El movimiento más agresivo estos días está siendo el del eurodólar, el euro se ha visto favorecido desde la semana pasada por el tono más “hawkish” de varios miembros del Banco Central Europeo. Entre ellos Villeroy, que comentaba que un Euro débil no es del agrado del BCE, y que lo monitorizan de cerca. Knot abría la puerta a una posible subida de 50 puntos básicos en la próxima reunión del BCE si los datos lo justificaban, comentario tras el cual el mercado comenzaba a descontar hasta un 1% de subida de tipos de aquí a final de año, y Rehn indicaba que la primera subida podría ser en verano. Este lunes, como comentaré más adelante, además Lagarde apuntaba a salir de tipos negativos a finales del tercer trimestre de 2022. Todo esto hacia que las expectativas de subidas de tipos se incrementasen hasta 10 subidas para este año, cuando hace dos meses estaban tan solo en 5 subidas.

Eurodólar últimos 5 años.

Ayer en Estados Unidos los mejores resultados de las compañías de comercio minorista (retailers), Macy´s +18%, Dollar Tree +21%, Nordstrom +5%, Ralph Lauren +5%…, suavizaban los temores sobre el consumo generados por los profit warnings de la semana pasada en compañías como Walmart o Target, lo que contribuiría a que Wall Street se pueda anotar su primera subida semanal tras siete consecutivas de recortes. También han tenido una evolución positiva los resultados de tecnológicas chinas (Alibaba, Baidu). Asimismo, se aprecia cierta menor aversión al riesgo, por ejemplo, en el mercado del crudo y en el dólar, el Brent +17% en las últimas dos semanas, hasta 117 dólares por barril apoyado por el inicio de la “driving season” y una positiva evolución de inventarios, mientras que el dólar se deprecia un 4% hasta 1,08 dólares por euro en el mismo período.
Precio del Brent últimos 12 meses.

Estas semanas vuelve un poco de sentido común a los mercados y ha vuelto a recuperarse la correlación entre las Bolsas y los bonos, en las últimas dos semanas, las rentabilidades de los bonos soberanos han sido significativamente más bajas a medida que las bolsas han continuado cayendo (S&P -15% en el 2022). Mientras tanto, las expectativas de tipos en Estados Unidos se han mantenido bastante estáticas durante todo el mes en torno al 2,7 % para diciembre de este año.

Los mercados continúan preocupados con la posibilidad de una recesión en el próximo año. Los datos de vivienda de Estados Unidos sugieren que los tipos de interés-hipotecas más altas están comenzando a mermar la confianza en el sector. En el Reino Unido, la confianza del consumidor cayó al nivel más bajo desde que comenzó la encuesta (GfK) en 1974. En cuanto a Europa, las matriculaciones de automóviles cayeron un 21% interanual en abril, extendiendo la caída de marzo.
Para el consumidor, una combinación de aumento de los tipos y los precios de los alimentos y la energía están mermando la demanda. Sin embargo, los ahorros acumulados durante Covid sugieren que el pánico puede ser exagerado. Los datos del mercado laboral del Reino Unido mostraron otra caída en la tasa de desempleo al 3,7% con más vacantes que desempleados en el país. En la otra cara de la moneda, la semana pasada los datos de inflación en el Reino Unido sorprendieron con su aumento del 9% interanual, pero esto no fue peor de lo esperado, con tres cuartas partes del aumento explicado por el aumento de los precios del gas y la electricidad.
El euro ha recuperado terreno frente al dólar esta semana después de un discurso más agresivo de lo esperado de Christine Lagarde que luego comentaré, y del mínimo de los últimos 5 años (1,038) y cuando algunos bancos de inversión hablar de paridad, el euro se ha ido al 1,08.
Eurodólar últimos 5 años.

El DXY (Us Dollar Index) cotiza a estos precios con un 27% de prima vs PPP (Purchasing Power Parity) según BCA Research.

La última vez que vimos este exceso de valoración fueron los años 80. Las posiciones especulativas en dólar siguen en la parte alta del rango. El eurodólar ya refleja muy bien el diferencial de tipos Alemania frente a Estados Unidos.


De ahí que esta semana estemos viendo un rebote del euro desde ese soporte del 1,04, aunque el 12 de Mayo hizo un mínimo de 1,038 no terminó de romper ese suelo con claridad.
