, se aplazaron las subidas de los aranceles, pero en las últimas jornadas está creciendo la tensión con acusaciones cruzadas de incumplimiento de los acuerdos por ambas partes. Estados Unidos acusa a China de estar restringiendo las exportaciones de “tierras raras”, mientras que el gigante asiático trata de conseguir concesiones en los controles a las exportaciones desde Estados Unidos de semiconductores de última generación y también se muestra molesta con la retirada de visados a estudiantes chinos. Según varios medios citando canales “oficiales”, el presidente Trump parece que visitará China en respuesta a la invitación de Xi Jinping y ambos líderes acordaron iniciar una nueva ronda de negociaciones lo antes posible. Mirando al pasado, las negociaciones entre las dos potencias suelen extenderse en el tiempo y además están habitualmente marcadas por avances y retrocesos, en 2018 durante el primer mandato de Trump, las negociaciones se extendieron 18 meses hasta que se cerró la firma de la Fase 1 del acuerdo comercial ya en 2020.

El Banco Central Europeo bajó ayer 25 puntos los tipos de interés por séptima vez consecutiva, y los sitúa en el 2,00%, en una decisión que no fue unánime, de nuevo un miembro del BCE se mostró contrario a la bajada. Los buenos datos de inflación y la incertidumbre sobre el crecimiento económico han justificado esta decisión, dejando además la puerta abierta a más recortes si fuera necesario. Los economistas del BCE han revisado a la baja sus previsiones de inflación general para los años 2025 y 2026, situándolas en el 2% y el 1,6%, respectivamente. También han revisado ligeramente a la baja las previsiones de crecimiento del PIB para el 2026. En la conferencia de prensa Christine Lagarde insistió que tras este recorte el final del ciclo de bajadas estaría cerca, dejando en el aire una adicional. No obstante, la Presidenta reconoció que la apreciación del euro y la evolución de la inflación ha dejado margen de actuación y que en todo caso el BCE se encuentra en una buena situación para gestionar cualquier otro shock de oferta (guerra de Ucrania, fragmentación comercial…). Según fuentes de Bloomberg, los miembros del Consejo del BCE prevén una pausa en julio, y «algunos» ven el ciclo de recortes ya terminado, mientras que otros aún respaldan otro movimiento, probablemente en septiembre. Por su parte, según fuentes de Reuters una «clara mayoría» prefiere tipos estables en julio y «algunos argumentaron a favor de una pausa aún más larga».

El Libro Beige de la Fed pone de manifiesto que en Estados Unidos la actividad económica ha disminuido, mientras que los precios aumentaron a un ritmo «moderado». Las expectativas de aumento de costes y precios son generalizadas, y algunas regiones esperan que sean «fuertes, significativas y sustanciales».

En China, el lunes conocimos el PMI manufacturero sube de 49,0 a 49,5 en línea con las expectativas, mientras que el PMI de servicios cae en una décima hasta los 50,3 puntos (frente al 50,5 estimado).

También en China conocimos el martes el PMI Caixin manufacturero, sorprendentemente débil en mayo, y volviendo a contracción, 48,3, por primera vez en 8 meses (frente al 50,8 esperado y 50,4 anterior), aún a pesar de la tregua en las negociaciones Estados Unidos y China hasta el 14 de Agosto. Este dato apoya, una vez más, la necesidad de nuevos estímulos económicos por parte del gobierno chino.

En Japón conocimos el PMI final manufacturero de mayo 49,4 frente al 49,0 preliminar y 48,7 anterior.

También se publicaron los PMIs finales manufactureros de la Eurozona 49,4 en línea con el 49,4 esperado y preliminar y 49,0 anterior) y distintos países europeos, España 50,5 mejor que el 48,5 esperado y 48,1 anterior, Italia 49,2 frente al 49,6 esperado y 49,3 anterior, Alemania 48,3 frente al 48,8 esperado y preliminar y 48,4 anterior, y Francia 49,8 frente al 49,5 esperado y preliminar y 48,7 anterior, y por último Reino Unido 46,4 mejor que el 45,1 esperado y preliminar y 45,4 anterior.

En Estados Unidos también conocimos el PMI final manufacturero 52,0 peor que el 52,3 esperado y preliminar y subiendo desde el 50,2 anterior, además del ISM manufacturero 48,5 fue peor que el esperado en 49,5 y 48,7 anterior.

Según el Financial Times, el Gobierno alemán está considerando aprobar un proyecto de ley que contempla reducciones de impuestos para las empresas, por un total de 46.000 millones de euros hasta 2029. Esto significa que, si se aprueba, las empresas alemanas tendrán un alivio fiscal significativo durante los próximos cuatro años, lo que podría fomentar la inversión y el crecimiento económico. Los medios alemanes ya habían informado anteriormente sobre esta propuesta de ley, que debería ser aprobada hoy mismo por el Gobierno alemán.

En Europa el martes conocimos los datos de inflación de Mayo, el dato preliminar de inflación se salgó con una desaceleración de la referencia general de tres décimas hasta el 1,90%, lo que supuso un registro por debajo de lo esperado (2%). La inflación subyacente experimentó el mismo comportamiento, pasando del 2,7% hasta el 2,3%, también por debajo de lo esperado (2,4%). Lo que más impulsó la inflación a la baja en Mayo fue el componente de energía, que cayó un 3,6%, frente a la aceleración de los alimentos que crecieron un 3,3%. Fue relevante el comportamiento de los servicios que se desaceleraron en 8 décimas hasta el 3,2%, después de la aceleración que se vio en Abril como consecuencia de la Semana Santa, que encareció los precios. Se trata de un dato de inflación que sorprende positivamente, además la composición tiene un sesgo positivo, en le medida que la referencia de servicios, que es el componente más fuerte se ha desacelerado de manera importante. Este dato de IPC apoya el argumento del Banco Central Europeo de que el proceso de desinflación sigue vigente, respaldando el recorte de tipos que llevó a cabo esta semana.

Variación mensual del IPC de la Eurozona desde el 2019:

La Unión Europea anunció este martes que prohibirá la participación de empresas chinas en licitaciones públicas de dispositivos médicos para contratos superiores a cinco millones de euros durante los próximos cinco años. La decisión se basa en una investigación efectuada por el bloque comunitario, que concluyó que las empresas europeas no gozan de un acceso equitativo al mercado chino. Según los hallazgos, las autoridades del país asiático favorecen a proveedores nacionales, con restricciones a productos extranjeros en el 87% de las licitaciones analizadas. Pekín expresó su “profunda decepción” ante la medida y advirtió que podría agravar las tensiones comerciales entre ambas potencias.

Han pasado menos de tres meses desde que la OCDE publicó su anterior informe de perspectivas y el deterioro del escenario resulta ya evidente como consecuencia de la guerra comercial declarada por Donald Trump, que ha provocado el caos y el desconcierto entre inversores y agentes económicos, poniendo en jaque el crecimiento global. “Se espera que el aumento de los aranceles bilaterales y la elevada incertidumbre política afecten al crecimiento de la inversión empresarial y al comercio”, advirtió esta semana la OCDE. La OCDE ha revisado a la baja su pronóstico de crecimiento del PIB mundial en 2025, hasta el 2,9%, dos décimas menos de lo que vaticinaba en marzo, cada vez más lejos del 3,3% que preveía en diciembre y el crecimiento más débil desde la pandemia, cuando la economía planetaria se contrajo un 3%.

Entre los principales damnificados sobresale Estados Unidos, que este año apenas crecerá un 1,6%, seis décimas menos de lo augurado en marzo y 1,2 puntos por debajo del crecimiento registrado en 2024. La situación no mejorará en 2026, año en el que el PIB norteamericano solo avanzará un 1,5%. China, la segunda mayor economía del planeta, resistirá mejor que la economía estadounidense, con un avance del PIB previsto del 4,7% en 2025 frente al 4,8% estimado hace tres meses, tasa de crecimiento que mermará hasta el 4,3% en 2026.

La OCDE, por contra, ha mejorado sus previsiones para México, una de las economías más directamente expuestas a los vaivenes de la política económica norteamericana, con una previsión de PIB del 0,4% para este año, en contraste con la contracción del 1,3% augurada meses atrás. Y también las de Canadá, que ahora crecerá un 1%, frente al 0,7% estimado en marzo.

Las expectativas de inflación han aumentado sustancialmente en varios países”, advierte la OCDE. Esto, a su vez, repercutirá negativamente en el gasto de los consumidores, que la organización prevé que se modere “en la mayoría de las economías”, fruto de una confianza ya frágil y que se debilita por momentos, factores a los que, en determinados países, se sumará la pérdida de fuelle de sus mercados laborales. La Organización pronostica una inflación media del 4,1% para el conjunto de los países de la OCDE, tasa que en el caso de Estados Unidos será del 3,2%, 4 décimas más que en marzo y más de un punto por encima de lo pronosticado a finales de 2024. Serán los efectos secundarios de su propia medicina arancelaria.

Para España la OCDE ha recortado su previsión de crecimiento en 2025 hasta el 2,4%, dos décimas menos que en marzo, enfriamiento que en 2026 reducirá el avance económico al 1,9%, también dos décimas menos. Lo hará con una inflación contenida, del 2,4% en 2025 y del 1,9% en 2026. Aunque los analistas de la OCDE atisban una demanda interna sólida en España, gracias a un “mercado laboral sólido” que, junto a la moderación de los precios y el incremento de los ingresos reales, respaldará el consumo privado, la institución avisa de que el motor de las exportaciones españolas se desacelerará como consecuencia del previsible debilitamiento de la demanda de sus socios, “la creciente fragmentación comercial y el efecto moderador de los aranceles estadounidenses”. En otras palabras, los riesgos para la economía española se inclinan a la baja en un contexto de “escalada de las tensiones geopolíticas y comerciales, nuevos aumentos arancelarios a las exportaciones de la UE, el incremento de la incertidumbre y el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales”.

Para la zona euro la OCDE ha decidido mantener el crecimiento del PIB en el 1% para este año. Alemania todavía renqueante que avanzará apenas un 0,4%; Francia, cuyo PIB se enfriará al 0,6%, dos décimas menos de lo pronosticado en marzo, e Italia, que crecerá también un 0,6%, una décima menos de lo anticipado. Esto es, la OCDE ha recortado las previsiones de tres de las cuatro mayores economías de la moneda única (ha mantenido la de Alemania), al tiempo que se ha convertido en el primer gran organismo internacional que ha aplicado un recorte a las perspectivas del PIB español, situándose dos décimas por debajo del objetivo que aún defiende el Gobierno de Pedro Sánchez: 2,6%.

En España el mercado laboral da muestras de una ralentización paulatina, debido tanto a las turbulencias en la economía global como a la dificultad para cubrir determinadas vacantes. Y ello, a pesar de que el Gobierno insiste en que España vive en una “primavera” para el empleo y trata de alejar la idea de un enfriamiento. En el mes de mayo se crearon 195.736 puestos de trabajo respecto a abril, hasta alcanzar los 21.784.375 empleos, de acuerdo con los datos publicados este martes por el Ministerio de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, una cifra que podría parecer muy positiva pero que es la segunda peor de los últimos doce años. Al mismo tiempo, el desempleo se redujo en 57.835 personas el último mes, hasta los 2.454.883 parados, según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social. En mayo se generaron 195.736 puestos de trabajo respecto a abril, gracias fundamentalmente al empujón de la hostelería, que aportó 78.476 afiliados a la Seguridad Social. Sin embargo, esta cifra fue inferior a la de los meses de mayo de los once años anteriores, cuando se llegaron a generar hasta 237.207 empleos, con la única excepción de un dato muy tibio en 2020, cuando la economía se estaba viendo extremadamente castigada por el coronavirus y las restricciones a la actividad para frenar la pandemia. Además, hay dos datos que también apuntan a un cierto enfriamiento: el crecimiento interanual del empleo (462.581 nuevos afiliados, cuando hace unos meses se superaba el medio millón) y la evolución mensual desestacionalizada (20.790 empleos, la mitad que la media en los doce meses anteriores). Por ello, la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) señala que “la creación de empleo se ralentiza” este año, con un 8,1% menos de nuevos empleos entre enero y mayo que en los cinco primeros meses del año pasado.

La Reserva Federal afronta unos meses muy exigentes. Mohamed El-Erian. Financial Times.

No se suponía que fuera así. A estas alturas, la Reserva Federal debería haber podido declarar “misión cumplida”, poniendo fin a un período en el que la inflación de EEUU fue más alta y prolongada de lo debido. Y podría haber destacado su éxito al evitar la “dificultad” económica que advirtió en agosto de 2022 al abordar el aumento de precios.

En cambio, tendrá que afrontar un verano en el que sus objetivos gemelos —baja inflación y máximo empleo— se verán amenazados. Seguirá defendiéndose de los ataques de la Casa Blanca, sobre todo ahora que ha señalado que es improbable que haya un recorte de tipos antes de septiembre. Y este año se ha comprometido a implementar un nuevo marco de política monetaria que a muchos recordará las importantes deficiencias del actual.

Los desafíos

La lista de desafíos no termina aquí. La Reserva Federal opera en un entorno inestable donde las relaciones económicas históricas que inspiran la formulación de sus políticas son más inestables. El banco central debe vigilar de cerca el dólar: su reciente debilidad plantea algunas preguntas incómodas sobre su papel histórico en la economía global y sobre el de los mercados financieros estadounidenses como receptores indiscutibles del ahorro externo. A esto se suma la preocupación periódica por el mercado de bonos del Tesoro de EEUU. En defensa de la Fed, muchos de los desafíos se deben a factores ajenos a su control. Cuatro, en particular, han contribuido a lo que, en mi opinión, pasará a la historia como un período extraordinario de incertidumbre económica.

El primero es la turbulencia sobre los aranceles. El uso de esta herramienta de política económica como arma ha generado confusión sobre las prioridades de la administración Trump. ¿Se trata de “escalar para desescalar”, donde el aumento de aranceles busca garantizar un sistema comercial más justo que probablemente sea temporal? ¿O se trata de un nuevo modelo de aranceles de larga duración para impulsar los ingresos presupuestarios y relocalizar la actividad manufacturera?

El segundo factor es la incertidumbre sobre las políticas de la administración en general, y en particular sobre su enfoque de las finanzas públicas. Aún no se han percibido todas las implicaciones del proyecto de ley de presupuesto que se tramita en el Congreso.

Tampoco está claro cómo evolucionará el restablecimiento del empleo y los contratos gubernamentales. Y aún no se conoce con claridad la magnitud, la forma ni el calendario de los planes de desregulación de la Casa Blanca.

El tercer factor es el conjunto de inconsistencias inusuales en los datos. Los datos que reflejan la percepción de las empresas y los hogares, han estado dando señales de alerta durante meses, advirtiendo de menor crecimiento y mayor inflación. Y los datos que se relacionan con su actividad, aún no han confirmado ninguna de estas dos cosas.

El cuarto factor es mucho más positivo: el potencial de mejora de la productividad que ofrecen las innovaciones, en particular la inteligencia artificial. Sin embargo, y es importante destacar, no hay consenso sobre la magnitud ni el momento oportuno de tales avances.

Todo esto dificulta la capacidad de la Fed para pronosticar y actuar en un momento en que la estanflación se ha convertido en un riesgo creciente. Esto también se ve dificultado por la erosión de la credibilidad de la política monetaria de la Fed, un factor esencial para una orientación eficaz de la política monetaria a futuro.

Dado lo que está en juego, el banco central no tiene más remedio que dedicar gran parte de este verano a la defensiva. Sin embargo, no debería limitarse a esto. También necesita pasar a la ofensiva con un marco de política monetaria más creíble, incluyendo las recomendaciones de un reciente grupo de trabajo del G30 del que, para mayor información, formé parte. Estas incluyen mejorar la comunicación con medidas como la creación y publicación de una estructura formal para el uso de la orientación prospectiva sobre política monetaria; la publicación de las previsiones del personal técnico; la orientación explícita sobre las compensaciones entre empleo e inflación; y el desarrollo de un marco transparente para evaluar los programas de expansión cuantitativa y ajuste.

La Fed también debería ser más receptiva a utilizar diversos análisis de escenarios, como plantean el expresidente de la Reserva Federal de Nueva York, Bill Dudley, y otros. Y debería mejorar su comprensión detallada del impacto de las fuerzas económicas en los hogares y las empresas.

Finalmente, la Fed debería tener otra consideración estratégica este año: revisar su objetivo de inflación del 2%. Sin duda, esto requiere consideración dados los cambios estructurales de la economía. Sin embargo, la Fed ya lo ha descartado explícita y reiteradamente. En estas circunstancias, podría parecer una medida defensiva obvia, pero podría ser una oportunidad perdida.

La oportunidad del euro. Ignacio De la Torre. Economista jefe, Arcano Partners.

Milton Friedman afirmó que “solamente una crisis, real o percibida, genera cambios duraderos. Cuando esa crisis ocurre, las acciones que se toman dependen de las ideas que en ese momento imperan”.

El dólar ha disfrutado de su condición de divisa de reserva de una forma incontestable desde 1945. Una divisa de reserva viene definida, entre otros factores, porque se usa preeminentemente en el comercio internacional, especialmente entre naciones que no son las que la emiten. Hasta 1914 estaba respaldada por la emisión de monedas de alta calidad (contenido de plata o de oro); a partir de 1945, por una moneda con credibilidad convertible en oro; y desde 1971, por una moneda con cierta credibilidad sin respaldo en metales preciosos. Esta credibilidad se construye sobre factores como la independencia del banco central (a veces volátil), el imperio de la ley, la facilidad de convertibilidad y la liquidez de su mercado de capitales.

El desplazamiento de una divisa de reserva por otra es un proceso muy gradual. El ducado veneciano desempeñó ese papel entre los siglos XIV y XV. El real de a ocho español, acuñado principalmente en la ceca de México, lo asumió entre los siglos XVI a XVIII, sobre todo en el comercio en Asia y América, y en los intercambios entre ambos continentes. La libra esterlina fue preponderante en el XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, tras la cual fue progresivamente desplazada por el dólar en el periodo de entreguerras.

La Administración Trump y, en menor medida, la de Biden han tomado decisiones que pueden socavar el futuro del dólar como divisa de reserva. Entre otras, señalaría: i) usar la divisa como herramienta geopolítica para imponer o amenazar con imponer sanciones; ii) aumentar la inestabilidad fiscal de EEUU, que se ha visto agravada tras promover una reforma que, de pasar el filtro del Senado, podría elevar la deuda pública al 129% del PIB en 2034, según el Congressional Budget Office, frente al máximo histórico del 106% registrado tras la Segunda Guerra Mundial; de hecho, el riesgo de quiebra actual del país (CDS) es coherente con una calificación crediticia (BBB+) muy inferior a la actual (AA); iii) amenazar con imponer impuestos discrecionales a extranjeros con activos en EEUU, a tenor del artículo 899 de la nueva iniciativa fiscal “Big, Beautiful”, como la denomina Trump; esta disposición autoriza a aplicar un impuesto de hasta un 20% a los tenedores de activos norteamericanos “si el país de origen del poseedor practica una política fiscal discriminatoria”, interpretación que se deja al arbitrio de la arbitraria Administración doméstica; y iv) generar dudas sobre el imperio de la ley y la independencia de las instituciones de EEUU, en especial del banco central.

Los pasos a dar con el euro

Estas políticas socavan la demanda del dólar. Aunque se ha debatido mucho sobre su futuro como divisa de reserva, el proceso será muy gradual, al no existir a fecha de hoy alternativas creíbles. En este contexto, la zona euro debería abrir un debate sobre las medidas necesarias para que el euro pueda sentar las bases que le permitan posicionarse, a medio plazo, como alternativa parcial. Entre otras medidas: i) aumentar las emisiones conjuntas de deuda, con el objetivo de fijar una curva de tipos de la zona euro con más liquidez que la actual; ii) aumentar las importaciones denominadas en euros hacia los Estados miembros, siguiendo el ejemplo de lo que se ha hecho con el gas licuado (TTF); iii) proporcionar préstamos (swaps) de euros a otros bancos centrales para facilitar su uso en transacciones internacionales; iv) completar la arquitectura financiera europea ejecutando la Unión de Ahorro e Inversiones y la Unión Bancaria; y v) impulsar el desarrollo del euro digital para promover su uso en plataformas de pago internacionales.

Aunque no llegue a desplazar al dólar como principal divisa de reserva, un uso más generalizado del euro en el comercio internacional abarataría los costes de financiación asociados a las mayores inversiones a acometer en defensa y, en el caso de Alemania, en infraestructuras. A fecha de hoy, ya podemos observar cifras muy impactantes. EEUU se financia a 10 años al 4,5%, frente a toda una Grecia, que lo hace al 3,3%, con Alemania al 2,5%. Estos diferenciales reflejan un mayor riesgo percibido en Estados Unidos en inflación, política fiscal y term premium, o prima de riesgo asociada a poseer bonos de mayor duración.

David Hume escribió en 1752: “El dinero no es, propiamente hablando, uno de los sujetos del comercio; sino el instrumento a través del cual los seres humanos se ponen acuerdo para facilitar el intercambio de un bien por otro. No es la rueda del comercio, sino el aceite que permite que el movimiento de la rueda sea liso y fácil”.

Ahí reside la gran oportunidad del euro.

La disciplina de mercado prevalecerá en Estados Unidos. Nouriel Roubini. Asesor principal de Hudson Bay Capital Management LP y profesor emérito de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.

Desde la elección del presidente estadounidense, Donald Trump, el año pasado, he sostenido que al menos algunas de sus políticas, con el tiempo, conducirán a un mayor crecimiento y a una menor inflación. Esto se aplica a su apoyo a la innovación de la industria tecnológica, a la desregulación, a tasas impositivas más bajas sobre el trabajo y las corporaciones, a una producción de energía mejorada y a recortes de un gasto público despilfarrador. Otras políticas de Trump, sin embargo, son estanflacionarias. El proteccionismo y los aranceles ralentizarán el crecimiento y harán subir los precios, al igual que la mano dura de su administración contra la inmigración, los recortes a la financiación de la investigación científica, los ataques a las instituciones académicas, el apoyo a los déficits presupuestarios sin financiación, las amenazas a la independencia de la Reserva Federal, los intentos desordenados por debilitar el dólar, los ataques al estado de derecho y el comportamiento corrupto. La marca Estados Unidos ha resultado muy dañada, y eso tendrá costes.

Aun así, he sostenido que la disciplina de mercado (sobre todo por parte de los vigilantes de bonos) y una Reserva Federal todavía independiente limitarían estas políticas estanflacionarias, dando ventaja a los asesores económicos moderados de Trump y produciendo una desescalada de las fricciones comerciales a través de las negociaciones. Eso es lo que ha ocurrido. Y ahora que los republicanos del Congreso están negociando un proyecto de ley presupuestaria que aumentará aún más los déficits y las ratios de deuda, la presión del mercado (a través de mayores rendimientos de los bonos a largo plazo) aumentará. Trump puede cambiar de rumbo o enfrentarse a un aumento repentino de los rendimientos de los bonos que provocará una recesión políticamente perjudicial.

Vale la pena recordar que los primeros ataques de Trump a la independencia de la Fed ya resultaron contraproducentes. Las acciones estadounidenses se hundieron, los rendimientos de los bonos se dispararon y Trump dejó de amenazar con despedir al presidente de la Fed, Jerome Powell. Aunque podrá sustituir a Powell en 2026, la Fed seguirá siendo independiente, porque su presidente es primus inter pares (primero entre iguales), y no un monarca absoluto. La postura general del Comité Federal de Mercado Abierto seguirá reflejando las opiniones de sus miembros.

Por ahora, Powell le está haciendo un favor a Trump al no recortar los tipos de interés. La Fed está anclando de forma creíble las expectativas de inflación ante las presiones sobre los precios inducidas por los aranceles. Al abstenerse de recortar las tasas ahora, la Fed conserva la opción de recortarlas cuando la economía se debilite hacia finales de año. Trump no tiene motivos para atacar a Powell, salvo para catalogarlo como el chivo expiatorio de una posible recesión que él mismo ha provocado (igual que culpará de la inflación a la tozudez del presidente chino, Xi Jinping).

Restricción a la inmigración

Las restricciones de la administración a la inmigración –y, por tanto, a la oferta de mano de obra– también serán contraproducentes. El período 2023-24 trajo consigo un crecimiento robusto y una caída de la inflación debido a un gran aumento de la oferta de mano de obra a través de la inmigración (en parte indocumentada). Con un mercado laboral tenso, las políticas que reduzcan la oferta de trabajadores impulsarán el crecimiento salarial y la inflación, dañando la economía y la posición política de Trump (el mismo efecto que la inflación de la era pandémica tuvo sobre Joe Biden).

Estados Unidos necesita un flujo constante de inmigrantes (preferiblemente documentados). Trump ya se puso del lado de Elon Musk en la cuestión de los visados H-1B para trabajadores calificados (un programa del que Silicon Valley depende fuertemente). Al desafiar a su base nativista MAGA, demostró que no está del todo desorientado sobre la necesidad de atraer talento extranjero. A pesar del daño más amplio que Trump le está provocando a la marca estadounidense, Estados Unidos sigue siendo el principal destino para el 10% de los investigadores científicos y talentos empresariales de todo el mundo, debido a la prima de compensación tres a cinco veces superior ofrecida en Estados Unidos.

Recortes en investigación

Pero recortar la financiación de la investigación y permitir una fuga de cerebros no es coherente con el mantenimiento del dominio estadounidense en IA y otras industrias del futuro. También en este caso, las reacciones de la industria y la disciplina del mercado apoyarán a los asesores de Trump, que tienen la cabeza más fría. Asimismo, los crecientes desafíos legales a las deportaciones de la administración pueden finalmente empujarla hacia políticas de inmigración más sensatas. De lo contrario, la disciplina de mercado volverá a pegar con fuerza.

Los esfuerzos de la administración Trump para impulsar la competitividad de Estados Unidos y reducir el déficit comercial a través de un dólar más débil quizá también sean contraproducentes. Cuando los aranceles del Día de la Liberación anunciados el 2 de abril, las amenazas de despedir a Powell y la anticipación de mayores déficits fiscales hicieron que el dólar comenzara a caer, pronto se produjo una fuerte corrección de los precios de la renta variable y un repunte de los rendimientos de los bonos y los diferenciales de crédito. Trump se echó atrás debidamente con los aranceles y con Powell, y la misma disciplina forzará un ajuste fiscal –como hemos visto en otras economías avanzadas y mercados emergentes en los últimos años–.

La idea de un “Acuerdo de Mar-a-Lago” para orquestar un debilitamiento ordenado del dólar es descabellada, rozando la locura. Los principales socios comerciales –sobre todo China– nunca se unirían, y los propios amigos y aliados de Estados Unidos se opondrían. Cuanto más esperen los mercados una repentina devaluación del dólar, más se dispararán los rendimientos de los bonos. Las propuestas de convertir las tenencias del Tesoro a corto plazo de los no residentes en valores a largo plazo ni siquiera funcionarían en teoría, mucho menos en la práctica. Debilitar el dólar mediante controles de entrada de capitales –un impuesto sobre las tenencias extranjeras de bonos del Tesoro– hará subir casi con seguridad las tasas a largo plazo y debilitará la economía. Los vigilantes del mercado simplemente no permitirán que se sigan aplicando políticas tan insostenibles durante mucho tiempo.

Por último, si bien el ataque de la administración al estado de derecho ha sido bastante agresivo, las instituciones democráticas estadounidenses –empezando por los tribunales y los jueces independientes– y la sociedad civil siguen siendo sólidas, y deberían ser capaces de limitar las políticas más extremas. Una vez más, no hay que subestimar aquí el poder de la disciplina de mercado. En otros países –como Turquía– donde los autócratas han socavado el estado de derecho, la reacción de los mercados de bonos y otros mercados ha sido implacable.

En última instancia, o Trump da marcha atrás en sus políticas estanflacionarias para concentrarse en medidas favorables al crecimiento, o la tensión financiera y una recesión harán que el Partido Republicano pierda las elecciones de mitad de mandato en 2026. Es de esperar que Trump haga caso al mercado y deje de actuar según sus peores instintos. Debería reconocer que las innovaciones tecnológicas de cosecha propia prometen aumentar sustancialmente el crecimiento potencial de Estados Unidos. Lo único que le queda por hacer es apartarse de su propio camino.

¿Tranquilidad? Man Group (3 de Junio)

¿Es la inquietante calma de los mercados la calma que precede a otra tormenta, o simplemente agotamiento tras cinco meses de volatilidad incesante y un panorama geoeconómico cambiante?

A falta de una bola de cristal, el examen de regímenes de mercado pasados mediante el análisis de los factores de riesgo y la dinámica sectorial constituye una valiosa herramienta para navegar por la incertidumbre. La historia no se repite, pero a menudo surgen patrones que nos ayudan a anticipar cómo podrían interactuar las condiciones macroeconómicas actuales con la evolución política.

Macroscope, nuestro modelo propio de régimen macroeconómico, considera que el entorno de mercado actual se encuentra entre la fragilidad y una tímida estabilización. Presenta grandes similitudes con finales de 2010 y mediados de 2020, periodos definidos por la incertidumbre y las frágiles recuperaciones de grandes crisis. Octubre de 2012 también destaca como periodo comparable, cuando las intervenciones de los bancos centrales apuntalaron un optimismo cauto, estabilizaron los rendimientos de los bonos y respaldaron los activos de riesgo en medio de las tensiones geopolíticas.
Aunque los mercados se han recuperado del desplome de abril tras el alivio inicial de las tensiones comerciales, los inversores mantienen la cautela ante el creciente déficit de EE.UU., la incertidumbre política y el debilitamiento de las perspectivas económicas. La mayor economía del mundo se contrajo un 0,2% anualizado en el primer trimestre, según mostró una segunda estimación la semana pasada. Ello provocó apuestas por una relajación más rápida de la política monetaria, a pesar de que la inflación se mantiene obstinadamente por encima del objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal.

A pesar de que las similitudes macroeconómicas se mantienen prácticamente sin cambios desde justo antes del Día de la Liberación, el 2 de abril, el posicionamiento de Macroscope, que refleja los cambios en la dinámica del mercado y el sentimiento de los inversores, ha pasado a favorecer a los valores con mayor sensibilidad a los movimientos del mercado (beta más alta), lo que refleja un renovado apetito por el riesgo. Se trata de un giro brusco con respecto a su postura más defensiva de abril. Entre los factores de estilo, el crecimiento ha superado al valor como inclinación preferida del modelo, lo que indica una visión más optimista de la dinámica del mercado. Sin embargo, los valores de calidad siguen ocupando un lugar destacado, en consonancia con la perspectiva prudente pero oportunista del modelo.

Gráfico 1: Cambio del mercado hacia un mayor riesgo


Fuente: Man Numeric, MSCI Barra a 28 de mayo

Por sectores, las industrias cíclicas como el software de Internet y la biotecnología han repuntado, impulsadas por una tímida confianza en la estabilización de los mercados. Sin embargo, los sectores sensibles al comercio, como los semiconductores, siguen bajo presión, lo que refleja la continua cautela en torno a la dinámica del comercio mundial.

Gráfico 2: Repunte de las industrias cíclicas


Fuente: Man Numeric, MSCI Barra a 28 de mayo

¿Trato o no trato?

Se suponía que las fusiones y adquisiciones (M&A) volverían con fuerza este año. Después de dos años tranquilos, una administración republicana favorable a las empresas y la relajación de los obstáculos reglamentarios hacían esperar a muchos un frenesí de operaciones en Estados Unidos. Pero a medida que nos acercamos al ecuador del año, la actividad aún no ha despegado. De hecho, el volumen de fusiones y adquisiciones en EE.UU. en el primer trimestre de 2025 ha descendido un 33% en comparación con el mismo periodo del año anterior, con sólo 111.000 millones de dólares en operaciones anunciadas.
No es sorprendente que la principal razón por la que las empresas retrasan las operaciones sea la actual incertidumbre y volatilidad macroeconómicas. Dicho esto, siguen dándose muchas de las condiciones necesarias para impulsar la actividad de fusiones y adquisiciones (apetito, liquidez, demanda reprimida). Este es un breve avance de nuestro informe “M&A in 2025: Deal or No Deal ”, en el que se describen las principales oportunidades que vemos una vez que disminuya la volatilidad y vuelva la confianza.

Niebla macroeconómica y volatilidad
Las empresas y los fondos de capital riesgo están dispuestos a gastar. Hay mucho dinero en efectivo al margen, pero la imprevisibilidad macroeconómica mantiene el freno.
No se trata de necesitar una economía en auge -los negociadores pueden trabajar con un menor crecimiento o incluso con algunos aranceles-, sino que necesitan estabilidad. Sin ella, los consejos son reacios a asumir grandes compromisos.
¿Las buenas noticias? El panorama normativo está mejorando. Tras años de duras políticas antimonopolio bajo la presidencia de Joe Biden, la administración Trump ha introducido un enfoque más indulgente. Por ejemplo, la adquisición de Discover Financial Services por 35.300 millones de dólares por parte de Capital One -con sus solapamientos en tarjetas de crédito de alto riesgo- probablemente no se habría aprobado bajo el mandato de Biden. Aunque no todos los acuerdos se aprobarán (el intento de fusión de HPE con Juniper fue bloqueado por ser anticompetitivo), se ha producido un claro cambio en la velocidad y la probabilidad de las aprobaciones.

Mercados privados: La batalla por financiar grandes operaciones
Los mercados privados cuentan una historia ligeramente diferente. Sin la distracción de los movimientos del precio para los accionistas, las operaciones privadas suelen ser más fáciles de negociar. Recientes megaoperaciones como la adquisición de Wiz por parte de Alphabet (32.000 millones de dólares) y la compra de una unidad de Global Payments por parte de Worldpay (24.000 millones de dólares) ponen de manifiesto esta tendencia.
Los fondos de crédito privados también están ofreciendo a los grandes prestatarios más opciones de financiación. El auge de los préstamos privados para operaciones del mercado medio alto (empresas con un EBITDA superior a 100 millones de dólares) ha creado una nueva dinámica. Mientras que las empresas más pequeñas siguen dependiendo de los mercados privados, las más grandes tienen ahora la flexibilidad de elegir entre préstamos sindicados públicos y crédito privado.
¿Cuál es el resultado? Los precios y las condiciones del crédito privado se han vuelto más competitivos, creando un terreno fértil para las fusiones y adquisiciones privadas.

Instantáneas del sector: ¿dónde está la acción?
Algunos sectores están especialmente maduros para las operaciones:

  • Sanidad: Las empresas farmacéuticas ricas en efectivo, como Pfizer, con abundantes ingresos por la vacuna COVID, están ansiosas por desplegar capital. Mientras que la política de la era Biden limitaba la consolidación a gran escala, es más probable que la administración de Trump dé luz verde a los servicios sanitarios y a las adquisiciones de grandes farmacéuticas.
  • Tecnología: El crecimiento sigue siendo el principal motor. Aunque las grandes tecnológicas (por ejemplo, Alphabet y Amazon) pueden enfrentarse a obstáculos normativos, hay mucho apetito entre los gigantes tecnológicos más pequeños. La reciente adquisición de Hashicorp por IBM demuestra que incluso las grandes empresas tecnológicas pueden utilizar las fusiones y adquisiciones para reactivar el crecimiento.
  • Europa y Japón: Más allá de EE.UU., el impulso a los cambios normativos en Europa y las reformas empresariales en Japón están creando oportunidades. Los bancos europeos buscan la consolidación en para crear «campeones paneuropeos», mientras que los cambios favorables a los accionistas en Japón han atraído el interés del capital riesgo en sectores como la fabricación y los servicios.

Oportunidades de riesgo
Un aspecto positivo inesperado es el aumento de las operaciones hostiles o no solicitadas. Pueden ser arriesgadas para los inversores, sin garantías de cierre y con la posibilidad de contraofertas, pero a menudo crean atractivas oportunidades de arbitraje de fusiones. Los diferenciales más amplios y los riesgos más elevados han sido especialmente atractivos en el ámbito de las compras apalancadas.

Reflexiones de despedida
Las piezas para un resurgimiento de las fusiones y adquisiciones están en su sitio: regulación menos restrictiva, niveles récord de capital riesgo y oportunidades sectoriales. Pero la clave para liberar este potencial es la estabilidad macroeconómica. Por ahora, las empresas esperan a que se calmen los ánimos.

Europa se enfrenta a la triple amenaza de Trump: Ucrania, OTAN y comercio. Henry Foy. Financial Times.

Los gobiernos europeos se preparan para unas negociaciones de alto riesgo con el presidente de EEUU, Donald Trump, que pondrán en la cuerda floja la defensa, la economía y la seguridad del continente. Los grandes proyectos para construir “una Europa independiente” están en suspenso mientras los funcionarios se esfuerzan por mantener el apoyo de Trump durante cinco semanas de negociaciones cruciales sobre Ucrania, el comercio transatlántico y el compromiso de EEUU con la OTAN. A los negociadores europeos les preocupa cada vez más que el presidente estadounidense exija concesiones en un área a cambio del apoyo en otra, obligando a la UE a sacrificar sus valores fundamentales o a aceptar una ruptura firme con Washington.

“Todas estas crisis, todas a la vez: es la tormenta perfecta”, afirma Josep Borrell, exjefe de la diplomacia de la UE, que dejó el cargo en noviembre. “Podría intentar apretarnos, y podría arrinconarnos desde las tres direcciones”. “Podría decirnos: ‘Si no me dais un buen acuerdo comercial, no apoyaremos a Ucrania’. O: ‘Si me presionáis para que apoye a Ucrania, entonces aumentaremos [nuestras exigencias para que aumentéis] vuestro gasto militar para la OTAN’, por ejemplo”.

Altos funcionarios de la UE han debatido los peores escenarios posibles en los tres apartados. Incluyen la suspensión total del apoyo estadounidense a Ucrania, cortando la inteligencia e impidiendo que los países europeos suministren armas compradas a EEUU; una guerra comercial a gran escala con consecuencias desgarradoras para el crecimiento económico; y la rápida retirada de Europa de las tropas y capacidades militares estadounidenses. “Esto ha pasado de buscar el mejor de los escenarios al control de daños”, explica un alto funcionario de la UE. “En comercio, defensa y Ucrania, la elección es entre un mal resultado y un muy mal resultado”.

Trump se enfrentará por primera vez a los líderes europeos en la cumbre del G7 que se celebrará en Canadá dentro de 10 días, donde los funcionarios esperan que el presidente estadounidense aclare su apoyo a Ucrania y su plan de sanciones a Rusia. Las capitales europeas quieren que Trump se comprometa a seguir apoyando a Kiev, pero temen que quiera un acuerdo de paz que haga a Ucrania, y al resto de Europa, vulnerable a futuras agresiones rusas. Una semana después, los líderes de la OTAN se reunirán en La Haya, y las capitales europeas esperan que sus promesas de aumentar el gasto en defensa convenzan a Trump de mantener el apoyo estadounidense a la defensa europea y le disuadan de recortar sus despliegues de tropas y armamento.

Dos semanas de vértigo

Al día siguiente, los líderes de la UE se reunirán en una cumbre en Bruselas sabiendo que tienen menos de dos semanas para negociar un acuerdo comercial con Trump para evitar aranceles del 50% que podrían devastar la economía del continente. “Vemos [Ucrania, la defensa europea y el comercio] como cuestiones separadas, pero para Trump, él sólo ve las mismas caras que le plantean varias preguntas molestas. No las va a tratar de forma distinta en contextos diferentes”, afirma un alto diplomático de la UE.

“Así que estamos esencialmente a un mensaje [en las redes sociales] o a un comentario en rueda de prensa de la calamidad en tres cuestiones existenciales para Europa: defensa, economía y seguridad”, añade. “Y por esa razón todo el mundo está tan tenso”. Diplomáticos y funcionarios explican que la preocupación más acuciante de Bruselas es ese temor a que Trump agrupe los temas en una sola negociación, y utilice la falta de avances en un área para castigar al bloque en otra. Las reuniones de los embajadores de los 27 Estados miembros de la UE en las últimas semanas han estado marcadas por la preocupación por la falta de opciones de que dispone el bloque, según funcionarios al corriente de las conversaciones. La firmeza en un ámbito corre el riesgo de provocar reacciones adversas en otro, señalan.

“[Las conversaciones] son surrealistas”, afirma uno de los funcionarios. “La respuesta a todos los grandes problemas a los que nos enfrentamos es: EEUU. Y se supone que EEUU es nuestro aliado más cercano”. Las tradicionales presiones de Francia para que Europa adquiera una mayor independencia de EEUU han ganado muchos más partidarios desde la reelección de Trump el pasado noviembre. “Nuestra próxima gran era, el próximo gran proyecto unificador, es la construcción de una Europa independiente”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un discurso la semana pasada.

Sin embargo, en privado, los diplomáticos de los Estados miembros y los funcionarios de la UE están profundamente preocupados por cómo las vulnerabilidades de la región pueden dividir a los países que apoyan la llamada autonomía estratégica de los que creen que la relación transatlántica debe defenderse a toda costa.

“La relación con EEUU es fundamental… para preservar la fortaleza de Occidente. Nuestros destinos están entrelazados”, declaró la semana pasada la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quizá la aliada política más cercana de Trump en Europa. “[El diálogo con Washington] debe llevarse a cabo con sabiduría y sentido común, y con un enfoque más político que burocrático”, dijo Meloni.

Alexandra de Hoop Scheffer, presidenta del German Marshall Fund, afirma que las capitales europeas tienen ahora un enfoque “mucho más realista” sobre la relación transatlántica. Pero añade: “¿Cuáles son nuestros intereses comunes? La verdad es que nunca hemos tenido esa conversación… La oferta, la propuesta, tendrá que venir de Bruselas, y en ese sentido todavía no están preparados”. Las posiciones cambiantes de Trump han hecho aún más compleja la coordinación de las respuestas entre los 27 Estados miembros sobre las tres cuestiones. Los indicios de que Trump se está impacientando con Vladímir Putin han suscitado esperanzas de que incluso podría apoyar más sanciones a Moscú. Ha elogiado los esfuerzos de los socios de la OTAN para aumentar el gasto, pero también ha amenazado con retirar tropas de Europa. Y sus múltiples cambios de opinión sobre las amenazas arancelarias han hecho que muchos se pregunten hasta qué punto hay que tomárselo en serio. “No podemos permitirnos… caer una vez más en la falacia de que la tormenta pasará”, afirmó Von der Leyen en su discurso de la semana pasada. “Que las cosas volverán a ser como antes: si tan sólo terminara la guerra, o se llegara a un acuerdo arancelario, o las próximas elecciones arrojasen un resultado distinto. No, no lo harán”.

Aunque el objetivo a largo plazo de una Europa más autónoma pueda estar extendiéndose por las capitales europeas, la respuesta a corto plazo a cómo mantener fuera a EEUU mientras el continente desarrolla su futuro alternativo se demuestra complicada. “¿Estamos en problemas”, pregunta un alto funcionario de la UE implicado en las negociaciones. “Sí. Estamos en problemas”.

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 30 de Mayo del 2025.

Esta semana seguimos de vuelta con los aranceles, el miércoles se produjo el bloqueo a algunos aranceles de Donald Trump por parte del Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos, la administración actual tiene 10 días para eliminar dichos aranceles, pero ayer el Tribunal de Apelaciones restableció temporalmente, hasta el 5 de Junio, los aranceles de Trump. Trump espera que la Corte Suprema actúe con rapidez para restablecer definitivamente estos aranceles. Su administración está considerando imponer aranceles de hasta el 15% durante 150 días a un gran número de productos importados. La Administración Trump sostiene que el caso debería elevarse al Tribunal Supremo, evitando así decisiones judiciales regionales contradictorias. El Secretario del Tesoro Scott Bessent ha afirmado que sería necesaria una conversación entre Trump y Xi para dar un impulso a las negociaciones entre Estados Unidos y China. A la espera de una sentencia, las negociaciones comerciales con los diferentes países se deben acelerar, pues el fallo del Tribunal de Apelación podría llegar en pocas semanas. En este sentido, palabras de optimismo con el acuerdo con Japón, que podría llegar este fin de semana ya que la comitiva japonesa se reunirá con el secretario del Tesoro hoy. En contraste, algo más de cautela con China, Bessent indicó que las conversaciones están “algo estancadas”. Además, Washington ha introducido nuevas restricciones a las ventas software de diseño de chips a China, también bloqueos a la venta de algunas partes de aviones a propulsión y un bloqueo global a Huawei para vender chips de IA. Pese a todo este ruido judicial, los aranceles siguen en vigor, y las negociaciones deben avanzar a un mayor ritmo para que el Gobierno evite posibles contingencias en el mes de junio. En caso de que el enredo judicial continue hasta el Tribunal Supremo, existen alternativas (la Sección 122 de la Ley de Comercio de 1974 o la imposición de aranceles dirigidos a productos o países través de la Sección 232 de la Ley de Comercio de 1962 o la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974).

Además, Elon Musk confirmó que pronto dejará el DOGE (Departamento de Eficiencia), sin cumplir las ambiciosas, y poco creíbles, promesas. Musk había establecido un objetivo de recorte de gasto en 2 billones de dólares y, más adelante, redujo este objetivo a 1 billón de dólares. El propio DOGE estima que los ahorros representan apenas 175 mil millones de dólares, muy lejos de los objetivos iniciales. Los objetivos eran muy increíbles desde el principio, ya que la partida de gasto discrecional sobre la que podía incidir es de aproximadamente 1,8 billones, y gran parte de ese presupuesto financia áreas esenciales como la educación, la investigación médica, la justicia y el transporte. En abril, Elon Musk ya había anunciado en una conferencia que reduciría significativamente su participación en el gobierno para centrarse en sus negocios. Su salida coincide con el reciente avance de la demanda presentada por 14 estados contra Elon Musk y las acciones del DOGE, bajo la premisa de que el empresario no podía ejercer una autoridad comparable a la de funcionarios del gabinete sin haber sido confirmado por el Senado… 

El mercado esta semana ha puesto el foco en las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos, donde el tono se ha suavizado significativamente desde el viernes a raíz de la ampliación por parte de Trump del plazo para negociar hasta el 9 de Junio. El negociador europeo, Sefcovic, considera que la UE podría convencer a Estados Unidos comprando Gas Natural Licuado americano y algunos productos agrarios, aunque mantendrá su propuesta de rebajar a 0 los aranceles recíprocos a productos industriales y no está dispuesta a ceder a la petición de eliminar la tasa digital y reducir los estándares alimenticios. Destacaron las declaraciones de Elon Musk, mostrando su descontento con la “Big, Beautiful Bill” de Trump, en la medida en que presiona al alza el déficit público de Estados Unidos frente a la intención de reducirlo a través del departamento de eficiencia (DOGE) que dirige Musk.

Empezábamos la semana con fuertes rebotes en las bolsas recuperando las caídas del viernes pasado ante la amenaza de Trump de imponer un arancel del 50% a todos los productos de la Unión Europea a partir del 1 de Junio y tras suavizar el domingo su postura ampliando el tiempo de negociación hasta el 9 de Junio tras una conversación entre el presidente estadounidense y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. La decisión de Trump de imponer este arancel del 50% se basa en unas negociaciones en su opinión enquistadas ante una Unión Europea que se beneficia de su posición comercial con Estados Unidos. Esto indica que la propuesta revisada de la UE a Estados Unidos en las negociaciones que estaban en marcha, con un arancel inicial del 20%, posteriormente reducido al 10% hasta que concluyesen las negociaciones entre las partes, no ha sido del agrado de la administración americana. Trump busca la reducción o eliminación de otras barreras al comercio, más allá de los aranceles, habrá que ver cómo evolucionan las negociaciones hasta el 9 de Julio, que en caso de no resultar exitosas podrían dar paso a represalias por parte de la UE hacia Estados Unidos, y que afectarían a 107.000 millones de dólares de exportaciones americanas. El objetivo de Estados Unidos es también conseguir que las empresas trasladen su producción al país, de hecho, el mismo viernes amenazó con aranceles del 25% a compañías que fabriquen móviles fuera de Estados Unidos, como Apple o Samsung. La amenaza de Trump de un tono más duro en las negociaciones comerciales ha aumentado ligeramente las expectativas de recorte de tipos del BCE, pero a la vez debilita al dólar ante la inseguridad que crean sus formas a la hora de negociar.

Un mercado que está teniendo una volatilidad muy elevada es el de la Renta Fija, y concretamente el de los Bonos Soberanos. Moody’s rebajó la calificación crediticia de la deuda soberana estadounidense a Aa1, citando un aumento proyectado del déficit fiscal hasta el 9,4 % del PIB en 2035, desde el 6,4 % en 2024, aunque esta rebaja tiene poco impacto práctico, llega justo cuando el proyecto de ley ‘One Big Beautiful Bill Act’ del presidente Trump podría incrementar la deuda nacional en 3,3 billones de dólares en la próxima década. Con los pagos de intereses acercándose al billón de dólares anuales, y sin señales claras de disciplina fiscal, el mercado de bonos podría terminar imponiendo sus propias condiciones a la política fiscal estadounidense. Aunque los rendimientos aún se mantienen contenidos, el riesgo de que se disparen y generen tensiones en los activos de riesgo está latente, y podría afectar al apetito inversor global.

Rentabilidad del Bono a 10 años americano durante los últimos 5 años:

Durante las últimas semanas, las rentabilidades exigidas por los inversores a la deuda japonesa a largo plazo han repuntado con fuerza. El bono a 30 años ha llegado a máximos de los últimos 25 años, por encima del 3%…

La Unión Europea y Estados Unidos se han comprometido esta semana a impulsar con mayor rapidez las conversaciones comerciales. Según aseguró la portavoz de la UE, Ursula von der Leyen, y el presidente Donald Trump se mantendrán en contacto de manera regular. Este acercamiento se produce después de la amenaza lanzada el pasado viernes, cuando Trump advirtió sobre la posibilidad de imponer aranceles del 50 % a productos europeos a partir del 1 de junio. En medio de intensas gestiones telefónicas, con la primera ministra italiana Giorgia Meloni actuando como mediadora entre von der Leyen y Trump, el mandatario estadounidense accedió a respetar la tregua comercial vigente hasta el 8 de julio. Por su parte, la UE ha comunicado que no ha presentado nuevas propuestas, manteniendo firmes sus líneas rojas, preservar los estándares de calidad alimentaria, sancionar a las empresas tecnológicas estadounidenses que infrinjan las normativas europeas y garantizar la continuidad del IVA. En caso de que las conversaciones no den los resultados esperados, la UE tiene listo un paquete de aranceles sobre importaciones estadounidenses valorado en 21.000 millones de euros, que entraría en vigor el 14 de julio. Además, se está trabajando en un segundo paquete de medidas, valorado en 95.000 millones de euros, que está en consulta con los estados miembros

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, reconocía este lunes los riesgos para la economía europea, dada su elevada dependencia del comercio global, aunque también considera que pueden surgir oportunidades, el euro adquiriendo un papel más relevante a nivel internacional, aunque para ello sería necesario realizar avances en temas importantes (alianzas militares, completar el Mercado Único, mayor apoyo a start-ups, reducción de la regulación, financiación conjunta de la defensa).

En el lado empresarial lo más relevante de la semana fue que Nvidia publicó resultados del primer trimestre del 2025 este miércoles después de que cerrase Wall Street, la compañía facturó en su primer trimestre fiscal de este año 44.100 millones de dólares, lo que supone un incremento del 69% respecto al mismo trimestre del año anterior, superando así las previsiones que manejaba el mercado. El beneficio aumentó un 26%, hasta los 18.775 millones de dólares, en comparación con el mismo periodo del pasado ejercicio. Sin embargo, lo que más preocupa a los analistas es la caída del 15% en el beneficio de este trimestre si se compara con el inmediatamente anterior, lo que confirmaría gran parte de los temores de los analistas sobre la ralentización del negocio ligado a la inteligencia artificial. La parte más positiva se encuentra en la buena evolución del negocio de centros de datos, que avanzó en el primer trimestre un 73%, hasta los 39.100 millones de dólares. Nada más conocerse los resultados, tras el cierre oficial de las bolsas, los títulos del grupo saltaron más de un 4% en la sesión posterior, al superar todas las previsiones. Aunque ya se esperaba un sólido crecimiento de ingresos, el ánimo con el que el mercado ha recibido estos resultados es más cauto que en trimestres anteriores, precisamente por la ralentización que se aprecia. El motivo principal es China y la guerra comercial de Trump. Para cualquier otra compañía, crecer un 69% en ventas sería un desempeño notable. Para Nvidia, sin embargo, se trata de una desaceleración respecto a los crecimientos a triple dígito a los que había acostumbrado al mercado en ejercicios anteriores. Lo mismo ocurre con su beneficio, muy discreto para los números que suele presentar. De cara a los próximos tres meses, las previsiones que maneja la compañía sitúan los ingresos en alrededor de 45.000 millones de dólares, lo que apenas supondría un incremento del 2% respecto a los tres primeros meses del ejercicio. Las dudas están puestas en el mercado chino, el cuarto más importante para el gigante tecnológico por volumen de ventas. A comienzos de abril, el Gobierno de Estados Unidos impuso nuevas restricciones a la exportación de chips diseñados específicamente para China, lo que según los analistas puede suponer un impacto negativo en las cuentas de Nvidia de alrededor de 5.500 millones de dólares para este ejercicio. En función de cómo se concreten todas las medidas proteccionistas impulsadas por Estados Unidos, estaríamos hablando de la mayor pérdida de inventario en la historia de la industria de semiconductores. Según datos de BNP Paribas el golpe potencial sobre los ingresos proyectados a 12 meses podría ascender a los 15.000 millones de dólares. Hay que tener en cuenta que durante los últimos años Nvidia había mantenido una posición dominante en China con una cuota de mercado cercana al 95% en el segmento de unidades de procesamiento gráfico (GPU). Sin embargo, esa cifra ha descendido ya hasta el 50%. Los analistas temen que las restricciones de Estados Unidos sigan restando protagonismo a Nvidia fuera de sus fronteras nativas. El fundador y consejero delegado de la compañía, Jensen Huang, ha advertido que restringir las exportaciones de chips solo incentivará a China a desarrollar su propio ecosistema de semiconductores, acelerando la competencia y debilitando el liderazgo tecnológico de Estados Unidos. Los analistas de Morgan Stanley advierten que los riesgos sobre el futuro de las exportaciones a China siguen vigentes, a pesar de que se ha producido cierto alivio regulatorio y Washington y Pekín avanzan en las negociaciones para definir una tregua comercial. Los chips están en el centro de las conversaciones como arma política.

