Vuelve la volatilidad hoy al mercado tras el ataque anoche de Israel a instalaciones nucleares y balísticas de Irán, que promete represalias contra Israel y Estados Unidos, aunque esta última afirma no estar involucrada y advierte a Irán sobre ataques a intereses americanos. El ataque de Israel fue justificado por el país como “necesidad operativa inmediata” ante la aceleración del programa atómico iraní y el anuncio de una nueva planta de enriquecimiento de uranio. Esta ofensiva israelí tuvo una respuesta contundente por parte de Irán, que habría enviado unos 100 drones a Israel a lo largo de la noche. Veremos si después de esto se mantiene la reunión programada para el domingo entre Estados Unidos Irán en la que se iba a negociar sobre el programa nuclear iraní. Esta escalada de tensiones en Oriente Medio provoca fuerte alzas en el precio del petróleo, el Brent sube un 8% hasta 75 dólares el barril, aunque ha llegado a superar los 78 dólares, y esta presión al alza sobre los costes energéticos podría complicar la evolución de la inflación y con ello las actuaciones de los bancos centrales.
Ayer, la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), una agencia de supervisión nuclear ligada a Naciones Unidas, aprobó una resolución en contra de Irán. El documento señala el hallazgo de restos de uranio enriquecido al 60%, cuando para uso civil basta con un 4%, y para uso militar se requiere un 90% en instalaciones no declaradas. Esta es la primera resolución de este tipo en dos décadas. Ante esta evidencia, el director del organismo, Rafael Grossi, ha declarado que no puede confirmar que el programa nuclear iraní tenga fines exclusivamente pacíficos.

Precio del barril de Brent últimos 12 meses:

Esta semana hemos tenido nuevas tensiones en el circo de Trump, tras la amenaza del presidente americano de enviar cartas a sus socios comerciales en las próximas semanas fijando aranceles de forma unilateral, antes de la fecha límite de las negociaciones del 9 de Julio. Este nuevo incremento de las tensiones comerciales, que entiendo que lo que pretende es acelerar el cierre de acuerdos, presionó a las Bolsas, a la vez que provocó subidas del precio del oro, y caídas del dólar. A la amenaza de Trump se sumaron las declaraciones de Lutnik, Secretario de Comercio americano, de que el acuerdo con la UE será de los últimos en firmarse, mostrando su frustración ante el limitado avance de las negociaciones. Todo ello después de que Estados Unidos y China llegasen este miércoles a un acuerdo sobre la forma de implementar la desescalada arancelaria decidida el mes pasado en Ginebra. Aún así, ambos presidentes, Trump y Xi, deben aún firmar el acuerdo, que implica confirmar un 10% de arancel a productos americanos y un 55% a productos chinos (10% base + 20% fentanilo + 25% de aranceles pre-existentes). Dentro del acuerdo, China permitirá la reanudación de exportaciones de minerales raros a Estados Unidos, aunque solo de forma temporal (durante 6 meses), con el fin de tener margen de negociación. El arancel medio efectivo de Estados Unidos se sitúa en torno al 15% (el más alto desde 1937), a la vez que quedan por concretar acuerdos con el resto de los socios comerciales.
Eurodólar últimos 5 años:

La Unión Europea cree que las negociaciones comerciales con Estados Unidos podrían extenderse más allá de la fecha límite del 9 de julio impuesta por el presidente Donald Trump, a pesar de que las conversaciones se han acelerado durante la última semana. La UE considera que alcanzar un acuerdo sobre los principios de un pacto para el 9 de julio es el mejor escenario posible, lo que permitiría nuevas conversaciones para resolver los detalles, según publicaba Bloomberg esta semana. Se espera que Estados Unidos responda a la última ronda de negociaciones en los próximos días y aclare los próximos pasos. Los aliados transatlánticos se quieren apresurar a cerrar un acuerdo antes de la fecha límite de julio, cuando Washington aplicará un arancel del 50 % a casi todas las exportaciones del bloque, lo que probablemente desencadenará represalias. La UE estima que los aranceles adoptados por Trump ahora cubren 380 000 millones de euros, o alrededor del 70 %, de sus exportaciones a Estados Unidos. Lagarde, en un discurso en el Banco Central de China, dijo que el aumento de las fricciones geopolíticas y comerciales actuales amenaza con erosionar el comercio global y las cadenas de suministro. Así, la Presidenta del BCE abogó por soluciones cooperativas y multilaterales, en lugar de políticas coercitivas, con el fin de evitar una fragmentación.
Al mismo tiempo, Estados Unidos y México están cerca de cerrar un acuerdo para reducir los aranceles al acero y limitar las importaciones. El tribunal de apelaciones de Estados Unidos dice que los aranceles de Trump pueden permanecer en vigor hasta, al menos, el 31 de julio de 2025, fecha en que se realizarán las audiencias definitivas.

La Bolsa británica ha alcanzado nuevos máximos históricos, superando los niveles que alcanzó en Marzo (antes del Día de la Liberación de Trump), y aunque es de los índices europeos que menos ha subido en el año (el FTSE 100 lleva un +8,51% en 2025) pero ha superado niveles históricos.

La guerra comercial emprendida por Donald Trump a su regreso a la Casa Blanca ha desencadenado una oleada de rebajas de las previsiones de crecimiento económico internacional que ha terminado por afectar a España, sujeta ya a un enfriamiento generalizado de las proyecciones de avance de PIB. A las recientes revisiones a la baja de las estimaciones económicas oficiales del Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), se les suman ahora las correcciones aplicadas por los analistas de los principales servicios de estudios del país.