Las autoridades Chinas intentan, como pueden, estimular el crecimiento económico del país, que se resiente por la caída del consumo mundial, los altos precios y los confinamientos selectivos en algunas de las grandes ciudades chinas. Muchos valores asociados a tecnología e internet sufren y la mayoría de los analistas rebajan las previsiones de crecimiento para la región. La preocupación general es si las condiciones macroeconómicas son lo suficientemente buenas o no y son muchos los que hablan abiertamente ya de un deterioro de estas. En el mercado se siguen viendo revisiones a la baja del crecimiento esperado para 2022 en China, +3% según UBS (anterior +4,2%) y +3,7% para JP Morgan (frente al +4,3% que esperaba antes), ante la previsión de que los estímulos que pueda adoptar el gigante asiático, tanto monetarios como fiscales, sean insuficientes para compensar el impacto negativo de los confinamientos para frenar el Covid. El objetivo del gobierno chino (+5,5%) queda cada vez más lejos.
Shanghai Shenzhen CSI 300 index desde Enero del 2021.

BlackRock ha bajado esta semana su recomendación sobre Renta Variable de mercados desarrollados de sobreponderar o Comprar a Neutral, bajan Europa, Estados Unidos y Japón de Comprar a Neutral. Lo que puede ser interpretado como una señal de Capitulación.
“We downgrade DM stocks to neutral due to uncertainty over policy amid a worsening macro picture. Their appeal relative to bonds has also diminished. The risk has risen that central banks slam the policy brakes as they focus solely on inflation without fully acknowledging the high costs to growth and jobs. We cut U.S. equities to neutral. The Fed’s hawkish pivot has raised the risk that markets see rates staying in restrictive territory. The year-to-date selloff partly reflects this, yet we see no clear catalyst for a rebound. We cut European equities to neutral as the fresh energy price shock in the aftermath of the tragic war in Ukraine puts the region at risk of stagflation”.
https://www.blackrock.com/us/individual/insights/blackrock-investment-institute/weekly-commentary
Algunos indicadores de sentimiento de mercado indican que las Bolsas todavía podrían corregir más, con lo que al mercado todavía le puede quedar una caída adicional del 10%-15%.

Importante esta semana:
El miércoles se publicaron las Actas de la Fed que no depararon sorpresas al telegrafiar subidas de 50 puntos básicos en las reuniones de junio y de julio, evitando la opción más agresiva de subir 75 puntos básicos, advirtiendo algunos miembros que sería necesario una política restrictiva.
Esta semana, desde el punto de vista macroeconómico, lo más importante en Europa fueron los PMIs que se publicaron el martes, se publicaron los PMI preliminares de mayo, registrando un deterioro generalizado: en la Eurozona, compuesto (54,9 vs 55,1e vs 55,8 anterior), manufacturero (54,4 vs 54,7e vs 55,5 anterior) y de servicios (56,3 vs 57,4e vs 57,7 anterior); en Alemania, compuesto (54,6 vs 53,9e vs 54,3 anterior), manufacturero (54,7 vs 54e vs 54,6 anterior) y de servicios (56,3 vs 57,1e vs 57,6 anterior); en Francia, compuesto (57,1 vs 56,9e vs 57,6 anterior), manufacturero (54,5 vs 55,2e vs 55,7 anterior) y de servicios (58,4 vs 58,5e vs 58,9 anterior); en Reino Unido, compuesto (51,8 vs 56,5e vs 58,2 anterior), manufacturero (54,6 vs 55e vs 55,8 anterior) y de servicios (51,8 vs 57e vs 58,9 anterior). En EE.UU. también se publicaron cifras del PMI preliminar de mayo, también con retrocesos respecto al mes anterior: compuesto (53,8 vs 55,7e y 56 anterior), manufacturero (57,5 vs 57,7e vs 59,2 anterior) y de servicios (53,5 vs 55,2e vs 55,6 anterior).
Ayer se revisó a la baja el crecimiento del PIB en Estados Unidos. Dato negativo al confirmarse que la contracción de la actividad fue más intensa de lo publicado anteriormente, siendo que el PIB cayó un -1,5% trimestral anualizado, una décima peor que la primera publicación. Por el lado más positivo, la lectura de los componentes del PIB sigue mostrando fortaleza de la demanda interna, dado que esta caída del PIB se debió a un peor comportamiento del sector exterior e inventarios, mientras que los datos de consumo privado se han revisado al alza, mostrando que el gasto del consumidor avanzó a ritmos del +3,1% trimestral anualizado frente al +2,7% anterior. Por otra parte, las peticiones semanales de desempleo bajaron hasta las 210 mil en la semana del 21 de mayo desde las 218 mil registradas en la semana anterior, según los datos publicados por el Departamento de Trabajo estadounidense. Esta cifra sigue confirmando la fortaleza del empleo. En el sector inmobiliario siguen los datos negativos, las ventas de viviendas pendientes fueron negativas en abril con una nueva caída del -11,5% interanual, tras haber caído un -9,2% en el mes anterior.