NVIDIA Forward P/E since 2023.

Esta semana hay señales contrarias en los indicadores de sentimiento de los inversores, el índice miedo/codicia (Fear & Greed index) sigue en territorio de codicia (Greed) (https://edition.cnn.com/markets/fear-and-greed), mientras el índice Alcistas menos bajistas (Bull minus Bears) sigue en territorio Neutral…

AAII Bulls – Bears

Importante esta semana:

Ayer se celebró una reunión entre Trump y Powell, en la que se ha hablado de crecimiento, empleo e inflación, pero no de política monetaria, más que para que el presidente de la Fed reiterara que la evolución de los tipos de interés dependerá totalmente de los datos macro que vayamos conociendo, y buscando cumplir con su doble objetivo de máximos empleo y estabilidad de precios.

El martesDonald Trump dijo que representantes de la Unión Europea habían pedido «fijar rápidamente» una fecha de la reunión en la que se intente alcanzar un acuerdo comercial tras la amenaza de imponer al bloque comunitario un arancel del 50% por no ver un avance en las negociaciones. «Me acaban de informar de que la UE ha llamado para fijar rápidamente las fechas de la reunión. Este es un evento positivo, y espero que, finalmente, al igual que mi exigencia a China, abran las naciones europeas al comercio con Estados Unidos de América», escribió Trump en su plataforma Truth Social.

Trump advirtió el pasado viernes de que impondrá un arancel del 50% a la UE a partir de junio por considerar que las conversaciones bilaterales no estaban «yendo a ninguna parte». También afirmó que se librarían del impuesto aquellas empresas que fabriquen sus productos en Estados Unidos. Sin embargo, el domingo el mandatario norteamericano acordó en una llamada por teléfono con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, prorrogar el plazo hasta el 9 de julio. «Me sentí sumamente satisfecho con la asignación del 50% del arancel a la UE, especialmente porque estaban siendo “lentos” (¡por decirlo suavemente!) en nuestras negociaciones con ellos. Recuerden, tengo la facultad de “llegar a un acuerdo” para el comercio con Estados Unidos si no logramos llegar a un acuerdo o si recibimos un trato injusto», dijo Trump esta semana en Truth Social. Desde su regreso al poder, Trump ha adoptado medidas arancelarias contra sus socios comerciales, varias de las cuales puso en suspenso temporalmente hasta el próximo 9 de julio, en medio de la reacción negativa de los mercados. Entre las que están en vigor se incluyen aranceles del 25% sobre el acero, el aluminio y sus derivados, del 25% sobre los automóviles y determinadas piezas de coches importados, junto a un arancel de base del 10% aplicable a todos sus socios comerciales. En el caso de la UE, ese arancel del 10% podría llegar al 20% una vez que expire en julio el actual aplazamiento. Tras la imposición de los aranceles, Estados Unidos ya ha alcanzado acuerdos comerciales con el Reino Unido y China para rebajar los gravámenes.

Como decía al comienzo del email, el tribunal de comercio internacional en Estados Unidos ha bloqueado algunos de los aranceles impuestos recientemente por la administración Trump (incluye los aranceles base, el arancel al fentanilo a China y los aranceles al fentanilo, suspendidos, a Canadá y México, aunque no se extiende a los aranceles sobre acero, aluminio y automóviles que han sido aprobados en leyes de comercio separadas), argumentando que el presidente ha excedido los límites legales de su autoridad para imponer esos impuestos a las importaciones, ya queconsidera que la invocación de Emergencia nacional no permite a Trump imponer aranceles a prácticamente todos los países y que es el Congreso el que debe regular el comercio según la Constitución. Así, el tribunal le ha dado al gobierno 10 días para eliminar esos aranceles. Es una medida legal bastante inusual, que refleja la gravedad con la que el tribunal ve el uso del poder presidencial en este caso. La administración Trump, sin embargo, no está de acuerdo con la decisión y ha anunciado que va a apelar.

Este lunes tuvimos duras críticas de Trump a Putin tras el mayor ataque aéreo sobre Ucrania desde la invasión de 2022, aunque también criticó a Zelensky por no rebajar la tensión verbal. Por su parte, y ante la ausencia de avances en las negociaciones de paz, la UE está barajando nuevas alternativas, que incluyen la compra de armamento a Estados Unidos para proporcionárselas a Ucrania si la ayuda estadounidense se frena, o el anuncio de nuevas sanciones contra bancos rusos así como nuevos “caps” al precio del crudo.

La Reserva Federal estadounidense espera que haya “uno o dos recortesde tipos de interés de este año, según se desprende de las Actas publicadas este miércoles de la última reunión del banco central, celebrada a principios de mayo y en la que decidió mantener el precio del dinero entre el 4,25% y el 4,5%. Se trata de la tercera pausa que hace este año, pero todo indica que la Fed tiene pensado reactivar los recortes una vez despejadas las dudas sobre la política comercial de la Casa Blanca. El presidente de la Fed, Jerome Powell, señaló entonces que, aunque es “probable” que los aumentos arancelarios provoquen un incremento de la inflación, una desaceleración del crecimiento económico y un alza del desempleo si prosiguen, de momento la economía sigue en buena forma. La Reserva Federal cree que recortar “una o dos veces las tasas en 25 puntos básicos hasta finales de año” es también consistente con lo que indican los precios de los futuros sobre tipos. Al mismo tiempo, las actas también reflejan que “los anuncios arancelarios han provocado un deterioro significativo en la percepción global del riesgo”. Sin embargo, estas previsiones podrían haber quedado ya desactualizadas, en la medida en que días después de la reunión Donald Trump inició la desescalada de las tensiones comerciales, abriendo un diálogo con China que podría culminar en una tregua en los próximos meses. La próxima reunión de la Fed será a finales de junio.

Según el Financial Times este lunes, Masayoshi Son, fundador de SoftBank, ha propuesto la creación de un fondo soberano conjunto entre Estados Unidos y Japón, destinado a invertir en grandes proyectos de tecnología e infraestructura en territorio estadounidense. Este fondo se presenta como una alternativa para generar ingresos gubernamentales sin aumentar impuestos.

El martes conocimos una importante mejora de la confianza de los consumidores de Estados Unidos, la tregua arancelaria también impulsa la recuperación del ánimo de los consumidores americanos. En concreto, el índice de la Conference Board mostró en mayo un notable repunte de la confianza, al subir en un solo mes más de 12 puntos. Un cambio mensual solamente superado en episodios como la salida de la crisis financiera de 2009, tras el huracán Katrina o tras el final de la primera Guerra del Golfo. Con ello, y tras alcanzar su menor nivel desde la pandemia, la confianza de los consumidores escaló desde los 85,7 puntos hasta ahora situarse en 98, un nivel que si miramos este indicador con perspectiva significaría que la confianza de los consumidores vuelve a recuperar cotas por encima del promedio histórico (95,7). Además, hay que señalar que la mejora de la confianza vino principalmente explicada por el componente de expectativas que se elevó hasta 72,8 desde el 55,4 previo.

En Europa esta semana las buenas noticias llegaban desde Alemania ante un repunte mayor del esperado en el índice de confianza IFO y una revisión al alza del PIB del Primer Trimestre del 2025. Con relación a este último, la economía creció a ritmos del +0,4% trimestral, dos décimas por encima de las cifras preliminares. Además, la lectura por componentes fue muy positiva, con el consumo privado creciendo un +0,5% trimestral y la inversión un +0,9%, prácticamente duplicando el crecimiento del trimestre previo en ambos casos.

Además, el canciller alemán Friedrich Merz ha anunciado que quiere tomar medidas rápidas para impulsar la economía del país. Espera que las mismas estén en marcha antes de las vacaciones de verano. Entre esas medidas, destaca la intención de reducir los precios de la energía para la industria, permitir nuevas ventajas fiscales para las empresas, como opciones especiales de depreciación. Esto significa que las empresas podrían deducirse más rápidamente el valor de sus inversiones (como maquinaria o tecnología) de sus impuestos, lo que les daría un incentivo para invertir más.

Siguiendo en Europa, esta semana hemos tenido declaraciones de miembros del Banco Central Europeo, Nagel, Gobernador del Banco Central Alemán y miembro del BCE, dijo que es demasiado pronto para decir si el BCE recortará tipos el próximo mes. En este sentido, enfatizó la incertidumbre en torno a la previsión de inflación, aunque admitió que el objetivo de inflación del 2% está al alcance. Por su parte, Lane, economista jefe del BCE, dijo que la tarea de devolver la inflación al 2% está casi terminada y espera que los precios ronden este nivel durante el resto del año. Además, planteó una zona neutral aproximadamente entre el 1,5% y el 2%.

En Japón la subasta de bonos del gobierno japonés a 40 años de este miércoles tuvo, de nuevo, una débil demanda, con el rendimiento del bono a 40 años subiendo hasta 9 puntos básicos y alcanzando el 3,375%. La baja participación se atribuyó a la alta volatilidad imperante y al hecho de que el nominal real de emisión no se reducirá hasta dentro de un mes, lo que hace que los inversores sean reacios a asumir riesgos. El pobre desempeño de la subasta podría llevar al gobierno japonés a ajustar sus emisiones de bonos a muy largo plazo mediante algún mecanismo de quantitative tightening.

Bono a 40 años Japonés desde el 2013.

La sentencia judicial debería impulsar a los socios comerciales a desafiar a Trump. Alan Beattie. Financial Times.

Ha sido todo un shock. La sentencia dictada el miércoles por el Tribunal de Comercio Internacional que establece que Donald Trump ha utilizado arbitrariamente la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para imponer aranceles a voluntad a sus socios comerciales parece puro sentido común. Pero dado el grado en que los tribunales suelen ceder ante el ejecutivo en cuestiones de seguridad nacional, se trata de una interrupción dramática y en gran medida inesperada de una de sus políticas más elementales.

Por supuesto, esto no supone el final de todo. Los llamados aranceles de la sección 232 sobre automóviles y acero no se ven afectados por la sentencia. Trump recurrirá esta decisión ante el tribunal federal de circuito; además, tiene un Tribunal Supremo dócil esperándole si es necesario; hay otras oscuras piezas de legislación de hace décadas que puede desempolvar para reanudar su campaña arancelaria. Pero la situación subraya que la política comercial del presidente no sólo es ridícula en esencia, sino vulnerable a los acontecimientos, ya sean los tribunales o los mercados financieros, o en este caso los dos trabajando al unísono. Los futuros de las acciones se dispararon al conocerse la decisión.

El momento elegido por el Tribunal es inmejorable. Se produce cuando la UE ha entrado en una intensa fase de conversaciones con Trump. Bruselas intenta evitar un arancel general del 50% con el que el presidente les amenazó el viernes a menos que cerrasen un acuerdo comercial antes del 1 de junio. Tras una conversación el fin de semana con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente aplazó el día del ajuste de cuentas al 9 de julio.

¿Parpadeó Trump al retrasar el plazo o se acobardó Von der Leyen al aceptar intensificar las conversaciones? Quizá ambas cosas. El hecho de que Trump haga marchar a sus tropas arancelarias hasta la cima de la colina y las haga bajar de nuevo es ya una maniobra familiar, sobre todo teniendo en cuenta que el viernes afirmó inicialmente que no quería un acuerdo con la UE. Su respuesta a la idea de que siempre se echa atrás con las subidas de aranceles por los movimientos adversos de los mercados financieros no hace que deje de ser cierta.

Aun así, la amenaza de Trump obligó a Bruselas a comprometerse como es debido y, aparentemente, a preparar una retirada en lugar de mantenerse al margen de las conversaciones con teatral desdén. FT informa de que la Comisión ha previsto abandonar su insistencia en que Trump suprima el arancel “recíproco” básico del 10% –en cualquier caso ahora invalidado por esta sentencia judicial– y ofrecer en su lugar concesiones unilaterales. Von der Leyen ha recibido presiones de los gobiernos de la UE, en particular de Italia, cuya primera ministra Giorgia Meloni tiene su base electoral en el norte industrial del país, orientado a la exportación.

Por razones de credibilidad y sustancia, incluidas las implicaciones para lo que queda del sistema de comercio mundial basado en normas del que afirma ser guardián, sería un resultado nefasto para la UE que un acuerdo con Trump acabara pareciéndose en algo a sus endebles pactos provisionales con Reino Unido o China. Tras criticar a Reino Unido por su acuerdo no vinculante –todavía no hay una fecha límite para que EEUU elimine los aranceles sobre el acero y los automóviles que Reino Unido supuestamente negoció–, la UE quedaría en ridículo haciendo concesiones unilaterales en un pacto sin validez legal.

El fallo judicial brinda una excelente oportunidad para que la UE se reagrupe, se arme de valor y reconozca que Trump es mucho más vulnerable de lo que sugieren sus bravatas. Mejor el desafío que tratar de proteger los soportes de los Estados miembros del bloque y de los grandes exportadores, que instintivamente prefieren difuminar las brillantes líneas del derecho comercial internacional antes que permitir que sus ventas al exterior se vean perjudicadas.

Hay en juego cosas más importantes que las exportaciones de bolsos y coñac, o incluso de coches. La UE siempre estuvo destinada a ser el socio negociador más difícil de Trump. Exfuncionarios de la Administración Trump afirman que la UE encarna todo a lo que el presidente tiene aversión por instinto: el liberalismo woke, el apego al proceso y a las normas supranacionales y la incapacidad de doblegarse ante el poder bruto de la supremacía estadounidense. Siendo imaginativos, incluso se podría ver a la UE de Von der Leyen frente a los EEUU de Trump como un choque elemental del orden contra el caos o de lo correcto contra la fuerza.

El fallo del tribunal creará, como mínimo, semanas o meses de caos y confusión mientras la Administración de Trump lucha por recuperar sus competencias arancelarias al tiempo que los mercados financieros amenazan con recordarle la insensatez de hacerlo. Lo mejor para la UE y el sistema de comercio mundial sería que Bruselas evitara hablar de concesiones unilaterales y, como mucho, insistiera únicamente en acuerdos recíprocos significativos sobre productos como los automóviles, mientras señala de vez en cuando con sorna a los mercados y firma acuerdos en otros lugares.

Un acuerdo comercial largamente demorado con el bloque sudamericano Mercosur, por ejemplo, espera su ratificación. Dejemos que Trump rabie contra los jueces y se preocupe por el mercado del Tesoro mientras el resto del mundo sigue comerciando.

Con frecuencia, las negociaciones comerciales son tanto luchas entre grupos de interés nacionales como entre países. Un acuerdo débil con Trump impulsado por el mercantilismo conveniente entre los gobiernos de la UE sugeriría que el bloque no puede hacer los sacrificios necesarios para convertirse en una potencia geopolítica de peso que defienda el Estado de derecho. Recientemente, esa ambición recibió otro golpe con la restricción por parte de la UE de las importaciones de grano, aves de corral y azúcar procedentes de Ucrania a instancias de los agricultores polacos y franceses, a pesar del imperativo de respaldar a su vecino y aspirante a miembro contra la agresión rusa.

El resto del mundo debería esperar que la UE, de entre todas las potencias comerciales, pueda hacer frente a Trump. Los gobiernos europeos llevan mucho tiempo queriendo reivindicar el liderazgo mundial. Han declarado antes que había llegado la “hora de Europa” y luego han fracasado. El comercio es un área en la que la UE tiene indiscutiblemente la legitimidad para actuar colectivamente y el tamaño y la resiliencia económica para resistir la intimidación de Trump. El Tribunal de Comercio Internacional de EEUU ha dado a Bruselas una excelente oportunidad para hacerlo. Debería aprovecharla.

 

Alemania: La Gran Coalición, ¿más de lo mismo?. Rafael Pampillón Olmedo/Rafael Moneo Abreu. Universidad CEU San Pablo e IE Business School.

En otras épocas, sería impensable ver un resultado electoral tan pobre para los dos partidos principales de Alemania: la CDU (Unión Demócrata Cristiana) y el SPD (Partido Socialista). Hace no tanto, ambos partidos juntos solían superar el 80% de los votos. ¡Pero esos tiempos ya son parte del pasado! Hoy en día, las encuestas muestran que entre ambos partidos apenas llegan al 40%. Mientras tanto, Alternativa por Alemania (AfD) se ha convertido en la fuerza política con mayor intención de voto, incluso por encima de la CDU. Los democristianos han perdido un 8% de apoyo en comparación con las elecciones generales de febrero de este año. Por su parte, el SPD sigue cayendo, con un histórico 15% de los votos, su peor resultado hasta la fecha.

De una mayoría exigua a una coalición poco efectiva.El actual pacto de coalición entre la CDU, liderada por Friedrich Merz, y el SPD no está a la altura de lo que Alemania realmente necesita para recuperar su capacidad industrial y su competitividad. El país atraviesa una crisis estructural grave, consecuencia de políticas erróneas que han sido aplicadas en los últimos años. Ya sea en las dos grandes coaliciones bajo Angela Merkel o en el fallido experimento del tripartito anterior, Alemania se ha quedado atrás.

Cuando se enfrentan crisis estructurales, hay ejemplos de reformas que podrían inspirar una solución. En 2002, el canciller Gerhard Schröder, contra el consenso de su propio partido, aplicó un conjunto de políticas que fueron imprescindibles para reformar el Estado del bienestar: la famosa Agenda 2010. Optó por un modelo de economía de oferta, que resultó tener éxito en su momento. Sin embargo, la situación actual es aún más grave. La producción industrial ha disminuido considerablemente y hay amenazas internacionales más marcadas, especialmente en forma de conflictos comerciales globales que afectan a economías exportadoras como la alemana.

Pero, frente a este panorama, el pacto de coalición CDU/SPD sigue prolongando políticas intervencionistas clásicas de izquierda, lejos de un enfoque más conservador que podría haber reorientado la economía. Es incomprensible que el SPD, con solo un 15% de los votos, continúe dictando las políticas económicas, especialmente con el ministro de Finanzas, Lars Klingbeil, que es conocido por su propuesta de aumentar los impuestos.

El pacto contempla, además, un gasto público masivo en infraestructuras y Defensa de más de 900.000 millones de euros. Este gasto podría llevar a una deuda pública insostenible, especialmente cuando la inversión no parece tener un retorno claro en términos de crecimiento y productividad. En un continente europeo ya ahogado en deuda pública, este tipo de medidas podrían ser una receta para el desastre.

Migración: una luz al final del túnel.La política migratoria podría ser un área de esperanza. Antes de las elecciones, el actual canciller, Friedrich Merz, dejó claro que un Gobierno bajo su liderazgo reduciría drásticamente la inmigración ilegal. Queda por ver cómo se implementarán las “devoluciones en caliente” y si estas cumplen con el derecho de asilo actual. Sin embargo, parece que el nuevo Gobierno sigue optando por una política intermedia e indefinida frente al problema migratorio. Además, se están implementando medidas más estrictas en cuanto a la nacionalización y la reunificación familiar. A pesar de todo, se echa en falta una estrategia migratoria más clara, similar a la de Dinamarca, en la que las necesidades laborales del país receptor son la prioridad.

Demasiados años con la Gran Coalición SPD/CDU.El programa de gobierno actual ha generado poco entusiasmo. Desde acusaciones al CDU de engaño electoral por haber abandonado parte de su programa, hasta dudas sobre cómo dos programas tan opuestos pueden funcionar juntos. Con mucho descontento por parte de muchos votantes de la CDU. Algunas cuestiones claves, como la política energética, siguen sin respuesta. Por ejemplo, ¿cómo alcanzará Alemania una política energética eficiente? No se menciona una posible vuelta a la energía nuclear que resulta barata, sincrónica y constante, y el cierre de las últimas plantas nucleares sigue sin ser revertido, a pesar de las evidentes ventajas económicas y energéticas que tendría.

Otras cuestiones fundamentales como el salario mínimo o la reducción del Impuesto de Sociedades, que son clave para fomentar la inversión, también se han dejado de lado.

Después de doce años de Große Koalition (2005-2009 y 2013-2021), la confianza del electorado en esta fórmula de gobierno es muy baja. Un pacto excepcional no debe convertirse en la norma. El consuelo de un supuesto consenso político ha acabado por reforzar a los mismos partidos, lo que lleva a que los alemanes perciban que, independientemente de a quien voten, los partidos tradicionales parecen intercambiables. Y si no hay una mayoría clara, siempre hay espacio para los pactos entre ellos.

– ¿Qué futuro le espera a la coalición de gobierno?Con un pacto entre la CDU y el SPD tan dispar, cualquier cosa puede pasar. Los socialdemócratas podrían derrocar a un canciller Merz, con una popularidad muy baja, en cualquier momento. La estrategia de Merz tras las elecciones ha sido arriesgada y podría traerle consecuencias negativas. En las elecciones, muchos veían con mejores ojos una mayoría absoluta entre la CDU y Alternativa por Alemania (AfD), pero al optar por una coalición con el SPD, la CDU ha perdido la oportunidad de integrar a AfD en la normalidad política en un momento en que los moderados de este partido estaban ganando terreno.

Es importante aclarar que Alternativa por Alemania no debe ser considerada un partido nazi. A pesar de sus ideas controvertidas, no ha tenido un papel de gobierno significativo y no plantea una reversión del orden constitucional. Se puede discutir sobre algunas de sus propuestas, pero no son suficientes para calificar al partido como xenófobo o radical.

Si Merz fracasa en su arriesgada apuesta, AfD podría convertirse en la principal fuerza política dentro de unos años, lo que podría hacer el país ingobernable. En tal caso, la CDU podría verse relegada a un papel secundario en una coalición liderada por Alice Weidel de AfD. Esto podría transformar profundamente el sistema político alemán en 2029.

En resumen, el futuro es incierto, y la promesa de Merz de que “Alemania ha vuelto” podría ser más difícil de cumplir de lo que parece.

¿Quién tiene razón sobre la inflación?. Frédéric Leroux. Carmignac.

En los últimos cuatro años, las principales tendencias estructurales que influyen en los precios a largo plazo se han invertido simultáneamente. Desde 2021, y durante varios años, han supuesto un viento de cola para la inflación después de haber sido un poderoso viento en contra durante 40 años. El análisis más extendido y consensuado, basado en el estudio del ciclo económico, concluye, por el contrario, que es probable que la inflación vuelva de forma sostenible al objetivo del 2% en las principales zonas económicamente avanzadas, aunque la política arancelaria de Trump debilite temporalmente esta lectura al menos para Estados Unidos.

Pero, ¿es analizar el ciclo económico a corto plazo la forma correcta de anticipar la dinámica de los precios a largo plazo? En 2021, Jerome Powell nos dijo que la inflación -que no había visto venir- sólo sería transitoria. El argumento era que la perturbación de las cadenas de producción provocada por los cierres de Covid, agravada después por los problemas de abastecimiento energético vinculados a la guerra de Ucrania, se absorbería y permitiría a la economía volver a la sacrosanta inflación del 2%. El presidente de la FED se equivocó un poco sobre la magnitud del aumento de los precios, que alcanzó casi el 10%, y sobre la duración del repunte inflacionista.


El verano pasado, cuando la inflación estadounidense volvió al objetivo, Powell reiteró su análisis 2021-2022 sin añadir la menor referencia al impacto de las fuerzas estructurales. Parece que cuatro décadas de desinflación han creado una fuerte convicción en la capacidad permanente de la economía y de los banqueros centrales para producir un crecimiento decente, sin inflación.

El shock Trump, más allá de sus efectos inflacionistas que deberían concentrarse a corto plazo en Estados Unidos, tendrá sobre todo efectos recesivos, y por tanto desinflacionistas a largo plazo. Quienes se basan en el ciclo económico a corto plazo para predecir la inflación futura están tanto más convencidos de ello cuanto que los productos que dejarán de estar disponibles en Estados Unidos tendrán que venderse a bajo precio en todas partes. Si añadimos a esta lectura los efectos deflacionistas percibidos de la inteligencia artificial que, a través de despidos masivos, pronto se manifestarán, la conclusión es clara: la inflación ya no es un problema.

Este enfoque tiene sus méritos y no puede descartarse de plano. Pero este tipo de análisis se basa exclusivamente en el corto plazo. Lo que significa que rara vez es eficaz para anticipar el futuro régimen de inflación. Tuvimos un atisbo potencial de ello con la visión equivocada de los banqueros centrales en 202. Tuvimos otro, durante la era de Alan Greenspan. El padre de banca central moderna, habló de un «enigma» para expresar su incomprensión de la inflación y los bajísimos tipos de interés en la segunda mitad de los 90. En estos dos casos emblemáticos de incomprensión, o incluso de mal juicio, el error fue probablemente centrarse en el corto plazo y descuidar las grandes fuerzas estructurales «por encima» del ciclo económico.

En la década de 1990, cuando la inflación en Estados Unidos y Europa alcanzó su punto máximo tras 15 años de subida cíclica de los precios, al menos cinco grandes fuerzas actuaban conjuntamente para limitar la inflación. Por primera vez, se trataba de una tendencia demográfica importante.

La primera fue una importante tendencia demográfica que, al aumentar cada año el peso de los ahorradores en la economía de los principales países, incrementó el capital disponible para la inversión y el aumento de la productividad. La segunda fuerza fue la de una geopolítica pacífica muy favorable a las empresas, que amplificó el desarrollo de la globalización iniciado al final de la Segunda Guerra Mundial y permitió la desinflación ricardiana. La tercera fue el fuerte y continuo crecimiento de la producción energética, muy favorable al crecimiento económico tras dos crisis del petróleo con efectos estanflacionarios. La cuarta fuerza fue una sociología muy favorable a la eficacia económica tras el choque provocado por quince años de inflación. Por último, la quinta fue una pirámide de edad china que inundó el mundo de productos baratos fabricados por una mano de obra joven y pletórica.

Estas grandes tendencias han sofocado la inflación, hasta que la reapertura económica posterior a la crisis de la COVID proporcionó la chispa inflacionista que la inversión simultánea de estas cinco fuerzas probablemente alimentará durante muchos años. Veámoslas en orden. Un cambio demográfico está reduciendo la proporción de ahorradores en la población (menos capital disponible para la inversión y la productividad). La geopolítica es tensa por todas partes y se muestra cada vez menos propicia a la desinflación a través del comercio. La Energía se encarece por efecto de la transición energética y de las tensiones geopolíticas. Una nueva sociología cada vez más ajena al valor del trabajo. Y, por último, la ausencia de un sustituto organizado de China que lastre los salarios mundiales.

¿No serían estos factores a largo plazo más adecuados para anticipar la inflación a medio plazo que un análisis del ciclo económico a corto plazo? La inflación de la que hablamos alcanzó su primer pico a finales de 2022 en Europa y Estados Unidos. La segunda oleada probablemente ya ha comenzado en Estados Unidos y es peligroso creer que se limitará allí o que no irá seguida de otras oleadas. En efecto, las tendencias estructurales a largo plazo se imponen en todas las economías avanzadas y más allá, como los aranceles de Trump, que son una consecuencia y una aceleración de la inversión de la tendencia geopolítica (y comercial) estructural hacia la desglobalización inflacionista.

Este enfoque casi determinista de la inflación no es ni convencional ni consensuado, pero su racionalidad intrínseca parece suficientemente convincente para que lo integremos, al menos en cierta medida, en nuestra estrategia de inversión. El retorno estructural de la inflación tendría tal efecto en la valoración de todos los activos que este enfoque tampoco puede descartarse de plano.

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 23 de Mayo del 2025.

Continúa la volatilidad en los mercados con la duda sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas americanas como protagonista esta semana, la Cámara de Representantes aprobó ayer por la mínima un paquete fiscal que elevará el déficit en 3,8 billones de dólares durante la próxima década. Cerramos la semana pasada con la noticia de la rebaja por parte de Moody’s de la calificación crediticia de Estados Unidos, lo que ha provocado un repunte en la rentabilidad del 10 años estadounidense que cotiza por encima del 4.50%. Aunque las otras dos principales agencias de rating ya habían hecho recortes similares, esta rebaja sirvió para volver a poner encima de la mesa los crecientes desafíos fiscales a los que se enfrenta el país y podría acentuar el incremento de pendiente de la curva de gobierno.

Las bolsas europeas están teniendo un comportamiento muy plano esta semana, aunque comenzó la semana subiendo los peores dato macro de confianza empresarial de Mayo han llevado a que las bolsas europeas vayan a cerrar a los mismos niveles que el viernes pasado,  salvo el IBEX, que superado el nivel de los 14.000 puntos la semana pasada está peleando con los 14.300 y sube un 1,43% en la semana y ha alcanzado niveles que no veíamos desde el 2008:

IBEX desde el 23 de Mayo del 2007:

El S&P 500 chocó con el nivel de los 6.000 puntos al alcanzar un nivel de sobrecompra importante:

Aunque hay señales en el mercado que indican que el rebote de mercado podría continuar. El índice de Bank of America Global Equity Risk-Love se sitúa en zona neutral desde niveles de pánico que vimos en Abril. “Un sentimiento de desánimo, seguido de una marcada mejora en el sentimiento del mercado en un contexto de flexibilización monetaria, se ha asociado históricamente con la continuación o la formación de un nuevo mercado alcista. Si bien la historia no es una guía infalible, la evidencia sugiere que los mercados podrían seguir subiendo” según el informe de BofA:

Siguiendo con el sentimiento de mercado el índice alcistas menos bajistas (Bulls minus Bears) vuelve a territorio neutral.

AAII Bull- Bears Index.

Una señal muy preocupante desde el punto de vista de la estabilidad de la deuda soberana son las menores demandas que está habiendo en las subastas de deuda, el miércoles una subasta decepcionante de bonos americanos a 20 años por parte del Tesoro obligó a ofrecer un rendimiento del 5,047%, por encima del umbral psicológico del 5%, lo que generó una ola de ventas tanto en renta fija como en renta variable, el bono a 10 años repuntó a 4,595% y el 30 años superó el 5,08%, niveles no vistos desde octubre pasado. También la rentabilidad del Bono japonés a 30 años ha subido esta semana hasta alcanzar el 3,19% ayer, el nivel más alto desde que comenzaron los registros en 1999, después de la demanda más débil en una subasta de deuda gubernamental en más de una década, Noguchi, del Banco Central japonés, dijo este jueves que el Banco de Japón no debería intervenir directamente para fijar o limitar los tipos a largo plazo, sino dejar que la oferta y demanda en el mercado las determinen de forma natural, lo que contrasta con las políticas anteriores del BoJ, que durante años controló los tipos para estimular la economía. Añadió que no ve razones para modificar el ritmo del tapering que está llevando a cabo y que el tipo de interés de llegada no debe estar prefijado de antemano.

Rentabilidad del Bono a 30 años americano en los últimos 12 meses.

Rentabilidad del Bono a 30 años japonés desde 1999.

En cuanto al culebrón de las negociaciones comerciales de Estados Unidos con sus socios, el vicepresidente JD Vance se mostró optimista respecto a un acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que Scott Bessent, Secretario del Tesoro, advertía que todos aquellos países que no negocien de “buena fe” verán impuestos los aranceles anunciados el 2 de abril. Con todo, se sigue avanzando en posibles acuerdos. India espera alcanzarlo antes de julio, y está previsto que Japón mantenga estos días la tercera ronda de negociaciones. Por su parte, la UE estaría preparando una propuesta comercial revisada que permita avanzar en las conversaciones con la administración americana. Una propuesta que podría incluir reducción de aranceles a productos agrícolas e industriales y colaboración entre ambos países en distintos ámbitos, incluyendo comercio digital, estándares medioambientales o seguridad económica. Asimismo, podrían incluirse áreas de inversión mutua y cooperación estratégica en sectores como la energía, la IA y la infraestructura digital. Por otra parte, y para el caso de que las negociaciones no sean fructíferas, la UE estaría preparando una lista de represalias contra los aranceles que ha impuesto Estados Unidos a acero y aluminio y los que podría imponer a futuro (automóviles, semiconductores, farma). Lagarde calificaba ayer de «delicada» la cuestión relativa al impacto de los aranceles en la inflación y argumenta que «el comercio internacional nunca volverá a ser el mismo». Por su parte, De Guindos dijo que la Autoridad Monetaria alcanzará el objetivo del 2% «relativamente rápido». Según fuentes de Market News, la probabilidad de recortes por debajo del 2% está aumentando a medida que el Consejo se convence más de la caída de la inflación en la Zona Euro.

En el Financial Times se publicaba esta mañana que Estados Unidos está presionando a la Unión Europea para que realice reducciones arancelarias unilaterales o se enfrente a un arancel recíproco del 20%.

El daño causado por políticas comerciales y fiscales erráticas y arbitrarias de Trump inevitablemente resultará en una desaceleración del crecimiento económico a corto plazo. Julius Bäer publicaba esta semana un informe en el que estimaba una probabilidad del 50% de una recesión causada por un shock político exógeno. Sin embargo, en ausencia de grandes desequilibrios internos, cualquier desaceleración económica no debería ser duradera. Las empresas están posponiendo sus planes de inversión y contratación a la espera de mayor claridad, lo que está suavizando las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos, según el informe de Julius Bäer. Un posible aumento del desempleo impactaría negativamente el consumo estadounidense, que se ha elevado en los últimos años gracias al sólido crecimiento de los ingresos y las ganancias de capital. Los niveles de deuda pública y déficit en Estados Unidos son excepcionalmente altos en comparación con los de Europa. El resto del mundo responde principalmente a la guerra comercial con Estados Unidos con medidas de estímulo, en vez de con represalias. La situación fiscal en la mayoría de los países europeos es lo suficientemente sólida como para impulsar el gasto público tras años de disciplina fiscal. Al mismo tiempo, el impulso para flexibilizar la regulación y reducir la burocracia para las empresas parece excepcionalmente elevado en Europa, donde el marco normativo se cita con mucha frecuencia como un problema a la hora de hacer negocios. Los analistas de Julius Bäer prevén que la debilidad del crecimiento a corto plazo haga que Europa redoble los esfuerzos para reducir la carga regulatoria y aumentar el gasto fiscal, mientras que los bajos niveles de utilización de la capacidad instalada impedirán que este estímulo acelere la inflación. Es probable que un mayor comercio, en particular el redireccionado entre China y Estados Unidos, cree las condiciones para una política monetaria más flexible al reducir la inflación.

El déficit americano, como porcentaje del PIB está por encima del 7% niveles alcanzados sólo en la crisis financiera y en el Covid-19:

De lo más llamativo del comienzo de la semana fue la subida el miércoles del 2% del precio del petróleo, el Brent subió por encima de los 66 dólares por barril tras los rumores, después de un informe de la CNN (basado en inteligencia estadounidense), de que Israel estaría preparando un potencial ataque sobre las instalaciones nucleares iraníes. Un ataque que dificultaría las actuales negociaciones entre Estados Unidos e Irán sobre el programa nuclear iraní y que podría generar tensiones en el resto de Oriente Medio, de donde procede en torno a un tercio de la producción mundial de crudo. Pero estos dos últimos días de la semana está volviendo las caídas en el crudo frente a la posibilidad de que la OPEP+ incremente su producción más de lo esperado a partir de julio. Aunque aún no hay un acuerdo definitivo, los miembros del cártel están considerando un aumento de 411.000 barriles diarios en julio, lo que supondría triplicar la cantidad prevista inicialmente, con lo que el precio del petróleo va a terminar las emana con un retroceso superior al -2%.

Precio del petróleo Brent últimos 12 meses.

En cuanto al famoso “Sell in May and go away” esta semana Deutsche Bank publicaba un informe en el que se decía “Se puede vender en mayo, pero también se podría lanzar una moneda al aire y las posibilidades de éxito serían las mismas”. Actuar según el dicho de ‘Vender en mayo y marcharse’ para volver en septiembre no casa del todo con el comportamiento histórico de la Bolsa, según un estudio de la entidad. Su equipo de análisis ha constatado que la estrategia falla tanto si se vende a finales de abril como a principios de mayo. El estudio refleja que en 24 de los últimos 30 años el inversor que hubiese ejecutado la estrategia habría obtenido un rendimiento inferior a la opción de “comprar y mantener”. A más corto plazo, solo en 3 de últimos 10 años el “Sell in may” habría salido bien. El análisis también arroja que el inversor que la hubiese ejecutado desde 1987 en la Bolsa europea (Euro Stoxx 600), año en el que arranca el análisis, habría logrado una rentabilidad anualizada del 9%, frente al 7,4% que se hubiese logrado con ‘comprar y mantener’. La diferencia de rentabilidad ascendería a poco más 1%. Pero el dato, señala Deutsche Bank, es engañoso porque el rendimiento está distorsionado por las excepcionalidades de alta rentabilidad en 1998, 2001 y 2002. “Es decir, para confiar en esta estrategia hay que creer en que se repetirán estas excepcionalidades. Sin tenerlas en cuenta, se habrían obtenido peores resultados”. La investigación refleja que sucede lo mismo si en vez de quedarse en liquidez los inversores compran renta fija. Se hubiese ganado más siguiendo la estrategia, pero dejando de lado los tres años que rompen la estadística. “La estrategia depende en gran medida del momento concreto del mercado”, según Deutsche. La proporción de aciertos en Estados Unidos es incluso peor que en Europa con los bonos. Solo ha funcionado en 22 de los últimos 52 años. El S&P 500 se revalorizó un 10% en mayo y septiembre en 2024 y los bonos del Tesoro de Estados Unidos rindieron un 6%.

Los inversores que se agarran al refrán convertido en estrategia de inversión tienen a su favor el histórico de rentabilidad en Bolsa antes y después del mes de mayo. Un estudio de Mirabaud WM recoge que, desde 1990, el S&P 500 ha arrojado una rentabilidad media del 6,3% de noviembre a abril, frente al 3% de rentabilidad anualizada para el periodo de mayo a octubre.

Goldman Sachs publicaba esta semana un informe en el que ve probable que los Siete Magníficos (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla) acaben el año con un mejor rendimiento que el resto del S&P 500 gracias al crecimiento de sus beneficios. Hasta la fecha, las big tech de Wall Street que han ofrecido sus cuentas del primer trimestre de 2025 y las perspectivas para el resto del año han convencido con creces a los inversores. Las cifras publicadas hasta marzo, junto con los objetivos, han provocado que el índice que las aglutina haya reducido las pérdidas hasta el 4,53% en lo que va de año, mientras que el conjunto del S&P 500 se anota un 1,39% en el mismo periodo. Los analistas de Goldman Sachs consideran que los Siete Magníficos pueden terminar el año con un mejor comportamiento que el S&P 500, porque su prima de valoración respecto a las otras 493 cotizadas, que está en su nivel más bajo desde 2019, y las estimaciones de beneficios juegan a su favor. La proyección de unos resultados favorables para los gigantes de Wall Street solo se vería empañada, señalan los analistas, por la guerra comercial entre Estados Unidos y China o las leyes antimonopolio que pudiesen aplicar otros países. Por el momento, los Siete Magníficos disfrutan en Bolsa la relajación de la guerra comercial. El índice que aglutina a los siete valores se revaloriza más de un 28% desde el mínimo previo, marcado pocos días después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declarase la guerra comercial al resto del mundo a principios de abril.

La Bolsa española vive un año histórico. En menos de cinco meses el IBEX 35 sube un 23% a día de hoy, un hito que no conseguía desde 1998, cuando se disparó más del 35,5% en este periodo. Indra, los seis bancos cotizados y Mapfre brillan en 2025 con subidas de entre el 41% y el 86% en 2025 y suman un peso en el Ibex del 37%. Este tirón de la Bolsa española cuenta con algunos de los protagonistas que ya deslumbraron en 1998, como Santander y BBVA, que pesaban entonces más del 11% y se dispararon más del 55%.  Este año, Santander ocupa la primera posición por peso y BBVA la cuarta y están entre los más alcistas del Ibex también. Indra, líder en 2025, no estaba en el Ibex entonces, ya que realizó su OPV en 1999 y no entró en el índice hasta ese mismo año, según los registros de Bolsas y Mercados Españoles (BME). El sector financiero ha sido crucial en el tirón de este año. Los seis bancos cotizados registran alzas de entre el 42% y el 55% desde enero y su peso en el índice ha pasado del 28,99% con el que cerraron en 2024 al 35,34%. Han sumado 86.460 millones de capitalización bursátil, de los que más de 37.500 millones han sido para Santander, que está en récord y ha superado los 105.200 millones de valor en Bolsa, tras dispararse más del 55%. Las subidas de 2025 han calado en 28 de los 35 valores del Ibex y, en conjunto, las empresas del índice más representativo de la Bolsa española han sumado más de 142.100millones de capitalización bursátil. Rondan ya los 881.000 millones de euros de valor en Bolsa total.

Interesante reflexión que llegaba esta semana desde Kepler Chevreux, el número de compañías del S&P500 que ha mencionado la palabra “incertidumbre” (381 compañías) en las llamadas de resultados del primer trimestre del 2025 es el mayor desde los resultados del primer trimestre del 2020 (393 compañías mencionaron la palabra “incrertidumbre”). Curiosamente el sector Salud (Healthcare) es donde menos se menciona “incertidumbre”, pese a ser un sector muy penalizado estos últimos días por el riesgo de bajada de precios en los medicamentos con la que ha amenazado Trump, los sectores donde más se ha pronunciado la palabra “incertidumbre” han sido el industrial (69) y el financiero (68), y en términos porcentuales han sido el financiero (el 96% de las compañías han hecho mención a la incertidumbre) y el inmobiliario (93% de las compañías). (https://insight.factset.com/highest-number-of-sp-500-companies-citing-uncertainty-on-earnings-calls-since-2020).

Importante esta semana:

Trump dijo este jueves que está «considerando muy seriamente» la posibilidad de hacer públicas a Fannie Mae y Freddie Mac. Estas dos entidades, bajo control gubernamental desde la crisis financiera de 2008, respaldan aproximadamente el 70% de las hipotecas estadounidenses. Trump argumenta que ambas están generando «mucho efectivo» y que es un buen momento para privatizarlas. Sin embargo, una privatización sin una reestructuración adecuada podría incrementar los tipos hipotecarios y generar inestabilidad en el mercado de la vivienda.

Esta semana se han publicado varias referencias macro en China, los datos, correspondientes al mes de abril, han mostrado cierta solidez a pesar de la escalada en la guerra comercial con Estados Unidos que se produjo en dicho mes y que supuso la imposición de aranceles al gigante asiático del 145%. Así, la producción industrial creció 6,1% interanual (frente al 7,7% en marzo), gracias en buena parte a un desvío de exportaciones hacia mercados no estadounidenses, como Sudeste Asiático y la UE, que sirvieron para compensar la caída del 21% en las exportaciones a Estados Unidos. Por otra parte, las ventas al por menor crecieron un 5,1% interanual (5.9% anterior), apoyadas por programas de estímulo al consumo por parte del gobierno chino. Sin embargo, la debilidad en los PMI’s de servicios y el enfriamiento del mercado inmobiliario, con caída del 7% en ventas de viviendas, reflejan un consumo interno aún frágil. Además, la inversión en activos fijos se desaceleró al 3,5% (4.3% en marzo) y los precios al consumidor (-0.1% interanual en abril) y productor (-2.7% interanual) siguieron en terreno de contracción. De esta forma, aunque el reciente alivio temporal de aranceles por parte de Estados Unidos junto con los recortes de tipos y del coeficiente de reservas por parte del Banco Popular de China podrían dar soporte a la economía en los próximos meses, lo cierto es que persiste la incertidumbre sobre la sostenibilidad de esta mejora más allá del periodo de tregua de 90 días.

En Europa ayer conocimos unos malos datos de PMI, el PMI composite de Mayo europeo descendió desde el 50,4 al 49,5 en mayo (zona de contracción), lo que implica una reducción de la actividad total del sector privado. Lo positivo de los datos de ayer fue que el sector manufacturero volvió a mejorar por tercer mes consecutivo (pasa de 49 a 49,4), mientras que el sector servicios entra en contracción (pasa de 50,1 a 48,9) por primera vez desde Noviembre del 2024. Se observó una disminución de la actividad total en Alemania, después de haber aumentado en cada uno de los cuatro primeros meses del año. La referencia alemana se situó en terreno de contracción (48,6) al igual que la francesa (48), cuya actividad total marcó su noveno mes consecutivo de declive.

El Banco Central Europeo reconoce un mayor riesgo de recesión en la zona euro y en Estados Unidos, según las actas de su última reunión de política monetaria, celebrada el pasado 17 de abril y publicadas ayer. En esa cumbre, en la que la institución presidida por Christine Lagarde recortó los tipos de interés 25 puntos básicos, hasta el 2,25%, los miembros del Consejo de Gobierno apuntaron que “la probabilidad de una recesión durante los próximos cuatro trimestres en la zona del euro y Estados Unidos había aumentado de forma apreciable”. Los banqueros centrales mencionan el impacto directo sobre el comercio de una economía como la europea, muy volcada en las exportaciones. Sin embargo, los datos todavía no reflejarían ese debilitamiento que sí comienza a apreciarse por el impacto indirecto a corto plazo a través de la factura que puede haber dejado el estallido de la guerra arancelaria en términos de confianza de las empresas y los hogares. Los banqueros centrales consideran que la situación de tensión respecto a Estados Unidos y las pérdidas económicas derivadas de ello han llegado para quedarse. Según señalan las actas, los miembros del Consejo de Gobierno consideran “poco probable que se produzca un giro total en la política arancelaria” de Trump y, además, aseguran que, incluso en el caso de que esto sucediera “es cuestionable que la economía pudiera volver a su estatus quo anterior”. La situación es todavía menos predecible en el campo de la inflación. Sin embargo, por el momento, el BCE puede tener clara la necesidad de seguir bajando los tipos de interés pues, según reconocen las actas, la desaceleración prevista en las últimas proyecciones macroeconómicas “se mantuvo incluso sin la apreciación del euro o la caída de los precios del petróleo y de las materias primas” que tuvieron lugar el anuncio de aranceles generalizados por parte de Estados Unidos. De hecho, la situación se ha vuelto ahora incluso delicada, pues diferentes miembros del Consejo de Gobierno señalaron en la última reunión de política monetaria que “los riesgos para la estabilidad de precios podrían ahora inclinarse hacia una baja inflación, especialmente en el corto plazo”. El BCE cuenta con el mandato de mantener la inflación en el 2% de forma simétrica, lo que significa que debe evitar que se desvíe tanto al alza como a la baja. Si esto ocurriera, la autoridad monetaria tendría que recortar más el precio del dinero. Pese a ello, algunos miembros del ala dura del BCE advierten de que a más largo plazo la inflación podría volver a repuntar, especialmente si la Unión Europea impone aranceles en respuesta a los de Estados Unidos que encarecen el precio de las importaciones.

Este martes los 27 países miembros de la UE han dado su aprobación inicial al fondo conjunto de 150.000 millones de euros en infraestructura y armamento militar. El programa fue propuesto por la Comisión Europea en marzo y, se espera que la iniciativa reciba la aprobación formal la semana que viene. Los requisitos del fondo exigen que el 65% de los bienes adquiridos tengan como origen la UE, Noruega, Islandia, Liechtenstein, Suiza o Ucrania. La orden de compra bajo estos préstamos tendrá que provenir de al menos dos o más países elegibles, uno de los cuales debe ser de la UE. Esta parte del gasto se financiará a través de préstamos respaldados por los presupuestos comunitarios. 

Este lunes conocimos datos mixtos de inflación en la zona euro, la tasa general repitió niveles del +2,2% interanual en abril situándose ya en niveles cercanos al objetivo del BCE, pero repuntó la tasa subyacente al avanzar un +2,7%. Este dispar comportamiento se explicó por los componentes, siendo los precios de la energía contrapeso a la evolución de los precios al retroceder en abril un -3,6% interanual y con ello retirar cuatro décimas al IPC. Frente a ello, los precios de los servicios repuntaron al crecer un +4% interanual y explicaron un 1,8% de la inflación (tres décimas más que en el mes previo). Finalmente hay que destacar también la inflación de los bienes no-energéticos que se mantuvieron estables en el mes de abril al crecer un +0,6% interanual y con ello aportaron una décima a la inflación general. En conjunto, unas cifras que muestran que los menores precios energéticos actuarán ahora de freno a la inflación, mientras que consideramos que el repunte de los precios de los servicios no continuará en los próximos meses, dado que ya se está apreciando una desaceleración en el ritmo de aumento de los salarios.

También en Europa la Unión Europea planea imponer una tasa de 2€ sobre todo pedido de bajo valor, en su mayoría procedentes de China, como artículos de Temu, Shein, Aliexpress. La Comisión Europea ha circulado la propuesta ante la presión de los países miembros, cuyas autoridades aduaneras, están desbordadas. Para las compras directamente entregadas a domicilio, la tarifa será de 2€, mientras que los envíos a almacenes se tasarán con 0,50€. Los ingresos obtenidos se emplearán para cubrir los costes de control de aduanas y lo restante, se dirigirá a los presupuestos de la UE. En esta línea, la conferencia del G7 ha comenzado a debatir la posibilidad de establecer aranceles a productos de bajo valor de origen chino.  Dentro de la agenda de los ministros de finanzas, uno de los puntos es coordinar acciones para abordar el exceso de oferta de este tipo de bienes. Estados Unidos es el mayor mercado para estos paquetes low cost, representando aproximadamente una cuarta parte de los 94 mil millones de dólares de exportaciones chinas de este segmento. Trump ya tomó la iniciativa de tarificar este tipo de artículos, que anteriormente se encontraban exentos de aranceles.  Además, en lugar de someter a este tipo de importaciones procedentes de China al 0,30% adicionales actuales tras la moratoria arancelaria, su gravamen es de 0,54% cuando el envío sea directo al consumidor a través de la vía postal.

España esquiva el varapalo arancelario y la Comisión Europea elevaba esta semana su crecimiento al 2,6%, tres décimas por encima de lo que contemplaba para el mismo periodo en su anterior actualización, publicada en otoño de 2024. La fuerte demanda interna seguirá siendo el principal motor del crecimiento español, apuntan las previsiones de primavera elaboradas por la plantilla del Ejecutivo comunitario. Según la Comisión, la “fortaleza sostenida del mercado laboral” explica el robusto consumo privado del país, al que ahora se une la perspectiva de un fortalecimiento en la inversión gracias, en parte, a los fondos europeos. Bruselas también ve noticias positivas en el campo del empleo. Aunque España sigue siendo líder en la Unión Europea en lo que respecta al paro, con cifras superiores al 11%, las dinámicas positivas de los últimos años se prolongarán este ejercicio para llevar a un crecimiento del empleo del 2,1% en 2025, según las previsiones de la Comisión. “Se crearán más puestos de trabajo y se moderará el crecimiento de la población activa” por una fuerza migratoria menor a la registrada hasta la fecha. Con ello, la tasa de desempleo se reducirá progresivamente para acabar 2026 por debajo del 10%, un nivel desconocido desde antes del estallido de la crisis financiera global, en 2007. Pero no todo son buenas noticias. España, como el resto de Europa, también se ve afectada por las tensiones globales, especialmente en lo relativo a los efectos derivados de la guerra comercial desatada por Donald Trump. La incertidumbre respecto a la relación con Estados Unidos y la aplicación de aranceles lleva a que la Comisión Europea anticipe para España “una contribución de las exportaciones netas negativa tanto para 2025 como para 2026”. El impacto de la guerra comercial en España no es tanto directo como derivado de la potencial pérdida de dinamismo económico de otros socios comerciales que sí se encuentran más expuestos a la economía estadounidense. En ese sentido, la Comisión advirtió ayer de “efectos colaterales negativos” sobre la actividad en España al señalar que la guerra comercial “podría provocar una reacción negativa en las empresas y en los hogares, que podrían retrasar sus inversiones y mantener la tasa de ahorro por encima de la media histórica ante la incertidumbre, golpeando a su vez al consumo”. En el modelo manejado por Bruselas, se asume que los aranceles sobre las importaciones estadounidenses de bienes procedentes de la Unión Europea se mantendrían en el 10%, el nivel aplicado tras la tregua declarada por Trump el pasado 9 de abril, con la excepción de los aranceles sobre el acero, el aluminio y los automóviles, que se elevan al 25%. Además, se asume que los aranceles bilaterales entre Estados Unidos y China serán inferiores a los aplicados el 9 de abril, pero lo suficientemente altos como para provocar una reducción significativa del comercio bilateral de bienes entre ambos países. “Una mayor fragmentación del comercio mundial podría reducir el crecimiento del PIB y reavivar las presiones inflacionarias”, aseguró esta semana la Comisión, que, sin embargo, también reconoció que “una mayor reducción de las tensiones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos, o una expansión más rápida del comercio de la UE con otros países, por ejemplo mediante la ratificación de nuevos acuerdos de libre comercio, podrían sostener el crecimiento de la UE”.