Así lo refleja el Pulso Económico Trimestral de EY Insights en su edición de primavera de 2025 que da cuenta de las valoraciones de los responsables de una quincena de las principales casas de análisis del país, incluyendo los de Funcas, Fedea, el Círculo de Empresarios, la Empresa Familiar, CEOE, la banca (BBVA Research, Santander, CaixaBank o Singular Bank), firmas como Arcano, escuelas de negocio (Esade o el IE Business School), e instituciones como Orfin, CEPS o el Real Instituto Elcano. En concreto, EY destaca que la “principal conclusión de esta edición” es “el enfriamiento del optimismo sobre las previsiones de crecimiento, con un 56% de los expertos estimando ahora un crecimiento de hasta 2,5% anual, 24 puntos porcentuales menos que en la edición de invierno”. En este sentido, destaca EY, “la política arancelaria de la nueva Administración estadounidense irrumpe como el principal riesgo para la economía española, ya que se percibe únicamente de forma negativa” por el 100% de los encuestados, desbancando incluso a la fragmentación política nacional como principal amenaza para el crecimiento económico. Con todo, la inestabilidad parlamentaria nacional se mantiene como una fuente de grave preocupación para el 87% de los expertos consultados. En cualquier caso, el foco está puesto ahora en el impacto de los aranceles recíprocos anunciados por Trump, que ascienden al 20% en el caso de la Unión Europea (y que se negocia para rebajar antes de la fecha límite del 9 de julio), la tasa mínima global del 10% que ya opera, o los aranceles específicos del 25% sobre aluminio, acero o automóviles que también ha comenzado a aplicar Estados Unidos. Pese a la elevada incertidumbre que impera sobre los aranceles definitivos que acabarán aplicándose tras las negociaciones abiertas, o sobre su futuro ante la Justicia (el Tribunal de Comercio de Estados Unidos tumbó las tasas generales, pero Trump logró su reactivación en apelación), la convicción generalizada es que habrá un impacto costoso a medio plazo para el conjunto de la Unión Europea. Ocho de cada diez analistas consultados prevén un impacto negativo de las políticas comerciales de Estados Unidos en el PIB europeo, que siete de cada 10 sitúa en una rebaja de hasta un punto porcentual anual durante los próximos cinco años, lo que supone 10 puntos más que en la edición anterior del estudio. El Informe de EY “confirma que las tensiones comerciales y la política arancelaria de Estados Unidos son el mayor desafío para Europa” actualmente, aunque los datos del informe aún arrojan “una nota de optimismo” en cuanto a las previsiones de inversión y consumo. La creciente preocupación entre los analistas coincide en el tiempo con la que vienen demostrando los principales organismos supervisores del país. Esta misma semana, el Banco de España rebajaba en tres décimas su previsión de crecimiento económico para 2025, del 2,7% al 2,4%, y reducía en otra décima la de 2026, al 1,8%, fundamentalmente por el efecto de las políticas comerciales de Trump. De hecho, el BdE considera que la situación es susceptible de empeorar, y baraja un escenario alternativo que implica que, si la UE no logra rebajar los nuevos aranceles estadounidenses del 20% con el que amenaza la Casa Blanca, el avance del PIB español podría frenarse hasta el 2% este año y el 1,1% en 2026. La veda de las correcciones a la baja en las proyecciones económicas la abrió, sin embargo, la Autoridad Fiscal, que ya rebajó en mayo su previsión de crecimiento para 2025 del 2,5% al 2,3%, y la de 2026 del 2% al 1,7%, por el impacto de los aranceles estadounidenses.
Previsión de crecimiento del PIB español para el 2025:

Según el Banco Central Europeo, el oro ya es el activo con mayor peso en los Bancos Centrales después del dólar, sobrepasando el peso en el euro. La cantidad de oro en balance de los bancos centrales se está acercando a su nivel máximo histórico después de Bretton Woods. (https://www.ft.com/content/0d175cad-db7c-4dc2-83a8-90736f96f198).

Importante esta semana:
El dato más importante de la semana se publicó el miércoles, que fue el IPC americano del mes de Mayo, la inflación en Estados Unidos muestra señales de moderación en mayo, desafiando las previsiones de los analistas, que pronosticaban una fuerte presión al alza de los precios a consecuencia de la guerra arancelaria impulsada por el presidente, Donald Trump. El IPC interanual cerró el pasado mes en el 2,4%, solo una décima más que en abril. Si bien es cierto que se rompe así con la tendencia a la baja que se anotaba desde enero, se sitúa muy cerca del mínimo del año, que fue el registro del 2,3% del pasado mes de abril, cifra más baja también de los últimos cuatro ejercicios, según se desprende del último informe de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Y aunque las empresas norteamericanas llevan meses insistiendo en que trasladarán a los consumidores el coste adicional de la guerra comercial, la realidad es que en mayo algunos productos sometidos a tarifas desde hace dos meses, como los coches, incluso han visto disminuido el precio, al igual que otros artículos, como la ropa. Se espera un mayor impacto de cara a los próximos meses ya que, en mayo, sí subió algo más de un 1% el coste de los componentes de automoción, que a la larga impactará en el precio final de los coches, que el mes pasado bajaron un 0,5%. Por el contrario, ha subido más de un 4% los electrodomésticos, que se han apreciado tras el aumento del coste del acero, sobre el que Estados Unidos aplica un arancel del 50% a nivel global. El nuevo dato del IPC pone en duda las previsiones de muchos organismos, incluida la propia Reserva Federal, que alertaba ya de una mayor presión inflacionista de los aranceles a estas alturas. De hecho, una cifra más baja de lo esperada podría acelerar los recortes de tipos. El propio Trump apostó el miércoles por esta idea, al asegurar que “¡se trata de unos números fantásticos! La Fed debería bajar los tipos un punto entero”. Si bien una rebaja de este calibre no entra dentro de los planes del banco central, los analistas ya apuestan por una rebaja de tipos en la reunión de los gobernadores de la próxima semana.