Este lunes la presidente del Banco Central Europeo, Christine Lagarde , anunció que el BCE subirá tipos por primera vez desde el 2011 en Julio y otra segunda vez en Septiembre. Lagarde indicó que la política monetaria seguirá ajustándose hasta alcanzar el “tipo de interés neutral”. Bloomberg Economics estima que ese tipo de interés neutral para la zona euro está en el 1,5%. Bloomberg Economics espera que el BCE suba los tipos 25 puntos básicos en Julio otros 25pbs en Septiembre y otros 25pbs en Diciembre. “I expect net purchases under the APP to end very early in the third quarter. This would allow us a rate lift-off at our meeting in July, in line with our forward guidance. Based on the current outlook, we are likely to be in a position to exit negative interest rates by the end of the third quarter.»


Ni las restricciones sanitarias a la economía, ni la interrupción de las cadenas de suministros ni la escalada de la inflación habían conseguido impactar en una economía internacional que hasta finales de 2022 mantenía una velocidad de crucero, impulsada por la liberación de la demanda embalsada durante el confinamiento, la progresiva reapertura de la actividad y la confianza infundida por la vacuna, pero la invasión de Ucrania ha dado al traste con todo ello, provocando un frenazo súbito y generalizado de las economías desarrolladas en el arranque del año. El PIB de los países desarrollados apenas creció un 0,1% en el primer trimestre del año, con respecto al trimestre anterior, lo que supone una parada en seco de la actividad después de registrar un crecimiento del 1,2% entre octubre y diciembre que es, asimismo, el avance medio registrado en los tres trimestres precedentes y el peor dato desde el estallido de la crisis del coronavirus hace dos años. Y, lo que es peor, algunas de las principales economías del mundo, como Estados Unidos, Japón o Italia, están en retroceso, mientras que Francia y Países Bajos se encuentran estancadas, lo que impide que la demanda procedente de los principales mercados tire de las exportaciones en el resto de los países.
El PIB de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se frenó al 0,1% entre enero y marzo, la doceava parte del avance registrado en el trimestre anterior. Sin embargo esta ralentización ha sido muy heterogénea, ya que hay varios países que han entrado en retroceso. Las principales caídas en el primer trimestre se han producido en Noruega (con un descenso del 1% entre enero y marzo), Chile (0,8%) y Costa Rica (0,5%). Sin embargo, quizá el dato más significativo es el de Estados Unidos, debido a su elevado peso en la economía mundial (casi una cuarta parte del total). Así, la economía del gigante americano ha pasado de crecer un 1,7% al cierre del año pasado a caer un 0,4% en el arranque de este ejercicio. También Japón e Italia han dado la vuelta al crecimiento registrado en el cuarto trimestre de 2021 para caer un 0,2% en el primer trimestre del ejercicio actual, mientras que Francia y Países Bajos se han estancado. Y todo ello supone un fuerte freno a la economía mundial, dado que estos cuatro países estaban creciendo a un ritmo de hasta un 1% al cierre del año pasado.
Sin embargo, el frenazo ha sido generalizado, también en aquellos países que siguen creciendo, aunque sea tímidamente, como sucede en la mayor parte de las economías. De los 28 países para los que se dispone de datos, apenas seis ganan impulso en los últimos tres meses. Se trata de Portugal, Austria, Hungría, Letonia, México y Alemania. No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de casos excepcionales, ya que la tendencia general es a la baja, y que son economías con un peso muy escaso en la economía global, con la gran excepción de Alemania. Sin embargo, la locomotora europea apenas crece un 0,2%, insuficiente como para compensar el retroceso del 0,3% achacable a la variante Ómicron al cierre del año pasado. y apenas seis países mantienen un avance igual o superior al 1,2%, que era la tónica general hasta el año pasado, encabezados por Portugal (2,6%) y Austria (2,5%).