En cualquier caso, las nuevas previsiones de la Comisión vuelven a situar a España a la cabeza de las grandes economías de la región en términos de crecimiento, a excepción de Irlanda, cuyo PIB avanzará este año un 3,4%. España, con estas expectativas, más que duplica la media de la Unión Europea, que se situaría en el 1,1%.  A diferencia del año pasado, cuando hasta cinco países mostraban crecimiento negativo, en esta ocasión las previsiones de la Comisión Europea sólo mantienen a Austria en terreno de contracción. Tras dos años de crecimiento negativo, la situación apenas mejora y la economía alemana seguirá sin despertar este año, según las previsiones de primavera de la Comisión Europea, que arrojan un crecimiento nulo para la primera potencia del bloque comunitario. Tras años afectada por el encarecimiento de la energía tras la invasión de Rusia a Ucrania, la atonía alemana se prolonga ahora por su exposición a Estados Unidos, más severa que en otros países del continente como España. De esta forma, la guerra comercial desatada por Donald Trump se ceba especialmente con las exportaciones de Alemania.

Como decía antes, esta semana también fue noticia Japón que tuvo la menor demanda en una subasta de bonos soberanos desde 2012. Como consecuencia los bonos del gobierno japonés se ampliaron hasta el 1,525%, mientras que las referencias a 20 y a 30 años batían récords relativos no vistos en más de 20 años. Las autoridades del Banco de Japón se plantean un ‘Quantitave Tightening’ ahora para tener las rentabilidades de los bonos bajo control y esta misma semana se reunirán con bancos y actores del mercado para buscar una solución que limite la escalada incontrolada de los rendimientos de la deuda.

Se publicó el dato de inflación en el Reino Unido que subió al 3,5%, su nivel más alto en más de un año, debido a aumentos en los precios de la energía, el agua y otros precios regulados. La inflación en los servicios se aceleró al 5,4%, por encima de la tasa esperada del 5% por el Banco de Inglaterra, reflejando mayores costes en gas, electricidad, agua, tarifas de tren y tasas impuestas por las autoridades locales. El Banco de Inglaterra espera que la inflación alcance un pico del 3,7% en septiembre, pero los responsables de la política monetaria creen que este repunte será temporal y están optando por un enfoque gradual para recortar los tipos de interés.

La Fed podría estar corriendo un riesgo de estanflación, ya que la política de inmigración añade riesgo de inflación. Man Group.

El mayor riesgo para la economía estadounidense es la estanflación, lo que plantea un difícil dilema a la Reserva Federal (Fed). Como subrayó su presidente, Jay Powell, en la rueda de prensa de la semana pasada, hacer frente a la inflación y al lento crecimiento exige respuestas políticas opuestas.

Los mercados esperaban que la Fed se cruzara de brazos en la reunión de la semana pasada, por lo que la decisión de mantener los tipos no fue una sorpresa. Sin embargo, el tono agresivo de Powell, a pesar de la falta de acción, fue notable. Utilizó alguna versión de la palabra «esperar» 22 veces durante sus declaraciones. El mensaje es claro: la Fed no actuará de forma preventiva.

Powell parece asumir que los aranceles volverán a tener solo impactos inflacionarios transitorios, como lo hicieron durante la primera administración Trump, y eso es probablemente correcto. Pero hay una advertencia: estas medidas son mucho más amplias esta vez y podrían mantenerse durante mucho más tiempo. Además, aunque es la política comercial la que domina los titulares, el riesgo más significativo para la inflación radica en las políticas de inmigración de Estados Unidos. Si la política de inmigración es lo suficientemente agresiva, podría dar lugar a una reducción de la mano de obra en determinadas industrias que podría crear presiones inflacionistas mucho más sostenibles que las causadas por los aranceles.

Las expectativas de inflación se disparan

Las expectativas de inflación de los consumidores estadounidenses ya están en rojo. La última Encuesta de Consumidores de la Universidad de Michigan muestra un aumento de las expectativas de inflación a un año vista hasta el 6,5%, frente al 5,0% registrado en 1981. Son ya cuatro meses consecutivos de aumentos inusuales. Las expectativas a más largo plazo también están aumentando, con un incremento de las expectativas de inflación a cinco años del 3,2% en enero al 4,4% en abril, un salto muy significativo en un corto periodo de tiempo.

Gráfico 1 Las expectativas de inflación se han disparado desde principios de año


Fuente: Universidad de Michigan, a 1 de abril de 2025.

La Reserva Federal suele desdeñar las expectativas de inflación a corto plazo y se centra en si las expectativas a largo plazo están «bien ancladas». Pero podría decirse que las expectativas a largo plazo están cada vez menos ancladas, aunque otras encuestas, como la de la Fed de Nueva York, aún no han confirmado este aumento.

Y aunque esta amenaza inflacionista se cierne sobre nosotros, tampoco debemos ignorar el riesgo para el crecimiento. El impacto de los aranceles, los recortes del gasto de la DOGE y otras políticas estadounidenses pendientes de aplicación, aún no se ha dejado notar en los datos económicos, pero es probable que repercutan negativamente en el crecimiento económico. Y si EE. UU. entrara en un entorno de estanflación, sería difícil de gestionar para la Fed: la inflación y la ralentización del crecimiento requieren respuestas fundamentalmente diferentes.

¿Bajada de tipos en julio?

Es poco probable que la Reserva Federal recorte los tipos antes de julio, a menos que el informe de empleo de mayo sea terrible, e incluso entonces, la mayoría de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) podrían argumentar que un informe débil no es prueba suficiente de debilidad económica material. Las probabilidades actuales del mercado reflejan esta indecisión, y la herramienta FedWatch de CME muestra sólo un 20% de probabilidades de un recorte de tipos de 25 puntos básicos en la reunión de junio, lo que supone un fuerte descenso desde el 55% de hace sólo una semana.
En estos momentos, la Fed parece relativamente irrelevante para los mercados; el foco de atención se ha desplazado hacia la política de la Administración Trump, especialmente los aranceles. Pero la incertidumbre y la volatilidad actuales pueden acabar forzándoles la mano.


Valores europeos curtidos en mil batallas que no sólo sobreviven, sino que prosperan

Los periodos de mayor volatilidad suelen traer consigo cambios en el liderazgo del mercado, impulsados más por los cambios en el sentimiento de los inversores que por los fundamentos subyacentes de las empresas.

Hasta el «Día de la Liberación» de abril, la renta variable europea se había visto impulsada por el repunte de los valores más baratos de la región, ya que los inversores trataban de aprovechar la diferencia de valoración entre Europa y Estados Unidos. Los valores del sector de defensa también ganaron tracción, ya que el anuncio de Alemania de aumentar el gasto militar despertó el interés en todo el sector y provocó compromisos similares por parte de otros miembros de la UE. En general, los ganadores del primer trimestre en Europa estuvieron más condicionados por factores externos que por mejoras específicas de las empresas.

Aunque el repunte inicial estuvo impulsado por el factor estilo, el entorno actual, más incierto, exige un enfoque más selectivo. En nuestra opinión, los inversores deben centrarse en empresas que puedan prosperar y no sólo sobrevivir en el nuevo orden geopolítico. Estas empresas tienen poder de fijación de precios, son muy rentables, ágiles y no dependen de vientos favorables globales para prosperar.

Forjados por la crisis

Las turbulencias geopolíticas y macroeconómicas que ha sufrido la región en las últimas décadas han forjado una cohorte de empresas curtidas en mil batallas y líderes mundiales, desde Copenhague hasta París. Es importante destacar que estas empresas no se concentran en una sola industria, sino que operan en un amplio espectro de sectores, como la moda, la industria farmacéutica, la automoción y las aerolíneas.

A diferencia de las regiones que se benefician de un crecimiento económico dinámico, las empresas europeas han tenido que compensar la falta de crecimiento cerca de casa destacando en los mercados mundiales. La eurozona proporciona una base amplia e integrada, mientras que la relación abierta de Europa con Asia y Estados Unidos diversifica aún más su alcance.

Esta historia ha dado forma a las empresas que favorecemos. Destacan por su sólida rentabilidad, su fuerte flujo de caja y la fortaleza de su balance. Muchas operan con deuda neta cero, manteniendo deliberadamente colchones de contingencia que les permiten no sólo capear los temporales, sino también aprovechar las oportunidades que éstos crean. Por ejemplo, la mayor aerolínea europea por número de pasajeros tiene la fortaleza de balance necesaria para aprovechar el bajo precio actual del petróleo durante mucho más tiempo que sus competidores con balances más débiles.

Poder de fijación de precios en un mundo con aranceles

El poder de fijación de precios es otro rasgo definitorio, sobre todo ante el aumento de los aranceles estadounidenses a la importación. Los aranceles se aplican al valor de transferencia de las mercancías importadas en Estados Unidos. Las empresas con márgenes brutos elevados -normalmente aquellas con bajos costes de los bienes vendidos en relación con sus precios de venta finales- pueden defender sus beneficios con mayor eficacia. Las empresas con poder de fijación de precios sólo necesitan modestas subidas de precios para compensar los aranceles, especialmente cuando la demanda es inelástica.

Tomemos como ejemplo una de las marcas europeas de artículos de lujo de más éxito: con un margen bruto superior al 70%, su coste de los bienes vendidos es inferior al 30%. Esto se traduce en un aumento de precios proporcionalmente menor impulsado por los aranceles en comparación con sus homólogos más genéricos. Esta capacidad de absorber los choques externos sin alienar la demanda es crucial en el entorno actual.

Alcance mundial y agilidad

En un mundo impredecible, las empresas necesitan amplitud y equilibrio globales para triunfar. Muchas de las principales empresas europeas evitan depender excesivamente de una sola región y obtienen sus ingresos de una amplia base geográfica. Este alcance mundial refleja las ventajas estructurales que sustentan su competitividad. Esta escala global no es sólo un atributo defensivo, sino un reflejo de sus puntos fuertes competitivos. La flexibilidad de sus cadenas de suministro y un enfoque ágil de la publicidad, refuerzan aún más su capacidad para adaptarse a condiciones volátiles. Por ejemplo, una empresa europea de belleza destina el 32% de sus ingresos a publicidad y promoción y, como la mayor parte de este gasto es ahora digital, tiene la capacidad de cambiar rápidamente su enfoque hacia mercados nuevos y más rentables.

La lección de los últimos meses es clara: la incertidumbre está aquí para quedarse. Para los inversores que buscan diversificarse de Estados Unidos, Europa sigue siendo una apuesta estratégica, siempre que se adopte un enfoque disciplinado a la hora de elegir a los ganadores.

La Fed tiene las manos atadas. Juan Pedro Marín Arrese. Economista.

Lo anecdótico son las embestidas a la independencia de la Fed desde la llegada a Washington de un auténtico sheriff, en feliz expresión de JD Vance. Desde ásperas recriminaciones a Jerome Powell por no plegarse a bajar tipos hasta amago de cese fulminante que sólo la abrupta reacción de los mercados consiguió frenar. Asusta pensar qué ocurrirá cuando, el próximo año, Trump elija un nuevo gobernador a su medida. Si el futuro presagia negros nubarrones, las políticas de Trump ya han cercenado de facto el margen de maniobra de la Reserva Federal. Debe lidiar, según su propio análisis, con dos riesgos fundamentales para la economía: un repunte de la inflación y el debilitamiento de la actividad, provocados por la ofensiva comercial del inquilino de la Casa Blanca contra el resto del planeta. Ni son los únicos, ni siquiera los más inquietantes.

A corto, un retorno de las hostilidades, tras la tregua forzada por los mercados, amén de impulsar un incremento de precios, se saldaría con otro episodio de súbita estampida y venta masiva de activos fiduciarios. Desde acciones a títulos del Tesoro, forzando a la Fed a operar otro rescate para evitar una hecatombe financiera. Posibilidad bastante plausible por más que la Bolsa pretenda ignorarla de momento. No se antoja fácil que Trump renuncie sin más a su mesiánico designio autárquico. Fue demasiado lejos en el Día de la Liberación como para plegar del todo velas ahora. En las próximas semanas se comprobará la extensión de los daños que tiene la intención de infligir a propios y extraños.

No le anda a la zaga el riesgo de acentuar el desequilibrio en las finanzas públicas de no remediarlo la firme oposición de una parte de su propio partido. El plan fiscal de Trump incrementaría en flecha el déficit y el endeudamiento en los próximos años, arrojando crecientes dudas sobre la sostenibilidad de la deuda soberana. Moody’s se ha sumado ya a las restantes agencias crediticias retirando la máxima calificación a los T-bonds. De proseguir esta deriva, la Fed se vería forzada a convertirse en banquero de último recurso del Tesoro, absorbiendo su balance los crecientes excesos de oferta. Un panorama que condicionaría la política monetaria, imprimiéndole un sesgo inequívocamente expansivo.

Ante este oscuro panorama, poco puede hacer la Fed más allá de adoptar una postura pasiva, bajo el respetable ropaje de la estrategia del wait-and-see. Aunque se cure en salud restando importancia al riesgo inflacionista, calificado de fenómeno temporal por su efecto one-off, la realidad es que carece de margen efectivo para afrontarlo. Es consciente de la escasa eficacia de la política monetaria para frenar un súbito encarecimiento por el lado de los costes. Subir tipos, lejos de frenar la escalada de precios, sólo podría acentuar el riesgo de recesión. El propio mercado ya se encarga, sin mediar la Fed, de traducir en un sensible encarecimiento del crédito los superiores niveles de riesgo e incertidumbre que acarrea la política de Trump.

Progresivo enfriamiento de la economía

La Fed sólo moverá ficha en los tipos de constatar un sensible deterioro en el mercado de trabajo. Si resulta improbable que se produzca una recesión, a menos que la contienda comercial acabe en guerra abierta, se asistirá a un progresivo enfriamiento de la economía. Todo dependerá de cómo se salde la actual ronda para adaptar el plan de aranceles recíprocos. De mantenerse un suelo arancelario del 10%, en línea con lo acordado con Reino Unido, el PIB y el empleo no deberían sufrir en exceso. Equivaldría a un gravamen indirecto de moderada cuantía sobre los productos importados.

Pero cabe temer un trato menos benevolente a quienes no se plieguen a las maximalistas exigencias estadounidenses, alimentando una concatenación de medidas de retorsión. Sobre todo, por la incapacidad de la Administración Trump de formular demandas coherentes en la mesa de negociación. Pretender imponer un modelo de equilibrio bilateral carece del más mínimo sentido económico. Ni implica un grado de proteccionismo capaz de atraer parte de la producción deslocalizada, ni aporta ingresos significativos a las arcas públicas. Con tales mimbres, cabe anticipar que se produzcan nuevos sobresaltos.

Por más que la inflación repunte, la Fed se verá obligada tarde o temprano a adoptar una postura más acomodaticia ante el retraimiento de la demanda, aquejada de una creciente falta de confianza y la merma de la capacidad efectiva de gasto, con impacto directo en la actividad y el empleo. Eso, si no se ve obligada a arbitrar inyecciones masivas de liquidez para paliar una crisis de alcance. No le queda otra opción mientras Trump se mantenga en sus trece.

Crecimiento económico español: fortalezas y debilidades. Rafael Pampillón Olmedo. Universidad CEU San Pablo e IE Business School.

España ha sido la economía avanzada con el mejor desempeño en 2024. Ha tenido un crecimiento del PIB del 3,2%, un porcentaje notablemente superior al de países como Alemania, Francia o Italia. Este crecimiento robusto ha sido el principal motor de la economía de la eurozona, ya que representó cerca del 40% de su crecimiento total. En efecto, España ha mostrado una notable capacidad de resistencia y adaptabilidad. Y todo ello a pesar de una serie de sucesos imprevistos: apagones eléctricos, caos ferroviario, tensiones geopolíticas y aranceles de Trump.

Este dinamismo se ha reflejado principalmente en la expansión de la demanda agregada, que ha sido impulsada por el aumento del gasto público y del consumo privado. Pero, especialmente, por el turismo y las exportaciones de servicios no turísticos.

Lo que va bien…

Uno de los sectores clave de este crecimiento ha sido los servicios no turísticos, que han tenido un papel fundamental en la expansión económica de España. Entre 2013 y el primer trimestre de 2025, España ha experimentado una notable expansión en las exportaciones de estos servicios, que han crecido más de un 90%. Estamos hablando de sectores como el transporte, los seguros, la banca, la distribución comercial, la ingeniería, la gestión de infraestructuras (aeropuertos, autopistas, etc.), los servicios de agua y recogida de basura, la distribución de energía, la consultoría, las energías renovables, las telecomunicaciones, la informática y la propiedad intelectual.

Este crecimiento ha estado impulsado por la digitalización y la adopción de tecnologías innovadoras, que han permitido a estos sectores aprovechar nuevas oportunidades en los mercados internacionales. Durante el primer trimestre de 2025, el crecimiento económico de los servicios no turísticos continuó con un aumento intertrimestral del 4,6%, consolidando aún más su importancia para la economía española.

La fortaleza competitiva de España, que se apoya en costes relativamente bajos y en una infraestructura avanzada, ha favorecido la expansión de estos servicios en mercados internacionales. De esta manera, nuestro país se ha convertido en un actor clave en el comercio global de servicios no turísticos. Gracias también al apoyo de los fondos europeos Next Generation EU, se espera que la expansión de los servicios mencionados continúe, lo que posicionará bien a España en el ámbito de la innovación tecnológica y la sostenibilidad.

Lo que no va tan bien…

A pesar de estos logros, la economía española se enfrenta a retos importantes, especialmente en términos de oferta productiva. Aunque el empleo ha crecido (especialmente entre los inmigrantes), gran parte de los puestos creados están asociados con sectores de baja productividad, como la agricultura, la pesca, la construcción, el servicio doméstico, la restauración y el turismo. Estos sectores, que tienen bajos niveles salariales, e incluso recurren a la economía sumergida, hacen bajar la renta per cápita, que sigue siendo inferior a la de otras economías avanzadas.

Por otro lado, estos sectores de baja productividad invierten poco en tecnología, lo que limita su potencial de crecimiento y la mejora de su productividad. Además, el bajo porcentaje que supone el sector industrial en la economía española agrava aún más esta situación. La industria (incluida la energía) representa solo un 17% del PIB. Ésta es una de las razones por las que España ha experimentado, históricamente, una falta de inversión en investigación y desarrollo (I+D), una insuficiente inversión en bienes de equipo y una carencia de capital humano altamente cualificado en muchas áreas productivas. Todo esto restringe la capacidad de innovación y crecimiento de la economía, ya que la industria y los sectores intensivos en tecnología son fundamentales para fomentar la competitividad y la productividad a largo plazo.

Para que España pueda acercarse más a las economías avanzadas, será necesario un cambio en su modelo de crecimiento. En lugar de basarse en la cantidad de mano de obra, el crecimiento debe centrarse en la productividad, la inversión en tecnología y el capital físico. En cuanto a la formación de capital físico (Formación Bruta de Capital), que incluye la inversión en activos fijos, construcción y maquinaria, su comportamiento ha sido menos dinámico en comparación con otras áreas de la economía española en los últimos años.

Para avanzar hacia una economía más competitiva será esencial aumentar la formación de los trabajadores, adaptándola a las necesidades del tejido productivo. Con este fin debe incentivarse la colaboración de empresas y centros de formación.

Sin embargo, la mayor parte de nuestras empresas se concentran en sectores con baja productividad, lo que explica la falta de convergencia de la renta per cápita de España con respecto a otros países de Europa.

En resumen, aunque la economía española ha mostrado un crecimiento robusto y una transformación significativa en sectores como los servicios no turísticos, sigue siendo urgente abordar los obstáculos que limitan la inversión en tecnología, el desarrollo industrial y la mejora del capital humano. En este sentido la reforma de la estructura productiva, dotando de mayor peso a la industria manufacturera y los sectores TIC (Tecnologías de la Información y del Conocimiento), debe ser una prioridad. Solo así se podrá construir una economía más equilibrada y sostenible, capaz de garantizar un aumento en la renta per cápita y en la satisfacción y el bienestar de la población a largo plazo.

Lo que debería ir mejor: la vivienda

Tal como hemos señalado, el crecimiento económico de España ha sido impulsado, en buena medida, por el aumento de la población nacida en el extranjero. Desde 2017, nuestro país ha experimentado un fuerte crecimiento demográfico, pasando de 46,6 a 49,1 millones de personas, con una notable contribución de la migración. Efectivamente, la población nacida en el extranjero se ha incrementado, también desde 2017, de 6 a 9,5 millones, lo que ha generado una creciente presión sobre la demanda de vivienda.

Sin embargo, la oferta de vivienda no ha crecido al mismo ritmo. En los últimos años la construcción de nuevas viviendas ha alcanzado sus niveles más bajos en 20 años, con una caída mucho más drástica que en otros países como Alemania o Francia. Esta escasez de oferta, frente a una creciente demanda, ha llevado a un aumento significativo en los precios de compra y de alquiler.

El desarrollo urbanístico en España está siendo lastrado por múltiples obstáculos: trámites burocráticos complejos, fiscalidad elevada, normas urbanísticas rígidas y una gran incertidumbre legal, lo que desincentiva a promotores y constructores. Además, el encarecimiento de los materiales de construcción está elevando los costes finales de las viviendas.

La inseguridad jurídica, como la lentitud en los desalojos, también limita la inversión en el sector. Por ello, se requiere un marco legal más estable y eficiente para garantizar un desarrollo urbanístico más dinámico.

Insisto, el problema de la vivienda en España es principalmente un problema de oferta, agravado por una creciente demanda. Para resolverlo, se necesitan políticas públicas integrales y una estrategia nacional que facilite la construcción, reduzca barreras administrativas, incentive la inversión privada y garantice la seguridad jurídica.

Un peligro: la inflación

Afortunadamente, el crédito, también para los promotores inmobiliarios, se está abaratando. El Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido un ciclo de relajación monetaria tras el pico inflacionario de 2022-2023. Esto le ha llevado a recortar los tipos de interés oficiales hasta el 2,25%, desde el 4,5% alcanzado a finales de 2023. Esta moderación de la política monetaria responde a la desaceleración de la inflación en la eurozona y a señales de debilidad económica.

En abril de 2025, el dato de inflación de la zona euro fue del 2,2% interanual. Sin embargo, la tasa subyacente (que excluye los precios más volátiles como la energía y los alimentos frescos) aumentó 3 décimas, alcanzando el 2,7%, rompiendo la tendencia de moderación que se había registrado durante este año. El sector servicios fue el principal responsable de este aumento, sus precios pasaron de crecer el 3,5% anual en marzo al 3,9% en abril.

Ante esta situación, surge la pregunta: ¿Debería el BCE actuar con cautela para evitar un rebrote inflacionario? Muchos analistas y organismos internacionales aconsejan prudencia. El FMI, por ejemplo, ha considerado adecuado haber reducido, hasta ahora, gradualmente los tipos de interés, pero resalta que la política monetaria debe seguir siendo ágil y orientada a lograr el objetivo de estabilidad de los precios de forma duradera. El FMI recomienda que el BCE baje los tipos hasta el 2% y luego mantenga esa tasa de forma permanente.

A pesar del éxito en reducir la inflación, el BCE debe proceder con cautela, ya que las tensiones globales podrían provocar un repunte en las expectativas inflacionarias. Si se afloja demasiado pronto la política monetaria, choques geopolíticos o aumentos en los precios de las materias primas (energía, alimentos) podrían reactivar la inflación. Por tanto, aunque la bajada de tipos del 4,5% al 2,25% ha sido posible gracias a la moderación de la inflación, conviene pausar o evaluar cuidadosamente los próximos recortes. Para asegurarse de que la inflación, especialmente la subyacente, sigue una trayectoria sostenida hacia el 2%.

Lo que se debe cambiar…

Para garantizar que el crecimiento económico se sostenga en el medio y largo plazo, España debe seguir una estrategia económica equilibrada. Es decir, combinar prudencia macroeconómica con reformas estructurales. Aunque el país está cumpliendo con el objetivo de déficit, el nivel de deuda pública, que asciende al 103% del PIB, sigue siendo elevado. Mantener un marco fiscal sólido resulta crucial para evitar vulnerabilidades futuras. El FMI sugiere que España aproveche esta fase cíclica expansiva para adelantar el ajuste fiscal, lo que permitiría crear espacio para aplicar políticas anticíclicas en futuras crisis. Esto implicaría controlar el crecimiento del gasto corriente y mejorar la eficiencia en todas las Administraciones Públicas. Por ejemplo, reduciendo la tasa de reposición de los cuerpos de funcionarios.

Además, se deben tomar medidas para abordar la brecha entre el gasto en pensiones y los ingresos de la Seguridad Social, provocada por el envejecimiento de la población. Es necesario profundizar en los incentivos para retrasar la edad efectiva de jubilación y ajustar las pensiones, disminuyendo la tasa de reemplazo, que en España es del 80%. En efecto, un jubilado español recibe una pensión que supone en torno al 80% de su último sueldo. Un porcentaje significativamente superior al de la media de la UE (que ronda el 52%).

La encrucijada histórica de España

España se encuentra en una encrucijada crucial, enfrentando desafíos demográficos y estructurales que no pueden ignorarse. Sin embargo, también se presenta una oportunidad única para consolidar un modelo de crecimiento económico más equilibrado y diversificado.

Para materializar este potencial, el país debe priorizar la innovación, la formación del capital humano y la construcción, tanto de viviendas como de instalaciones industriales, con el fin de satisfacer la creciente demanda y potenciar el desarrollo económico. Aumentar la oferta de viviendas aliviará la presión sobre el mercado inmobiliario, mientras que las inversiones en estructuras productivas fortalecerán el sector industrial. Ambas inversiones generarán más empleo y favorecerán la estabilidad económica.

El fomento de la investigación, la digitalización y el capital humano, junto con un impulso decidido a la inversión empresarial, respaldados por los fondos europeos y reformas estructurales, tienen el poder de encauzar a España hacia un crecimiento sostenido y sostenible. Como señaló Peter Drucker, uno de los grandes referentes de la Administración de Empresas, “la mejor manera de predecir el futuro es crearlo”. España debe ser ambiciosa y buscar reinventarse, apostando por la innovación, el fortalecimiento del capital humano y los sectores con alto valor añadido.

 El ataque de Trump al dólar global. Martin Wolf.

¿Está a punto de desaparecer el dominio del dólar? Donald Trump insiste en que “si perdiéramos el dólar como moneda mundial, eso equivaldría a perder una guerra”. Sin embargo, él mismo podría estar detrás de esa pérdida. La dependencia de una moneda extranjera depende de la confianza en su propia solidez y liquidez. La confianza en el dólar se ha ido evaporando lentamente. Ahora, con Trump en la Presidencia, Estados Unidos se ha vuelto errático, indiferente e incluso hostil: ¿por qué confiar en un país que ha lanzado una guerra comercial contra sus aliados?

Sin embargo, aunque los extranjeros podrían querer diversificar sus inversiones para alejarse del dólar, carecen de una opción convincente. Entonces, ¿qué alternativa podría acabar con su hegemonía?

El dólar ha sido la moneda líder del mundo durante un siglo. El propio dólar reemplazó a la libra esterlina después de la Primera Guerra Mundial, a medida que Reino Unido perdía poder y riqueza. Objetivamente, Estados Unidos no está en declive como lo estaba Reino Unido en aquel momento: según el FMI, su participación en el PIB nominal mundial fue del 26% en 2024, frente al 25% en 1980. No está mal, teniendo en cuenta el crecimiento de la economía china durante ese período. Estados Unidos también se mantiene a la vanguardia del desarrollo tecnológico mundial y es la principal potencia militar. Sus mercados financieros siguen siendo, con mucho, los que gozan de mayor liquidez. Además, en el cuarto trimestre del año pasado, el 58% de las reservas mundiales estaban en dólares, una cifra inferior al 71% del primer trimestre de 1999, pero muy por encima del 20% del euro. Según MacroMicro, el 81% de la financiación del comercio, el 48% de los bonos internacionales y el 47% de los activos bancarios transfronterizos siguen estando en dólares.

Cabe preguntarse, por tanto, qué podría salir mal. En su obra sobre el sistema internacional, Charles Kindleberger argumentó que la estabilidad de una economía mundial abierta dependía de la existencia de una potencia hegemónica que fuera capaz de ofrecer bienes públicos esenciales: mercados abiertos para el comercio; una moneda estable; y un prestamista de última instancia en caso de crisis. Reino Unido proporcionó todo esto hasta 1914. Estados Unidos lo haría después de 1945. Pero durante ese intervalo, Reino Unido no pudo –y Estados Unidos no quiso– ofrecer estos bienes. El resultado fue catastrófico.

La era de la hegemonía del dólar ha experimentado varios sobresaltos. La recuperación de Europa y Japón tras la guerra socavó el sistema de tipo de cambio fijo acordado en Bretton Woods en 1944. En 1971, Richard Nixon, el presidente más parecido a Trump, devaluó el dólar. Esto, a su vez, provocó una alta inflación, que duró hasta la década de 1980. También condujo a la fluctuación de los tipos de cambio y a la creación del mecanismo cambiario europeo y, posteriormente, del euro. Aunque los economistas tendían a pensar que las reservas de divisas dejarían de ser importantes en un mundo de tipos de cambio flotantes, una serie de crisis financieras y monetarias, sobre todo la crisis asiática de finales de la década de 1990, demostraron lo contrario. Los préstamos de la Reserva Federal también demostraron su importancia, sobre todo durante la crisis financiera de 2008-2009.

Las condiciones de Kindleberger siguen vigentes. También es relevante la idea de que las externalidades de red favorecen el surgimiento y la sostenibilidad de las monedas globales dominantes, ya que todos los usuarios se benefician del uso de la misma moneda que otros y seguirán haciéndolo si pueden. Pero, ¿qué sucede si la potencia hegemónica utiliza todos los recursos económicos a su alcance, incluidas las sanciones financieras, para salirse con la suya? ¿Qué sucede si amenaza con invasiones de países aliados y alienta incursiones de países amigos por parte de déspotas? ¿Qué sucede si la potencia hegemónica socava su propia estabilidad fiscal y monetaria y las bases institucionales de su éxito económico? ¿Y si su líder es un abusón sin principios?

Alternativas peores

Entonces, tanto los países como los individuos se plantearán alternativas. La dificultad radica en que, por insatisfactoria que sea la potencia hegemónica, las alternativas parecen peores. El yuan podría ser la mejor moneda para comerciar con China. Pero China tiene controles de capital y mercados de capital internos ilíquidos. Esto, además, refleja la prioridad estratégica del Partido Comunista Chino, que es el control, tanto económico como político. Es muy probable que el gigante asiático también utilice la coerción económica. Por lo tanto, China no puede proporcionar los activos líquidos y seguros que históricamente ha ofrecido Estados Unidos.

El euro no sufre los inconvenientes del yuan. Entonces, ¿no podría reemplazar al dólar, al menos en parte, como argumenta Hélène Rey, de la London Business School? Sí, podría. Pero también tiene sus desventajas. La zona euro está fragmentada porque no tiene una unión política, sino un club de Estados soberanos. Esta fragmentación política también se refleja en la falta de cohesión financiera y económica, que limita la innovación y el crecimiento. Sobre todo, la UE no es una potencia hegemónica. Su atractivo puede superar al de Estados Unidos en un momento como éste, pero no está a la altura de Estados Unidos en su mejor momento.

Nos encontramos, por tanto, ante una competencia entre tres alternativas, con otras opciones –una moneda global o un mundo basado en criptomonedas– seguramente inconcebibles. La primera opción sería la transformación de China o de la zona euro y, por consiguiente, el surgimiento de una de ellas como emisor de una moneda hegemónica. La segunda sería un mundo con dos o tres monedas que compitan entre sí, cada una dominante en diferentes regiones. Pero los efectos de red crearían equilibrios inestables en un mundo así, ya que la gente cambiaría rápidamente de una moneda a otra. Se parecería más a las décadas de 1920 y 1930 que a cualquier otra situación posterior. El tercero sería un continuo dominio del dólar.

¿Qué tipo de hegemonía del dólar podría ser esta? En un mundo ideal, Estados Unidos volvería a ser un país en el que poder confiar. Pero esto es cada vez más improbable, dado el daño que se está causando tanto interno como en el extranjero. En el reino de los ciegos, el tuerto es el rey. Incluso una moneda vigente defectuosa podría seguir dominando el mundo monetario, dada la falta de sustitutos que estén a la altura. A Trump le gustaría este mundo. A la mayoría de nosotros, no.

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 9 de Mayo del 2025.

Los miedos a una posible recesión en Estados Unidos, y el empeoramiento de la situación en Israel y en Ucrania han añadido más incertidumbre en esta primera semana de mayo, aunque con las subidas de ayer en Estados Unidos el comportamiento semanal de las Bolsas ha sido muy plano. Por otro lado, los datos macroeconómicos volvieron a sorprender al alza y continúan sin reflejar la nueva realidad comercial, aunque en China la confianza empresarial sí mostro cierto deterioro, con cifras por debajo de lo esperado. Sigue creciendo la tensión geopolítica, con India bombardeando Pakistán este miércoles tras un atentado en Cachemira, a lo que Pakistán respondió derribando aviones.

Esta semana se han iniciado las negociaciones arancelarias de Estados Unidos con Reino Unido, China, India, Japón, Canadá y la Unión Europea, esta última anunció que prepara represalias si no hay acuerdo…

A continuación, va un pequeño resumen con minuto y resultado sobre las diferentes negociaciones:

  • Reino Unido: Ayer Trump y Starmer firmaron un acuerdo para reducir los aranceles sobre las exportaciones británicas de acero y automóviles. Donald Trump había insinuado esta semana que iba a anunciar un gran acuerdo comercial y, según The New York Times, el Reino Unido sería la contraparte. Pues así fue. En un día marcado en rojo en el calendario británico, por el 80 aniversario del anuncio del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, Estados Unidos y Reino Unido comunicaron el primer acuerdo de los que tiene previsto sellar el presidente norteamericano, después de desatar una guerra comercial con la mayoría de países del mundo. Desplazado a la planta de fabricación de Jaguar Land Rover, el primer ministro británico, Keir Starmer, tildó la alianza de “histórica” porque “permite a las empresas y a los empleados británicos proteger miles de empleos en sectores clave”. El mayor alivio lo experimentarán el motor y el acero. Se eliminan, desde el 25%, los aranceles aplicados sobre el acero y el aluminio, unos sectores que no atraviesan por su mejor momento en Reino Unido, donde se acaba de nacionalizar British Steel, hasta ahora en manos chinas. Washington también admite reducir los gravámenes a las importaciones de vehículos del 27,5% al 10%, cuyo principal beneficiario será Jaguar Land Rover. Habrá una cuota de 100.000 vehículos, una cifra que prácticamente cubre todas las ventas de Reino Unido a Estados Unidos. Londres retirará los aranceles a las importaciones norteamericanas de etanol, utilizado en la producción de cerveza, y ha acordado un acceso recíproco para la ternera. Los granjeros británicos podrán vender 13.000 toneladas de este producto y no se relajarán los estándares en la calidad de las importaciones a Reino Unido. Sobre los productos farmacéuticos, deberá negociarse más adelante. El acuerdo no toca algunos temas polémicos, uno de ellos es el impuesto de servicios digitales, que sigue igual. Se trata de una tasa del 2% para buscadores, servicios de redes sociales y plataformas de venta online. Ambos países se han comprometido a trabajar en un acuerdo de comercio digital y en un mayor acercamiento en tecnología. “¿Está mejor ahora Reino Unido que hace seis meses?”, le preguntaron a Starmer, que la semana pasada constató en unas elecciones parciales el fuerte desgaste que ha sufrido en solo un año en el Gobierno. El premierdijo que la comparación debe realizarse con la situación justo antes del acuerdo. De hecho, para el resto de sectores, los aranceles continuarán en el 10%, la tasa genérica (y la más baja) de las anunciadas en el Día de la Liberación.
  • China: Este fin de semana los representantes de Estados Unidos y de China se reunirán en Suiza, para mantener conversaciones. En este sentido, Bessent dijo que los aranceles actuales son insostenibles y equivalentes a un embargo comercial. Trump dice que prescribiría niveles arancelarios y concesiones comerciales para los socios que buscan evitar aranceles más altos. “Espero conversaciones productivas mientras trabajamos para reequilibrar el sistema económico internacional y servir mejor a los intereses de Estados Unidos”, señaló el miércoles Bessent en un comunicado. El secretario del Tesoro aprovechó también para dejar claro que se trata de un encuentro preliminar, con reuniones que se celebrarán tanto el sábado como el domingo. Desde Pekín, el Ministerio de Comercio confirmó su disposición a dialogar, aunque también dejó claro que no cederán en “posiciones de principio”. Según varios portavoces oficiales, China ha accedido a sentarse a la mesa tras percibir señales desde Washington sobre una posible revisión de la política arancelaria de Trump que ha afectado gravemente el comercio bilateral. Según el NY Post esta mañana, los aranceles al gigante asiático podrían reducirse al 50%. Por su parte, el Secretario de Comercio, Lutnick, dijo que el objetivo con China es reducir los aranceles y desescalar las tensiones, y advierte que los acuerdos comerciales con Corea del Sur y Japón pueden ser más complicados que con el Reino Unido. Por último, añadió que el arancel base del 10% es lo mejor que pueden conseguir los socios comerciales. Dentro de la desescalada de las tensiones, China también estaría evaluando la posibilidad de enviar a su ministro de Seguridad Pública, Wang Xiaohong, a encuentros paralelos con autoridades estadounidenses para abordar temas como el tráfico ilegal de fentanilo, otra área sensible en la relación bilateral, según The Wall Street Journal.
  • India: siguen avanzando las negociaciones…
  • JapónEstados Unidos descarta dejar a cero los aranceles recíprocos, aunque sí se muestra dispuesto a valorar una extensión de la tregua de 90 días o reducir el arancel del 14% anunciado para importaciones desde Japón.
  • Unión Europea: Para Bruselas su primera opción es negociar con Estados Unidos, para lo cual le propondrá reducir las barreras tanto arancelarias como no arancelarias e incrementar inversiones. Para el caso de que las negociaciones no sean fructíferas, la UE estaría preparando aranceles sobre 100.000 millones de euros de importaciones de Estados Unidos frente a los 21.000 millones que se aplican actualmente a Estados Unidos en respuesta al arancel del 25% sobre acero y aluminio europeos, y lo que compara con cerca de 550.000 millones de euros de bienes europeos afectados por los aranceles de Trump, dichos aranceles afectarían a aeronaves de Boeing , para homogeneizar el trato que se da a Airbus, y que se sumaría a la decisión de China de no aceptar envíos de Boeing, y automóviles fabricados en Estados Unidos. Tras cerrar ayer el acuerdo con Reino Unido Trump hizo gala de su desdén hacia la UE al destacar que ha dado prioridad a un pacto con Reino Unido por no formar parte de la UE, que el mandatario estadounidense defiende que se creó “para perjudicar a Estados Unidos”.
  • Canadá: tras la reunión del martes de Trump y Carney, el presidente de Estados Unidos la califica como muy amistosa, espera revisión del acuerdo de libre comercio USMCA.

En los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump, el S&P 500 perdió alrededor del 7%, el peor comienzo de una presidencia de Estados Unidos desde el segundo mandato de Richard Nixon en 1973.El impacto de los aranceles no es lineal y el efecto general sobre la economía y las empresas de Estados Unidos dependerá de la duración y el alcance de los aranceles, así como de la capacidad de las empresas para adaptarse al cambiante entorno económico. De cara al futuro, la reconciliación presupuestaria, los recortes de impuestos y la desregulación y los acuerdos comerciales bilaterales podrían restablecer la confianza del mercado. Aunque lo más probable, y lo que descuentan los analistas es que la volatilidad se mantenga elevada en el corto plazo. Después de 100 días de titulares negativos, posts tendenciosos, guerras comerciales… esperemos que los próximos 100 días traigan noticias más positivas…

El sábado pasado la OPEP decidió aumentar la producción de petróleo, Kepler Chevreux publicó un informe de estrategia en el que el analista de petróleo sigue pensando que estamos en una guerra de la OPEP con implicaciones negativas para los precios, en el modelo de Kepler sale un exceso de oferta de 1,3 millones de barriles en 2025 y 3,1 millones de barriles en 2026.

En cuanto a los índices de sentimiento inversor siguen en terreno negativo para la Renta Variable, la encuesta mensual de AAII (https://www.aaii.com/assetallocationsurvey) vuelve a mostrar un incremento por parte de los inversores en su exposición a cash y reducción en la exposición a Renta Variable, además la encuesta semanal de posicionamiento Alcistas menos Bajistas (Bull minus Bears) sigue en mínimos de los últimos años. El actual rebote de las Bolsas americanas ha cogido a los inversores muy fuera de mercado y con un sentimiento bajista que podría hacer que las Bolsas siguiesen rebotando por el miedo a perderse la subida y a que los flujos de los inversores vuelvan a las Bolsa. Desde los mínimos que hizo el S&P 500 a comienzos de Abril, tras el Día de la Liberación, ha rebotado casi un 14%, y se encuentra sólo a un 7,50% de sus máximos históricos.

 S&P 500 últimos 12 meses (máximo histórico 12 de Febrero del 2025 6144,15).

                                               Índice S&P 500 Vs Índice alcistas menos bajistas.

AAII monthly allocation survey. Línea blanca (cash) línea amarilla (Bolsa).

AAII Bull – Bears

Por otro lado, los inversores institucionales están subiendo su exposición a Renta Variable (https://naaim.org/programs/naaim-exposure-index/).

En el lado microeconómico de presentación de resultados del primer trimestre del año seis de las 7 empresas más importantes han presentado sus resultados del primer trimestre. Con la excepción de Tesla, los resultados han superado las expectativas de los analistas. Cabe destacar que las perspectivas para el trimestre actual no son tan negativas como muchos inversores temían. Sin embargo, el impacto directo de los aranceles, una economía más débil y los problemas en la cadena de suministro siguen representando riesgos importantes para los próximos trimestres.

Beneficio por Acción del Primer Trimestre del 2025 Siete Magníficos (línea naranja) Precio Índice Siete Magníficos (línea blanca).

Importante esta semana:

En Estados Unidos, como se esperaba, el miércoles la Reserva Federal mantuvo ayer sin cambios los tipos de interés, situados en el rango comprendido entre el 4,25% y el 4,5%, por tercera vez consecutiva en lo que va de año. La decisión, ampliamente anticipada por analistas e inversores, puso también de relieve la estoica defensa del banco central estadounidense para garantizar su independencia institucional frente a las presiones crecientes que ha recibido desde la Casa Blanca. “La incertidumbre sobre las perspectivas económicas ha crecido aún más; los riesgos de un mayor desempleo y una mayor inflación han aumentado”, advirtió el organismo en un comunicado, palabras que luego ratificó el presidente de la Fed, Jerome Powell. Aun así, el banco central se decantó por una pausa. Como ya había adelantado el propio Powell, todavía “no vemos evidencia concluyente de una contracción sostenida en el mercado laboral ni una caída abrupta en la demanda interna”. Es el argumento que prevaleció, lo que permite a la Fed ganar tiempo para evaluar mejor el impacto de la guerra arancelaria y la incertidumbre política. Los últimos datos macroeconómicos avalan de momento la decisión, la inflación en Estados Unidos descendió hasta el 2,4% en marzo, el dato de abril no se conocerá hasta la próxima semana, y el desempleo se mantiene estable en el 4,2%, todavía cerca de sus mínimos históricos. Los inversores temen que un retraso excesivo a la hora de relajar la política monetaria obligue a la Fed a recortar los tipos de forma más agresiva a partir del verano. Algunos economistas proyectan hasta cinco recortes antes de fin de año si la economía empeora drásticamente. Para quienes, como Trump, también apostaban por un recorte preventivo en esta reunión, también hay argumentos a favor, el PIB americano se contrajo un 0,3 % en el primer trimestre a ritmo anualizado, el primer dato trimestral negativo desde 2022. Analistas, como los de Pimco, creen que la Fed no tendrá datos reales del impacto hasta después del verano como pronto. En este contexto, la mayoría de analistas no esperan que los responsables políticos recorten los tipos de interés hasta finales de este año, una vez que los datos hayan mostrado una desaceleración o contracción concreta del mercado laboral. Una vez que la Fed dé el paso, algunos analistas esperan que el banco central continúe bajando los tipos en 2026. Powell insistió en que le gustaría conocer el impacto en la economía de la política proteccionista de la Casa Blanca antes de hacer cualquier movimiento para no tener que dar marcha atrás después, sobre todo por el riesgo a un aumento de las presiones inflacionistas. Fue contundente: “Vamos a ser pacientes; no tenemos prisa. Estamos en una buena posición para esperar y ver qué ocurre”.

Hablar con Powell es como hacerlo con una pared”. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no está contento con la decisión que tomó el miércoles la Reserva Federal de no bajar los tipos y dejarlos en el 4,5%. Aunque ayer rebajó el tono al no recurrir a sus amenazas habituales de destituirlo, no dudó en calificar al presidente de la Fed, Jerome Powell, como un “necio que no tiene ni idea”. Sin embargo, no fue más allá, y aseguró que le da la igual la política monetaria y lo que haga la Fed, “Ya no va a importar mucho, porque la economía de este país es muy fuerte”. Trump insistió en que esta semana era el momento de bajar los tipos porque “no hay inflación”. ¿Por qué no ha sido así? “Probablemente no siente mucho amor por mí. Es una razón un poco loca, pero así es la vida”, zanjó Trump, lo que podría indicar que el presidente de Estados Unidos se ha olvidado, al menos de momento, de su objetivo de forzar la destitución de Powell.

La encuesta de la Fed de Nueva York revela que las expectativas de inflación de los consumidores a tres años aumentan hasta el 3,2%, el nivel más alto desde julio de 2022, mientras que las expectativas de inflación a cinco años caen desde el 2,9% al 2,7%. Por su parte, el GDPNow de la Fed de Atlanta se mantiene sin grandes cambios en el 2.26%.

Trump amenazó este lunes con imponer aranceles del 100% a las películas producidas en el extranjero. El secretario de Comercio confirmó la puesta en marcha en las redes sociales, mientras que la Casa Blanca desmintió que existiese una decisión final, declarando que la Administración aún lo está evaluando. La industria cinematográfica estadounidense ha advertido que afectará las cadenas de suministros y los estudios se expondrán a mayores costes. No está claro si los aranceles se aplicarían tanto a las películas en servicios de streaming como a las proyectadas en cines, o si se calcularían en función de los costes de producción o de los ingresos de taquilla. De este modo, sería la primera vez que Trump tiene como objetivo tarificar un servicio y no los bienes, como viene haciendo hasta ahora.

Siguiendo con la guerra comercial, Trump declaró el martes que China quiere llegar a un acuerdo «desesperadamente». Por otra parte, el Presidente quiere anunciar aranceles a productos farmacéuticos en las próximas 2 semanas, se barajan aranceles del 104% sobre productos farmacéuticos importados. Según prensa, Estados Unidos rechaza la exención de Japón de aranceles «recíprocos». En cuanto a la relación con Canadá, el Secretario de Comercio americano, Lutnick, dijo que las perspectivas para el acuerdo comercial con Canadá son «realmente complejas».

El martesBessent, Secretario del tesoro de Estados Unidos, dijo que la trayectoria de la deuda es insostenible. Añadió que hay un problema de gastos, no un problema de ingresos.

El presidente de Estados Unidos instó esta semana al ala republicana del Congreso a subir los impuestos a los ricos como parte de su “Gran y Hermoso Proyecto de Ley”, aunque su iniciativa se está topando con obstáculos dentro de su propio partido. Así, y según The Washington Post, Donald Trump instaba al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, a subir los impuestos a algunas de las personas con mayores ingresos. Con todo, el proyecto se enfrenta a obstáculos dentro del partido, ya que hay republicanos en distritos clave contrarios a recortar drásticamente las prestaciones de la red de seguridad social, mientras que los republicanos de línea dura exigen billones adicionales en recortes de gastos. En una línea similar, el secretario del Tesoro Scott Bessent, también sugirió la creación de una nueva categoría impositiva para quienes ganan más de 5 millones de dólares al año.

Este lunes conocimos una mejora de la confianza de los empresarios en Estados Unidos, sorpresa positiva de la confianza de los gestores de compras del sector servicios, con un repunte del indicador en abril hasta niveles de 51,6 desde el 50,8 anterior y un punto por encima de las expectativas. Esta mejora de la confianza de los servicios aleja los temores a una recesión inminente de la economía estadounidense. Además, por componentes la lectura también deja señales menos alarmantes, con una recuperación de los nuevos pedidos que se elevaron hasta niveles de 52,3 desde 50,4 previo y también una mejora del empleo que se elevó hasta 49 desde el 46,2. Por tanto, aunque el componente de empleo de la encuesta sigue en terreno de contracción (por debajo de 50), este repunte apunta a que no se están deteriorando las perspectivas. Finalmente, por el lado de los precios pagados, las cifras son negativas y advierten de un aumento de las presiones inflacionistas, el subíndice subió hasta 65,1 desde el 60,9 previo y alcanza su mayor nivel desde enero de 2023.

El sábado pasado la OPEP+ decidiera aumentar la producción en 411 mil barriles al día a partir de junio, muy por encima de los 138 mil previstos y tras haber anunciado un aumento similar a partir de mayo, con las caídas del precio del petróleo de esta semana, tras la decisión de la OPEP, el Brent ya cae un 20% en 2025.

En una entrevista televisiva, Trump afirmó que las políticas que está implementando son necesarias para el país y restó importancia a las preocupaciones en materia de inflación. Además, planteó que los estadounidenses están dispuestos a aguantar ciertos sacrificios económicos temporales si eso significa beneficios a largo plazo. Por otra parte, el Presidente planteó un arancel del 100% para las películas extranjeras y “no descarta» el uso de la fuerza militar para controlar Groenlandia. Por último, dijo que un tercer mandato no es algo que esté buscando hacer.

Trump dijo estar dispuesto a reducir los aranceles a China “en algún momento” aunque señaló que quiere un acuerdo «justo» y que no tiene planes de hablar con Xi esta semana. Por su parte, China estaría considerando hacer una oferta relacionada con el control del fentanilo, con el fin de reactivar conversaciones comerciales con Estados Unidos.

En Alemania fue sorprendente la falta de apoyos a Friedrich Merzlíder de CDU/CSU, este martes para conseguir en una primera votación los 316 votos necesarios (de un total de 630 escaños en el Bundestag) para convertirse en el canciller de Alemania. En esa primera votación se quedó a falta de 6 votos, algo llamativo teniendo en cuenta que con sus socios de coalición (SPD) suma 328, y que podría tener que ver con la insatisfacción de parte de la coalición con el drástico cambio en la política fiscal. Sin embargo, en una segunda votación, consiguió 325 apoyos, lo que eliminó el temor a la inestabilidad política que habría generado el no tener un canciller y exponerse a la celebración de nuevas elecciones, en un momento especialmente relevante, con la necesidad de implementar inversiones en defensa e infraestructuras, reformas, para hacer frente a su débil economía y el complicado contexto comercial.

La Unión Europea planea eliminar las importaciones de gas ruso para finales de 2027, buscando diversificar sus fuentes hacia alternativas como el gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos. La Comisión anunció esta semana las directrices, sujetas a cambios. Las medidas incluyen la finalización de los contratos al contado que tengan las empresas europeas con proveedores rusos antes de finales de este año. Por su parte, los contratos a largo plazo vigentes contarán con plazo hasta 2027. Desde la invasión a Ucrania, la UE ha reducido significativamente su dependencia energética con Rusia, imponiendo sanciones sobre el petróleo y el carbón. Sin embargo, el gas continúa suponiendo un desafío pendiente. El plan requiere de la aprobación del Parlamento Europeo y de los países miembros de la UE. Países como Hungría y Eslovaquia ya han anunciado su intención de bloquear cualquier intento de imponer sanciones al gas ruso. 

En una entrevista el pasado fin de semana pasado, el vicepresidente del Banco Central Europeo, De Guindos, se mostró optimista de que la inflación cumplirá de forma sostenible el objetivo del 2%, añadió que la fortaleza del euro, la caída de los precios del petróleo y la incertidumbre económica serán decisivos para determinar si se deben recortar más los tipos.

En Francia, el primer ministro Bayrou planea reducir la deuda e impulsarla producción, y no descarta un referéndum para asegurar el respaldo público a las reformas.

El martes en China decepcionó la confianza de los empresarios, el índice PMI compuesto privado (Caixin) bajó hasta 51,1 desde el 51,8 previo. Esto se explicó principalmente por un mal comportamiento del sector de los servicios, donde la confianza cayó en abril hasta 50,7 desde el 51,9 previo y por debajo del 51,8 esperado.