Trump dijo el domingo pasado que pronto se anunciará el próximo presidente de la Fed. Además, según NBC, el Presidente dijo que su relación con Musk está terminada y advierte de «consecuencias» si decide respaldar a los demócratas. Según fuentes de Bloomberg, Bessent, actual secretario del Tesoro, aparece como posible sucesor de Powell.
El Secretario del Tesoro, Bessent dijo que la reunión con China «fue buena» mientras que el Secretario de Comercio, Lutnick califica las conversaciones de «fructíferas». Estados Unidos señaló su voluntad de eliminar las restricciones a algunas exportaciones de tecnología a cambio de que China relaje los límites que impone a la exportación de tierras raras.
Trump cree que el proyecto de ley presupuestario «One Big Beautiful Bill Act» que se está debatiendo actualmente en el Senado se aprobará «bastante rápido», aunque también admite que no sería un problema si toma un poco más de tiempo que el objetivo previsto. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) ha advertido que Estados Unidos podría alcanzar el techo de deuda entre mediados de agosto y finales de septiembre.
Las protestas por las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) en Los Ángeles han escalado hasta el punto de que el gobierno federal ha desplegado intervención militar, primero la Guardia Nacional y luego 700 marines, lo que ha desatado un grave enfrentamiento político y legal entre los gobiernos federal y estatal.
El Banco Mundial bajó sus previsiones de crecimiento mundial esta semana al 2,3% para este año como consecuencia de los mayores aranceles y la elevada incertidumbre. El 70% de los países sufrieron recortes de sus previsiones, incluidos Estados Unidos, China y la eurozona. El economista jefe del Banco Mundial, Indermit Gill, escribía en el prólogo del informe que la «discordia» que existe a nivel internacional, «en particular en torno al comercio» ha trastocado muchas de las certezas políticas «que ayudaron a reducir la pobreza extrema y a expandir la prosperidad tras la Segunda Guerra Mundial» y avisó de que, de no producirse un «cambio de rumbo rápido» el impacto sobre el nivel de vida de las personas «podría ser profundo». En el informe el Banco Mundial apunta a que el crecimiento de Estados Unidos y del mundo podría reducirse todavía más si los aranceles se incrementan todavía más desde los niveles que había a finales del mes de mayo, que es lo que podría suceder si se aplicasen los aumentos anunciados por Donald Trump el 2 de abril y luego pausados durante 90 días para establecer el periodo de gracia para las negociaciones bilaterales que todavía se están llevando a cabo. En este sentido, los economistas del Banco Mundial calculan que, si los aranceles creciesen otros 10 puntos porcentuales, el crecimiento económico mundial se frenaría hasta un tibio 1,8% este año y un 2% el próximo. Ante este escenario, advierten que una escalada en las barreras comerciales provocaría que el comercio global «se paralice» en la segunda mitad del año. Una parálisis, dicen, que vendría acompañado de «un colapso generalizado de la confianza, una creciente incertidumbre y turbulencias en los mercados financieros»
En Europa, las declaraciones de los diferentes miembros del Banco Central Europeo coinciden en que el ciclo de recortes de tipos está llegando a su fin. Así, Lagarde volvió a recalcar que el BCE ha «alcanzado una buena posición» en materia de tipos y está «bien posicionado para afrontar momentos que serán delicados y muy inciertos». Por su parte, Schnabel, Miembro del Consejo del BCE, dijo que no espera un «desacople sostenido» entre la Fed y el BCE, ya que la divergencia en la inflación es «cuantitativamente bastante pequeña», por otra parte, ve una «ventana de oportunidad» para aumentar el papel internacional del euro. Nagel, Gobernador del Banco Central Alemán y miembro del BCE, declaró que el BCE tiene la máxima flexibilidad en materia de tipos mientras que Vujčić, Gobernador del Banco Central de Croacia, dijo estar de acuerdo en que el BCE ha «casi acabado» y que no debería reaccionar de forma exagerada si la inflación cae por debajo del 2%. Por último, Escrivá, Gobernador del Banco de Espala, dijo ver un menor margen para una flexibilización de la política monetaria.

En España este lunes el Banco de España presentó el Informe Anual 2024 en plena controversia por la dimisión del todavía director general de Economía del Banco de España, Ángel Gavilán (su marcha es con efectos de este próximo jueves día 12), y entre conjeturas sobre una posible dilución del peso de la Dirección General de Economía en la estructura del Banco. En un contexto que el Gobernador del BdE definió de máxima incertidumbre y “extraordinariamente complejo” avanzó que el Banco de España ha revisado significativamente a la baja su pronóstico para el PIB español en 2025, hasta el 2,4%, tres décimas menos que en el informe de marzo, y en una décima el de 2026, que ahora se sitúa en el 1,8%. El propio gobernador ya había anticipado el 9 de abril que “tendremos que revisar a la baja las previsiones de crecimiento” por el órdago arancelario lanzado por Trump. El supervisor sigue así la estela de organismos como la OCDE, que el pasado 3 de junio recortó también al 2,4% su previsión de crecimiento para España, o la Airef, que, algo más pesimista, la rebajó al 2,3%. Así, las previsiones se sitúan ya varias décimas por debajo del 2,6% que todavía sostiene el Gobierno para 2025. El tijeretazo del Banco de España se produce después de que el dato de PIB del primer trimestre avanzado por el INE corroborase la desaceleración del ritmo de crecimiento, con un avance trimestral del 0,6% entre enero y marzo, frente al 0,7% de los dos trimestres anteriores. Un enfriamiento que estaría teniendo continuidad en el segundo trimestre por efecto esencialmente de “la menor contribución del sector exterior”, que ha provocado que el ritmo de crecimiento se haya desacelerado desde tasas superiores al 3% a una “tasa cercana al 2,5% en el primer semestre”, señaló el Gobernador del BdE, Escrivá. Esto es, aunque la exposición comercial directa de España a Estados Unidos es acotada, los efectos indirectos pueden ser notables por la vía del castigo que la guerra arancelaria de Trump puede infligir a sus socios comerciales, a lo que se añade el posible impacto combinado de la elevada incertidumbre y de un posible contagio y amplificación de los daños a través del canal financiero. De hecho, el recorteaplicado por el Banco de España a sus proyecciones macro se refieren al escenario central, ya que la situación podría ir a peor en caso de una escalada arancelaria prolongada con tarifas elevadas, en la que se produzcan represalias cruzadas y la incertidumbre comercial se prolongue.