La desaceleración de las economías desarrolladas tiene su origen en la fuerte inflación, que ha laminado el consumo, el golpe al comercio internacional provocado por la guerra en Ucrania y la incertidumbre, agravada por este conflicto. Todo ello ha causado un frenazo súbito en las economías desarrolladas del que será difícil recuperarse en el corto plazo, debido a que los países de la OCDE representan el 60% de la economía mundial. Por lo tanto, la caída de la demanda de este grupo de países, aunque sea puntual, tendrá un gran impacto sobre las inversiones y las exportaciones del resto de países, incluso aquellos que han evitado el boicot a Rusia, como es el caso de China.

Putin vincula las exportaciones de cereales a que se eliminen las sanciones de Occidente. El Kremlin emitió ayer un comunicado tras la conversación entre Putin y Draghi donde aseguran estar dispuestos a hacer una contribución significativa para paliar la crisis alimentaria, retomando las exportaciones de cereales al resto del mundo. Según Moscú, el gobierno en Kiev y las sanciones de Occidente han sido los causantes de este parón de exportaciones que, según la Casa Blanca, están provocando el aumento de la hambruna mundial. La llamada de Draghi tenía como objetivo el desbloqueo del grano en los puertos de Ucrania, donde se almacenan buena parte de los cereales en silos.
Esta semana, la élite mundial se ha reunido de nuevo en Davos, tras una pausa de dos años por la pandemia, para asistir al Foro Económico Mundial. La conversación girará en torno a la desglobalización y sus descontentos. Según el Financial Times los titulares girarán en torno a que el desacoplamiento entre China y Estados Unidos es insostenible, que el libre comercio siempre funciona tal y como David Ricardo pensó que lo haría, y que a menos que volvamos al statu quo del neoliberalismo de mediados de los 90, nos espera la perdición.
Es cierto que el episodio de globalización más reciente generó más riqueza de la que el mundo ha conocido jamás. Lamentablemente, como ha señalado el economista Dani Rodrik, por cada dólar de aumento de la eficiencia comercial, suele haber 50 dólares (46 euros) de redistribución hacia los ricos. Las consecuencias económicas y políticas de ello son el motivo principal de que nos encontremos en un periodo de desglobalización.
Académicos y responsables políticos siguen debatiendo si la disociación es posible incluso cuando las cadenas de suministro se están volviendo rápidamente más regionales y locales. Deberían salir de su torre de marfil y hablar con más ejecutivos y líderes laborales. Mientras los economistas debaten sobre lo “posible”, las empresas no hacen más que enfrentarse a la nueva realidad de un mundo posneoliberal, adaptándose de forma creativa y, en algunos casos, incluso potenciando el crecimiento.
Los mercados emergentes de Latinoamérica, África y Asia, por ejemplo, están construyendo redes de producción regionales para bienes cruciales. En última instancia, esto podría crear vías de comercio más resistentes y nuevos modelos de desarrollo que no estén totalmente ligados a la exportación de productos baratos a un puñado de naciones ricas a través de largas rutas de transporte que son cada vez más caras y políticamente controvertidas.
En casi todas partes, las tecnologías descentralizadas y el big data están permitiendo un aumento de la producción “local para el consumo local”, algo que también puede acabar siendo bueno para el planeta. La fabricación aditiva es otro de los grandes temas de la agenda de Davos. Las casas impresas en 3D, por ejemplo, están surgiendo no sólo como una solución de vivienda rápida en zonas devastadas, sino en países ricos como Estados Unidos como una posible solución a la inflación de los alquileres.
En resumen, el mundo posneoliberal no es del todo malo ni del todo bueno, simplemente es distinto. Y, sobre todo, es más bien un reflejo de las realidades sobre el terreno. Uno de los grandes mitos del comercio del laissez-faire es que la política y los valores culturales no importan, si dos países pueden comerciar juntos, ambos serán siempre más ricos y estarán mejor, y punto. Es el clásico tropo ricardiano, pero ni siquiera el propio Ricardo se lo creía del todo.
No sólo no imaginó la tecnología que permitiría externalizar cadenas de producción enteras (en lugar de las materias primas para productos terminados, que era lo normal en 1817), sino que creía que “la mayoría de los hombres adinerados se contentarían con una baja tasa de beneficios en su propio país, en lugar de buscar un empleo más ventajoso para su riqueza en naciones extranjeras”. Está claro que nunca estuvo en Davos. No hay que fomentar el nacionalismo. Pero sí cuestionar la creencia económica convencional. Consideremos el debate en torno a la fabricación, otro tema del Foro Económico Mundial. Muchos economistas señalan que la industria manufacturera representa una proporción pequeña y decreciente de los puestos de trabajo en los países ricos y también en muchos pobres. Los países deberían desprenderse del trabajo en las fábricas a medida que ascienden en la cadena alimenticia hacia los servicios. Pero, como sabe cualquier persona del mundo empresarial, estos sectores siempre han estado más interrelacionados de lo que indican los datos del empleo, y esa relación se está estrechando mucho más en nuestra era.