En Reino Unido el Banco de Inglaterra redujo tipos en 25 puntos básicos, situándolo en el 4,25%, lo que marca el cuarto recorte desde el verano de 2024 y lo deja 100 puntos básicos por debajo del pico del año pasado. Aunque algunos esperaban un ritmo más acelerado de recortes, el banco mantuvo su enfoque de “retirada gradual y cuidadosa” del estímulo monetario, respaldando previsiones de recortes trimestrales de 25 puntos básicos. La decisión fue muy dividida poniendo de manifiesto la gran incertidumbre económica existente. Así hubo cinco votos a favor del recorte, dos por uno mayor y dos por mantener los tipos. La economía del Reino Unido muestra señales de desaceleración y un mercado laboral menos ajustado, mientras que los efectos de la política comercial y el reciente acuerdo emergente entre Estados Unidos y el Reino Unido podrían alterar las proyecciones. A pesar de la incertidumbre y de una posible inflación a corto plazo por los precios energéticos, el banco sigue viendo intacto el proceso de desinflación.

Cuando Europa crece más que Estados Unidos. Ignacio de la Torre. Economista jefe, Arcano Partners.

La semana pasada conocimos que la economía de la zona euro creció un 0,4% intertrimestral, en tanto que la estadounidense se redujo un 0,1%. En términos anualizados, la primera creció un 1,6% frente al decrecimiento del 0,3% de la segunda. Es la primera vez en años que se produce un crecimiento económico mayor en la zona euro que en Estados Unidos.

Alemania creció un 0,2% frente a un decrecimiento del 0,2% el trimestre anterior. Francia, un 0,1% frente a un decrecimiento de un 0,1% en el anterior. Italia, un 0,3% (0,2% en el cuarto trimestre), y España, un 0,6% (0,7% en los tres últimos meses del año). Es cierto que durante el primer trimestre la zona euro se ha podido beneficiar de factores coyunturales, como el inusual crecimiento irlandés, muy ligado a sus volátiles exportaciones de servicios no turísticos, o por las exportaciones alemanas de marzo, que pudieron beneficiarse de órdenes elevadas desde Estados Unidos para acumular inventario antes de la imposición de aranceles. Es igualmente cierto que el crecimiento español hubiera podido ser una décima mejor si excluimos elementos más volátiles, y que Portugal tuvo un trimestre negativo por factores también coyunturales. En cualquier caso, el consumidor europeo parte de niveles de sobreahorro (justo lo contrario de lo que ocurre con el estadounidense), los tipos de interés están a la baja y las casas de la zona euro han comenzado a subir, y Alemania ha dado un giro a su política fiscal. Factores que apuntalan riesgos alcistas al crecimiento futuro, especialmente si la aplicación final de los aranceles acaba siendo pragmática, tal como parecen estar descontando actualmente los mercados.

En Estados Unidos, el decrecimiento intertrimestral presentó también factores coyunturales. El más importante es el inusual aumento de importaciones, en especial de las provenientes de China, con el objeto de acumular existencias antes de la entrada en vigor de los aranceles. En consecuencia, Estados Unidos presentó el mayor déficit comercial de su historia, algo que nos recuerda también que, durante el primer mandato de Trump, este desequilibrio terminó en una situación peor que en la que comenzó. Si excluimos otros factores más coyunturales es posible que la economía norteamericana hubiera crecido cerca de un 1,5% anualizado el primer trimestre. Con todo, el principal riesgo del crecimiento económico se observará el segundo trimestre, ya que el efecto de los anuncios arancelarios del pasado 2 de abril será patente precisamente a partir de ese mes. Sabemos que, según la Universidad de Michigan, la confianza del consumidor estadounidense se ha hundido hasta niveles muy bajos, sólo observados en los años 1980. Además, las expectativas de inflación de los consumidores a un año vista han subido hasta el 6%, niveles superiores al crecimiento de salarios. Por último, el porcentaje de consumidores que anticipan un aumento del desempleo los próximos doce meses ha crecido exponencialmente, lo que suele preceder a una contracción preventiva de gasto, algo que a su vez ha provocado recesiones pasadas.

Más ahorro, menos consumo

La confluencia de un consumidor bajo de moral, con expectativas de inflación superiores a los crecimientos salariales y temores de un repunte del desempleo generará una reacción que ya hemos visto en el pasado: ahorrar más y consumir menos. Dado que el 70% del PIB de Estados Unidos depende del consumo, la situación futura puede ser precaria. Es cierto que los datos de consumo de marzo fueron razonables (mejores que en enero y en febrero), pero podría también estar ligado a la compra de productos importados, como juguetes o electrónica, antes de los aranceles. Los norteamericanos destinan actualmente un 4% de su sueldo al ahorro, nivel inferior a su media histórica. Todo apunta a que próximamente incrementarán esa proporción, lo que pondrá en riesgo el crecimiento futuro.

Estados Unidos presenta palancas muy limitadas para hacer frente a la desaceleración. La Fed apenas cuenta con margen para bajar tipos con inflaciones subyacentes anualizadas un punto por encima de su objetivo y el riesgo de que los aranceles las acaben elevando al 4%. El enorme déficit fiscal del país (6,3%, que podría ascender al 8% una vez se apruebe la extensión de los recortes fiscales vigentes en el pasado, cifras siempre antes de una posible recesión), limita el margen de actuación para estimular a la economía fiscalmente.

Creo que un análisis más estructural de ambas economías también apunta en la dirección que señala la coyuntura.

Tucídides, en el discurso fúnebre dedicado a los soldados atenienses caídos en batalla frente a Esparta, pone en boca de Pericles las siguientes palabras: “Nuestra constitución es una democracia porque el poder reside no en las manos de una minoría, sino en las del conjunto del pueblo. Si se trata de dirimir una disputa privada, todos son iguales ante la ley (…). Nuestra ciudad está abierta al mundo, a nosotros nos parece tan natural disfrutar de los bienes extranjeros como hacerlo de los nuestros”. Tucídides hacía referencia a que el arancel que aplicaba Atenas en el siglo V a. C., y que enriqueció tanto a su ciudad, era el 2%, por cierto, muy cercano al 1,7% que mantenía Estados Unidos hasta el “día de la liberación”.

El futuro nos dirá si estas nociones expuestas por Pericles y nacidas en Europa –que tanto bien depararon en Estados Unidos– están volviendo a su cuna, y si el crecimiento, una vez más, será el espejo de las ideas que en el pasado han funcionado generando prosperidad, tal como nos ha mostrado la historia.

Los vientos de cola de la economía de EEUU superarán a Trump y sus aranceles.  Nouriel Roubini. Asesor principal de Hudson Bay Capital Management LP y profesor emérito de la Escuela de Negocios Stern de Universidad de Nueva York.

En diciembre pasado, sostuve que si bien algunas de las políticas del presidente estadounidense, Donald Trump, serían estanflacionarias (al reducir el crecimiento y hacer subir la inflación), esos efectos se verían mitigados en última instancia por cuatro factores: la disciplina del mercado, una Reserva Federal estadounidense independiente, los propios asesores del Presidente y las escasas mayorías de los republicanos en el Congreso.

El guion se ha desarrollado según lo previsto. La reacción de los mercados de acciones, bonos, crédito y divisas obligó a Trump no solo a recular con sus aranceles “recíprocos” contra la mayoría de los socios comerciales de Estados Unidos, sino también a rogarle a China que se sentara a negociar. En el juego de la gallina entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, Trump perdió. Los operadores del mercado se impusieron a los aranceles, y los vigilantes de los bonos demostraron ser más poderosos incluso que el presidente estadounidense –tal y como observó, hace un cuarto de siglo, el estratega político James Carville–.

Luego vino el juego de la gallina con el presidente de la Fed, Jerome Powell. Una vez más, Trump fue el primero en parpadear –al menos por ahora–. Los mercados se desplomaron cuando sugirió que despediría a Powell, y pronto dio marcha atrás, declarando que no tiene “ninguna intención” de hacerlo.

Mientras tanto, Powell ha dejado claro que el presidente no tiene autoridad legal para destituirlo.

Del mismo modo, aunque lunáticos como Peter Navarro, el principal asesor comercial de Trump, inicialmente tomaron la delantera apelando a la imagen que Trump tenía de sí mismo como “el hombre de los aranceles”, esto no duró. Una vez que los mercados se tambalearon, parecieron prevalecer quienes abogan por una estrategia arancelaria de “escalar para desescalar”, como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos (un excolega mío).

Por último, algunos congresistas republicanos han apoyado leyes que limitan la autoridad del presidente para imponer aranceles, y muchos otros actores políticos –desde gobernadores estatales y fiscales generales hasta grupos empresariales– están demandando a la administración por lo que califican de extralimitación ilegal.

Más allá de estas cuatro barreras, está el factor tecnológico. El crecimiento potencial de la economía estadounidense se acercará al 4% para 2030, muy por encima de las estimaciones recientes del Fondo Monetario Internacional del 1,8%. La razón es obvia: Estados Unidos es líder mundial en diez de las 12 industrias que definirán el futuro, y China solo es líder en vehículos eléctricos y otras tecnologías verdes. El crecimiento de Estados Unidos promedió un 2,8% en 2023 y 2024, y el crecimiento de la productividad ha promediado un 1,9% desde 2019, a pesar de la caída por la pandemia.

Inteligencia artificial

Desde el lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022 –algo que predije en mi libro Megamenazas–, las inversiones relacionadas con la IA han impulsado un auge de los gastos de capital en Estados Unidos. Incluso los aranceles y la incertidumbre resultante no han cambiado fundamentalmente la orientación de la mayoría de las grandes empresas tecnológicas, los hiperescaladores de IA y otros. Muchas incluso están redoblando sus inversiones en IA.

Si el crecimiento pasa del 2% al 4% gracias a la tecnología, eso supone un impulso de 200 puntos básicos en el crecimiento potencial. Sin embargo, incluso las protecciones comerciales y las restricciones migratorias draconianas reducirían el crecimiento potencial en tan solo 50 puntos básicos como máximo. Es una proporción de cuatro a uno entre factores positivos y negativos; la tecnología prevalecería sobre los aranceles a medio plazo.

Como he argumentado recientemente en otro lugar, incluso si el ratón Mickey fuera presidente, Estados Unidos seguiría encaminado hacia un crecimiento del 4%, porque la innovación del sector privado estadounidense promete compensar las malas políticas y su formulación errática.

El auge de la inversión impulsado por la inteligencia artificial también implica que, con o sin aranceles elevados, el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos seguirá siendo alto y se mantendrá en una trayectoria ascendente (lo que refleja la diferencia entre un ahorro lento y una inversión floreciente). Sin embargo, dado que el excepcional crecimiento de Estados Unidos sobrevivirá a Trump, las entradas de capital continuarán a pesar del ruido sobre la política comercial. Si bien es posible que los inversores en renta fija se retiren de los activos estadounidenses y del dólar, los inversores en renta variable mantendrán una sobreponderación en activos estadounidenses, quizás incluso duplicando su apuesta. Cualquier debilitamiento sustancial del dólar será gradual, y la moneda estadounidense no perderá repentinamente su papel como moneda de reserva global.

Con el tiempo, el mayor crecimiento, combinado con las actuales políticas de redistribución, debilitará las fuerzas populistas en Estados Unidos. Mientras tanto, Europa seguirá enfrentándose a los vientos en contra del envejecimiento demográfico, la dependencia energética, la excesiva dependencia de los mercados chinos, la escasa innovación nacional y un crecimiento estancado en torno al 1%. La brecha de innovación de 50 años entre Estados Unidos y Europa no hará más que aumentar a medida que el crecimiento impulsado por la inteligencia artificial pase de logarítmico a exponencial.

En este contexto, es muy posible que los partidos populistas de extrema derecha se apoderen de la mayor parte de Europa, como ya lo han hecho en algunos países. Ante la aparente deriva de Estados Unidos hacia el antiliberalismo, Europa podría parecer actualmente el último bastión mundial de la democracia liberal; pero esta narrativa podría invertirse a mediano plazo.

Letta y Draghi

Esta inversión se vuelve más probable si los europeos siguen ignorando las recomendaciones de los exprimeros ministros italianos Enrico Letta y Mario Draghi. En su informe del año pasado sobre la competitividad europea, Draghi señaló que los aranceles intercomunitarios sobre bienes y servicios son mucho más elevados que los que Trump ha amenazado con imponer. Un aspecto positivo de la intimidación de Trump es que podría obligar a Europa a despertar.

Sin duda, la inflación estadounidense se disparará por encima del 4% este año. Los acuerdos comerciales con la mayoría de los países limitarán la tasa arancelaria a un nivel indeseable pero manejable del 10% o el 15%, y una probable desescalada con China dejará esa tasa en torno al 60%, en promedio, impulsando un desacoplamiento gradual de las dos economías. El consiguiente impacto en los ingresos reales disponibles (ajustados por inflación) paralizará el crecimiento en el cuarto trimestre de este año, lo que podría provocar una recesión poco profunda en Estados Unidos que durará un par de trimestres.

Pero una Reserva Federal que mantenga un compromiso creíble con el anclaje de las expectativas de inflación podrá recortar las tasas una vez que el crecimiento se estanque, y un aumento modesto de la tasa de desempleo debilitará la inflación. A mediados de 2026, el crecimiento estadounidense experimentará una fuerte recuperación, pero Trump se habrá visto perjudicado políticamente, lo que augura una derrota de su partido en las elecciones de mitad de mandato. Los temores de que Estados Unidos caiga en la autocracia se verán aliviados. La democracia estadounidense sobrevivirá a la sacudida de Trump y, tras un período inicial de inseguridad y dolor, la economía prosperará.

Los aranceles al cine serían un error. Financial Times. Lex Column.

Poner aranceles a las películas extranjeras, la última ocurrencia del presidente estadounidense Donald Trump, es un argumento plagado de agujeros. Las películas, como los coches, son a menudo asuntos multinacionales. Un ejemplo es El aprendiz, una película biográfica sobre el ascenso de un Trump más joven, que recibió financiación de cuatro países. El director es iraní-danés y dos de los protagonistas proceden del este de Europa.

La Casa Blanca ha presentado los aranceles como una forma de reducir el déficit comercial de EEUU. Sin embargo, en lo que respecta a las películas, EEUU disfruta de un superávit comercial que en 2023 alcanzó los 15.300 millones de dólares (13.500 millones de euros), según Motion Picture Association, un organismo del sector. Las exportaciones triplicaron el valor de las importaciones.

Incoherencias aparte, está la utilidad de exigir un gravamen sobre algo que no sale de un barco ni pasa físicamente por las manos de los inspectores de aduanas. La fijación de los precios de los contenidos en streaming es un arte oscuro, y los productores son reacios a establecer suscripciones: Netflix tardó años en acabar con el uso compartido de contraseñas.

Sin duda, los inversores no consideraron que Netflix se viera afectada. Las acciones de la empresa estadounidense cayeron inicialmente el lunes tras conocerse la noticia, pero desde entonces se han recuperado. En Reino Unido, las de Facilities by ADF, que se encarga del transporte en los platós, han perdido un 16% desde principios de semana.

Puede que el verdadero villano que Trump tiene en el punto de mira sean las exenciones fiscales y otros incentivos que los países extranjeros ofrecen para atraer a Hollywood. El hecho de que esta práctica esté tan extendida evidencia el valor que se percibe en el desarrollo de una industria creativa próspera. Corea del Sur, por ejemplo, ha desarrollado un gran poder blando gracias a producciones como El juego del calamar y la oscarizada Parásitos.

EEUU podría seguir su ejemplo o, en su defecto, buscar diferentes vías de financiación para dar un empujón a los productores independientes. Una de las opciones que se está barajando en Reino Unido, por ejemplo, es la posibilidad de gravar a los streamers, mediante impuestos sobre los ingresos, para subvencionar la televisión pública de calidad. El riesgo es que algunos gobiernos se inclinen por condicionar ese apoyo a que se incluyan, o eviten, determinados contenidos.

La razón por la que los propios cineastas estadounidenses están encantados de transportar equipo y material por todo el mundo es que los costes más baratos ayudan a cuadrar sus finanzas. Barbie no fue la única que construyó su casa de plástico rosa en Reino Unido; el año pasado, el país ingresó casi 5.000 millones de libras (5.900 millones de euros) por las superproducciones de Hollywood rodadas en estudios británicos.

A falta de algo así, el argumento se desarrollará siguiendo líneas estrictamente predecibles. La secuela –o más bien precuela– empezó el mes pasado cuando China respondió a la primera tanda de subidas de aranceles reduciendo su ya baja cuota de películas estadounidenses. EEUU corre el riesgo de ver cómo se recorta uno de sus escasos superávit, y encarecer las producciones no volverá a hacer grande a EEUU.

Populismo hasta en la opa. José María Rotellar. Profesor de Economía. Director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria.

La semana pasada, la CNMC dio su visto bueno a la opa hostil de BBVA sobre Sabadell. Desde entonces, el Gobierno contaba con dos semanas para decidir si la eleva a Consejo de Ministros y dirimir sobre la misma.

El presidente Sánchez ha anunciado que, antes de ello, abrirá una consulta pública con agentes sociales y ciudadanos para recabar su opinión sobre la conveniencia o no de aprobar la operación. Esto es inaudito. Quienes tienen que decidir son los órganos competentes (CNMC, CNMV) y el Gobierno, y deben hacerlo basándose en aspectos técnicos, bien fundados, que soporten las decisiones que toman al respeto. Todo ello está claramente regulado, con los pasos a seguir.

Lo que no puede suceder, en ningún caso, es que la decisión sea sometida a la opinión de quienes no tienen ni competencia para ello ni criterio técnico para poder evaluar la potencial operación. Esa consulta pública no es más que una manera de querer quitarse responsabilidades de encima ante la decisión que adopte el Ejecutivo, desistiendo de su responsabilidad y sumergiendo a España en una deriva populista y demagoga que se acrecienta por momentos. No es de recibo que Yolanda Díaz diga que la opa no puede salir porque no le gusta, sin más argumentos, ni que el Gobierno ahora realice una consulta pública, ni que los consejeros de cada color en las distintas instituciones voten en función de lo que les diga la formación que los ha propuesto.

Se puede estar a favor o en contra de la operación, pero no por los argumentos que esgrimen algunos miembros del Gobierno, que no tienen base, ni por el populismo que envuelve el último anuncio de consulta pública por parte de Sánchez. Se puede hacer un análisis de posibles perjuicios acerca de la disminución en el número de entidades, que ha quedado reducido a una parte muy pequeña en comparación con las de hace veinte o cuarenta años y que ello pueda dificultar el acceso a la financiación o encarecerla.

Por otro lado, puede que se argumenten posibles beneficios, como el hecho de que a muchas entidades les ha podido dar capacidad para crecer inorgánicamente y acometer, así, la penetración en mercados internacionales, y que se alcanzaría, con la opa, una potencial mayor sinergia de costes, como elementos positivos. Todo ello, en cualquier caso, debe estar basado en sólidos análisis y en argumentos como los expuestos, de pros y contras, pero no en populismo.

Criterios técnicos

Los accionistas de Sabadell decidirán libremente qué les conviene; los del BBVA valorarán si su consejo ha tomado o no una decisión correcta, pero para que avance o no, quienes deben decidir al respecto son los organismos correspondientes, entre ellos, el Gobierno, con criterios técnicos que señalen ventajas e inconvenientes, como he expuesto antes, y no trufar la economía española de inseguridad jurídica derivada del populismo, que es lo que el Gobierno hace con esta insólita decisión, llenando la economía española de populismo hasta en la opa. Que decidan lo que consideren conveniente, pero basado en criterios técnicos y sólidos, y no en una decisión asamblearia carente de garantías en cuanto a conocimiento y competencia para ello.

El Gobierno no puede obviar el dictamen de la CNMC ni esconderse detrás de una medida demagógica con la que justificar su decisión. Debe decidir con argumentos técnicos, como los de la autoridad de Competencia, no con opiniones sin base técnica para emitirlas. Sería un grave error que el Gobierno se dejara llevar por argumentos populistas, que desvirtuarían cualquier decisión y sembraría inseguridad jurídica, una más de este gobierno.

El viejo orden económico global ha muerto. Martin Wolf. Financial Times.

Cómo deberían los extranjeros desear que termine la guerra comercial entre Estados Unidos y China? Deberían querer que las dos potencias pierdan.

Es cierto que la estrategia de Donald Trump es mucho peor que intelectualmente incoherente: es letal para cualquier orden global cooperativo. Algunos piensan que el colapso de ese “globalismo” es incluso deseable. En mi opinión, es insensato imaginar que un mundo gobernado por “grandes potencias” depredadoras sería mejor del que tenemos. Sin embargo, aunque el proteccionismo de Trump está abocado al fracaso, el mercantilismo chino no debe ganar, ya que también genera importantes dificultades globales.

Para comprender los problemas que afronta la economía mundial, resulta útil partir del tema de los “desequilibrios globales”, que sobre el que se debatió mucho en el período anterior a las crisis financieras mundial y de la zona euro de 2007-2015. Aunque estos desequilibrios se han reducido en los años transcurridos desde entonces, el panorama general no ha cambiado. Como señala el último informe Perspectivas de la Economía Mundial del FMI, China y los países acreedores europeos (en concreto, Alemania) han registrado superávits persistentes, mientras que Estados Unidos ha registrado déficits compensatorios. Como resultado, la posición de inversión internacional neta de Estados Unidos fue de -24% del producto mundial en 2024. Dado que el país registra déficits comerciales y de cuenta corriente, y tiene una ventaja comparativa en el sector servicios, también registra grandes déficits en el sector manufacturero.

¿Y qué?, se preguntaría un defensor apasionado del libre mercado. De hecho, incluso un defensor no tan apasionado del libre mercado podría señalar, con razón, que Estados Unidos ha tenido la suerte de vivir por encima de sus posibilidades durante décadas. Esto no tiene por qué ser un problema: después de todo, nadie podrá obligarle a pagar sus deudas. También tiene formas, algunas elegantes y otras menos, de incurrir en default. La inflación, la depreciación, la represión financiera y las quiebras corporativas masivas son algunas de ellas.

Sin embargo, se pueden ver al menos tres grandes lagunas en esta visión bastante complaciente de los grandes y persistentes desequilibrios globales. La primera es que se han vuelto políticamente nocivos. Hasta tal punto, que contribuyeron a la elección de Trump como presidente en dos ocasiones. La segunda es que, en el lado del superávit, se encuentran intervenciones de suma negativa diseñadas para alterar el equilibrio global de poder económico. Aunque las relaciones internacionales no se limitan al poder económico, éste es sin duda un componente crucial del mismo.

Déficit fiscal crónico

La tercera es que la contraparte de los déficits externos suele ser un endeudamiento interno insostenible. Unido a la fragilidad financiera, puede conducir a enormes crisis financieras, como ocurrió entre 2007 y 2015. Los saldos sectoriales de ahorro e inversión son indicadores que apuntan a este desafío. Durante décadas, los extranjeros han mantenido un superávit de ahorro sustancial con Estados Unidos. Las empresas estadounidenses también han mantenido un equilibrio o superávit desde principios de la década de 2000, mientras que los hogares estadounidenses han tenido superávit desde 2008. Dado que estos saldos sectoriales deben sumar cero, la contraparte interna de los déficits por cuenta corriente de Estados Unidos ha sido un déficit fiscal crónico.

Si los tipos de interés reales hubieran sido altos, los déficits fiscales podrían haber impulsado los déficits externos crónicos. Pero ha ocurrido lo contrario: los tipos de interés reales han sido bajos o muy bajos. La hipótesis keynesiana parece acertada: la entrada de ahorro externo neto, reflejada en superávits en la cuenta de capital (y déficits de cuenta corriente), ha hecho necesarios grandes déficits fiscales, porque de lo contrario la demanda interna en Estados Unidos habría sido crónicamente insuficiente.

China no es el único actor en el otro lado de la balanza comercial global. Pero es el más importante. A mi juicio, Michael Pettis tiene razón al afirmar que la economía global no puede acomodar fácilmente una economía enorme en la que el consumo de los hogares ascienda al 39% del PIB y el ahorro (y, por lo tanto, la inversión) es proporcionalmente enorme. Lo que también está claro es que esto último también ha contribuido a impulsar lo que el Grupo Rhodium considera una exitosa política Made in China 2025. Es lógico que las potencias industriales actuales teman a este gigante de la fabricación que es China.

Esto nos lleva de vuelta a la pregunta de la semana pasada: ¿quién ganará la guerra comercial entre Estados Unidos y China? Expliqué que China vencería, en parte porque Estados Unidos se ha vuelto tan poco de fiar, y en parte porque China tiene la opción de expandir la demanda interna y así compensar la pérdida de demanda de Estados Unidos. Matthew Klein responde, en su excelente newsletter The Overshoot, que China ha tenido esta opción durante mucho tiempo, pero no la ha aprovechado. Mi respuesta es que China debe hacerlo ahora y, por lo tanto, optará por ampliar la demanda en lugar de aceptar una gran caída interna. Ya veremos.

Sistema monetario internacional

El resultado de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la posible evolución de los aranceles de Trump surgen como dudas inmediatas. Pero no deben ignorarse los problemas más amplios. La política comercial no debe juzgarse de forma aislada. Como bien sabían quienes fundaron el sistema comercial de posguerra, en concreto el propio Keynes, su éxito también depende del ajuste macroeconómico global y, por lo tanto, del funcionamiento del sistema monetario internacional.

En la primera fase de la posguerra, Estados Unidos registró enormes superávits por cuenta corriente, pero los reutilizó para préstamos. En la segunda fase, hasta el año 1971, los superávits estadounidenses se deterioraron. Esto condujo al fin de la paridad del dólar y a la generalización de la flotación monetaria con objetivos de inflación, al menos entre los países con rentas más altas. Este sistema funcionó bastante bien antes del rápido ascenso de China. Con ello, la era en la que Estados Unidos podía actuar como prestatario y ‘gastador’ de última instancia, que pusieron a prueba países como Japón y Alemania en la década de 1980, se volvió política y económicamente inviable.

El carácter imprevisible de Donald Trump y su estrategia en los acuerdos bilaterales son, sin duda, absurdos. Pero el antiguo orden económico liderado por Estados Unidos ya no es sostenible. Estados Unidos ya no servirá como contrapeso económico en última instancia. El mundo, especialmente China y Europa, deben replantearse su posición desde una nueva perspectiva.

 

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 25 de Abril del 2025.

Los mercados han empezado a adoptar una actitud más optimista gracias a las señales de distensión en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China, lo cual ha provocado un cambio en los diferenciales entre los bonos del Tesoro estadounidenses y los Bunds. En este sentido, Trump tuvo un tono más conciliador, planteando que el gigante asiático podría ver reducidos sus aranceles en las próximas semanas, lo que ha ayudado a contener las expectativas de inflación en Estados Unidos generando ventas de Bunds, que en los últimos días se habían visto beneficiados de esas preocupaciones inflacionistas. Sin embargo, aunque la mejora del sentimiento parece clara, los aranceles a China, aunque se puedan reducir es de esperar que se mantengan elevados, los analistas esperan entre un 50% y un 65% lo que sigue planteando un riesgo significativo tanto a nivel de precios como de crecimiento. Como digo, el sentimiento de mercado sigue mejorando, aunque persisten las consecuencias del “Día de la Liberación” de Trump, anoche, China indicó que, aunque están abiertos a negociar con Estados Unidos, las negociaciones aún no han comenzado, contrario a lo afirmado ayer por Trump, y primero deben eliminarse los aranceles impuestos unilateralmente… espero con este comentario de mercado poner algo de luz en la oscuridad, pero según lo lees es probable que la situación haya cambiado, incluso puede cambiar mientras lo lees… cada minuto de mercado es diferente al anterior por algún comentario, post, rumor… cero visibilidad y confianza en el trabajo de análisis…

Bund Alemán (2,48%) Vs Bono americano a 10 años (4,30%).

Las expectativas de la caída en el comercio entre Estados Unidos y China se reflejan en el súbito retroceso en el coste de los fletes de las rutas marítimas entre las dos naciones, que han disminuido un -33% en lo que va del año. Kuehne & Nagel, una de las mayores empresas de transporte de mercancías, dijo ayer que los volúmenes de contenedores por océano desde China a Estados Unidos han caído un 30/40% desde la implementación de las tarifas del 145%. Sin embargo, otras regiones de Asia han visto crecer su volumen exponencialmente por lo que los volúmenes agregados apenas están cayendo a nivel global según la compañía. Dicen que el tráfico aéreo de mercancías está aguantando mejor que el marítimo, los productos de mayor valor añadido, y mayor precio, están aguantando mejor al no tener tarifas algunos de ellos, e incluso los que tienen tarifas mantienen los volúmenes razonables.

Por si ya tuviésemos poco lío político esta semana comenzábamos la semana con otro frente abierto por Trump, que ha incrementado su presión política sobre la Fed con la excusa de la última bajada de tipos por parte del Banco Central Europeo, aunque luego esa tensión pareció rebajarse, como todo lo que gira en torno a Trump... El director del Consejo Económico Nacional ha señalado que el presidente está estudiando la posibilidad de despedir a Jerome Powell, al que apodó “Mister Too Late”, y cómo hacerlo. Las grabaciones telefónicas desclasificadas de la Casa Blanca revelan cómo, en 1972, el entonces presidente estadounidense Richard Nixon presionó al presidente de la Reserva Federal, Arthur Burns, para que bajara los tipos de interés. El banco central así lo hizo, facilitando la victoria del líder republicano en las elecciones de noviembre de ese año, pero a costa de una inflación descontrolada. Donald Trump, que como Nixon ha lanzado una batería de aranceles a las importaciones claramente inflacionistas, también está presionando a la Fed, aunque de una manera mucho más pública que Nixon. Esta tensión ha generado esta semana nuevas caídas al unísono del dólar, las acciones de la Bolsa de Nueva York y los bonos del Tesoro americano. El mercado, que todavía no se ha repuesto del agresivo proteccionismo arancelario de la Casa Blanca, afronta ahora una pelea por el control de un organismo que, con sus decisiones sobre tipos de interés, es clave para la economía estadounidense y de todo el mundo. Hasta ahora, se le suponía capaz de decidir sin interferencias del Gobierno. Luego el miércoles Trump dijo que no tiene intención de despedir a Powell, detrás de sus críticas por no bajar tipos podría estar, no la intención de despedirle, su mandato finaliza en mayo del 2026 y legalmente no puede ser despedido salvo por falta grave, sino de culpar al presidente de la Fed de la desaceleración económica provocada por los aranceles cuando ésta se haga patente.

Los analistas de Barclays en una nota esta semana analizaban el potencial impacto de la presión de Trump sobre Powell, “La idea de que la independencia de la Fed esté en riesgo, tratándose de la institución más significativa en la arquitectura financiera global contemporánea, es un evento que genera graves riesgos no sólo para el dólar, sino también para el sistema financiero global”. Barclays espera que Trump no llegue a cumplir sus amenazas, pero cree que el euro podría subir por encima de los 1,20 dólares. De hecho, Goolsbee, presidente de la Fed de Chicago, afirmaba este lunes que cuestionar la independencia de la política monetaria supondría socavar la credibilidad de la Fed y generar efectos negativos en crecimiento y empleo, a la baja, y en inflación, al alza. En la misma línea, el ministro de finanzas francés Eric Lombard advertía que despedir a Powell, cuyo mandato finaliza en Mayo del 2026, podría dañar la credibilidad del dólar, provocar un repunte del coste de la deuda y desestabilizar la economía estadounidense.

En el lado de las políticas arancelarias respecto a ChinaTrump podría estar frenando su agresividadal mostrarse reticente a seguir escalando la guerra comercial, o incluso dispuesto a moderar sus aranceles, ante su negativo impacto en la demanda y la decisión de China de no incrementar adicionalmente su 125% sobre las importaciones estadounidenses. Trump ahora se muestra confiado en un acuerdo que incluya concesiones comerciales y la venta de los activos americanos de TikTok, si bien no parece que por el momento se hayan producido contactos entre Estados Unidos y China. Por su parte, China advertía este lunes de represalias a países que lleguen a acuerdos con Estados Unidos que supongan un daño para los intereses chinos. Asimismo, Estados Unidos imponía esta semana aranceles de hasta el 3.521% en importaciones solares de cuatro países del Sudeste Asiático tras demostrar un largo análisis que los exportadores de Camboya, Vietnam, Malasia y Tailandia estaban beneficiándose injustamente de subsidios públicos y vendiendo a Estados Unidos a precios inferiores a su coste de producción, estos cuatro países supusieron en 2024 el 77% de las importaciones de módulos.

Este tema está alcanzando cotas de surrealismo extremo, el miércoles tuvimos declaraciones de Trump en las que dijo que planea ser “muy amable” con China en cualquier negociación comercial y que los aranceles bajarán si ambos países logran llegar a un acuerdo. Esto pudiera ser una señal de que podría estar suavizando su postura firme hacia Pekín en medio de la volatilidad que sufren los mercados. El presidente de Estados Unidos también afirmó que los aranceles finales sobre China no estarían “ni cerca” del nivel del 145 % establecido. “Van a bajar sustancialmente, pero no serán cero”, dijo Trump. “Vamos a ser muy amables y ellos van a ser muy amables, y ya veremos qué pasa”. Estados Unidos también dijo que ha logrado “avances significativos” hacia un acuerdo comercial bilateral con India tras las conversaciones entre el vicepresidente JD Vance y el primer ministro indio Narendra Modi.

Estamos viviendo el peor comportamiento de Wall Street (S&P -6,75%, Nasdaq 100 -11,11%, Dow Jones -5,76% en lo que llevamos de 2025 frente al +5% de las bolsas Europeas), de los últimos 32 años. La crisis de confianza en los activos estadounidenses es muy clara.

Otra señal de falta de confianza en Estados Unidos podría ser el comportamiento del dólar (independientemente de flujos de gobiernos extranjeros vendiendo sus reservas de dólares), es la primera vez en 20 años que la moneda americana no actúa de valor refugio, el DXY (índice del dólar frente al resto de divisas globales) lleva una caída del 11% en lo que llevamos de año, es la primera vez desde Noviembre del 2002 que el dólar no sube en un entorno de caída de las Bolsas.

El dólar ha estado esta semana en niveles de sobreventa frente al resto de divisas globales no vistos desde el 2020:

                               DXY Index (Índice del dólar) RSI en sobreventa extrema:

Por otro lado, el frente diplomático estadounidense ha puesto sobre la mesa un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia, que incluye el reconocimiento de la anexión de Crimea y la imposibilidad de Ucrania de entrar a la OTAN. Los negociadores americanos indicaron que les gustaría ver una respuesta esta semana.  El secretario de Estado, Marco Rubio, señaló que en caso de no obtener una respuesta esta semana, Estados Unidos dejaría de buscar un acuerdo activamente. Sin embargo, el pacto traspasa las líneas rojas que marcó Ucrania en negociaciones previas, principalmente la no adhesión a la OTAN. Por otro lado, Ucrania y Estados Unidos han firmado un preacuerdo para que el país americano tenga participación en la extracción de minerales en suelo ucraniano.

Esta semana el precio del oro volvió a batir récord histórico alcanzando los 3.424 dólares por onza, lo cual refleja los miedos e incertidumbres que imperan en estos momentos en los mercados financieros, aunque los índices de crédito como el Itraxx Main y el Itraxx XOVER se mantienen a niveles no muy elevados y se alejaban esta semana de sus máximos del último mes los miedos persisten y la incertidumbre con respecto a políticas monetarias y arancelarias es máximo a pesar de la moratoria de 90 días. Mientras tanto, como decía antes, el dólar pierde posiciones con respecto a sus principales divisas de referencia y concretamente el yen japonés ha pasado la barrera de los 140 yenes por dólar, nivel no visto en casi 8 meses. La presión de Trump a Jerome Powell para que baje los tipos y estimule la economía aumenta por días y ya son muchos los que piensan que el mandatario americano pudiera forzar una salida repentina del presidente de la Fed, esta posibilidad añade más incertidumbre a las Bolsas.

Precio del oro últimos 12 meses.

Paridad Yenes/Dólar último mes.

Varios indicadores de sentimiento de mercado están en mínimos de los últimos años.

AAII Bulls minus Bears últimos 10 años.

NAAIM exposure index (Exposición a Renta Variable americana de los gestores institucionales activos).

Importante esta semana:

Según el Financial Times, Putin estaría dispuesto a parar los combates si se reconoce la línea de frente actual, la que existe hoy, como frontera de facto entre Rusia y Ucrania. Esto implicaría que las regiones ocupadas actualmente por Rusia, entre ellas Crimea, se quedarían bajo su control. De hecho en una entrevista con la revista Time Trump ha declarado que ve posible una paz entre Rusia y Ucrania pronto, y dice que no cree que Ucrania sea nunca capaz de incorporarse a la OTAN.

Anoche China dijo que consideraba ahora exenciones arancelarias a Estados Unidos. El Gobierno chino evalúa la posibilidad de eximir ciertos productos estadounidenses de los aranceles del 125%, impuestos recientemente y entre los que figurarían los equipos médicos o el alquiler de aeronaves. La iniciativa, que buscaría mitigar el impacto económico de la guerra comercial, es interpretada como una señal de disposición al diálogo por parte de Pekín, cuyo Gobierno exigía ayer sin ir más lejos la cancelación total de las tarifas unilaterales con señal previa a sentarse a negociar. Estados Unidos, por su parte, podría estar sopesando reducir los aranceles hasta niveles del 50-65%, frente al 145% actual, aunque cualquier ajuste dependería de las negociaciones bilaterales.

Kukies, ministro de finanzas alemán, dijo que la Unión Europea implementará contramedidas si no se alcanza un acuerdo comercial con Estados Unidos. Por otra parte, ante la presentación por parte de Habeck, líder de los Verdes, de una proyección actualizada de crecimiento para el país del 0,0% en 2025, dijo que el mayor obstáculo de Alemania este año es evitar la recesión.

En Europa el martes tuvimos declaraciones de Lagarde, afirmando que la guerra comercial de Trump podría acabar beneficiando a la Unión Europea al impulsar nuevos acuerdos con terceros países, incluido Mercosur, India e incluso China. A pesar del tono positivo de la reunión Trump-Meloni la semana pasada, aún no ha habido negociaciones directas entre Lagarde y Trump, los más optimistas creen que en el funeral de mañana del Papa Meloni podría aprovechar para sentar a Trump con Von Der Leyen… aunque no lo veo muy probable…

El lunes que viene, 28 de Abril, son las elecciones en Canadá, pocas veces unas elecciones parlamentarias en Canadá han atraído la atención de los analistas financieros, más allá de los expertos en ese país norteamericano, pero estos comicios son observados con atención al producirse en plena ofensiva arancelaria y diplomática de Donald Trump. El presidente de los Estados Unidos, además de amenazar con duros aranceles a su país vecino, ha llegado a insinuar la posibilidad de anexionar Canadá. Esa retórica, sin embargo, se ha atenuado desde que Mark Carney asumiera el cargo de primer ministro en sustitución de Justin Trudeau el mes pasado. De cara a los comicios, el exgobernador del Banco de Inglaterra y líder del Partido Liberal es el gran favorito en las encuestas. Pese a esa relajación, Trump tiene una clara influencia en la campaña. De hecho, su presión ha disparado el apoyo a los liberales, que muestran una actitud más desafiante ante la Casa Blanca. Esas idas y venidas tienen su reflejo en el dólar canadiense y la Bolsa de Toronto. Tras la victoria de Trump en noviembre de 2024, la divisa bajó de 0,72 a 0,69 dólares, pero se ha recuperado al mismo nivel. Sin embargo, desde comienzo de año se ha depreciado un 5,8% con el euro. En cuanto al índice S&P/TSX de la Bolsa de Toronto, está plano en lo que llevamos de año, frente a la caída del 6,75%% del S&P 500. Los analistas de ING indican que el mercado anticipa volatilidad en el dólar canadiense para la próxima semana. En su opinión, si hay sorpresa y ganan los conservadores, podría haber un rally de esa moneda al esperar un mejor entendimiento con Trump. Lo lógico, si vence Carney, es que la divisa canadiense siga una senda paralela al dólar estadounidense. Un 20% del PIB de Canadá depende de las exportaciones a su vecino del sur.

 S&P/Toronto Stock Exchange Composite Index 2025.

Ayer en Alemania se publicó la encuesta de confianza empresarial IFO de abril con un tono positivo respecto a las expectativas, situación empresarial 86,9 frente al 85,2 esperado y 86,7 anterior, situación actual 86,4 por encima del 85,4 esperado y 85,7 anterior, y expectativas 87,4 mejor que el 85,0 esperado y 87,7 anterior. 

El Fondo Monetario Internacional alertaba este martes de la desaceleración de la economía mundial. El FMI prevé un crecimiento mundial del +2,8% en 2025, 4 décimas menos que sus previsiones de +3,2% de enero, y del +3% en 2026. Destaca la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento en Estados Unidos respecto a lo estimado en enero, -0,9% en 2025 y -0,4% en 2026 hasta +1,8% y +1,7%, aunque sin mostrar recesión, le dan una probabilidad del 37% frente al 25% que preveían en Enero. En cuanto a la inflación, el FMi revisa al alza, un 1% más hasta el 3%. En cualquier caso, la evolución final dependerá del resultado de las negociaciones comerciales. Por lo que respecta a la Eurozona, revisa a la baja un -0,2% el crecimiento de 2025 y el de 2026 hasta +0,8% y +1,2% respectivamente, donde destaca Alemania (-0,3% para 2025 y -0,2% para 2026, hasta 0% y +0,9% respectivamente) y sorprende las expectativas para España cuyo PIB revisa al alza en un +0,2% en 2025 hasta +2,5% y mantiene sin cambios 2026 en +1,8%. Las economías emergentes ven su PIB rebajado en un 0,5% para 2025 y en un 0,4% para el 2026, hasta +3,7% y +3,9% respectivamente. Reducen sus previsiones del crecimiento de China, en un -0,6% en 2025 y -0,5% en 2026 hasta +4% para los dos años. También es reseñable México que ha visto cómo el FMI ha pasado de estimar un crecimiento del +1,4% en 2025 a una contracción de su PIB del -0,3%.

“El panorama ha cambiado. Estamos entrando en una nueva era en la que el sistema económico global que ha funcionado durante los últimos ochenta años se ha reiniciado”. Son las palabras del economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Pierre-Olivier Gourinchas, que el martes dejó claro que “todos los países se han visto negativamente afectados” por el conflicto arancelario. La economía global entra en una fase de fuerte desaceleración debido al impacto de la guerra comercial desatada por la Casa Blanca, así como por un aumento de los riesgos geopolíticos, que han llevado los niveles de incertidumbre a cotas récord desde la Guerra Fría y que amenazan con truncar la lenta senda de la recuperación iniciada tras la pandemia.

El PIB mundial avanzará este año medio punto porcentual menos de lo que el FMI estimaba hace tan solo tres meses, como consecuencia del rápido empeoramiento del mapa comercial y la prolongación de conflictos armados, especialmente en referencia a Ucrania y Palestina. En esta coyuntura, en opinión del FMI, “lo fundamental es asegurar que las expectativas de inflación se mantengan estables, que todos sigan convencidos de que los bancos centrales harán lo necesario para que la inflación vuelva a sus objetivos de forma sostenible”. Aun lejos de pretender enviar un mensaje alarmista, Gourinchas pidió a los bancos centrales que estén preparados para intervenir y evitar una crisis financiera. “Cuentan con instrumentos para lograrlo”. Insistió en que “la política monetaria deberá seguir siendo ágil y responder endureciendo las políticas cuando reaparezcan las presiones inflacionarias y flexibilizándolas cuando la demanda sea débil”. Además, y aunque evitó hacer una crítica directa al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el economista jefe del FMI lanzó ayer un salvavidas al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell: “Los bancos centrales deben mantener su credibilidad y parte de ella se basa en su independencia”. El comentario se produce en una semana clave en la que los ataques de Trump contra Powell han arreciado, amenazando con destituirlo si no cede a las presiones del presidente estadounidense para que la Reserva Federal acelere la desescalada de los tipos de interés. Mientras, el banco central estadounidense resiste la ofensiva de la Casa Blanca, a la espera de que se concreten los efectos económicos de la guerra arancelaria. El FMI apoyó ayer la estrategia de la Fed, a sabiendas de que el entorno político y económico puede cambiar en cualquier momento. De hecho, Gourinchas insistió en que “las perspectivas de crecimiento podrían mejorar de inmediato si los países flexibilizan su actual política comercial y promueven un nuevo entorno claro y estable”, lo que se traduce en otra crítica velada a la caótica puesta en escena de Trump y sus constantes cambios de guión en la guerra comercial. El FMI alertó también de que la agenda proteccionista estadounidense, con las consiguientes réplicas por parte del resto de países –especialmente China-, ha disparado la inestabilidad financiera en un entorno ya complicado, con una sobrevaloración de activos y un alto endeudamiento de las economías mundiales. En opinión del FMI, la corrección de los mercados bursátiles y de los bonos soberanos podría no haber tocado fondo, en la medida en que queda margen para “más reajustes” si empeoran las perspectivas a cuenta de una mayor tensión geopolítica.

Además de hacer un llamamiento al diálogo y la vía diplomática para resolver las disputas comerciales, el Fondo Monetario Internacional propuso atajar estas debilidades del sistema mediante el refuerzo de las infraestructuras de mercado, de la supervisión y regulación del sector financiero y de las herramientas de resolución de crisis y de provisión de liquidez en casos de emergencia. El FMI insistió en “salvaguardar la soberanía monetaria y fortalecer los marcos de política monetaria”, así como protegerse de la volatilidad excesiva de los flujos de capital y adoptar un tratamiento fiscal para los criptoactivos que “no sea ambiguo”. También propuso incluir los riesgos geopolíticos en los test de estrés de la banca y, por supuesto, reducir la deuda pública.

En cuanto a datos macroeconómicos esta semana lo más importante han sido los datos de confianza empresarial (PMI), que dejaron señales mixtas tanto en Estados Unidos como en Europa, clara muestra de la incertidumbre que se vive a nivel global como consecuencia de la guerra arancelaria.

En la zona euro, el PMI compuesto cedió ocho décimas hasta 50,1, aguantando aún en territorio de expansión. Este peor comportamiento vino explicado por el componente de servicios que retrocedió hasta niveles de 49,7, muy por debajo del 50,5 previsto y del 51 previo. Más aún, es la primera vez que se ubica por debajo del umbral de 50 desde noviembre 2024. Por el lado de las manufacturas, el indicador sorprendió ligeramente al alza al situarse en 48,7, una décima por encima del dato de marzo. En Estados Unidos, el indicador compuesto cayó fuertemente hasta 51,2 desde el 53,5 correspondiente a marzo. Al igual que en la zona euro, esta caída estuvo explicada mayormente por los servicios que corrigieron hasta niveles de 51,5, muy por debajo del 54,4 anterior y del 52,6 estimado. Por el lado más positivo, las manufacturas sorprendieron al alza al situarse en 50,7 frente al 49 previsto o el 50,2 de marzo.

El ‘shock’ comercial de Trump golpea la economía global. Martin Wolf. Financial Times.

Durante las últimas dos décadas, la economía mundial ha ido tambaleándose por distintas vicisitudes: la crisis financiera; la guerra comercial de Donald Trump contra China durante su primer mandato; la pandemia; la inflación pospandémica; la invasión rusa de Ucrania; la guerra en Oriente Medio; y ahora la guerra comercial de Trump II, con la intención de “hacer estallar la economía mundial por diversión”, que ha llevado los aranceles de EEUU a niveles no vistos en más de un siglo, y posiblemente a niveles aún mayores si se reimponen los “aranceles recíprocos”.

La tarea del FMI es comprender las posibles implicaciones de este shock innecesario para la economía mundial. En su último informe de perspectivas (World Economic Outlook) hace todo lo posible por entenderlo. Esto no significa que lo consiga. Nadie lo hace. Más allá de las fragilidades heredadas de las turbulencias anteriores y la habitual ignorancia sobre el funcionamiento de nuestra compleja economía global, todos nos enfrentamos a la enorme dificultad de no tener ni idea de qué será lo próximo que haga Trump ni de cómo responderán los demás.

Como resultado, la mayor realidad que podemos identificar, aparte de los aranceles prohibitivos impuestos entre EEUU y China, es el enorme nivel de incertidumbre. Esto, en sí mismo, resulta económicamente paralizante. De hecho, una de las muchas realidades deprimentes de la administración Trump es su incapacidad para comprender que, en una sociedad libre, la función más importante del Gobierno es reducir la incertidumbre, no hacer todo lo posible por aumentarla.

Pensemos en el telón de fondo de la crisis de Trump. Como señala Pierre-Olivier Gourinchas, asesor económico del FMI, en su prólogo al informe, “la economía global mostró una sorprendente resiliencia durante las graves crisis de los últimos cuatro años”.

La inflación ha caído desde máximos. El índice de desempleo también ha retrocedido a los niveles prepandemia. El crecimiento mundial volvió a situarse en torno al 3%, inferior al pasado, pero al menos respetable, mientras que la producción se acercó a su potencial. Sin embargo, muchas economías también se mantuvieron por debajo de las tendencias prepandémicas. EEUU fue la mayor excepción al alza. La situación estaba mejorando, aunque también había importantes fragilidades. En muchos países, la inflación aún no se ha consolidado en su objetivo. Los niveles de deuda pública y los déficits son, por lo general, elevados, en gran medida como resultado de los esfuerzos por amortiguar las perturbaciones previas. Los tipos de interés también se encuentran en niveles elevados.

Por lo tanto, hoy en día es mucho más difícil utilizar la política fiscal o monetaria para amortiguar los impactos. No es de extrañar que se estén revisando a la baja las previsiones de crecimiento. Como tampoco lo es que Trump le declarara la guerra a Powell en la Reserva Federal. Este último tiene razón en mostrarse firme. Recuerdo lo devastadores que fueron los ciclos inflacionarios de la década de 1970 y cómo afectaron a la confianza. No necesitamos que la historia se repita en nuestra frágil economía mundial.

El FMI explica también cómo los aranceles elevados tienen un impacto en la oferta de los países que los imponen, lo que reduce la productividad y aumenta los costes unitarios. Los que se ven afectados se enfrentan a un shock negativo de la demanda al disminuir la demanda de exportaciones, lo que ejerce una presión a la baja sobre los precios.

Incertidumbre y demanda

Como dice el informe del FMI “en ambos casos, la incertidumbre comercial deteriora la demanda, ya que las empresas y los hogares responden posponiendo la inversión y el gasto, y este efecto puede empeorar por el endurecimiento de las condiciones financieras y el aumento de la volatilidad de los tipos de cambio”.

La “previsión de referencia” del WEO se basa en las medidas anunciadas a 4 de abril. En el estudio se afirma que “se prevé que el crecimiento mundial caiga con esta opción desde un 3,3% estimado en 2024 hasta un 2,8% en 2025, antes de recuperarse hasta el 3% en 2026. Esto es inferior a las previsiones del WEO de enero de 2025, de 0,5 puntos porcentuales para 2025 y 0,3 puntos porcentuales para 2026, con revisiones a la baja para casi todos los países”. Esta previsión omite el impacto de los cambios desde el 4 de abril. El 9 de abril, por ejemplo, Trump anunció una pausa de 90 días en las tasas arancelarias más altas sobre muchos países.

Al mismo tiempo, se aumentaron los aranceles a los productos chinos, mientras que se mantuvo el mínimo del 10% a todos los países. China contraatacó. Dos días después, EEUU anunció que eximiría muchos dispositivos electrónicos. El 12 de abril, China volvió a aumentar los aranceles sobre los productos estadounidenses.

El 14 de abril –fecha límite para el WEO, según el informe– “el arancel efectivo de EEUU sobre los productos chinos era del 115%, mientras que el impuesto por China sobre los productos de EEUU ascendía al 146%, y el tipo arancelario efectivo global de EEUU sobre el mundo se situaba en torno al 25%, frente a menos del 3% en enero de 2025”.

En resumen, estamos ante una economía mundial que se enfrenta a enormes riesgos a la baja: un enorme desacoplamiento de las superpotencias; presión tanto de EEUU como de China para elegir entre ellas; grave pérdida de confianza en la sensatez de EEUU y, por tanto, huida del dólar; crisis fiscales y financieras; trastornos financieros y económicos en los países emergentes y en desarrollo en un mundo en el que la ayuda oficial disminuye rápidamente; profundas crisis económicas y humanitarias; inestabilidad social y política exacerbada; e incluso guerras importantes.

Como es lógico, el FMI no puede analizar las implicaciones geopolíticas del posible desmembramiento del mundo integrado que el propio EEUU creó en las últimas ocho décadas. Pero la cuestión es si puede evitarse el alcance total de estos riesgos a la baja. Se apunta a la posibilidad de que el miedo lleve a la gente a dar un paso atrás y así dar forma a un nuevo orden mundial. Es posible, por ejemplo, que China se dé cuenta por fin de que no puede depender de la demanda mundial para tirar de su enorme economía. Si por fin se orienta hacia una economía basada en la demanda interna, al menos podrá mitigar la crisis mundial. También es posible que EEUU abandone su nostalgia por una economía manufacturera que nunca recuperará y se oriente hacia políticas comerciales más mesuradas. No soy optimista. Pero tengo esperanzas. No podemos permitirnos seguir en la senda del desastre económico y político.