En el supuesto de ese escenario más adverso, el Banco de España advierte de que el crecimiento de España este año podría menguar hasta el 2%, mientras que el impacto sería aún mayor en 2026, cuando el avance del PIB podría hundirse hasta el 1,1%, siete décimas menos de lo contemplado en el escenario central (esto es, con aranceles del 10% y sin represalias). Todo ello en un contexto en el que por primera vez los activos estadounidenses han dejado de ser un activo refugio en una crisis.
Pese a este horizonte turbulento y del zarpazo al crecimiento que sufrirá la economía española por la contienda comercial, el supervisor mantiene la mayoría de sus previsiones en materia de empleo, inflación, déficit y deuda, aunque todo envuelto en una densa niebla de incertidumbre. Así, aunque Escrivá reconoció que “no estamos nada seguros de lo que va a pasar con la inflación”, que podría subir si se producen disrupciones en las cadenas de suministros pero que también podría bajar si se encoge la demanda, el Banco de España prevé un IPC medio del 2,4% este año, una décima menos que en marzo, y del 1,7% en 2025. Aunque alerta de que la inflación subyacente, que es la que mira con lupa el BCE de cara a sus ajustes de política monetaria, podría auparse este año hasta el 2,6%, cuatro décimas más de lo augurado tres meses atrás.
Las amenazas externas tampoco han alterado sustancialmente su pronóstico sobre la tasa de paro, que mantiene en el 10,5% para 2025 pero la empeora en dos décimas para el año que viene, al 10,2%, mientras que su previsión de déficit se mantiene inalterada en el 2,8% este año y en el 2,6% el que viene. Y otro tanto sucede con el endeudamiento, que prevé adelgace tibiamente este año, hasta el 101,4% del PIB, apenas cuatro décimas menos que en 2024, ratio en la que se estancaría en 2026. En este punto, Escrivá admitió ayer de que España sigue teniendo una de las ratios de deuda más abultadas de la eurozona, lo que restringe su margen de respuesta ante nuevos shocks, volviendo a reclamar, como ya hizo en el Informe Anual, una estrategia de consolidación fiscal creíble a medio plazo.
Sobre el desajuste entre oferta demanda en el mercado de la vivienda, el gobernador del Banco de España avisó de que la escasez de stock de inmuebles para afrontar el alto ritmo de creación de hogares puede convertirse en un lastre y un cuello de botella para la economía.

En Japón, el gobernador del banco central, Ueda, provocó esta semana una caída del Yen al afirmar que el objetivo de inflación subyacente aún no está cercano, lo que apunta a que la próxima subida de tipos podría tardar algo en llegar (el mercado la descuenta para finales de año), moderando el riesgo de repatriación de capitales del resto del mundo.
Pedro (Ed) Wood. Víctor M. Sunkel (Expansión de hoy).
Les iba a hablar de “Uno de los nuestros” (Estados Unidos, 1990) y de su aparente y sorprendente semejanza con lo descrito en el informe de la UCO dado a conocer ayer.
Porque la UCO atribuye al hasta ayer secretario de organización del Partido Socialista, Santos Cerdán, el papel de Paulie Cicero; es decir, el de quien favoreció la introducción de Koldo en el círculo del Ministerio de Transportes. Porque se dice que Koldo franqueó la puerta a Cerdán, quien se convirtió en apariencia en el “conseguidor” de la trama, transmutando en botín los contratos de emergencia conseguidos durante la pandemia. Y porque la UCO ha cercado de tal forma la corrupción (digan lo que digan algunos) que lo único que le queda a Henry Hill (alias Cerdán, Koldo, Ábalos, o quien sea) es tirar de la manta y aguardar que las reglas de la ley del silencio no se le apliquen jamás, y, por tanto, que todos nosotros conozcamos la verdad.
Pero no; no vengo a hablarles de esa película que, por otro lado, resulta parecer demasiado simple de ser bien traída a estas líneas. La verdad es que, si hay que echar mano de un paralelismo cinematográfico, lo de ayer merecería ser titulado como cualquiera de los filmes rodados por el controvertido director norteamericano Ed Wood (1924-1978).
El director de marras (catalogado como el peor de la historia) se caracterizó por producir, editar, hacer los guiones y dirigir sus propias películas de clase B, que no cosecharon éxito alguno en las salas de cine hasta que, en 1994, el famoso director Tim Burton decidió rodar una cinta sobre su vida.
Con el contenido del informe 96/2025, sobre presuntas irregularidades en contratación pública, de 5 de junio de 2025 emitido por la UCO en funciones de policía judicial, queda claro, de momento y por supuesto en apariencia, que la dirección de este país ha estado al mando de un Ed Wood cualquiera, incapaz de reparar en que la edición, producción y guión del filme que está intentando hacernos pasar por bueno no es más que un bodrio incomestible que, quizás y solo quizás, alguien tenga el valor de narrar en el futuro en clave de humor, al estilo de Tim Burton.
De momento, sabemos que el dimitido Santos Cerdán pudo ser el responsable, entre otros comportamientos, de gestionar pagos de más de 620.000 euros provenientes, según la UCO, de adjudicaciones públicas, o del amaño en las primarias del PSOE del año 2014.
Podríamos hablar de delitos de cohecho, de organización criminal, de corrupción entre particulares, de falsedad documental, y otros, pero eso sería entrar en lo específico; en lo particular.