Los estudios muestran que empresas de todo tipo con un fuerte peso del conocimiento tienden a surgir con más frecuencia en los centros industriales, impulsando niveles más altos de crecimiento en los países que las crean. El cambio en curso a nuestra siguiente etapa de desarrollo digital, desde el Internet de los consumidores al “Internet de las cosas”, inyectará esteroides en esta tendencia. Como los datos viven en los productos manufacturados, ya no existe una línea divisoria entre el trabajo de fábrica y el trabajo del conocimiento.
Pensemos en algo tan sencillo como un neumático de automóvil. A medida que los vehículos se vuelven autónomos, el neumático se convierte en el nodo clave de recopilación de información entre la carretera y el coche, monitorizando las condiciones, rastreando el movimiento, etc. Empresas como Bridgestone, Pirelli o Michelin, entre otras, están incorporando sensores en sus productos para recoger estos valiosos datos, que serán analizados por un gran número de empresas e industrias, creando negocios y puestos de trabajo totalmente nuevos que aún no podemos imaginar. ¿A quién pertenecen estos datos? Probablemente, a las empresas y países que fabrican los productos.
Esto no es un argumento a favor de los aranceles o de la sustitución de las importaciones, ni siquiera de la política industrial (aunque no estoy en contra de esta última). Es más bien un alegato a favor de un razonamiento un poco más inductivo a la hora de pensar en nuestro orden económico emergente. Demasiado a menudo tendemos a caer en la vieja forma de pensar porque todavía no hay una teoría de campo unificada para nuestro nuevo mundo. Eso no hace que los modelos anticuados funcionen mejor.
La globalización no es inevitable, a pesar de lo que nos dijeron los políticos en los años 90. Para que cualquier economía política funcione, tiene que servir a las necesidades domésticas. Los cambios que estamos experimentando hoy en día conllevan tanto retos como oportunidades. En ese sentido, la desglobalización no es muy diferente de lo que hubo antes.
Los precios de la vivienda en España continúan subiendo el primer trimestre del año por séptimo trimestre consecutivo. En el primer trimestre del año los precios de las viviendas han subido un 2,40% frente a la subida del 2% del 4T21. Es la mayor subida intertrimestral desde Junio del 2006.

La Fed debe actuar ya para alejar la amenaza de la estanflación. Martin Wolf
¿Va a producirse una recesión en Estados Unidos y en otras importantes economías? Como es natural, esta pregunta ha surgido entre los participantes en la reunión este año del Foro Económico Mundial en Davos. Sin embargo, se trata de una pregunta equivocada, al menos en el caso de Estados Unidos. La correcta es si estamos entrando en una nueva era de inflación más alta y crecimiento débil, similar a la estanflación de la década de 1970. Si es así, ¿qué puede significar?
Las similitudes son evidentes entre el actual repunte “por sorpresa” de la inflación hasta niveles no vistos en cuatro décadas y aquella era, en la que la inflación también supuso una sorpresa para casi todo el mundo, excepto para los monetaristas. Esa época estuvo igualmente caracterizada por la guerra: la del Yom Kippur de 1973 y la invasión de Irán por Irak en 1980. Estas guerras también provocaron saltos en los precios del petróleo, que redujeron los ingresos reales. EEUU y otras economías de altos ingresos vivieron casi una década de alta inflación, crecimiento inestable y mercados bursátiles débiles. A lo que siguió una fuerte desinflación con Paul Volcker al frente de la Reserva Federal, y el giro de Reagan-Thatcher hacia el libre mercado.
En este momento, pocos prevén algo similar. Pero hace un año pocos esperaban el actual repunte de la inflación. Ahora, como en los años 1970, se achaca el aumento de la inflación a los shocks de oferta provocados por acontecimientos inesperados. Entonces, como ahora, eso formaba parte del panorama. Pero el exceso de demanda hace que los shocks de oferta se conviertan en una inflación sostenida, a medida que la gente se esfuerza por mantener sus ingresos reales y los bancos centrales tratan de mantener la demanda real. Esto lleva entonces a la estanflación, ya que la gente pierde su fe en una inflación estable y baja, y los bancos centrales carecen del valor necesario para restaurarla.