Estados Unidos, y no otros, será el que más sufra sus errores económicos. Chris Giles. Financial Times.

Es hora de jubilar la frase: “Cuando EEUU estornuda, el resto del mundo se resfría”. Se dice que se utilizó por primera vez en relación con la Francia napoleónica, pero la expresión perdió su valor después de Waterloo. Donald Trump está a punto de destruir su equivalente moderno.

En política exterior, la decisión del presidente de dejar de ser un aliado fiable que ofrezca garantías de seguridad fiables supone un cambio sísmico. Garantiza que otros países estarán menos dispuestos ahora a aceptar las exigencias estadounidenses. Pero es en el frente económico donde es más probable que la arrogancia se traduzca en humildad para un país que hace tiempo que perdió su estatus de mayor productor mundial de bienes y servicios.

No es solo que la mano negociadora de Trump con los aranceles sea mucho más débil de lo que imagina. Es que el resto del mundo controla el 85% de la economía global y ya no tiene que seguir lo que haga EEUU. Siempre que prevalezcan las cabezas frías en el comercio mundial, los exaltados de la Casa Blanca no dominarán el panorama. Este siglo, la cuota de Estados Unidos en las importaciones mundiales de bienes ha caído del 19% al 13%, según cifras del Banco Mundial.

Estas cifras probablemente infravaloran la verdadera importancia del país, porque las importaciones y exportaciones a lo largo de las cadenas de suministro a menudo terminan como demanda final estadounidense (por ejemplo, si las baterías chinas se suministran a vehículos eléctricos europeos y son compradas por estadounidenses), pero su peso en el comercio mundial sin duda está disminuyendo. La Casa Blanca podría tratar de generar una sensación de dominio económico mundial, haciendo que otros países se alineen por temor a las consecuencias. Pero lo que este siglo nos ha enseñado es que pocas crisis son realmente globales.

Globalización incompleta

Sin duda, pocas economías salieron indemnes de la crisis financiera mundial o de la pandemia del Covid. Pero ha habido muchas más crisis económicas localizadas que no contagiaron al resto del mundo. El Brexit y el episodio de Liz Truss se limitaron a Reino Unido. La eurozona soportó el enorme embate de su crisis de deuda soberana de 2010-12. Sólo Europa sufrió la escasez de gas natural y las subidas de precios tras la invasión rusa de Ucrania. La globalización dista mucho de ser completa.

EEUU es una nación soberana y libre de destruir su parte en el sistema económico mundial basado en normas que él mismo creó. Pero al establecer aranceles elevados y cambiar repentinamente de opinión, sembrar el miedo entre los inmigrantes y socavar la eficacia del gobierno estadounidense, las políticas golpearán con más fuerza en casa.

El choque estanflacionario que supone la generación de enormes incertidumbres en los negocios y precios de los bienes importados más altos pone a la Reserva Federal en un aprieto. Está luchando por articular si debe preocuparse más por el aumento del desempleo o por el de los precios. Pero los efectos inflacionistas de los aranceles de Trump afectan sobre todo a EEUU. Otros países que se enfrentan a un shock de demanda pueden simplemente compensarlo con una política más laxa.

Por supuesto, habrá algunos daños colaterales. Los países con un elevado peso de las exportaciones en el PIB y con EEUU como socio comercial muy importante –pensemos en Canadá y México– son más vulnerables. Las economías más pequeñas que exportan alimentos y productos básicos como camisetas a EEUU es probable que se vean muy afectadas. Pero cuando los economistas calibran sus modelos y observan las realidades subyacentes, es EEUU el que parece débil. Consensus Economics, que coteja las previsiones del sector privado, muestra que los economistas esperan de media que la economía estadounidense crezca casi un punto porcentual menos en 2025 que en el momento de la toma de posesión de Trump, y 2026 no parece mucho mejor. Las previsiones sobre el PIB de la eurozona y China se han recortado mucho menos.

Esta semana, los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales se reunirán en Washington con motivo de las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial. En estas reuniones suele haber un país que se ha ganado el estatus de paria. No cabe duda de que este año los dedos señalarán a EEUU. La única cuestión es lo educados que decidan ser los demás países. Pero los problemas económicos de EEUU son suyos. Cuando se pegue un tiro en el pie, será EEUU quien se desangre.

El FMI alerta del impacto arancelario. José María Rotellar. Profesor de Economía. Director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria.

El FMI, en su revisión de previsiones económicas, ha rebajado el crecimiento previsto para el conjunto mundial en varias décimas, debido al impacto negativo de la guerra comercial desatada por Estados Unidos, cuyas consecuencias pueden tener un impacto muy perjudicial para el conjunto de la economía mundial. Es cierto que dicho impacto lo limita el FMI con una lejana posibilidad de recesión, pero que si la confrontación escalase de manera más intensa y hubiese efectos de segunda ronda en precios en Estados Unidos y la respuesta del resto de países fuese con una elevación intensa de aranceles, todavía podría bajar más dicho crecimiento económico mundial y, con ello, el empleo.

Es más, el FMI habla de crítica coyuntura internacional. De esta forma, rebaja el crecimiento mundial en medio punto para 2025 y en tres décimas para 2026. En Estados Unidos, la rebaja para 2025 es de casi un punto, afectando menos a la eurozona, dos décimas. En el caso de España, por su menor exposición en comercio exterior con Estados Unidos, mejora la estimación en dos décimas para 2025 y la deja igual para 2026. De hecho, es tal la incertidumbre generada que aunque se contemple la pausa el FMI no modifica sustancialmente sus previsiones globales, aunque sí los componentes del crecimiento.

Como escribía hace unos días en estas páginas, la errática política económica de Trump, más bien de la parte mala de su política económica, la guerra arancelaria, que, de momento, es la única que ha puesto en marcha, pues frivolidades aparte de Musk, no ha acometido todavía realmente una reducción profunda del gasto ni ha tomado decisiones claras en cuanto a la necesaria rebaja de impuestos, está generando una incertidumbre en la economía que puede acarrear graves consecuencias para el crecimiento económico mundial.

Eso la economía lo nota, tal y como recoge el FMI en sus previsiones, y junto al empobrecimiento que sufrirá EEUU vía incremento de precios, la actividad económica general de dicho país se puede resentir, debido a la necesidad de aplicar una política monetaria más dura, o, al menos, con inferior flexibilidad a la prevista hasta hace unos meses, al tiempo que las expectativas empeoran y pueden retraer la actividad, junto a la pérdida de poder adquisitivo. Eso es lo que ha venido a decir el presidente de la Reserva Federal, Powell, que ha dicho que irán adecuándose al impacto que puedan tener los aranceles en los precios.

De la misma manera, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha mostrado su preocupación por los efectos que pueda tener la guerra arancelaria. De esta manera, prevé que la economía europea se resentirá y mermará su crecimiento en tres décimas, con un alza de la inflación media que puede llegar a ser de medio punto, aunque a medio plazo pueda moderarse por la menor actividad económica inherente al empobrecimiento arancelario.

Del mismo modo, ha asegurado que si la UE responde ojo por ojo a los aranceles de Trump, la caída de la actividad económica en la UE puede ser de medio punto. En ese sentido, parece ir la continuación en la rebaja de tipos que aplicó el BCE la semana pasada, donde pesa el miedo a una mayor desaceleración, pese a no haber logrado alcanzar el objetivo de precios del 2%.

Así, el FMI dibuja una desaceleración de la economía mundial, a ambos lados del Atlántico, junto con una elevación de los precios, todo ello fruto de la guerra comercial, que parecía superada y dejada en el pasado, que tuvo un primer intento de resucitar en 2018, en el primer mandato de Trump, y que ahora parece volver con toda su fuerza empobrecedora, amén de aplicarse con una incertidumbre creciente, como si se estuviese regateando en el rastro, impropio de la seriedad que precisa la política económica.

Es cierto que nunca ha dejado de haber aranceles, pero desatar una guerra comercial como la que parece que se está gestando hacía mucho tiempo que no pasaba.

Por tanto, ese escenario es uno de los peores que puede tener la economía: un bajo crecimiento que nos lleve al estancamiento o a la recesión, con un alto nivel de precios, es decir, el temido supuesto de la estanflación. Si este escenario se consolida, el empobrecimiento internacional puede convertirse en estructural e ir más allá de lo previsto ahora por el FMI.

 

Despotismo arancelario. Santiago Eguidazu. Economista y Técnico Comercial del Estado.

Los espasmos arancelarios del presidente de los Estados Unidos de América han destruido riqueza, socavado la credibilidad y el liderazgo internacional de ese país, expuesto sus vergüenzas como mayor deudor del mundo, y alarmado a todos aquellos que habían alimentado incomprensibles expectativas sobre la bondad de sus ideas económicas. Con todo, eso no es lo más preocupante de lo que denomino despotismo arancelario; lo grave no radica en el adjetivo, sino en la elevada probabilidad de que el sustantivo que lo precede nos depare vivencias mucho más desagradables, y generalizables a otras esferas de la acción de gobierno.

El despotismo arancelario es una nueva forma de entender el comercio que corrompe, y de alguna forma niega, los fundamentos conforme a los cuales esa actividad forjadora de la individualidad humana se ha desarrollado durante milenios, a saber: el reconocimiento de la mutua necesidad por las partes que intervienen en una relación comercial; la predisposición natural del hombre al conocimiento y su apertura al cambio y a la innovación (“El comercio cura los prejuicios destructores”, apunta Montesquieu en Del Espíritu de las Leyes); la idea de que en toda relación comercial debe existir una proporción y una implícita justicia (pues, en caso contrario, la relación se limitará a algún trato fortuito o esporádico), y, por último, aunque hay muchos otros, la importancia del cumplimiento de las promesas.

Es cierto que las ideas de proporción y justicia en el ámbito del comercio (y de actividades afines como la industrialización o la seguridad estratégica) han ido cambiando con el paso de los siglos, y más aceleradamente en las últimas cinco décadas como consecuencia de la especialización y complejidad de las relaciones económicas, y de la irrupción exponencial de la tecnología en la vida de las personas y empresas; y no digamos lo que entendemos ahora por promesa, cuya fuerza moral ha devenido en mera expectativa.

Pero eso no obsta para que, de extenderse, este nuevo despotismo –como el despotismo “democrático” que lo inspira y favorece– pueda demoler un pilar esencial de nuestras civilizaciones. El propio Montesquieu también escribió que el efecto natural del comercio es la paz; y, junto con ella, como ha sido el caso, el crecimiento material y espiritual de las sociedades que hemos pacientemente construido.

Una misma inquietud

La base intelectual de la democracia representativa se gestó, en poco menos de un siglo, en las mentes de Montesquieu (Del Espíritu de las Leyes, 1748), Constant (en su discurso en el Ateneo de París en 1819, que podemos resumir bajo el título La libertad de los modernos) y Tocqueville (La democracia en América I, 1835). Los tres compartían una misma inquietud, aunque habían llegado a la misma por diferentes caminos; esto es, la posibilidad de que los incipientes regímenes democráticos que a trancas y barrancas se instalaban en Estados Unidos y en la propia Francia (en Inglaterra ya lo habían hecho) engendraran un día, como consecuencia del pujante igualitarismo, del rechazo social a la diferencia y del advenimiento de un “vivo amor por la independencia individual” (Constant), modelos de sociedad proclives a aceptar nuevas formas de despotismo. En efecto, a Tocqueville le preocupaba que los ciudadanos se ensimismaran en su interés privado y descuidaran la cosa pública; que eso les nublara la mente hasta el punto de enajenar su voluntad y dejar de ser dueños de sí mismos.

En esta sociedad adocenada podría un déspota manipulador acceder a una forma de poder ya superada, prometiendo a los ciudadanos un cómodo bienestar y una gestión efectiva con base en un discurso convincente y atractivo (make America great again… taking billions from tariffs… creating remunerative industrial jobs for the american people…).

Constant pensaba que esta amenaza se acrecentaría particularmente en los grandes países (pues cuanto mayor la población, menor el peso o incentivo de los agentes en una eventual acción colectiva), y en las sociedades más desarrolladas, al disponer estas de una notable capacidad de producir bienestar con el que atrapar la voluntad de los individuos. Estos, perdidos en la multitud de la masa y el rebaño, y entregados a los gozos materiales y sensoriales que la riqueza podía procurar, serían así pieza fácil de cobrar para un despotismo de relato vano y apariencia democrática.

A los americanos y a los europeos, y a todos aquellos que siguen creyendo –pese a sus vicios– en la democracia representativa (un pilar esencial que diferencia a nuestra cultura de otras), nos interesa que el rumbo que está tomando la política americana cambie cuanto antes. Nuestros tres filósofos dejaron escritas sus recomendaciones. En primer lugar, la descentralización del poder como forma de buscar un equilibrio dinámico entre libertad/interés individual y participación política; y, sobre todo, de obstaculizar la tendencia natural del déspota a abolir de facto la separación de poderes; y, conseguir así, como irónicamente apuntó Constant, liberarlo de tantas responsabilidades: “Hay mazas demasiado pesadas para la mano del hombre”.

En segundo término, el asociacionismo político, que para Toc-queville era un rasgo fundacional de la democracia norteamericana: “Una asociación política, industrial, comercial o incluso científica y literaria, equivale a un ciudadano ilustrado y poderoso al que no se puede sojuzgar a voluntad ni oprimir en silencio, y que, al defender sus derechos particulares contra las exigencias del poder, salva las libertades comunes”.

El tercero es la prensa libre; independiente de cualquier relato construido sobre una realidad que sólo el poder vive. La independencia de la justicia y el respeto de las reglas, que se hacen más necesarios a medida que el gobernante se vuelve más activo, prepotente y poderoso, y “los particulares más indolentes y desvalidos”, culminan la lista.

Estructura democrática

En las páginas finales del segundo volumen de La democracia en América, el aristócrata se muestra optimista, pues no duda que la nueva estructura democrática de la sociedad norteamericana proporcionará “nuevas armas a cada generación que quiera luchar por la libertad de los hombres”. Creo que tenía razón. Él no podía imaginar, por ejemplo, la fuerza disuasoria de los votos de los mercados (especialmente, el de deuda) o la extremada interpenetración de las relaciones económicas que unen a los países mucho más de lo que sus audaces líderes estiman. O los brotes verdes que a diario vemos surgir en aquellas universidades norteamericanas que defienden sus modelos de enseñanza y diversidad; o los bufetes de abogados que no se pliegan a las intimidaciones del poder y se niegan a pagar peajes que las retroalimenten; o medios de comunicación y analistas que deploran con argumentos la falta de veracidad del relato oficial; o empresarios y banqueros que advierten de los dislates y falta de fundamentos de las inestables políticas económica y arancelaria de la nueva administración; o presidentes de organismos financieros que defienden no su puesto sino la importancia de la independencia de los reguladores, bancos centrales y otras instituciones de naturaleza similar.

Si Europa quiere ayudar en este proceso, quizás deba empezar por hacer que todas estas cosas ocurran también en nuestras tocadas democracias. La solución no está en buscar alternativas oportunistas allende otros mares, por mucho que el comercio equilibrado sea siempre saludable, también en esto fue Toc-queville premonitorio: “La naturaleza del amo me importa bastante menos que su existencia”.

Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 11 de Abril del 2025.

Estamos viviendo sesiones de mercado totalmente surrealistas, con compañías e índices de gran capitalización moviéndose en rangos diarios del 15%, estos días son los que los periódicos y los analistas suelen decir que se estudiarán en las universidades y en las escuelas de negocios, pero yo personalmente espero que no sea así, espero que esto pase rápido y que se olvide rápido, porque los mercados, todos (renta variable, renta fija, materias primas, divisas, criptos…) parecen un Casino y no cotizan fundamentales, ni expectativas de beneficios de compañías, ni nada, sólo cotizan comentarios en X, rumores, titulares, y este sinsentido espero que se pase cuanto antes…. Ahora habrá que estar pendientes durante los próximos 3 meses a las negociaciones y comentarios entre los principales socios comerciales y Estados Unidos, y de las negociaciones, o nuevas represalias, con China, como la de hoy al decidir el gobierno chino imponer un arancel del 125% a los productos estadounidenses… Mi comentario de esta semana es más largo de lo normal, pero es que cada día de esta semana ha sido más intenso que 1 mes normal…

El lunes una cuenta de X @Deltaone, más conocida como Walter Bloomberg, publicó: “Hasset: Trump está considerando pausar durante 90 días los aranceles para todos los países excepto China”, esa declaración atribuida al asesor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Kevin Hassett, y sacada de contexto de una entrevista en Fox News, cambió durante unos minutos el signo de todos los índices y mercados globales, no sólo Wall Street. El Nasdaq, que llegó a bajar ese día un 5,16%, registró una subida repentina del 4,52%, hablamos de un 10% de movimiento en cuestión de minutos, de un índice que capitaliza 21,4 trillones de dólares!!! El S&P 500, que hizo mínimo diario con una caída del 4,71%, rebotó el 3,34%, movimiento que supone 2,5 billones de dólares en menos de 15 minutos… El Dow Jones llegó a anotarse el 2,3% tras caer minutos antes el 4,44%.

Movimiento del Nasdaq 100 lunes 7 de Abril tras el post de X de Deltaone:

Y el miércoles ese rumor, comentario o lo que fuese, se hizo realidad, Trump sí que mandó un post en X en el que decía que pausaba los aranceles durante 90 días (mantenía el arancel global del 10%) salvo a China, que le imponía un arancel del 125% (desde el 104% previo), donde habrá que ver si hay alguna concesión por parte de cualquiera de las partes que les permita sentarse a la mesa de las negociaciones. Mientras tanto, es previsible que las autoridades chinas opten por intentar implementar nuevos estímulos a la economía, tanto vía política monetaria como fiscal. El Secretario del Tesoro americano llegó incluso a afirmar que no descarta eliminar los valores chinos cotizados en las bolsas americanas. Este giro repentino vuelve a plantear la idea de que los aranceles no son una medida permanente para reducir el déficit comercial o generar ingresos, sino una herramienta de presión para forzar negociaciones con las que obtener concesiones a corto plazo. En cuanto a China, ayer la Casa Blanca anunció que subía los aranceles hasta el 145%, puesto que le añaden 20% por fentanilo, a lo que esta mañana China ha respondido incrementando los aranceles a los productos de Estados Unidos al 125%.

Y la Bolsa americana subió el miércoles con fuerza, el Dow Jones +8%, el S&P 500 +9,52% y el Nasdaq 100 se disparó un 12,50% desde los mínimos del día, la Bolsa americana tuvo su mayor rebote desde el 2001!! Tesla subió un 22,69%, Nvidia un 18,72%, Apple un 15,33%, Meta un 14,76%…

Es todo tan surrealista que Goldman Sachs en menos de 2 horas cambió su previsión económica de Estados Unidos por la pausa de 90 días en los aranceles de Trump:

La Unión Europea, por su parte, y antes de la decisión de Trump, impuso aranceles por 23.000 millones de dólares a productos americanos (excluyendo el bourbon) a partir de mediados de abril en respuesta a los aranceles del 25% a acero y aluminio anunciados el mes pasado, aunque con la predisposición de suspenderlos si se alcanza un acuerdo con Estados Unidos, además, Europa anunció que se muestra dispuesta a comprar más Gas Natural Licuado americano. «Esto no se trata solo de aranceles o divisas, sino de flujos de capital, geopolítica y sostenibilidad fiscal chocando en tiempo real«, dijo Charu Chanana, estratega jefe de inversiones en Saxo Markets. «Esta rara trifecta señala una crisis de confianza más profunda. Los bonos del Tesoro, que antes eran el refugio seguro por excelencia del mundo, ahora están bajo presión debido a las preocupaciones fiscales de Estados Unidos y los riesgos de que los extranjeros los vendan en represalia por los aranceles

En la renta fija americana los mercados se debaten entre el efecto inflacionario de los aranceles y la capacidad de intervención de la Fed. En este sentido, los futuros de tipos a corto plazo indican que la Reserva Federal recortará 4 veces los tipos oficiales este año. Esta estimación parece poco probable, pues la Reserva Federal no podrá tomar un rol tan activo ante una inflación que podría alcanzar niveles por encima del 4%, debido al efecto de las tarifas.

La Volatilidad del S&P 500 (VIX Index- CBOE Volatility Index) tocó el lunes el 52%, el nivel del 45% es un nivel muy seguido por los inversores, son niveles que no se veía desde el año de la pandemia, hace 5 años:

VIX desde Marzo del 2020:

En los 12 meses posteriores a que el VIX tocase ese nivel del 45% el S&P 500 ha tenido retornos muy elevados, como se ve en la siguiente tabla:

El valor de las bolsas mundiales, medido a través del MSCI World, se dejó en tres sesiones (jueves y viernes de la semana pasada y el lunes de esta) 6,6 billones de dólares de capitalización…

Índice MSCI World últimos 12 meses.

Este nuevo paradigma debilita claramente y con carácter estructural al dólar a medio y largo plazo, como está reflejando el mercado. El problema es que con esta política comercial Estados Unidos está perdiendo socios estratégicos clave y está generando el caldo de cultivo para la modificación de las grandes alianzas que prevalecieron tras la segunda guerra mundial y que convirtieron al dólar en el gran activo libre de riesgo y por tanto en la divisa de referencia en el contexto internacional. El dólar ha caído a mínimos de los últimos 3 años frente al euro, y se encuentra en mínimos desde el 2023 frente a la cesta de divisas globales.

Eurodólar últimos 5 años.

Índice del dólar Spot frente a una cesta de principales divisas mundiales (US Dollar Index) últimos 5 años.

El petróleo también está viviendo jornadas de volatilidad extrema, estos días el barril de Brent ha llegado a cotizar por debajo de 60 dólares para irse en cuestión de minutos a 65 dólares:

Todos los analistas de los bancos de inversión americanos han criticado la política de aranceles de Donald Trump, alertando de un mayor riesgo de recesión económica y un aumento de las presiones inflacionistas.

Jamie Dimon, consejero delegado de JPMorgan, ha sido uno de los primeros en criticar abiertamente los aranceles. Este lunes, en su carta anual a los accionistas de JPMorgan, mostró su preocupación por el impacto que podrían tener en las alianzas económicas a largo plazo de Estados Unidos y que hasta ahora han sido la clave en el “extraordinario papel” que ha jugado el país en materia internacional como la mayor potencia del mundo. “Se trata del entorno geopolítico y económico más peligroso y complicado desde la Segunda Guerra Mundial”. Dimon no dudó a la hora de señalar otras consecuencias más palpables a corto plazo de los aranceles, como un incremento de la inflación y una ralentización del crecimiento. “Está por ver si el conjunto de los aranceles provocará o no una recesión”, en línea con lo que la semana pasada ya dijo también el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. El consejero delegado de JPMorgan también cree que habrá muchas más consecuencias, todas ellas negativas, en otros ámbitos, como la evolución de dólar y su posición como divisa hegemónica, y los resultados empresariales de las multinacionales estadounidenses, que se debilitarán. “La política Estados Unidos primero está bien siempre y cuando no termine siendo solo Estados Unidos (…) Si las alianzas militares y económicas del mundo occidental se fragmentaran, Estados Unidos se debilitaría inevitablemente con el tiempo. Es extremadamente importante reconocer que la seguridad y la economía están interconectadas; la guerra económica ha causado guerra militar en el pasado”, según Dimon. “La mayoría de los CEO con los que hablo consideran que probablemente ya estamos en recesión”, apuntó también esta semana Larry Fink, consejero delegado de BlackRock, la mayor gestora del mundo. Por su parte, Goldman Sachs volvió a elevar el riesgo de recesión en Estados Unidos, la segunda vez en menos de dos semanas, pasando de un 35% a un 45%. Este cambio responde a “un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras, el boicot de los consumidores extranjeros y un continuo aumento de la incertidumbre política”. Aun así, se sitúa por debajo de los números que manejan otras entidades, como JPMorgan, que el pasado viernes fue uno de los primeros en revisar sus cifras y elevar el riesgo de recesión hasta el 60% (frente al 40% previo). Otros, como HSBC, lo sitúan todavía en el 40%, mientras que S&P Global figura entre los más optimistas, con un 35% de probabilidad, aunque la casa de calificación crediticia podría revisar sus estadísticas los próximos días, a medida que se conozcan las represalias anunciadas por otros países, como China. En su informe, los analistas de Goldman reconocen que en sus primeras estimaciones fueron excesivamente conservadores, ya que esperaban que la Casa Blanca anunciara inicialmente un arancel universal más agresivo y luego lo redujera, pero lo cierto es que las nuevas tarifas fijadas para el 9 de abril elevarán la tasa arancelaria efectiva más de lo que se preveía, en el entorno del 22%. El gestor de fondos Bill Ackman, una de las voces más escuchadas de Wall Street junto a Dimon y uno de los multimillonarios que apoyó a Trump durante su campaña, pidió este lunes al presidente una “pausa” de noventa días antes de lanzar, el 9 de abril, lo que ha definido como una “guerra nuclear económica”. Ackman, al frente del fondo Pershing Square, añadió que “al imponer aranceles masivos y desproporcionados a amigos y enemigos”, Washington está “destruyendo la confianza” en Estados Unidos como socio comercial y como mercado en el que invertir capital. No escatimó en adjetivos como “injustos” o “asimétricos” a la hora de referirse a los aranceles. En su opinión, la economía americana “tendrá graves problemas de reputación que tardarán décadas en resolverse y arrastrarán al consumo y a la inversión”. Ackman apuntó que Estados Unidos “ya está perdiendo la confianza de los líderes empresariales”. En un reciente informe de JPMorgan, se incide en que “las políticas disruptivas de Estados Unidos han sido reconocidas como el mayor riesgo para las perspectivas globales en lo que va de año”. En este contexto, el dueño de Pershing le recordó ayer a Trump que las consecuencias serán especialmente negativas para los “consumidores de bajos ingresos”, entre los que se encuentran millones de votantes que apoyaron la vuelta del presidente a la Casa Blanca. “Esto no es por lo que votamos”, insistió. La noticia positiva para el mercado es que este nuevo escenario podría acelerar un recorte de tipos a partir del verano, con hasta tres rebajas consecutivas de un cuarto de punto. Sin embargo, otros analistas son más conservadores y creen que todo dependerá de que se confirme o no si la economía del país entra finalmente en recesión.

Scott Bessent, secretario del Tesoro, dio una pista sobre la visión de la Administración estadounidense en una entrevista, al recordar como Ronald Reagan “se mantuvo firme” al inicio de su mandato pese a sufrir una dura reacción bursátil ante el fuerte aumento de los tipos de interés que aplicó la Fed, con Paul Volcker de presidente, para contener la inflación. Los analistas de Jefferies recuerdan que, tras la primera victoria de Reagan en noviembre de 1980, el S&P 500 bajó un 25% y Estados Unidos sufrió una dura recesión y un gran incremento del paro. “La analogía de Bessent y el hecho de que la Administración está enfocada a reducir los tipos para refinanciar la deuda lo más barato posible, apunta a una elevada tolerancia a más caídas de la Bolsa a corto plazo”, decían desde Jefferies esta semana. Una caída del 25% del S&P 500, respecto a sus máximos de febrero, lo dejaría en 4.600 puntos. Se trata de un nivel cercano a los 4.700 puntos que Citi ve como suelo. Barclays recuerda que, de media, una corrección bajista en Wall Street implica un descenso del 25%, pero si hay recesión el desplome es del 42%.

Sin embargo, hay una clara diferencia de Trump con Reagan. Mientras éste se centró en combatir la inflación y veía mal el proteccionismo, los aranceles del actual presidente y sus críticas a los supuestos tipos altos de la Fed van a llevar inevitablemente a un aumento de precios. Y la inflación, especialmente si va acompañada de frenazo económico, es lo más peligroso para la inversión en activos de riesgo. Con Reagan, el S&P rebotó un 180% entre 1982 y 1986, pero los analistas de Barclays comentaban esta semana, acertadamente, que “Trump ha dejado la Bolsa en su segundo plano, debajo de sus principales objetivos programáticos”, e ideológicos, en mi opinión.

La Renta Fija también ha tenido movimientos que no se veían desde hace años, el Bono a 30 años de Reino Unido alcanzó esta semana el nivel del 5,50%, que no se veía desde 1998.

Rentabilidad del Bono de Reino Unido a 30 años desde 1990

Ante el desplome de los mercados bursátiles tras estallar la guerra comercial, Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, intentó calmar la tensión de los inversores el fin de semana pasado. “La mayoría de los estadounidenses con un plan de jubilación 401(k) tienen lo que se llama una cuenta 60/40… con lo que (sólo) han perdido un 5 o 6 % en lo que va del año”, declaró en televisión. O, dicho en términos sencillos, dado que los gestores de inversiones normalmente colocan el 40 por ciento de una cartera en renta fija, la caída de los precios de las acciones debería verse parcialmente compensada por el aumento de los precios de los bonos, ya que estos suelen moverse en direcciones opuestas, aunque esto no es así siempre…La semana pasada, los precios de los bonos subieron mientras las acciones caían, aparentemente debido al creciente temor a una recesión. Pero esta semana se han desplomado ante indicios de baja demanda en una subasta de bonos del Tesoro. Esto es sumamente inusual, como señalan analistas de mercado como Larry McDonald, durante las caídas bursátiles de 2008, 2001, 1997 o 1987, los precios de los bonos subieron. De hecho, este doble revés solo se ha visto recientemente durante el pánico por el Covid–19. Si los precios de los bonos siguieran cayendo junto con los precios de las acciones, surgen al menos tres preguntas: ¿pueden los mercados soportar este sufrimiento? ¿Intervendrá la Reserva Federal, como lo hizo en 2020? ¿Y qué está impulsando la liquidación del mercado de bonos?

Una posibilidad es macroeconómica, los inversores están preocupados por el aumento de la inflación debido a los aranceles. Otra es que algunos fondos de inversión probablemente estén liquidando sus activos más líquidos para cubrir las peticiones de sus bancos de mayores colaterales y garantías. Sin embargo, otra explicación, más inquietante, es que la volatilidad está aumentando porque los Hedge Funds se ven obligados a deshacer sus llamadas operaciones de base. Esta es una estrategia, antes desconocida, que implica realizar apuestas apalancadas, a veces hasta 100 veces, con el objetivo de beneficiarse de la convergencia entre el precio de los futuros y el precio de los bonos, como lo explicaba esta semana un informe de Apollo. En los últimos años, este tipo de operaciones se ha disparado, aunque a una escala difícil de rastrear. De hecho, la explosión es tan marcada que tres de las cinco principales fuentes de demanda de bonos del Tesoro no estadounidenses han sido Luxemburgo, las Islas Caimán y Londres, centros de operativa de los Hedge Funds.

El FMI estimó recientemente que estas estrategias “base” ascienden a un billón de dólares, mientras que un análisis de Bloomberg sugiere que los Hedge Funds poseen el 7% de todos los bonos del Tesoro, aparentemente más que los bancos intermediarios. Apollo afirmaba que suman “800.000 millones de dólares y constituyen una parte importante de los 2 billones de dólares en saldos pendientes relacionados con el servicio de prime brokerage (operaciones financieras para clientes institucionales)”.

De cualquier manera, a medida que los mercados de bonos se desplomaban, parecía probable que algunos fondos se fueran a ver obligados a deshacer posiciones, y crear un efecto bola de nieve similar al observado en 2020. Y lo que empeora esto es que, a medida que inversores fuertes del mercado como el fundador de Bridgewater, Ray Dalio, emiten advertencias terribles sobre el aumento de la deuda estadounidense, también aumentan los rumores sobre posibles riesgos de impago futuro. La Casa Blanca insiste en que esto es ridículo. Pero los operadores saben que cuando Trump era “solo” un empresario, incumplió repetidamente su propia deuda. Algunas de las ideas políticas más audaces que ahora circulan en la Casa Blanca incluyen supuestos canjes de deuda o cuasi-reestructuración. Se están imaginando escenarios antes inimaginables, y ya se están considerando. Además, a esto se suma que el riesgo de que la guerra comercial entre Estados Unidos y China se convierta en una guerra de capitales, lo que impulsaría a Pekín (actualmente el segundo mayor tenedor de bonos del Tesoro) a huir de los activos en dólares. Hay pocas pruebas de que esto suceda, todavía. Pero Pekín realizó una sorprendente maniobra financiera esta semana, permitió que el renminbi se debilitara frente al dólar, lo que aumenta la posibilidad de guerras de divisas. Los analistas de Deutsche Bank consideran que Trump está ahora “jugando con fuego” con los bonos del Tesoro. Quizás las palabras de Bessent puedan tranquilizar a los inversores, o la Fed intervenga, o el anuncio de este miércoles de Trump de una pausa de 90 días en la aplicación de las tarifas recíprocas calme los nervios de los mercados.

Volviendo a la economía real y a los datos micro, en Estados Unidos hoy comienza la temporada de publicación de resultados del Primer Trimestre del año con algunos de los grandes bancos (Wells Fargo, Morgan Stanley, Blackrock y JPMorgan), que el consenso de analistas espera que mantengan los buenos resultados de los últimos trimestres. El consenso de analistas espera un crecimiento de Beneficio Por Acción para el primer trimestre del 2025 del +7,0%, lo que sería el séptimo trimestre consecutivo en positivo, a pesar de haberse rebajado un -4,2% desde que comenzó el año. El crecimiento de los BPAs vendrá liderado por sectores defensivos (+16,9% frente al +9,7% del 4T24) y marcado por una desaceleración en sectores cíclicos (+4,5% frente al +11,4% del 4T24) y el sector financiero (+2,0% frente al +47,3% del 4T24). Las mayores revisiones a la baja han sido en el sector Inmobiliario (-2,7%), Industrial (-2,5%) y Consumo no cíclico (-2,3%) frente a las ligeras revisiones al alza de sectores defensivos como Farma y Utilities (+0,3%). El guidance facilitado para este 1T25 fue negativo en un 68%, superior a la media de 5 años (57,0%) y 10 años (62%) lo que debería facilitar alcanzar un ratio de sorpresas por encima del 70%. Sin embargo, el mal comportamiento del consumo en este primer trimestre, la acumulación de inventarios y el freno en los pedidos ante la incertidumbre arancelaría impactarán sobre las previsiones de beneficios de muchas compañías para los próximos trimestres, que tenderán a ser más cautos propiciando revisiones de beneficios a la baja que desde el “liberation day” todavía no se han visto.

En Europa el consenso de analistas espera una caída del BPA para el 1T25 del -3,5% frente al -2,5% del 4T24 tras haberse revisado un -2,8% a la baja desde el fin de la campaña anterior. Destacan las revisiones a la baja en Construcción (-20,3%), Recursos Básicos (-19,8%), Retail (-13,3%) y Distribución de Productos del Hogar (-10,2%) frente a las revisiones al alza en Farma (+16,4%) y Utilities (+12,3%). El guidanceofrecido por las compañías para este 1T25 ha sido algo menos positivo que la media reciente. La atención, como en Estados Unidos, estará centrada en las previsiones de beneficios de los próximos trimestres y el posible impacto de los aranceles en los resultados futuros, que podría ser muy distinto a la euforia desprendida en la campaña del 4T24 y al previsible buen comportamiento de ventas del 1T25 ante el repunte de pedidos para acumular inventarios.

Para el Ibex la campaña no empieza hasta el 24 abril con la publicación de resultados de Bankinter.

Importante esta semana:

Ayer se publicó el dato de IPC de Marzo en Estados Unidos (2,4% frente al 2,5% esperado y la tasa subyacente 2,8% frente al 3% esperado por el consenso). La inflación en Marzo tuvo una desaceleración de la referencia general de 4 décimas, y el dato subyacente de 3 décimas, lo que supone un buen comportamiento. La desaceleración de la tasa subyacente vino de la mano del componente de servicios que experimentó una variación mensual del 0,2%, al igual que la vivienda. Es un dato positivo, que plantea un crecimiento de la inflación subyacente del 0,1%, lo que sería compatible con un contexto de normalización de los precios.  Aunque en los próximos meses los analistas esperan tensiones inflacionistas derivadas de la guerra arancelaria iniciada por Donald Trump.

En relación con los aranceles a China del 145% Trump reconoce «problemas de transición» para empresas y consumidores al adaptarse a los nuevos precios. En cuanto a la UE, la ve como un bloque en las negociaciones comerciales, y dice que la Unión fue «muy inteligente» al no responder con contra-aranceles a aquellos impuestos por Estados Unidos, lo que ha evitado una escalada comercial con Europa. Por otra parte, Trump amenaza con más aranceles a México por los derechos de agua. Estados Unidos y Vietnam acuerdan iniciar discusiones formales sobre comercio recíproco.

Trump dice que Estados Unidos está en conversaciones directas con Irán y tendrá una «gran» reunión mañana sábado, amenaza con que Irán correrá un «gran peligro» si las conversaciones no tienen éxito.

En lado político, fuera de toda la locura de los aranceles, en Alemania, los conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD) han cerrado el acuerdo de coalición para formar Gobierno que llevaban negociando desde las elecciones generales que se celebraron hace mes y medio. Merz dice que “Alemania vuelve al buen camino”.

El presidente del Banco Central Francés, y miembro del Banco Central Europeo, Villeroy, calificó la decisión de Trump de pausar los aranceles como «un retorno a la razón económica», y no espera un aumento de la inflación en Europa.

En Estados Unidos, el viernes pasado el presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó que el impacto de los aranceles probablemente será significativamente mayor y más persistente de lo esperado, en la última reunión del FOMC del 19 de marzo hablaba de impacto transitorio, y que la Fed debe asegurarse de que esto no empeora la inflación, lo que a su vez sugiere que será prudente en lo que respecta a los recortes de tipos, aunque el mercado descuenta un recorte de 115 puntos básicos en 2025 y da una probabilidad del 55% a un recorte de 25 puntos en la reunión del 7 de Mayo. Para el Banco Central Europeo, el mercado descuenta un recorte de 75 puntos básicos para este 2025, con 86% de probabilidad de un recorte de 25 puntos el 17 de Abril.

Las Actas de la reunión de marzo de la Reserva Federal, publicadas el miércoles, pusieron de manifiesto que los miembros del Consejo ven que la inflación podría ser más persistente, que es probable que los aranceles aumenten la inflación este año y que existen riesgos de estanflación.

El martes conocimos que Japón podría tener prioridad en las negociaciones con Estados Unidos. Japón recibirá un arancel “recíproco” del 24%, además del 25% ya implementado al automóvil. Tal y como señalaba el primer ministro Shigeru Ishiba, la industria automotriz es un “pilar” de su economía. En un esfuerzo por suavizar las tensiones, se llevó a cabo una llamada entre Ishiba y Trump, reflejando la disposición de Japón hacia la búsqueda de un acuerdo. Scott Besset, secretario del Tesoro de Estados Unidos, expresó su expectativa de que Japón sea tratado con prioridad dada su rápida respuesta y acercamiento. 

La Unión Europea ofreció a Estados Unidos aranceles del 0% a los productos industriales. El lunes se reunieron los ministros de Comercio de los estados miembros y, posteriormente, la presidenta de la Comisión lanzó la posibilidad de eliminar las tasas arancelarias a los bienes industriales entre las regiones transatlánticas. En el discurso, Von der Leyen hizo referencia a la frase clave “Europa siempre está dispuesta a aceptar un buen acuerdo”. A la espera de la reacción de Estados Unidos, la propuesta no aborda elementos relevantes para Trump, como la reducción del déficit comercial o la eliminación del IVA sobre los productos estadounidenses. Marcos Sefcovic, comisario de Comercio, fue firme al declarar que el sistema de IVA no es negociable. Aunque la UE opta por el diálogo en lo que se refiere a los aranceles “recíprocos” del 20% y el 25% a los automóviles, está culminando los detalles de la represalia por el gravamen al acero y el aluminio. Originalmente, el comunicado consistía en una tasa que afectaría a 26.000 millones de euros en importaciones de origen estadounidense y se haría efectiva en su totalidad a partir de la semana que viene. El comisario de Comercio anunció que se podría aplicar sobre una cantidad inferior a 26.000 millones. Algunos países miembros presionaron para eliminar determinados productos (bourbon o vino), ante el temor de que se puedan ver afectados por la amenaza del arancel del 200% a las bebidas alcohólicas europeas. El miércoles Trump declinó la propuesta de la Unión Europea para eliminar los aranceles en los productos industriales, considerando la oferta como insuficiente. El mandatario enfatizó la necesidad de Estados Unidos por reducir el déficit comercial de 350.000 millones de dólares con la UE y sugirió que este desequilibrio podría ser corregido «en una semana» si la UE incrementara la compra de energía de origen estadounidense. Sin embargo, el organismo de estadísticas de Estados Unidos (BEA) registra que, en 2024, el déficit comercial con la UE fue menor, situándose en -161.131 millones de dólares, con un déficit en la balanza de bienes de -236.748 millones de dólares, pero superávit en la balanza de servicios de 75.617 millones de dólares. 

Según el diario South China Morning Post, los líderes de la UE se reunirán con Xi en Pekín en julio. Por otra parte, según prensa alemana, la UE y China habrían iniciado conversaciones para eliminar los aranceles a los vehículos eléctricos chinos. En este sentido, Macron advirtió que la UE debe evitar los flujos de terceros países que perturben el mercado.

En España la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) estimó ayer que la inédita coyuntura de absoluta incertidumbre en el terreno del comercio global podría restar 0,5 puntos al avance del PIB de España este año, el equivalente a unos 8.000 millones de euros. De momento, la Airef ha optado por mantener intacta su previsión de crecimiento del 2,5% para 2025, argumentando que a diferencia de otros organismos que venían incrementando sus proyecciones en los últimos meses por encima de las estimaciones oficiales (como el Banco de España, que ya anticipa que rebajará su 2,7%), Airef había conservado sus cifras por prudencia ante la incertidumbre imperante tras la vuelta de Trump a la Casa Blanca. A partir de ahí, el anuncio de este miércoles de que Estados Unidos pausa durante 90 días los mal llamados aranceles recíprocos al resto del mundo, manteniendo, eso sí, el 10% mínimo con carácter universal o el 25% al acero y el aluminio, “cambia radicalmente cualquier previsión del impacto de los aranceles que pudiéramos tener, con lo cual es muy difícil estimar su impacto” según la Airef. A la espera de ver si la tregua da margen a algún tipo de acuerdo que reduzca los aranceles del 20% sobre bienes de la UE, la Airef señala que las decisiones de la Administración Trump del 2 de abril, el llamado Día de la Liberación, supusieron un “giro radical de la economía de Estados Unidos, que ha sido relativamente abierta”, impulsora del comercio global y que ha contado con “niveles arancelarios comparativamente bajos”. En concreto, sus aranceles efectivos eran del 2,4% hasta los anuncios de Trump, que habrían disparado por sí solos la cifra a una media de entre el 16,5% al 22,5%, según diferentes expertos, para el promedio de las importaciones mundiales. “El potencial de este giro como disruptor de las cadenas globales es altísimo. Y el primer afectado iba a ser Estados Unidos” según la Airef apuntando que la plena implantación de los aranceles conllevaría un retroceso del PIB estadounidense de 1,7 puntos de PIB este año, frente al descenso medio global de 0,83 puntos, o el 0,22 de la UE.

En el caso de España, la mayoría de casas de análisis viene planteando un posible impacto directo de 2 a 3 décimas de PIB por los aranceles, teniendo en cuenta que España está menos expuesta al mercado estadounidense que otros países europeos, con un peso del 5% sobre el total de exportaciones, recuerda Airef. Según la Airef el indicador de incertidumbre de la política comercial había subido a niveles nunca vistos A partir de ahí, matiza Airef, está por ver el impacto de los posibles efectos colaterales positivos, como puede ser el incremento de las exportaciones europeas a Estados Unidos por el mejor precio comparativo frente a los productos de China, sometidos a aranceles no pausados superiores al 100%. También la nueva política fiscal expansiva de Alemania, que ha eliminado su freno de deuda para disparar la inversión en defensa en infraestructuras, o el plan de rearme de la UE y España pueden contribuir a impulsar el crecimiento español, si bien los posibles efectos positivos se harán esperar hasta 2026.

El análisis de Airef fue ofrecido durante la presentación del Informe sobre los Presupuestos iniciales de las Administraciones Públicas 2025, que proyecta una rebaja del déficit público al 2,7% del PIB este año (2,4% si no se tienen en cuenta las medidas frente a la dana que costaron cuatro décimas de PIB en 2024 y otras tres este año). La cifra sale de restar unos ingresos públicos por valor del 41,6% sobre PIB a unos gastos del 44,3%. A su vez, la deuda bajaría un punto, al 100,8%.

Con todo, la Airef advierte de que el gasto primero neto de medidas de ingresos, que es la variable que vigila la UE bajo las nuevas reglas fiscales, se elevará un 4,6%, nueve décimas por encima de lo comprometido. Aunque la cifra se sitúa justo al límite de las tres décimas de PIB que obliga a efectuar correcciones y la barra libre de gasto en Defensa que ofrece la UE liberará margen extra de gasto, matiza Ignacio Fernández-Huertas, director de la división de análisis presupuestario de Airef, el organismo recomienda a Hacienda vigilar las cuentas.


¿Qué significa la parada de los aranceles para el comercio global?. Financial Times (11 de abril).

Donald Trump anunció el miércoles una pausa de 90 días de los extensos aranceles que impuso la semana pasada a todos los principales socios comerciales de Estados Unidos, provocando un alivio inmediato al dar marcha atrás en una política que amenazaba con cambiar drásticamente el comercio mundial. Al mismo tiempo, Trump aumentó los aranceles a China, intensificando su guerra comercial con la segunda economía más grande del mundo.

La pausa en el llamado esquema arancelario recíproco de Trump es el último de una serie de cambios y giros dados por el presidente estadounidense en la caótica implementación de la política comercial desde su toma de posesión en enero.

1. ¿Por qué pausó Trump los aranceles?

La amplitud y el tamaño de los aranceles estadounidenses a sus principales socios comerciales provocaron una ola de ventas globales en los mercados de renta variable y atrajeron críticas inusuales a Trump por parte de legisladores republicanos en el Capitolio.

Numerosos multimillonarios financieros también criticaron duramente los gravámenes, entre ellos algunos de los mayores mecenas del Partido Republicano.

Al explicar su decisión el miércoles, Trump se refirió a la caída del mercado global, que se había extendido a una venta masiva de bonos del Tesoro estadounidense, y dijo que la gente se estaba poniendo “nerviosa”. “Hay que tener flexibilidad”, aseguró Trump a los periodistas.

Su decisión se hizo evidente mientras su principal negociador comercial, Jamieson Greer, comparecía ante los legisladores en el Capitolio. “¿Qué demonios? ¿Quién está al mando?”, gritó Steven Horsford, el legislador demócrata de Nevada, a Greer momentos después de que Donald Trump anunciara la pausa. “El presidente de Estados Unidos está al mando”, respondió Greer.

2. ¿Qué aranceles quedan entonces?

Estados Unidos aplica ahora un arancel base del 10% a las importaciones de todos los países, incluida la Unión Europea, con exenciones para los chips, el cobre, la madera, los productos farmacéuticos, los lingotes, la energía y los minerales que no se encuentran en Estados Unidos.

Los automóviles y los componentes también eludieron el arancel del 10%, pero siguen sujetos a un arancel separado del 25% introducido por Trump el mes pasado.

México y Canadá habían evitado lo peor del régimen de aranceles recíprocos, pero el mes pasado Washington aplicó aranceles del 25% a todas las importaciones de sus dos vecinos que no cumplían los términos de su tratado de libre comercio del año 2020, el T-MEC.

La Casa Blanca confirmó el miércoles que el arancel del 25% se mantendría vigente.

Los gravámenes del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio a Estados Unidos se mantendrán, y continúan las investigaciones que podrían derivar en aranceles al cobre y la madera.

El presidente también podría cumplir sus promesas de imponer aranceles a chips y productos farmacéuticos.

3. ¿Volverán los aranceles llamados ‘recíprocos’?

Trump afirmó que más de 70 países estaban haciendo cola para llegar a acuerdos con Washington.

Para evitar que los gravámenes reaparezcan en 90 días, la Casa Blanca buscará cerrar rápidamente acuerdos sobre los aranceles “recíprocos” suspendidos, incluyendo los aplicados a países intensivos en manufactura como Japón, Corea del Sur, Vietnam y Camboya.

Allie Renison, exfuncionaria del Departamento de Comercio de Reino Unido que actualmente trabaja en la consultora SEC Newgate, afirma que, dado el desafío de llevar a cabo tantas negociaciones simultáneamente, una transición más rápida sería pasar de aranceles generales a aranceles sectoriales más específicos y exenciones para productos.

“Trump podría dejar de imponer aranceles generales por país para adoptar un sistema basado en aranceles específicos por producto, que podría ser más manejable para los fabricantes y abordar las barreras comerciales injustas sobre productos específicos”, añade.

4. ¿Por qué no rebajó Trump los aranceles a China?

Trump aumentó los gravámenes a China del 104% al 125% mientras se los reducía a otros países. La decisión se produjo después de que Pekín impusiera aranceles de represalia a Estados Unidos el miércoles por la mañana en respuesta a un aumento previo por parte de Washington.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, culpó a China de los aranceles de represalia. “Como les dije a todos hace una semana en este mismo lugar: No respondáis, y seréis recompensados”, declaró el miércoles.

Si bien muchos países han contactado con la Casa Blanca para mantener conversaciones comerciales, Estados Unidos y China no han mantenido negociaciones.

El presidente afirmó que no anticipaba nuevas subidas de los aranceles a China, y agregó que esperaba que ambos países llegaran a un acuerdo en algún momento.

Sin embargo, Pekín le ha dicho a la Administración Trump que considera los aranceles una táctica de intimidación y que no se dejará intimidar por las acciones del presidente estadounidense.

Si bien Trump ha sugerido que el presidente Xi Jinping accederá a hablar con él en algún momento, es poco probable que el líder chino acepte una llamada, y mucho menos una reunión, a menos que los funcionarios hayan definido previamente los términos de un acuerdo que haga las conversaciones más viables para Xi desde el punto de vista político en su país.

5. ¿Ha terminado la guerra comercial global?

Los economistas advierten que la agitación ya generada por el enfoque beligerante de Donald Trump respecto a los aranceles tendrá efectos negativos como resultado de la incertidumbre y la desconfianza que se cierne sobre las relaciones comerciales estadounidenses.

Nicolò Tamberi, del Centro de Política Comercial Inclusiva de la Universidad de Sussex en Reino Unido, advierte que la incertidumbre disuade la inversión, ya que las empresas adoptan una política de espera antes de decidir cómo ajustar sus cadenas de suministro.

“La literatura [académica] sugiere que los efectos de la incertidumbre pueden ser tan perjudiciales como los aranceles, y existe una enorme incertidumbre en este ámbito. Por lo tanto, incluso si Trump llega a acuerdos para evitar el impacto de los aranceles hoy, tal vez cambie de opinión mañana”, señala.

Los inversores del mercado también podrían adoptar una estrategia de espera antes de asumir que las turbulencias han terminado.

Steven Abrahams, director de estrategia de inversión de Santander US Capital Markets, advierte que, sin mayor claridad, los inversores podrían optar por esperar durante los próximos 90 días en lugar de volver al mercado.

“Hemos visto el primer día de liberación. Sin claridad, algunos podrían invertir a pesar de la posibilidad de un segundo día de liberación, pero muchos no lo harán”, afirma.


Trump no tiene ni la más remota idea de lo que ha desatado. Edward Luce. Financial Times.

Deberíamos confiar en los instintos de Donald Trump, afirma Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes. O bien, Johnson y su bancada deberían salir corriendo en dirección contraria. Es demasiado tarde para que los republicanos vuelvan a ser un partido normal: la fe en Trump es su principio organizador. Pero podrían mostrarse leales persuadiendo a Trump para que se aleje del precipicio. Además de sus empleos, el futuro de la economía global y el fondo de jubilación de todos los estadounidenses dependen de ello. Su tarea se complica por el hecho de que Trump todavía cree que va a triunfar. Traten de ponerse en su lugar. Desde su conspiración contra Obama en 2011 sobre el nacimiento de éste en el extranjero hasta su condena por delito grave en 2024, y tantos puntos intermedios, casi todos los años se ha dado por muerto a Trump. Pero sigue resurgiendo. Trump es un fantasioso cuya fantasía más profunda –la de que es un campeón imparable– se hace realidad. ¿Por qué una pequeña turbulencia en el mercado habría de detenerlo?

El punto de partida es que Trump es un martillo y el resto del mundo, así como la mitad de EEUU, un clavo. A veces, el martillo puede centrarse en clavos concretos o suavizar el golpe, pero siempre es un martillo. Que algunos de los partidarios más cercanos de Trump, como el gestor de hedge fund Bill Ackman, se sorprendan por su guerra arancelaria global es un misterio. Trump prometió en casi todos sus discursos de campaña desatar la guerra comercial en la que nos encontramos. Ha culpado a los extranjeros de estafar a EEUU desde mediados de la década de 1980. Cabe destacar que su obsesión era con Japón, no con la Unión Soviética. Trump siempre se ha mostrado más enfadado con sus aliados y amigos. Los psicólogos extrapolan el acuerdo hereditario que Trump intentó imponer a sus propios hermanos. Si su instinto es estafar a la gente, incluso a sus seres queridos, asuma que ese es el método para todos.