Porque, en general, el Derecho Penal, y las penas que comporta, tiene como una de sus bases primordiales la de la prevención general; esto es, enviar a la sociedad el mensaje, simple y claro (y de manera coloquial), de “¡el que la hace la paga!”. Y, además, que el Estado de Derecho, al que le hemos cedido una parte importantísima de nuestra libertad individual, garantizará nuestros derechos, personales y patrimoniales, a través de una administración de Justicia ágil, con recursos y, sobre todo, que sea independiente.
Mensajes al pueblo
Desgraciadamente, y ya hace algún tiempo, el Ejecutivo sólo envía mensajes al pueblo español completamente contradictorios con lo anterior, pues, de una parte –con los indultos y con la amnistía–, nos escupe a la cara a los ciudadanos recordándonos que no todos somos iguales ante la Ley (pues basta una necesidad política para que los pecados judiciales sentenciados por todo un Tribunal Supremo se eliminen por parte del Tribunal Constitucional). Y, de otra, que el sistema judicial, aunque no sea cierto, está al servicio del lawfare (cuando de causas judiciales contra el Gobierno se trata) o de la ultraderecha franquista judicial (si el proceso afecta personalmente al presidente del Gobierno).
Y no hablemos si el Tribunal Supremo entiende que debe juzgarse al fiscal general del Estado por el grave delito de revelación de secretos. Entonces resulta que toda la carrera judicial está podrida y, por ello, hay que modificar a conveniencia del que ahora gobierna todo el sistema de elección de jueces y de la instrucción de las causas criminales.
Ed Wood aspiraba a hacerse famoso; a ser recordado por siempre como unos de los mejores directores de la historia. Desconozco cuáles son las aspiraciones históricas de este Gobierno. Pero si pudiera hacer una crítica cinematográfica a Ed Wood le diría, sin duda, que el desprestigio al que está sometiendo a nuestras instituciones, en particular al Poder Judicial (al que atacan sus ministros ferozmente día tras día), es demasiado chusco. Que aquellos que aún creemos en la Administración de Justicia y en la independencia judicial (y los méritos que supone llegar a administrarla) no llegaremos jamás a hacer una crítica mínimamente positiva al dantesco espectáculo al que nos están obligando a asistir.
Los tipos de interés son normales, el mundo no. Martin Wolf. Financial Times.
El tipo de interés, real y nominal, de los activos seguros a largo plazo es quizás el precio más importante en una economía capitalista. Indica la confianza en los gobiernos y la economía. En los últimos años, estos precios se han normalizado. La era de tipos de interés ultrabajos que comenzó en 2007-2009, con las crisis financieras, parece haber terminado. Parecía que regresaba una era de normalidad. ¡Viva! Pero el mundo no parece muy “normal”. ¿Deberíamos esperar nuevas y grandes crisis?
El gobierno del Reino Unido ha estado emitiendo bonos del Estado indexados desde la década de 1980. La trayectoria de sus rendimientos nos da tres grandes historias de la evolución de las tasas de interés reales durante cuatro décadas. La primera es la de un enorme declive secular. En la década de 1980, los rendimientos a vencimiento de los bonos del Estado indexados a 10 años rondaban el 4%. Durante la pandemia y ante sus consecuencias inmediatas, los tipos cayeron al -3%.
La oscilación total entonces fue de 7 puntos porcentuales. La segunda historia es la de cómo la recesión económica posterior a la crisis financiera condujo a un período extraordinariamente largo de tasas de interés reales bajo cero. La tercera es la de un rápido aumento de estos rendimientos a la zona del 1,5% desde principios de 2022.
El largo período de caída de las tasas de interés reales que culminó en esas tasas reales negativas ahora parece haber terminado. Estamos en un mundo nuevo y mucho menos extraño. Los datos sobre los rendimientos de los títulos del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación a 10 años (Tips) ofrecen una imagen similar, pero estas estadísticas solo están disponibles desde principios de la década de 2000.
Desde 2013, las dos series han divergido, con rendimientos generalmente más altos en la versión estadounidense. La diferencia puede deberse en parte a la regulación de las pensiones en el Reino Unido, que en la práctica impuso fuertes límites a los planes de pensiones de beneficios definidos. Los tipos de interés reales de los Tips también aumentaron drásticamente desde el mínimo alcanzado durante la pandemia, pero no tanto como los de los bonos del Estado indexados. Como resultado, estos tipos convergieron. Por lo tanto, los rendimientos de los Tips han rondado recientemente el 2% y los de los bonos del Estado indexados cerca del 1,5%. Estos niveles también se acercan a los previos a la crisis financiera. En estos términos, hemos vuelto a la normalidad. Pero si nos remontamos aún más al pasado, observamos que incluso hoy en día los rendimientos indexados del Reino Unido son bastante bajos: en la década de 1980, los tipos eran más de 2 puntos porcentuales superiores a los actuales. Estas cifras no revelan ninguna crisis. Los mercados de activos seguros no están anunciando que se acerca el impago. Ni, en realidad, están anunciando que se acerca la hiperinflación (o una inflación alta). La forma más sencilla de analizar esto último es en términos de las tasas de inflación de equilibrio: la diferencia entre los rendimientos de la deuda indexada y la deuda convencional con el mismo vencimiento.