Pero ahora los mercados no esperan ese desenlace. Es cierto que se ha producido una caída del mercado bursátil estadounidense. Sin embargo, según los valores históricos, sigue estando muy caro: la ratio precio/beneficio ajustada al ciclo de Robert Shiller sigue estando en niveles sólo superados en 1929 y a finales de los años 1990. A lo sumo, es una leve corrección de los excesos que el mercado bursátil necesitaba. Los mercados esperan que los tipos de interés a corto plazo estén por debajo del 3%. Las expectativas de inflación, que refleja la diferencia entre la rentabilidad de los bonos del Tesoro convencionales y los indexados, incluso han caído algo últimamente, hasta el 2,6%.
Por eso, la Fed debería estar encantada. Los movimientos en los mercados indican que su visión del futuro, una leve desaceleración desencadenada por un ligero ajuste que lleve a una rápida desinflación hacia el objetivo, es ampliamente compartida. Hace sólo dos meses, la previsión media de los miembros de la Junta de Gobernadores de la Fed y los presidentes regionales para 2023 indicaba un crecimiento del PIB del 2,2%, una inflación subyacente del 2,6%, un desempleo del 3,5% y un tipo de interés de los fondos federales del 2,8%.
Se trata de una desinflación inmaculada, pero no es probable que ocurra nada parecido. La oferta estadounidense se ve limitada sobre todo por el exceso de empleo, como señalé hace unas semanas. Mientras tanto, la demanda nominal se ha expandido a un ritmo vertiginoso. La media a dos años del crecimiento de la demanda nominal (que incluye el año 2020, con el golpe del Covid) ha sido superior al 6%. En el primer trimestre de este año, la demanda nominal creció más del 12%.
Subida de precios inevitable
El crecimiento de la demanda interna nominal deriva, aritméticamente, del aumento de la demanda de bienes y servicios reales y del incremento de sus precios. En consecuencia, si la demanda nominal se expande mucho más rápido de lo que puede hacerlo la producción real, la inflación es inevitable. En el caso de una economía tan grande como la estadounidense, el aumento de la demanda nominal también afectará a los precios de los suministros procedentes del extranjero. El hecho de que los responsables políticos de otros países hayan seguido políticas similares reforzará esta situación. Es cierto que la recesión inducida por el Covid creó un significativo margen, pero no en esta medida. El shock negativo de oferta por la guerra de Ucrania ha empeorado todo esto.
Sin embargo, no podemos esperar que este rápido crecimiento de la demanda nominal se ralentice hasta el 4%, aproximado, que es compatible con un crecimiento económico potencial y una inflación en el entorno, ambos, del 2% anual. El crecimiento de la demanda nominal es muy superior al de los tipos de interés. No sólo ha alcanzado tasas que no se veían desde la década de 1970, sino que la brecha con el tipo de interés a diez años es mucho mayor que entonces.
¿Por qué tendría miedo la gente que ve crecer sus ingresos nominales a esas tasas de pedir grandes préstamos a bajos tipos de interés, sobre todo cuando muchos tienen balances reforzados por las ayudas entregadas durante el Covid? ¿No es mucho más probable que el crecimiento del crédito y, por tanto, la demanda nominal se mantengan fuertes? Consideremos esto: aunque el crecimiento anual de la demanda nominal se desplomase al 6%, implicaría una inflación del 4%, no del 2%.
La combinación de políticas fiscales y monetarias aplicadas en 2020 y 2021 encendió un fuego inflacionista. La creencia de que estas llamas se apagarán con un modesto movimiento de los tipos de interés y sin que aumente el desempleo es demasiado optimista. Supongamos que esta lúgubre perspectiva es correcta. Entonces la inflación caerá, pero quizá sólo hasta el 4% aproximadamente. Una inflación más alta se convertiría en la nueva normalidad. La Fed tendría en tal caso que actuar de nuevo o abandonar su objetivo, desestabilizando las expectativas y perdiendo credibilidad. Se abriría un ciclo de estanflación, fruto de la interacción entre los shocks y los errores cometidos por los responsables de la política fiscal y monetaria.