El misterio radica en por qué tantos –desde los multimillonarios colegas de Ackman hasta los venezolanos residentes en Florida– se han esforzado por ignorar quién es Trump. Se han desperdiciado un billón de comentarios acusando a las personas equivocadas del síndrome de enajenación de Trump. El verdadero síndrome afecta a quienes siguen viendo un actor racional, o una partida de ajedrez económica, donde no existe.

Podría decirse que todo el mercado sufre de este síndrome. Poco después de desplomarse el lunes por la mañana, se especuló con que Trump anunciaría una pausa en sus aranceles. Los mercados recuperaron con creces sus pérdidas iniciales. Todas esas ganancias se esfumaron cuando la Casa Blanca lo desmintió [ese día]. Si un meme online puede convertir un mercado bajista en una recuperación alcista en cuestión de un minuto, y viceversa, Trump tiene el mundo en sus manos. El más mínimo rumor de que podría estar cuerdo puede desencadenar un frenesí de compras. Los emperadores romanos envidiarían la influencia de un solo hombre. Trump puede pausar algunos de sus deberes del Día de la liberación. Eso [como ocurrió ayer] desencadenará un gran repunte de alivio. Pero su pausa no será más segura que un madero a la deriva. Los mercados celebrarán cualquier indicio de acuerdos bilaterales que Trump planee alcanzar con los solicitantes más influyentes; Japón, China e India deberían ser vigilados de cerca. Los inversores también deben prestar atención al hecho de que dichos acuerdos se concretarán entre gobiernos extranjeros y Trump personalmente, no su Administración. Los departamentos del Tesoro, Comercio y los representantes comerciales a menudo quedan al margen. Dada la falta de límites entre el papel público de Trump y las inversiones privadas, el margen para el trueque no relacionado con el comercio es amplio.

La idea de que el impacto de Trump se limitará a la economía basada en el comercio de bienes también es una ilusión. Los extranjeros poseen una proporción crítica de la deuda del Tesoro estadounidense. La continua alta demanda de un activo en cuyo emisor el mundo está perdiendo la confianza marca la diferencia entre una recesión y una depresión por Trump. En este sentido, los gobiernos europeos parecen tener mejor intuición que los mercados de renta variable y renta fija. En lugar de intensificar la guerra comercial, la UE sólo ha considerado un modesto conjunto de medidas de represalia. Esto no se debe a que Bruselas crea que Trump probablemente aceptará la cortesía. Se debe a que teme que una espiral comercial de represalia rompa el sistema financiero global.

En cualquier caso, esta lección llega innecesariamente tarde. Los que minimizan los actos de Trump han perdido su credibilidad. No hay ninguna escuela de realismo en política exterior, ni de mercantilismo comercial, que pueda explicar las acciones de Trump. Si quieres predecir el mundo, estudia su psicología. Mientras Trump esté al mando, recele de EEUU.


Los aranceles de Trump perjudicarán al mundo. Martin Wolf. Financial Times.

Ahora sabemos qué economía representa la mayor amenaza para Estados Unidos después de China: Lesoto. China tiene actualmente un arancel combinado del 54% bajo el nuevo plan de Donald Trump. Pero Lesoto aparentemente merece un arancel “recíproco” del 50% sobre sus exportaciones a Estados Unidos, justo por delante del 49% para Camboya y el 46% para Vietnam, seguido del 32% para Indonesia y Taiwán, el 26% para India y el 20% para la UE. Reino Unido escapa con un 10%.

Quizás lo más extraordinario del derribo de una política comercial con casi un siglo de historia es que, aparentemente, nadie le dijese al presidente que un procedimiento que coloca a Lesoto en el peor escalón haría que Estados Unidos pareciera ridículo. Pero así ocurrió, y ocurrió porque ese procedimiento era ridículo. No hubo un análisis sutil de todas esas supuestas barreras arancelarias y no arancelarias que, dice Peter Navarro, haciéndose eco de su jefe, el explotado Estados Unidos ha sufrido terriblemente.

No, era mucho más simple y absurdo. Los aranceles propuestos son proporcionales al déficit comercial bilateral dividido entre las importaciones bilaterales. La suposición implícita es que, en un mundo justo, el comercio se equilibraría con cada socio. Esto es una locura absoluta. Sin embargo, ahora se ha convertido en la base intelectual de la política comercial del país más poderoso del mundo –ay, pobrecito, aparentemente víctima de una conspiración comercial global–.

Perverso

No es sólo una locura. Es perverso. Pensemos en la historia de la intervención estadounidense en Vietnam. Sin embargo, ahora Estados Unidos ha decidido intentar frenar su desarrollo económico. Vietnam no es el único que busca explotar los beneficios de la apertura. De hecho, la política comercial ha convergido hacia el liberalismo en las economías emergentes de forma bastante generalizada. Respondían a una promesa que Estados Unidos ahora ha incumplido.

Y la obra de Trump no acaba ahí. Canadá y México siguen siendo víctimas de sus aranceles al fentanilo. Hay un arancel del 25% sobre los automóviles y también se han aumentado los del acero y el aluminio.

Sin embargo, los aranceles no cerrarán los déficits comerciales. En la década de 1970, trabajé en la economía india, que entonces se encontraba entre las más protegidas del mundo. ¿Acaso registraba enormes superávits comerciales? No. Es cierto que tenía una proporción minúscula de importaciones respecto al PIB. Pero sus ingresos por exportaciones eran aún menores. Esto se debía al impacto adverso de la protección en la competitividad exportadora. Es lo que le ocurrirá ahora a Estados Unidos: las importaciones se reducirán, pero también las exportaciones. Los déficits, determinados por los ingresos y el gasto, se mantendrán prácticamente sin cambios. El mundo simplemente acabará siendo más pobre. Como expone el Instituto Kiel de Alemania, es probable que los mayores efectos negativos recaigan sobre Estados Unidos: la protección suele ser un gol en propia puerta.

Quienes fundaron el sistema de comercio global en las décadas de 1930 y 1940 habían sufrido las consecuencias del proteccionismo en las décadas de 1920 y 1930. El sistema que crearon se basó, por buenos motivos, en los principios de no discriminación, liberalización mediante la negociación recíproca, consolidación de los aranceles y la adjudicación imparcial en cualquier uso de las cláusulas de escape del sistema. Todo esto se diseñó para crear un régimen comercial predecible, transparente y liberal. Tras ocho rondas de negociaciones completadas, el resultado fue una economía mundial abierta y dinámica. Esto fue producto de la habilidad política estadounidense. Trump no sólo ha llevado la protección estadounidense a niveles no vistos en un siglo, sino que ha destruido todo lo que sus predecesores buscaban lograr. Se trata de un acto de guerra contra el mundo entero.

Logro

El debate sobre si tomarse a Trump literalmente o en serio ha terminado. Ahora ha aprendido a ser el tirano que siempre quiso ser. Es algo que le llevó tiempo. Pero, con la ayuda que ha recibido, lo ha logrado. Su Administración está embarcada en un ataque integral contra la república estadounidense y el orden global que ésta creó. A nivel nacional, se encuentran bajo ataque el Estado, el Estado de derecho, el papel del poder legislativo, el papel de los tribunales, el compromiso con la ciencia y la independencia de las universidades. Todos ellos fueron los pilares sobre los que se asentaron la libertad y la prosperidad de Estados Unidos. Ahora, está destruyendo el orden internacional liberal. Pronto, supongo, Trump estará invadiendo países, mientras procede a restaurar la era de los imperios.

La intención

La aplicación de todos estos aranceles simboliza a la perfección la intención de Trump. Ha apelado a una “emergencia” inexistente, permitida por una asamblea legislativa insensata, para imponer una subida de impuestos altamente regresiva que afectará con especial dureza a su propia base política, en parte para financiar una extensión demoledora para el presupuesto de su propio recorte de impuestos enormemente regresivo de 2017.

Parece inevitable que estos aranceles, sumados a la incertidumbre creada por el nuevo entorno político inestable, y tan impredecible, perjudiquen al mundo y a Estados Unidos, tanto ahora como a largo plazo. Nuestras economías están mucho más abiertas que nunca. Los aumentos repentinos y enormes de la protección tendrán, en consecuencia, efectos económicos mayores que antes. Los mercados bursátiles sin duda aciertan al predecir que buena parte del capital productivo actual se perderá: es probable que continúen las turbulencias del mercado.

Esto ofrece una esperanza perversa. El intento de Trump y sus socios de socavar la república llevaría tiempo. Ahora es más probable que se quede sin él. Imaginemos que, como resultado de toda esta agitación, la economía se tambalea y, por lo tanto, los republicanos sufren una dura derrota en las elecciones de mitad de mandato. Esto dificultaría mucho más la implementación del proyecto MAGA. ¿Quién sabe? Las instituciones estadounidenses podrían empezar a mostrar algo de firmeza. Por encima de todo, las próximas elecciones presidenciales podrían ser realmente justas.

Mientras el MAGA domine la derecha estadounidense, el potencial de Estados Unidos para mostrar un comportamiento impredecible, irracional y pernicioso persistirá. Esto es, por desgracia, un enorme regalo para China. Pero cuanto peor se ponga la situación, más probable será que el MAGA sea un interludio, no el destino de Estados Unidos. Esto es un consuelo y una esperanza.


Trump y el enfoque de jefe mafioso hacia los mercados mundiales. Gideon Rachman. Financial Times.

Las películas sobre la mafia son una de las grandes aportaciones de Estados Unidos a la cultura mundial. Gente de cualquier parte del mundo puede tararear la sintonía de El Padrino o repetir frases de Uno de los nuestros o Los Soprano. Pero sigue sorprendiendo ver cómo los métodos de la mafia se importan al Despacho Oval. Hay un claro tufillo a Don Corleone en la estrategia de Donald Trump en materia de comercio y diplomacia. Como un jefe mafioso de película, Trump sabe alternar la amenaza y la magnanimidad. Si le tratas con respeto, puede que te invite a su casa, donde podrás mezclarte con su familia. Pero la amenaza nunca desaparece. Como Trump explicó una vez a Bob Woodward, cree que “el verdadero poder es –ni siquiera quiero usar la palabra– el miedo”.

De vuelta en el Despacho Oval, Trump ha empleado el miedo y las amenazas como táctica para extorsionar a algunos de los principales bufetes de abogados y universidades de la Ivy League de Estados Unidos. Como miembros respetables de las clases profesionales, amenazados inesperadamente por la mafia, los objetivos de Trump se apresuraron a pagar con la esperanza de que todo el malestar desapareciera rápidamente. Despachos de abogados como Paul Weiss y Skadden Arps aceptaron hacer trabajos probono para la Administración para evitar ser blanco de las órdenes ejecutivas de Trump.

Pero la guerra arancelaria que ha desatado Trump está revelando la debilidad del enfoque de jefe mafioso hacia la economía mundial. Trump parece haber conjeturado que si golpeaba lo suficientemente fuerte a los socios comerciales de Estados Unidos, estos no tendrían más remedio que llegar a un acuerdo. Su hijo, Eric, instó a los países objetivo a entrar en razón y sobornar rápidamente a su padre. “No me gustaría ser el último país que intente negociar un acuerdo comercial con @realDonaldTrump”, escribió. “El primero en negociar ganará, el último perderá absolutamente”, continuó. “He visto esta película toda mi vida”.

Pero el mundo real y la economía global resultan ser mucho más complejos que las películas con las que Eric Trump se educó. La Casa Blanca ha iniciado simultáneamente una guerra comercial con todos los principales países con los que comercia. También ha dado un hachazo a las cadenas de suministro de muchas de las principales multinacionales del mundo.

Demasiados actores

Hay simplemente demasiados actores implicados para que las tácticas de jefe mafioso de Trump funcionen. Están todos los inversores que se han apresurado a vender sus acciones, provocando el hundimiento de los mercados bursátiles. Están los fabricantes que simplemente no pueden hacer negocios en las condiciones creadas por Trump, y que están cerrando líneas de producción. Y, en cuanto a la mafia del presidente chino Xi Jinping, ha decidido contraatacar en lugar de ceder. Esto se está volviendo extremadamente complicado.

La malinterpretación épica de Trump de cómo funciona la economía mundial me recuerda a un episodio de Los Soprano en el que dos miembros de la banda de Tony intentan obligar al Starbucks local a pagarles por la protección. El responsable de la tienda los rechaza y les dice: “No puedo autorizar algo así, tendría que pasar por las oficinas centrales de la empresa en Seattle”.

Para Trump, los mercados globales y los negocios internacionales se están convirtiendo en el equivalente de “las oficinas centrales en Seattle”. Tipos sin rostro a los que nunca podrá conocer ni amenazar en persona, pero que, sin embargo, pueden frustrar sus planes.

Los fallos del enfoque mafioso hacia el comercio son ahora dramáticamente visibles en los mercados. Es probable que los resultados sean igual de desastrosos en la geopolítica, aunque no se evidenciarán tan rápidamente.

El enfoque de Trump hacia los aliados de Estados Unidos consiste en tratarlos como a miembros descarriados de una red de protección. ¿Algunos de ellos se han retrasado en sus pagos a la OTAN? Más vale que lo solucionen rápido o, según Trump, animará a Rusia a hacer “lo que le dé la gana”. En cuanto a Ucrania, el presidente no tiene ningún interés en usar una retórica pomposa sobre la defensa de la libertad. Pero sí está interesado en hacerse con algunos de los valiosos minerales que se encuentran allí.

Trump trata al líder ruso Vladímir Putin y a Xi Jinping como si fueran los jefes de familias mafiosas rivales. Habrá momentos en que las familias se enfrenten. Algunos soldados de infantería y transeúntes podrían resultar heridos. Pero, al final, el objetivo es llegar a un acuerdo para que todos puedan volver a ganar dinero.

Los teóricos de la geopolítica podrían explicar un reparto como éste como la división del mundo en esferas de influencia rivales. Pero también se asemeja a un acuerdo entre diferentes familias mafiosas, para darse carta blanca mutuamente en su propio territorio. El padrino local es entonces libre de mangonear a los actores más pequeños del vecindario –como Taiwán, Ucrania o Canadá– sin que los rivales hagan ningún comentario. Eso sería de mala educación.

Este enfoque puede funcionar en el cine. Pero, en política internacional, es una receta para la guerra, la anarquía y la miseria.

Trump tiene ahora 78 años y no puede abandonar las costumbres y métodos que aprendió al principio de su carrera. Su mentor, Roy Cohn, fue también abogado de las familias del crimen Gambino y Genovese. Enseñó a Trump a no mostrar nunca debilidad y a no echarse atrás.

Así que, ante la caída de los mercados mundiales, Trump está haciendo un alarde de bravuconería. Pero es evidente que se le ha ido de las manos. En las películas, sabemos cómo acaba esto. Estamos a punto de descubrir lo que ocurre en la vida real.


Cómo interpretar los aranceles de Donald Trump. Gillian Tett. Financial Times.

El nuevo campo de la geoeconomía ofrece una guía para quienes se sienten perplejos. ¿Cómo pueden los inversores analizar las políticas de Donald Trump? Esta es la gran pregunta en este momento tras el desplome de los mercados después de que el presidente estadounidense anunciara el miércoles aranceles que superan incluso los impuestos en la década proteccionista de 1930.

Si se interpretan a través de la perspectiva del pensamiento económico dominante del siglo XX, ya sea el de John Maynard Keynes o el de defensores del libre mercado como Milton Friedman, paradójicamente estos aranceles parecen autolesivos. De hecho, el llamado Día de la Liberación declarado por Trump parece una locura económica de tal magnitud que podría parecer que un psicólogo sería capaz de explicarlo mejor que los propios economistas.

Sin embargo, yo diría que hay un economista cuyo trabajo es muy relevante en este momento: Albert Hirschman, autor de un impactante libro publicado en 1945, Poder Nacional y Estructura del Comercio Exterior. En las últimas décadas, esta obra ha pasado desapercibida, como señala Jeremy Adelman, historiador de Princeton que escribió la biografía de Hirschman. No es de extrañar. El economista judío alemán sufrió tal trauma en la Guerra Civil española y la Alemania nazi que al llegar a la Universidad de Berkeley (California) como economista decidió estudiar la autarquía.

Más concretamente, utilizó el calamitoso proteccionismo de la década de 1930 para crear un marco para medir la coerción económica y el ejercicio del poder hegemónico (el término académico para lo que hoy conocemos como bullying). Sin embargo, los economistas pasaron por alto esta teoría, ya que contradecía tanto las ideas económicas keynesianas como las neoliberales.

Lo más relevante del libro fue el análisis antimonopolio. El economista Orris Herfindahl utilizó posteriormente las ideas de Hirschman para crear un índice que mide la concentración empresarial y que fue adoptado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, entre otros.

Ahora, en cambio, si Hirschman hubiera estado vivo para ver a Trump anunciar sus planes arancelarios en la Rosaleda de la Casa Blanca esta semana no se habría sorprendido. Los pensadores neoliberales suelen considerar que la política es un derivado de la economía. Pero Hirschman lo interpretó a la inversa, argumentando que “mientras un país soberano pueda interrumpir el comercio con cualquier país a su antojo, la batalla por un mayor poder nacional permea las relaciones comerciales”.

Y consideraba el comercio como “un modelo de imperialismo que no requería la ‘conquista’ para subordinar a los socios comerciales más débiles”, como afirma Adelman. Esto se asemeja a cómo los asesores de Trump interpretan la economía. Pero es muy diferente de cómo Adam Smith o David Ricardo entendían los flujos comerciales, que, según suponían, involucraban a actores comparablemente poderosos.

Algunos economistas subrayan este cambio. Justo después del discurso de Trump, tres economistas estadounidenses, Christopher Clayton, Matteo Maggiori y Jesse Schreger, publicaron un artículo que describe el creciente campo de la “geoeconomía” inspirado por Hirschman.

Cuando los tres economistas iniciaron esta línea de investigación, hace cuatro años, “casi nadie parecía interesado en las ideas”, ya que eran muy contradictorias con los marcos actuales, reconoce Maggiori. Sin embargo, ahora han despertado interés, afirma, prediciendo un inminente cambio intelectual comparable al que tuvo lugar tras la crisis financiera mundial. La reunión de la Asociación Estadounidense de Finanzas de este año, por ejemplo, incluyó una novedosa sesión sobre geoeconomía, donde Maurice Obstfeld, ex economista jefe del FMI (y partidario de Hirschman), pronunció un discurso contundente.

Este trabajo ya ha dado lugar a tres temas a los que los inversores deberían prestar atención. En primer lugar, el análisis del trío muestra que para los países pequeños es arriesgado depender demasiado de cualquier socio comercial importante, y ofrece herramientas para medir esta vulnerabilidad.

En segundo lugar, argumentan que la fuente del poder hegemónico de Estados Unidos hoy en día no reside en la manufactura, ya que China controla cadenas de suministro clave, sino en el ámbito financiero y se estructura en torno al sistema basado en el dólar.

Por lo tanto, los aranceles de Trump son en esencia un intento de desafiar a otra potencia hegemónica, China, pero sus políticas financieras son un intento de defender su actual dominio. (La hegemonía en el poder tecnológico, en mi opinión, sigue siendo disputada). Esta distinción es importante para otros países que intentan responder.

En tercer lugar, los economistas sostienen que el poder hegemónico no funciona de forma simétrica. Si un acosador tiene una cuota de mercado del 80%, por ejemplo, suele tener el control del 100%; pero si la cuota de mercado cae al 70%, el poder hegemónico se desmorona más rápidamente, ya que los débiles pueden buscar alternativas.

Esto explica por qué Estados Unidos no ha logrado controlar a Rusia mediante sanciones financieras. Y este patrón podría repetirse de forma más generalizada si otros países reaccionan a los agresivos aranceles de Trump imaginando y desarrollando alternativas al sistema financiero basado en el dólar. Los abusadores parecen inexpugnables, hasta que dejan de serlo.

¿Es deprimente este análisis? Es probable. Pero no debería pasarse por alto. Y si los inversores y los responsables políticos, conmocionados, quieren animarse, podrían pensar que aunque parezca mentira, Hirschman fue un optimista de toda la vida, o “posibilista”, como le gustaba decir. Creía que la humanidad podía aprender de la historia para mejorar el futuro.

Trump ha decidido ignorar esa lección, con consecuencias nefastas. Pero nadie más debería hacerlo.


El fin del comercio global tal como lo conocíamos. Ángel Saz. Director de EsadeGeo y Catedrático de Esade.

Por fin, Donald Trump presentó el miércoles sus nuevos aranceles recíprocos desde un escenario montado en el jardín de la Casa Blanca, envuelto en fuegos artificiales retóricos. Más que la presentación de una política comercial, lo que vimos fue un espectáculo político. El acto contó con un sindicalista del UAW loando al presidente, la presencia de su gabinete y líderes de ambas cámaras. Faltaba solo el Tribunal Supremo para tener a todas las instituciones americanas a sus pies.

En el escenario, Trump mostró poco cariño por los aliados democráticos de EEUU, criticando duramente a sus vecinos y a la Unión Europea, cuyo comportamiento comercial calificó como “patético”. En contraste, trató con respeto –incluso adulación– a Xi Jinping y Narendra Modi, a pesar de que sus aranceles son, en general, más altos que los europeos.

El presidente volvió a describir el sistema de comercio mundial como un fenómeno que ha “brutalizado” y “violado” a Estados Unidos. Una narrativa completamente disociada de la realidad donde EEUU ha crecido espectacularmente durante la última década. Es la economía más grande del mundo, con una renta per cápita casi un 50% superior a la de la Unión Europea y cuatro veces mayor que la de China. Una realidad donde los gigantes bursátiles son prácticamente todos americanos y donde la revolución tecnológica está dominada por las grandes empresas tecnológicas americanas.

Pero más allá del show, los aranceles recíprocos anunciados marcan un punto de inflexión real. Supone una ruptura con el sistema multilateral de comercio establecido tras la Segunda Guerra Mundial. Antes, un arancel impuesto por EEUU se aplicaba por igual a todos los países; ahora, con el nuevo enfoque, cada país recibirá un trato diferente. Es otro clavo en el ataúd de la Organización Mundial del Comercio.

La metodología para calcular estos aranceles “recíprocos” es reveladora. Trump no solo habló de aranceles, sino que también hizo referencia a los impuestos que cada país impone en sus mercados (como el IVA), a devaluaciones de monedas y a las regulaciones técnicas que han de cumplir todos los productos en el país en cuestión. Por ejemplo, en un momento hiperbólico acusó a Canadá de imponer aranceles de hasta de 300%.

En cambio, la Oficina del Representante de Comercio (USTR) optó por un cálculo más sencillo –aunque igual de polémico–. Primero definió los aranceles que otros países imponen a EEUU como el porcentaje del superávit comercial que cada país tiene con EEUU sobre sus exportaciones al mercado estadounidense. Después, propuso que el arancel “reciproco” fuera la mitad. De este modo, un país con un superávit del 40% verá un arancel del 20%.

Este cálculo ficticio de los aranceles ajenos, sumado a la decisión de fijar el arancel de reciprocidad a la mitad sirve a la administración Trump para conseguir dos propósitos. Primero para proyectar hacia el público estadounidense una imagen de magnanimidad, ya que “solo” aplicará la mitad del arancel que los otros países aplican a EEUU. Segundo, supone una amenaza velada para todos los países que se planteen una represalia arancelaria. Si responden con un aumento de aranceles, EEUU está preparada para subir los suyos al máximo.

El argumento detrás de esta política es que el déficit comercial de EEUU constituye una amenaza a la seguridad nacional. Una afirmación que, más allá de su carga dramática, revela la visión profundamente ideológica de Trump sobre el comercio. Para él, todo lo que implique dependencia externa es un riesgo, y la interdependencia económica es sinónimo de debilidad.

Los aranceles entrarán en vigor el 9 de abril, y sus cifras son contundentes: 34% a China, 46% a Vietnam, 44% a Sri Lanka, 20% a la Unión Europea y un mínimo de 10% a países con balances comerciales equilibrados. También es triste comprobar cómo los aranceles golpean duro a países muy pobres como Lesoto (50%) o Madagascar (47%). Aún no está claro cómo se combinarán estas tarifas con las ya existentes sobre el acero y los vehículos. Tampoco se ha precisado si habrá excepciones, como se prevé en el caso de los semiconductores procedentes de Taiwán. La incertidumbre persiste.

Impacto y respuesta

En términos económicos, las consecuencias serán palpables. Según un modelo del Peterson Institute of International Economics, el golpe para la Unión Europea podría alcanzar una caída de hasta 0,55% del PIB en 2029, dependiendo de cómo reaccione con sus propias medidas. Una respuesta agresiva podría agravar el daño. La inflación en Europa podría subir hasta un 0,8% en 2026. Estados Unidos también saldría perdiendo, aunque menos que los europeos, ya que su estructura económica, menos abierta al comercio (29% del PIB frente al 52% de la UE), la hace menos vulnerable. Además, para la UE, EEUU es el principal mercado, supone el 22% de las exportaciones europeas.

Las empresas tampoco saldrán indemnes. Ninguna cadena de valor moderna opera de forma totalmente autárquica, y las tarifas afectarán tanto a los fabricantes nacionales (vía los aranceles a los insumos importados) como a los importadores. Aunque los efectos variarán según la cadena de cada empresa: algunas, como Honda, que ensamblan vehículos en EEUU, se verán afectadas de forma distinta a compañías como Volvo, que exportan al mercado americano. El efecto será amplio, complejo y contingente a cada empresa.

En el fondo, la visión de Trump va mucho más allá del comercio. Se trata de un proyecto ideológico coherente que idealiza el modelo de principios del siglo XX: un Estado mínimo, financiado exclusivamente mediante aranceles y sin impuestos sobre la renta. Esta visión no es nueva. Ya fue sugerida por su secretario del Tesoro y repite el mantra de un nacionalismo económico que considera el libre comercio como un error histórico y celebra la autarquía.

Frente a esto, la respuesta de la Unión Europea debe ser firme, pero abierta a la negociación. No se puede aceptar la imposición unilateral de un nuevo orden comercial que rompe con décadas de reglas compartidas. Es cierto que cualquier represalia arancelaria causará aún más daño económico en el corto plazo. Pero más grave sería sentar el precedente de que el poder justifica la norma, y legitimar la narrativa victimista procedente del otro lado del Atlántico.

 

¿Cuánta incertidumbre pueden soportar los mercados? Anthony Willis. Columbia Threadneedle.

El foco mediático ha estado completamente centrado en el discurso ansiosamente esperado del presidente Trump sobre aranceles recíprocos. Finalmente, Trump anunció medidas contundentes para “liberar” la economía estadounidense, entre ellas un arancel del 10 % que se aplicará a casi todas las importaciones a partir del 5 de abril. Además, comunicó una amplia gama de aranceles recíprocos sobre productos procedentes de los principales “infractores” comerciales, según su propio criterio, alegando que se trataba de socios que habían “estafado” a EE.UU. durante décadas. Estos aranceles entrarán en vigor el 9 de abril.

Como resultado, los aranceles a China ascenderán por encima del 54 % tras la imposición de un arancel del 34 % adicional sobre el 20 % ya vigente. La UE se enfrentará a un arancel del 20 %, Japón del 24 % e India del 26 %. México y Canadá han quedado exentos gracias al acuerdo comercial USMCA, y el Reino Unido solo afrontará el gravamen global del 10 %. La administración estadounidense ha declarado una emergencia nacional “por motivos de seguridad nacional y económica derivados de los persistentes déficits anuales en la balanza comercial de bienes”.

Estas medidas llevarán los aranceles estadounidenses a niveles no vistos desde la Gran Depresión en los años 30, una época en la que los volúmenes del comercio mundial eran muy inferiores a los actuales y las cadenas de suministro globales estaban mucho menos integradas. La tasa arancelaria efectiva (media ponderada de todos los aranceles aplicados en función del origen y tipo de producto) ha superado las previsiones más pesimistas y podría superar incluso los niveles registrados en los años 30. El consenso previo era de entre un 12 % y 14 %, pero ahora parece plausible una tasa del 20 %-24 %, si se confirman los aranceles por sectores como el del automóvil. Basta recordar que el año pasado esa tasa era solo del 2,5 %.

Los cálculos iniciales sugieren que esto podría restar entre 1 y 1,5 puntos porcentuales al crecimiento de EE. UU. en 2025 y aumentar la inflación en una magnitud similar. Esto no implicaría una recesión como tal, pero sí una ralentización del crecimiento acompañada de una mayor inflación, caída de los beneficios empresariales y una pérdida de confianza tanto del consumidor como de las compañías, lo cual podría acentuar la desaceleración.

En otras regiones, especialmente en Asia, las economías que prosperaron como centros de manufactura orientados a la exportación hacia EE. UU. se enfrentan a desafíos serios. Los riesgos a la baja para el crecimiento mundial son evidentes.

Trump afirmó que estos aranceles generarían ingresos para financiar recortes fiscales y reactivar la industria manufacturera nacional. Si el volumen comercial se mantiene, se estima que las medidas podrían recaudar hasta 600.000 millones de dólares, lo que equivale al 2,2 % del PIB, el doble que el mayor aumento impositivo de la historia reciente de EE. UU. El Instituto Peterson de Economía Internacional estima que este es “el mayor aumento de impuestos en al menos una generación” y que costará al hogar medio estadounidense más de 1.200 dólares anuales.

Los aranceles son por naturaleza estanflacionarios: ralentizan el crecimiento económico y generan presiones inflacionarias. Tanto compañías como consumidores probablemente adoptarán una postura de espera, intentando evaluar el verdadero impacto de estas medidas. Las compañías deberán decidir entre absorber el coste —lo que afectaría a sus beneficios— o trasladarlo a los consumidores. Para la Reserva Federal (Fed), se presenta un reto complejo: crecimiento debilitado por un lado e inflación al alza por otro. El banco central estará especialmente atento a que las expectativas inflacionarias, ya en aumento, no se consoliden.

¿Estamos entonces ante una guerra comercial global? Por ahora, los indicios no son positivos, pero más que una guerra global parece un enfrentamiento entre EE. UU. y el resto del mundo. EE. UU. es una economía relativamente cerrada y representa aproximadamente el 15 % de la demanda final global de importaciones. A diferencia de su peso en las finanzas o el gasto militar, no domina el comercio. Otros países pueden seguir comercializando entre sí: la UE, los 12 miembros del CPTPP asiático, Corea del Sur y otras economías abiertas representan el 34 % de esa demanda. Se barajan incluso alianzas inesperadas: China, Corea del Sur y Japón han contemplado una “respuesta unificada” frente a EE. UU.

Los países deberán elegir su respuesta cuidadosamente, ya que EE. UU. ha dejado claro que responderá con más aranceles ante cualquier represalia. Estos aranceles se basan en un cálculo muy simplista del déficit comercial bilateral, dejando margen para la negociación en el caso de naciones que puedan influir en Washington, una lista seguramente limitada.

Algunos países podrían responder con estímulos fiscales internos para compensar el golpe, mientras que otros podrían optar por un enfoque más combativo. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, declaró: “Si respondéis, habrá una escalada. Si no respondéis, este será el punto máximo.” Por tanto, el camino para los países afectados parece ser: primero negociar, después —si es necesario— responder. No está claro si EE. UU. está dispuesto a suavizar su postura.

Durante el primer mandato de Trump, los aranceles fueron una herramienta para forzar acuerdos comerciales. En esta ocasión, parecen parte de una doctrina política más amplia, que apuesta por una economía más cerrada y una reindustrialización a cualquier precio. Si EE. UU. se retira realmente del comercio global, las consecuencias serán importantes… y negativas. Si se abren negociaciones, deberían avanzar rápidamente para evitar que se resienta el crecimiento.

Aún hay muchas incógnitas y piezas en movimiento, y la palabra “incertidumbre” empieza a desgastarse por su uso excesivo. Pero lo cierto es que seguimos en un vacío informativo. Eso sí, ya podemos descartar que EE. UU. adopte una postura suave respecto a los aranceles. Los mercados han caído, pero aún prevalece la idea de que los niveles anunciados podrían no ser definitivos.

La represalia de China del pasado viernes, con un arancel del 34 % sobre importaciones estadounidenses, ha contribuido a empeorar el clima general. Sin embargo, esto sigue siendo un problema entre EE. UU. y el resto del mundo, más que una guerra comercial global. Los mayores daños probablemente se concentrarán en la economía estadounidense. Estas medidas aumentan la probabilidad de que China y Europa recurran a estímulos económicos para mitigar los efectos. Los movimientos de mercado a finales de la semana pasada apuntan a una fuerte limpieza de posiciones. Los próximos días, en los que sabremos si otros países están dispuestos a negociar con EE. UU., serán clave para entender si la situación puede empeorar.

En ausencia de información más clara, y con una política estadounidense guiada más por la ideología que por el análisis económico, las incógnitas seguirán lastrando el apetito por el riesgo hasta que se esclarezcan mejor el tamaño, el alcance y la duración de estos aranceles.

Cada vez más malas noticias se están descontando, tanto por la desaceleración del crecimiento como por el impacto negativo sobre los beneficios. Pensamos que surgirán oportunidades de compra, pero ante tanta volatilidad preferimos adoptar una actitud de prudencia y revisar nuestras posiciones día a día.


Feliz Semana Santa.

Comentario de mercado viernes 4 de Abril del 2025.

Tras el “Día de la Liberación” de Trump las probabilidades de recesión en Estados Unidos para este 2025 se han incrementado por encima del 50%China acaba de anunciar que impondrá un arancel a las importaciones de Estados Unidos del 34% a partir del 10 de Abril… y esto no ha hecho más que empezar… Desde el anuncio de las represalias de China las Bolsas han incrementado las caídas, el IBEX cae hoy de un 6%… El Eurostoxx 50 cae un 10% desde los máximos de Marzo. Además, las autoridades chinas han anunciado que iniciarán una investigación sobre los tubos de rayos X para tomografías computarizadas importados de Estados Unidos e India, y detendrán las importaciones de productos avícolas de dos empresas estadounidenses. (https://www.nytimes.com/2025/04/04/business/china-trump-tariffs-retaliation.html)

Euro Stoxx 50 último mes:

                                                                              IBEX 35 último mes:

VIX (Volatilidad del S&P 500) último mes:

No es el día de la liberación, es el día de la recesión”, aseguraban ayer varios congresistas demócratas tras conocerse el alcance de los “aranceles recíprocos” anunciados el miércoles por la noche. Los analistas de Pimco les dan la razón, “Si los aranceles se mantienen, podríamos ver cómo el crecimiento del PIB real de Estados Unidos a corto plazo se detiene o incluso se contrae, con un aumento potencial de la inflación hasta el 4,5 %, si no más”. Las previsiones no son optimistas para los países que están en el centro de la diana de Trump, pero tampoco son mejores para Estados Unidos. Lejos de la “edad dorada” que predice el presidente, Donald Trump, los economistas avisan de que el país se acerca peligrosamente al borde de la recesión como consecuencia de su guerra comercial y, en función de la respuesta que den el resto de países durante los próximos días, incluso podría terminar cruzando la línea roja este mismo trimestre, aunque según las previsiones de Barclays eso no pasará hasta final de año. Hasta ahora, gran parte de los cálculos realizados por las firmas de inversión y agencias de rating se basaban en un potencial tipo efectivo medio de los aranceles del 10%. Sin embargo, Trump ha vuelto a sorprender al mercado en su ambiciosa apuesta por el proteccionismo. “Los aranceles recíprocos, sumados a las demás tarifas anunciadas por Trump, podrían aumentar el tipo arancelario efectivo hasta el 25% (suponiendo que también se apliquen finalmente a productos farmacéuticos y chips), lo que implicaría los aranceles más altos que ha visto el país en casi 100 años”, como dice Pimco, “es probable que haya un límite en cuanto al dolor que Trump y su Administración están dispuestos a soportar para reequilibrar la economía, pero aún está por ver cuándo será eso o cómo será. Por ahora, debemos asumir que su tolerancia al dolor es bastante alta y que los aranceles se mantendrán durante un tiempo”. Hay consenso en este sentido. En lo que difieren los analistas es a la hora de señalar dónde se encuentra el suelo en el castigo doméstico. “Los últimos datos muestran una economía estadounidense volátil pero, en esencia, sólida. Sin embargo, vemos una desaceleración del crecimiento que llegará antes de lo previsto, debido a la rápida implementación de las políticas comerciales más restrictivas. Hemos revisado a la baja nuestras previsiones: anticipamos un crecimiento del PIB del 2,1% en 2025 y del 1,5% en 2026, por debajo del consenso de mercado”, publicaban los analistas de AXA Investment Managers.

Los analistas perfilan un entorno económico para los próximos meses de alta inflación y crecimiento débil, con un frenazo en la inversión empresarial ante la incertidumbre generada con dos socios clave para las multinacionales estadounidenses, China y la Unión Europea. Entre los más pesimistas se encuentra, Barclays, que prevé que “la inflación subyacente supere el 4% este año, que el PIB real caiga y que aumente la tasa de desempleo”.

Como digo el consenso de analistas estaba trabajando con la hipótesis de que el nivel de aranceles quedaría en un 10% de media, pero ha resultado que el 10% es el mínimo. La sensación de desconcierto es generalizada y la poca justificación económica de la fórmula utilizada para calcular los aranceles es descorazonadora. El impacto en los mercados ha sido brutal, ayer las Bolsas cayeron entre un -3% y un -6% según el índice que miremos, también el petróleo cayó ante el miedo a una ralentización económica, el dólar cayó hasta los 1,11 dólares por euro y hasta el oro y el Bitcoin corrigieron.

Es razonable pensar que el movimiento de ayer ha puesto en precio el escenario de aranceles más negativo de golpe. Este debería ser el nivel máximo de aranceles y a partir de aquí empiezan las negociaciones, que pueden alargarse meses. Lo que está claro es que la volatilidad continuará en los mercados. A la mayoría de los analistas les sigue preocupando más la inflación que el crecimiento, Julkius Bäer estima una inflación para 2025 del 3,5%. El mercado empezó ayer a poner en precio 3-4 bajadas de tipos de interés, hoy ya se habla de 5 bajadas de tipos, que explican en parte la depreciación del dólar, aunque no parece factible si la inflación se mantiene en estos niveles.

El S&P 500 ha caído más del 12% desde su máximo del 19 de febrero, la mayor caída desde 2022.

S&P 500 ayer (-4,84%):

Eurodólar ayer y hoy:

El precio del petróleo cayó ayer un 6,50% por miedo a una recesión, pero también porque la OPEP+ anunció, de manera sorpresiva, acelerar la vuelta al mercado de los 2,2 millones de barriles al día que retiraron del mercado en noviembre 2023 y cuya vuelta se anunció el pasado mes de diciembre. De este modo, Arabia Saudí, Rusia, Irak, EAU, Kuwait, Kazajstán, Argelia y Omán, acordaron incrementar su producción en 411 mil barriles al día en mayo, en lugar de los 138 mil al mes esperados anteriormente desde abril, lo que supone adelantar dos meses el plan anterior. Según estos ocho países, los fundamentos del mercado siguen siendo saludables y las positivas perspectivas permitirán absorber estos incrementos, y reiteraron su flexibilidad para pausarlos o incluso invertirlos en función de la evolución de las condiciones del mercado. Además, anunciaron que celebrarán reuniones mensuales, comenzando el próximo 5 de mayo, para revisar las condiciones del mercado y decidir los niveles de producción de junio.

Precio del petróleo Brent:

El 2 de abril de 2025, bautizado por Donald Trump como el Día de la liberaciónde Estados Unidos, se recordará en realidad como el estallido de la mayor guerra comercial a escala planetaria declarada nunca por una Administración estadounidense que ha hecho del proteccionismo más extremo su bandera política y que, de la noche a la mañana, ha convertido a sus socios comerciales tradicionales en adversarios bajo la acusación de haber “estafado” a Estados Unidos durante décadas. Una acusación de grueso calibre y amplio espectro que, sin embargo, apunta muy directamente a la Unión Europea, de la que Trump ha llegado a decir que fue creada expresamente “para fastidiar a Estados Unidos”. La tormenta de aranceles “recíprocos” (y no recíprocos) que Trump ha desencadenado sobre el mapamundi del comercio internacional, poniendo en jaque las cadenas de suministro globales, golpea con especial dureza los intereses de la UE, a la que se aplicará un arancel general del 20%, frente al 39% que, según Trump, le aplica el bloque europeo a ellos y para el que Estados Unidos es el mayor destino de sus exportaciones. En 2024, de los 2,58 billones de euros que la UE exportó a terceros países, 531.600 millones fueron a parar a Estados Unidos, un 20,6% de las ventas totales de la UE al exterior y un 5,5% más que el año anterior, mientras que las importaciones procedentes de Estados Unidos fueron de 333.400 millones, un 4% menos que en 2023, arrojando un déficit de 198.200 millones para Estados Unidos. Alemania, con unas exportaciones a Estados Unidos de 161.000 millones en 2024, es la economía que más se juega directamente, seguida de Irlanda, con ventas de 72.000 millones, e Italia, con algo más de 64.700 millones. España es el séptimo país más expuesto, con unas exportaciones al mercado estadounidense de 18.179 millones.

Los sectores más afectados serán el acero y aluminio (cuyos aranceles del 25% ya estaban en vigor), automóviles, a los que desde el 2 de Abril se aplica un gravamen del 25% para todos los vehículos fabricados fuera de EEUU, medicamentos y productos farmacéuticos, bienes agroalimentarios (incluida la amenaza de tarifas de hasta el 200% al vino y las bebidas alcohólicas europeas), semiconductores… Un verdadero maremagnum impositivo de consecuencias aún difíciles de predecir y que tendrá efectos negativos a ambos lados del Atlántico.

Para las exportaciones de la UE, el mayor mazazo provendrá de los aranceles a medicamentos y automóviles, los dos mayores capítulos exportadores de Europa a Estados Unidos y ambos muy deficitarios para el mercado estadounidense. Europa vende cada año a Estados Unidos medicamentos y productos farmacéuticos por valor de 119.800 millones y alrededor de 38.900 millones en automóviles, casi un 30% de sus ventas totales a Estados Unidos, al que los europeos solo compran unos 45.800 millones en fármacos y apenas 8.400 millones en vehículos. Esto es, mientras que Europa exporta a Estados Unidos unos 800.000 coches anuales, que a partir de ahora se verán severamente castigados, los automóviles importados del otro lado del océano no llegan a 300.000.

A ello se añaden los aranceles ya en vigor del 25% al acero y el aluminio, y que afectan a ventas europeas por unos 28.000 millones de dólares. Unas tarifas que, por sí solas, ya llevaron a Bruselas a anunciar para este mes de abril aranceles por un valor equivalente a una batería de productos estadounidenses, que van desde las legendarias Harley Davidson, al bourbon, pasando por embarcaciones, productos industriales de acero y aluminio, textiles (como los vaqueros Levi’s) y electrodomésticos, pero también productos agroalimentarios. A esa réplica se añadirá ahora la respuesta al diluvio arancelario teóricamente recíproco acometido por Trump y que promete ser contundente. La presidenta comunitaria, Ursula von der Leyen, ya advirtió el martes de que “Europa tiene todos los instrumentos sobre la mesa para responder a los aranceles de Estados Unidos”. Bruselas ha denunciado desde el primer momento que los aranceles de la Administración Trump son injustos e injustificados, que serán los consumidores de ambos lados del Atlántico los que pagarán los platos rotos y que la relación comercial bilateral global entre Europa y Estados Unidos es en realidad mucho más equilibrada. De hecho, Bruselas argumenta que, en el caso de los intercambios de servicios, la balanza es claramente deficitaria para la UE en cerca de 109.000 millones de euros. Aunque el mensaje de Bruselas fue conciliador, buscando un acuerdo entre las partes, aunque manteniendo una postura firme en la que si las negociaciones no llegan a buen puerto se tomarán medidas. Por su parte, también China promete tomar represalias, aunque es probable que no sean inmediatas, a la espera de acercar posiciones con otros socios comerciales como la UE. Y es que hace un mes, China vio como el tipo arancelario pasó de un 10% a un 20% por haberse atrevido a fijar sus propias tarifas de represalia, recibiendo ahora un castigo adicional con un arancel del 34%.

A partir del 5 de abril, Estados Unidos impondrá un arancel mínimo del 10 % a todas las importaciones. El 9 de abril, entrará en vigor una segunda ronda de aranceles aún más agresivos, de hasta el 49 %, dirigidos a los países con los que Estados Unidos tiene mayores desequilibrios comerciales, China, Vietnam, Camboya, India, Taiwán y la Unión Europea están entre los más afectados, con aranceles del 20 % o más. Solo Canadá y México quedan exentos por el momento.

Esta semana finalizaba el primer trimestre del año, la guerra comercial de Trump, el giro fiscal alemán, el rearme europeo y el incremento en las posibilidades de una paz en Ucrania han hecho que se cierre uno de los mejores trimestres para las bolsas europeas en relativo a las bolsas estadounidenses. El mejor sector este trimestre ha sido el de defensa europea (+34% en el trimestre), que ha cerrado el diferencial de valoración frente a sus pares americanos, y cotiza a 26 veces Beneficios (en línea con su media histórica). Las buenas noticias en Europa se han puesto en precio tras la elevada negatividad con la que terminaba el año pasado.

 MSCI Europe Index (+6,07% YTD) Vs S&P 500 (-4,28%) Primer Trimestre del 2025.         

Pronto comenzará la presentación de beneficios del primer trimestre, en la que se espera que el crecimiento de beneficios estadounidense siga situándose por encima del europeo (+8% frente al -1,5%), lo que servirá para poner a prueba la sostenibilidad del buen comportamiento relativo del mercado Europeo.

Algunos bancos, como Goldman Sachs, consideran claro el camino hacia recortes de tipos, ya que anticipan un fuerte deterioro de la economía global debido a la política arancelaria de Trump, la temida recesión, que parecía descartada en las previsiones recientes, vuelve a ganar fuerza, y solo queda esperar para ver si se materializa o no, en este contexto, el oro sigue subiendo y cotiza ya a 3.125 dólares por onza. Muchos analistas prevén que el precio del oro alcance pronto la barrera psicológica de los 3.300 dólares. El oro ha hecho valer en el primer trimestre del año su carácter de valor refugio como nunca en los últimos 39 años, ha subido algo más de un 18% en los tres primeros meses del año. Hay que remontarse hasta el tercer trimestre de 1986 para encontrar un trimestre más alcista, entonces, el oro ganó un 22,5%. El rally del primer cuarto de 2025 es especialmente relevante porque el precio del oro encadena una larga batería de máximos históricos, el último corresponde a la sesión del martes, hasta los 3.177$. El rally del oro se produce en pleno ascenso de la incertidumbre en los mercados financieros mundiales. Si la semana pasada el anuncio de aranceles al sector del automóvil ya provocó importantes tomas de posiciones en el oro, la llegada mañana del llamado Día de la Liberación, en el que se espera que Donald Trump ha disparado las compras del metal amarillo. En el último mes, el oro ha registrado entradas de capital por valor de 10.600 millones de dólares, según los datos ofrecidos por Bank of America a través de EPFR Global, es una de las cifras más altas en un período de tiempo tan corto. Citi, Goldman Sachs y Bank of America han fijado nuevos objetivos en la escalada del oro en los últimos días, Citi ve la cotización de la onza en los 3.200 dólares en los próximos tres meses, Goldman sube su objetivo hasta los 3.000 cuando termine el año y Bank of America va más allá apuntando a los 3.350 dólares en 2026 y a los 3.500 en dos años.

Precio del oro últimos 12 meses.

Una serie de datos inesperadamente débiles de Estados Unidos, particularmente en relación con la confianza de los consumidores, que también han provocado algunos temores a una desaceleración económica o incluso estanflación. La hipótesis de una administración Trump que iba a liberar las fuerzas del mercado, bajar impuestos y favorecer el crecimiento ha saltado por los aires en muy poco tiempo, parecería, más bien, que están dispuestos a sufrir una recesión que deje espacio para mayor gasto fiscal de cara a las elecciones de mitad de ciclo que se celebran en Noviembre del 2026, no sabemos si se dará esa recesión, pero lo que sí está claro es que vamos a tener una economía estadounidense con menor crecimiento y mayor inflación. Que se llegue a entrar en recesión o no depende de muchas variables, no todas bajo el control del gobierno de Trump. En principio, la probabilidad de recesión es baja, dado lo saneados que están los balances de familias y empresas, pero no es imposible, normalmente, ante una desaceleración del crecimiento económico, las autoridades intervienen para intentar que el frenazo no sea demasiado fuerte y evitar que se produzca un ciclo de menor crecimiento y menor generación de empleo. Por el lado fiscal, la declarada intención del secretario del tesoro, Scott Bessent, de reducir el déficit del 7% al 3% situaría la economía americana en territorio claramente restrictivo. Por el lado monetario, tampoco se pueden esperar grandes estímulos vía bajadas de tipos de interés, al menos mientras la inflación no de muestras de bajar del 3%, de hecho, ya algunos analistas esperan que se bajen tipos más durante el 2025.

En Europa el mercado está siendo muy optimista con el mayor gasto gubernamental en infraestructura en Alemania, país que había invertido menos de lo necesario en los últimos años y que tiene una elevada capacidad de endeudamiento.

En China, el gobierno está tomando medidas para estabilizar la economía estimulando el consumo y aumentando el gasto fiscal, el objetivo del déficit ha pasado del 3% al 4% para este año. Sin embargo, ninguna de estas medidas es lo suficientemente potente como para tomar el relevo de Estados Unidos.

Los fondos de inversión registraron captaciones netas positivas por valor de 2.350 millones de euros en marzo y encadenan 55 meses consecutivos con compras netas. Entre enero y marzo, el volumen de suscripciones netas alcanzó los 9.987 millones de euros, la cifra más elevada en los últimos 10 años en un primer trimestre, según los datos preliminares de la patronal Inverco. Sólo en marzo, mes en el que los fondos experimentaron una rentabilidad media negativa del 1,13%, las categorías más conservadoras han centrado de nuevo las preferencias de los partícipes. Los fondos de renta fija registraron 2.380 millones de euros de nuevos flujos en su conjunto, distribuidos de manera uniforme entre el corto y el largo plazo, en tanto que los fondos monetarios y de renta fija han aportado 715 y 350 millones. En el lado de los reembolsos, los fondos de renta variable internacional, globales y de renta variable mixta, acumularon salidas por valor de 1.110 millones de euros. En marzo, los fondos de inversión redujeron su patrimonio en 2.180 millones de euros, lo que supone un descenso del 0,5% respecto al cierre del mes previo, hasta los 410.320 millones. Pese a este descenso, en el cómputo del primer trimestre de 2025 el volumen de activos atesorado por los fondos se ha incrementado un 2,9% respecto al cierre de 2024, equivalente a una subida de 11.400 millones de euros. En marzo y en términos absolutos, la nota positiva la pusieron los fondos de renta fija, que lideraron con holgura los crecimientos del mes con incrementos en sus patrimonios superiores a los 1.800 millones de euros, un alza de un 1,2%, hasta situar el monto total en 115.650 millones, un 7% más que al cierre de 2024. Por su parte, los fondos monetarios crecieron en 770 millones de euros, lo que se traduce en una subida de un 3,3%, hasta situar la partida total en casi 24.000 millones; por detrás, los vehículos de renta fija mixta han crecido un 0,5%, unos 170 millones, hasta situarse cerca de los 37.575 millones en total. A la par, los fondos de rentabilidad objetivo y de retorno absoluto crecieron un 0,3% y un 0,4%, respectivamente, hasta finalizar el mes con patrimonios acumulados de casi 20.100 y 7.520 millones. Por otra parte, los fondos de renta variable nacional cosecharon en marzo un alza en términos porcentuales de un 2,6%, dejando el monto total en 3.015 millones. En el año, esta categoría acumula una revalorización de un 14%. Por contra, en el apartado de las caídas, los fondos de renta variable internacional han experimentado en marzo la mayor reducción tanto en términos absolutos, con la pérdida de más 3.000 millones, como porcentuales, al caer un 4,8%, como consecuencia de la rentabilidad negativa registrada durante el mes. Por su parte, los fondos globales han registrado una reducción en su patrimonio de 1.478 millones, equivalente a una caída de un 2,5, mientras que la renta variable mixta decayó casi un 2% al perder en el mes casi 500 millones. Los montos totales se situaron, respectivamente, en 56.600 y 25.000 millones.

Importante esta semana:

El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, instó este jueves a las naciones afectadas por los aranceles a no tomar represalias, ya que la Casa Blanca quiere «dejar que las cosas se calmen por un tiempo». En otro orden de cosas, dijo que el Tesoro podría quedarse sin efectivo en mayo o junio. El asesor económico de Trump, Miran, dice que los aranceles causarán «baches a corto plazo».

En Francia, Macron pide «solidaridad colectiva» e insta a las empresas de la UE a pausar las inversiones en Estados Unidos. El Comisario de Comercio y Seguridad económica de la UE, Sefcovic, declaró que el bloque está listo con contramedidas. El Reino Unido publicó una «larga lista indicativa» de productos estadounidenses que podría incluir en posibles aranceles de represalia.