En EEUU, este diferencial ronda el 2,3%, apenas por encima del promedio del 2,1% desde enero de 2003. En el Reino Unido, es del 3,3%, apenas por encima del promedio del 3% posterior al año 2000. Dado el shock inflacionario de los últimos años y, por consiguiente, la mayor relevancia del riesgo inflacionario, el aumento de esta diferencia es mínimo. Los mercados parecen sorprendentemente confiados en que se alcanzarán los objetivos de inflación en un período de 10 años. La historia de los rendimientos de los bonos convencionales en otros países de altos ingresos es consistente con el patrón de EEUU y Reino Unido y, en su mayoría, mejor. Entre el 1 de enero de 2021 y el 28 de mayo de 2025, el rendimiento de los bonos nominales a 10 años aumentó 4,5 puntos porcentuales, hasta el 4,7 %, en el Reino Unido, 3,6 puntos porcentuales, hasta el 3,2 %, en Francia, 3,6 puntos porcentuales, al 4,5 % en EEUU. En Alemania 3,1 puntos porcentuales, hasta el 2,5 %, 3 puntos porcentuales, hasta el 3,6%, en Italia y 1,5 puntos porcentuales, hasta el 1,5 %, en Japón. Estos niveles son modestos para los estándares anteriores a 2008. Dado esto, una reversión brusca parece improbable sin otro gran shock negativo para la producción. En este momento, al menos el mundo de tasas de interés ultrabajas de 2008-21 parece haber terminado. ¿Es concebible otra gran conmoción? Sí. La extraordinariamente caótica formulación de políticas de la administración Trump podría generar un shock para el espíritu ‘animal’ y, por lo tanto, en la inversión. De hecho, es sorprendente la rapidez con la que las Previsiones de Consenso han ido disminuyendo para el crecimiento de EEUU en 2025.
Tal vez, la humillación induzca a Donald Trump a refutar lo que Robert Armstrong ha llamado el comercio del Taco (Trump Siempre se Acobarda).
Una vez más, los niveles generales de endeudamiento son altos según los estándares históricos, con ratios de deuda del sector público sobre PIB en los países de altos ingresos cercanos a los niveles de 1945. EEUU también se está embarcando en la desregulación financiera en un momento de alto apalancamiento y asunción de riesgos financieros. Además, continúa con altos déficits fiscales mientras ataca a sus acreedores mediante la política comercial y fiscal. Incluso una normalización de los tipos de interés tras un período tan prolongado de tipos ultrabajos podría resultar excesiva. Un punto obvio aquí se refiere a la prima de riesgo de la renta variable. Una forma de medirla es mediante la diferencia entre la rentabilidad ajustada cíclicamente de las acciones estadounidenses (la inversa del PER –precio/beneficio– ajustada cíclicamente ) y el tipo de interés real. La última vez que la diferencia (que indica el exceso de rentabilidad a largo plazo esperado de las acciones sobre los bonos del Tesoro) fue tan baja como ahora fue en junio de 2007. No es una idea muy alentadora.
No menos importante, como señala Paul Krugman, es la frivolidad del proceso político en los Estados Unidos contemporáneos. En algún momento, figuras relevantes podrían decidir que Estados Unidos ya no es de fiar.
Flujo de capitales
Entre esas personas, podrían estar los estadounidenses. Entonces podríamos sufrir una gran crisis, esta vez con capitales que se alejan de Estados Unidos, no que se dirigen hacia él. Dada toda esta fragilidad, es concebible que se produzcan shocks recesivos o inflacionarios, o incluso ambos a la vez.
Los rendimientos de los instrumentos financieros más importantes se han normalizado. Pero los tiempos son anormales en muchos aspectos. La realidad podría confirmar estos precios o, por desgracia, hacerlos estallar. En cualquier caso, la realidad o estos rendimientos deben ajustarse.



De la periferia a la centralidad de Europa. Rafael Pampillón Olmedo. IE Business School y Universidad CEU San Pablo (Expansión 12 de Junio).
Hoy se cumplen cuarenta años desde la firma del tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas. Desde entonces, el país ha recorrido un proceso de transformación económica e institucional sin precedentes. La entrada formal en la actual Unión Europea (UE), el 1 de enero de 1986, marcó el inicio de una etapa histórica en la que España experimentó una modernización acelerada, la consolidación de la democracia y la convergencia con algunos estándares europeos.
La adopción del euro, por ejemplo, ha contribuido a la estabilidad monetaria y ha elevado la credibilidad internacional del país. Además, formar parte de la UE ha facilitado el poder participar activamente en decisiones económicas de alcance mundial. Finalmente, ha propiciado avances significativos, especialmente en infraestructuras y en el acceso a los mercados internacionales de bienes y servicios y financieros.
– La divergencia con Europa. Hoy en día tras esos cuarenta años, España debería desempeñar un papel central en el liderazgo del proyecto europeo. Sin embargo, su evolución reciente muestra una trayectoria divergente en términos de renta per cápita, productividad e innovación, que le restan credibilidad. Durante las dos primeras décadas tras su adhesión al club europeo el país experimentó un notable proceso de convergencia económica. Entre 1986 y 2005, el PIB per cápita español pasó de representar el 75% al 91% del promedio de la UE.
No obstante, desde entonces esta tendencia se ha revertido. En 2024, según datos del Fondo Monetario Internacional, el PIB per cápita de la Unión Europea ascendía a 43.206 euros, mientras que el de España se situaba en 32.638 euros. Esto equivale al 75,6% de la media comunitaria. Si se ajustan estas cifras según el nivel de precios de cada país, mediante la paridad de poder adquisitivo (PPA), el PIB per cápita español alcanzaba en 2024 un 92% de la media de la UE (datos de Eurostat).
España sigue manteniendo una distancia considerable respecto al promedio europeo, tanto en términos nominales como ajustados por PPA. Hay factores estructurales que continúan limitando el proceso de convergencia y que deben ser abordados con políticas sostenidas y eficaces. Nos referimos a cuestiones como la baja productividad, las rigideces del mercado laboral, la reducida Formación Bruta de Capital Fijo y la insuficiente inversión en innovación. En el caso de la inversión en investigación y desarrollo (I+D), representa el 1,5% del PIB, lejos del objetivo del 3% establecido por la UE.