Las ramificaciones políticas son inquietantes, sobre todo teniendo en cuenta que hay un gran exceso de populistas locos. Pero las conclusiones políticas también son claras. Si los años 1970 nos enseñaron algo, es que el momento de frenar un repunte inflacionista es al principio, cuando las expectativas aún están del lado de los responsables políticos. La Fed tiene que reiterar que está decidida a reducir el crecimiento de la demanda a tasas coherentes con el crecimiento potencial de EEUU y el objetivo de inflación. Además, no basta con decirlo. También debe hacerlo.
Lagarde: un mensaje claro que genera dudas. Andrés Stumpf.
Las compras de deuda acabarán el 1 de julio. El 21 de ese mismo mes, el Banco Central Europeo (BCE) acometerá la primera subida de tipos en 11 años, para dejar la tasa de depósito en el -0,25%. Pero aún hay más. El 8 de septiembre, el precio del dinero volverá a elevarse hasta el 0%, abandonando los niveles negativos en un movimiento.
La hoja de ruta anunciada es cristalina. El BCE, a través de su presidenta, Christine Lagarde, ha telegrafiado completamente sus próximos pasos, algo sin precedentes en el pasado cercano. Salvo cambio mayúsculo en el contexto macroeconómico, la suerte monetaria está echada para los próximos cinco meses.
La sorpresa entre los expertos en política monetaria ha sido mayúscula. No tanto por las subidas de tipos en sí, que hace ya tiempo que se barajaban en el escenario base de una gran parte de las casas de análisis, sino por la forma y los tiempos elegidos para lanzar una comunicación de semejante calibre.
A través de un blog que hasta la fecha había servido sobre todo para aclarar o desarrollar las decisiones y no para lanzar nuevos anuncios, Lagarde ha dado carpetazo a las reuniones y los debates un lunes por la mañana, sin previo aviso y sin una rueda de prensa posterior.
Resulta especialmente llamativo el momento elegido para hacerlo, a poco más de dos semanas para que se celebre la reunión tradicional de política monetaria que hubiera contado con la votación y el debate de los banqueros centrales y con la cobertura mediática habitual.
“Es lo más parecido que hemos visto a una decisión monetaria entre reuniones. Da una sensación total de urgencia”, señalan fuentes financieras.
Pese a la claridad del BCE, la forma elegida para actualizar la nueva hoja de ruta está llena de un auténtico reguero de dudas.
¿Qué ha cambiado en los últimos días para no poder esperar dos semanas a la cumbre tradicional? ¿Conoce el BCE algún dato al que no tiene acceso el público general y que ha hecho necesaria esta urgencia?
Movimiento inusual
Es habitual que a través de los discursos, comunicados y entrevistas, los miembros del BCE vayan formando expectativas y ofrezcan cierta guía sobre sus decisiones futuras. Sin embargo, lo vivido el lunes va mucho más allá. Tras años de reuniones en los que apenas cambiaban unas cuantas palabras del discurso que había que desencriptar para entender el viraje, recibir la receta de la política monetaria de los próximos cinco meses de imprevisto bien merece una buena explicación.
La presidenta del BCE justifica este movimiento inesperado antes de la reunión señalando que “conforme se acerca la fecha de la esperada subida de tipos, se hace más importante clarificar el camino de la normalización que tenemos por delante, especialmente dado el complejo entorno que la política monetaria está afrontando en el euro”.
A todas luces, una argumentación parcial, pues pese a que es obvio que cada día que pasa se acerca más y más el momento en el que el precio del dinero volverá a subir en la zona euro, nada habría cambiado haber esperado dos semanas para comunicarlo en la cumbre que se celebrará en Amsterdam.
Solamente bajo la idea de que la publicación de las nuevas proyecciones macroeconómicas, que se darán a conocer en la cumbre de junio, revelen una revisión brutal al alza de la inflación esperada a medio plazo se entendería este inusual movimiento de adelantar la decisión. De nuevo, la claridad del discurso de Lagarde choca con las dudas que genera su forma y los miedos de las sorpresas que podrían haberlo motivado.
Aquella famosa frase de Mario Draghi en 2012 “nunca nos comprometemos con antelación”, que siempre fue una verdad a medias, no puede estar más alejada hoy de la realidad del BCE de Lagarde, por más que siempre quede la coletilla de que las decisiones están sujetas a la evolución de los datos.
Buen fin de semana.











































































