El presidente de la Fed de Chicago, Goolsbee, comentó la continuidad de crecimiento económico “sólido” en Estados Unidos, a pesar de la confianza de los empresarios y consumidores debilitándose, aunque advirtió de las consecuencias negativas si los consumidores frenan su gasto y las empresas sus inversiones por la incertidumbre de los aranceles. En los precios, el impacto debería ser transitorio, aunque podría tener un efecto más duradero por las represalias del resto de países y aquellos gravámenes sobre bienes intermedios de bienes fabricados a nivel doméstico.

Tambiénen Estados Unidos se publicaron esta semana las cifras de vacantes de empleo que apuntan a un enfriamiento del mercado laboral en febrero. El pasado mes, los puestos de trabajo sin cubrir se situaron en 7,6 millones, por debajo de los 7,7 previstos y de los 7,8 correspondientes a enero. De esta manera, el ratio de vacantes sobre desempleados se situó en niveles de 1,07, aún muy alejado del promedio de 0,9 veces entre 2015 y 2019. Por sectores, las principales caídas estuvieron explicadas por comercio, transporte y utilities (-163 mil) y servicios financieros (-80 mil), mientras que los servicios profesionales contribuyeron positivamente (+134 mil). Con todo esto, la tasa de abandono, que es una medida de la confianza de los trabajadores de conseguir un nuevo y mejor empleo, se mantuvo estable en niveles del 2%.

En Europa, según fuentes de Bloomberg, los miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo están abiertos a hacer una pausa en el ciclo de bajadas de tipos en su reunión de abril. En este sentido, las fuentes dicen que los miembros moderados «pueden no insistir» en un recorte de tipos. Christine Lagarde declaró este lunes que el BCE no puede ablandar su postura con la inflación, en un contexto de incertidumbre arancelaria. Además, reafirmó sus estimaciones de -0,3% menos en el crecimiento del PIB durante el primer año, si se impusiese una tasa de 25% sobre las importaciones estadounidenses procedentes de la eurozona. En caso de represalias por parte del conjunto comunitario, el crecimiento sería -0,5% menor. Por su parte, el presidente del Banco de Italia, Fabio Panetta, advirtió que la lucha por controlar la inflación no ha terminado y que, factores como los aranceles de Estados Unidos, requieren de un enfoque prudente en los recortes de los tipos oficiales.

También en Europa ayer conocimos las Actas de la reunión del 6 de Marzo, en la que el BCE recortó 25 pun tos básicos, y en las que se respira una elevada incertidumbre en torno a la evolución de la inflación, que podría moverse en cualquier dirección, a la baja por el impacto negativo de los aranceles en crecimiento y apreciación del euro, al alza por posibles represalias y estímulo fiscal. Actualmente el mercado descuenta entre 2 y 3 bajadas adicionales de tipos del BCE en 2025, con un 70% de probabilidad de recorte de 25 puntos en la reunión del 17 de Abril, lo que supone una ligera moderación frente al 75% previo al anuncio de aranceles.

Según fuentes de Bloomberg, la UE está trabajando en planes para proteger la economía de los aranceles estadounidenses. En este sentido, Von der Leyen dijo que «la economía mundial sufrirá masivamente», por lo que intentó mantener un discurso conciliador diciendo que «no es demasiado tarde» para las negociaciones aunque manteniéndose firme y recordando que la UE impondrá contramedidas si las negociaciones fracasan.

Villeroy, Presidente del Banco Central Francés y miembro del BCE, dijo que los aranceles estadounidenses no deberían descarrilar el proceso de desinflación en Europa. Así, añadió que la ralentización de la inflación puede dar confianza para otro recorte de tipos «pronto». Por su parte, otro miembro del BCE, Holzmann, dijo que la guerra comercial puede requerir políticas monetarias no convencionales.

En Francia, Marine Le Pen, líder de Reagrupamiento Nacional, inhabilitada durante 5 años, lo que le impediría presentarse a las elecciones presidenciales de 2027, a la cabeza de las encuestas, 37%, el Tribunal de Apelación espera pronunciarse sobre el caso a mediados de 2026, lo que abriría la puerta, en caso de resolución favorable, de que pueda presentarse a las elecciones de 2027. Trump calificó el caso de Le Pen como una «caza de brujas» y «malo para Francia».

En China, se publicó este lunes el PMI manufacturero de Caixin que superó las expectativas al pasar de 50,8 a 51,2 frente al 50,6 estimado. Además, el gobierno chino lanzó ejercicios militares alrededor de Taiwán.

Reino Unido ha propuesto esta semana a la Unión Europea la creación de una institución supranacional que incluya un fondo conjunto para financiar proyectos de defensa. El documento se trata de una propuesta informal redactada por el Ministerio de Hacienda británico. La próxima semana, los ministros de finanzas de la UE, sus homólogos de Reino Unido y Noruega se reunirán para debatir la financiación del gasto en defensa. En la propuesta británica, el equipo comprado se registraría en el balance de la institución supranacional, evitando que el capital inicial se contabilice en los presupuestos de los países. Las naciones pagarían al fondo y lo contabilizarían en sus presupuestos una vez que reciban el equipo militar. Algunos miembros de la UE se muestran escépticos, al declarar que puede requerir de mucho tiempo o que su enfoque se asemeja al fondo de defensa ya aprobado de 150.000 millones de euros para conceder préstamos a los países de la UE.

En España esta semana conocimos que el empleo mantiene su dinamismo. En marzo, el número de afiliados a la Seguridad Social aumentó en 161.492 personas y se situó en 21,4 millones de trabajadores. De esta manera, en el agregado de los últimos 12 meses la afiliación se incrementó en 455.679 personas, lo que equivale a una tasa de crecimiento del +2,2% interanual, ligeramente por debajo del +2,4% observado en los últimos meses. En términos desestacionalizados, el empleo se anotó una subida de 23.079 afiliados. En cuanto al desempleo, en marzo cayó en -13.311 personas, situando al número total de parados en 2.580.138, el nivel más bajo en un mes de marzo desde 2008. El desempleo cayó en -146.865 personas interanual (-5,4%).


Desconcierto entre los economistas por la ‘fórmula’ para los aranceles. Peter Foster/ Sam Fleming. Financial Times.

Los economistas especializados en comercio han criticado duramente la rudimentaria metodología empleada por Donald Trump para calcular la lista de aranceles globales “recíprocos” impuestos por su Administración. Según el plan del presidente estadounidense se aplicará un arancel base del 10% a todas las importaciones de todos los países, excepto Canadá y México. Los países con mayores déficits comerciales con Estados Unidos recibirán cifras mucho mayores.

La fórmula utilizada para calcular los aranceles, publicada por el representante de Comercio de Estados Unidos, toma el déficit comercial de bienes estadounidenses con cada país como indicador de presuntas prácticas desleales y lo divide entre la cantidad de bienes importados a Estados Unidos desde ese país.

El arancel resultante equivale a la mitad de la ratio entre ambos, lo que ha derivado en que países como Vietnam y Camboya, que envían grandes cantidades de productos manufacturados a Estados Unidos, pero importan sólo pequeñas cantidades de allí, reciban aranceles punitivos del 46% y el 49%, respectivamente. En cambio, Reino Unido, con el que Estados Unidos registró un superávit anual en el comercio de bienes el año pasado, solo se verá afectado por el arancel base del 10% que se aplica a todos los países, excepto Canadá y México.

Los economistas argumentan que la metodología de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) presenta graves deficiencias económicas y no logrará su objetivo declarado de “reducir a cero los déficits comerciales bilaterales”. Añaden que, a pesar de las afirmaciones de la Casa Blanca de que “los aranceles funcionan”, las balanzas comerciales se basan en una serie de factores económicos, no simplemente en los niveles arancelarios.

Thomas Sampson, profesor asociado de economía en la London School of Economics, afirma que la fórmula es “una tapadera para la errónea obsesión de Trump con los desequilibrios comerciales bilaterales” y que no existe “ninguna justificación económica” para los aranceles. En términos más generales, Sampson sostiene que los aranceles no eliminarán el factor macroeconómico subyacente del déficit comercial estadounidense. Mientras Estados Unidos no ahorre lo suficiente para financiar su propia inversión, tendrá que endeudarse con el resto del mundo. Y eso le obliga a incurrir en un déficit comercial. Los aranceles no cambian esa lógica”.

Los cálculos de la USTR aparentemente también ignoran sugerencias previas de la Administración de que basaría sus aranceles recíprocos en evaluaciones exhaustivas de las relaciones comerciales bilaterales, incluyendo impuestos, regulación y otras barreras no arancelarias al comercio.

En su lugar, según George Saravelos, jefe de análisis de divisas de Deutsche Bank, la decisión de aplicar aranceles más altos a los países con mayores déficits comerciales nominales es “muy mecánica” y probablemente conducirá a negociaciones “libres y abiertas” con la Administración, a medida que los países intenten negociar la reducción de sus aranceles en los próximos meses.

Los economistas también critican la obsesión de Trump por reducir a cero los déficits comerciales bilaterales, calificándola de analfabeta desde el punto de vista económico, ya que siempre habrá productos que sea imposible o económicamente inviable que los países cultiven o fabriquen por sí mismos: por ejemplo, Estados Unidos no puede cultivar sus propios plátanos a una escala significativa.

Oleksandr Shepotylo, econometrista de la Universidad de Aston, Birmingham, que recientemente elaboró un modelo de los efectos de una guerra comercial global, afirma que el uso de fórmulas económicas simplemente da al documento de la USTR “la impresión de estar vinculado a la teoría económica”, pero la verdad es que está divorciado de la realidad de la economía comercial.

“Objetivo absurdo”

“La fórmula… establece un nivel de arancel que reduciría el déficit comercial bilateral a cero. Este es un objetivo absurdo. No hay ninguna razón económica para tener un comercio equilibrado con todos los países”, sostiene. “Por lo tanto, en este sentido, esta política es muy poco ortodoxa y no puede defenderse en absoluto”.

El resultado de los aranceles, añade John Springford, economista comercial del think-tank Centre for European Reform, no será eliminar los déficit comerciales, sino perjudicar tanto a los países más pobres como a los consumidores. La fórmula arroja resultados muy dispares según la magnitud de los superávits y déficits comerciales de los países con Estados Unidos. Vietnam recibe un arancel adicional del 46%, mientras que Australia, que reporta un déficit con Estados Unidos, está, al igual que Reino Unido, sujeta sólo al tipo mínimo del 10%.

“Es una receta para perjudicar a los países más pobres con grandes superávits comerciales con Estados Unidos, no para eliminar los déficit comerciales de Estados Unidos con ellos. Sus superávits se trasladarán a otros países pobres que fabrican camisetas y electrónica de consumo”, señala Springford.

“También perjudicará a los consumidores estadounidenses, porque las repercusiones de los aranceles son mayores de lo que afirma la USTR. Y la apreciación del dólar tenderá a compensar los efectos, perjudicando las exportaciones estadounidenses. En resumen, esto es absurdo y destructivo”.

Innes McFee, de la consultora Oxford Economics, coincide: “Los aranceles no son una buena manera de reducir el déficit comercial de ningún país. Lo único que lograrán es afectar a los ingresos reales de los consumidores estadounidenses”, afirma.

Al intentar encontrarle un método al enfoque de la Administración, Barret Kupelian, economista jefe de la consultora PwC, afirma que la “fórmula” simplemente refleja el deseo de Trump de aumentar la base manufacturera estadounidense y de reducir la dependencia de las importaciones de productos manufacturados.

Señala: “La pregunta es si Trump está siendo transaccional o transformacional: ¿está realmente preparado para soportar los perjuicios transitorios de la decisión o se trata simplemente de una herramienta transaccional para obtener concesiones de sus socios comerciales?”.


Guerra arancelaria global, caótica, unilateral y sin precedentes. Pablo Gil. Economista, analista de mercados y experto en geopolítica (Expansión de hoy).

Donald Trump ha vuelto a dinamitar el comercio internacional. El 2 de abril proclamó el “Día de la Independencia Económica” de Estados Unidos, anunciando una ola de aranceles sin precedentes a casi todos sus socios comerciales. Las cifras asustan: 20% a la Unión Europea, 54% a China, 24% a Japón, 26% a India, 46% a Vietnam… Una lista arbitraria que no distingue entre aliados o rivales. Curiosamente, ni Rusia ni Bielorrusia aparecen en estas sanciones. Tampoco se explican las motivaciones técnicas o jurídicas tras esta omisión, lo que ha generado sospechas sobre posibles segundas intenciones geopolíticas.

El sistema de cálculo es delirante. La Casa Blanca ha estimado los aranceles en base a una “fórmula” que consiste en dividir el déficit comercial con cada país entre el volumen total de importaciones, ignorando por completo los servicios (uno de los puntos fuertes de Estados Unidos). Luego, aplican la mitad del resultado como arancel “recíproco”. Una pseudomatemática sin rigor ni base económica, como si cada compra que Estados Unidos no logra vender fuera equivalente a un impuesto comercial. Lo más alarmante es que esta “receta” se presenta como un acto de generosidad, cuando en realidad se trata de una represalia disfrazada. Además, se incorporan factores como el IVA europeo o impuestos nacionales que no tienen relación directa con el comercio internacional.

Omisiones

Lo que Trump omite en su análisis es fundamental. No tiene en cuenta la fortaleza estructural del dólar, que encarece las exportaciones estadounidenses y abarata las importaciones. Tampoco considera la elevada renta per cápita de sus ciudadanos y trabajadores, que se traduce en costes laborales más altos y precios de venta menos competitivos. En otras palabras, muchos productos de Estados Unidos no se venden fuera porque simplemente son más caros, no por culpa de aranceles o barreras. A pesar de todo, el país mantiene un superávit comercial de servicios superior a 300.000 millones de dólares anuales gracias a sectores como tecnología, finanzas, propiedad intelectual y turismo. Pero estos datos no figuran en la ecuación arancelaria de la Casa Blanca.

La decisión de Trump va mucho más allá de una simple política proteccionista. Es una declaración unilateral de guerra comercial, un golpe frontal al sistema multilateral de comercio que nació tras la Segunda Guerra Mundial. Invocando la International Emergency Economic Powers Act, una ley reservada para amenazas extraordinarias que permite imponer estas medidas sin pasar por el Congreso. Esta invocación será probablemente impugnada judicialmente, pero se estima que los tribunales tendrán poca capacidad de frenarla a corto plazo. Algunos republicanos han mostrado su preocupación, pero la mayoría guarda silencio, por cálculo electoral o por miedo a contrariar al presidente.

Las consecuencias podrían ser devastadoras. Ursula von der Leyen advirtió desde Samarcanda que esta decisión “encarecerá de inmediato alimentos, transporte y medicamentos” y representa un “duro golpe” para la economía global. La presidenta de la Comisión Europea señaló que el caos arancelario creado por Estados Unidos afectará no sólo a grandes bloques económicos, sino también a los países más pobres, que verán multiplicadas sus dificultades comerciales. La UE ya prepara contramedidas que incluirían desde aranceles equivalentes a productos sensibles hasta restricciones sectoriales en automoción, acero o productos farmacéuticos. El caos puede intensificarse si otros bloques responden con represalias. Y no se puede descartar una reconfiguración del mapa comercial global.

El proteccionismo extremo no es nuevo. En 1930, el arancel Smoot-Hawley fue presentado con argumentos similares: proteger al trabajador y a la industria estadounidenses. El resultado fue la Gran Depresión, agravada por las represalias comerciales de los socios de Estados Unidos. Ronald Reagan lo recordaba en 1988 como advertencia contra la demagogia comercial. En sus propias palabras: “Cuando el Congreso aprobó el arancel Smoot-Hawley en 1930, se nos dijo que protegería a Estados Unidos de la competencia extranjera y salvaría empleos en el país; la misma frase que escuchamos hoy. El resultado real fue la Gran Depresión, la peor catástrofe económica de nuestra historia. Nuestros socios comerciales pacíficos no son nuestros enemigos. Son nuestros aliados. Debemos tener cuidado con los demagogos que están dispuestos a declarar una guerra comercial contra nuestros amigos, debilitando nuestra economía, nuestra seguridad nacional y a todo el mundo libre. Todo ello mientras ondea cínicamente la bandera estadounidense. La expansión de la economía internacional no es una invasión extranjera; es un triunfo estadounidense, por el que trabajamos arduamente, y algo fundamental para nuestra visión de un mundo pacífico, próspero y libre”. Hoy, Trump desprecia ese legado, y en su particular versión revisionista de la historia, defiende que los aranceles son la panacea económica, pese a que el consenso entre economistas señala todo lo contrario.

Victimismo y revisionismo

La narrativa de Trump está construida sobre victimismo y revisionismo histórico. Se presenta como el salvador de una América saqueada por el mundo. En realidad, su estrategia erosiona la cooperación internacional, perjudica a los consumidores estadounidenses, y puede empujar al mundo hacia una nueva era de bloques económicos enfrentados. Además, la medida se produce en un contexto de tensiones inflacionarias internas en Estados Unidos, lo que podría agravar la presión sobre los precios y complicar la labor de la Reserva Federal. A largo plazo, estas decisiones podrían incentivar la desdolarización del comercio internacional y una aceleración en la formación de alianzas alternativas lideradas por potencias emergentes.

Las próximas semanas serán clave. Europa, China y otros socios decidirán cómo responder. El riesgo de una espiral de sanciones mutuas está sobre la mesa. Y, con ello, la amenaza de una recesión global provocada por un solo hombre convencido de que el comercio es un juego de suma cero. Las empresas multinacionales ya alertan de cancelaciones de pedidos, cambios en las cadenas logísticas y aumento de costes. El impacto en mercados emergentes, especialmente aquellos muy dependientes de las exportaciones a Estados Unidos, podría ser dramático. La historia enseña que el proteccionismo extremo no funciona. No solo no protege a largo plazo los empleos, sino que encarece la vida, castiga al consumidor y desincentiva la innovación. Lo que ocurra ahora determinará si hemos aprendido algo o si estamos condenados a repetir los errores del pasado. La pregunta que queda en el aire es si alguien, desde dentro o fuera de Estados Unidos, logrará frenar esta deriva antes de que sus consecuencias sean irreversibles.


Diez semanas que sacudieron el mundo. Edward Luce. Financial Times.

Como dijo el historiador Arnold Toynbee, las civilizaciones no mueren por asesinato, sino por suicidio. Aunque la influencia militar y la fortuna geográfica sostendrán a Estados Unidos, su república está coqueteando con la reflexión de Toynbee. Ninguna amenaza externa ni evaluación interna de costos y beneficios llevaría a un marciano a creer que la mayor potencia de la Tierra ha sido artífice de su propia crisis. Ya sea en China, Canadá o incluso en Estados Unidos, los analistas humanos no dan crédito. La velocidad del giro que ha dado Estados Unidos contra sí mismo no tiene precedentes.

Donald Trump tomó posesión del cargo hace diez semanas. Heredó una economía con inflación estable y unos tipos de interés en descenso, pero con un crecimiento proyectado que este año superará a sus principales competidores. Con cada nueva iniciativa económica de Trump, las previsiones de crecimiento de Estados Unidos se recortan. Si decide provocar más revisiones a la baja (seguramente con su “Día de la liberación” de aranceles recíprocos al resto del mundo), Estados Unidos podría entrar en recesión este año. Esta sería una recesión por elección propia; la elección de Trump.

Sin embargo, eso es lo más trivial. Un crecimiento negativo sería una mera consecuencia de un ataque más preocupante al experimento estadounidense. Lo que lo diferencia de emergencias anteriores es la falta de resistencia seria. La guerra civil de 1861-1865 fue el conflicto más mortífero de la historia del país. Pero el movimiento abolicionista fue justificadamente apasionado. La respuesta de EEUU a Pearl Harbor en 1941 despertó a una nación aislacionista. Estados Unidos compensó con determinación lo que había pasado por alto con su previsión.

Convulsiones pasadas

Desde entonces, cada una de las convulsiones internas de Estados Unidos –la lucha por los derechos civiles de la década de 1960, las divisiones causadas por la guerra de Vietnam, el Watergate de Richard Nixon e incluso la reacción a la guerra de Irak de 2003– han dado lugar a resoluciones muy reñidas, a veces positivas. Lo que falta ahora es una idea de la magnitud de lo que está en juego. Paradójicamente, los extranjeros son muy conscientes de ello. Cada vez que se niega la entrada a un científico o se detiene a un turista, la noticia salta a los titulares. Los estudiantes extranjeros viven con el temor a ser deportados arbitrariamente o incluso secuestrados en la calle por agentes enmascarados. Los que tenían en mente viajar a EEUU, están cambiando de planes.

¿Y qué pensará el mundo del 250 aniversario de Estados Unidos el próximo año? La declaración de independencia de Estados Unidos rindió “el debido respeto a las opiniones de la humanidad”. Trump muestra un ceño fruncido al mundo que, o está estafando a su país, o enriqueciéndose a costa de la generosidad estadounidense. La brutalidad es la cuestión. Cuando Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de Trump, desfila frente a detenidos con la cabeza rapada y arrodillados, el sadismo es intencionado. Cuando el vicepresidente JD Vance se autoinvita a Groenlandia para decirle a sus ciudadanos que, de una u otra forma, se convertirán en estadounidenses, su amenaza es sincera. En muchos frentes, y con deliberada prisa, Estados Unidos está diluyendo su poder blando.

Se necesita menos de un cuarto de hora para mancillar una marca que costó crear un cuarto de milenio. ¿Cuánto tardaría en repararse? La semana pasada, Myanmar sufrió el peor terremoto en décadas. Los equipos de ayuda chinos e incluso rusos llegaron al terreno en cuestión de días. Tras desmantelar USAID, la ayuda estadounidense aún no ha llegado. En casa, Trump tiene previsto deportar a más de 300.000 refugiados venezolanos a las fauces del brutal régimen del que escaparon. Ninguna de las masas apiñadas del mundo es bienvenida en Estados Unidos, con una excepción: los sudafricanos blancos. Mientras Trump cierra agencias y consulados en todo el mundo, su Administración está creando centros para “refugiados” afrikáners blancos en Pretoria, que, en opinión de Trump, son víctimas de discriminación racial por parte del gobierno de mayoría negra de Sudáfrica. Por si alguien no lo entiende, su Administración está borrando la aportación de estadounidenses no blancos de las páginas web del Pentágono, del cementerio de Arlington y del museo Smithsonian. Martin Luther King Jr ha sido eliminado. Los nombres de generales confederados derrotados han vuelto. En los proyectos de investigación científica se buscan palabras prohibidas, como “equidad” e incluso “mujeres”.

Todo ello en nombre de la meritocracia. La nueva guardia de Estados Unidos son casi todos blancos, hombres, y en su mayoría no están cualificados para dirigir los grandes departamentos que están vandalizando. No son sólo los extranjeros los que están cambiando de planes. Los científicos estadounidenses están buscando trabajo en el extranjero. Trump ha presentado al resto del mundo una gigantesca oportunidad de caza furtiva. Por si quedaba alguna duda de que EEUU ha abrazado el brutalismo, véase la liberación en febrero de los hermanos Tate, Andrew y Tristan. Los influencers, retenidos en Rumanía, acusados de tráfico de personas y explotación sexual, fueron puestos en libertad y trasladados a EEUU. Mientras a otros se les intimida para que se autodeporten, a los hermanos se les puso la alfombra roja. Tales presagios son más graves que cualquier recesión autoinfligida.


La España real no va en el cohete de Pedro Sánchez. Ricardo T. Lucas.

La brecha entre la economía real y la que reflejan las cifras del PIB es cada vez más amplia. España volvió a liderar el crecimiento de la zona euro en 2024, al igual que en 2023, y todas las previsiones apuntan a que lo hará de nuevo este año. Sin embargo, esos grandes guarismos no se plasman en la realidad diaria de la mayoría de los españoles. Así lo muestra la evolución del PIB per cápita en paridad de poder de compra con un nivel de precios uniforme, que pasa por ser la medida más fiel para saber si la mejora de la macroeconomía alcanza a los hogares. En 2024, la economía española todavía se situó ocho puntos por debajo de la media de los Veintisiete países de la UE, una distancia que se amplía hasta los doce puntos respecto al promedio de la zona euro.

Estos datos certifican que la mayoría de los ciudadanos no ha podido subir al cohete que, según ha afirmado en reiteradas ocasiones Pedro Sánchez, es la economía española en la actualidad. La estadística elaborada por Eurostat revela que nuestro país ocupa una posición de medianía en el ránking de riqueza medida según el poder adquisitivo de sus ciudadanos y le superan todas las grandes economías del continente, así como algunas de las más dinámicas entre las de menor tamaño, como Irlanda, Malta o Chipre. En el caso de Luxemburgo, su reducido tamaño y su rol de plaza financiera distorsionan su posición de liderazgo en esta estadística, pero lo cierto es que la capacidad de compra de los españoles sigue estando muy por debajo de la de los neerlandeses, daneses, belgas o alemanes.

Lo más preocupante es que la posición de España apenas ha mejorado en esta estadística desde la salida de la crisis pandémica (en 2020 cayó a 83 puntos, para volver a 88 puntos en 2022) pese a registrar tasas de avance del PIB superiores al 3% en los tres últimos ejercicios. En 2024, el PIB per cápita en paridad de poder de compra de nuestra economía apenas avanzó un punto, desde 91 hasta 92 respecto a la media (100) de los Veintisiete países de la Unión Europea, aún por debajo de los 93 puntos alcanzados en el año 2017.

Riqueza de las familias

No obstante, el presidente del Gobierno prefiere usar otros indicadores más convenientes para su relato idílico sobre la marcha de la economía española, como es la riqueza financiera neta de las familias, que según el Banco de España marcó récord a finales del pasado ejercicio. Esta mejora se debe, sin embargo, al sostenido aumento de los precios y al efecto acumulativo, pero no a un progreso real de la capacidad económica de los hogares, como certifica la estadística de Eurostat. Lo paradójico es que según los datos exhibidos por Sánchez para tratar de demostrar la buena gestión económica del Ejecutivo sólo habría mejorado la riqueza de las familias con más recursos, que suponen apenas el 5% del total, mientras que para el resto la situación habría empeorado entre otros motivos por la política fiscal confiscatoria de PSOE y Sumar. Además, el Banco de España señala que la situación financiera de los jóvenes hoy es peor que hace dos décadas debido a la caída del porcentaje de ciudadanos con una vivienda en propiedad y el menor poder adquisitivo de los salarios que perciben frente a los habituales a principios de la década de los años 2000.

De hecho, según datos de la OCDE España es uno de los 16 países más industrializados en los que los salarios no han recuperado el poder adquisitivo anterior al Covid-19 pese al crecimiento nominal de los mismos. Un efecto provocado por el fuerte encarecimiento de la mayoría de los productos a consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Debido a ello, los salarios reales (descontada la inflación) son todavía un 2,5% menores a los de 2019.

Es verdad que los menores ritmos de aumento de la inflación y los mayores niveles de empleo permiten a los hogares volver a destinar más parte de sus rentas al ahorro, sin que eso haya supuesto que se resienta el consumo, pero las encuestas continúan reflejando que un considerable volumen de familias tiene dificultades para llegar a fin de mes. Según datos del INE, un 21,1% de los hogares cubre sus necesidades básicas al mes con dificultad o mucha dificultad, lo que representa sólo un punto menos frente al año 2020, en el que un 22,1% de las familias acababan cada mes con estrecheces financieras.

Se agotan los efectos positivos de la reforma laboral.

La estadística que más lacera en Moncloa es la tasa de paro. A pesar de la fuerte creación de empleo desde 2022, hasta situar en máximos el número de ocupados, el porcentaje de inactivos sobre el total de la población activa se ha reducido sólo 3 puntos desde los niveles previos a la pandemia (del 13,6% en febrero de 2020 al 10,6% del pasado diciembre) y nuestro país sufre un desempleo que duplica la media de la UE. Esto se debe al fuerte aumento de la inmigración (que en 2024 absorbió el 70% de los puestos de trabajo creados), a la persistente temporalidad (la suma de los contratos que no son indefinidos a tiempo completo supone el 58% del total) y a la baja productividad. Además, la cifra de demandantes de empleo pese a tener una relación laboral no ha dejado de crecer, lo que corrobora la precariedad de parte de los puestos de trabajo creados. De ahí que los analistas alerten de que se han agotado los efectos positivos de la última reforma laboral y urjan a implementar nuevos cambios para mejorar la productividad, aumentar la flexibilidad e incentivar la contratación a tiempo completo.


¿Día de la libertad? Ignacio de la Torre. Economista jefe, Arcano Partners. (Expansión 2 de Abril)

Montaigne escribió aquello de que “hay tanta diferencia entre nosotros y nosotros mismos como entre nosotros y los demás”. La política muchas veces busca confundir este axioma y enfrentarnos “a los demás” con el racional ánimo de movilizar al irracional tribalismo.

La actual administración presidencial de Estados Unidos ha declarado hoy 2 de abril como el “Día de la Liberación”. Conviene recordar los supuestos detrás de esta afirmación, para luego validarlos o invalidarlos, siguiendo nuestro conocimiento y raciocinio.

Desde la guerra de Vietnam, Estados Unidos fue progresivamente empeorando su balanza comercial. Parte del motivo fue la demanda agregada generada por el gasto militar ligado a dicha guerra, guerra que buscaba, entre otras cosas, “contener al comunismo”. La situación económica acabó degenerándose, hasta el punto de que Nixon tuvo que abandonar “temporalmente” el patrón oro en la conversión de divisas internacionales en 1971 (entonces una onza de oro valía 35 dólares, hoy, unos 3.200), y aprobar heterodoxas medidas como el control de precios y salarios, que, por supuesto, no funcionaron.

El dólar se había convertido en la divisa de reserva mundial, según los acuerdos de Bretton Woods de 1945, ligado a su convertibilidad en oro. A pesar de su “suspensión”, el dólar siguió siendo la divisa fundamental para el comercio y las transacciones internacionales, debido a la profundidad de su mercado de capitales. Este “exorbitante privilegio” permitió a Estados Unidos atraer capital extranjero y financiarse a un coste inferior al de otros países, lo que explicó en parte la mayor propensión al consumo de los norteamericanos frente a europeos o a asiáticos, con más inclinación al ahorro. De esta identidad surge que Estados Unidos acaban manteniendo un déficit de cuenta corriente con el resto del mundo. La teórica cura, una fuerte reducción del consumo, supondría una intensa recesión.

Desde finales de los años 1970, además, la tecnología contribuyó a reducir la mano de obra fabril. Fue la tecnología, y no China, el principal factor asociado a la reducción de estos puestos de trabajo en Estados Unidos y en Europa, lo que alienó a una parte de la clase media, que se vio desplazada por esta substitución.

Como al cerebro humano le gustan las soluciones mágicas a los problemas complejos, los aranceles (tarifas) se han presentado como dicho elixir. Según la campaña electoral, los aranceles permiten reganar los puestos de trabajo perdidos, equilibrar el comercio estadounidense y recaudar ingresos hasta el punto, se afirmó, “de no tener que pagar impuestos sobre la renta”. Ideas muy bonitas… pero falaces. Los puestos de trabajo no se recuperarán por la sencilla razón de que su demanda depende de la productividad de un humano frente a la productividad de una máquina, y la evolución es devastadora. Además, los diferenciales de costes laborales entre Estados Unidos y países como México o China son tan enormes que no resulta creíble que se pueda relocalizar una actividad manufacturera relevante.

Equilibrio imposible

El comercio de bienes no se equilibrará, en parte debido a los referidos diferenciales en los costes laborales, y en parte por las diferentes tendencias al ahorro y al consumo, también explicadas por factores demográficos. Resulta incompatible mantener al dólar como reserva mundial, mantener salarios elevados y, al mismo tiempo, aspirar a generar superávit de cuenta corriente con el resto del mundo.

Substituir impuestos sobre la renta con aranceles es la falacia más intensa. Los aranceles actúan en forma de impuestos a los consumidores o a las empresas que tienen que adquirir los productos intermedios, luego una eventual recaudación de dinero por aranceles se compensa automáticamente en forma del impuesto encubierto que supone el arancel en forma de mayores precios. La idea de que pueda substituir al impuesto sobre la renta es también falaz… la Administración calcula que en un escenario optimista “recaudaría” 0,7 billones de dólares, frente a los 2,4 que genera el impuesto sobre la renta.

Desde 1982, Estados Unidos ha mantenido déficits de cuenta corriente con el resto del mundo, lo que se ha traducido en una cuenta de capital positiva –el resto del mundo invierte más en el país de lo que este invierte fuera–, además de haber propiciado una atracción de talento sin precedentes. El resultado ha sido un crecimiento de la productividad y de la renta per cápita mayor que el de los supuestos competidores (la renta per cápita ha crecido en Estados Unidos al 1,8% desde entonces, un 20% más anualmente que en Japón o en Alemania), lo que ha cimentado el liderazgo de EEUU, hasta la fecha.

Ante las enormes dudas legales que además suscitan los aranceles (su aprobación corresponde al Congreso, salvo en caso de emergencia nacional), el presidente invocó una máxima atribuida a Napoleón: “El que salva a su país no viola ninguna ley”. Otra máxima irracional muy ligada al pensamiento ultraconservador dominante en Estados Unidos, pensamiento en ocasiones irracional que, por cierto, tiene orígenes europeos. Ya veremos si la razón, o la sinrazón, explican mejor el día de hoy, y el intenso daño que está generando al crecimiento de Estados Unidos genera libertad.

La libertad de la falacia.

 

Hoy más que nunca, Disfrutad del fin de semana.

Comentario de mercado viernes 28 de Marzo del 2025.

La política de aranceles de Trump sigue marcando el ritmo del mercado, esta semana las bolsas empezaron subiendo ante la expectativa de aranceles no demasiado agresivos, pero luego volvió la volatilidad a los mercados (de Renta Variable, Renta Fija y divisas), y los volúmenes de negociación de las Bolsas ha caído esta semana con fuerza hasta tener mayor visibilidad.

Trump anunció como el Día de la Liberación a la fecha del 2 de Abril en que se ponen en marcha losaranceles recíprocos, aunque seguiremos teniendo mucha volatilidad ante la falta de claridad, posibles exenciones, reducciones, autos, farmacéuticas…  Trump anunciaba este lunes aranceles secundarios (nuevo concepto acuñado por el presidente americano) del 25% a aquellos países que compren crudo o gas de Venezuela a partir del 2 de abril, el principal afectado sería China, pero también estarían afectados India, España… También el lunes Trump afirmó que anunciaría aranceles a automóviles en los próximos días y sobre semiconductores y madera “en el futuro”, así como que habrá exenciones/reducciones de aranceles recíprocos para determinados países. El martes se anunció también la implementación de los aranceles al cobre que podría acelerarse y tomar efecto en las próximas semanas, y el miércoles los anunciados aranceles del 25% a todos los automóviles no fabricados en Estados Unidos a partir del 3 de Abril, inicialmente 2,5% para ir aumentando hasta 25%, según el gobierno americano supondrá ingresos fiscales de cercad de 100.000 millones de dólares anuales, los más afectados serán México, Japón, Corea del Sur, Canadá y Alemania, pero también autos estadounidenses por su elevada dependencia en cadenas integradas Estados Unidos-México-Canadá, y el consumidor americano por subida de precios.

El mes pasado, Donald Trump trasladó la orden de investigación al Departamento de Comercio para tarifar en un 25% las importaciones estadounidenses del cobre, las conclusiones del informe cuentan con un plazo de 270 días, sin embargo, Trump podría estar urgiendo para acelerar el proceso y tomar acción mucho antes de este período. La implementación de aranceles al cobre con tanta prisa contrastaría fuertemente con los diez meses de investigaciones que precedieron a los aranceles al acero y aluminio impuestos por Trump durante su primer mandato. Los temores a la entrada próxima de estos gravámenes están conllevando a un “efecto antelación”, multiplicando las importaciones estadounidenses de cobre correspondientes a este mes en hasta siete veces el nivel mensual normal. En los mercados de futuros, el diferencial entre los precios de cobre de Nueva York y Londres se ha ampliado a niveles récord (1.700 dólares por tonelada tonelada), creando incentivos entre los inversores para comprar en el mercado británico y venderlo en Estados Unidos a quienes tratan de asegurar el suministro.

Xi Jinping se reúne hoy con 40 líderes de empresas globales para atraer inversiones a China y contrarrestar aranceles de Estados Unidos, mientras el precio del oro marcaba esta semana nuevos máximos, 3.084,60 dólares la onza (+17% en 2025) ante la incertidumbre sobre aranceles.

S&P 500 2025 y volúmenes de negociación:

Precio de la onza de oro último mes:

Si la administración norteamericana no rectifica, un 70% de los productos importados a Estados Unidos se verán afectados, ocasionando un fuerte shock sobre el crecimiento económico y la inflación. Como he comentado en varias ocasiones, habrá que ver en que queda esta política agresiva de aranceles propuesta por Trump, ya que su margen de actuación en este mandato es más limitado que en el anterior debido a que el déficit público se sitúa en el 6,6%, a diferencia del 2,9% de 2016, por lo que difícilmente podrá compensar con recortes de impuestos el efecto negativo de las tarifas como lo hizo en su primer mandato cuando recortó el tipo máximo de sociedades del 35% al 21%.

En cuanto a la política monetaria, esta semana destacaría las palabras de Raphael Bostic, presidente de la Fed de Atlanta, que comentó que sólo espera 1 bajada de tipos este año, frente a las 2 bajadas que esperaba anteriormente y lo que marca el dot plot de la Fed, ante impacto de aranceles en precios, y dijo que el objetivo de inflación 2% no se alcanzará hasta principios de 2027, y no ve excesiva desaceleración económica.

Esta semana ha seguido la debilidad de los indicadores macroeconómicos estadounidenses, sobre todo los relacionados con la confianza. El martes se publicó el índice de confianza de los consumidores de la Conference Board, que decepcionó al caer hasta 92,9 desde el 100,1 anterior y por debajo del 94 previsto. Con esta bajada la confianza se situó en mínimos desde enero 2021. Además, este retroceso vino explicado en gran parte por la caída del componente de expectativas, que bajó hasta 65,2 desde el 74,8 previo y se sitúa en mínimos de 12 años. En conjunto, unos datos negativos y que apuntan a una mayor preocupación de los consumidores estadounidenses sobre la inflación, la mediana de las expectativas a 12 meses para la inflación subió hasta el +5,1%, y los efectos negativos de los aranceles. Ahora bien, dentro de la encuesta, los consumidores se mostraron también más favorables a realizar compras en los próximos seis meses de bienes duraderos (televisores, electrodomésticos…) lo que podría estar apuntando a que los hogares tratarán de adelantarse al previsible incremento de los precios que traerán los mayores aranceles. También es llamativo que, en marzo, repuntaron las intenciones de tomar vacaciones en los próximos seis meses, tras la fuerte caída del mes anterior, actualmente un 43,2% de los encuestados pretende viajar, un nivel similar al promedio de los últimos 25 años (44,7%). Cifras que minoran la lectura negativa del índice general de confianza al señalar que el consumidor no estaría planteándose fuertes recortes de gasto en el corto plazo.

                                                               Conference Board Consumer Confidence.

El cambio en la política europea ya ha sucedido, aunque el impacto en el crecimiento podría no apreciarse hasta 2026. En Alemania la combinación del cambio de gobierno, los desafíos geopolíticos y el levantamiento de las restricciones al gasto han provocado un cambio significativo en la política fiscal. La ortodoxia fiscal ha quedado de lado. Simultáneamente, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y el consiguiente cambio de la política estadounidense, han hecho cambiar la postura de Alemania y Europa respecto al gasto en defensa. Alemania tiene pocas restricciones financieras para aumentar el gasto público, dados su bajo nivel de deuda. La modificación de límite de deuda en Alemania podría generar un estímulo fiscal de alrededor del 3 % del PIB. Dado el tiempo que lleva planificar el gasto en defensa e infraestructuras, así como el mayor déficit público, el estímulo tendrá poco impacto en el crecimiento en 2025, pero comenzará a sentirse muy positivamente a partir de 2026. Julius Bäer elevaba esta semana sus previsiones de crecimiento del PIB para Alemania al 1,6 % en 2026 y al 2 % en 2027, pero siguen esperando estancamiento en 2025.

El concepto de «Acuerdo de Mar-a-Lago» se refiere a un acuerdo político para debilitar el dólar estadounidense, similar al Acuerdo del Plaza de 1985. Este último logró una devaluación del dólar de aproximadamente el 50% y redujo el déficit comercial de Estados Unidos con Europa Occidental, pero no así con Japón. Los instrumentos políticos para debilitar el dólar mediante un acuerdo tienen limitaciones y hacen improbable un pacto internacional. Las promesas de los socios de aumentar su consumo interno para reducir su dependencia de las exportaciones son plausibles, pero requerirían medidas de política fiscal congruentes. Por lo tanto, parece más probable que el debilitamiento del dólar se logre mediante actuaciones unilaterales. Un dólar estadounidense más débil iría en sintonía con la agenda de la administración Trump, pero también podría entrar en conflicto con otros de sus objetivos políticos, como reducir la inflación o mantener el dólar como divisa de reserva. Recientemente, la errática política estadounidense ha provocado resultados similares, con el dólar estadounidense debilitándose aproximadamente un 6% desde la investidura de Donald Trump, y un 2% en el último mes.

                                                               Bloomberg Dollar Spot Index últimos 30 días.

Paridad Dólar euro desde 1984 (caída del 50% del dólar después del Acuerdo del Plaza de 1985):

El peor comportamiento de las Bolsas americanas respecto a las Bolsas europeas viene, fundamentalmente por el peor comportamiento del sector tecnológico, que era lo que había hecho que el S&P 500 tuviese mejores rentabilidades en los últimos años frente al resto de Bolsas mundiales. Las 7 Magníficas llevan una caída en el año del 12%, y si eliminamos estás 7 compañías del S&P 500, las otras 493 empresas que componen el índice llevarían una subida agregada del 0,50% frente a la caída en el año del S&P 500 del 3,5% actual.

Los inversores minoristas continúan comprando renta variable, en lo que llevamos de año los minoristas han comprado 35.000 de dólares en acciones del Nasdaq 100 y 24.000 en acciones del S&P 500, y, sorprendentemente (por el pobre comportamiento de las Bolsas) la mitad de ese flujo comprador se ha dado en Marzo. Los pequeños inversores han invertido casi 70.000 millones de dólares en renta variable estadounidense este año, mientras que los inversores profesionales están recortando su exposición al mercado por el temor a las políticas de Donald Trump. La inversión de los particulares en renta variable y fondos cotizados estadounidenses ha ascendido a 67.000 millones de dólares en 2025, una cifra sólo ligeramente inferior a los 71.000 millones del último trimestre de 2024, según el proveedor de datos VandaTrack. Esto indica que los pequeños inversores siguen siendo optimistas respecto a la renta variable de Wall Street a pesar de las intensas turbulencias de este año, desencadenadas por los erráticos planes arancelarios del presidente y la aparición de la empresa china de inteligencia artificial DeepSeek.

Datos de Goldman Sachs muestran que los inversores particulares han sido vendedores netos de acciones estadounidenses en sólo siete sesiones este año, a pesar de que el S&P 500 ha caído 25 días. Por el contrario, según Bank of America, los grandes inversores realizaron en marzo el mayor recorte de su historia en su inversión en renta variable estadounidense.

Importante esta semana:

Trump declaró el fin de semana pasado que habrá flexibilidad en los próximos aranceles del 2 de abril y recalcó que la palabra “flexibilidad” era importante. Dijo que en vez de poner aranceles sector por sector, podría anunciar un paquete más específico, aunque ajustable. El presidente llamó a ese día “Día de la Liberación”, dando a entender que lo ve como una medida para «liberar» o proteger la economía estadounidense frente a prácticas comerciales injustas. Si Estados Unidos impone esos aranceles, Francia insta a la UE a que se defienda y tome represalias.

Según fuentes de Reuters, de algunos funcionarios europeos y supervisores bancarios están empezando a preguntarse si aún pueden confiar en que la Reserva Federal Estados Unidos les provea acceso a dólares en momentos de crisis financiera o estrés en los mercados. El motivo de la preocupación es que, dada la creciente tensión geopolítica, competencia económica y cambios en la política monetaria, algunos funcionarios europeos temen que Estados Unidos pueda priorizar sus propios intereses y limitar dicho acceso.

El martes conocimos en Estados Unidos un nuevo descenso de la confianza del consumidor impactado negativamente por la incertidumbre sobre las consecuencias de los mayores aranceles, tanto en el crecimiento como en la inflación. También descendieron los PMIs de las Fed regionales de Philadelphia y Richmond. En el mercado de la vivienda los precios siguieron moviéndose al alza (+4,7% interanual frente al +4,5% anterior) y la compra de viviendas nuevas subió un +5% anual, manteniéndose en positivo por quinto mes consecutivo.

Continuando en Estados Unidos ayer se revisó ligeramente al alza el PIB cuarto trimestre del 2024. El dato final mostró un avance de la actividad del +2,4% trimestral anualizado, una décima por encima de la anterior publicación y con el consumo privado manteniéndose como el principal contribuidor al crecer a ritmos del +4% trimestral anualizado. Pasando de un dato atrasado como es el PIB a otro más coincidente con el momento actual, conocimos que, en el mercado laboral se mantienen las señales de fortaleza, con las peticiones de subsidio por desempleo semanales manteniéndose en niveles reducidos al situarse en la última semana en 224 mil peticiones frente a las 225 mil anterior. Cifras que siguen mostrando un empleo sostenido en este 1T del año.

En cuanto a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Estados Unidos aún espera un amplio acuerdo de alto el fuego para Semana Santa, aunque reconoce que la agenda puede retrasarse a medida que Moscú da señales de que no tiene prisa. El martes por la tarde Ucrania y Rusia anunciaban que cerraban el acuerdo de cese al fuego sobre las infraestructuras energéticas al que se ha añadido una tregua en las hostilidades en el Mar Negro, lo que permitiría agilizar y asegurar un mayor tráfico marítimo de productos agrícolas y fertilizantes. No obstante, los términos del acuerdo no son del todo claros y la parte rusa señala como condición para llevar a cabo el cese al fuego que se levanten las restricciones para el comercio de estos productos, lo que de facto sería retirar las sanciones a los bancos rusos especializados en la exportación del sector agrícola, su vuelta al sistema de pagos SWIFT y la eliminación de las limitaciones a la importación de maquinaria agropecuaria. Dichas condiciones necesitarían el visto bueno de la Unión Europea, la principal ejecutora de estas restricciones. Putin sugirió ayer la creación de un gobierno temporal en Ucrania bajo la supervisión de las Naciones Unidas. Este gobierno tendría como objetivo organizar nuevas elecciones y negociar un tratado de paz, con la participación de Estados Unidos.

El miércoles destacaron las declaraciones de Austan Goolsbee, presidente de la Reserva Federal de Chicago y miembro de la Reserva Federal, que asegura que “si se comprueba que las expectativas de inflación a largo plazo basadas en el mercado se comportan como lo han hecho estas encuestas en los últimos dos meses, podría considerarlo una señal de alerta”. La semana pasada, la Reserva Federal mejoró ligeramente sus perspectivas de inflación y rebajó su pronóstico de crecimiento, a medida que los aranceles de Donald Trump repercuten en la evolución de la mayor economía del mundo. El presidente de la Fed, Jay Powell, manifestó su confianza en que las expectativas de inflación se mantengan bajo control, citando un panorama moderado en los mercados. Goolsbee, que fue asesor económico principal del ex presidente de EEUU Barack Obama, afirma que, si las expectativas de los inversores comienzan a converger con las de los hogares estadounidenses, la Reserva Federal tendrá que actuar. “Con independencia de las circunstancias, sería necesario tomar cartas en el asunto”.

Los banqueros centrales de todo el mundo consideran que es fundamental mantener “ancladas” las expectativas de inflación a largo plazo. Si los ciudadanos pierden la confianza, podría generarse un círculo vicioso de aumentos salariales y de precios. Mantener las expectativas bajo control cobra ahora especial relevancia, en un momento en que la Fed está intentando volver a situar la inflación en su objetivo del 2% después de que la economía estadounidense sufriera el mayor aumento de precios desde la década de 1980, en parte por la falta de oferta durante la pandemia. El índice de precios del gasto en consumo personal, una de las medidas de referencia de la Fed, se situó en el 2,5% en enero. Goolsbee reconoce que el banco central ya no se encuentra en la “coyuntura perfecta” observada en 2023 y 2024, cuando la inflación parecía estar retrocediendo al 2%, sin que ello afectara al crecimiento y al empleo. En su opinión, ahora se ha entrado en un capítulo diferente, donde “hay mucha más incertidumbre”. La Reserva Federal ha reconocido que la incertidumbre generada por Trump sobre las perspectivas de inflación y el crecimiento ha obstaculizado sus planes de recortar los tipos de interés del nivel “restrictivo” actual en el 4,25 % al 4,5 %.

El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por Elon Musk, tiene como objetivo reducir el gasto federal en 1 billón de dólares en un plazo de 130 días, finalizando a finales de mayo de 2025. Musk ha afirmado que estos recortes no afectarán a los servicios esenciales y que los beneficiarios de la Seguridad Social recibirán mayores prestaciones.

En Japón, el presidente del Banco Central de Japón, Uchida, dijo que el BoJ ajustará el grado de flexibilización de la política monetaria si se cumplen las perspectivas económicas para alcanzar el objetivo de precios.

En Europa comenzamos la semana con la publicación de los PMIs de Francia y Alemania, algo mejores de lo esperado. Francia 47 frente al 46,1 esperado, Alemania PMI Composite 50,9 frente al 51,1 esperado, pero el manufacturero fue 48,3 por encima del 47 esperado. En la zona euro, el dato de PMI fue algo peor que la cifra esperada (50,4 frente al 50,7 que esperaba el mercado), pero mejora algo la anterior (50,2). Los PMIs ya habían subido algo en enero y febrero, y tras la aprobación del paquete fiscal en Alemania es probable que ese aumento de sentimiento venga por ese motivo, aunque realmente los efectos de dichos paquetes serán visibles dentro de unos años.

En Europa esta semana conocimos el que las ventas de coches descendieron un 3,1% con respecto al año anterior. Los cambios en la tecnología motriz, la llegada a Europa de los coches chinos y la regulación tan restrictiva en la UE están detrás de estos malos datos que ahora además tendrán que añadir el de aranceles más altos.

Esta semana en Francia, destacó la rebaja a negativa de la perspectiva de la deuda por parte de Morningstar DBRS. Mantiene el rating en AA pero alerta de un alto riesgo de ejecución en su plan de reducción del déficit hasta el 5,4% del PIB, revisado al alza desde el objetivo original del 5% ante las concesiones necesarias para su aprobación, en un contexto de elevada deuda, coste financiero al alza y dificultad para implementar las reformas estructurales necesarias ante un parlamento muy dividido. El gobierno de Bayrou sigue siendo vulnerable a nuevas mociones de censura, esta vez relacionadas con la reforma de las pensiones. A todo ello se suma la exigencia de gasto adicional en defensa, Macron apunta a 40.000 millones de euros al año (1% del PIB), para una economía con limitada capacidad adicional de endeudamiento.

En Alemania se publicó el índice de confianza económica IFO que subió en marzo auspiciado por la aprobación de la reforma constitucional que permitirá impulsar el gasto público en infraestructuras y defensa. Mejora tanto la valoración de la situación actual como futura.

Hoy se han publicado en España unos datos positivos de inflación. El IPC preliminar de marzo se modera con intensidad y se sitúa en el +2,3% interanual desde el +3% anterior. Más importante aún es la evolución de la tasa subyacente que se moderó otras dos décimas y avanza a ritmos del +2% interanual, su menor nivel desde noviembre de 2021. Al ser un indicador adelantado no conocemos todavía los componentes, pero como señaló el INE, esta moderación se explicó por menores precios de la electricidad y también de los carburantes y lubrificantes frente a una subida el año pasado. También una subida más contenida de los precios del ocio y cultura ayudaron a este freno de la inflación.

                                     Spain CPI YoY.

También en España el miércoles conocimos que el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 3,4% anual en el cuarto trimestre del año pasado, la mayor cifra desde que se produjo el efecto rebote tras el desplome provocado por el coronavirus, y lo hizo impulsado por dos componentes clave, el consumo y la inversión. Por un lado, el consumo privado creció un 3,8% anual, nueve décimas más que en el tercer trimestre y la mayor velocidad desde el tercer trimestre de 2022, gracias a la creación de empleo y a que las familias ya están recuperando algo de poder adquisitivo frente a la inflación. Más en concreto, el consumo en bienes duraderos (esto es, coches, ordenadores, electrodomésticos) es el que más crece, con un avance del 6,9%, pero el mayor acelerón viene de los bienes no duraderos y servicios (crecen un 4%, frente al 3,1% del trimestre anterior). Esto se puede deber a que la compra de bienes duraderos se puede aplazar, y eso hicieron muchos ciudadanos en los momentos más duros de los últimos años, generando un posterior efecto rebote, mientras que los bienes y servicios no duraderos se han mantenido más estables, aunque han repuntado en los últimos meses por el alza del crédito al consumo tras las rebajas de tipos. Por otra parte, la formación bruta de capital fijo creció un 4,5%, más del doble que en el trimestre anterior (2,2%). Un acelerón que se debió fundamentalmente a la inversión en maquinaria y bienes de equipo, que pasó de crecer a un ritmo del 0,6% a otro del 6,8%, gracias en buena medida a la compra de material de transporte. Este empuje se debió al creciente optimismo entre los empresarios sobre la evolución económica, así como a las condiciones cada vez más favorables de acceso al crédito y a la llegada de fondos europeos a la economía real. En cambio, la construcción muestra un patrón muy desigual, ya que la construcción de edificios industriales e infraestructuras civiles se dispara un 7,6% mientras que la construcción de vivienda se atora en el 1,5% ante la falta de permisos y la escasez de suelo para obra nueva, a pesar de la creciente demanda.