– Los Fondos Europeos. La evidencia empírica, acumulada a lo largo de estas décadas, confirma que la integración de España en la Unión Europea ha sido decisiva para su desarrollo económico y social. El país ha pasado de ser una economía periférica, con notables déficits estructurales, a ocupar una posición central en el entramado económico continental. Este progreso está estrechamente vinculado a la recepción sostenida de los Fondos Europeos (Estructurales, de Cohesión y, más recientemente, los asociados al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia). Entre 1986 y 2025, han entrado a España, por esta vía, más de 460.000 millones de euros.
Estos recursos han permitido reducir desigualdades regionales, modernizar infraestructuras clave y transformar el tejido productivo nacional. Las inversiones en redes de transporte, energía y tecnología siguen siendo pilares de la competitividad territorial. A ello se suma el impacto de la Política Agraria Común, que ha contribuido a la estabilidad y modernización del sector primario.
El Plan de Recuperación y Resiliencia dotó a España con 163.000 millones de euros, de los que hasta ahora la Comisión Europea solo ha desembolsado 48.000.
– La mejora de las instituciones. Los recursos del NextGenerationEU han tenido un impacto positivo, aunque su ejecución ha sido más lenta que la de los Fondos Estructurales tradicionales. Pese a estar correctamente orientados hacia la doble transición –digital y ecológica– la complejidad administrativa y la limitada capacidad de absorción han dificultado su despliegue.
En este sentido, en España se deben solventar los problemas relacionados con la eficiencia administrativa, la transparencia y la independencia de las instituciones regulatorias. Tenemos un exceso de normativa, lo que supone un impacto económico, con un coste estimado de 60.000 millones de euros al año. Se ha llegado a un punto en el que el entorno regulatorio y también el fiscal resulta asfixiante: trámites innecesarios, duplicidades legales, retrasos administrativos y barreras a la producción de bienes y servicios. Y a ello se suma el intervencionismo del Gobierno en la vida económica y en las decisiones empresariales, que no favorece la confianza de los inversores en nuestro país.
Las recomendaciones más recientes de Bruselas apelan a una segunda modernización, para acometer retos tales como la sostenibilidad fiscal, la cohesión territorial y la mejora de la productividad.
– Una potencia media con aspiraciones globales. España es la cuarta economía de la eurozona y de la UE. Su potencial económico, diplomático y geopolítico le otorgan un margen de actuación que debe aprovechar. Aunque no cuenta aún con el peso político de Francia, Italia o Alemania, su capacidad de influencia puede incrementarse si fortalece su economía y su gobernanza.
Uno de sus activos distintivos es la conexión privilegiada con América Latina, que posiciona a España como puente natural entre continentes. En un mundo cada vez más multipolar, esta relación puede generar valor añadido para toda la UE en comercio, seguridad, cultura e innovación.
Para desempeñar ese papel protagonista, España debería abordar con urgencia sus debilidades estructurales. La baja productividad sigue siendo el gran freno al crecimiento de los salarios y la competitividad. Pero tenemos más problemas:
a) La tasa de paro sigue siendo la más alta de Europa, con un paro efectivo (personas registradas en el SEPE y que no están ocupadas) que se situó en abril de 2025 en 3,7 millones de personas, mientras que en diciembre de 2019 era de 3,5 millones de personas.
b) El envejecimiento demográfico tensiona el sistema de pensiones; la proporción de personas mayores de 65 años aumentará del 20,5% en 2024 al 30% en 2050, mientras que la población en edad de trabajar disminuirá del 65% al 57% en el mismo período. Aunque la inmigración ha contribuido a mitigar algunos efectos, se requieren políticas adicionales.
c) Más del 50% de la recaudación fiscal se concentra en impuestos sobre el trabajo, muy por encima de la media europea. Mientras que la tributación sobre el consumo está muy por debajo de la media europea. De ahí que la Comisión Europea venga insistiendo en la necesidad de reequilibrar la carga fiscal. No se trata solo de recaudar más, sino de recaudar mejor.
d) El acceso a la vivienda se ha convertido en un factor crítico de cohesión social, con un déficit en la oferta estimado de 600.000 viviendas. La vivienda se ha convertido en un privilegio. España supera la media europea en esfuerzo económico de los inquilinos, lo que limita la movilidad y aumenta las brechas sociales. El diagnóstico europeo es claro: garantizar vivienda digna es condición necesaria para cualquier proyecto de desarrollo humano.
– El futuro de Europa, también en español. La integración de España en la UE ha traído consigo importantes beneficios, incluyendo mejoras en infraestructuras, acceso a mercados y estabilidad macroeconómica. Sin embargo, la convergencia real con los países más avanzados de la UE se enfrenta a obstáculos significativos como productividad, innovación y calidad institucional.
Los cuarenta años de integración europea no marcan un final, sino un punto de inflexión. España ha sabido modernizarse, ahora debe asumir un papel más ambicioso en la construcción de una Europa fuerte, justa y unida.
Porque el futuro de Europa, en gran medida, también debería escribirse en español.
Una economía mundial cada vez más arriesgada. Martin Wolf. Financial Times.
Estamos viviendo las primeras etapas de una revolución: el intento de convertir la república estadounidense en una dictadura arbitraria. Todavía no está claro si Donald Trump tendrá éxito en ese intento. Pero lo que quiere hacer parece evidente. Su forma de gobernar –sin ley, impredecible, antiintelectual, nacionalista– tendrá su mayor impacto en Estados Unidos. Pero, inevitablemente, también tendrá un enorme impacto en el resto del mundo, dado su papel hegemónico desde la Segunda Guerra Mundial. Ningún otro país o grupo de países puede, o quiere, ocupar su lugar. Esta revolución amenaza con el caos global.
Es aún demasiado pronto para saber cuáles serán sus consecuencias. Pero no para hacer conjeturas informadas sobre algunos aspectos, en particular la imprevisibilidad y la consiguiente pérdida de confianza que está creando la guerra arancelaria de Trump. Sin políticas predecibles, una economía de mercado no puede funcionar bien. Si la incertidumbre proviene de la potencia hegemónica, la economía mundial en su conjunto tampoco funcionará bien.