Estos componentes del PIB se suman a otros que ya venían tirando con fuerza de la actividad, como es el caso del gasto público y las exportaciones de servicios. Así, el gasto público crece a un ritmo del 4% anual, si bien este avance es algo menor que el de trimestres anteriores. Y algo similar sucede con las exportaciones de servicios, que suben un 7,6% anual gracias a la competitividad de las empresas españolas y al atractivo turístico del país, con lo que compensan la debilidad de las ventas de bienes físicos al exterior (0,9%), aunque hay que tener en cuenta que esta cifra es algo menor que la del trimestre anterior (10,4%) y la más baja desde el primer trimestre de 2021.

Por sectores, destaca el avance del sector inmobiliario, cuya actividad se ha incrementado un 5,1% anual, seguido de comercio, transporte y hostelería (5%), la agricultura (4,2%) y la industria manufacturera (3,7%). Sin embargo, tanto la construcción (2,6%) como la mayor parte de las ramas del sector servicios registran avances inferiores a la media, como es el caso de la información y las telecomunicaciones (2,3%), la Administración pública, educación y sanidad (2,8%) o las actividades financieras (2,9%). Sin embargo, algo que da testimonio de la fortaleza de la economía española y de los distintos elementos que dan soporte a su crecimiento a medio plazo es que, por primera vez desde el primer trimestre de 2018, todos los sectores se sitúan en positivo en tasa interanual.

Reino Unido anunció esta semana que aumenta su presupuesto en Defensa, pero recorta los gastos ante las menores perspectivas de crecimiento. El organismo de control presupuestario recortó las previsiones de PIB para 2025 a tan solo un +1%, frente al +2% inicial. En un escenario de mayor debilidad económica y unos costes de endeudamiento crecientes, la ministra de finanzas británica, Rachel Reeves, actualizó los presupuestos ante la amenaza de incumplir con las reglas fiscales. Los mercados de deuda parecieron acoger con agrado el énfasis en la responsabilidad fiscal. Las medidas suponen recortes de hasta 14.000 millones de libras en el horizonte 2029-2030. Las principales reducciones se han efectuado sobre gastos sociales y bienestar, que reducirán estas partidas en 4,8 mil millones de libras. Otros 3,6 mil millones de libras se recortarán de gastos departamentales y 2,2 mil millones de la lucha contra la evasión fiscal. Además, han realizado cambios contables de 3,4 mil millones de libras, en gran parte, al trasladar gastos corrientes a proyectos de capital, exentos de la principal regla fiscal. En cuanto al mayor gasto en Defensa, el aumento será de hasta el 2,5% del PIB para abril de 2027

Esta semana también ha sido noticia Turquía, que se ha convertido en una plaza clave en los Mercados Emergentes tras la detención del principal rival del presidente Recep Erdogan, el alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu, acusado de corrupción. Esto desató protestas en todo el país y desencadenó una caída de la lira turca. İmamoğlu es uno de los políticos turcos más populares y su arresto parece formar parte de la campaña de Erdogan para silenciar a la disidencia y consolidar el poder ante un posible intento de reelección, tras haber alcanzado el límite constitucional de dos mandatos en Turquía. La lira se debilitó hasta un 11,47% frente al dólar estadounidense antes de que el banco central vendiera entre 8.000 y 9.000 millones de dólares en reservas para estabilizar la moneda.


El ‘ojo por ojo’ con los aranceles hará más daño a Europa que a EEUU. El plan de China para reducir el impacto de ‘Trumponomics’. Ricardo T. Lucas.

Europa se replantea su reacción frente a las amenazas de mayores aranceles de Donald Trump. Crecen las voces autorizadas que reclaman evitar una escalada de medidas proteccionistas que podría resultar especialmente dañina para la economía del euro.

La última ha sido la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en su comparecencia trimestral en el Parlamento Europeo, alertando del riesgo de una política de ojo por ojo con Estados Unidos. Los grandes bancos centrales –incluida la Reserva Federal norteamericana– comparten el diagnóstico de que la disputa comercial a gran escala puesta en marcha por la Casa Blanca tendrá un impacto mayor sobre la economía de Estados Unidos que para las de los países castigados por Trump con aranceles más altos, al encarecer numerosos productos que los consumidores van a seguir adquiriendo por no tener alternativas accesibles. Pero una espiral de represalias que situara las tarifas aduaneras a niveles excesivos o llevase a adoptar medidas extemporáneas que supongan en la práctica la expulsión del mercado estadounidense –como el superarancel del 200% con que Trump amenaza al champagne y los vinos de Europa– provocaría que cambiaran las tornas radicalmente.

Algunos expertos consideran que llegar a ese escenario extremo sería el objetivo real de la Administración republicana con su beligerancia económica, a fin de conseguir que todas las empresas que quieran vender en Estados Unidos instalen fábricas en el país o amplíen las que ya tienen como fórmula para revitalizar el deprimido empleo manufacturero. Trump ha logrado en todas las elecciones a las que se ha presentado un enorme apoyo en los Estados con mayor peso de la industria en sus economías con la promesa de reabrir las fábricas que fueron trasladadas a otros países, pero conseguirlo no está siendo tan sencillo como él esperaba. De ahí su beligerancia con los aranceles.

Precisamente, evitar que se produzca una deslocalización a la inversa, desde Europa hacia Estados Unidos, debería estar entre los objetivos de la respuesta política que las autoridades comunitarias den a las bravatas del mandatario norteamericano. Lo cual no implica necesariamente ceder a las amenazas de Trump, sino intentar manejarlas de forma inteligente.

La disuasión puede resultar más efectiva frente a un outsider de la política tradicional como es el mandatario republicano que las represalias con aranceles, apunta Tobias Gehrke, investigador principal en el Consejo Europeo de Relaciones Internacionales, e insta a los Veintisiete a ser firmes frente a Washington pero sin cerrar la puerta a la negociación que reduzca los daños mutuos.

De momento, Bruselas ha decidido retrasar a mediados de abril la entrada en vigor de la subida de aranceles a productos norteamericanos como el bourbon, los pantalones vaqueros y las motocicletas customizadas anunciada en represalia a las mayores tarifas de Washington sobre el acero y el aluminio europeos. Una decisión acompasada del mensaje de dar más plazo a los negociadores para buscar un entendimiento que minimice los perjuicios comerciales para ambas partes.

Impacto a gran escala

Lagarde ha puesto además cifras al efecto perjudicial que tendría el hecho de que la Unión Europea entrase en otra carrera de aranceles al alza contra Estados Unidos. Ese choque elevaría la pérdida de crecimiento desde un 0,3% estimado con las mayores tarifas ya en vigor hasta un 0,8% del PIB de la zona euro en caso de una guerra sin cuartel. Es decir, un impacto que casi triplicaría los daños. En este escenario, la amenaza de la estanflación planearía nuevamete sobre la zona euro.

Porque el impacto sobre los precios sería también considerable, aunque la previsible caída de la demanda de productos comunitarios desde el otro lado del Atlántico podría atenuar el alza de la inflación, que la autoridad monetaria estima ahora en medio punto adicional, debido a un tipo de cambio del euro más débil al previsto. Para la economía estadounidense, en cambio, la Reserva Federal espera una pérdida inmediata de cuatro décimas en el PIB este año, que podría incrementar en función de dónde se sitúen finalmente los aranceles y las medidas de represalia que tomen sus socios comerciales.


Buen fin de semana.

Comentario de mercado viernes 21 de Marzo del 2025.

En los mercados de deuda la aversión al riesgo empuja las rentabilidades a la baja, a pesar de que cada vez la retórica sobre el impacto de una guerra arancelaria se amplía a la inflación, con el consiguiente riesgo de unos tipos de interés oficiales, que o bien no bajen o incluso se eleven. El mercado, tanto de renta variable como de renta fija, sigue muy de cerca los vaivenes de Trump… el presidente de Estados Unidos continúa haciendo anuncios, ayer firmó una orden para desmantelar el Departamento de Educación, que reducirá a su mínima expresión para recortar el gobierno federal y devolver las competencias de enseñanza a los estados, asimismo, anunció que invocará poderes de emergencia para impulsar la capacidad de Estados Unidos de producir minerales críticos, podría incluir carbón, con el fin de hacer al país menos dependiente de las importaciones en este terreno, firmó una orden ejecutiva que facilitará la financiación para desarrollar internamente la producción de minerales críticos y tierras raras, con el objetivo de reducir la dependencia especialmente de China, que controla el procesamiento de minerales críticos, uso principal en baterías y sistemas de defensa.

El Nasdaq 100 está cayendo un 1% y se encamina a su quinta semana consecutiva de caídas, algo que no ocurría desde Junio del 2022, arrastrado por las caídas de las empresas de gran capitalización y unas perspectivas más débiles de lo estimado por parte de las grandes compañías de diversos sectores (Fedex cae un 11%, Nike un 8%, Micron un 8% o Lennar Corp un 6%). El S&P 500 cae un 0,25% y el Dow Jones Industrial Average un 0,9%, con los inversores preparándose para una mayor volatilidad debido al vencimiento de contratos de opciones y futuros hoy (cuádruple hora bruja). A pesar de las caídas, los inversores están desestimando los riesgos de una guerra comercial a gran escala, con flujos de capital masivos que inundan los mercados bursátiles mundiales y los índices de Alemania y China en alza desde la elección de Donald Trump.

Rentabilidad del Bono a 10 años americano últimos 12 meses.

En estos primeros meses del año se está viendo un flujo inversor desde activos estadounidenses hacia activos no estadounidenses a nivel global. La baja aceptación de algunas de las políticas de Trump y el hecho de que ahora se alinee con países como Rusia, Corea del Norte, Irán o Venezuela hacen que muchos inversores den la espalda a los activos estadounidenses en favor de activos asiáticos o europeos. El sector tecnológico en China, el sector de defensa en Europa y otros vinculados a materias primas o tierras raras están atrayendo inversión de manera significativa. El enfriamiento gradual de la economía en Estados Unidos y las incertidumbres generadas por la administración Trump están siendo factores clave en este cambio de tendencia. Europa, de la mano del recién elegido canciller alemán, planea una expansión fiscal relevante, con un plan ya en marcha para fomentar la inversión en infraestructuras y defensa. Ambos sectores deberían tener un impacto muy positivo en la actividad económica de la Eurozona, que deberá enfrentar numerosas emisiones de deuda para financiarlos, aunque con una sólida fortaleza crediticia.

Así se desprende también de la última encuesta a gestores realizada durante la semana del 13 de marzo por Bank of America, que tiene en cuenta la opinión de 171 participantes con 426.000 millones de dólares en activos bajo gestión en conjunto, los grandes fondos han protagonizado en las últimas semanas “el mayor recorte de la historia” en su inversión en Bolsa estadounidense.

La caída de las Bolsas americanas en las últimas semanas, con el S&P 500 cayendo alrededor de un 10% desde sus máximos, son el resultado de los bruscos movimientos de los gestores de fondos. Según la encuesta de BoA, un 23% de los inversores infrapondera ahora las acciones estadounidenses. Se trata del porcentaje más elevado desde mediados de 2023 y representa una caída del 40% respecto al sentimiento de febrero. Hace solo cuatro semanas, se apreciaba una sobreponderación del 17% sobre este mercado. En apenas un mes, hemos vivido la rotación más pronunciada de Estados Unidos a Europa registrada en toda la serie histórica (con datos que se remontan a 1999). “La estanflación, la guerra comercial y el fin del excepcionalismo estadounidense impulsan la caída alcista en el sentimiento de los gestores de fondos, cuya velocidad es coherente con el fin de la corrección de la renta variable”, explican desde Bank of America.

Llama especialmente la atención el sentimiento de los gestores sobre la inversión en tecnología, que ha sido la gran apuesta de los grandes fondos de inversión durante más de diez años. Los gestores son muy pesimistas sobre el potencial de crecimiento de las acciones de empresas tecnológicas, y han pasado a infraponderar el sector a su nivel más bajo en los últimos dos años. Las señales de cautela son muchas y una de las más evidentes es que el nivel de liquidez en los fondos ha pasado del 3,5% en febrero al 4,1%, el mayor incremento desde 2020, el año del Covid. Bank of America asegura que este porcentaje pone fin a la señal de “venta” colgada sobre el mercado en diciembre del año pasado. Los analistas del banco creen que el deterioro de la confianza de los gestores es coherente con el final de la corrección en el mercado americano. Aunque también creen que el S&P 500 solo volverá a superar los 6.000 puntos si se suavizaban las preocupaciones sobre la guerra comercial.

La otra cara de la moneda es Europa, que está viviendo una oleada de optimismo, con Alemania y su ambicioso plan milmillonario de inversiones en defensa e infraestructura como protagonistas. La inversión en Bolsa de la zona euro es la más alta desde 2021. Dentro de Europa, los valores favoritos de los gestores de fondos son los cíclicos y también las empresas de pequeña capitalización. Un 50% de los encuestados ve un mayor potencial alcista para los valores cíclicos europeos frente a los defensivos, frente al 28% del mes pasado. Y en cuanto a las small caps, ahora hay un 37% de los gestores que espera que superen en rendimiento a las compañías de gran capitalización, la proporción más alta en más de tres años. Por sectores, los bancos y las empresas ligadas a la salud son ahora los favoritos de los grandes gestores de fondos internacionales.

Como ponía de manifiesto Man Group en su informe semanal, los mercados siguen temblando ante la perspectiva de que las tensiones geopolíticas y los aranceles aviven la inflación y ralenticen el crecimiento, mientras que los rendimientos de la deuda pública permanecen inestables. Las fuertes oscilaciones de los tipos, impulsadas por la incertidumbre sobre la respuesta de la política monetaria de la Reserva Federal, frustran a los inversores de renta fija que persiguen retornos más estables. Los retos geopolíticos y los cambios en los regímenes políticos han provocado importantes subidas de las rentabilidades (TIRs) de la deuda pública a 10 años, sin signos de estabilización. Esta volatilidad se ha extendido a los bonos con grado de inversión (Investment Grade), donde la volatilidad de los tipos a 12 meses, aproximada por el rendimiento de los swaps sintéticos, ha alcanzado niveles sólo vistos durante la crisis COVID, la crisis financiera mundial y la guerra de Irak.

Las rentabilidades (TIRs) de la deuda pública siguen subiendo.


Fuente: Man Group.

La volatilidad de los tipos sigue siendo elevada en comparación con gran parte de los últimos 20 años.

Fuente: Man Group.

La encuesta de mercados de Man Group correspondiente al mes de marzo, que se realizó del 6 al 10 de marzo, con respuestas de más de 80 profesionales de la inversión, no deparó muchas sorpresas y reflejó el azote de los mercados financieros de las últimas semanas, con una perspectiva bajista en las principales clases de activos, y en Estados Unidos en particular. El sentimiento sobre las perspectivas de las acciones estadounidenses y el dólar se desplomó, ya que la escalada de la guerra comercial del presidente estadounidense Donald Trump aumenta la preocupación por una desaceleración del crecimiento económico y la inflación pegajosa.

Los participantes en la encuesta de Man Group también mantienen su visión bajista sobre los bonos del Tesoro de Estados Unidos, esperan que suban las rentabilidades y bajen los precios, en cierto modo en contra de los recientes movimientos del mercado. El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años ha bajado desde los máximos de enero, ya que muchos inversores apuestan por que la ralentización del crecimiento obligue a la Reserva Federal a acelerar los recortes de tipos.

Como llevo comentando varias semanas, la confianza en las perspectivas de la renta variable se desplomó el mes pasado. El S&P 500 alcanzó un máximo histórico el 19 de febrero, pero desde entonces ha caído a su nivel más bajo en seis meses por la preocupación de que Estados Unidos pueda incluso entrar en recesión. El porcentaje de encuestados por Man Group que esperan una «gran subida» se encuentra en su nivel más bajo desde que comenzaron las encuestas a mediados de 2024.

Acciones estadounidenses: Sentimiento agregado


Fuente: Man Group.

El consenso sigue siendo negativo sobre los bonos a largo plazo (duración), y la mayoría espera que las rentabilidades de los bonos soberanos suban, lo que refleja probablemente el temor a que persistan las presiones inflacionistas en Estados Unidos.

                              Rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años: Sentimiento agregado.

Fuente: Man Group.

La encuesta de Man Group ha mantenido su postura relativamente bajista sobre el petróleo desde las elecciones estadounidenses de noviembre. El petróleo se ha desplomado desde sus máximos de mediados de enero, ya que las políticas comerciales de la administración Trump amenazan con una desaceleración económica más amplia que pesará sobre la demanda, además del hecho de que Estados Unidos pueda aumentar su oferta de petróleo.

Precio del petróleo: Sentimiento agregado

Fuente: Man Group

La confianza en el dólar estadounidense se ha desplomado y ha pasado de ser neutral el mes pasado a ser muy pesimista. El indicador Bloomberg de la salud del dólar se ha desplomado más de un 3% en lo que va de 2025, el peor resultado en lo que va de año desde 2008.


Rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años: Sentimiento agregado


Fuente: Man Group`

El sentimiento hacia la renta variable estadounidense se ha vuelto marcadamente negativo, alcanzando su nivel más bajista desde el inicio de la encuesta de Man Group. Por el contrario, existe un gran apetito por la renta variable europea sin Reino Unido, que ha alcanzado el nivel más alcista de su historia. Mientras tanto, la confianza en China ha repuntado hasta su nivel más optimista desde octubre de 2024. Sin embargo, la India ha experimentado un notable retroceso, con la opinión más bajista jamás registrada.

Según la encuesta de Man Group el posicionamiento también ha cambiado notablemente hacia la defensa, mostrando una significativa tendencia bajista en los valores de crecimiento, impulso y sectores cíclicos en relación con los defensivos. En consonancia con esto, la confianza en los valores de consumo discrecional ha caído a nuevos mínimos, mientras que sectores defensivos como la sanidad y los servicios públicos han demostrado resistencia. Estos cambios coinciden con una retirada generalizada de los activos de mayor riesgo y una preferencia por la estabilidad en medio de la actual incertidumbre macroeconómica.

Importante esta semana:

Según publica el Financial Times hoy, las potencias militares europeas dentro de la OTAN están trabajando en un plan a 5-10 años para reemplazar a Estados Unidos. En este contexto, la OTAN pedirá a Europa y Canadá que aumenten sus reservas de armamento y equipos en un 30% durante los próximos cuatro años.

Este miércoles hubo reunión de la Reserva Federal, y supuso la segunda pausa este año de la Fed en la desescalada del precio del dinero, que llevará más tiempo del que se preveía hace unos meses a consecuencia de la incertidumbre generada por la guerra comercial desatada por Donald Trump y sus políticas fiscales. El banco central estadounidense revisó a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB y al alza las de la inflación. Ante este escenario, este miércoles decidió mantener los tipos de interés en el tramo comprendido entre el 4,25% y el 4,5%, nivel que fijó a mediados de diciembre del año pasado tras dos rebajas previas. Entonces, ya avisó de que ese recorte podría ser el último durante una temporada, hasta que se despejara el clima de incertidumbre generado por la guerra comercial y los aranceles. La buena noticia para los inversores es que, pese al empeoramiento del escenario económico por el impacto de la guerra comercial, la Fed mantiene su hoja de ruta para 2025, en la que una mayoría de gobernadores prevé dos recortes más de un cuarto de punto cada uno, por lo que los tipos terminarían el año por debajo del 4%. Sin embargo, el presidente de la Fed, Jerome Powell, insistió ayer en que no hay nada decidido todavía en un entorno tan incierto. De hecho, también se aprecia un empeoramiento en las previsiones de la Fed respecto a su hoja de ruta, ya que ha aumentado el número de miembros del comité de política monetaria que cree que solo habrá un recorte o, incluso, ninguno este año. Según sus propias estadísticas, queda descartado ver tres rebajas este año. Este ritmo en la relajación de la política monetaria choca con la que busca la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos ha presionado en los últimos meses a la Reserva Federal para que acelere el recorte de tipos, pero hasta ahora Powell se ha mantenido firme, “No tenemos prisa”. Y menos en un entorno inflacionista. “Es imposible predecir con certeza” el impacto final de las políticas arancelarias, llegó a reconocer esta semana. Aun así, de las nuevas previsiones trimestrales publicadas este miércoles se desprende un empeoramiento significativo de las estimaciones que hace la Fed para la primera economía del mundo respecto a las que manejaba a finales de 2024. Entonces, el organismo esperaba terminar este ejercicio con el IPC por debajo del 2,6% y encaminándose hacia el objetivo fijado del 2%. Sin embargo, ahora cree que se mantendría estancado en torno al 2,8% actual y con posibilidades de volver a recuperar la cota del 3%. Además, la Fed también ha empeorado sus previsiones para el PIB, aunque la buena noticia es que no llegaría a entrar en recesión, de ahí que Powell insista en su mensaje de que la economía es suficientemente “sólida” para resistir un periodo de tipos altos más largo del esperado inicialmente. Estaríamos hablando, según los cálculos del banco, de un crecimiento de entre el 1,6% y el 1,9% este año, frente a la previsión anterior, que lo situaba entre el 2% y el 2,3%.

De la reunión de la Fed lo que más sorprendió fue el anuncio de la ralentización en el ritmo de reducción del balance, acercándose a su objetivo, aunque ahora a ritmo más pausado, a partir de abril se reducirá a razón de 40.000 millones de dólares mensuales frente a los 60.000 millones hasta ahora, ralentización que vendrá en exclusiva aplicada por la parte de bonos del Tesoro, ahora -5.000 millones de dólares bastante por debajo de los -25.000 millones del mes previo, confirmando su objetivo de eliminar por completo de su balance las titulizaciones hipotecarias. 

La OCDE revisó esta semana a la baja en dos décimas el crecimiento mundial de 2025, ante la amenaza arancelaria. La organización internacional prevé que el crecimiento se suavice en el primer trimestre de 2025 y que se mantenga moderado a partir de entonces. Por el lado del gasto en defensa, apoyará el crecimiento a corto plazo, pero añadirá presiones fiscales en el largo. En cifras, se espera que el crecimiento mundial para este año sea del 3,1%. En Estados Unidos, la OCDE revisa las previsiones también dos décimas a la baja, a +2,2%. Los peores parados serán, según sus previsiones, México (-2,5%) y Canadá (-1,3%). Por el contrario, la OCDE incrementa sus previsiones de crecimiento de la economía china en una décima, a +4,8%. Las economías europeas experimentarán menos efectos económicos directos de las medidas arancelarias, pero es probable que la mayor incertidumbre geopolítica y política aún restrinja el crecimiento. Entre las cuatro grandes economías europeas, tan solo España se libra de los recortes, Alemania se revisa a la baja en tres décimas (+0,4%), Italia en dos (+0,7%) y una en Francia (+0,8%). España mantendrá su liderazgo con un crecimiento de hasta +2,6%, tres décimas más de lo anticipado en diciembre. Las trayectorias de inflación proyectadas son generalmente más altas de lo que se esperaba anteriormente por el impacto gradual del aumento de los aranceles en 2025, si bien en 2026 la inflación se irá conteniendo. En Estados Unidos, se espera que la inflación sea de 7 décimas más a lo anticipado previamente, un +2,8% en 2025 y pase a +2,6% en 2026. En la eurozona, las previsiones de variación de precios son de +2,2% este año y alcanzará el objetivo del +2% en el año próximo

En Alemania, tal y como se esperaba el Bundestag, la cámara baja alemana, aprobó el martes el paquete fiscal planteado por CDU/CSU y SPD con el apoyo de los Verdes y que supone la creación de un fondo especial de 500.000 millones de euros para infraestructuras y la reforma del freno de deuda. El paquete fiscal de Alemania abre la puerta a un aumento sin precedentes de la deuda pública del país, con el volumen de deuda alemana (Bund) probablemente duplicándose en los próximos doce años. Sin embargo, aunque las necesidades futuras de financiación sean enormes, no se espera que el gobierno alemán pueda aumentar rápidamente el gasto, por lo que la implementación debería ser gradual. De hecho, en 2025 se estima que se necesitarán unos 20.000 millones de euros adicionales, con un aumento más notable de las necesidades de financiación a partir de 2026.

El martes el presidente ruso y Donald Trump mantuvieron una negociación telefónica sobre un armisticio total, que ya había sido aprobado por Zelenski la semana pasada, sin embargo, el resultado quedó limitado a la detención de los ataques a la infraestructura energética durante 30 días. Tras la llamada, Putin dio la orden de pausa sobre las infraestructuras en cuestión, si bien el presidente ucraniano aseguró que el martes por la noche Rusia envió más de cuarenta drones a áreas civiles de la capital. Putin enfatizó que la condición principal para evitar una escalada del conflicto es el fin de ayuda militar extranjera a Ucrania. Por su parte, la Casa Blanca contempla como próximos pasos un posible alto al fuego marítimo en el Mar Negro, y parece que el Kremlin está abierto a continuar el diálogo sobre esta cuestión. No está claro si Ucrania participará en esas negociaciones, las cuales el enviado de Trump, Steve Witkoff, dijo que tendrían lugar en Arabia Saudita el domingo.

El miércoles Zelensky acordó con Trump pausar los ataques a infraestructura energética, en contrapartida, Trump promete enviar más defensa aérea a Ucrania.

Trump reiteraba esta semana que el 2 de abril entrarán en vigor aranceles recíprocos y adicionales específicos para cada sector, el representante comercial de Estados Unidos, Greer, quiere poner orden en los anuncios de aranceles que se den el 2 de abril, quiere evitar así que los mismos causen confusión como ya ha ocurrido en el pasado.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, cifraba ayer en tres décimas el menor crecimiento de la eurozona si los aranceles del 25% de Estados Unidos a las importaciones europeas de acero y aluminio salen adelante. La voluntad negociadora de la eurozona es palpable, tras anunciar ayer la Comisión que retrasa los aranceles a productos estadounidenses, incluido el whisky, a la espera de nuevas negociaciones. 

Bessent, Secretario del Tesoro, dijo que las correcciones bursátiles «son saludables y normales».

Trump anunciaba esta semana que quiere comenzar inmediatamente a producir energía con «carbón limpio» para contrarrestar la ventaja energética de China. En este sentido, el presidente Xi ha dicho que visitará Washington en un «futuro no muy lejano».

El Financial Times publicaba este martes que la Unión Europea estaría valorando «iniciativas innovadoras» para aumentar colectivamente la financiación europea para la defensa mediante la incautación de activos congelados rusos. En este sentido, la holandesa Omtzigt advierte de una nueva crisis de deuda como consecuencia de la posible emisión de deuda conjunta por parte de la UE además de por la relajación del freno de deuda en Alemania.

El martes se publicó el dato de confianza empresarial en Alemania, el componente de expectativas del Zew alemán mejoró de forma muy relevante en el mes de marzo al pasar de 26 a 51,6, por encima de las estimaciones del consenso que apuntaban a un aumento más moderado (48,3 era lo estimado). Este dato supone el mayor incremento de la referencia alemana en 2 años, ante la expectativa de que se aprobase el plan fiscal que permite un importante incremento en el gasto público destinado a defensa e infraestructuras.

De Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, dijo a comienzo de semana que la incertidumbre es ahora mayor que durante la pandemia, y que «el consumo no está repuntando«. Villeroy, presidente del Banco Central francés y miembro del BCE, declaró que el apoyo a las criptomonedas en Estados Unidos siembra semillas de futuros shocks de mercado.

Respecto al plan ReArm Europeesta semana se publicó el libro blanco de defensa europea 2030 en el que se detalla la estrategia para incrementar el gasto en defensa europeo, donde no se detalla si habrá algún tipo de financiación conjunta a nivel europeo.

En la eurozona, el dato final de inflación de febrero publicado esta semana dejó sorpresas positivas al ser revisado a la baja. En números, el IPC definitivo situó el crecimiento de los precios en niveles del +2,3% interanual, una décima por debajo de la cifra preliminar. Este mejor comportamiento vino explicado principalmente por los servicios, aportaron +1,6% en febrero frente a los +1,8% de enero, y de la energía cuya contribución fue prácticamente nula. En el caso de la subyacente, se confirma el avance del +2,6% interanual, lo cual es un dato relativamente alentador dado que llevaba cinco meses estancada en niveles del +2,7%.

El domingo pasado en China, el Gobierno divulgó un programa de hasta 30 medidas para estimular el consumo, entre las que destaca un aumento de los ingresos y nuevos subsidios al gasto familiar en educación y atención a personas mayores. También se creará un fondo de 50.000 millones de yuanes destinado a invertir en startups tecnológicas y para promover el dinamismo del sector privado.

También en China se conocieron este martes los datos de precios de Febrero de viviendas nuevas -0,14% mensual frente al -0,07% anterior, y usadas -0,34% igual que el -0,34% del mes anterior. También se publicaron los datos interanuales de producción industrial de Febrero, +5,9% mejor que el +5,3% esperado por el consenso y las ventas al por menor +4.0% también mejor que el +3,8% esperado.

Este martes Israel atacó objetivos en Gaza mientras se rompe el alto el fuego. Así, prometía luchar hasta que todos los rehenes sean liberados.

El Banco de Japón mantuvo los tipos de interés (0,50%) sin cambios en la reunión del Consejo celebrada la madrugada del martes, además, señaló que las políticas comerciales de otros países representan ahora un riesgo para su economía.

En Reino Unido, el Banco de Inglaterra decidió por mayoría de 8 a 1, mantener los tipos en el 4,5%. En este sentido, la inflación subió al 3% en enero y se espera que alcance el 3.75% en el tercer trimestre de 2025, antes de volver a bajar. Así, el Comité considera necesario mantener una política monetaria restrictiva el tiempo suficiente para asegurar que la inflación vuelva de forma sostenida al 2%, aunque señala que será flexible según cómo evolucionen la demanda, la oferta y las presiones salariales. Por su parte, el Presidente del Banco de Inglaterra, Bailey, instó a los miembros del Comité de Política Monetaria a actuar con cautela, ya que los aranceles de Trump aumentan la incertidumbre.


Donald Trump “makes the rest of de world great again”. Frédéric Leroux. Carmignac.

Al institucionalizar la incertidumbre y la inestabilidad, Trump obliga al resto del mundo a centrarse en sus propias fortalezas y soberanía

En pocos días, el mundo ha cambiado radicalmente. Cada uno puede pensar lo que quiera de Donald Trump, pero no se le puede negar objetivamente el mérito de haber obligado, aunque con brusquedad, a que se recuperara la voluntad política y ver el impacto que esto ha tenido. Este extraordinario activismo se ejerce forzando acuerdos obtenidos mediante una agresividad a la que nuestras democracias occidentales no están acostumbradas. Al institucionalizar la incertidumbre y la inestabilidad, Trump obliga al resto del mundo a centrarse en sus propias fortalezas y soberanía. Porque eso le saldrá más barato al Tío Sam.

Frente al humillado Zelenski, Trump negoció con Europa.

Todo lo que dice Trump, todas las afirmaciones y evasivas que siguen a sus declaraciones iniciales, forman parte de una negociación cuya existencia, quizás sus interlocutores ignoran, por lo que no pueden saber que están participando en ella. Dos días después de la humillación televisada de Trump al presidente ucraniano, que en el Viejo Continente se interpretó inmediatamente como que «Estados Unidos ya no es nuestro aliado», Europa se unía por fin para intentar demostrar que aún cuenta y Alemania se preparaba para anunciar un programa de inversión en defensa e infraestructuras por valor del 20% de su PIB. Al reunirse con Zelenski, con quien estaba negociando Trump era con Europa.
Tras declarar claramente a la Rusia de Putin como su nuevo enemigo y exponer la amenaza que representa para la seguridad de toda Europa Occidental, en cuestión de dos días, Europa y Alemania abandonaron la ortodoxia presupuestaria, una de sus principales señas de identidad económicas. La «amenaza rusa» lo justifica todo. Y sobre todo, permite vislumbrar al final del túnel un mayor crecimiento, al que los poderes políticos europeos habían renunciado hace tiempo, debido a su sumisión a los criterios de Maastricht y su pánico a la inflación. Al proporcionar a Europa una coartada que le permita desempeñar un papel activo en el crecimiento de la economía mundial, y al exigir al Viejo Continente una contribución sustancial al esfuerzo en defensa, como amenazó repetidamente durante su campaña presidencial, Trump «Makes Europe Great Again».

En China, las negociaciones, sin haber comenzado, ya parecen estar surtiendo efecto.

Antes incluso del inicio de las negociaciones, pero tras el aumento de los aranceles impuestos por Estados Unidos a China, este país nos comunicó a través de su primer ministro que «el consumo interno es, en adelante, una prioridad». Las negociaciones sobre los aranceles, que ni siquiera han comenzado, ya parecen estar surtiendo efecto. Que China se interese por su demanda interna sería una novedad, porque hasta ahora fomentar el consumo se consideraba en ese país un exceso malsano reservado a economías liberales necesitadas de crecimiento. Desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio, China ha desarrollado infraestructuras y capacidades de producción que le permiten inundar el mundo de mercancías a precios imbatibles: el gigante asiático siempre ha sido un poderoso motor de desinflación para la economía mundial. Redirigir su economía hacia el consumo sería algo inesperado, pero ahora se vislumbra dicha posibilidad. En cuanto Trump ha indicado claramente que Estados Unidos dejará de ser el comprador de última instancia de los productos de sus aliados actuales y pasados, China parece haber anticipado que se le pedirá que venda una gran parte de su producción a sus propios consumidores o a otros socios. ¿Por qué no intentarlo? Esta posible transformación —aún por confirmar— sería relevante, y sus efectos sobre el crecimiento de la demanda mundial y los precios podrían ser significativos. Tras cuatro años de debilitamiento económico deflacionista en China, ¿podemos esperar que Trump también «Makes China Great Again»?

Trump “makes America different”, aunque quizás esta frase no se convierta en un lema.

El activismo de Trump preocupa a los mercados, a los empresarios y a los consumidores estadounidenses, puesto que el secretario de Estado del Tesoro ha señalado que Main Street (la clase media) es el centro de las políticas de Trump. Si a este anuncio le siguen medidas concretas, sería también algo muy significativo. El pleno empleo y el poder adquisitivo son prioritarios. Hasta ahora, eran simplemente la consecuencia de una política que buscaba mantener la demanda estadounidense fomentando el efecto riqueza mediante un aumento de los activos financieros e inmobiliarios, garantizado por unos tipos de interés bajos. Los titulares de activos se han beneficiado de esta política, mientras que el resto ha sufrido como consecuencia de la enormemente restrictiva evolución de los salarios que la ha acompañado. La política estadounidense de reindustrialización para ayudar a Main Street debería ser inflacionista, al menos al principio, mientras que la consiguiente subida de los tipos de interés no favorecería a Wall Street. Trump trabaja para sus votantes: Trump «Makes America Different». No está claro que vaya a usar esta frase como lema en una de sus gorras.

La convergencia de las tendencias a largo plazo y la situación actual se traducirá en volatilidad para la inflación, crecimiento económico consolidado y tipos de interés a largo plazo más elevados.

Las probabilidades descritas aquí para Europa, China o Estados Unidos podrían no llegar a materializarse. Pero estas perspectivas derivadas de una geopolítica hostil y un comercio mundial menos fluido envían un mensaje similar al transmitido por la inversión de las grandes tendencias estructurales de los últimos años: una demografía menos propicia a la inversión y a la austeridad salarial, una geopolítica cada vez más belicista incluso antes del regreso de Trump, un comercio mundial que ya se estaba agotando antes de las imposiciones de aranceles y una sociología menos favorable a la productividad. Reconocer estos cambios y creer lo que vemos significa vislumbrar un régimen económico en el que la inflación vuelva a ser cíclica, en el que el crecimiento económico vuelva a ser un objetivo político declarado y en el que los tipos de interés nominales se equilibren en niveles más altos. Esta convergencia de las tendencias a largo plazo y la actualidad respalda una gran rotación gradual de la economía y los mercados financieros desde Estados Unidos hacia el resto del mundo; una transición de la era de los bancos centrales a la era de la política, de la era de los tipos de interés bajos para la bolsa a la era del poder adquisitivo para la clase media. La depreciación del dólar que resultaría de esta importante rotación permitiría a los países emergentes disfrutar de una nueva oleada de rendimiento superior tras el relativo letargo de los últimos quince años. Donald Trump «Makes the Rest of the World Great again». Quizá no sean tiempos tan sombríos después de todo.


Alemania y Estados Unidos: ¿rivales o socios?. Rafael Pampillón Olmedo y Rafael Moneo Abreu. Universidad CEU San Pablo e IE Business School.

En un mundo interconectado, Estados Unidos y Alemania, dos de las tres economías más grandes del mundo, desempeñan papeles clave en el orden económico global. Históricamente, ambos países poseen estrategias económicas distintas. Alemania ha estado orientada a la disciplina fiscal y la manufactura, mientras que Estados Unidos ha seguido un modelo basado en el consumo y la innovación tecnológica. Sin embargo, sus economías están interrelacionadas y las decisiones de uno afectan inevitablemente al otro. En este artículo, analizaremos la situación actual de ambos países y las perspectivas económicas de futuro.

Cambios radicales en Alemania

Alemania, la mayor economía de la Eurozona, ha experimentado una etapa de recesión durante los últimos dos años. Esto se ha concretado fundamentalmente en un proceso de desindustrialización. El gobierno federal aprobó ayer (18 de Marzo) un fondo multimillonario de 500.000 millones de euros, tras intensas negociaciones entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes. Su objetivo es revitalizar la economía a través de inversiones en sectores clave: defensa, infraestructuras, protección civil y tecnologías avanzadas.

Esta política ha sido posible gracias a la flexibilización del freno de la deuda, un mecanismo constitucional que limita el endeudamiento del gobierno. El mero anuncio de este plan de endeudamiento masivo generó un alza muy elevada del bono alemán a 10 años, en torno al 3%.

Sin embargo, más allá del crecimiento inicial, la verdadera preocupación reside en la sostenibilidad de estas inversiones y en su impacto a largo plazo sobre el crecimiento económico y la estabilidad fiscal. Además, se otorga al Partido Verde la posibilidad de incluir el objetivo de neutralidad climática en la Constitución. Esto implica que cualquier proyecto de inversión empresarial podría ser bloqueado según criterios políticos específicos, que no necesariamente responderán al interés general, sino a una agenda ambientalista que podría ralentizar el proceso de toma de decisiones e incluso frenar algunas inversiones, afectando negativamente el crecimiento económico de Alemania.

Este mayor gasto público alemán generará con toda seguridad más déficit, mayor endeudamiento público y una mayor inflación. La necesidad de más endeudamiento para financiar el déficit tenderá a mantener elevados los rendimientos de los bonos alemanes y ejercer presión alcista sobre el euro.

Además, el sector industrial alemán debe hacer frente a problemas estructurales, como el incremento en los costes energéticos y la competencia de China en manufacturas avanzadas. Si Alemania no encuentra formas de estimular la inversión privada y aumentar su competitividad, el crecimiento podría seguir estancado en los próximos años.

Otro problema clave para Alemania es la desaceleración del consumo interno. La inflación persistente, de los últimos años, ha reducido el poder adquisitivo de los ciudadanos, lo que impacta negativamente en sectores como el comercio minorista y la construcción. Para revertir esta tendencia, el gobierno podría considerar políticas de estímulo. Es decir, recortes fiscales selectivos o subsidios a la inversión.

Estrategia económica de EEUU

Estados Unidos, por su parte, ha tomado un camino radicalmente diferente. Con un creciente déficit fiscal y comercial, la administración de Donal Trump ha optado por una estrategia de austeridad fiscal para controlar el gasto público. En este contexto, el gobierno ha impulsado recortes significativos en agencias federales y programas sociales con el objetivo de reducir la deuda y enfriar la economía.

En este sentido un factor clave de esta estrategia estadounidense es la postura de Elon Musk, que lidera la reestructuración gubernamental a través del Department of Government Efficiency (DOGE). Su visión de una administración pública mínima ha llevado al cierre de agencias como USAID y a la eliminación de miles de empleos federales.

Este recorte en el gasto público está generando una desaceleración económica, una menor creación de empleo y una reducción de la confianza del consumidor. Sin embargo, la menor inflación que acompaña a este menor crecimiento, es decir, a una economía más débil, llevaría a menores tipos de interés y a una depreciación del dólar, lo que podría mejorar la competitividad de las exportaciones estadounidenses.

La caótica combinación de aranceles y recortes presupuestarios de la administración Trump está generando una enorme incertidumbre en una Alemania muy necesitada de exportar a EEUU en sectores clave como industria automotriz, tecnología y productos químicos.

Interconexión económica

A pesar de sus diferencias, ambas economías están profundamente interconectadas. De ahí que uno de los principales problemas para Alemania es la posibilidad de que EEUU continúe con políticas proteccionistas, como la aplicación de aranceles a productos europeos. Esto podría dificultar la recuperación alemana y aumentar las tensiones comerciales entre ambas naciones. Por otro lado, el gasto en defensa de Alemania podría beneficiar a EEUU, ya que gran parte de la tecnología militar proviene de empresas estadounidenses. Esto podría equilibrar, en cierta medida, la balanza comercial entre ambas economías.

Las proyecciones económicas para ambos países presentan desafíos significativos. En Alemania la decisión de flexibilizar el freno de la deuda pública marca un cambio de paradigma, pero su efectividad va a depender de cómo se gestionen estas inversiones. Por su parte, Estados Unidos deberá equilibrar su estrategia de austeridad con el mantenimiento de su competitividad económica. Un recorte excesivo en el gasto público podría desacelerar más su economía.

Precisamente, la OCDE acaba de revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento económico para EEUU precisamente por las mayores barreras comerciales y la incertidumbre económica. La tasa de crecimiento anual del PIB se desacelerará al 2,2% este año y al 1,6% en 2026, frente al 2,8% de 2024.

Escenarios de cooperación

En este contexto, una solución viable podría ser una mayor cooperación entre EEUU y Alemania que sería beneficioso para ambas partes. Una economía alemana con mayor demanda interna compraría más productos a EEUU, lo que reduciría su déficit comercial sin recurrir a los aranceles.

También es posible que ambos países busquen reducir su dependencia de China, aumentando la inversión conjunta en industrias estratégicas y fomentando la producción de productos tecnológicos. Aunque la rivalidad con China genera tensiones comerciales, también puede representar una oportunidad para fortalecer la cooperación transatlántica, en áreas como inteligencia artificial, energías renovables y defensa.

En conclusión, la relación económica entre Estados Unidos y Alemania está en un punto de inflexión. Las decisiones que ambos países tomen en los próximos años podrán definir el futuro del comercio global y la estabilidad financiera internacional. En un mundo cada vez más interconectado, la colaboración y la estrategia conjunta podrían ser las claves para un crecimiento económico sostenible y equilibrado.

Antes de llegar a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump era un empresario de éxito y se consideraba, probablemente, a sí mismo como un buen negociador. Esto le llevó a escribir sus experiencias profesionales en la obra The Art of the Deal (El arte de la negociación). Sin embargo, Trump parece desconocer la primera lección de un curso de negociación: “Si las personas confían en ti, harán buenos negocios contigo” (Zig Ziglar, consultor americano).


¿Aceptará alguien un acuerdo de Mar-a-Lago?. Martin Wolf. Financial Times.

La caótica política comercial de Donald Trump sólo puede conducir al caos económico. Entonces, ¿podría la Administración Trump dar con algo más coherente y menos dañino, que aun así cumpla con los objetivos proteccionistas del presidente? Quizá. Algunos miembros, como Scott Bessent, secretario del Tesoro, y Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos, lo creen así.

Para comprender este enfoque más sofisticado, conviene leer la Guía del usuario para la reestructuración del sistema de comercio global de Miran, publicada en noviembre de 2024. El autor afirma que “este ensayo no es una defensa de políticas”. Pero si grazna como un pato, es un pato. De un hombre en su posición actual, esto debe interpretarse como una defensa.

El argumento de Miran se sustenta en una propuesta del economista belga Robert Triffin de principios de la década de 1960. Triffin argumentó que la creciente demanda de dólares como activo de reserva sólo podía satisfacerse mediante los persistentes déficit por cuenta corriente de EEUU. Esto, a su vez, significaba que el dólar estuviera persistentemente sobrevalorado en relación con los requisitos de equilibrio de la balanza de pagos.

Con el tiempo, argumentó, este débil desempeño comercial socavaría la confianza en el precio fijo del oro en dólares. Y así fue. En agosto de 1971, en respuesta a una venta masiva de dólares, el presidente Richard Nixon suspendió la convertibilidad del oro. Tras una ardua negociación, se llegó a un acuerdo sobre nuevas paridades del dólar frente a otras monedas importantes. Estas no perduraron. Pronto, estas nuevas paridades colapsaron. El antiguo sistema de Bretton Woods de tipos de cambio fijos, pero ajustables, fue reemplazado por los tipos de cambio flotantes actuales.

Miran aplica esta perspectiva a la difícil situación actual de Estados Unidos. Por eso, lo ocurrido en las décadas de 1960 y 1970 debería considerarse un mejor paralelismo a lo que se debate hoy en día que los Acuerdos del Plaza y del Louvre de los años 80. Estos últimos tenían como objetivo gestionar un régimen cambiario flotante en un momento de desequilibrio entre el dólar y otras monedas, especialmente el yen japonés y el marco alemán. Lo que se propone ahora es recrear un sistema global de gestión del tipo de cambio.

Moneda de reserva

La justificación, argumenta Miran, es que, al igual que en la década de 1960, el deseo de la mayoría de los demás países de mantener el dólar como moneda de reserva está impulsando su valor, generando así un enorme déficit por cuenta corriente. Esto reduce la producción de bienes comercializables, en particular manufacturas. Esto crea un dilema para Estados Unidos entre las posibilidades de financiación más barata y apalancamiento internacional, por un lado, y los costes sociales y de seguridad fundamental de un sector manufacturero más débil, por otro. Sin embargo, Trump busca proteger la industria nacional y mantener el papel global del dólar. Por lo tanto, la política monetaria debe lograr ambos objetivos.

Una posibilidad podría ser una acción unilateral por parte de Estados Unidos para debilitar el dólar. Una opción en este caso sería un ajuste fiscal combinado con una relajación monetaria. Pero eso obstaculizaría el deseo de Trump de extender sus rebajas de impuestos de 2017. Otra posibilidad sería obligar a la Reserva Federal a depreciar el dólar. Sin embargo, eso podría tener efectos devastadores sobre la inflación y la moneda, como ocurrió en los años 70. Otra posibilidad sería la aplicación únicamente de aranceles. Pero, si nada más cambia, esto llevaría a una apreciación del dólar, que perjudicaría al sector exportador estadounidense. Por lo tanto, según Miran, los aranceles también deberían utilizarse como arma en la negociación de un acuerdo global o, si se considera necesario, complementarse con dicho acuerdo.

Así pues, el objetivo de un sector manufacturero más fuerte, que se lograría mediante una combinación de aranceles y un dólar débil, requiere la cooperación global. Mi compañera, Gillian Tett, ha descrito los posibles detalles de semejante “acuerdo de Mar-a-Lago”.

Presenta dos aspectos clave. El aspecto económico consiste en liberar las restricciones mencionadas anteriormente. La manera de hacerlo, sugiere Miran, es convertir los préstamos a corto plazo en préstamos a ultralargo plazo, persuadiendo a los tenedores extranjeros de convertir sus participaciones en bonos perpetuos en dólares. Esto daría a Estados Unidos un mayor margen para lograr la combinación deseada de política fiscal y monetaria laxa. El aspecto político consiste en señalar que aceptar dicho acuerdo sería el precio de ser considerado un amigo. De lo contrario, se vería a un país como un enemigo, o en el mejor de los casos, como un indeciso. En un sentido preciso, esto podría considerarse como una “extorsión”.

Esta propuesta plantea cuatro preguntas. La primera es si el análisis de Miran sobre los vínculos entre el papel del dólar como moneda de reserva, el déficit crónico por cuenta corriente de Estados Unidos y la debilidad del empleo y la producción manufacturera es correcto. Cabe dudarlo, ya que Estados Unidos dista de ser el único país de altos ingresos con una proporción de empleo en la industria en descenso. La segunda es si el nuevo acuerdo monetario propuesto permitiría a Estados Unidos combinar la emisión de una moneda de reserva con sus objetivos sectoriales mejor que cualquier alternativa plausible. La tercera es si existe alguna probabilidad de acuerdo con Trump sobre el complejo conjunto de objetivos e instrumentos de esta propuesta. Una última pregunta es si Trump es capaz de cumplir cualquier acuerdo alcanzado. Después de todo, ha abandonado a Ucrania, ha puesto en duda su compromiso con la OTAN y ha orquestado un asalto sobre Canadá.

Los dos últimos puntos son, evidentemente, los más importantes. ¿Es esta Administración capaz de llegar a un acuerdo en el que cualquier persona o país sensato pueda confiar? Creo que no. Sin embargo, el análisis de los aspectos económicos también es importante. Planeo analizarlos la próxima semana.


Un elevado riesgo de estanflación. José María Rotellar. Profesor de Economía. Director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria

La errática política económica de Trump, más bien de la parte mala de su política económica, la guerra arancelaria, que, de momento, es la única que ha puesto en marcha, pues frivolidades aparte de Musk no ha acometido aún realmente una reducción profunda del gasto ni ha tomado decisiones claras en cuanto a la necesaria rebaja de impuestos, está generando una incertidumbre en la economía que puede acarrear graves consecuencias para el crecimiento económico mundial.

Trump, cuya victoria era necesaria para acabar con el wokismo y para aplicar un recorte de gasto y una bajada potente de impuestos, se ha centrado, de momento, en volver al error que supone entablar una guerra arancelaria, que sólo empobrecerá al conjunto de la economía. Sus más cercanos seguidores dicen que es una herramienta de negociación, pero algo tan serio como una parte de la política económica no puede usarse como instrumento negociador porque la política económica tiene que generar certidumbre y seguridad, sean medidas mejores o peores, pero lo que es un riesgo exponencial para la economía es que al error de la guerra arancelaria le sume incertidumbre en su aplicación.

La falta de concreción en la aplicación de dichas medidas aumenta, todavía más, el efecto negativo de dicho proteccionismo, ya que hoy parece que se aplica un 25% de aranceles a todos los bienes y servicios de México y Canadá, pero mañana se aplaza un mes; pasado se dice que al pasar dicho mes entrarán en vigor; al siguiente día se excluyen los productos del tratado de libre comercio que Trump firmó por Estados Unidos con los otros dos países norteamericanos en su anterior mandato, y así sucesivamente.

De la misma manera actúa con los anuncios arancelarios sobre determinados bienes o sectores o sobre otros países, como China o la UE, pero sin terminar de concretar nada, refiriéndolo al dos de abril o modificando cada anuncio con otro anuncio que será, a buen seguro, modificado por un tercer anuncio. Eso la economía lo nota, y junto al empobrecimiento que sufrirá Estados Unidos vía incremento de precios, la actividad económica general de dicho país se puede resentir, debido a la necesidad de aplicar una política monetaria más dura, al tiempo que las expectativas empeoran y pueden retraer la actividad, junto a la pérdida de poder adquisitivo. Es lo que ha venido a decir el presidente de la Reserva Federal, que dijo que irán adecuándose al impacto que puedan tener los aranceles en los precios.

Impacto en Europa

De la misma manera, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha mostrado su preocupación por los efectos que pueda tener la guerra arancelaria. De esta manera, prevé que la economía europea se resentirá y mermará su crecimiento en tres décimas, con un alza de la inflación media que puede llegar a ser de medio punto, aunque a medio plazo pueda moderarse por la menor actividad económica inherente al empobrecimiento arancelario. Del mismo modo, ha asegurado que si la UE responde “ojo por ojo” a los aranceles de Trump, la caída de la actividad económica en la zona euro puede ser de medio punto.

Así, a ambos lados del Atlántico se dibuja desaceleración económica –cuando no riesgos de recesión, como en Estados Unidos, México y Canadá–, junto con una elevación de los precios, todo ello fruto de la guerra comercial, que parecía superada y dejada en el pasado, que tuvo un primer intento de resucitar en 2018, en el primer mandato de Trump, y que ahora parece volver con toda su fuerza empobrecedora, amén de aplicarse con una incertidumbre creciente, como si se estuviese regateando en el rastro, impropio de la seriedad que precisa la política económica. Es cierto que nunca ha dejado de haber aranceles, pero desatar una guerra comercial como la que parece que se está gestando hacía mucho tiempo que no pasaba.

Por tanto, ese escenario es uno de los peores que puede tener la economía: bajo crecimiento que nos lleve al estancamiento o a la recesión, con alto nivel de precios, es decir, el temido supuesto de la estanflación. Si este escenario se consolida, el empobrecimiento internacional puede convertirse en estructural.


Buen fin de semana.