En sus últimas Perspectivas Económicas, el Banco Mundial ha analizado precisamente esto. Sus conclusiones son inevitablemente provisionales, pero la dirección de la marcha debe ser correcta. Parte del supuesto de que los aranceles vigentes a finales de mayo se mantendrán a lo largo de su horizonte de previsión. Esto podría ser demasiado optimista o demasiado pesimista. Nadie, quizá ni siquiera Trump, lo sabe. “En este contexto”, juzga, “se prevé que el crecimiento mundial se ralentice notablemente hasta el 2,3% en 2025 [0,4 puntos porcentuales por debajo de la previsión de enero], el ritmo más lento desde 2008, aparte de los dos años de clara recesión mundial en 2009 y 2020. En 2026-2027 se espera que un repunte de la demanda interna eleve el crecimiento mundial a un todavía débil 2,5%, muy por debajo de la media del 3,1% de la década previa a la pandemia”.
Riesgos a la baja
Todo esto ya es suficientemente malo. Pero los riesgos parecen abrumadoramente a la baja. Así, la incertidumbre creada por la guerra comercial de Trump podría provocar caídas del comercio y la inversión mucho mayores de lo previsto. Ciertamente, será difícil confiar en cualquier supuesto “acuerdo” ahora anunciado. Una vez más, un menor crecimiento aumentará la fragilidad social, política y fiscal, elevando así la percepción de riesgo en los mercados. Esto podría crear un círculo vicioso, en el que los mayores costes de financiación aumenten el riesgo y reduzcan el crecimiento. Los prestatarios débiles, privados y públicos, podrían verse abocados al impago. Las crisis provocadas por catástrofes naturales o conflictos serían entonces aún más perjudiciales desde el punto de vista económico.
Es posible imaginar ventajas. Podrían alcanzarse nuevos acuerdos comerciales, en los que muchos podrían, valientemente, confiar. El polvo mágico de la IA podría provocar un aumento de la productividad y la inversión mundiales. También podría calmarse todo. Algo que dificulta esto es que el shock de Trump actual llega después de casi dos décadas de shocks: crisis financieras globales y de la zona euro; pandemia; inflación pospandemia; y la guerra Ucrania-Rusia. Los instintos animales deben haberse visto afectados.
Por desgracia, como acentúa en su prólogo Indermit Gill, economista jefe del Banco Mundial, “los países más pobres serán los que más sufran”. “En 2027, el PIB per cápita de las economías de altos ingresos estará más o menos donde se esperaba que estuviera antes de la pandemia del Covid-19”. Pero las economías en desarrollo saldrán peor paradas, con niveles de PIB per cápita un 6% más bajos”. Salvo China, estos países podrían tardar dos décadas en recuperar sus pérdidas de la década actual.
Esto no es sólo resultado de los recientes shocks. “El crecimiento de las economías en desarrollo ha seguido una senda descendente durante tres décadas consecutivas: de una media del 5,9% en la década de 2000, al 5,1% en la de 2010, y al 3,7% en la de 2020”. Esto replica la disminución del crecimiento del comercio global, que ha pasado de una media del 5,1% en la década de 2000 al 4,6% en la de 2010 y al 2,6% en la de 2020. Mientras, la deuda aumenta. A largo, tampoco ayudará que Trump insista en que el cambio climático es un mito.
Entonces, ¿qué se debe hacer? En primer lugar, liberalizar el comercio. Aunque los países en desarrollo se han liberalizado sustancialmente en los últimos años, la mayoría de ellos siguen teniendo aranceles mucho más elevados que las economías de renta alta. La promoción selectiva de industrias en sus primeras fases de desarrollo puede funcionar. Pero si un país tiene poca influencia internacional, la mejor política sigue siendo la del libre comercio, unida a las mejores políticas posibles para atraer inversiones, mejorar el capital humano y preservar la estabilidad económica. En un entorno desfavorable, como el actual, esto es aún más importante que en uno benigno.
Desequilibrios macro
Las opciones para las grandes potencias –China, la UE, Japón, India, Reino Unido y otras– son más complejas. También necesitan mejorar sus propias políticas en la mayor medida posible. Necesitan, además, cooperar para intentar mantener las normas mundiales entre ellas, sobre todo en materia de comercio. Algunas potencias tienen que reconocer que los desequilibrios mundiales son, en efecto, un problema importante, aunque no se refieran a la política comercial, sino a los desequilibrios macroeconómicos mundiales.
Esto no es ni mucho menos todo. Mientras Estados Unidos abandona su papel histórico, a otros se les impone la grandeza. De estas potencias depende que se siga avanzando para afrontar los retos del cambio climático y el desarrollo económico. Hace falta una mejor manera de resolver el endeudamiento excesivo. Es necesario ir en contra de la tendencia actual a sospechar cada vez más los unos de los otros.
Es posible, incluso probable, que estemos presenciando el debilitamiento de un gran esfuerzo para promover un mundo más próspero y cooperativo. Algunos dirán que tal final señalaría un “realismo” saludable. Pero sería un sinsentido: compartimos un planeta; y, por lo tanto, nuestros destinos están ligados. La tecnología moderna ha hecho esto inevitable. Nos encontramos en un punto de inflexión: tenemos que escoger sabiamente.
Buen fin de semana.























































































































































